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CAPÍTULO 1:

UNA CONTEMPLACIÓN ANTE EL CRUCIFICADO DE TIERRALTA


CÓRDOBA: EL CLAMOR DE LAS VÍCTIMAS-INOCENTES

En este primer capítulo queremos recoger algunas ideas y preocupaciones que como
teólogos giran en nuestras mentes. Muchas de ellas han configurado nuestro quehacer
desde dentro y otras cuantas nos confrontan desde fuera, un lugar específico, Tierralta
Córdoba. El título de este texto: UNA CONTEMPLACIÓN ANTE EL
CRUCIFICADO: EL CLAMOR DE LAS VÍCTIMAS-INOCENTES, expresa en
términos generales cuales son esas ideas y preocupaciones que giran en nuestros
corazones y que nos confrontan desde fuera.

En primer lugar, esa realidad de sufrimiento que padece de forma masiva, cruel,
inhumana y con pretensiones de duradero nuestros hermanos y hermanas de Tierralta
con los que desde hace ocho años compartimos el quehacer teológico. En segundo
lugar, esa presencia de Cruz en la cual se está condenado a vivir a millones de seres
humanos en este país, y especialmente en el sur del departamento de Córdoba. En tercer
lugar la imperiosa necesidad de construir caminos de vida, esperanza, justicia, y
misericordia. Estas ideas y preocupaciones nos han llevado a retomar lo que
encontramos allí como realidad de ultimidad con la cuales se debe confrontar hoy
nuestra reflexión teológica.

Este capítulo: Una contemplación ante el crucificado de Tierralta Córdoba: el


clamor de las víctimas-inocentes, se ha estructurado en cuatro momentos. El
primero, Irrupción de las víctimas, quiere entregar una mirada global y local a esa
realidad de sufrimiento injusto, cruel, masivo y duradero que enfrentan una gran mayoría
en este país. En el segundo momento, Memoria de las víctimas, quiere a partir de la
recuperación de un pequeño fragmento de vida, puntualizar en la importancia que tiene
lo anamnético, pues la memoria del sufrimiento de las víctimas posibilita que la historia
no se utilice de forma arbitraria haciéndonos caer en la ensoñación de ver esta realidad
como lo normal, natural, común y corriente y lo que siempre ha sido así. El tercer
momento, La cruz en perspectiva teológica, quiere hacer una hermenéutica del
símbolo cruz en dos perspectivas: la cruz como sufrimiento-patíbulo y la cruz como
principio de innovación-camino. Este último será el horizonte interpretativo para
desarrollar los siguientes momentos. En el cuarto lo que revela la cruz como principio
de innovación-camino, esbozamos unos horizontes de sentido desde los cuales asumir
el camino que permita bajar de la cruz a los crucificados.

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1. IRRUPCIÓN DE LAS VÍCTIMAS

1.1. UNA MIRADA GLOBAL

Colombia ha sido definida por algunos como una democracia. Un gobierno nacional y
local elegido por elecciones populares, por la independencia de los tres poderes; por la
libertad de prensa, por la existencia de oficinas institucionales que abordan la grave
situación de derechos humanos, y por una Constitución que desde 1.991 la define como
un Estado Social de Derecho que ha ratificado la gran mayoría de instrumentos
internacionales de derechos humanos: Es firmante del Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos y su Protocolo Facultativo, del Pacto Internacional de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales, la Convención contra la Tortura y Otros Tratos o
Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes, de la Convención Internacional sobre la
Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial, la Convención sobre la
eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer y la Convención sobre
los Derechos del Niño. Signatario del Estatuto de Roma, de la Corte Penal Internacional,
también es Parte en la mayoría de los tratados de derechos humanos del sistema
interamericano, como la Convención Americana sobre Derechos Humanos, la
Convención Interamericana para prevenir y sancionar la Tortura y la Convención
Interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer, y es
signatario de la Convención Interamericana sobre la desaparición forzada de personas.
Esta imagen de nación es simplemente una formalidad, recreada permanentemente por
los medios de comunicación.

Esta imagen de papel ha sido grabada en la memoria de los colombianos gracias a la


recordación mediática, pero contrasta con los altísimos niveles de pobreza, miseria y
sufrimiento de su población. Detengámonos para contemplar esta otra imagen. Según
información del Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas, la tasa de
desempleo en Colombia de los primeros de los primeros meses del año fue de 14,3%, es
decir el equivalente a 5.797.935 personas desempleadas. La subordinación en la práctica
del poder civil al militar a través de decisiones políticas y desarrollos normativos como
leyes de seguridad nacional, ley 684 de 2001 sobre Seguridad y Defensa Nacional y
Estatuto Anti-terrorista y Anti-secuestro. Con esta medida se violan las normas
internacionales que reconocen el derecho de toda persona privada de la libertad a ser
llevada sin demora ante un juez u otra autoridad judicial competente. Por fortuna esta ley
fue declarada como inconstitucional a comienzos del mes de mayo del 2002. La
implementación de estrategias militares regulares e irregulares, encubiertas y clandestinas
como la del paramilitarismo que a pesar de los grandes despliegues del gobierno por
mostrar que lo ha desmontado en el país, la realidad es otra en regiones como Tierralta
Córdoba en donde todavía se siguen reclutando jóvenes para reagrupar algunos bloques
en el sur del departamento.

