Pedacitos de Alma y Corazón Obras Completas 2017 2021 Spanish Edition

Pedacitos de alma y corazón
Obras completas
(2017-2021)
Fabian Recendez
Contenido
Prólogo de Gilraen Eärfalas

Palabras del autor
Amores
Quizá mariposas en su corazón
Y así escribí tu último verso, niña grande de los ojos tristes
Suspiros y palabras
Cielos color recuerdo
Te espero
Yo suspiro
Un miércoles de tantos
Princesa de metal
La fotógrafa
Tímidos
Destinos
Realidades y estadísticas
No pude hacer nada
Desenamórame
Lo que usted en mí
Almas/ave
Como un bellísimo desastre
La chica azul
Un cielo almendra
Por las noches camina a casa
(Suspiro)
El bobo que mira tus ojos
Yo no sé contar los sueños
La chica de los tatuajes
No te mueres
A la chica de los ojos bonitos
La chica del corazón roto
Un café sin fecha
Indefinible
Ojos que piden un abrazo
Esa pequeña rosa negra
Mirar bonito
Eres tú
Me gusta
Atracción física
Manos que dan ganas de un parque
Tus ojos
Y era usted, y era jueves, y era un sueño
Hoy y las distancias
Quizá siempre fue, la de amarillo
Sueños
Grises pastel
A veces no se necesitan tantas palabras
Usted, señorita
Por si no se mira
Aunque sea en sueños
Me deja sin palabras
Lectores
Hacedora de suspiros
Déjame ir
Miedo
Al final es lo que hay
Le escribo suspiros
Cumpleaños
Elefantito de peluche
La quiero
Sépase
Sin saber cómo
Literata
A estrellas y suspiros
Qué pasa cuando te miro
Fidelidad
Cinco mil tres
Cuando me pregunta
Algo más nosotros
Una vida para querernos
Te quiero conmigo
Ella me enseña
Inevitable
Su hormiga azul
Café con otoño
Como una hoja recorriendo el mar
Altibajos
Para vivirla juntos
Me faltas
Desorden
De carne y hueso
Pero cómo te quiero
Pieles
Un cielo en llamas
Cuando la invento
Solsticios y equinoccios
Y también la deseo
Demonio o ángel
Le pertenezco
Dígame
No necesito ser de nadie más
Cosas de la cabeza, del corazón y de la piel
Entre sus noches y las mías
Entre mis pulmones y el alma
Entre cielo, infierno y mujer
Con todas las fuerzas
Con cada amanecer sin ti
Querer sin miedo
Pajarito
Trascendente
Alejarnos
Tiempo y ausencia
Pero juntos
Ecos
No valgo la pena
Se quiere o no se quiere
Y sonrío
Si te vas
Gacela
A veces sólo no quiero decir nada
Si de algo sirve
Llegará
Cenizas revueltas
Quiérame fuerte
Desamores
Palimpsesto
Corazón roto
La chica del vestido de ajedrez
Mañana te sigo olvidando
El último beso
Sólo comprende
Amar es un acto de locos
Con sonrisas vacías
Lo que nunca fuimos
Excusa
La noche de la tormenta
Una canción que se llamó amore
Una ciudad que no cabe en un mundo
Secuelas
Hay ciertas cosas que uno tiene que hacer por uno mismo
Las noches sin ti
Dos almas
Voy a imaginar
My other half
Olvidar que te olvido
El gnomo
Su pulsera de oro
Efecto mariposita
Tan azul, tan amarillo
Soledades y compañías
Yo era azul
Un te extraño no me alcanza
Corazones
Hasta siempre
El infusor de café
Si preguntas
Rodando
Esto no es un te extraño
Otoño de hojas eternidad
Te prefiero lejos
Un montón y tres costales
Vidas
Y yo era una hormiga azul
Un jueves por la mañana
Garabatos y recuerdos
Juramento
El café que no será
De maneras inimaginables
Incógnitas
Da lo mismo
Y así te voy olvidando
Más complicado de lo que parece
Entre el tiempo y tú
Caprichos
Te estoy olvidando
Te me acabaste
La semana pasada y la que viene
Que no sea nada
De una vez por todas
Maldita canción que me recuerda a ti
Cielo de noche
Esperanzas
Mi corazón es el más jodido del mundo
Atisbos de invierno
Una noche de otoño donde me dolías mucho
Como se muere otro jueves
El destino y las luciérnagas
Ojalá volviera
No puedo borrarte
Bifurcación
Una noche de lluvia
Entre humo y estrellas
Lo que extraño de ella
Corazón sin manecillas
Preguntas
Compremos una tortuga
No fui sólo yo
El inventario
Los gatos no saben querer
Al parecer, ni estoy vacío, ni quiero que llueva
Feliz año nuevo
Cavilaciones como sueños
¿Te pasa?
¿Por qué se caen las hojas de los árboles en el otoño?
Tu fotografía
Gracias por mi tristeza
Suspiros a destiempo
Tiempo de uno y tiempo del otro
Presagio
Adagio
Me dueles tanto
Sí, lo hago
Para la que fue
Porque eso es lo que hacen ¿no?, acabarse
Esta es la última vez que escribo de ti
Breve carta de un adiós
Los parques y tú
Cenizas
Insomnio
Entre las cenizas
A veces hay estrellas que son más que estrellas
Al ocaso de un jueves
Por si algún día vuelves
Yo no sé y tu sonrisa
Ojalá esté loco
Un mundo después
El chico azul
Te amé, te amo, y te amaré
Cafés, soledades
Sólo eso
Suspiros con dedicatoria
Nota de ausencia
Sí, estos días son para compartir soledades
El contador de estrellas
Escribidor de cosas
Y qué sabe el tipo del espejo
Enamorarse y amor
Ironías
En algún lugar
La tía rica solterona
Saber cuándo no
Quedarse y no
Inviernos
Elefantes en la cabeza
Decepcionado
Estrés
La chimenea
El loco y la soledad
Café con lluvia
Ya no te amo
La hora del gato
Negro y sin azúcar con un montón de pensamientos
Se busca esta chica
Mi ausencia
Felicidad
Después de la lluvia
Sólo vivías ahí
Hoy no es jueves
Cosas
La cuchara
Tormenta
Una vieja caja de corcholatas
La princesa aburrida
A veces qué poco es suficiente
Érase una noche
Café, huevos, pan tostado, tocino
Me das un café por favor
Varado en la carretera
Algo nos mata
Un San Valentín
Antes de morirme
Por lo general
¿Cómo estás?
Una tarde amarga de café amargo
Mariposas en la libido
Cantora
Hay de gustos a gustos
Alguien y sus dos perritos
Ya no soy el mismo
Adiós abuelo
¿Quién inventó las bancas en los parques?
Revoltijo de sentimientos
Fin
Prólogo de Gilraen Eärfalas
Leer a Fabian es sin duda, tomar un café cargado, pero no de esos que
te hacen fruncir el ceño como quien bebe licor de golpe, sino, de esos
sorbos que te hacen cerrar los ojos y dar un suspiro por sentirte vivo.
Él dice que no es poeta, pero eso no le toca decidirlo a él. Escribir es

diferente a hacer música, pues la música llega directo al corazón y sin
toparse con muros. Las letras en cambio deben atravesar los ojos, subir al
cerebro, y después si él lo permite y no se perdieron entre una distracción o
mal entendido, bajan al corazón, y eso es lo que hace este bohemio
escribidor de cosas, sus letras se han alojado en mi tórax y una que otra se
ha desviado a mis conductos lagrimales.
¿Cómo no llamarle poeta?

Si ha conseguido tocar fibras miocárdicas en distintas ocasiones, aunque
en la hoja solo haya dos renglones. En algunos otros me he sentido
protagonista, hago sus textos tan míos que me erizo pensando que alguien
pudiese un día sentir algo así por mí. Me ha hecho cerrar el libro, sonreír,
sonrojar e irme a la cama imaginando que alguien podrá ver que dentro de
mi armadura hay una princesa o en su defecto un bellísimo desastre.
¿Cómo no llamarle escritor?

Si yo soy un fiel lector.
Siempre he dicho que la poesía debe leerse en voz alta, acariciar las
palabras como quien degusta un caramelo suave de lado a lado.
Lo que estás a punto de leer, funge como uno, saborea los renglones,
bébelos a sorbo porque queman, o pásalos de un trago, aunque escueza.
Si es tu primera vez leyendo a Fabian Recendez, entra sin miedos, que
no te golpeen las mariposas ni las luciérnagas, que no te sorprendan las
mariposas azules y no se te pasen los cometas.
Si ya lo has leído, no tengo que decir más, sabes bien que es un viaje
donde solo tienes boleto de ida, pero no quieres uno de vuelta.
Abróchate los latidos,

¿Listo?
Pasa.
Gilraen Eärfalas
Palabras del autor
Le he estado dando vueltas, pensando, y no sabía qué decir, algo

curioso, pero, casi siempre no sé qué decir, y termino tratando de escribir lo
que siento.
En este volumen los lectores y lectoras encontrarán todos mis textos

publicados entre 2017 y 2021 y, como novedad, veintisiete textos sueltos,
inéditos, sumando un total de doscientos sesenta y siete textos.
Pedacitos de alma y corazón, es un libro de Obras completas, pero a

diferencia de lo que suelen ser este tipo de libros, no estarán ordenados,
libro a libro, por orden cronológico. No, este, está dividido en tres partes,
Amores, Desamores, y Cafés, soledades y otras cosas. Los textos de uno y
otro poemario, están entremezclados personal, y, estratégicamente, por mí,
sin dejar de hacer mención, en cada uno de ellos, del libro, en el cual fue
publicado.
Quien ya me ha leído no podrá desaprovechar esta edición especial, es

una edición única y maravillosa. Y para quien no me ha leído aún, es una
magnífica oportunidad, todas las cosas esas que escribo, juntas, y de una
manera que hace su lectura, aún, más grata.
La perfecta compañía para disfrutar un café negro y sin azúcar, sin

mentiras o como más nos guste, una tarde de lluvia o de otoño, o una noche
de invierno, no importa, los pedacitos de alma que dejo en mis textos,
siempre son una buena compañía, para leer, y releer una y otra vez.
A continuación, les compartiré algo que ya he dicho en otra ocasión,

pero, que creo, puedo volver a decir.
…
Yo sólo escribo porque es algo inevitable, como aquello que tiene que
pasar, y pasa. En su mayoría son textos muy cortos, quien ya me ha leído lo
sabe bien, lo he dicho antes, me gusta llamarlos "microminitextos" y
"microminicuentos", y son letras muy simples, así fueron pensadas, no diré
que, sentidas, aunque son puros sentimientos, pero los sentimientos son
muy complicados, es imposible ponerlos en palabras, por eso lo que
escribo, son sólo intentos. Yo no soy un escritor, o un literato que busca
algún tipo de reconocimiento ante la sociedad literaria. Comencé a escribir
no sé por qué, y de verdad lo pienso y no lo sé, es como si fuera una
necesidad primaria, si no lo hago, me muero, y eso es todo. Con el tiempo
me di cuenta que en la actualidad no muchas personas leen, y con mis
lecturas me di cuenta que algunas cosas eran difíciles de entender o, de
sentir, no para mí, sino pensando como una de esas personas que no lee. Y
guiado por investigaciones descubrí la poca capacidad de atención que
tienen las personas actualmente, y me dije que, si quería que me leyeran,
tendría que escribir textos muy cortos, y estos tendrían que ser
comprensibles, pero intentando no quitar la profundidad con que se debe de
escribir algo, y a pesar de lo que se crea, no es nada fácil hacerlo.
Sé que abuso mucho de algunas palabras, que son repetitivas, de uno a

otro texto, pero cada texto es muy diferente del otro, y lo puedo hacer,
puedo repetir infinidad de veces una palabra porque como ya lo dije, no
busco un premio literario. Mi premio, fue recibir una infinidad de correos
de agradecimiento y admiración, cientos, sino es que miles, diciendo que
gracias a mis textos se interesaron en la lectura. Y podrán preguntarse, qué
tienen mis textos de especial, si hay un montón de personas por las redes
sociales, que escriben cosas similares, pues no, puedo asegurar que nada se
asimila a esto que escribo, porque lo que yo escribo, siempre fue escrito, y
es escrito, sólo para mí, pero todo lo que se escribe es para ser leído, y de
ahí, que este sea mi sexto libro. Yo no escribo con intención de ayudar, no
hay consejos, ni trato de subir autoestimas, yo no pienso en qué les podría
gustar, o en decirles lo que está bien o lo que está mal, el mundo es un caos,
y a veces un asco, y cada quien hace lo que puede por sobrevivir, pero
dentro de esos miles de correos que he recibido, me han escrito personas,
diciéndome que gracias a mis textos han podido lidiar con decepciones
amorosas, con depresiones, con corazones rotos, y hasta con algunas
enfermedades, siendo mis textos un apoyo durante su convalecencia.
Y es aquí donde yo les agradezco ese cariño tan bonito que le tienen a
esas cosas que escribo, gracias por leer a este montón de huesos y corazón,
a este fulano desconocido, a este poeta que dice no serlo, que no es más que
otro hombre, otro ser humano igual a ustedes, con un trabajo y un montón
de problemas, aciertos y errores como cualquier persona. Un escribidor de
cosas con un corazón roto como muchos, pero que, como pocos, se repara a
ratitos… Acompañado siempre de mis lecturas, mi café, un invierno que
vuelve cada año, un ocaso cada día, y mi soledad.
Agradecimientos
Con cariño y admiración, agradezco infinitamente, a la escritora Gilraen

Eärfalas, por las líneas dedicadas al prólogo de este libro (Pedacitos de
alma y corazón)
Gracias Gilraen Eärfalas
También quiero agradecer, nueva, e infinitamente:
A la artista Love and a Cat... Mi admiración por su trabajo, siempre, y

gracias por crear el arte y hacer magia para la portada de este libro.
Dedicatoria
A Gurru, su ángel y amigo…
Con la esperanza de que hayas hecho menos duro

nuestro adiós
(Un adiós que escribo definitivo pero que no termina de

salírseme del corazón y no sé si algún día lo haga)
Cuídala siempre.
Si yo le contara lo que provoca su sonrisa...
Y es que no es justo.
Usted no debería de gustarme tanto.
- Fabian Recendez
Amores
Fabian Recendez - Pedacitos de alma y corazón
Obras completas (2017-2021)
(2021)
Quizá mariposas en su corazón
La chica de las mariposas tiene sus ojitos tristes, y quizá no tristes, tal
vez cansados. Cansada de estar triste… Supongo que la vida no ha sido
nada fácil, como suele serlo, y ella tiene derecho a tener sus ojitos tristes, a
estar cansada, a llorar, y a decir que todo va mal, que ya no puede, y a
querer rendirse. A veces sólo hace falta estar en el fondo, y darse por
vencido completamente cuando uno se anda muriendo, para darse cuenta;
que aún se puede. Y ella puede, y lo sabe, en el fondo lo sabe, se sabe
fuerte, pero las chicas fuertes también necesitan un día, para no serlo.
Sentimientos al ocaso de un jueves (2021)
Y así escribí tu último verso, niña grande de los ojos

tristes
Ella sonríe cuando nadie la ve, y va extraviada por las calles del destino,
no mira la hora de quitarse las ganas de caminar descalza, y descansar el
alma. Ella sólo es una niña grande, con un gato viejo, y un corazón herido
en el pecho. Ella vive en las estrellas, es inalcanzable, y no lo sabe, no sabe
el porqué, de su soledad, o de tanto silencio. Y así de la nada, o de alguna
parte en esa dirección extraña, una noche me robó el primer suspiro. Y
llegó, así, como llega el alba, sin pedir permiso, bella atormentada, perfecta,
e indefensa; llena de magia... Pero ella no es para mí, tengo el corazón muy
jodido, y por ello, en lugar del primero, le escribo, el último verso.
(2021)
Suspiros y palabras
Y si pregunta por qué suspiro, haré como que realmente no sabe de su

belleza, y que esta es capaz de robar suspiros… Y le diré que suspiro
porque ya es otoño, o porque mañana es jueves, y no mencionaré sus ojos,
ni sus labios, ni su piel. Y si pregunta por qué otoño, y por qué jueves, yo le
diré palabras, y que las palabras como los suspiros, necesitan de alguien
que las robe.
Mi café con invierno y contigo (2021)
Cielos color recuerdo
No creo que sea muy diferente a otras chicas, también siente, y se

enamora, llora, y a veces también sonríe. Tiene sueños, tiene metas, tiene
ganas de comerse al mundo, pero hay algo, algo en sus ojos tristes, en sus
ojos bellos... Hay colores, ella, es colores, azul (más que ningún otro,
aunque ni ella misma lo sepa). Días grises, y cafés por la mañana. Verde,
amarillo, blanco, escarlata, invierno, futuros y esperanza. Bella inmortal y
sentir que se muere, eternidades, y cielos color recuerdo. No, no creo que
sea muy diferente a otras chicas; pero tampoco es igual.
(2021)
Te espero
Y si me dices, espérame cinco minutos, te espero una vida, y no digas

que es mucho, entiende, por una chica como tú, vale la pena esperar el
tiempo que sea (tú vales la pena). Unos se acaban la vida jugando a vivir, y
otros, muriendo de a poco, yo bien podría gastármela; esperándote, si
quisiera, y si tú me dices, espérame cinco minutos.
Yo suspiro
Esté pendiente, le seguirán llegando suspiros, los lleva el viento, se los

lleva a usted, bueno, yo suspiro y le digo; haz que le llegue, llévalo contigo,
es para ella.
Un miércoles de tantos
Un cachorrito de esos a los que la vida les ha enseñado que vivir no es

precisamente algo agradable (o algo que tenga el mismo significado para
todos), se cruzó en su verano. Y era de tarde cuando la vio, supo de
inmediato que ella era como aquel recuerdo vago de felicidad, aquel que
usaba para espantar el miedo por las noches, se podía sentir a salvo entre su
sonrisa y su mirada, vivo, con sus caricias, porque cuando ella lo vio, se
acercó, le habló, le dio un poquito de su corazón, así es ella, sabe que si uno
tiene un corazón; es para usarlo. Espera aquí, le dijo, no quería dejar de
mirarla y la esperó, hacía días que no comía y ella le compró comida, la
comió de prisa, creía que en cualquier momento iba a despertar. No
despertó y caminó junto a ella, la acompañó unas cuantas cuadras en este
enorme universo, un paseo mágico (por lo general, sólo hay uno de estos en
la vida). Llegaron a una esquina donde el gris se hizo verde (había
lloviendo ese día), y le dijo, mira, aquí te puedes quedar, yo vivo por aquí,
cerquita, no tengas miedo, no te puedo llevar conmigo, pero si quieres te
daré comida, sólo quédate aquí. Él la miró, supo que podía confiar en ella, y
es que ella es de esas chicas a las que se les puede querer sin miedo, ella es
así, extraña (rara le dicen), una de esas chicas en peligro de extinción. Él
movió la cola y atravesó la apertura, se fue feliz porque podría vivir otro
día. Ella, lo vio atravesar la apertura, se fue feliz; porque también podría
vivir otro día.
Musas y Desvaríos (2017)
Princesa de metal
Ella no era como todas las chicas, guardaba en el alma, tanta tristeza,
tantas sonrisas que nunca nacieron, tantos recuerdos, que nunca lo fueron.
En los inviernos, le gustaba pasear por el parque acompañada sólo por el
viento frío y las hojas que caían. Ella no era como todas las chicas, soñaba
¡claro!, pero sus sueños eran realidades y más que sueños, eran pesadillas.
Era hermosa, y ella lo sabía, pero también sabía, que no lo era, porque ella
no era como todas las chicas, ella era feliz, a ratos, y a ratos también, con
todo y su tristeza, era feliz. Sí, ella estaba loca, despierta, le gustaba el café
y las almendras, y los días grises, el arcoíris y las flores, la vida, y aunque
no le gustaba estaba consciente, de la muerte. Ella no era como todas las
chicas, ella era perfecta, a su manera, a mi mirada (una mirada que no podía
ser más que a distancia). Ella, la de armadura, como un soldado de hierro
que siempre debe parecer fuerte, era una reina y un iceberg, pero en el
fondo bajo todo ese pasado, ese destino, y esa obligación de verse entera
ante el mundo que la rodea, tras de ese metal; una princesa.
La fotógrafa
Me pidió que le escribiera un verso y lo intenté, juro que lo hice... Quise

escribirle y no encontré palabras. Encontré sus ojos, su mirada, su piel,
encontré su boca, y a mi boca, añorándola. Encontré la mujer que se
esconde tras la cámara, la que roba suspiros, la que arranca madrugadas.
Encontré lo que no esperaba; me encontré con que me gusta. Y, si había qué
decir algo, escribirle algo, lo olvidé, no pude, pero, ya no importa.
(2021)
Tímidos
Yo suspiro, y usted se sonroja, un lenguaje único entre nosotros (sólo

nuestro), un silencio en el que no se dice nada, y se dice tanto, y eso es lo
increíble, lo mágico, lo bonito; el quedarnos sin palabras, y que estas, no se
necesiten.
Destinos
Ella lloraba por un idiota cuando la conocí, el muy imbécil le había roto
el corazón, yo le di lo que quedaba del mío (su amiga se había llevado el
resto). Ella me quiere, y yo la quiero, pero somos un montón de pedazos y
de circunstancias que jamás nos dejarán ser. No sé si ella sea el amor de mi
vida, pero podría serlo si todo fuera diferente. Pero no lo es. Soy un
admirador de la belleza, y ella es hermosa aunque trate de negarlo, no es
perfecta, no, es real… Aún hay tristeza en ella, se le nota en sus ojitos, y no
sonríe mucho pero tiene una sonrisa de destino; lástima que no sea el mío.
(2021)
Realidades y estadísticas
Soñar con usted es soñar con un imposible, y es por eso que la invento
dentro de mis sueños, por las realidades, y sobre todo por las estadísticas; y
es que sólo ahí (en mis sueños), tengo una pequeñísima oportunidad de
tomarla de la mano, y si tengo suerte, una de esas noches, darle un picorete
antes de despertar.
No pude hacer nada
Lo sabía, sabía que ante su sonrisa corría peligro, y ella también lo

sabía, se lo dije, le dije; su sonrisa es peligrosa... Y no me creyó, no pude
hacer nada. Cerró sus ojitos lindos y me sonrió; me robó el corazón.
Desenamórame
Que fácil hubiera sido enamorarme de ti perdidamente.

