M2. Ensayo Naturaleza - Diana Salgado

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Naturaleza: Hasta lo renovable tiene límites.

Diana Salgado

La naturaleza está representada en la biodiversidad, definida como la variabilidad de vida


que existe en cierto lugar. Incluye la diversidad al interior de las especies y entre estas, así
como la diversidad de ecosistemas que integran la dinámica de comunidades de plantas,
animales, hongos, microorganismos y el medio ambiente inorgánico que interactúan de
forma funcional (Alcamo, J. et al 2003). Además de la biodiversidad, tenemos la
diversidad cultural con comunidades originarias hablantes de lenguas indígenas, personas
con ideologías orientadas a la defensa del territorio y al cuidado de la naturaleza, las cuales
frecuentemente son marginadas por prejuicios basados en el racismo y clasismo que se ve
expresado en el poco acceso que poseen las comunidades indígenas a servicios básicos, así
como el poco respeto a sus derechos.

Los ecosistemas son proveedores de muchos servicios, que benefician a los humanos. Estos
reciben el nombre de servicios ecosistémicos. Existen cuatro categorías: De regulación,
soporte, provisión y cultura. Los servicios de provisión son productos como alimentos,
combustibles, fibras, agua pura y recursos energéticos; de regulación: se basan en la
regulación del clima o enfermedades humanas, control de erosión y purificación del agua;
de cultura permite amortiguar el contacto inmediato con el medio ambiente (Alcamo, J. et
al 2003), están relacionados a la educación, enriquecimiento espiritual, desarrollo
cognitivo, reflexión, recreación y las experiencias estéticas; de soporte: son la base para
producir los otros servicios de ecosistemas como las materias primas, producción de
oxígeno y formación del suelo. Como se observa, entre los productos de la biodiversidad se
incluyen muchos servicios que producen los ecosistemas. Los cambios en la biodiversidad
influyen en los servicios ecosistémicos. (Alcamo, J. et al 2003).

La extracción y el procesamiento de los recursos naturales ha aumentado en las dos últimas


décadas y es la responsable de más del 90% de nuestra pérdida de biodiversidad, del estrés
hídrico y de casi la mitad de los impactos relacionados con el cambio climático. En los
últimos 50 años no hemos experimentado una sola vez un periodo prolongado de
estabilización ni una disminución en la demanda mundial de materiales. (Oberle, B. et al
2019). Por ello nuestro compromiso debería ser mayor al cuidar el ecosistema, ya que,
constantemente solo estamos extrayendo, pero no vemos los efectos negativos que estamos
causando y seguimos avanzando en busca de beneficios, ganancias, desarrollo estructural y
urbanización antes que preocuparnos sobre como remediar nuestros errores.

Como se menciona en el Marco para la Evaluación en Ecosistemas y Bienestar humano del


2003: “Otros impactos incluyen la alteración de los ciclos de nitrógeno, fósforo, azufre y el
carbono que provoca la lluvia ácida, proliferación de algas y la mortandad de peces en
ríos y aguas del litoral, además de su aporte al cambio climático. Eso se ve exacerbado
por la pérdida de conocimiento y visión de la naturaleza propia de las comunidades
locales, conocimiento que en algunos casos podría ayudar a garantizar el uso sostenible
de los ecosistemas” Es imprescindible tomar en cuenta que lo que se haga a la naturaleza a
corto o largo plazo se estaría afectando a los servicios ambientales lo que impide su
renovación. (Alcamo, J. et al 2003).

Dentro de los servicios ecosistémicos más usado y menos cuidado tenemos el agua. En el
mundo contamos con 97.6% es agua salada y de ese el 2.53 % de agua dulce. El 68.9% está
congelada en los polos. El 30.8% en aguas subterráneas y tan solo poco menos del 0.3% en
ríos, lagos, manglares. (Carabias, J. et al 2005).

El agua es el líquido vital del planeta y parte de un complejo ciclo hidrológico: Se alimenta
gracias a la precipitación, parte de esa agua se evapora en la atmosfera por
evapotranspiración que mantiene a los bosques, las tierras de pastoreo y del cultivo no
irrigadas, así como los ecosistemas, o corre hasta el mar pasando por ríos, o lagos y
humedales. (UNESCO, 2003).

