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El Virreinato del Perú fue un distrito administrativo colonial español que se creó en 1542 y

originalmente contenía la mayor parte de la América del Sur que estaba gobernada por los
españoles. Su capital fue la ciudad de Lima. Abarcaba una inmensa superficie que correspondía
a los actuales territorios que forman parte de las repúblicas de Argentina, Uruguay, Paraguay,
Bolivia, Colombia, Chile, Ecuador, Panamá, Perú y toda la región oeste y sur del Brasil.

En 1542, los españoles crearon el Virreinato de Nueva Castilla, que poco después se llamaría el
Virreinato del Perú. En 1544, el emperador Carlos V (Carlos I de España) nombró a Blasco
Núñez Vela como virrey de Perú,[1] pero el virreinato no se organizó hasta la llegada del virrey
Francisco de Toledo en 1572.

Francisco de Toledo creó leyes que se aplicaban tanto a los indios como a los españoles. Así
que acabó con el poder de los encomenderos y redujo el antiguo sistema de mano de obra
nativa forzada. Mejoró la seguridad en el virreinato con fortificaciones, puentes y con la
Armada del Mar del Sur (la Flota del Sur) contra los piratas.

Fin del Virreinato

Después de la victoria del Ejército de los Andes sobre los realistas, Chile declaró su
independencia en 1818 y organizó junto con las Provincias Unidas del Río de la Plata una
expedición militar al mando del Libertador general José de San Martín. En 1821 San Martín
ocupó la capital Lima y proclamó la Independencia del Perú el 28 de julio de ese mismo año.

La sede virreinal fue trasladada al Cusco y el virreinato español del Perú se mantuvo en los
territorios no independizados hasta el año 1824, en que —tras la batalla de Ayacucho—[2] se
firmó la Capitulación de Ayacucho entre el general José de Canterac y Antonio José de Sucre al
mando de las fuerzas militares revolucionarias, dando fin al virreinato del Perú. El 7 de abril de
1825 el Alto Perú se independizó como República de Bolivia.

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