Te juro, que tu voz, me toca el alma,
y no sé si te creo porque te creo, o porque se siente tan bien creerte.
Te dejé hurgar en mi corazón, y mi corazón es tan bobo como un gatito,
le gusta que lo acaricien, y ahora ronronea, late, por ti.
Hoy voy a soñar contigo quieras o no,
y por la mañana, vete...
Si supieras que mi corazón ya es tuyo, pero no te lo diré, lo necesito
mío; desenamórame.
Lo que usted en mí
No sé, siempre me he preguntado, si uno lo permite, o si hay personas

que, de verdad, sin un porqué, ejercen, provocan, y evocan, en el alma y en
los huesos, en la piel de otras, lo que usted; en mí.
(2021)
Almas/ave
Usted es una de esas aves a las que si se les apresa; mueren. Y está
muriendo, y no puede gritarlo, ni decírselo a nadie. Necesita de su libertad,
alzar el vuelo, necesita cielos, dejar todo atrás, y sentir el viento… Es usted
una de esas almas viejas completamente libres, no se le puede tener sujeta,
o termina por extinguirse.
Y era usted, y era jueves, y era un sueño (2020)
Como un bellísimo desastre
Tiene una sonrisa de roedor y yo imagino besos con sabor a nuez, se

viste de cielo nocturno, y juro que no he visto noche más bella, ella y su
cabello cortito (hermosa), como acto de rebeldía ante lo que se supone que
debe de ser y ella no lo es, no es así. Anda por ahí con su mirada tierna,
como si no muriera o como si no le hubieran hecho daño, es buena, ella es
buena a pesar de todo, a pesar de la vida y de las flores, de las mentiras, y
las verdades, ella es un pedacito de realidad entre tanta porquería, magia
pura, y algo así; como un bellísimo desastre.
La chica azul
Lleva el cabello cortito, tiene los ojos tristes, y estoy casi seguro, que no
sabe que existo. Es un pequeño montón de huesos y soledad, puro corazón,
pura alma, ocaso y alba, libertad, y su nombre busca mis labios. Es
inteligente, no sabe mucho de la vida, pero es vida, y es muerte, y es la
mano que necesitan mis caminatas por el parque. Le gusta leer, pero leer de
veras, las tardes grises, y las mañanas de otoño y de café, le gustan más los
martes que los jueves, y odia sus anteojos. Romántica, tierna, sensible, con
metas y sueños y con el coraje suficiente para ir tras de ellas y ellos. Ella es
la chica azul, la que invento, la que existe y no, la que espero y no, la que
busco y no, la que cree en la magia y tiene una sonrisa de destino; el mío.
Un cielo almendra
Hay algo en sus ojos. Pero no sé qué es. Me hipnotizan, me vuelven

loco, un idiota, me hacen suyo. No puedo escapar de su mirada, es un
hechizo, una trampa; el cielo.
Por las noches camina a casa
Por las noches, ella camina a casa, y el cielo se llena de estrellas sólo
por ella, ella, es pura tristeza. Le gusta que el frío queme sus pulmones al
respirar, y respira hondo, creo que le recuerda que está viva, y que después
de todo (después de él), la vida es bella. Ella es un caos verdaderamente
tierno, eternidad, sí, ella es eternidad con un toquecito de miel de abeja,
libertad, prados verdes repletos de umes, tempestad y café, y cielos grises.
Ella se viste de sonrisas y Converse y con el corazón hecho pedazos por las
noches camina a casa, ella y su historia, sus besos robados, su pasado y un
cigarrillo en la mano. Ella y esa travesía tan destino amargo, y sin embargo,
ella, por las noches camina a casa.
(Suspiro)
Esos ojitos suyos sonríen, o más bien, quiero decir, se cierran, se hacen
chiquitos cuando usted sonríe, y yo... (Suspiro)
El bobo que mira tus ojos
Qué puedo decir de tus ojos, no quiero decir nada, no quiero dejar de
ver lo bonitos que son. Sólo me quedaré aquí como un bobo que mira
estrellas, y si me enamoro de ti, será sólo mi culpa, y probablemente; la de
tus ojos.
Yo no sé contar los sueños
Y soñé con ella, entre las estrellas y su magia, con sus ojitos tristes, con
sus ojitos bellos, aquellos que miran bonito, que lloran y sonríen, que
extrañan, y que son tímidos si uno la toma de la mano, y la tomé, y la soñé,
soñé con usted, con mi chica azul... ¿A qué saben sus labios, señorita?, ¿de
verdad saben cómo en el sueño?, no me lo diga. Tomamos café, ¿se da
cuenta?, hablamos, no sé de qué, pero tomamos café y usted sonreía, y yo
sonreía, y los árboles sonreían, y el cielo, que ya no era nocturno, sonreía, y
los patos (aunque estos siempre sonríen), y el viento que apenas movía su
cabello cortito, también sonreía, y es que los sueños son extraños, yo le
decía; mi vida. Y usted; mi amor.
Pedazos y Completos (2018)
La chica de los tatuajes
Ella no es buena, no ha sido buena (para qué serlo), pero tampoco es

mala, sólo sobrevive a este infierno en construcción. El dolor la ha marcado
de maneras indefinibles, y sus tatuajes sólo son recuerdos, lágrimas, y
triunfos. Ella y sus ideas raras, sus pensamientos, se la vive pensando, y
sabe hacerlo, pensar (es peligrosa porque no es lo mismo, pensar que
sabemos pensar, que, saber pensar), no tiene nada de inocente, y aun así
cree en el amor, quizá la música que escucha no ayuda demasiado (ni la
poesía), pero ayuda es lo menos que necesita. Ella es un ave libre de otros
mundos con un corazón enorme en el pecho, pero sabe esconderlo. Le gusta
el café amargo (como a cierto fulano desconocido que conozco) … Noches
y días, y años no se queden donde no los quieren. La vida no es fácil para
ella rodeada de tantos jueces que le sentencian soledad, siempre tiene que
esforzarse el doble, el triple, y mil veces más, termina sus días exhausta, y
no tiene tiempo para imbéciles (o para hombres, casi nunca hay diferencia),
se tiene a ella, y eso le basta (la mayoría de las veces).
No te mueres
No estés triste, sueña tus sueños, que la vida es lo que es, y el amor;
también. Sueños. A veces parece que el mundo cae sobre ti, y otras veces tú
eres la que está cayendo (no te mueres, te lo juro, así se siente, pero no te
mueres), no te des por vencida. No estés triste, agarra tu corazón y grítale
que eres fuerte, y vuelve a usar tus alas. Levanta la cara y mira al frente,
vuela, en alguna parte está tu destino, que no te asuste, la inmensidad, lo
bello del horizonte.
(2021)
A la chica de los ojos bonitos
La entiendo, señorita, y a sus ojos bonitos, quiero decir que entiendo por
qué lloran, por qué están tristes. El dolor es inevitable, la vida está llena de
dolor, pero hay vida, siempre, y siempre hay una salida, uno puede y debe
decidir salir de ese dolor, poco a poco, a cómo seamos capaces, paso a paso.
Y sí, tal vez sea dificilísimo y a veces uno se cansa de ese dolor y de luchar,
y está bien tomarse un día, o una noche como esta, para llorar y morir un
poquito, se vale darse por vencido a veces, pero sólo para retomar fuerza,
después hay que seguir adelante, seguir con la vida y si la vida no nos gusta,
pues entonces comenzar por ahí, cambiar completamente de vida, moverse
de ciudad, o de país, qué sé yo, un completo cambio, renacer, dejar todo
atrás, familia, amigos, amor, no importa, si estos no nos dan vida, que no
nos la quiten.
La chica del corazón roto
Ella es diferente a la mayoría, sólo hace falta verle la mirada, siempre

hacia la nada, como buscando algo entre la nostalgia, siempre a solas,
aunque esté rodeada de sonrisas y ella misma sonría. Ella es la chica del
corazón roto, la que lleva en su alma un te extraño, un poquito de universo
en sus ojos, un tanto de invierno en sus noches, y el cabello cortito. Ella es
la chica sin destino, la que siente al mundo, la que sabe de realidades y de
dolor, la que se muere a veces, y a veces, quisiera quedarse muerta, ella, es
la chica del corazón roto, mi musa, la de las manos de pianista, la que a
pesar de todo; no se da por vencida.
Un café sin fecha
Existe una no-promesa, y quizá algún día sea ese café, no lo sé, no
quiero pensar en ello, porque lo arruinaría. Si será que sea, cuando tenga
que ser, no antes, no después. Dejemos que el destino haga lo suyo,
mientras usted y yo; hacemos lo nuestro, y ese café que siga sin fecha, pero,
que siga.
Indefinible
Hay tanta incógnita en sus ojos (me gustan mucho sus ojos tengo que
confesarlo), son como un cielo nocturno (ella es como un cielo nocturno),
se callan y así callados gritan estrellas, y no sé si es que ella está tan rota
que parece inalcanzable, o que ella de veras es perfecta. Ella no sabe que ha
recorrido mis venas, que ha llenado mis pulmones y que he escrito su
nombre en el tiempo, ella no sabe la incertidumbre que provoca su piel, y
que de suspiros casi llené la habitación. De mis labios a sus labios hay un
abismo, y un dolorcito aquí en el pecho por no poder tomarla de la mano.
Ella es indefinible, la invade un silencio atroz y una sonrisa tímida, pero
sólo eso sé de ella, si tiene corazón, seguro ya es de alguien más, y si no lo
tiene, es porque alguien más se lo llevó.
Ojos que piden un abrazo
Perdóneme, pero sus ojos, ellos, me acarician con esa tristeza que los
invade, me piden un abrazo y la abrazo, aunque no esté, aunque la distancia
y el destino la tengan allá, y no sé quién o qué la tienen allí, a punto de
llorar, queriéndolo hacer o después de haberlo hecho. Y cierro los míos y la
abrazo a mi pecho, no puede sentirlo lo sé, pero lo siento, siento no estar, y
sé que tal vez ni siquiera ha de querer que estuviese (¿por qué lo querría?,
¿quién soy yo para estarlo?), sus ojos, señorita, sus ojos no dicen nombres,
sólo llaman, y yo; los he escuchado.
Esa pequeña rosa negra
Como la noche sin estrellas, tan perfecta para encender una vela, así
eres tú, perfecta, como una taza de café por la mañana (negro, y sin azúcar...
Sin mentiras), como esa extraña sensación de sentirse vivo, así eres tú,
perfecta, única, diferente, espontáneamente perfecta (como esos días grises
que te encantan tanto sin saberlo, que los odias), perfecta, a tu manera, y a
tu historia (a tu tristeza), así, con tus todos y tus nadas, tus silencios, y esas
ganas de gritarle al mundo tu existencia, perfecta, así eres tú, con el alma
agitada, y callada, reprimida (esperado que pasen los inviernos para poder
decidir si sentir frío o no), así eres tú, perfecta, con un corazoncito roto, con
un alma bonita, y un infierno dentro, perfecta, distinta (como esa pequeña
rosa negra), con un sólo sueño, un millón de futuros, y una realidad entre la
niebla, así eres tú, perfecta, como el reflejo de la luna en tus ojos, y como
jamás llegarán a ser estas letras.
Mirar bonito
Es una belleza verle a los ojos. Todo un reto sostenerle la mirada, a eso
me refiero, y no sólo por lo lindos, no, ojos lindos hay por doquier. Sus ojos
son fuertes, firmes, capaces, valientes... Y me saben ver como ningunos
otros me miran.
Eres tú
No sé si son tus ojos o tu mirada, yo sólo sé que en ellos puedo ver tu

alma.
Son un mar de incógnitas, de quizás, de futuros, de dulzura que desea
ser encontrada.
Me pierdo en la belleza de tus pensamientos, en la profundidad de tus
sueños, y en mi probabilidad escasa.
Y aún así me permito cerrar los ojos por un segundo y ver lo hermoso
que sería esta vida.
No sé cómo explicarlo, sé que el corazón sólo es un músculo, pero este
que tengo aquí en el pecho, es mucho más que eso.
Eres tú, aquí estás adentro, no sé cómo te me metiste y sé que suena
ilógico, pero es cierto.
Llenas el vacío que dejó el dolor, eres capaz de inhibir el recuerdo de lo
que creí perfecto.
Eres tú, susurrando noventa bums por minuto, y con cada susurro, de
nuevo siento que estoy vivo.
Pero a pesar de todo, cuando abro los ojos, estoy consciente del daño
que me estoy haciendo, pues sé que no es posible, y nunca podrá serlo.
Me gusta
Usted sabe o se habrá dado cuenta de que me gusta, no sé por qué, uno
no tiene que saberlo, se puede decir que por esto o por lo otro, por sus ojos
de viento, o sus labios rosa fresca, su piel invierno (linda primavera; pero
invierno), o cosas más de dentro, pero lo cierto es que nunca se sabe, dicen
que el físico no importa y no hay mentira más grande (aunque realmente no
importe), siempre hay un inicio (una especie de “a primera vista”),
una cerradura y una llave, un puente y un sin fin de metáforas, indudable
que para abrir el corazón primero nos debe gustar algo de él o de ella,
aunque no lo sepamos, o lo sepamos y no sepamos ni por qué, así como yo
no lo sé y si usted lo ignoraba, ahora lo sabe; me gusta.
(2021)
Atracción física
No sé qué es lo que más me gusta de usted, su naricita esponjadita, sus

labios o sus ojos, los dos lunares de su cuello, o su cuello. O sus manos que
también me gustan (unas manos como de pianista), o su piel de durazno
entallada a una silueta que corta el aliento… Atracción física, lo sé, pero
también me gusta por sus ojitos tristes (¿sabe usted qué sus ojitos tristes le
van perfecto a su corazón bonito, señorita?), quiero decir, que saben de
tristezas, y que creo que se puede confiar en ellos. Y es que, así, a primera
vista, a primer café, con todo y mis nervios, eso es lo que puedo sacar en
conclusión; no sé qué me gusta más de usted, pero me gusta.
Manos que dan ganas de un parque
Tiene usted unas manos muy bellas, dan ganas de un parque, sí, de un
parque, uno en un parque la tomaría de la mano, pasearía por ahí, hablando
de todo, tratando de hacerla sonreír (¡ah!, porque su sonrisa también es muy
bella). Uno en un parque se sentaría en una banca (una que mire hacia el
oeste), y aún tomándola de la mano, ver el atardecer, y sus ojos viendo el
atardecer (tal vez dejen de estar tan tristes, también son bellos, pero los han
hecho llorar tanto). Tiene usted unas manos tan bellas (como las de una
pianista), que dan ganas de un parque, uno en un parque podría tomar un
café nocturno (bueno, conozco uno, donde tienen un puestecito donde
sirven un café delicioso). Y de regreso, aún de la mano, fuera de su casa,
bajo de un farol (y la noche y un millón de testigos brillantes), tomarle la
otra y lentamente darle un beso, y el resto de mi corazón.
Tus ojos
Ladrones de suspiros, siempre, así, como diciéndolo todo, como

diciendo nada, siempre así, como tristes (pero fuertes para no demostrarlo),
como atrapados, como si se pudiera hablar rosas en invierno o gritar sin
gritar, siempre, así, como susurrando pedacitos de alma. Siempre; tus ojos.
Y era usted, y era jueves, y era un sueño
Traía un vestido negro, corto, casual, unos Converse, también negros

(como la noche) y una sonrisa bien puesta, unos ojitos tímidos que también
sonreían (o más bien, que me hacían sonreír). Y era usted, y era jueves, no
me pregunte cómo lo sé, pero era jueves, se sentía como jueves y le sentía,
le juro que le sentía. Un par de velas aquí y allá, y más allá, y usted
adueñándose de éste bobo. Sus ojos veían la noche y sus candeleros
flotando en el cielo, yo a sus ojos, y la noche a nosotros. Sus manos, esas
manos raras, esas manos bellas como de pianista que precisamente a usted
no le parecen de pianista (y tal vez tenga razón, no conozco ninguna
pianista, pero seguro deben de tener unas manos tan hermosamente raras
como las suyas), hacían imágenes danzarinas en las sombras señalando
astros y luces con nombres complicados y graciosos, yo olvidando todo al
instante, y guardándome su sonrisa, guardándome su mirada, guardando la
noche más bella de todas. Y era usted, y era jueves, y era un sueño,
desperté, antes de poder darle un beso, pero ya le había dado todo; el
corazón, mi alma, el invierno y mi soledad.
Hoy y las distancias
Aquí todo se ha tornado nostalgia, así, como de un instante y un

universo, como de días que no van en conversaciones e historias pendientes,
aquí es jueves, ya es jueves, ayer fue miércoles, aunque en realidad hoy sea
sábado y mañana no sé qué día será. Aquí todo se torna melancolía,
soledad, soy soledad y eso sólo es algo, invierno (hoy vino uno pequeño),
perdóneme, llueve, siempre de alguna manera conmigo llueve, y mi
ausencia no reduce mi amor por usted, sólo ignóreme (pero no me ignore
por favor), señorita, la quiero, no debería; pero la quiero.
Quizá siempre fue, la de amarillo
Su sonrisa es vida, y sus ojitos son tan hermosos, tan llenos de

nostalgias, tan tardes de lectura, tan noches de recuerdos, y son tan luz de
día sus ojos, que ella es tan distinta, y a la vez, no lo es, sólo está llena de
magia. Es como una niña grande, pero, definitivamente, no lo es, es una
mujer que despierta pasiones, y arranca suspiros, y ella lo sabe... Y yo, no
lo sé, yo esperaba una chica azul, y quizá siempre fue, la de amarillo.
Sueños
La espero donde siempre, ahí, en el abrazo, en la noche del beso, en el

más bonito de los sueños, ahí, donde está cerquita a mí, donde nos
sonreímos, donde todo es eterno.
Grises pastel
Sus ojos lloran sin llorar, se ahoga, y respira, vive muriéndose a veces, y
a veces ya no puede, la meta se mira tan lejos, y a veces no la mira, es tan
dura la vida para ella, pero ella no dice nada, sonríe, ríe, y lo niega, niega la
tristeza, no se da por vencida, se viste de felicidad y se pone bella (ella ya lo
es pero a veces lo olvida), y llega la impotencia y le susurra lunas, la noche
estrellas, y el corazón se le cierra. Pinta las palabras bonitas que no le
cumplieron (ya no cree en el azul), grises pastel y el café negro (sin azúcar,
sin mentiras), girasoles en lugar de rosas, arte, música, libros, y no le queda
más; que volverse loca.
A veces no se necesitan tantas palabras
No me gusta extrañarte ni que tú tengas ese poder sobre mí, y aunque a

veces sólo sea ausencia y no sepas nada de este idiota, siempre, siempre;
(bum-bum, bum-bum, bum-bum) estás en mi corazón.