Este ciclo tiene mucha relación con el suelo, es difícil pensar en su importancia, tal vez
debido a que no lo sentimos tan presente en nuestras vidas y hablar del suelo es voltear
hacia abajo, hacia donde no estamos acostumbradas a mirar, y menos en la ciudad donde el
suelo está cubierto por una capa de asfalto, una capa que en su momento marcó el
desplazamiento de la naturaleza y la bienvenida de la urbanización. Pero más allá del
chapopote tenemos una capa de suelo, una capa de tierra que da paso al establecimiento de
múltiples organismos; desde bacterias hasta animales.
El suelo es dañado, si se lleva a cabo una conversión de tierras, si se eliminan componentes
esenciales para el suelo pierde sus funciones, hábitat y biodiversidad, así como la alteración
del escurrimiento, si hay un exceso de cosecha y explotación, se reducen los recursos vivos,
las funciones del ecosistema y la biodiversidad (agotamiento de aguas subterráneas); la
introducción de especies exóticas y la descarga de contaminantes en la tierra, la
deforestación está influyendo mucho en la pérdida del agua, ya que las raíces ya no retienen
el líquido y escurren causando grandes inundaciones. (UNESCO, 2003).

El agua, si la vemos de esta manera, es un marcador de la posición social, ya que,


comúnmente las personas más poderosas reciben agua constantemente, las personas de
medianos recursos reciben agua cada tercer día, lejos de sus casas o agua en mal estado y al
final encontramos a las personas que no reciben agua y que probablemente sean las
comunidades indígenas o marginadas que son despojadas del agua que corría en los ríos
cercanos y que actualmente están entubados y siendo llevadas a las ciudades, esas ciudades
que solo se encargan de explotar y explotar en vez de mitigar sus efectos y crear
consciencia acerca de los recursos, no solo se trata de hacer más construcciones como es el
caso de las presas para obtener más agua, ya que esa medida solo alivia por un momento:
“Tendremos agua para tantos años, entonces no limito su uso”

La demanda de agua crece mientras va creciendo la población, pero con esto también va
creciendo la inconsciencia, ya que millones de desechos son arrojados al agua, desde
residuos industriales y químicos, vertidos humanos hasta residuos de pesticidas, todo esto
afecta muy directamente a la fauna y flora acuática, causando miles de muertes de seres
inocentes por esta imprudencia descontrolada. Además, a largo plazo esto nos afecta a los
seres humanos, ya que, también consumimos fauna del mar como algunos peces, que muy
probablemente ya tengan estos contaminantes en su organismo y como no hay controles
sanitarios rigurosos, pueden llegar a nuestro cuerpo. (UNESCO, 2003).

Inclusive se ha informado que las dolencias relacionadas con el agua son una de las causas
más comunes de enfermedad y de muerte que afectan principalmente a las personas pobres,
también existen enfermedades que desaparecen con el agua las cuales son causadas por
bacterias o parásitos y se originan cuando no se llevan a cabo medidas de higiene.
(UNESCO, 2003). Aun sabiendo esto no somos conscientes de nuestro papel para la
conservación del agua.

Sin embargo, el acceso a agua “potable” está muy restringido, ya que se debe llevar a cabo
un saneamiento que no permita que los contaminantes alcancen fuentes de agua potable.
Según la UNESCO en 2003: “Si el agua que tenemos se va reduciendo, provocará un
grave efecto en los ecosistemas, si la capacidad natural de agua en los ecosistemas se ve
alterada la biodiversidad se perderá, así como las fuentes naturales de alimento.”

Con estas problemáticas constantes es necesario encontrar soluciones que no solo engloben
a los expertos en el tema y las instituciones, así como autoridades, sino también la misma
ciudadanía, ya que muchas veces no estamos informadas de lo que pasa si influimos tanto
en el ecosistema, tarde o temprano las repercusiones se nos regresan, como dice el dicho
“una cucharada de nuestro propio jarabe”, ya que los cambios en estos ecosistemas
provocan cambios en los servicios ecosistémicos que influyen en el bienestar humano.

Fuentes:

Alcamo, J. et al (2003). Ecosistemas y Bienestar Humano: Marco para la Evaluación.


Informe del Grupo de Trabajo sobre Marco Conceptual de la Evaluación de Ecosistemas
del Milenio. (pp. 1-9) World Resources Institute.

Carabias, J. et al (2005). Agua, medio ambiente y sociedad. Hacia la gestión integral de los
recursos hídricos en México. (pp. 15-24) 1ª ed. México, D.F. Universidad Nacional
Autónoma de México, Colegio de México, Fundación Gonzalo Río Arronte.

Oberle, B. et al (2019) Resumen para los responsables de formular políticas. Panorama de


los Recursos Globales 2019. Recursos naturales para el futuro que queremos. Panel
Internacional de Recursos. (pp. 8-11) Nairobi, Kenia; Zoï Environment Network

UNESCO. (2003). Agua para todos. Agua para la vida. Informe de las Naciones Unidas
sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos en el Mundo. (pp. 8-14) Mundi-Prensa Libros.

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