1.2. UNA MIRADA LOCAL

El departamento de Córdoba limita al norte con el mar Caribe y al sur de Sucre; al oeste
con el Urabá antioqueño y el mar Caribe; al este con Sucre, Bolívar y Antioquia; y al sur
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con Antioquia. Resulta de esta manera, que la dinámica del conflicto armado y las
expresiones de violencia que se presentan en el territorio cordobés están indirectamente
influenciadas por la conducción de las hostilidades que tienen lugar en Antioquia, Sucre,
Bolívar y Chocó. La dinámica del conflicto armado en el departamento de Córdoba y en
consecuencia su situación en materia de derechos humanos y DIH, ha estado
estrechamente ligada a sus condiciones socioeconómicas y geográficas (Vicepresidencia
de la República 2004). Es así como en Córdoba se ha hecho visible el enfrentamiento
entre las autodefensas y los grupos guerrilleros por obtener el dominio de las tierras y de
los recursos naturales y donde la Fuerza Pública ha sido marginalmente protagónica. De
esta manera, los municipios cordobeses de Montelíbano, Valencia, Tierralta y Puerto
Libertador ubicados en la frontera con Antioquia, han vivido al ritmo de las constantes
luchas territoriales de reconquistas de los grupos insurgentes (FARC, ELN, ERP y EPL)
y de autodefensas (ACCU y AUC) (Vicepresidencia de la República 2004).

Otro factor a tener en cuenta son las condiciones topográficas del Departamento de
Córdoba que brindan una importante riqueza hídrica, más de 100.000 hectáreas de
ciénagas permanentes. El 66% del Parque Natural del Nudo de Paramillo (PNNP) se
encuentra en Ubicado en el sur del departamento y actúa como un corredor natural que
comunica los departamentos de Bolívar, Antioquia, Córdoba y Chocó. (Vicepresidencia
de la República 2004). Esta zona resulta favorable para la siembra de cultivos de cocaína
385.3 hectáreas en el 2002, el transporte de drogas ilícitas e insumos para su
procesamiento, el tráfico de armas y municiones, y la movilidad y establecimiento de
retaguardias para los grupos armados. De igual forma en el sur del departamento de
Córdoba, en el municipio de Tierralta, se encuentra la hidroeléctrica de Urrá I. Frente a
este megaproyecto hidroeléctrico, las FARC y las AUC, además de posicionarse para el
control estratégico de toda la zona, han buscado apropiarse de las regalías y recursos
generados por la empresa Urrá S.A. (Vicepresidencia de la República 2004).

En Tierralta se llevó gran parte de la desmovilización de las AUC que el pasado primero
de diciembre cumplió tres años del cese al fuego. Un cese al fuego que no ha contado
con un alentador balance. Las cifras hablan por sí solas: la Comisión Colombiana de
Juristas reporta cerca de dos mil homicidios, atribuibles a las AUC desde diciembre de
2002. La Defensoría del Pueblo afirma que hubo 350 asesinatos en un estudio realizado
en diez departamentos del país y las mismas estadísticas del Programa de Derechos
Humanos de la Vicepresidencia de la República (2004). En Santa Fe de Ralito, Tierralta,
se jugó el presente y el futuro de la nación colombiana, pero debió resolver y asumir
retos de gran calado que permitieran convertir el proceso en una salida para avanzar en
un sentido democrático. ¿Sería posible dejar atrás el recurso de la violencia para acallar a
la oposición política e implantar los intereses sociales y políticos de ciertos sectores
poderosos de la sociedad colombiana? ¿Podremos avanzar en la construcción de un
estado social y de derecho que sea respetado y acatado en todo el territorio colombiano?

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2. MEMORIA DE LAS VÍCTIMAS:
FRAGMENTOS DE VIDA-MUERTE

Para ilustrar este momento retomaremos una narrativa de un hombre campesino. Una
narrativa de tantas contadas en las veredas de Tierralta Córdoba, en un intento de
recuperar fragmentos de memoria de estos hermanos y hermanas campesinos. Es
decisivo para el quehacer teológico detenernos en la recuperación de la memoria en lugar
del recuerdo que hace introducirnos en una especie de olvido (Metz, 1999). El olvido
que permite la consolidación de una serie de imágenes, ideas y propuestas
compensatorias que configuran el tradicionalismo y el continuismo.

La memoria de las víctimas se opone pues al olvido del sufrimiento pasado (Metz, 1999),
la memoria de ese sufrimiento posibilita que la historia no se utilice de forma arbitraria
haciéndonos caer en la ensoñación de lo normal, natural, común y corriente y en lo que
siempre ha sido así. Por eso, apelamos aquí a la razón anamnética no como simple
categoría de comprensión, sino como categoría constitutiva de lo humano y
especialmente de lo humano que sufre.

Volver al recuerdo de sí mismo (Metz, 1999) al relato de Muerte-vida. En este sentido


nos parece pertinente traer de la memoria un diálogo que tuvimos en uno de los talleres
de animadores que acompañamos en el municipio de Tierralta. Allí sostuvimos una
charla con uno de los campesinos respecto a lo que significa ser campesino en esta
región. Antes de presentar el diálogo es necesario hacer una pequeña contextualización:
el departamento de Córdoba pertenece a la región del caribe colombiano. Su importancia
radica en la riqueza hídrica y la fertilidad de sus valles: del río Sinú y del río San Jorge.
Allí se han desarrollado diferentes actividades agropecuarias. Cultivos de algodón, arroz,
plátano y especialmente, se han destinado estos territorios a la producción ganadera,
especialmente la producción de carne para el consumo nacional y la exportación. Con
orgullo esta zona del país se presenta como una zona libre de la fiebre aftosa desde hace
varias décadas y el haber desarrollado grandes avances en el campo de la genética y la
investigación ganadera mediante el cruce de varias razas para garantizar una mayor
producción de carne.