Usted, señorita
Señorita, si usted no existe dígamelo ahora para morir, o despertar si es

que sueño, porque sólo usted, no hay dios ni tampoco infiernos, ni vida,
todo es una trampa, o un caos qué sé yo, un espejismo, el inicio de algo, o el
fin de todo. Usted vino a cambiar las reglas y no es que las hubiera (eso de
las listas no es lo mío, yo sólo vivo, o muero lo mejor que puedo), pero si
está confabulada con el destino para no sé qué cosa, dígamelo, dígalo ahora
o siga apretando (se siente muy bien mi corazón entre sus manos) y
disculpe toda esta verborragia pero un de pronto y una canción, y usted,
usted; usted, señorita.
Por si no se mira
Señorita, entiendo su posible inseguridad de no sentirse bonita, de

esperar o querer ver a alguien más en el espejo, pero ¿sabe?, la próxima vez
que se mire y no vea a quien quiere ver, póngale atención a la que está ahí, a
ella (a la que no es), mírela, pero mírela bien, esa, la del reflejo, es a la que
quiero ver sonreír, enojarse, llorar, reírse a carcajadas, maldecir, sonrojarse,
dormir, excitarse, gritar, a ella, es a la que quiero ver cuando los días
mueran y vuelvan a nacer, a ella, la del espejo, a usted, es a la única que
quiero, de la que estoy enamorado, la que me gusta y me encanta, la que me
roba el alma.
Aunque sea en sueños
Te espero en mis sueños, o si lo prefieres, iré a los tuyos. Lo importante

es estar juntos, aunque sea un ratito, aunque sea a ratitos, aunque sea ahí,
por el momento, en lo onírico, en lo etéreo.
Me deja sin palabras
Hay algo en usted, y me mueve el universo, dicen que ya está en un

constante movimiento, a mí no me consta, para mí siempre ha estado
estático (o lo estaba, le digo que usted me lo mueve). Mi perspectiva sobre
la perfección tiene muy altas expectativas, y, aun así, llega usted con esa
sonrisa y cubre poco más de la mitad. "Me deja sin palabras", una frase
demasiado incorrecta, para hacerlo, para uno quedarse sin palabras, es
necesario estar a cinco centímetros y otorgar la confianza de perder
distancias, o arriesgarse, así, nomás, me gustaría estar ahí, para
explicárselo, para dejarle sin palabras, pero a veces, un beso, sólo es un
sueño.
Lectores
Hoy comenzó antes el otoño para un viejo árbol, lo supe cuando llegué,
él da la sombra de la banca donde me siento a decirte que me encantas…
Bueno, se lo digo al viento, con la esperanza de que él se lo diga al árbol
que da la sombra de la banca donde te sientas y haga caer sus hojas, y
entonces, distraigan tu lectura y mires; que hago como que leo.
Hacedora de suspiros
A veces me da por escribir los suspiros que me robas. Al principio los

contaba, te dije que llevaría la cuenta, imagino que no lo recuerdas, pero no
importa, la verdad es que ya no lo hago, contarlos, lo siento, pero tratar de
contar mis suspiros por ti, es como querer contar las estrellas del cielo, uno
puede intentarlo, pero es imposible, el universo se expande, o al menos, esa
es la teoría, la verdad es, que... (Suspiro).
Déjame ir
Déjame ir, antes de que me enamore, o peor, antes de que tú lo hagas.

Déjame ir, lo mío es la soledad, la melancolía, el ver la sincronización del
mundo con las manecillas del reloj, lo mío, es la belleza de la muerte, de la
vida, del vacío, del silencio que llenamos cada día, a dolor, dolor como el
que me regalas hoy, con tus miedos, con tus besos, esos que quisieras darme
y no lo haces, dolor como el que te causas negándole mi piel a tu piel, a tu
piel que es como una poesía de esas que se disfrutan en silencio, con el
tacto, con los labios, con el alma (no, no quiero eso para ti, no quiero que
sufras, no quiero que me ames). Déjame ir, será lo mejor, (sí, no lo niego)
me hubiera gustado que fueras tú, pero como dicen; el hubiera no existe, y a
estas alturas ya comprendí que tú tampoco existirás en mis días, ni en mis
noches (porque no quiero ser el culpable de que esos ojitos lloren). Déjame
ir, hay personas que le ocultan sus secretos al viento, yo no, yo se los
susurro al oído al universo, y te los susurro a ti; déjame ir, porque si no lo
haces, te voy amar, como nunca nadie te ha amado, como nunca nadie lo va
hacer, y, como no te lo mereces.
Miedo
Quisiera curarte las heridas (lo rota), pero tengo miedo de sólo
lastimarte más, o tal vez sea que tengo el corazón muy jodido y no es
miedo, pero tengo miedo, sí es miedo, miedo de no ser suficiente para lo
bonito que debe de ser el amor de verdad.
Al final es lo que hay
He decidido confiar en ti, he decidido creerte, si resulta que mientes, me

harás daño, claro, pero eso es algo que también he aceptado. Al final es lo
que hay, este amor sincero y un futuro/niebla, nada en concreto y un miedo
terrible al que se deja libre para poder vivirte, para querer bonito... Yo sólo
soy un montón de huesos y corazón, un corazón y huesos que serán tuyos,
siempre; si los quieres.
Le escribo suspiros
Le escribo suspiros en una hoja de cielo, de viento, en un pedacito de

lienzo nocturno, de noches, y los guardo todos juntos para dárselos, cuando
me mire en sus ojos, cuando tome su mano y la ponga en mi pecho para que
sienta todo este universo; que me provoca por dentro.
Cumpleaños
No, no le merezco, y sin embargo, usted sigue queriéndome, sigue sin

soltarme, a pesar de mis descuidos, de mis ausencias, de mi soledad, a pesar
de que nunca seré el hombre de sus sueños, o su alma gemela, y digo esto,
porque así es (no hay que descartarlo), no aspiro a tanto, jamás seré
perfecto, pero la amo. Estoy enamorado de usted, y usted es mi amor de la
vida, creo yo, que usted me ama igual, con la misma intensidad, me lo
demuestra, la siento, siento su corazón, ese corazón valiente que ha puesto
en mi pecho... Y le he dado el mío, los pedazos, los he depositado en sus
manos (sus manos de pianista que no son de pianista. Pero que me hacen
falta, en las mías, en mí), y con cariño, y con tiempo (como a sus plantitas,
como a Gurru), lo ha hecho sanar, lo ha hecho crecer, lo ha hecho latir (sí,
mi corazón es completamente suyo hasta que usted decida que no). Es
curioso, a veces no sé qué decir, se me hace nudo el alma en la garganta,
sólo me queda agradecerle por tener el coraje (sí el coraje), y la ternura,
quizá no para entenderme (porque ni yo mismo me entiendo), pero, sí, para
dejarme quererla. Hoy es su cumpleaños, y
espero que sean muchos a su lado (una esperanza vaga, lo sé, porque,
como decía Sabines, "soy difícil de querer"), no tengo un regalo tan especial
como el que usted se merece, y estoy seguro que nunca encontraré uno con
el cual demostrarle lo importante que es en mi existencia, pero quiero que
sepa una cosa, mientras yo viva, y usted acepte mi amor, no habrá más
mujer en el mundo, con la que yo quiera estar.
Elefantito de peluche
Señorita, no tiene idea de lo que hace, es como si de alguna manera me

tuviera tomado del corazón con su mano, la siento y aprieta, y duele, duele
bonito, y no, no es masoquismo, no, es esto, eso, con lo que se mueve el
universo (ese lienzo negro donde no sabemos qué pintar), mi universo, el
suyo, dónde soy un oso muy flaco grandote y peludo (o una hormiga azul),
y dónde usted es a la única que quiero conmigo.
La quiero
Con cada martes y septiembre, con todo lo que sé y lo que no, con cada
pedacito de tardes perfectas como para pasear cerquita de la luna, con cada
fibra de mi ser, con el tiempo y el mar del mundo; la quiero.
Sépase
Sépase que cuando le digo mi amor no es como todas esas parejas que
se dicen "mi amor", lo mío no es inercia, ni eso de creer y dejarse llevar sin
saber, sin morir un montón de veces antes, cuando yo le diga mi amor es
porque usted es la mujer de mis sueños, el amor de mi vida, y mi otra
mitad.
Sin saber cómo
Al final de cuentas, sí existe alguien con quién uno puede ser uno (una
mengana y un fulano), todos somos un caos, y la vida es larga (aunque sea
corta). He pasado de los suspiros a los suspiros como quien puede derramar
un par de lágrimas escuchando “Fantaisie Impromptu”, se pierde la
capacidad de razonar. Elefantes, un día escribí sobre elefantes, y hoy las
mariposas son elefantes cabalgados por asesinos nocturnos (de alguna
manera todos somos unos asesinos). Soy una ternura, me vuelve una
ternura, o lo que es lo mismo, una especie de idiota, sin patente, pero suyo.
En estos momentos la cotidianeidad (la vida que no es vida), me ha alejado
un poco, no me da un respiro, no la respiro, la extraño, me extraño, y es
extraño todo esto. Estoy loco, me lo dice, lo sabe, sabe muchas cosas y
muchas no, pero sabe amarme, como sólo las mitades saben.
Literata
Hay una ballena azul (que de algún extraño modo también es una
hormiga, y un oso) en un mar de letras, y una pequeña diosa que la dibuja,
que me dibuja y me da vida, eso es ella, una pequeña diosa que juega a
crear y desbaratar universos.
A estrellas y suspiros
Estas ganas de entrelazar mi mano con la suya, y dejar de sentir (y

sentirla), dejar de ser un caos, y dejar de alejarnos, y caminar por las calles
de otro universo, hasta que los huesos sean polvo, o hasta llegar a
noviembre; poco importa todo si me toma de la mano. Estas ganas de besar
sus labios, su alma, sí, su alma, hay besos donde se entrega el alma, y otros,
donde nos la roban. Estas ganas de sentirla estremecer, sentir todas sus
vidas, y morir con usted, matarnos de amor. Estas ganas de mirarla a los
ojos, de no mirarla y ver el mismo cielo nocturno, y contarle a estrellas y
suspiros todo lo que me quema por dentro.
Qué pasa cuando te miro
Yo miro tu carita, tu sonrisa, tus ojitos (tristes) y te miro y te juro que

mueves algo dentro de mí, no sé si sean mariposas, no lo creo, yo creo que
más bien; son como ganas de vivir.
Fidelidad
Si llegase a morir yo en este instante, allá donde quiera que he de ir, la

amaría, soy suyo por los infinitos y todas las eternidades. Si comenzara otra
vida, sólo a usted la amaría, y si en esta otra vida usted no estuviese, no
habría nadie más, esperaría a la siguiente donde nos volviéramos a
encontrar. Y si fuera el fin y no hay nada después de la muerte, usted es el
enigma de por qué viví, nací para encontrarla, amarla, y saber que esto; es
lo único real.
Cinco mil tres
Si pudiera pedirle algo a la vida, no le pediría mucho, sólo un beso de

sus labios cada mañana (y es que; me gustan tanto sus labios). Es probable
que también le pidiera uno a medio día, y otro por la tarde (a veces se
necesita mucho un beso por la tarde, sobre todo en otoño, o en invierno), y
si pudiera ser, y para que tenga una idea de cuánto me gustan sus labios,
cinco mil tres por la noche.
Cuando me pregunta
A veces es muy difícil contestarle si la amo, y es que no encuentro algo

tan grande; para explicarle cuánto.
(2021)
Algo más nosotros
Yo no sé cómo decir estas cosas, pero me hace falta, y siempre hay un

vacío en mis brazos (y en mi ser), con nadie se llena, no quiero a nadie más
tampoco, sólo a usted y la noche (sólo un nosotros) … Y yo no sé cómo
decir estas cosas, pero quiero despertar a su lado; su sonrisa me hace falta
en el café de mis mañanas. Usted se ha vuelto indispensable en mi
existencia. Intentemos hacer de un sueño, algo más destino, algo más
futuro, algo más nosotros.
Una vida para querernos
No necesito a Neruda, para entender su amor... Usted enciende el

universo, y apaga mis miedos con sólo decirme te quiero. No necesito de
versos tristes, de noches tristes, porque saberla triste me hace pedazos el
alma. Con calma, respire, la vida es larga, aunque parezca que a veces se
nos acaba. El tiempo es cruel, pero fue él, el que me trajo a esta historia
nuestra, y es él, el que pondrá la fecha. Nos debemos un café, y una noche
de invierno. Y una vida para querernos.
Te quiero conmigo
No sé cómo, no sé cuándo, no sé dónde, pero, quiero una vida contigo.

O más bien, si no es contigo; no quiero una vida. Te necesito, necesito tu
piel y tus labios, y tu corazoncito cerquita del mío, toda tú me haces falta;
hace frío en las ausencias y hay distancias que no deberían existir. No sé
cuál sea tu destino, ni qué me depare el futuro, pero; te quiero conmigo.
Ella me enseña
Le gustan las plantas y las naranjas y se arriesga conmigo, sabiendo que

soy un caos, soledad e invierno; ausencia. Me gusta tanto su cabello,
cortito, sabe de tiempo y decisión. Le gusta leer, ver películas, mi voz, las
aves. Es demasiado sensible, pero, fuerte, distraída, valiente; ella se atreve a
quererme. Sí, aún no sé mucho de ella, lo acepto, ni mucho de muchas
cosas, pero ella me enseña, y aprendo... Sobre todo; cómo debo amarla para
no hacerle daño.
Inevitable
Hoy es un martes, y los martes están bien, sobre todo, si amenaza con
llover, hoy se muere marzo, es un final. Es un poco triste, el tiempo está en
una constante muerte, y yo aquí viendo cómo se muere, cómo me muero,
pero eso sólo es otra cosa inevitable, como las hay tantas, usted misma es
una persona inevitable, su amor que me traspasa los huesos y el alma, eso
es inevitable, y su sonrisa; su sonrisa que detiene el tiempo del que le hablo,
y eso de estarme muriendo, inevitable; como que en todos mis futuros te
veo.
Su hormiga azul
Usted es una mujer en peligro de extinción, eso es todo, su alma es de

verdad bella... Con su magia supo reparar mi corazón, y se quedó con él. Yo
se lo di, era lo justo. Usted es la única con el suficiente coraje para
enfrentarse a mi soledad, y lo hace, me hace suyo. Por eso la quiero, porque
me quiere a pesar de todo. Soy su hormiga azul.
Café con otoño
Ella no existía o tal vez no lo hace, no del todo (o como ella quisiera),
ella es lo que es, está loca, me sorprende, me enseña cosas, y me descubre,
ella es magia, sonríe y me desarma y si eso no es magia; entonces yo no sé
nada. Ella tiene cicatrices y experiencia y eso no la hace menos bella, ella
tiene un alma aunque no lo parezca, y un corazón hecho pedazos, pero no
limita lo que siente o lo que me hace sentir, ella no es como todas y no es
diferente, sólo es una mujer sin destino, o sin suerte, café con otoño,
miradas perdidas, vida y muerte, eternidades y besos bajo la lluvia.
Como una hoja recorriendo el mar
Uno en los sueños puede volar y si yo volara llegaría hasta ti, no puedo
construir unas alas con palabras sino te estaría besando. También llevo un
mar adentro, y por fuera es de noche y sigo las estrellas (o ellas me siguen,
no estoy muy seguro, hay muchas cosas que no sé), ellas no saben por qué
estoy triste, y tú no sabes porque estoy triste y así no soy capaz de decírtelo,
y te lo digo, uno no elige quién le roba el corazón, ayer era septiembre y
hoy eres tú, no hay rumbo, sólo corrientes y destinos, y esta vida si la
quieres.
Altibajos
Me sujetas,
me salvas,
me regresas a la vida y también me matas,
pero así es y así será.
No sabemos amar (hay que aprender),
altibajos;
a veces te quiero,
a veces me quieres,
y a veces ya no.
Para vivirla juntos
Qué pase un año, tres, o los que tengan que pasar, pero que pasen ya. Te
necesito a mi lado, necesito tu piel, tu sonrisa, el amanecer contigo; qué el
tiempo pase y después se detenga, que se haga eterna la vida; para vivirla
juntos.
Me faltas
Me faltas entre mis brazos, me falta tu mirada, tus latidos y tu

respiración. Te extraño. Me quema la distancia y no tu piel, y sin ti me
siento muerto, te necesito; me faltas por completo.
Desorden
No le preocupa que su cabello esté perfecto, no (para no hacerlo, lo

cortó), ¿verse bien en tacones?, no, ella mete sus pies en unos Converse no
le importa si trae puesto un vestido, un short o sus pantalones. Ella es así,
noches sin luna, tardes de lluvia, buenos libros y anteojos, café y qué bonita
se ve sonriendo aunque por dentro se le acabe el mundo, ella es pura
tristeza, no entiende por qué nos pintaron un universo que no se queda
quieto y nos ahoga si lo único que hay que hacer es respirar, y amar, ella
sabe lo que es el amor, o cómo debería serlo, también sabe lo que quiere y
lo que no quiere lo tiene muy claro (y no hay nadie que pueda hacerla
cambiar de opinión), ella siente mucho (le gusta usar el corazón), pero a
veces siente que no pertenece a ningún lugar, ella es una chica demasiado
difícil de ser, sus emociones son un desorden, pero para mí, no hay otra.
De carne y hueso
Créeme que hay tantas cosas que quisiera decir, y tal vez alguna noche
te las diga, pero; será al oído, y con la respiración entrecortada, y no a esta
distancia donde mi piel no puede más que soñar; con tus manos.
Pero cómo te quiero
No es porque soy un idiota,

no es por inteligente.
No es por saber,
no es por no hacerlo.
No es por estar vivo,
no es porque voy a morir.
No es por la brisa del mar,
no es por el calor del desierto.
No es por lo que hay en el cielo,
no es por lo que no hay en la tierra.
No es por amor,
no es por el tiempo,
no es por mí,
y ni siquiera es por ti...
Pero cómo te quiero.
Pieles
Mi piel, aun sabiéndose desconocida para su piel, siente, que le falta su

roce suave; esa caricia, idioma único de las pieles que se necesitan.
Un cielo en llamas
Se lo he dicho, usted es un cielo, pero se quema, arde, toda completa, su

boca, su cuello, su vientre, sus senos, sus caderas, sus muslos; pantorrillas,
toda se incendia, es puro deseo y fuego y eso no está mal, así es usted,
única, irrepetible, impar; un cielo en llamas.
(2021)
Cuando la invento
A veces, en las noches, la invento junto a mí, la dibujo en el viento, la

trazo con mis manos como si recorrieran su piel desnudando su silueta,
hasta llegar al centro de todo ese universo que es usted. Y de pronto, se
vuelve real, aquí ha estado desde el principio, y mis manos siguen su
camino, sobredibujando las caricias de otra noche, donde todo es más tibio,
suave, y húmedo, y donde no existe el tiempo, ni la distancia (o la cordura,
por lo que veo).
Solsticios y equinoccios
Necesito un día gris y uno soleado, que las hojas rueden por el suelo, un
poco de calor y que el viento cale hasta los huesos.
Tus ojos tristes, tu silencio y tu sonrisa, y no todo este ruido que causas
sin tu voz.
Tomar ese café y tomarte de la mano, que se encienda de nuevo el

universo.
Una puesta de sol, mis brazos alrededor de tu cuerpo, y una eternidad

con luna menguante,
la penumbra de las velas, una noche con estrellas, y un beso por la
mañana.
No necesito mucho, nomás; te necesito.

