El parto con pertinencia intercultural, se inscribe dentro de la política del Ministerio de
Salud Pública (MSP) que propone la atención integral de salud tanto a la madre, como al niño. Esta atención se inicia desde el momento del control prenatal a la madre, donde se le previene y advierte sobre signos de peligro durante el embarazo (fiebre, infección de vías urinarias, pérdida de líquido amniótico, sangrado, etc.); enfermedades preexistentes (cardiopatías, enfermedades maternas transmisibles, cáncer, etc.); o condiciones preexistentes (edad de la madre mayor de 35 años; pubertad; alto número de partos anteriores, etc.). Además, le ayuda a planificar el de su parto. El momento del parto apunta hacia una atención humanizada del mismo. El permitirle deambular a la parturienta; que tenga acompañamiento; que pueda beber líquidos; que pueda elegir la posición del parto o usar la vestimenta adecuada a su cultura; son opciones que definitivamente inciden en la seguridad de la madre y la reducción de complicaciones obstétricas. Las “prácticas integrales de parto” (lactancia materna durante la primera hora de vida; el apego piel con piel; y, el pinzamiento oportuno del cordón umbilical) garantizan un inicio de vida adecuado tanto para el bebé, como para afianzar el vínculo de la madre con el niño/a. Para brindar una atención respetuosa y con pertinencia intercultural es que las Unidades de Trabajo de Parto, Parto y Recuperación del primer y segundo nivel de atención han sido readecuadas con la infraestructura y equipamiento necesario para ofrecer un ambiente cálido y amigable donde las mujeres puedan sentirse cómodas y seguras. Por un lado, el ambiente menos hospitalario, favorece la segregación de las hormonas necesarias para la evolución del parto, y por otro, también permite a las mujeres optar por diferentes posturas al momento del nacimiento de su bebé.