En esta región vive este campesino, y desde este contexto realiza su relato:.

…Y en el descanso de aquel primer día de talleres, a propósito, de la


situación de los campesinos en la región, aquel hombre me dijo:
“mire profe, en Tierralta es mejor ser una vaca que un campesino”.
Yo le pregunté muy asustado por qué hacía esa afirmación tan
tajante. Y él me respondió con mucha tristeza en sus palabras:

“Una vaca tiene para vivir, movilizarse y alimentarse las mejores


tierras y los mejores pastos que existen en este país.

Una vaca cuenta con agua potable y con adecuados suministros para
que no tenga sed.
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Una vaca tiene a su servicio los mejores veterinarios de la región las
24 horas del día, ellos las cuidan y velan para que no se vayan a
enfermar.

Una vaca es cuidada por muchos hombres, incluso con ejércitos


armados, para no ser robada, secuestrada, matada o dañada.

Una vaca no tiene que preocuparse por lo que va a comer en


invierno o en verano, ella siempre tendrá aseguradas sus tres
comidas diarias”.

Y luego agregó, con mucha tristeza en su mirada y en sus palabras:

“En cambio un campesino del Alto Sinú tiene para vivir,


movilizarse y alimentarse una pequeña parcela y no propiamente en
las mejores tierras. En ella tiene que sembrar algunos productos
para comer y para vender en el mercado, si cuenta con la suerte que
se los compren.

Un campesino no cuenta con agua potable. Si quiere agua la tiene


que ir a traer al río, en bicicleta, burro, o al hombro. En las veredas
no contamos con un acueducto que garantice la pureza del agua.

Y le digo más, un campesino cuando se enferma inicia todo un


calvario. Se debe desplazar a la cabecera municipal porque en la
vereda no hay centro de salud. Si tiene dinero es atendido a medio
día si cuenta con suerte. Sino no lo tiene, debe esperar
pacientemente a que llegue su turno. Si no está afiliado a la
seguridad social, al sisben ese, mejor que no se acerque por los
hospitales porque ahí mismo lo dejan morir en el piso. Para el
campesino nunca hay medicamentos, siempre están agotados o en el
mejor de los casos se le pide que los recoja el mes entrante.

A los campesinos no los cuida nadie. Los campesinos somos la


carne de cañón que alimenta los diferentes grupos armados. A los
campesinos nos desplazan, nos torturan, nos matan, nos quitan las
tierras. Eso sí, nos ven dando plomo en el ejército, en la policía, en
los grupos de autodefensa o en la guerrilla como si esta maldita
guerra fuera nuestra.

Un campesino tiene que preocuparse diariamente por lo que va a


comer con su mujer y sus cuatro pelaos…

…Ahora sí entiende, profe, porque en estas tierras es mejor ser una


vaca que un campesino”.
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El diálogo anterior evidencia con mucha fuerza la realidad y la fuerza que tiene un
modelo antropológico, la presencia de la inhumanidad y deshumanización de dicha
apuesta de construcción de lo humano produce. Y esto es lo que permite la memoria de
las víctimas develar la aparición histórica de otra forma de entenderlo humano frente a la
primariedad del sufrimiento una reacción de ultimidad la misericordia que lo erradique
definitivamente y a partir de la cual se pueda entender la realidad respecto a Dios, Jesús,
el reino, al ser humano, a la comunidad, las víctimas de este mundo y el quehacer
teológico. La realidad de sufrimiento y el compromiso con su erradicación son el punto
de partida, lo fundamental para nuestra reflexión teológica desde América Latina. El
sufrimiento del inocente, sus preguntas y cuestionamientos son de capital importancia
para la teología. El fragmento de muerte-vida de este campesino nos pone en camino de
enfrentar una realidad, la presencia del sufrimiento como Cruz, es lo que a continuación
intentaremos desarrollar.

3. CRUZ EN PERSPECTIVA TEOLÓGICA

Por muchos años, las campanas de la Parroquia de San José en Tierralta Córdoba han
llorado una a una las víctimas del conflicto armado en esta región del país. Tanto ayer
como hoy, siguen convocando a las comunidades a permanecer en la esperanza en
medio de la barbarie de la muerte violenta. A pesar de la muerte no han dejado de
repicar, sagradamente a la misma hora inician su ritual. Con su tilín, talán nos invitan a
reunirnos una vez más como comunidad en el templo parroquial.

Al ingresar se puede ver al fondo un gran mural que en su época causó gran revuelo. El
mural muestra como la irracionalidad de la violencia acaba con la creación, con los seres
humanos, hasta con el mismo Dios. En el centro crucificado sobre el árbol de la vida un
campesino sinuano. Esta imagen central está en conexión con la imagen que se
encuentra alojada en la nave lateral izquierda, allí está ubicado el Señor Crucificado,
solitario, indefenso, solitario a la espera. Antes de la eucaristía, o después de ella las
personas acostumbrar dedicar unos minutos a su contemplación.

Este señor crucificado, al igual que el campesino sinuano que se encuentra clavado
sobre el árbol de la vida son contemplados en silencio, en ese sepulcral silencio que los
grupos armados impusieron a sus habitantes. Y allí delante de estos dos crucificados
evidencian su realidad: mudos enfrentando su sufrimiento.