Y también la deseo
Muero por entrelazar mis manos con las suyas... Que mi piel a su piel en
un húmedo susurro le diga, lo que siente esta alma vieja. Sentir el peso de
su corazón sobre mi pecho, y hacer de la noche, caricias y estrellas, magia,
besos, sudor. Volvernos uno con el universo, ser, existir, rozar un poquito de
vida, jugar con la muerte a que somos eternos; y olvidarnos del mundo. Me
muero por usted, la amo, la necesito; y también, la deseo.
Demonio o ángel
Su voz se cuela entre la noche y mi piel, y algo pasa con mi sangre, me

recorre como las ondas del sonido, como las ondas del susurro con el que
me dice te necesito en mí ahora, y ardiendo por entre mis venas, se
acumulan estrellas, y ella me espera, demonio o ángel, dispuesta, con las
alas abiertas, con el alma en llamas, y, con su corazón como ofrenda.
Le pertenezco
Y no esperaba ese te amo así, tan de repente, tan a quemarropa, tan

bonito...
¿Sabe qué pasa?,

que cuando me dice te amo,
me recorre por las venas como la
sangre que oxigena mi cuerpo,
y en un bello escalofrío me
recuerda;
que le pertenezco.
Dígame
Dígame si usted también siente esto, dígame por favor. ¿Qué le grita la
piel, la sangre?, ¿acaso siente esta distancia?, el vacío que hay entre su
pecho y el mío, ¿le falta mi aliento, mi tacto, mis latidos?, dígamelo.
Dígame si necesita mi cuerpo, fundirnos con el universo, deshacer este
infierno. Dígame si su vientre también es un incendio, un caos, si quiere
que haga un mapa suyo con mis besos, una escultura con las horas y el
sudor. Dígame por favor que quiere que le ayude a probar que es posible
alcanzar las estrellas con su barbilla. Descubrirse. Descubrirme. Dígame
que no está mal sentir lo que siento, y que me sueña, como a veces, también
la sueño.
No necesito ser de nadie más
Su valentía, su manera de sentir, de quererme, de pensar, su perspectiva

hacia este amor nuestro, eso de los otros tiempos y las cartas de las que
habla, todo, toda usted, me hace saberlo, sentirlo... Usted es mi amor de la
vida. No quiero y no existe otra mujer; no necesito ser de nadie más.
Cosas de la cabeza, del corazón y de la piel
Hay quienes dicen, no me la puedo sacar de la cabeza, otros dicen, no

me la puedo sacar del corazón, y yo a usted, señorita; no me la puedo
arrancar de la piel.
(2021)
Entre sus noches y las mías
Sentir su piel otra vez (su piel ardiendo), sentir su boca, los latidos de su
corazón, el susurro de su alma, recorrernos con los labios y no debería
decirlo, pero la deseo en mi cama, la deseo completa, me hace falta su
cuerpo sobre mi cuerpo, respirar su aroma, cerrar los ojos y acariciar el
cielo, acabar con la madrugada, acabarnos uno al otro, toda usted me tiene
loco, sépalo, la amo de todas las maneras posibles y ya no quiero que exista
esta distancia, entre sus noches, y las mías.
Entre mis pulmones y el alma
A veces, como que no respiro bien, sobre todo cuando pienso que usted
está lejos y no puedo besarla, abrazarla, o sentirla. Y tal vez piense que
estoy loco, y quizá haya que estarlo para aguantar todo esto, y es que usted
se puso ahí, entre mis pulmones y el alma (y la razón), y oprime, no me
cabe en el pecho (me llena), y respiro, y respiro, y respiro.
Es tan bonito quererle a usted…

Entre cielo, infierno y mujer
Ella es diferente a todas las chicas que he conocido, no tiene miedo de

decir lo que siente, o lo que quiere y dice que me quiere, y dice que me
siente... Me encanta lo que provoca en mí, en mi piel; su magia, su arte.
Como jinete me toma. Y me bebe. Y me come, me arranca suspiros,
gemidos, susurros con su nombre. No sé en qué consista su
sobrenaturalidad, pero, me abrasa, es fuego, es llama, es lumbre, y es tierna,
y sensible, e inteligente, diferente a todas las chicas que he conocido, una
mezcla perfecta entre cielo, infierno y mujer.
Con todas las fuerzas
Le amo como usted me ama, con toda el alma, con todo el ser, con todo
el corazón. Así de simple, sin darle vueltas; le amo demasiado porque usted
se lo merece, y porque a usted no se le puede amar de otra manera. Le amo
y nomás, así; con todas las fuerzas.
(2021)
Con cada amanecer sin ti
Cómo decírtelo bonito, si ya se ha dicho de todos los modos posibles.

Los viejos poetas, los que sí eran poetas, me han robado todas las palabras,
no me dejaron una sola con la cual decirte; que te quiero, pero que te quiero
bonito, que te quiero de veras. Y ahora quizá tú, nunca lo sepas. Y es que si
me atrevo a decírtelo así con mis palabras sencillas, tal vez no alcancen, y
lo más probable es que no me creas que se me escapa la vida con cada
noche que no estás en mis brazos; con cada amanecer, sin ti.
Querer sin miedo
Y de pronto comencé a escribir... A escribirte, a soñarte despierto. Te

plasmo, te hago inmortal. Te quiero, para siempre te quiero, así; sin miedo.
Sin miedo.
Pajarito
Eres como un pajarito que anidó aquí, en mi lado izquierdo del pecho,
juntaste todos los pedazos de mi corazón y con besos, los fuiste uniendo,
con sonrisas los colocaste en su lugar, y con tu compañía, con los parques y
los días, las avenidas y las noches; me ayudaste a olvidar.
Trascendente
Así me ama usted, y nuestro amor es tan bonito, único, irrepetible... Por
eso la necesito. Quiero estar con usted, trabajar en este amor, hacerlo crecer
juntos, tiene que ser infinito, más que eterno; trascendente. Siempre,
siempre quiero estar enamorado de usted.
Alejarnos
Alejarnos a la luna, o a una cabaña, a un abrazo fortísimo, o a un nuevo

mundo donde los patos canten, donde mañana siempre sea martes, un lugar
lleno de pequeñas cosas de esas que pasan desapercibidas, de instantes sin
importancia, de ratitos de vida.
Tiempo y ausencia
No ha pasado mucho, pero si algo aleja, no es la distancia, sino el

tiempo, y aunque es poco, te siento lejos. Es irremediablemente imposible
no sentir que la noche es más triste sin ti, y que la luna me mira (me mira y
ha de pensar pobre tonto), la miro y me mira y la luna nunca debería vernos
fijamente (uno se siente tan pequeño). He comprendido que me gustan las
noches sin luna (a ti no; pero conmigo no tienes por qué tener miedo), me
gustan las noches contigo y estrellas, hablar del día y suspirar un poco,
contarnos cosas y saber que la muerte se retrasa si tú estás, todo es más
eterno si me dices te quiero, y si te quiero, te quiero, lo sabes, no lo dudes, y
no lo olvides. Tú no sientes mi ausencia, lo sé porque me lo dices, pero sé
que existe; no le demos tiempo.
Pero juntos
Ya no quiero soñarte, te quiero real, aquí, conmigo, para reír juntos, y si

hay que llorar, para llorar juntos, juntos, lo que sea, alcanzar estrellas,
metas, o intentarlo y caer, y levantarse, y volver a intentarlo, pero juntos,
uno para el otro, lado a lado, siempre, siempre; porque te amo, porque me
amas, y porque el amor es una constante, pero juntos.
Ecos
Me hizo en un dibujito,
me pintó,
atrapó mi alma y corazón,
me inmortalizó;
me hizo suyo para siempre.
No valgo la pena
Sé que mi ausencia es irreparable, pero es lo que soy, quererme a mí, es

querer mi ausencia. No me quieras, no valgo la pena. Este corazón puede
ser el más triste, o el más bonito de los corazones, pero está hecho grietas,
de nada te sirve si lo que quieres es lo que no puedo darte. Y te daría mi
vida llena de ausencia, pero no valgo la pena. Sonríe, que para mí tampoco
es fácil; el dejarte libre.
Se quiere o no se quiere
Ella me enseñó que no se quiere más, o menos, se quiere igual, en las

mismas proporciones, a soles y estrellas, a campos verdes y mares, a noches
sin luna y otoños e inviernos.
Se quiere o no se quiere;
así de simple.
Y sonrío
Yo soy su mundo, y sonrío, porque me lo dijo, me lo dijo en secreto (y

sonrío en secreto), así como en un susurro de la noche me lo dijo, con el
primero de octubre acabado, muriéndose cuando soplaba el otoño (me gusta
el otoño tanto como mi invierno y ella me dijo que soy su mundo). Me lo
dijo, y yo soy su mundo, lo soy y sonrío, ella, y sonrío, ella; mi pequeño,
pequeño universo.
Si te vas
Contigo respirar es más fácil... Y te respiro. No, no eres mi oxígeno, que

quede claro, sólo te amo, pero tampoco moriré si un día dejas de llenarme el
corazón, si te vas. Esas cosas pasan, uno se va aunque el amor se nos quede;
se nos aferre al recuerdo. Y aunque el tiempo pierde su significado y una
eternidad es poquitito a tu lado, al final, uno no puede hacer nada, y si hay
que irse, hay que irse, y nomás.
Gacela
Tan distraída a veces, tan blanco y negro, colibrí, gacela. Se pierde en

sus pensamientos, y yo resguardo su regreso, y lo sabe, se sabe segura a mi
lado (aunque no esté a mi lado). La tomo de la mano y vuelve, sonríe, y
enciende mi corazón con su sonrisa. La perfección siempre es otra cosa de
lo que nosotros creemos, ella no es perfecta y sin embargo, lo es. La
contemplo. Tan distraída a veces, como en un mundo donde no la quieren,
va y vuelve, y me besa (sus besos son como el inicio de la lluvia cuando
uno pone la cara al cielo), busca sentirse a salvo, y la salvo; y ella me salva
sin darse cuenta. La amo.
A veces sólo no quiero decir nada
A veces no quiero decir nada, sólo tomarte de la mano y sentirme

completo, que no te angustie, que no te duela mi silencio, pero a veces no
quiero decir nada, y eso no quiere decir que no te quiero. A veces no quiero
decir nada, sólo abrazarte y sentirme menos muerto, que no te rompa el
corazón mi soledad, que no te llene de pensamientos el que esté callado,
pero a veces no quiero decir nada, y eso no quiere decir que dejé de amarte.
A veces sólo no quiero decir nada. No te vayas, no me dejes.
Si de algo sirve
Gracias por aceptar mis ausencias, por respetar estas malditas caídas
libres en el abismo, y por dejarme solo cuando lo necesito. Sé que no es
fácil y que aunque me dices que no, mueres un poco, al igual que yo,
mueres (esto no me lo perdono pero no te lo digo), eres tan buena (a veces
no sé qué diablos haces conmigo). Soy un egoísta por no dejarte ir (y un
cobarde), pero es que estás tan enraizada en este montón de pedazos que me
cargo en el pecho (son tuyos, soy tuyo) que si te vas me muero, pero al
quedarte; te estoy matando. Me das vida, vida, y yo de a poquito te la voy
quitando, no hay perdón que valga y quizá yo no valga nada, pero si de algo
sirve; te amo.
Llegará
Aunque no esté en tus planes, sé que llegará ese día, y aunque tú ahora
lo veas completamente imposible y jures que (como cierto cuervo, cierta
medianoche); jamás. Llegará el día, como llegan esas cosas que tienen
que llegar, que son imparables, que son como inercia; destinos. No sé cómo
será, o por qué será, quizá por cualquier tontería, pero eso no importa,
llegará el día en que me arranques el corazón y nada te detendrá. Pero, antes
de que eso pase, antes de que te vayas, regálame otro beso; porque la vida
sin ti, no será fácil.
Cenizas revueltas
Cuando yo muera y me hayan vuelto polvo, préndale fuego a todas las

cartas que me envió, esas, las que guardo en la cajita. Tirelas al viento,
cenizas revueltas, que se vayan conmigo sus palabras bonitas... Que para mí
son invaluables, y no quiero que nadie las tenga.
Quiérame fuerte
Si un día deja de quererme, no tenga miedo, no pasará nada conmigo (y

no porque no la ame, recuerde que suyo es el corazón que tiene en sus
manos), el mundo no se acabará, y la vida tendrá que seguir (recuerde que
yo ya he sido un montón de pedazos), no se preocupe, si un día deja de
quererme, no pasará nada... Sólo ahora que me quiere, quiérame fuerte, con
la piel y los huesos, con las entrañas y el alma, con las noches y el invierno,
con todo eso bonito que uno siente adentro; quiérame como si fuese mañana
cuando ya no me querrá.
Qué de algo sirvan los pedazos
de mi corazón.
- Fabian Recendez
Desamores
Palimpsesto
La única forma eficaz de saber cuánto se quiere a alguien es;

perdiéndolo.
Corazón roto
Quisiera que fuera verdad que uno se muere de amor...
Y morirme.
(2021)
La chica del vestido de ajedrez
Y vestía un ajedrez sobre su piel, y fue su piel el insomnio de esa y otras

noches. Tengo una memoria terrible, no recuerdo de qué hablamos, o su
nombre, pero mi corazón la recuerda completa, si es que se puede decir así,
y si no está mal decir, que el corazón recuerda, o que no olvida. Recuerdo
también sus labios, a ella le gustaban sus labios, esto no lo recuerdo, pero lo
sé. Sus manos eran bonitas, ella lo es, es tan bonita como un cielo nocturno
lleno de estrellas, inolvidable, casi perfecta, y digo casi, porque la
perfección no existe, si existiera, ella lo fuera. Cómo olvidar su vestido de
pequeños cuadros a blanco y negro, y a esos ojos que me robaban suspiros y
pedacitos de alma. No recuerdo su nombre, y tal vez lo recuerdo, pero quizá
sea mejor no mencionarlo, aunque recuerdo que su nombre pedía ser
escrito, y ella, no ser olvidada, y aquí estoy; escribiéndola, y recordando sus
labios, su boca entreabierta, y a su piel, sin aquel ajedrez.
Mañana te sigo olvidando
Hay tantas palabras en el diccionario, y entre ellas estrellas y galaxias,

universos, y podría escribir rosas de un color no inventado, aromas
inexistentes, podría, también, incluso, usar los granitos de arena del mundo,
o las gotas de mar que salen de uno y vuelven al mar, usar este ocaso para
decir lo que siento, o decirlo así, como se dicen las cosas para que se
entiendan, y entiende, a veces está bien extrañar un ratito, y hoy te extraño
y eso es todo... Déjame extrañarte hoy, mañana te sigo olvidando, pero por
favor, hoy necesito tu sonrisa, cerrar los ojos y recordar tu mano en mi
mano, tu piel pegadita a mi piel, y saber que no fue sólo un sueño, que el
amor bonito existe; aunque no sea eterno como en los cuentos.
El último beso
No te preocupes, de verdad, lo entiendo (te entiendo), somos un

constante estar tomando decisiones y eso no nos lo pone fácil, si tienes que
irte, vete, llévate contigo una parte de mí (si quieres), yo sólo me quedaré
con muy poco (sabes que es justo), la noche del café, el día en la cabaña, y
ayer (nunca quiero olvidar tu último beso), lo demás llévalo contigo si no
pesa demasiado, o tirarlo al mar así como el cielo le posa sus estrellas en las
noches sin luna, no pasa nada, sólo es otro destino de estos que se mueren,
o que se está muriendo, o que me estoy muriendo.
Sólo comprende
Comprende que no te puedo olvidar de golpe, necesito tiempo,

reconstruir mi alma, sanar mi corazón, extrañarte cada vez menos, dejarte ir
de a poco; aprender a vivir sin ti.
Por favor, sólo comprende,

fuiste demasiado importante para mí;
déjame olvidarte, a mi paso.

(2021)
Amar es un acto de locos
Te juro que a veces no respiro, siento que no respiro, no te puedo

olvidar, y ya estoy harto, cansado de extrañarte, me dueles bastante, y ya no
quiero sentir que me muero, sin morirme. Y sé que es el dolor el que me
hace decir esto, y también sé que con el tiempo pasará, pero saberlo no me
ayuna. Esto es una locura; amar, es un acto de locos.
Con sonrisas vacías
Al principio, el amor es indefinible, indescriptible, como magia, y al

final siempre es algo más, y tendría que ser algo más, algo mucho más
principio, no dejar que se extinga su naturalidad. Uno se da por completo y
eso no es malo, no hay otra manera de amar plenamente, pero, lo terrible de
darlo todo y que esto no haya sido mutuo, es que al final uno siempre se
queda vacío; con sonrisas vacías.
(2021)
Lo que nunca fuimos
Siempre jugamos a no ser nada, a ser amigos, y siempre supimos que

nuestros corazones ya no eran nuestros, el mío era tuyo, y estoy seguro, que
el tuyo era mío, pero siempre existió ese lo nuestro no puede ser, y al final
terminamos con el corazón jodido, y siendo, precisamente, lo que nunca
fuimos.
Excusa
Definitivamente sé que responder a eso, pero, no sé qué responder,

porque; sé que debería de saber a qué viene todo esto, y no lo sé, y entre el
saber y saber (y el no saber) lo siento muchísimo. Y comencé diciendo que
sabía que responder porque es así, efectivamente sé que responder...
Digamos, que si yo me sentara en una roca, por ejemplo, en la roca de
donde me tiraba al río cuando era un pequeño, y viera sus palabras desde
ahí (siendo quien soy ahora y no ese pequeño), y desde tan lejos (como el
ayer, o como el mañana), como si no fueran suyas, sabría que responder,
pero sabiendo que es usted, la que me tiene del corazón con sus manitas
raras, la única que es capaz de nublar mi juicio, mi coherencia, y mi razón
con todo esto que provoca en mí; no lo sé. Me pone contra la espada y la
pared, o contra un gato (y usted sabe que los gatos son peluditos y a veces
teléfonos), yo no saco conejitos de mi garganta, y usted es algo extraño en
el mundo, lo más bello que podría ofrecer, lo único que le daría sentido a
cualquier vida, pero creo que en el fondo o al final no soy yo quién tiene
que responder las preguntas no formuladas en lo antes dicho (su excusa).
Sabe que yo ya he sido un montón de pedazos así que no tema (como a
veces temo yo), porque precisamente eso es lo que no quisiera, romper un
corazón tan único, tan verdadero. Dice usted que a veces no todas las
promesas se cumplen, y es cierto, o a veces se cumplen demasiado tarde
que parecen no cumplirse (el tiempo no basta). Yo no sé nada del amor,
muchas veces creí que no era para mí, siempre he creído que existe, aunque
no haya visto ningún caso real, o al menos no tan real como sentir su mano
dentro del pecho jugando a hacer latir este corazón. Y después de todo, no
sé qué responder (aunque lo sepa, como ya se lo he dicho). Sólo es cosa de
volver a caer un poquito en un abismo que ya conozco y donde quizá
termine algún día y se lo digo para que no tenga miedo a enviarme ahí si así
lo desea, ya que no será cosa suya o cosa mía, sólo será cosa de dos seres
humanos que practican vida, para acabar muriéndose.
(2021)
La noche de la tormenta
Qué una noche como esta, llena de lluvia y de tormenta; me extrañes.