Estas dos imágenes no están puestas allí por simple casualidad, nos hacen recordar que
en Tierralta la relación entre el señor crucificado y el pueblo crucificado es una sola: la
realidad de sufrimiento, muerte y violencia. Por ello al ponernos de rodillas frente al
señor crucificado, lo estamos haciendo ante la realidad que enfrentan la mayoría de
campesinos en esta región. Contemplar en tierralta el crucificado es elevar a categoría
teológica su realidad.

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3.1. UN SEÑOR CRUCIFICADO Y UN PUEBLO CRUCIFICADO

Este señor crucificado es una imagen tosca, de larga cabellera, de cuerpo alargado, con
un rostro destrozado. En verdad, que es una imagen que conmueve y llena de terror.
Nosotros no podemos contemplar aquella imagen crucificada sin la inquietud de seguir
comparándolo con la realidad que por más de 40 años se vive en esta región.

Su rostro maltratado se hace tan familiar. Un rostro torturado, golpeado, hinchado. Es


como el rostro de uno de tantos que se han encontrado flotando en las aguas del río
Sinú.

Un cuerpo martirizado, al igual que el de uno de tantos campesinos, descuartizados con


motosierra, “picados” con machete, desollados y amarrados con alambre de púas.

Unos brazos clavados a un madero, como los brazos atados de tantos desplazados que
hoy esperan retornar a sus tierras para sembrar y hacerla parir vida, alimento.

Unas piernas laceradas, con las heridas que llevan los embera-katíos en el alma, al ver
como su cultura se diluye en el alcohol que pueden comprar en grandes cantidades
gracias a los auxilios del gobierno que pronto acabarán y que han generado la
desintegración y conflictos, con la mirada indiferente de la clase política de la región.

Al contemplar esta imagen del señor crucificado no se puede hacer otra afirmación:
“este señor crucificado se parece cada vez más a los que fueron, son y serán asesinados
en esta región, y se expresa en la figura del campesino crucificado en árbol de la vida.
Contemplarlo llena de una enorme tristeza.

En Tierralta Córdoba encontramos por todas partes el crucificado, en los rostros


sufrientes y empobrecidos de sus habitantes. Este parecido entre el Señor Crucificado y
el pueblo de Tierralta nos recuerda que nuestra gente pobre son el crucificado, son
pueblos crucificados como lo afirmaba con fuerte voz Ignacio Ellacuría y como nos lo
sigue recordando Jon Sobrino. Por eso nada nos puede dispensar de tener en cuenta esta
situación para vivir y pensar la fe en Jesús Resucitado. La pregunta que surge ahora es
¿cuál es el camino para abrir a los que sufren a la memoria de la crucifixión y al gozo y la
esperanza de la Resurrección?

3.2. UNAS LECTURAS AL CONTEMPLAR LA CRUZ

Los campesinos de Tierralta al contemplar el crucificado hacen sus oraciones, sin


embargo, desconocen gran parte de su simbolismo y aún más la fuerza que han tenido
ciertas interpretaciones que engloba dichos símbolos. Lo que si es cierto es que la cruz
tiene una gran importancia para ellos. Es una de las verdades centrales de su religiosidad.
La cruz no sólo es propiedad del campesino católico religioso, sino, también del alejado.
Así ni vayan mucho a misa o a las cosas de la parroquia. En sus casas y parcelas ellos
usan la cruz de muy variadas formas: se santiguan al levantarse y al acostarse; al bendecir
la comida o recibir el dinero de la primera venta de la cosecha; al dirigirse a su tierrita; al
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cruzar el río en canoa; cuando los hijos tienen que salir “p´a arriba” para conseguir unos
pesos. Lo usan incluso en dichos populares; "no le deseo a nadie mi cruz"; "tengo que
cargar mi cruz". “Ese pela´o se ha convertido en una cruz”; “que puedo yo hacer, esa es
mi cruz”. Por esto se entiende que el símbolo Cruz (stauros, sustantivo, stauroo verbo)
cumple una función social para estas personas por que les entrega una serie de
significados que posibilitan asumir una serie de juegos de relación, es decir, formas de
vivir lo comunitario en la cotidianidad. Ya sea desde la cruz entendida como
sufrimiento-patíbulo o como principio de innovación-camino. A partir de las
interpretaciones que se hagan del símbolo cruz se generan posibilidad de realidad. Estás
funciones y hermenéuticas las agrupamos en dos grandes campos de aproximación: Cruz
como sufrimiento-patíbulo y cruz como principio de innovación-camino.

3.2.1. Cruz como sufrimiento-patíbulo

El primer campo de interpretación y la función social que cumple salta a la vista. Es la


lectura que nace al contemplar el crucificado, cruz como castigo, cruz como sufrimiento,
cruz como lugar para ser expuesto ante todos y todas. Esta es una interpretación muy
común que se hace de rodillas ante el crucificado en el templo de Tierralta. En pocas
palabras evidencia la cruz como punto de partida, cruz como la presencia cotidiana que
asumen la mayoría de las personas colombianas que funge como presencia del
sufrimiento. Uno que adquiere unas características específicas tanto cualitativas como
cuantitativas, que lo identifican y lo hacen diferenciar de otros sufrimientos. Éstas
características distintivas son: ser cruel, masivo, injusto, duradero (Sobrino 1992).

Un sufrimiento que enfrentan millones de hermanos y hermanas, especialmente en la


zona de Tierralta Córdoba que es en el lugar que nos ubicamos para realizar esta
pequeña reflexión. Un sufrimiento que desborda los límites de la región del Alto Sinú y
que predomina en un amplio espectro del contexto nacional y que para esta reflexión se
quiere leer bajo la categoría CRUZ. Una cruz en la cual son condenados a vivir como
crucificados la gran mayoría de los habitantes de Tierralta. Una Cruz-sufrimiento que se
instaura como el hecho que bebemos asumir como teólogos hoy en Colombia. La
negatividad con la cual debemos confrontar nuestro quehacer teológico y nuestra
experiencia de fe en el Señor Jesús Resucitado.

Esta categoría cruz, esta evidenciando una presencia de muerte, ya sea una muerte
rápida: violenta, como muy bien se ha perfeccionado en este territorio; o ya sea una
muerte lenta: por hambre, enfermedad o muerte indirecta como resultado de la
implementación de algunas políticas o directrices económicas, políticas o sociales
(Sobrino 1992). Imaginarios de cruz, articulados desde sistemas sacrificiales que para
nuestro interés pueden ser enmarcados en una categoría mucho más amplia “EL OTRO
SOCIAL”. Una categoría CRUZ enmarcada en un ámbito de relaciones de exclusión; el
OTRO SOCIAL consolidado desde la violencia, que espera una exigencia mayor de
ultimidad: la misericordia, traducida como el bajar de la cruz a las comunidades
inocentes que han sido crucificadas (Sobrino 1992).

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En esta perspectiva se entiende la cruz como “Patíbulo” que presenta especialmente lo
deshonroso y vergonzoso, abiertamente contrario a lo que se consideraba el valor más
estimable: El Honor, la estima que una persona tiene a sus propios ojos y sobre todo
ante los demás. Tanto ayer, la época de Jesús, como hoy el Honor está fuertemente
asociado a nobleza de estirpe, méritos personales y la conciencia de pertenencia a un
grupo de elegidos. De allí lo vergonzoso, infame y deshonesto que evidencia el estar
clavado en una, el morir en una cruz o el exhibir una. En Tierralta sólo cambian los
clavos y los verdugos; pero la víctima-inocente que muere en ella sigue siendo la misma:
Cristo que es crucificado y agoniza en los campesinos oprimidos del Alto Sinú. ¿Cómo
denunciar hoy la presencia de la cruz? Es preciso en primer lugar ampliar nuestra
comprensión de cruz-sufrimiento-muerte. Muerte que no es solamente el último
momento de la vida. Es la vida toda que va muriendo, limitándose, hasta sucumbir en un
límite último (Boff, 1980).

3.2.2. Cruz como principio de innovación-camino

Pero, la Cruz proporciona otra visión, una interpretación diferente de la realidad. Ella
fundamenta una manera alternativa de valorar y comportarse. En este sentido Cruz es un
lenguaje que no pretende establecer puentes de compresión con las culturas imperantes
sino que subraya su contraposición. Es la cruz entendida como ruptura con las
construcciones sociales (MUNDO), estableciendo un comportamiento distinto desde la
víctima-inocente-crucificada: gratuidad, perdón, misericordia. Fue así como los
seguidores de Jesús entendieron el horror que les ocasionaba la cruz, ella se convirtió en
Camino para las comunidades al historizar los valores que revela. La cruz hace parte
fundamental de un proceso, fue la consecuencia de un anuncio y pro-anuncio de una
práctica liberadora. Jesús al estar frente a la cruz no huyó, no contemporizó, no dejó de
anunciar y pro-anunciar aunque esto lo llevara a tener que ser crucificado. Continuó
amando, a pesar del odio. Asumió la cruz en señal de fidelidad para con Dios y para con
los seres humanos. Fue crucificado por su fidelidad a Dios y crucificado por los seres
humanos y para los seres humanos, por amor y fidelidad a ellos (Boff, 1980).

Dejemos a un lado nuestras lecturas y retornemos a la imagen del crucificado.


Continuemos observando como los campesinos se entregan a sus oraciones delante del
crucificado, comprendamos como la Cruz como símbolo tiene una recordación muy
fuerte en sus vidas. ¿Cómo posibilitar unas herramientas hermenéuticas más
esperanzadoras entorno a la cruz? En esta perspectiva es que queremos detenernos para
comprender como la Cruz nos revela un principio de innovación-camino Intentaremos
esbozar los elementos que nos pueden generar ruptura en la concepción de la cruz de
Jesús. Esto es lo que desarrollaremos al recorrer este texto evidenciar las grandes
revelaciones que se nos hace en la cruz como principio de innovación-camino.

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4. LO QUE NOS REVELA LA CRUZ COMO PRINCIPIO DE
INNOVACIÓN-CAMINO

4.1. SOBRE DIOS

Rompe con el sufrimiento. Estar inmersos en una construcción social (MUNDO) que
funciona desde la rivalidad, origina una percepción de Dios deformada. La Cruz de Jesús
viene a decir y hacer posible que creamos que Dios es enteramente diferente de como lo
imaginamos. Su poder, su fuerza y vitalidad no son como se había pensado. Estar
inmersos en el MUNDO nos incapacita para percibir lo que la Cruz revela. Las
mediaciones utilizadas para la interpretación son caducas, al igual que la imaginación ha
sido educada y formada en la muerte. Sólo en la medida que comencemos a tener una
mente e imaginación diferente, en esta medida podremos entender el Dios que se nos
revela en la Cruz.