Una canción que se llamó amore
Y bailamos al ocaso de un jueves en un sueño que sólo fue un sueño,

una canción que se llamó amore, vals de la vida, y de la muerte cuando se
acaba y hay que partir, olvidar, decir adiós, y dejar ir.
Una ciudad que no cabe en un mundo
Hola, soy yo de nuevo. Sí, sé que es un fastidio saber de mí, pero, no te

preocupes, lo que tengo que decir no tardará mucho, y será la última vez,
que sepas de mí, te lo prometo. El verano apenas comienza y ya es el más
largo de mi vida, sabes que yo y junio no nos llevamos muy bien, y la
ciudad parece más grande que el año pasado, una ciudad que no cabe en un
mundo, un mundo, que se está yendo al carajo. El tiempo no se detiene y no
diré que ha sido fácil, nunca es fácil lidiar con un adiós, siempre nos matará
un poquito, pero lo he llevado bien, bueno, al principio fue todo un caos, un
dolor terrible, y unos pequeños lapsos de locura, quemé todas tus fotos
¿puedes creerlo?, y el libro de Neruda, y tus cartas, y hasta el día de hoy no
sé por qué, no es que se haya sentido mejor, de hecho fue mucho peor, el
ver arder todos mis sueños contigo, fue como si me partieran el alma, o
como si me desgarraran la existencia, y es que cuando se quiere de veras,
que le rompan a uno el corazón, duele de los mil demonios... Pero, poco a
poco y sin darme cuenta te fui superando, ya no me dueles, te extraño a
veces, es cierto, pero es normal, el amor se acaba, el dolor se acaba, pero en
ocasiones el olvido no llega, y yo no sé si algún día te olvidaré, pero, el que
te fueras, fue lo mejor. Nunca te mentí cuando te dije te amo, te amé como a
nadie, y quizá nunca vuelva a amar así, fuiste el amor de mi vida, así lo
sentía, siempre te pude sentir, invadías todo mi ser y los días de lluvia, eras
mi pequeño universo, y mi alma era tuya, pero en la actualidad las
eternidades se acaban, y los para siempre duran cada vez menos, creo que
los corazones están saliendo defectuosos, ya no soportan el amor. Qué
bueno que mi corazón es viejo, lo rompiste, pero ha sanado con su tiempo y
está listo para volver amar. Que seas feliz, de verdad, gracias por todo, fue
bonito coincidir contigo; con usted.
Posdata: Sea libre, señorita, creo que le queda perfecta su libertad.

(2021)
Secuelas
¿Y si pasa el tiempo y no te olvido?
O peor…
¿Y si pasa el tiempo, y te olvido?

Hay ciertas cosas que uno tiene que hacer por uno
mismo
Qué difícil tener que dejarte de amar, y sólo por un mecanismo tonto de
sobrevivir, de seguir con esto qué no sé qué diablos sea (no sin ti). Todo lo
acabaste así tan como si nada (o lo acabé), siempre se cometen errores, a
veces nos rompemos sin darnos cuenta, pensé que lo sabías, hay tanto llanto
dentro de mí, yo ya era un montón de pedazos antes de que tú existieras. No
sé pedir perdón, o más bien, he pedido tantas veces perdón que estoy
cansado (de verdad uno se cansa de que le pisoteen el corazón), pero te
amo, y lo siento, y sé que tal vez esto no tenga vuelta atrás, porque yo no
soy el mismo (aunque lo sea) y tú no serás la misma (aunque lo seas), pero
¿sabes?, las estrellas están en el mismo lugar donde las dejaste, ahí, junto a
esa playa donde no me miras, pero donde terminaría el mundo por tu
sonrisa.
Las noches sin ti
Qué doloroso es tu silencio, quema, arde, me ahoga. Y qué dolorosa es

la distancia que has puesto entre tu boca y mi boca, entre tu alma y la mía...
Y cuánto lastiman, las noches sin ti.

(2021)
Dos almas
Ese ligero movimiento

vaivén de las olas,
danza del mar a ritmo de viento.
Tempestuosas y calmadas.
Como mi cuerpo sobre tu cuerpo,
aquellas madrugadas.
Pero hoy sólo queda el recuerdo,
de cómo fueron una; dos almas.
Voy a imaginar
Voy a imaginar que no existes, que nunca exististe, que fue una
invención de mi mente, que no me hiciste daño, que no me estoy muriendo,
y que no te extraño. Voy a imaginar que fuiste un sueño, un pensamiento,
un déjà vu, o algo lejano. Voy a imaginar que nunca me sonreíste, que fue a
alguien más, que no hubo inicio ni final; y que no te amo.
My other half
Tal vez esa noche después de todo sí era una despedida (o el inicio de
una). Lo voy a extrañar fueron sus palabras. No quiero meter al destino en
esto, ya se mete demasiado en todo últimamente, usted tiene mucho que
descubrir, aunque no lo crea, y sí, es el amor de mi vida de eso no le quepa
duda, pero aún no soy su otra mitad ("My other half" como usted dice) y no
sé si algún día podré serlo. Vaya, viva un poco, encuentre unas cuantas
mitades de esas que no son mitades, bese muchos labios, baile, lea, vaya al
cine, salga, emborráchese, viaje, salte, déjese invadir por todo esto caótico
que son las realidades que no son bien vistas, haga el amor, ría, llore, rompa
corazones y deje también que le rompan el suyo. Si un día regresa,
búsqueme y nos tomamos un café.
(2021)
Olvidar que te olvido
Todo es tan fácil cuando lo escribo, y escribo que te olvido, que te estoy
olvidando y que no te extraño, y hasta parece verdad que no me dueles, y a
veces, hasta yo mismo me lo creo, pero sólo hace falta cerrar los ojos un
instante para soñar contigo de nuevo, y olvidar que te olvido, y recordar que
te extraño.
El gnomo
Es curioso, nunca había notado a ese gnomo y hoy me da tristeza que

esté roto, pobre gnomo, está solo, digo, está un macetero que es una rana
(estoy seguro que algún día fue verde), está un cisne de cristal, un par de
tortugas estatua, está la noche también (ésta horrible noche), y la luna lo
mira, pero a ninguno le importa, ahí está tirado y está roto, y tú te estás
yendo. No puedo hacer nada (tampoco por el gnomo), esto se acaba incluso
antes de comenzar, y tal vez sea mejor así, a fin de cuentas, yo ya estoy
roto, como ese gnomo de jardín, incluso peor, él nunca supo que estuvo
completo, no lo supo, no lo supe.
Su pulsera de oro
Y ahí estaba yo, descubriendo que hoy en día el amor es la cosa más
frágil que existe... Y le prendí fuego a sus fotos y a sus palabras para ver si
dolía menos, o como un arranque infantil, castigo hacia la nada, y todo
quedó hecho cenizas, y de entre las cenizas como un fénix, su pulsera de
oro, un millón de recuerdos, y un olvido improbable.
Efecto mariposita
Quisiera perderme en tus ayeres allá por el tiempo en el que yo no

existía, esconderme de las viejas historias, surcar nuevos parajes hasta
encontrar lo inhóspito y quedarme ahí, donde no estén tus ojos, donde el
cielo no sea tan infierno y donde la memoria sólo sea un cuento para asustar
a los niños por la noche, aunque no haya noche, ni fogatas, ni tus manos en
las mías, y los días pasen, y las horas, y los nuevos años, aunque estos no
sean tan nuevos, así como de segunda mano, de segundo invierno,
vomitando afuera de un bar, o un par de reinas y un montón de suerte y la
vida riéndose, como siempre, como nunca, todo extraño pero con un
inmenso sentido, como un tatuaje de mariposita en el tobillo descubriendo
el mundo bibliotecario, y una nueva tú, sin conocerme, agachando la mirada
y mordiéndote el labio, ruborizada, sonriendo para ti porque este idiota te
está mirando, sin imaginar todo el daño, las peleas, los celos; las lágrimas.
(2021)
Tan azul, tan amarillo
Yo no soy el hombre de tus sueños, eso lo sé, créeme, y sé que en el

fondo tú también lo sabes, o lo sospechas. Somos tan diferentes, tan azul,
tan amarillo, tan cielo, tan bosque, tan luna, tan estrellas, tan mar de noche,
tan izquierda y tan derecha, y eso de que los polos opuestos se atraen sólo
es verdad en la física (o en los cuentos), y esto se trata de química, y existe,
es cierto, pero no la suficiente… Y es mejor tener las cosas claras, no hay
un mañana para nosotros, o más bien; no hay un nosotros que prevalezca
para un mañana.
Soledades y compañías
Su risa, eso era, lo cambiaba todo. Y reía y todo podía ser posible, o al
menos, eso me hacía sentir. No la amaba, tal vez a veces, y ella también a
veces me quería, pero reía, y era bueno saber que estaba.
Yo era azul
Yo no sé por qué colores, ella hablaba de colores, y yo sólo gris,

invierno y café. Yo lo miro azul, me decía, para mí usted es azul, y no lo
entendía del todo pero, yo era azul y era maravilloso serlo, hay quienes se
gastan una vida tratando de ser (algo, alguien, no sé), y yo era azul para
ella, y era como cumplir de cierta manera con la vida y olvidar por un
momento la eterna pregunta de Shakespeare, yo era azul y ella era ella, la
del cabello cortito, la de la sonrisa de niña, la que con decirme te amo me
volvía un poco más humano cada día, cada noche. Me hizo tan azul que le
decía, ahora sé lo que quiso decir Benedetti con "Es tan lindo saber qué
usted existe, uno se siente vivo", le decía, ahora lo sé de verdad (y de verdad
lo sabía, no era sólo una frase bonita), fue perfecto, nuestro amor fue
perfecto, yo era azul y de pronto, le pedí que se fuera.
Un te extraño no me alcanza
Me permití creer que la mujer de mis sueños existía, y es curioso, de

verdad que si alguien comprende cómo funciona esto del amor (si es que
funciona de alguna manera, o si existe, claro está), debería de ser yo, por
eso mi soledad. Pero llegaste dando comida a los perritos de la calle, y
hablando de Bram Stoker y de Carl Jung, y nuestras vidas se hicieron una
vida desde el principio, y me amaste con un amor tan bonito, tan irreal, tan
mágico, tan puro (justo como debería de ser el amor de verdad), y te amé,
con cada estrella y sonrisa, con cada jueves, con toda el alma, con todo lo
que me queda de corazón, con todos mis huesos... Cuando uno ama de
veras, el amor no se acaba así como así, ahora, un te extraño no me alcanza
para decir que muero; que me matas.
Corazones
Créeme que ahora sé mucho menos de todo (ese es mi secreto, cada vez
sé un poquito menos). Aunque entiendo lo que dices, de la manera en que lo
sientes, de la manera en que lo he sentido, y de la manera como realmente
es. Me da mucho gusto por ti, y esto es realmente cierto, lo digo desde
adentro, desde donde has estado (desde donde estás, y desde donde siempre
estarás). No escuches a nadie (ni siquiera a mí), que nadie te diga lo que
está bien o mal. Todo es un abismo, y en el fondo siempre existirá lo
mismo. El secreto aquí, es cómo caemos. Usa el corazón, úsalo al máximo;
aunque te lo acabes.
Como casi te acabaste el mío.

Hasta siempre
Sé tanto de ti en tan poco tiempo, pero aún no sé lo que más me

interesa, y no me mal entiendas, me interesa hasta la luna que te hizo llorar,
el olor que llevó el aire cuando me respiraste y me soñaste por primera vez,
me interesa saber ¿cuál de todas esas estrellas es tu favorita?, pero lo que
más me interesaba saber, es; ¿qué soy yo en tu ser?, ¿qué significo para ti
en tu piel, en tus huesos, en tu corazón?, para esas cosas aunque parezcas
decírmelo, no me lo dices, no sé si es miedo, no sé si es esperanza, y no sé,
si es amor lo que miro en tus ojos, esos ojos café que mirada a mirada me
roban parte del alma, y que al parecer ellos no se dan cuenta, y sé que no se
dan cuenta porque ahora estoy aquí, escribiéndote estas letras. Nuestros
destinos han sido tan distintos, pero nos han convertido en quienes somos, y
yo admiro y respeto el pasado y el presente que no conozco y que ha
moldeado a esa mujer que me roba el corazón para luego regresármelo a
ratos. Es interesante, a mí me encanta el silencio, creo comprender el
silencio, pero el tuyo me mata una partecita de la existencia, he tratado de
darte toda la confianza de la que soy capaz, pero no es suficiente y creo que
no puedo darte más, mi pasado si lastimó esa parte de mi cordura, sé que tú
no tienes la culpa de volverme loco, y como no quiero lastimarte, aunque
realmente no estoy seguro de que pudiera hacerlo, voy a cambiar lo que
acabo de decir, y como no quiero lastimarme, creo que es mejor para ti, no
seguir adelante con tu inseguridad, y está bien, tal vez sólo veas en mí parte
de tus sueños, lamento no serlos todos, pero también eso me gusta de ti,
sabes lo que quieres y en el fondo sabes que no soy yo, todos los te amo,
todos los suspiros y todos los besos que fuiste capaz de arrancarme, fueron
sinceros, te los di junto con una parte de mi vida, ahora soy menos pero soy
más, gracias a ti, pero ya basta de tanto mar de éste que me sale de adentro,
me alejo, tal vez te duela, o creas y quieras que te duela, pero ya
encontrarás ese alguien que te robe tus mañanas sin darte cuenta, no pienses
que para mí es fácil, es algo de lo más difícil que he hecho en esta mi
mísera vida.
El infusor de café
Hoy utilicé el infusor de café que me regalaste, era algo inevitable,

sabes que necesito mi café de la mañana más que los otros cafés del día. Es
un artefacto, sencillo, rudimentario, pero sorprendente, da un sabor
exquisito, como a recuerdos, y a lluvia... ¿Sabes que aún no comprendo qué
pasó?, y no quería pensar en ello, de veras, pero, mi cafetera se averió, y
juro que mi intención no era recordarte, no quiero hacerlo, porque si lo
hago… Te extraño y, me dueles.
Si preguntas
Te diré que sí, siempre que sí, aunque los monstruos no se vayan y los
recuerdos no me dejen. Te diré que estoy bien, que sonrío, que hay un río, y
que el olvido no es como dijo Benedetti. Te diré buenas noches y que es de
noche, siempre, sobre todo por las tardes y los domingos. Te diré que en
mayo cumplo años y que no me gusta celebrarlo, pero eso ya lo sabes, sabes
que los cumpleaños no deberían celebrarse. Te diré mentiras, y sabrás que
miento, y me dejarás mentir. Te diré amo tu café y que lo extraño y que el
azul no es el color del cielo, es el color que mejor te va. Te diré cosas sobre
salir de donde no hay salidas y sobre burbujas, te diré que la luna no es lo
que parece y que jueves no es un día sino mi canción favorita. Te diré lo que
tenga que decir si preguntas, pero ojalá no lo hagas, no preguntes, sigue de
paso si me ves por la calle, por tu bien, no me hables, yo aún no cambio y
cambio todos los días como todos, pero siempre seré un idiota, y ya no
quiero lastimarte.
Rodando
Creo merecer tu silencio, o mejor dicho, como que lo acepto. Está bien,
no pasa nada, de todas maneras, nunca he sido tan importante para ti, y de
nuevo está bien, no tendría por qué serlo, que tú te hayas vuelto importante
para mí, es sólo por lo de tus ojos, o lo de tu sonrisa, o lo de ese corazón
valiente que le ocultas a la mayoría, pero sólo por eso, sin buscar
reciprocidad, o que cuando respiraras, me sintieras como yo te siento. Te
digo que tú eres importante para mí, estés, o no lo estés, no necesito de tu
presencia, con tu recuerdo basta y sobra para un par de vidas, así eres tú; un
pedacito de eternidad. Es probable que ya no sepas de mí, y no lo digo con
despecho o amenaza, ni como despedida (porque uno nunca se va del todo)
... ¿Has visto que bonitas se ven las estrellas?, hoy están hermosas, brillan,
pareciera que lo saben. Alza la mano, coge unas cuantas, tú puedes, que
nadie te haga sentir lo contrario... Yo seguiré por aquí, rodando, si es que en
verdad el mundo sigue siendo lo que se supone que es.
Esto no es un te extraño
Le escribo desde el fondo de esta habitación, desde el sofá donde me

siento a leer, y últimamente, a extrañarle. No quiero interrumpir su vida,
esto es sólo una carta de esas que ya no se escriben, ni quiero causar nada
en usted al decir que le extraño, uno puede extrañar cualquier cosa, o a
quien quiera nomás porque sí, sin esperanza alguna. Todo está
relativamente bien, el sol sigue saliendo casi por el mismo lugar todos los
días, el invierno acabó, y no ha llovido, bueno, hoy dicen que lloverá, quizá
por eso mi nostalgia, los días grises son mis favoritos. (Después de este
punto, quise escribir el dolor que aún siento, y que posiblemente seguiré
sintiendo, conociéndome, durante mucho tiempo, pero, no lo haré, no lo
escribiré, no tiene caso). No he leído tanto como quisiera ¿sabe usted?, pero
he escrito un poco más de lo que esperaba, resulta que tengo un problema
en mi espalda, y esto, creo que al final me quitará algo de tiempo, pero en
estas semanas me ha dado un tiempo extra. Y aquí estoy, hoy su recuerdo
trajo café y galletas... Se lo dije muchas veces, usted es increíble, fuerte, y
valiente, de verdad espero que ya se haya dado cuenta, y que esté bien, sólo
eso deseo, que esté bien, siempre, siempre. Sé que no he dicho mucho en
éstas pocas letras, pero creo, que he dicho lo necesario, tomando en cuenta
que no sé si está bien que le diga algo, que le escriba. No sé si esperar
respuesta, o si siquiera quiero una, usted sabe que yo no sé muchas cosas.
Posdata: Era cierto, ya está lloviendo.