La equivocación con respecto a Dios. El concepto Dios, es comúnmente una palabra


vacía. Detrás de este concepto se pueden esconder muchas cosas o tal vez nada. Los
términos en los cuales nos ha sido dada la razón, producto de la mentalidad occidental,
superpuesta al MUNDO, nos conducen a querer conceptuar y definir todo, hacer
planteamientos, hipótesis y concluir en tesis concretas. Es realmente difícil decir
cualquier cosa respecto de Dios, por la complejidad misma que la temática encierra; si
bien es cierto que mucho se ha dicho al respecto, también es cierto que probablemente
la última palabra respecto de Dios ya halla sido pronunciada a través de la Cruz de Jesús.

Dios no quiere el sufrimiento. La experiencia del Dios de Jesús está anclada


fuertemente en toda la historia y tradición del pueblo israelita y la comunidad de
seguidores de Jesús. Su experiencia de fe es clave para comprender el sentir y actuar de
Dios. En el Antiguo Testamento se percibe como Dios se revela a través de una acción
histórica; es decir, camina con su pueblo y acontece en las diferentes circunstancias de su
caminar. Es importante tener en cuenta, que esta acción tiene un carácter liberador
especialmente con las víctimas con aquellos que han caído en el círculo vicioso de la
esclavitud y la injusticia. En esta acción, se fundamenta una de las primeras creencias de
Israel: «Yo soy Yahvé tu Dios, que te ha sacado del país de Egipto de la casa de
servidumbre» (Dt 5, 6; Ex 20, 2; Dt 26,5-9). 2. En el Nuevo Testamento también
podemos encontrar la revelación de ese Dios parcial y liberador de las víctimas. Aquí
también se manifiesta por medio de una acción concreta y definitiva que hará parte
radical en el sustento de una nueva fe: la resurrección de un crucificado. En la cruz, se vive un
momento de in-acción de Dios, un espacio donde se generan las peores consecuencias
de una fidelidad que encarna la violencia que sufren las víctimas del MUNDO.

Un Dios podado de toda violencia. La cruz de Jesús es el primer paso para reconocer
que la violencia contra aquel hombre crucificado fue humana, no divina. Lo que muestra
la cruz es el cuerpo asesinado de un hombre por parte de unas instituciones humanas. La
cruz enfatiza que es necesario separar a Dios de la violencia.

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Dios es misericordia. Si Dios no tiene que ver con la muerte, con la expulsión y con la
violencia está indicando que efectivamente estamos equivocados con respecto a Dios. Y
si entendemos que este Dios sólo puede ser misericordia. Esta revelación estaría
evidenciando la falsedad entorno a la comprensión de Dios. Lo que se revela de manera
maravillosa es un Dios transparente, limpio de toda violencia, muerte y expulsión, que se
nos revela como amante de la humanidad crucificada que permite vivir más allá de la
cultura de muerte.

4.2. SOBRE JESÚS

La víctima-inocente que nos revela la misericordia. Sólo una persona que no ha


recibido su identidad de una cultura (MUNDO) circunscrita por la expulsión, la
violencia y la muerte puede ver de forma clara el modo como toda la cultura está
envuelta por ellos. Es en este sentido que Jesús pudo entender con perfecta claridad la
manera como la cultura humana (MUNDO) está producida, construida y corre
velozmente hacia la muerte. Jesús está bien enterado de que esta cultura reacciona con la
expulsión, violencia, muerte ante alguien que no actúa en relación con ella, que no es
cómplice con ella, y que no participa de sus reglas de juego. Jesús corrió la suerte de
jugar en este juego de completa rivalidad al margen de él en otro juego uno de completa
alteridad y corrió con la misma suerte: murió asesinado, crucificado en una cruz.
Participar en otros juegos no garantiza que la violencia humana no llegue, pero posibilita
permite descubrir que es posible construir otra forma de entendernos humanos, es decir
construir un creer, para que otros crean.

4.3. SOBRE EL REINO

Acontecer misericordioso de Dios en favor de las víctimas. El acontecer de Dios en


la persona de Jesús posibilitó la más grande reacción que se constituye en su Reinado.
Porque si bien es cierto que Dios no se limitó a establecer alianzas con su pueblo, ni
mucho menos a entablar leyes, sino que se ofreció “bajar de la cruz al crucificado”. Para
Ignacio Ellacuría Dios se comprometió en la cruz de Jesús “bajar a los pueblos
crucificados de la Cruz” en cuanto nunca querrá el sacrificio de inocentes, al contrario
siempre optará por los expulsados de este MUNDO, constituyéndose esta en un grito de
misericordia. A este grito Jesús responde desde su misión: “al bajar Jesús de la barca vio
mucha gente y se movió a misericordia......”

4.4. SOBRE LA COMUNIDAD

Configurada, descentrada y movida por la misericordia. En el texto de Lucas 10,25-


37 se puede entender como el principio-misericordia es el específico amor que está en el
inicio creador-salvador de Dios; de igual forma en el principio de la acción salvadora de
Jesús y en la génesis del proceso de construcción de la comunidad. Esto es necesario
tenerlo claro, porque en muchas ocasiones la expresión comunidad puede convertirse en
un discurso (ortodoxia) encubridor del anti-reino, de la anti-misericordia, puede caer en
un reduccionismo a sentimientos, reflexiones y preceptos que subordinan el
compromiso y el testimonio (ortopraxis). Es lo que se evidenció en la pregunta que Jesús
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formula al doctor de la ley: ¿Quién de estos tres te parece que fue prójimo de aquel que
cayó en manos de salteadores? Jesús formula esta pregunta de manera radical, para
desenmascarar unas prácticas y creencias del doctor de la ley entorno a lo comunitario y
postula una nueva propuesta: sin el principio-misericordia, nos viene a decir el relato de
Lucas, no se podría entender la expresión “comunidad”. Ese principio es lo que puede
garantizar la humanización, y la divinización. En la parábola quedan reveladas las
actitudes deshumanizadas y deshumanizadoras de los asaltantes, del sacerdote y el levita,
generar y dar rodeos ante el sufrimiento, seguir su camino, ellos no están movidos por el
principio-misericordia. De esta manera la actitud del samaritano revela lo que significa
ser “comunidad”: hombres y mujeres movidos y configurados por el principio-
misericordia. La misericordia en esta medida humaniza a la persona. Este Principio es el
que debe actuar en la Iglesia de Jesús y el pathos de la misericordia es lo que debe
descentrarla, informarla y configurarla. El ejercicio de la misericordia es lo que pone a la
iglesia fuera de ella misma, enviada, y en un lugar bien definido las víctimas de este
mundo, el otro que sufre de manera, injusta, cruel e inhumana. Una iglesia capaz de
descentrase para ir al camino, para dejarse confrontar y configurar por el malherido. Este
movimiento a misericordia es lo que va configurando su modo de ser como evangelio,
caminar por el mundo con el compromiso de hacer visible el Reino, es decir, este mundo
vuelto otro.

4.5. SOBRE LAS VÍCTIMAS

Su inocencia. La cruz nos viene a decir unas palabras sobre las víctimas. En primer
lugar que todo el sistema que los ha condenado entra en tela de juicio. El sistema, las
estructuras y las instituciones que condenaron al tal Jesús se equivocaron. En segundo
lugar que si Jesús está resucitado es porque el tenía la razón, Entonces sus palabras,
acciones, y el testimonio que él había asumido de Dios están en lo correcto. Algo
sorprende y totalmente novedoso se revela: Dios es como Jesús dijo que era. El hombre
y la mujer son como el dijo que eran. La comunidad es como él dijo que era.

De forma contraria está revelando algo más sorprendente que sumerge en la crisis más
grande a los grupos de testigos de su pascua: Dios no es como ellos dicen que es, el
hombre la mujer no son como ellos los han presentado, la vida en comunidad no es
como ellos la han propuesto. En conclusión, que los adversario de Jesús están
equivocados. Si él hoy está resucitado es por que su muerte fue injusta. Jesús está
resucitado por que las fuerzas injustas le quitaron la vida y Dios, Señor de la vida lo ha
resucitado de entre los muertos para mostrar su inocencia y la de todas las víctimas de
este MUNDO. De este modo podemos comprender que las razones argumentadas para
llevar a Jesús a la muerte violenta de la cruz no fueron razones de peso, sino que todos
estos argumentos hacen parte de un mecanismo humano pecaminoso para sacarlo de
escena porque para algunos seres humanos Jesús se convirtió en un personaje que no se
quería, que había perdido valor, que ya no contaba más, y que sus palabras y sus hechos
no tenían nada que ver con Dios. Su muerte, expulsión, sacrificio viene a enarbolarse
como la máxima señal de maldición por parte de Dios. Afortunadamente en el caso de
Jesús y a partir de allí en el caso de todas las víctimas de este mundo, se ha revelado el
mecanismo utilizado para afirmar que el mundo ya no puede funcionar de esta forma en
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donde la ley, las instituciones, las tradiciones, los mediadores de este mundo están
equivocados. Dios mismo los ha puesto en tela de Juicio al resucitar a Jesús, Dios mismo
ha mostrado que su manera de actuar está distorsionada por la violencia de la que se
alimentan.

Una insistencia final, la Cruz no está revelando sólo que este hombre Jesús es inocente,
no sólo que Jesús tuvo razón respecto a Dios, los hombres, mujeres y comunidad, hace
algo más que ésto, revela el mecanismo por el cual se crean las víctimas inocentes. El
mecanismo que ha utilizado la humanidad de los inicios de las culturas y que ha llevado a
pensar a los seres humanos que se está haciendo lo correcto, que se está llevando a cabo
la voluntad de Dios. Deja la puerta abierta para exponer a la luz y nuestra capacidad
mortífera y mendaz a partir del mecanismo del chivo expiatorio, el sacrificio, la
expulsión.