Otoño de hojas eternidad
Quiero que sepas que te dejé entrar y recorrerme por las venas, no sé
por qué, mi corazón es un estúpido, o tal vez sólo debía pasar (hay cosas y
personas inevitables), pero es mejor que sólo seas un recuerdo, uno muy
bello del que espero poco acordarme, aunque no olvidaré tus besos, no lo
haré (a veces aún sueño tus labios), tampoco olvidaré tu piel (la travesía y el
descubrimiento de lo bonito que es sentirte), esa sonrisa que me volvió
tuyo, y a esos ojitos alma. Creo que de alguna manera siempre voy amarte,
aunque sea sólo ahí, en el pasado, en esa pequeña historia sin final feliz, en
ese lejano otoño de hojas eternidad. Quiero creer que me entiendes y que no
me odias, y que ya me estás olvidando. Yo no estoy en ese lienzo futuro
donde se pintó tu destino, y dolió, pero la vida ya duele y esto sólo es otra
despedida, eso de morir más rápido de lo que uno debería, solo es eso, vivir,
con más agonía. Cómete el mundo, sigue sonriendo, y olvídame; por lo
menos en esta vida.
Te prefiero lejos
Te extraño, pero me muero, y no quiero que mueras conmigo. Te

prefiero lejos, con tu destino y tus ojitos tristes, pero sonriendo, sin
recordarme, sin extrañarme, sin amarme tanto, y sin llorar porque soy un
idiota.
Un montón y tres costales
Para qué me hago tonto, no quiero olvidarte, nadie eres tú, y es extraño
porque en todas te veo, o mejor dicho, en todas te busco. Sé que todo fue
una locura, y aunque no me creas, yo también me enamoré de ti
(demasiado). La distancia sólo es un tramo que separa cuerpos, no la
capacidad de sentir, y aún te siento, y aún te amo, demasiado, demasiado
(un montón y tres costales ¿recuerdas?).
Vidas
Y así, poquito a poquito, me fue dejando de querer, y así se va, como se

van las vidas, como se va lo que nunca fue parte de uno, como se va mi
vida, como te vas; mi vida.
Y yo era una hormiga azul
Me encantaban sus labios, y su cabello, y sus manos raras, y es increíble

como unos ojos pueden cambiar una mañana, quizá, hasta una vida si estos
te miran (ella me veía). Una noche donde la belleza de las estrellas no era
más que insignificancia ante su sonrisa (diablos, cómo duele tu sonrisa
ahora), me preguntó qué era un abrazo para mí, le dije, que un abrazo es un
lugar donde uno puede morir, y está bien… Hubiera preferido morir entre
tus brazos, ahora, respiro y me dueles, respiro y no respiro y hay tanto
donde no dejaste nada pero sólo diré que te extraño, así de simple, así de
fuerte.
Un jueves por la mañana
Hoy hace un frío de los mil demonios, y tomo la taza con mis dos
manos para conseguir un poquísimo de calor. Y respiro el aroma de mi café,
cierro los ojos, y eres apenas una sombra difusa, retazos, de recuerdos, de
un sueño. Aún no te olvido del todo, es cierto, pero voy a lograrlo...
Y aún no sé cómo,
y a veces parece imposible;
pero, voy a olvidarte.
Garabatos y recuerdos
Ella me hablaba de la lluvia, del rayito de luz que se cuela por las
rendijas o los hoyitos pequeñísimos del tiempo (ella está tan loca como yo),
bebe café y le gusta pisar las hojas del otoño. Ella me contaba garabatos y
recuerdos, me decía muchas cosas, es inteligente, y sensible, y bonita, muy
bonita.
Y yo sólo podía pensar que ojalá fueras tú.

Juramento
Aunque tenga que arrancarme el corazón y pisotearlo hasta sacarte de

ahí, te voy a olvidar; te lo juro.
El café que no será
No, olvídalo, de verdad. Yo creo que siempre es igual, conmigo digo, si

ya sé que lo mío es la soledad, para qué jugar, a esto, de entenderse y no, de
aprender a extrañar, si ya lo sé, en la soledad se vive en un constante estar
extrañando algo, un dolorcito aquí, en el vacío, como si una mano te
estuviera apretando el corazón. Creo que ahora sí me despido, no sé si pedir
perdón, o exigirlo, la verdad es que tan sólo fue otro sueño, uno de esos que
nunca llegan a existir, porque así es, no existe alguien con quien
verdaderamente uno pueda compartir su locura, pero uno es terco, no se
quiere dar por vencido, y al final queda esto, el principio. Gracias, pero este
destino vaya que es torpe, y mientras yo levanto los vidrios de esta taza que
se le cayó, cuídate, y sé feliz, por favor.
De maneras inimaginables
Me ahogo en palabras, palabras que se quedan y que no sirven de nada,

palabras, las palabras no regresan el tiempo, y fueron ellas, mis palabras, las
culpables de que ya no estés. Tu ausencia me duele de maneras
inimaginables, como si respirara fuego y lo quemara todo por dentro, como
si los restos de este estúpido corazón los trajera atorados aquí, en la
garganta, ahogándome, buscando, palabras, buscando tu nombre, como si
no tuviera nada en el pecho, como si estar vivo no fuera ya suficiente y
como, si todo no hubiera sido mi culpa.
Incógnitas
Con alevosía te disfrazaste de princesita azul en un vestido amarillo, y

te pusiste una sonrisa para mí. Y cuando el otoño se iba, te fuiste (entre el
viento del invierno y una excusa) ¿y ahora cómo diablos desvanezco los
castillos en el aire, los unicornios y las mentiras?, los besos que dejaste al
alcance de los recuerdos futuro, y los restos de las miradas que me
zurcieron el alma.
¿Cómo diablos juego a vivir, sin ti?

Da lo mismo
Quisiera tener un corazón como el tuyo o no tenerlo, para el caso; da lo

mismo. Que no me doliera tu adiós ni tu ausencia, y no sentir esta enorme
decepción, este asco, esta rabia, este, maldito, dolor.
(2021)
Y así te voy olvidando
Cuando estoy muy mal y te extraño muchísimo, me invento que vas a

volver, y me digo que todo estará bien, que tú también me amas, y que
tampoco me has olvidado. Entonces vuelve la calma, y mi corazón duele un
poco menos, abrazo la almohada y el alma se me acurruca al recuerdo de tu
cuerpo entre mis brazos, y poquito a poco logro quedarme dormido. Por la
mañana, después de ducharme, y cuando ya he despertado por completo (de
ese sueño de tenerte), me sirvo mi café, y mientras respiro su aroma
tostado, me prometo no extrañarte tanto ese día. Y así lo hago, y no te
extraño, y los días pasan con su aburrida normalidad… Y así te voy
olvidando, hasta que llega otra noche de estas, y vuelves para recordarme,
que todavía te amo.
Más complicado de lo que parece
Cómo me gustaría saber si me extrañas, si de vez en cuando aparezco en

tu luna, o en tu café, en algún susurro de tus labios. Yo sé que ya no estoy
en tus sueños, pero, me gustaría saberlo. Hoy las luciérnagas me
preguntaron si existía alguien más, existe y me mentí diciendo que te había
olvidado, definitivamente, querer es más complicado de lo que parece, y yo
ya no te quiero, pero; el recuerdo a veces es una brasa a un ladito del
corazón y éste, se aferra a no dejar que se apague. Lo dicho; más
complicado de lo que parece.
Entre el tiempo y tú
Tiempo ¡qué palabra más aterradora!, cada tic-tac es efímero, y eterno,

¡qué palabra tan más horrible!, tiempo, me da miedo no tenerlo, y tenerlo
también. Tiempo. Tiempo contigo, conmigo, sin ti, palabra que no
retrocede, que no regresa, y que te asesina, a besos, a sueños, a días, a
recuerdos, a caricias y a tiempo, justo a tiempo, siempre, y nunca, antes;
sino, a tiempo.
Caprichos
Y no me vaya a decir que sin mí se muere.

Me exigió.
No se lo dije,
le cumplí su capricho.
Y me muero sin que ella lo sepa...

Te estoy olvidando
Te pienso, y ya ni sé por qué, siempre te recuerdo, o te extraño, a veces

no hay diferencia, en todas las ocasiones; sonríes (creo que eso es algo
bueno). ¿Por qué el amor es tan extraño?, o más bien ¿por qué lo llamamos
amor si no lo es?, no debe de serlo, el amor no debería acabar (y acabó
conmigo), tú dijiste que me amabas, y yo te amaba, aunque ahora ya no
estoy seguro. Ya no lo estoy de nada. Pero duele, y el amor no debería
doler, tú no deberías de seguirme doliendo... Te estoy olvidando, de veras,
pero; los besos y las caricias no se borran, así como así.
Te me acabaste
Con cada suspiro, respiré vida, la vida que me diste.

Tuyo era mi suspiro, y exhalaba sólo para volverte a respirar.
Eras el aire que me mantenía vivo, y moría por ti.
Eras todo, eras mi alma bonita, ¿te acuerdas?, así te gustaba que te
dijera.
Eras mi sueño, la mascada en mis ojos, la que estaba tan lejos de ser
perfecta.
Y aun así eras mi cielo. Y mi infierno. Y mi alma gemela.
Fuiste la luz de mi destino, y te convertí en la oscuridad de mi universo.
Tu corazón fue mío, lo sé, y el mío, latido a latido, tu nombre
deletreaba.
Besaste lo ilógico de mi razón, y me enseñaste que el amor carece

precisamente de eso, de lógica.
Eras una niña que jugó a ser mujer conmigo, y yo de idiota te dejé jugar.
Te dije que eras mi amor eterno, que existía porque tú existías, y todo ya
no es verdad.
Tú fuiste mi mundo, sí, yo fui el tuyo, sí, pero todo principio tiene una
realidad, y, hasta la eternidad se acaba.
La semana pasada y la que viene
Y ella se fue (la dejé ir), y un cafecito que está aquí cerca. Tan cerca tú
(en otro universo). Creo que al final nunca estuviste en realidad, bueno, tal
vez sí, pero todo depende de la definición que le demos al verbo. Uno se
sienta y pide un café (negro, y sin azúcar, con un poquito de vida que me
muero), ese día, llovía (y no era yo el que lloraba). Me gusta sentarme
afuera en una de esas mesitas verdes (las odiaba, ella las odiaba, decía que
eran horribles, nunca pudo ver que todo tiene su belleza). Y mirando las
personas pasar por la calle, desde ahí, mirando (cómo pasan personas), es
curioso, uno se da cuenta que todo pasa, no con el tiempo, no, él pasa
también, todo pasa, la vida se nos pasa, como las personas, están y de
pronto ya no, como barcos que se pierden a lo lejos en el mar, o al quebrar
la esquina, pasan, se van, como hojas secas que se lleva el viento en otoño
tú te fuiste. Un tal Chetes y una tal Amaral comenzaban a cantar algo en
mis audífonos, y uno se asombra con lo monstruoso de los edificios (deben
de estar llenos de pequeñas vidas de esas que pasan). Yo no tengo perro
para espiar horizontes, pero, tampoco es qué quiera que vuelvas. Todo pasa,
y mi amor por ti, pasó.
Que no sea nada
De verdad espero que no me recuerdes, que te olvides de mí para

siempre, que se borre el pasado de tu memoria, de tu piel y tus labios, como
si mis manos nunca hubieran descubierto tu cuerpo, como si nunca hubiera
estado en tus huesos, como si el destino no fuera un secreto y la luna
algodón. De verdad espero que mi nombre no sea nada, ni susurros ni puños
en las sábanas, que todo se extinga, que se prenda fuego y que se apague, y
que las cenizas se dispersen en el tiempo, donde no estoy, donde no estás;
donde no estaremos.
De una vez por todas
Creo que ya va siendo hora de olvidarte, ha pasado el tiempo suficiente

para sacarte de mis días, y borrarte de mis noches, dejar ir tu recuerdo de
una vez por todas... En mi bolsillo izquierdo, traigo el último te
extraño, lo voy a lanzar al viento sin intención y sin esperanzas, y que todo
se acabe; de una vez por todas.
Maldita canción que me recuerda a ti
Es una tormenta llena de preguntas sin respuestas, vacía de sonrisas y

miradas tiernas. Jamás imaginé estar aquí de nuevo, luchando contra este
salir de mariposas (elefantes cabalgados por aye ayes ¿recuerdas?). Supiste
mentirme, no, supiste mentirte, creo que fue eso, te dije que sería difícil y te
volviste oxígeno. Este sentirte recorrer mis venas, qué contradictorio, el
destino, y cuánto sarcasmo del que mueve los hilos (somos títeres),
mostrarme que existe la inexistencia sólo para hacerme saber que nunca
estarás conmigo. Maldita canción qué me recuerda a ti.
(2021)
Cielo de noche
A veces le cuento cosas a las estrellas, futuros que no fueron, o historias

que ya lo fueron, y esta noche le dije al cielo que te extraño, las estrellas
brillaron, como si entendieran, quién sabe, quizá sepan, en su soledad, lo
que es extrañar. Más tarde apareció la luna, y en su cuna, colgaba tu
recuerdo del hilo de la madrugada y el humo de mi cigarro. Bebí mi café
despacio, negro y sin azúcar, amargo, oscuro como el espacio ese que existe
entre ellas, entre las estrellas de este cielo de noche, y como el vacío ese
que dejaste donde antes, había un corazón.
Esperanzas
Otros ojos, otros labios, otros tiempos. Un recuerdo; un rayo que recorra
los huesos, que nos encienda de nuevo, que nos regrese al invierno, donde
tú eras tú, y donde yo era un sueño. Otro inicio, tus sonrisas, los parques, el
café... Esperanzas, nada, todo es nada, ya no, se acabó. Todo se acaba.
Mi corazón es el más jodido del mundo
Corres por la médula de mis huesos, por mis venas, y aún hay huellas en
el universo; en tu piel, en la mía, cosa extraña, tus besos no se borran de la
memoria, y un fantasma en una habitación, cruza como un recuerdo que
camina hasta la cama y desaparece, una especie de eco, el sonido de tu voz
y tu sonrisa, con la brisa de la noche y el silencio que le sigue a una ciudad
dormida, vienen y hacen fiesta, hacen trizas mi soledad, y mi corazón es el
más jodido del mundo, no te tengo, ya no estás, y no te extraño, pero
tampoco te puedo olvidar.
Atisbos de invierno
Y llegaron los atisbos de un invierno y entre sus nortes (sur),

un pensamiento,
tú,
azul (nuevamente azul),
un te extraño por alguna razón,
el recuerdo de lo que no eres y no serás,
una especie de despedida;
otro adiós definitivo.

Una noche de otoño donde me dolías mucho
Quiero darte celos con la muerte, y sé que tal vez no funcione, eres
demasiado inteligente para los celos, pero quizá la muerte me ayude a
olvidarme de ti. Sólo bastaría un beso suyo, el roce suave de sus labios de
muerte, y listo, ahí estaría, tratando de darte celos, o de olvidarte. No, no
quiero besar otros labios que no sean los tuyos.
Uno no debería morirse por nadie.
Yo no debería morirme por ti...

Como se muere otro jueves
Cuando se termina una relación, y el amor fue real, cuando uno dio todo
de sí, ni todo el tiempo del mundo alcanza para olvidar. Uno puede conocer
a alguien, y a alguien más, y a alguien más, y engañarse, decirse que está
olvidando, y sí se olvida, pero no es por ese alguien más, sino porque todo
al final se va superando... Y yo aquí estoy, tomándome un café negro, y
amargo, viendo como se muere otro jueves, mirando; como se muere, tu
recuerdo.
El destino y las luciérnagas
Me equivoqué y lo sé, y te pedí perdón, te esperé, y me lastimé más

incluso de lo que yo te herí, y morí tratando de hacerte sonreír de nuevo, y
tú olvidándome, castigándome, y haciéndonos daño. Y conociste a alguien
(y me dolió en el alma). Y conocí a alguien (y de cierta manera también me
dolió en el alma). Él te hizo sonreír, y ella me enseñó luciérnagas, él nunca
seré yo, ella, me enseñó luciérnagas. Fuiste y hubieras seguido siendo el
amor de mi vida por siempre, pero conocemos tanto de amor que no
sabemos nada, y de pronto uno conoce a alguien que nos enseña
luciérnagas, y con eso basta (por lo menos; mientras vivan las luciérnagas).
Ojalá volviera
Ella tenía unos lindos ojos, así como tristes, como con un poquito de
melancolía, de nostalgia, de días grises, de atardeceres, de noches sin luna,
de cafés y lectura, de esos que saben dónde termina la eternidad, de esos,
que, con una mirada, te roban parte del alma.
No puedo borrarte
Eras tan soledad, tan ausencia, y aun así tan primavera en mi otoño.
Siempre pude escribirte, plasmarte, dejarte ahí, traerte aquí, al papel, a mi
corazón... Siempre te pude escribir; y hoy, no puedo borrarte.
Bifurcación
Tú y yo somos de los pocos que se encuentran en las vidas, de aquellos

que no dejan morir el amor, en el mundo... Pero, ahora sé que eso no quiere
decir; que siempre estaríamos juntos.
Una noche de lluvia
Me invento que no te extraño y a veces me creo, y a veces no. Y muero,

muero porque ya no estás, y es curioso, porque antes, cuando estabas,
también moría, pero, a tu lado;
valía la pena morir.

Y vivir muriendo.
Entre humo y estrellas
Y que la vida te recuerde mi nombre, que choque suave y súbitamente

como la brisa de la noche contra tu rostro, y acaricie de nuevo tu alma al
susurro de este te extraño que se me escapa entre humo y estrellas.
Lo que extraño de ella
Sus labios, su sonrisa, su carita, cuando reía a más no poder o cuando

me veía con sus ojitos tímidos (sus ojitos bien grandotes), su silueta, su
ingenio, su inteligencia, su piel, su sombra, y esa habilidad única de tomar
mi corazón entre sus manos.
Corazón sin manecillas
Hay un te extraño con tu nombre en mis labios... Dime si puedo

gritarlo, si debo callar, ¿cuántas veces debo darle vuelta al reloj de arena?,
la noche está llena de estrellas, y tú de constelaciones. ¿Cuántos viernes
suman un ¡quiero verte!? Por qué invento tu piel, cómo es qué tienes en tus
manos mi corazón como a un ave verde a la que se lleva de paseo. Esta
distancia se mide en años. Y en amor, porque el tiempo no nos mata cuando
se ama. Y te amo, de aquí a allá, de ayer a mañana, y lo que dure cada
eternidad. Dime, si puedo gritarlo, si debo callar; porque mi corazón se
quedó sin manecillas.
Preguntas
Me pregunto si algún día dejará de desarmarse mi corazón cuando te

veo, y no hay respuesta, digo, sé que sí, eso pasa al final, uno aprende a
vivir en pedazos. Pero, no hay una respuesta, más bien, hay otra pregunta.
¿Y de veras piensas qué uno se puede olvidar de ti?

Compremos una tortuga
Es imposible, uno mira indicios y unos lindos ojos, una sonrisa

preciosa, pero no, no es, se parece, siempre se parecen, tú (usted, señorita
en peligro de extinción) te parecías tanto que aún quiero que seas, y no eres,
temo mucho que nunca lo seas, pero aunque no lo seas quiero que seas, que
me hables más sobre esos aye ayes, que compremos una tortuga y la
llamemos Homero, o Carl Jung. Si no te gustan los gatos y quieres
caminatas por la playa, caminaré contigo (caminaré contigo). De alguna
manera extraña y loca sé que no habrá nadie más (no quiero a nadie más).
Yo estoy loco, y lo sabes (eso es algo de lo que te gusta de mí, lo sé), pero
también soy un idiota, mi género no me ayuda y no es una excusa (nunca
hay excusas que valgan cuando uno comete errores). Lo pienso un poco y
no, las almas no tienen edad, y tu alma y la mía tal vez no sean mitad; pero
ambos somos pedazos; compremos una tortuga.
No fui sólo yo
Te quería ver bonita, y lo hacía, ocultaba el ayer con tu sonrisa tan cielo,
tan flecha, tan barrera. Tus ojos no roban suspiros (y suspiraba), (tus ojos)
siempre fueron algo así como un regalo, te sabía diferente, con tantos
demonios pasado, y me arriesgué sabiendo que yo tenía mis propios
fracasos y fracasamos de nuevo en eso de aprender de los errores, y no fui
sólo yo, te pregunté y me pregunté esa noche si eras la mujer que me
prometió el destino, y disfrazamos ese no, con ganas de que sí; y nos
mentimos.
El inventario
Hay un momento en la penumbra donde la nostalgia narra el tiempo y la

oscuridad te susurra recuerdos. Hay un destino adicto y una vela que
proyecta la sombra de alguien que no está, unos ojos cerrados, y tu sonrisa
en algún lugar. Hay unas ganas de salir corriendo, de hacerse un ovillo o de
gritar. Hay tanta soledad sin ti, o tal vez en mí. Hay unos tres meses de
ausencia y a veces quiero tus besos y hacerte el amor, y otras, sólo
olvidarte. Hay historias sin historia, cuatro blocks hasta el café y The piano
man más seguido en mis audífonos. Hay un libro que se llama Rayuela, un
abrigo que nunca me deja solo y un muelle donde se puede respirar. Hay
vida para vivirla aunque parezca que no, o que esta nunca se va acabar.
Los gatos no saben querer
Hubo una noche, hace tiempo, una noche de gatos desparramados que
yo creí que duraría para siempre, que yo quería que durara para siempre (un
poquito más que para siempre, para ser sinceros. Porque qué es para
siempre, sino un instante más largo de lo normal), pero sólo duró unos días,
fue una noche con los ojos bien grandotes, bien bonitos, y unos
sentimientos puros. Qué noche tan bella, qué chica tan loca, así la
volvieron, no sé quién, pero así la volvieron, buena en un mundo de malos.
Gatos desparramados y sonrisas dulces de roedor, así fue el amor, porque a
veces el amor puede ser de lo más extraño, de lo más de noche, y a lo gatos
desparramados.
Al parecer, ni estoy vacío, ni quiero que llueva
Me siento vacío...
Parece que va a ser mal clima.
Sabía; que el que te fueras sería difícil.
¿Pero quedarse vacío?