4.6. SOBRE EL QUEHACER TEOLÓGICO

Una inteligencia de la fe que busca historizarse como justicia, liberación,


misericordia en un mundo sufriente. Finalmente, mientras el clamor de las víctimas
continué vivo, habrá un lugar para la teología de la liberación por muchos años más.
Teología de la liberación con muchos matices: en perspectiva de género, teología de
liberación de las negritudes, teología de liberación india, teología de la liberación de la
marginación y porque no, una teología de la liberación desde el principio-misericordia.
Una teología del principio-misericordia es aquella que en el origen de su proceso está un
amor específico, la misericordia, que permanece activo y presente a lo largo de él. Este
amor específico le va dar al quehacer teológico una dirección y va configurar sus
elementos contenidos y prácticas. Este amor específico que se encuentra presente
dinamizando los momentos del proceso teológico es lo Jon sobrino llama: principio-
misericordia1.Este principio-misericordia, es el principio fundamental de la actuación de
Dios. Si el logos es el que permite desarrollar todo el proceso de creación, es el
principio-misericordia el que está de manera explicita o implícita en todo el proceso de
salvación2. Es el Dios que ve el sufrimiento de su pueblo y reacciona. Es la constante
fundamental en todo el Antiguo Testamento. Desde el principio cobra sentido la
preocupación de la tradición profética por historizar la justicia. Finalmente es la
exigencia mayor para el pueblo de Israel, rehacer esta misericordia como el elemento
dinamizador de las relaciones entre los seres humanos. De igual forma el principio-
misericordia aparece como el elemento más estructurante en la vida de Jesús: la re-acción
que se hace ante el sufrimiento ajeno infligido injustamente, interiorizándolo, hasta
llevarlo a sus entrañas con el fin de erradicarlo definitivamente. Esta acción, re-acción
que hace Jesús en favor de las víctimas es motivada sólo por ese sufrimiento. En clave de
Jesús, el principio-misericordia es ver el sufrimiento ajeno, y reaccionar para
interiorizarlo con la finalidad de erradicarlo definitivamente.

Cada una de estas grandes revelaciones se desarrollarán a continuación, un capítulo por


cada una. Es la reflexión teológica que hemos podido realizar desde Tierralta, que ha
1 SOBRINO, Jon. El principio-misericordia. 32
2 Ibidem. 33

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servido como elemento fundamental para los procesos de formación y acompañamiento
de los animadores y las pequeñas comunidades. Este sencillo caminar es lo que ahora
nos disponemos a sistematizar. Es el regalo que estos ocho años nos ha regalo el poder
contemplar el crucificado en Tierralta Córdoba, el clamor de las víctimas-inocentes y que
hoy les queremos compartir.

5. MIRAR DESDE UNA ESQUINA

Finalmente, antes de presentar estas revelaciones que nos ha permitido el contemplar el


crucificado de Tierralta, se hace necesario que compartamos con ustedes la apuesta
teórica que nos ha permitido hacer dicha contemplación. Por ello queremos valernos de
dos elementos para hacer esta presentación: UNA MIRADA y UNA ESQUINA.

Tierralta Córdoba se ha convertido para nosotros en el lugar existencial y real desde el


cual podemos hacer una mirada. Por eso el mirar desde una esquina concreta no debe
entenderse como una acción que se realiza de forma estática, acción con lo cual nos
quisiéramos complacer. Cuando nos situamos en una esquina, Tierralta, para mirar el
mundo sufriente, no lo hacemos con una intención meramente voyerista, para disfrutar
complacernos, satisfacernos con lo que desde allí se puede ver. Este no es el sentido del
mirar. Cuando asumimos el concepto MIRAR lo hacemos en la perspectiva de
contemplación, y esta como nos la enseña San Ignacio en sus ejercicios espirituales: Traer
hacia mí aquello que quiero contemplar, es decir el involucrarnos con lo que se contempla,
para luego realizar una composición de lugar. Poder reconstruir lo visto para dejarnos
afectar. Y finalmente, demandar lo que se quiere, el movimiento que genera lo contemplado,
la re-acción que genera la contemplación3. De esta forma, mirar-contemplar desde una
ESQUINA revela el lugar desde el cual queremos mirar. No todos los lugares son
adecuados para ello, o dicho de otra manera no todos los lugares permiten ver con
claridad o en totalidad lo que está aconteciendo.

Aunque partimos de una constatación nuestro mirar es parcial, pero no cerrado. Nuestro
mirar se hace desde una esquina que nos permite construir un horizonte, una
perspectiva. Esquina, en este sentido ha de ser entendida como perspectiva-horizonte,
como el desde dónde nos situamos para mirar-contemplar. Situarnos en una esquina y compartir
esa manera particular de situarse no nos hace excluyentes, más sí sinceros con nosotras
nosotros, mismo y con quienes miran el mundo sufriente desde otras esquinas. De esta
forma, no pretendemos ir más allá de donde podemos mirar. Y no queremos agotar
otras miradas desde nuestro mirar. Pero, lo que si podemos hacer es el dejarnos
confrontar con otras miradas, porque en ese compartir de miradas, situarnos en otras
esquinas permite que ampliemos nuestro horizonte y descubramos otras posibilidades de
situarnos de la mejor forma, en el mundo sufriente.

Mirar desde una esquina funge como clave de interpretación y de construcción no


excluyente. Sabemos que cuando nos situamos en nuestra esquina realizamos una
mirada, es decir, una selección de los elementos, de las personas, de las circunstancias

3 E.E [102] - [105]

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que queremos ver. Pero, igualmente sabemos que si nos quedáramos observando el
mundo desde nuestra esquina nos quedaríamos con una imagen obtusa y reducida del
mundo. Mirar desde nuestra esquina es un movimiento, un proceso de contemplación,
interpretación, confrontación y construcción de horizontes. La esquina desde la cual
queremos leer el mundo sufriente, y desde la cual queremos hacer una lectura teológica
la explicitamos en tres elementos: la teoría mimética, el principio-misericordia y la
inteligencia histórica de las víctimas, son tres elementos que actúan como tres
“patas” que configuran nuestro trípode sobre el cual sostenemos nuestra aproximación
teológica. Actúan como ejes transversales, son la urdimbre sobre la cual se teje nuestra
lectura teológica.

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