Ojalá llueva.
Deletreadas como hojas secas, y el

viento las hace montoncitos con tu nombre.
Ojalá llueva y la corriente se las lleve y no vuelvas.
O vuelve.
O no vuelvas.
Y si hay que morirse de amor,
pues uno se muere
y ya.
Feliz año nuevo
Aquí estoy, en medio de un montón de personas que esperan una hora,

un tiempo específico para reiniciarse, para un nuevo comienzo o algo así.
Se escuchan voces ininteligibles, música, risas y en el fondo, silencio, y yo
ahí sólo te puedo pensar. Vienes como siempre, de imprevisto, y a la hora
que no te espero (aunque siempre te espero, lo confieso, al parecer lo idiota
no se quita). En medio de este pequeño infierno me gustaría creer (como
estas personas) que se es posible un reinicio, que todo es así de fácil, pero
no lo es, todo es una continuidad (inercia metafísica), y lo hecho, hecho
está. No me estoy muriendo por tu ausencia (aunque lo escriba en papelitos
y lo sople en el café de las mañanas). Quizá (y es muy posible) que esta sea
de veras la última vez que te escribo (aunque siempre estarás en mis letras),
y es sólo para decirte que ahora me doy cuenta verdaderamente de todo el
daño que te hice, y quería que lo supieras (no sé cómo pude hacerlo). No
me atrevo a pedir perdón porque no lo merezco, pero perdona poco a poco,
y olvida, acaba con la existencia de cualquier recuerdo que aún quede de mí
(si aún queda alguno). Que encuentres el amor más bonito de todos los
tiempos y feliz año nuevo.
Cavilaciones como sueños
A veces sueño que te acuerdas de mí, luego despierto y saboreo el

olvido con el café de la mañana, le soplo y está caliente y me gusta
imaginar que me piensas, aunque sea por accidente; como cuando llueve, o
como cuando de noche miras al cielo y no está la luna. A veces me gusta
creer que te acuerdas de mí por el simple hecho de que es imposible sacar
del corazón aquello que nos ha tocado alma. Pero quizá, digo, sólo quizá
sea el frío y Borges, y esta maldita noche de enero; y en realidad, ni tú, ni
yo, nos recordemos.
¿Te pasa?
¿También te pasa, digo, en ocasiones, cuando me miras en alguna

fotografía, o te acuerdas de mí, que te sientes extraña, no como incompleta,
no, más bien como si faltara oxígeno, como que respiras y el aire no llegara
a los pulmones, o al corazón (o a donde tenga que llegar), como un hueco
en la boca del estómago, o como si a tu piel le faltara mi piel, o a tus labios;
los míos?
¿Te pasa?
¿Por qué se caen las hojas de los árboles en el otoño?
Yo no sé por qué se caen las hojas de los árboles, debe de haber

personas que sí, y tal vez me dirían, fotosíntesis, si les preguntara; la
producción de clorofila se detiene porque en otoño e invierno hay menos
horas de luz solar, me dirían, si les preguntara por qué se caen las hojas de
los árboles. Yo no lo sé, pero ellos sí, y tienen un doctorado para saberlo, lo
estudiaron toda su vida (quizá), ellos saben por qué se caen las hojas en el
otoño, y yo sólo las veo caer en el parque mientras tomo mi café, las veo,
caen y se reagrupan en el suelo, un ejército dorado naranja que desfila con
el viento y me recuerda que el mundo sabe muchísimas cosas; por qué se
caen las hojas, por ejemplo. Y yo no sé nada, me pregunto qué se sentirá
saber por qué se caen las hojas, si lo supiera tal vez sabría diferente mi café
cuando las veo caer; o quizá, por qué te fuiste.
Tu fotografía
No había querido ver tu fotografía, o más bien, la veía, pero me

obligaba a no sentir, sabía que si lo hacía no podría soportarlo. Eras mi vida
(y no me importa lo estúpido que suene eso, o cuántas veces se haya dicho),
eras mi vida, a pesar de todo, de mi ausencia, de la tuya, de lo incierto de
nuestro futuro; lo eras. Por esto no había querido ver tu fotografía, no por
las lágrimas, no, ni por el dolor insoportable, no, no la quería ver porque, ya
no estás, y porque sé (y aunque esto termine conmigo, o me mate), que no
volverás a estar... Y el verte, el ver tu fotografía; sólo lo vuelve real.
Gracias por haber sido lo más bonito

que me pasó en la vida.
Gracias por mi tristeza
Gracias de verdad, por recordarme el dolor, gracias por dejarme solo, y

no, no es una forma lastimosa de sarcasmo, de verdad, te lo agradezco, es
tan reconfortante sentir este vacío, aquí, justo aquí, en el pecho, donde
deberías estar, donde deja de existir el universo y jugamos a ser parte de
este mundo. Me estaba perdiendo ¿sabes?, me estaba olvidando, de mí, de
cómo ver el alma, de cómo sentir, de cerrar los ojos y escuchar, de cerrar los
ojos, y respirar. Quisiera decirte que te extraño, pero no es cierto, tú fuiste
en el momento que debió ser, y fue perfecto, exacto, a su tiempo, y eterno,
pues una eternidad no siempre tiene que no tener fin, y además, está tu
recuerdo, tu recuerdo que duele aquí donde no hay nada, y que de alguna
manera te mantiene a mi lado, conmigo, no en el vacío, pero sí en el
silencio.
Suspiros a destiempo
A veces los suspiros no llegan a donde tienen que llegar, se quedan

vagando, como ecos del silencio, como la hoja de un árbol que cae y nunca
llega al suelo. Me pregunto si mis suspiros te llegarán, o si se pierden en la
oscuridad de esta noche de febrero, en el camino de los recuerdos; en la
soledad de mi olvido. Debería dejar de pensarte, y lo más probable es que
termine por hacerlo, mientras tanto; suspiros, a destiempo.
Tiempo de uno y tiempo del otro
Si algún día quieres volver. Por ridículo que parezca, o sinsentido y

tomando en cuenta el dolor que siento, sea o no, influencia. En esta u otra
vida, y aunque no se deba, y vaya contra todo lo que es seguir adelante (y
así lo haré, y así lo habré hecho), incluso contra lo que se pueda pensar qué
es el amor (y con toda razón, y no falto de ella); te estaré esperando.
Que no haya sido nuestro tiempo no quiere decir que no seas el amor de
mi vida.
Presagio
Un día me voy abrir el pecho y te voy a sacar de ahí, te arrojaré al

silencio, y llenaré el vacío con otro cuento, o si tengo suerte, tal vez me
muero.
Adagio
A veces creo que los amores más fuertes son aquellos que están
destinados a fracasar.
Me dueles tanto
Anoche, te estuve recordando, y no es que no lo haga cada día, pero

anoche, me di permiso de hacerlo. Me dueles tanto, quisiera poder
explicarte cuánto, cómo es esto. Me falta algo desde que no estás. No es
alma ni corazón, ni tampoco tú, o todo, pero, no respiro. O si lo hago. Yo ya
no sé nada. Te llevaste mis mañanas, mis noches, las calles, el invierno, ¡mi
invierno!, y el mundo. No me dejaste nada. Te fuiste, ¡te fuiste!, y es un
constante nudo en la garganta. Unas ganas de vomitar universos o lo que
uno lleve adentro, quedar vacío por completo de esa nada, dejar de existir o
no extrañar tus ojos, tu sonrisa tierna, ese cariño con el que me decías te
amo; me dueles tanto.
Sí, lo hago
¿Tú crees que yo no extraño abrazarte,

sentir tu piel,
tus latidos,
tomar tu mano,
sentirte a mi lado?
¿Tú crees que yo no extraño,
tus ojos,
tu sonrisa,
tus labios,
el olor de tu pelo?
¿Tú crees que yo no extraño sentirme completo,
saberte aquí,
no estar solo,
no preocuparme por el tiempo?
¿Realmente es necesario decirlo?
¿Tú crees que yo no te extraño?
Para la que fue
Hola, no sé si aún te acuerdas de mí, si aún me piensas (lo que de

verdad me gustaría, porque, aunque no lo creas, yo si me acuerdo mucho de
esos ojitos tuyos) ... Sólo quería saber de ti, ¿qué fue de tu vida?, ¿cómo
estás?, y si alguna vez he estado en alguno de tus sueños, cómo tú estás en
los míos.
Sé que no puedo hacer nada por haber dejado que te metieras en mi

corazón, pero fue lindo sentirte ahí, no te voy a mentir, ya no estás, de
hecho, ya no está mí corazón, pero no te preocupes, ya no estaba para
cuando te conocí, tú sólo habías logrado unirlo un poco, lo que agradezco.
Ojalá sepa de ti pronto, ojalá y me necesites, siempre estaré para el

corazón bonito de mi amiga, o de la que fue mi amiga... No te digo adiós,
porque sé que antes de una vida sabré de ti, sé que me extrañas, que
extrañas mis letras, esas que te ayudaron más de una vez.
Hasta entonces, cuídate, y aquí tienes tu amigo, el que no tiene corazón,

el que siempre va perdido, el ciego, el loco, el que mira con inocencia este
mundo muerto, tu amigo; el que se equivocó.
Porque eso es lo que hacen ¿no?, acabarse
Así como la eternidad y como la mañana que nunca despertarás a mi

lado, así como tres de azúcar y dos de crema, y como esa sonrisa que no sé
cómo diablos logra metérseme hasta los huesos, así, ha llegado la hora de
romper destinos, de llorar un poco, de hacer más frío este corazón y de
volver al otoño. Yo soy yo y ese es un hecho, y un maldito problema al
parecer, el invierno no es lo tuyo, gracias por haber estado, por las letras
que arrancaste de mi pecho, y las que seguirás arrancando cuando me ponga
nostálgico por culpa de los parques. Tú eres y serás la más triste de mis
musas, la que más daño me ha hecho, la que fue mi única amiga, y otro más
de estos amores que compiten por hacerme trizas, cuídate, que tus sueños se
cumplan, o que también se acaben.
Esta es la última vez que escribo de ti
Quiero que sepas que no hay día que no piense en ti, creo que de alguna
manera uno siempre se aferra a amar aquello que no pudo ser. Te escribo
para despedirme, y para no volverme loco (bueno, tampoco es que esté tan
cuerdo, y esa es una fortuna), este saber no saber de ti, es caótico, sé que
todo terminó, y lo sé porque yo tuve que ver en eso, lo siento, pero sabes
que soy un idiota (o más bien, tú me idiotizas), la verdad es que te dejé
invadir hasta la última célula (uno no debería amar de esa manera, pero el
amor es inevitablemente imprudente e incontrolable), y eso, el ver que ya
no me pertenecía (aún no me pertenezco del todo, hay cosas que de alguna
manera siempre serán tuyas, como parte de este estúpido corazón, por
ejemplo), el ver que dejaba de ser yo... Bueno, sabes el resto. Hay cosas y
personas inevitables, a veces es mejor convertirse en recuerdos, nunca
olvidaré tus besos, tu piel, tus ojos, o esa sonrisa tímida que me llenaba los
días, te voy a extrañar, te extraño, pero tú lo dijiste nunca te amé.
Breve carta de un adiós
Discúlpame por amarte, por no olvidarte y por haberte creído.

Discúlpame por escribir, por aparecer así, tan de repente y sin flores, sin las
estrellas suficientes para pedirte perdón, sin un verano y con todo mi
invierno. Te amo, y me dueles tanto y no sé por qué diablos te lo digo, no
espero nada (ya no), ni siquiera una respuesta. Escribo esta carta hoy para
lanzarla al viento y dejarle al destino el día de su entrega, y así sean
cuarenta años, quiero que sepas que fuiste lo más hermoso de mi vida,
gracias, gracias por tomarte la molestia de salir de mis sueños y volverte
real (aunque haya sido sólo para matarme más de lo muerto que ya estaba).
Si en tu piel ya es otoño eso significa que yo ya habré muerto, entonces
déjame y te digo esto; sólo hasta el último día de mi vida te amé.
Los parques y tú
Y llegó un día, una mañana común y corriente, en la que ya no dolías, al

principio no lo noté (no es algo que se note así como así), me levanté, me di
una ducha, me preparé mi café (negro, sin azúcar... Sin mentiras. Siempre),
le di de comer al gato (este tiene un nombre muy extraño, el que le puso el
nombre tiene un conocimiento muy limitado, o demasiado desarrollado, yo
sólo le digo Tiburcio), tomé Música de cañerías y leí uno de los textos
(Golpes en el vacío), y me fui al trabajo, sí, nada fuera de la normalidad, no
hay nada mejor que la rutina (aunque digan lo contrario), excepto para
personas como yo, claro, aunque no hay muchas (siempre creemos eso, y el
mundo está lleno de personas igualitas a uno). Y de pronto como a las 3:00
pm así de la nada, aunque pareciera imposible te convertiste en un recuerdo
que ya no lastimaba más, no supe cómo sentirme, sólo respirar ya no era un
problema. Es extraño, uno cree que nunca dejará de amar, y de un día para
otro todo se acaba. A veces te extraño, no lo niego, sobre todo cuando voy a
los parques, o tal vez, digo, no lo había pensado, pero, quizá voy a los
parques sólo a extrañarte.
Cenizas
No escribiré sobre ti, no diré nada, los doce textos son ahora cenizas, y
si de pronto te ves en mis letras (no digo que me leas, pero tal vez algún día
te topes con ellas... Ojalá y no), lo siento, pero no eres tú, tal vez sólo sea
una pequeña esperanza de que te recuerde, y, lo hago, te recuerdo, no te
preocupes por ello, hiciste un buen trabajo, pero no escribiré sobre ti, así
que no, la que ves en mis letras no eres tú (de todas formas, nunca lo fuiste
por lo que sé). No escribiré sobre ti, ¿cómo podría?, y sí, sé que me
contradigo un poco, porque en este preciso momento escribo, pero no
escribiré sobre ti. Sólo... Es qué. Sabías que era un montón de pedazos. Lo
sabías. Y que aún a veces se me escape un susurro con tu nombre al viento,
no quiere decir nada, ni que escribiré sobre ti.
Insomnio
La noche se vuelve madrugada y el cielo nocturno sólo son definiciones

flotando sobre la nada, y sopla el viento frío ese que se cuela entre la
oscuridad, y aquí estás, visitando mi noche de nuevo como un insomnio, o
como algo que no representa nada, ni ayer, ni hoy, ni mañana; ya no más.
Entre las cenizas
Voy a dejar un te quiero en esta hoja de papel, la guardaré junto a esas

otras cosas que ya te he escrito, y una noche de invierno cuando el frío y el
recuerdo sean insoportables, les voy a prender fuego, y entre las cenizas, los
te extraño, y tu olvido; mi olvido.
A veces hay estrellas que son más que estrellas
En este cielo nocturno las estrellas son destinos, aunque esté nublado o
la luna las opaque, o de pronto amanezca como todos los días, sean cuales
sean o lo que sean, siguen estando ahí, por los siglos y las constelaciones, o
miradas tiernas, estrellas que miran estrellas, y una que otra noche aún
sigues viniendo a mis sueños, ya no te espero, pero ojalá hoy sea una de
ellas. Una vez te dije, que no te dejaría de amar, y así será, no lo haré,
nunca, aunque ya no estés, sé que es un sinsentido, pero no para mí, estoy
loco ¿recuerdas?, y me muero, uno se muere siempre, desde que nace,
estamos muriendo lentamente, morir es estar vivo, así que sólo es una
elección; elijo morirme por ti.
Al ocaso de un jueves
Es raro cómo pasan las cosas, pasan, y ya... Cómo quisiera que nunca
me hubieras sonreído. Ahora estoy aquí, con este sabor amargo que deja tu
adiós, y le doy un trago a mi café y también está amargo, y el parque vacío,
triste con tu ausencia, sin tus ojitos miel, y sin tus manos de pianista que no
son de pianista. Hoy sí quisiera no tener un corazón, quiero decir, que ya es
demasiado para un jueves, pero me dueles y no puedo evitarlo, ni
entenderlo. Ya no quiero extrañarte, de veras, ya no quiero... Y al ocaso de
un jueves le doy otro trago a mi café amargo, y el parque comienza a cobrar
vida, la noche amenaza con llorar, y yo cierro los ojos un momento para
buscar tu recuerdo por última vez, y me voy, me despido, me adentro en las
calles llenas de luminarias, gente, olvido, y nostalgia.
Por si algún día vuelves
... Olvídalo,
mejor no vuelvas.
Yo no sé y tu sonrisa
La verdad, no sé, tengo un montón de sentimientos revueltos en las

tripas, y un hueco en el pecho, y mucho tiene que ver tu sonrisa... No sé si
fui yo quien te dejó entrar, o si tú supiste cómo escabullirte dentro, quizá un
poco de ambas. Cuando nos presentó el destino, los dos estábamos heridos,
teníamos el corazón exprimido y la mente muy joven, creo que nos
ayudamos un poco a sanar (y a crecer), y luego nos destruimos, o te destruí
(aunque no dijeras nada, o aunque no lo vieras así), pero también, me
deshiciste, porque a pesar de todo, de lo extraño, del cariño, del tiempo, de
la distancia, de tu pasado y el mío, me enamoré de ti. Quizá estábamos
destinados a fracasar, pero el olvido no llega, y de ahí, que tu sonrisa duela
ahora; te explico cómo es: sonríes y se me hace chiquito el corazón (antes
también, pero antes, se sentía bonito, como si lo tomaras en tus manos, y lo
apretaras despacito, como si lo quisieras para ti), sonríes, y como que se me
escapa la vida, el aire ya no es suficiente, y la sangre que recorre mis venas,
anda como buscando salida. No sé si quede claro, en otras palabras, te sigo
amando, pero no podría ser de otra manera, cuando se ama de veras, aunque
se deje de amar, o nos permitamos un nuevo amor, nunca se deja de amar.
Una parte de mí siempre será tuya, y una parte de ti siempre será mía, y así
es esto, el amor nunca termina, pero se aprende a guardarlo como a una
joya valiosa en una bóveda, y sólo se contempla de vez en cuando, sin
rencores, sin extrañarse, sin traición al presente o al futuro, sólo algo bonito
del pasado. No sé, un día tu sonrisa, no será como al principio, pero
tampoco dolerá. A pesar de todo, qué bonito amor fue el nuestro ¿cierto?
Hasta aquí te escribo, estoy bien, y quiero que tú lo estés, cuídate, abrigarte
bien cuando haga frío, y vive la vida.
Ojalá esté loco
Te juro que no te olvido aún, y muchas veces busco tu rostro entre las
estrellas, y el susurro de tu nombre pareciera que resuena en el silencio de
la noche, cuando te nombro, y no respondes. Y si no supiera lo que sé
(nada), y si no sintiera lo que siento (todo), diría que eres una obsesión,
apego, u otra de esas tonterías psicológicas… Pero, quizá, digo, tal vez lo
sea, tal vez esté loco, de qué otra manera se explica que uno siga amando a
alguien que no lo ama. Ojalá sea eso, ojalá esté loco.
Un mundo después
Un infierno, fácilmente puede ser, amar de verdad, y perder al amor de

tu vida.
Y aquí estoy un mundo después.

Quién iba a decirlo.
Hay amores que duelen toda una eternidad.
Y aún me dueles,
pero,
por favor,
ya no vuelvas.
El chico azul
Se fue, y yo me quedé azul, príncipe marchito, hormiga, oso flaco

peludo y grandote, ballena, y ella se fue, y yo dejé de ser quien era, pero ya
era azul, siempre lo fui, y dejé de ser todo; menos azul.
(2021)
Te amé, te amo, y te amaré
Te voy a necesitar toda mi vida, será una vida difícil sin ti. Te voy a
recordar siempre, y a veces, te voy a extrañar mucho (y es que de veras yo
creí que siempre íbamos a estar juntos). Y sí, duele, y duele demasiado tu
adiós, pero lo acepto, está bien, la vida, el universo, el destino, o lo que sea,
tenía otros planes para ti, y yo no puedo hacer nada, sólo aceptarlo y
seguir… Y por si no nos volvemos a encontrar en esta o en otra vida, quiero
que sepas que; te amé, te amo y, te amaré.
Yo sólo escribo cosas, pedacitos de alma
que se me van cayendo.
- Fabian Recendez
Cafés, soledades y otras cosas

Sólo eso
La mayor parte del tiempo, soy ausencia, invierno y soledad... Un

montón de huesos y pedacitos de corazón. Ese soy yo, nostalgia y días
grises, una taza de café que desprende humo, miradas más allá del
horizonte, y pensamientos lanzados a la nada. Si a veces desaparezco, si me
alejo, no es usted, se lo juro, soy un desastre, y sólo eso.
(2021)
Suspiros con dedicatoria
Hay cielos nocturnos, y mañanas grises, unos ojos/café, o grises

también, también hay labios, o sonrisas para dedicar un suspiro. Yo suspiro
mucho, pero también poco, y hoy, hoy sólo es viernes y quizá sea el
recuerdo del jueves, pero… (Suspiro)
Nota de ausencia
Perdón por esta ausencia, uno a veces no se da cuenta de que no está, no

quiero preocuparte, estoy bien, sólo un poco cansado (sabes cómo es la
vida; a veces cansa), y un poco con el corazón hecho polvo, lo que no es
nada nuevo en mí, sólo necesito tiempo para recuperarme, para volver a ser
yo. Espero que tú estés bien, por favor cuídate, mucho, siempre, te quiero,
lo sabes, deberías de saberlo, no me extrañes, sólo recuérdame, ahí estaré en
tus pensamientos y en tus sueños, y a veces en el olvido, pero no te olvido,
cómo podría, no creas que te librarás de mí tan fácilmente; aún me debes un
café.
Sí, estos días son para compartir soledades
Llueve (es interesante cómo no se ve la lluvia en la noche), se siente,

está helada, casi como un recuerdo viejo de esos que ponemos en el cajón
de hasta atrás, sabe, así, amarga, como uno de esos días que borramos de
nuestra historia, y no, no voy hablar de tiempo, a estas horas no importa la
hora, la hora que importaba, es sólo eso, una oración que se quedó en el
ayer, llueve, es triste, todo se vuelve costumbre, y la soledad, ella, se vuelve
parte de uno.
El contador de estrellas
Una, dos, tres, cuatro, cinco, seis, así comencé, como se comienza
siempre que se cuenta algo, a menos que lo que se cuente sea un cuento,
entonces se dice "érase una vez", pero yo contaba estrellas. Siete, ocho,
nueve, diez, once... Mil y una. Era un cielo nocturno hermosísimo, así como
son los cielos cuando uno los mira desde lugares donde no hay luminarias
cerca. Yo siempre he tratado de contar estrellas, pero me resulta muy difícil,
casi siempre pierdo la cuenta por ahí de las cuatrocientas catorce, a veces
antes, como a la una de la mañana, y a veces después, cuando pasa alguna
nube argumentando que sigue siendo gris, aunque se vea oscura. Mi táctica
siempre es la misma, comenzando de derecha a izquierda y de abajo hacia
arriba, siempre busco que no haya luna, a mí la luna no me gusta mucho, no
soy de esas personas que dicen "un paseo a luz de la luna", y cuando no hay
luna, las estrellas son más bellas, brillan como soles lejanos, quizá eso sean,
yo no sé lo que son las estrellas, o para qué sirven, bueno, a mí me sirven
para contarlas, pero es muy difícil debo de aceptarlo, no sé si un día las
podré contar todas, yo imagino que no, pero la imaginación juega con uno,
por eso no le hago mucho caso, es preferible tratar de contarlas. Mil y una
conté esa noche, porque he de ser honesto, no trato de contarlas todas las
noches, sería una locura, hay más cosas que contar, lo que no hay, son
muchas personas a quién contárselas, más bien, cuento estrellas los jueves,
siempre y cuando no esté lloviendo, una vez fue jueves y yo iba muy feliz a
contar estrellas, pero llovía, y es imposible contar estrellas mientras llueve,
no se miran, y si uno trata de buscarlas, el agua se te entra en los ojos, y
duele, por eso es imposible, porque los cierras, y con los ojos cerrados, el
dolor es menos, pero no se puede contar estrellas, se puede contar ovejas,
pero lo que yo cuento son estrellas. Las estrellas casi siempre brillan, y
luego se mira como que se apagan un poco, y después vuelven a brillar, son
casi todas iguales, todas amarillas, pero unas más verdecitas, otras más
rojitas, y unas más blanquecinas, pero todas amarillas, en cuanto al tamaño,
no hay mucha diferencia, unas son chiquitas, y otras un poco más chiquitas,
creo que la diferencia más grande que existe entre una y otra, es el número
que les doy, pero a veces, estoy casi seguro, que la doscientos tres de un
jueves, era la ciento setenta y ocho de otro jueves, así que es una diferencia
no muy exacta, algo del momento, algo que se olvida, al final las
diferencias se olvidan, o no importan, porque siguen siendo estrellas. A
veces me preguntan por qué cuento estrellas, y la respuesta es sencilla, hay
muy pocas personas que lo hacen, si no lo hiciera, hubiera una menos.
Como ya se habrán dado cuenta, no soy un muy buen contador de estrellas,
pero sólo llevo un año contándolas, y según mis cálculos, tomando en
cuenta, las mil y una estrellas que conté esa noche, de derecha a izquierda, y
de abajo hacia arriba, creo, que más o menos, si no llueve mucho, y si no
hay muchas nubes vagabundas, antes de que termine mi vida entera, contaré
mi primer cielo nocturno completo.
(2021)
Escribidor de cosas
Imagino que a usted no le gustan los martes ¿cierto?, es que a la chica

de mis sueños, la que invento, a ella, le gustan los martes, los jueves no
tanto, y odia los lunes. Es algo graciosa, pero sabe de días y de noches,
aunque le gustan más las noches que los días, le encantan las estrellas, la
luna, las luces nocturnas; ella es de esas chicas que se detienen a ver el cielo
en el reflejo de un mar nocturno. Eso invento. Y también invento que no le
gustan los días que parecen otros días, como los lunes/domingo, o como los
jueves que han dejado de ser miércoles, y que no se parecen a ningún otro
día, eso dice ella, bueno, yo invento que lo dice. Y también invento que me
gusta su sonrisa y sus clavículas, y que la contemplo leer, ¡ah! Porque ella
es una lectora de verdad, con todo y anteojos, así debe de ser, ella lectora, y
yo un escribidor de cosas que escribe palabras en un papelito olvidado
dentro del tiempo, como un reloj de granitos de letras, o de cenizas que lo
fueron, o que quisieron ser algo, y que siguen cayendo y cayendo como por
una especie de inercia de vida, o de muerte, dándole vuelta de tanto en
tanto, cuando escribo que la invento, por ejemplo… Pero no me haga caso,
mejor dígame, ¿le gustan los martes?
Y qué sabe el tipo del espejo
Las cosas, lo que pasa, lo que nos pasa, es algo que no podemos evitar,
uno tiene que tomar decisiones y tiene derecho a equivocarse, y sentirnos
mal si lo que pasó no fue bueno, o no tuvo el final esperado, y a veces
puede ser tan grave que nos invade por completo, se nos quiebran los
sueños y se nos derrumban las esperanzas, y el mundo que construimos o
que construíamos parece perdido, y algunas veces se pierde, y lo siento,
pero no hay nada qué hacer, nada vuelve a ser lo que era, pero eso no quiere
decir que no haya salida, o que todo haya terminado. Es difícil aceptarlo, lo
sé, y a veces imposible, pero seguimos vivos, y aunque es difícil comenzar
de nuevo, se puede, y tienes que hacerlo. Recuperar lo recuperable y
comenzar a forjar nuevas ilusiones, nuevos sueños, nuevas metas, y
cometer; nuevos errores.
Enamorarse y amor
Hoy me volví a enamorar, bueno, yo me enamoro mucho, hay mañanas

bellísimas, sonrisas, flores de colores labial, hay calles concurridas, piernas
infinitas y miradas que nos roban un poquito de infierno, yo me enamoro
mucho, todos los días, a cada instante hay algo de qué enamorarse, pero
enamorarse sólo es eso, no es amor.
Ironías
La verdad es que le digo todo esto, lo que usted provoca en mí, como mi
única defensa ante su sonrisa; cuando uno se sabe tan seguro de alguien,
tiende a dejarlo en olvido... Es irónico, sí, somos un verdadero caos (o unos
verdaderos idiotas), yo no digo que la amo, pero tampoco puedo decir lo
contrario. Y quizá prefiero ser sólo un recuerdo, que otra historia de amor.
En algún lugar
No sé quién eres, no sé cuál eres, pero hay unos ojos gris con café, o
verdes, que me gusta creer que te pertenecen, me enamora el hecho de
imaginarte, así, tan tú, tan mí, tan lejos.
La tía rica solterona
Creo que me haré polvo y seré esparcido por el viento mientras el sol se
pone antes de que usted, señorita, me recuerde y de señales de que lo hace,
pero la entiendo, todo este mundo, todo lo que hay en él, la ha hecho creer
que nada vale la pena, que nadie vale la pena, de ahí, su misterio, su
silencio, y su soledad, usted es hermosa, es bella de los pies al infierno,
pero esto no se trata de dibujos a lápiz ni de lienzos de noche, la mayoría de
los gatos no tiene nueve vidas y le voy a decir un secreto, usted tiene algo
que me arrebata pensamientos, que me arranca suspiros como pétalos a una
margarita, quisiera ser inmune al veneno dulce de sus ojos, y que hoy fuera
mañana y mañana diciembre, y que el frío sólo sea frío y una taza de café;
negro, sin azúcar y con usted.
Saber cuándo no
A veces te veo tan inalcanzable, y otras casi puedo sentir tus labios,
cierro los ojos y te respiro (si supieras cuántas veces te he besado sin tu
permiso), me gustas, mucho, pero descuida, no pretendo nada con hacértelo
saber, soy invierno, soledad, y ausencia. Nadie debería ser el amor de mi
vida (no debo ser el amor de la vida de nadie). Yo no quiero que me ames,
no quiero que te enamores de mí, yo no soy bueno, tampoco soy malo, pero
a veces lo mejor es no intentarlo si aún traemos el corazón hecho pedazos.
Quedarse y no
Cuando te despides, y se besan y se vuelven a besar, y sabes que tienes

que irte, pero quieres otro beso, y le das otro beso, y ya es hora, y no
importa, y otro beso, y tienes que irte, pero quieres otro beso, necesitas otro
beso, eso, una necesidad, otro beso, uno más. No te vayas, quédate y no te
vayas, no volverá a pasar, si te vas, es todo, con ese beso continuo
interrumpido que se ha perdido para siempre, comienza la muerte, y aunque
el amor no muere, ahora sé, que el destino sí.
Inviernos
Soy días que quedaron atrás, soy días grises y una taza de café, negro y
sin azúcar, amargo (amargamente delicioso), como la vida, sin mentiras, sin
sabores ajenos que oculten la "realidad" (todo es más bello si se toma así,
como es), soy soledad y mi corazón son puros pedazos, pero me siento
vivo, y sé que estoy muriendo, todos morimos (y esa sí es una realidad), por
eso vivo, por eso inviernos.
Elefantes en la cabeza
Llevo una semana mirando esos elefantes, he llegado a la conclusión de

que no me gustan, de hecho, los odio. Son una constancia de que sigo aquí,
estático, como un adorno más de esta utopía, cómo si la existencia no fuera
más que eso y cómo si ser un espectador del tiempo no fuera una tortura.
Me he preguntado cómo diablos es que llegaron aquí, tampoco es que
caminen, son de cerámica, indiscutiblemente alguien tiene que haberlos
traído y puesto ahí, obviamente, ese alguien lo hizo con el único propósito
de hacerme daño, seguro que sabía que yo pasaría una temporada en esta
vida. No sé qué tanto sabrá sobre mí, ¿por qué elefantes?, ¿cómo pudo
saber que llegaría a odiarlos en tan pocos días?, y ¿quién es ese alguien, por
qué a mí, por qué traerlos, y, por qué atormentarme con la muerte?
Decepcionado
Si lo fuese, si fuera una pregunta, no sé qué responder. Tal vez un poco,

sí, puede que dentro de las nostalgias exista un poco de decepción, algo así
como ver todo a varias lunas de distancia, de un invierno a otro, como
desde soplarle a mi café y no querer ni que en su recuerdo me dirija la
palabra, la mirada, un suspiro, o su último aliento.
Estrés
Existe un bote de remos (uno más largo que el otro, por cierto), una
estrella de mar, un ancla, una gaviota, y una tortuga con el caparazón de
piedras preciosas. Recuerdo también un faro y otro que ya no lo era, la brisa
de la incertidumbre, las 11:04 de la noche, la noche que es la única que
tiene sentido, y una flor donde debería haber un mar. Siempre hay una
puerta y tras de ella tres llaves o más, siempre hay una luna, aunque esta no
esté encendida, y siempre muere lo que tiene vida. A veces cuando
caminamos por la playa un buen rato, llegamos a donde no teníamos que
llegar, y a veces no llegamos a ningún lugar, y otras ni siquiera es playa,
pero aun así hay que caminar. Un viejo tablón de madera tiene una historia,
no sé cuál es, no sé cuál sea, no me interesa, no me molesten, mañana será
otro día y tal vez; deje de divagar.
La chimenea
Me gusta el invierno, a pesar de las caras rosadas y las narices húmedas,

me gusta el invierno. Todo parece más real, hasta el alma da señales de su
existencia, me gusta el invierno, sentir el frío en los huesos, el olor de esa
leña de mezquite ardiendo en la chimenea. Me gusta el invierno, cuando
muera, me gustaría que fuera invierno, un día gris, un día de café, un día de
silencio, sí, no cabe duda, me gusta el invierno. Entonces, no logro
entender, ¿por qué diablos me enamoré de ti?, ¿por qué dejé que llegaras tú
con tu maldito verano y te fundieras en mí? ¿Será por eso de que los polos
opuestos se atraen? (No, no lo creo, fueron sus ojos). Sí, estoy seguro, esos
ojos negros, profundos, fríos, esos ojos que ocultaban el infierno que hay en
ti, el miedo a la soledad, y ese magnífico arte de mentir. Sí, me engañaste, a
mí me gusta el invierno, y tú llegaste con tu corazón de hielo (pero no, no
era corazón, era algo más, algo mucho más podrido, algo sin sentimientos,
algo destrozado, algo con la única tarea de hacer daño, a quien pueda, a
quien caiga en sus besos, en su piel, en su sonrisa, en su aliento, en su
juego). Me gusta el invierno, y a ti también, pero ni te lo imaginabas, cómo
ibas a saber que en mi invierno hubiera tanto fuego, tanta rabia, tanta vida,
tanta muerte. Me gusta el invierno, y ahora más, porque aquí, mirando las
llamas, es la única manera en que te puedo recordar.
El loco y la soledad
Yo te escogí, porque,
yo no nací para que me hicieran sufrir,
¡nací para sufrir!,
como el resto,
pero no para que me hiciera sufrir cualquiera,
a la única que le permito hacerme sufrir,
es a ti,
pues al contrario del resto,
sé que tú me conoces,
porque yo te conozco,
siempre has estado conmigo, haciéndome sufrir,
pero gradualmente, enseñándome,
a vivir,
a vivir realmente,
y no como toda la gente,
esa,
que vive de sufrir por alguien más
y muriéndose lentamente,
es por eso que te escogí a ti,
reflejo de mi feliz sufrir,
mi muy odiada-querida;
soledad.
(2021)
Café con lluvia
¿Qué le parece si vamos por un café?, después de todo, usted me debe

uno.
La tarde está lindísima, tal vez llueva.
Espero que llueva.
¿Usted sabe qué ricos son los besos con sabor a café?
Sobre todo cuando llueve.
Deberíamos ir por un café antes de que llueva.
Me gusta la lluvia ¿sabe usted?, el frío., esas cosas mágicas del
invierno.
O de los inviernos pequeños que aparecen de pronto en las otras
estaciones.
Me gustaría conocer un poquito más su corazón, saber si le gusta el
chocolate, ver estrellas, o escuchar canciones de los setentas.
O todo.
Comer chocolate mientras mira las estrellas y escucha All by Myself.
Deberíamos ir por un café.
Ya está lloviendo.
Pero, descuide, traigo mi paraguas, sólo es cuestión de irnos más
repegaditos.
Ande, vamos por ese destino con sabor a café.
Ya no te amo
Le entregué a la noche el resto de mi corazón para que ella lo llevase

donde quisiera, junto a las cenizas de tu presencia o a la habitación
contigua, me daba igual, así de graves fueron las cuatro palabras. Hay una
vía ferrocarrilera al otro lado de la ciudad, un puente alto a las afueras del
pueblo y un bar al quebrar la esquina. Las 3:12 de la madrugada y una
mujer desnuda con aliento a whisky es la dueña del cuarto A-19 hasta las 11
de la mañana. El cigarrillo y la caminata por la acera le dan un poco de
calor a esta noche tan fría, no hay estrellas, o las lumbreras de la calle no
me dejan verlas. No sé cómo, pero mis pies desorientados me trajeron justo
a la banca del parque. Hace un mes estábamos aquí sentados, yo te tomaba
de la mano y tus ojos parecían eternos, y tu sonrisa no tenía definición. Me
recostaré un poco, no tengo sueño (¿cómo puedo tenerlos ahora?), pero qué
hermoso cielo, el color perfecto que se concentra para difuminarse. Qué
bueno que esta cafetería abrió temprano (o acaso siempre lo hace). Grande,
negro y sin azúcar, para llevar por favor. Me busco las llaves, abro una
puerta azul de madera. Me quito el abrigo. Enciendo el último cigarrillo y
arrugo la cajetilla. Miro por la ventana mientras me bebo mi resaca. En el
bote de basura sólo hay dos cosas, un arrugado testigo de una noche que
pasará desapercibida, y la constancia de que exististe.
La hora del gato
Me gustaba salir y sentarme ahí, afuerita, a tomar mi café (negro, y sin

azúcar... Con una pizca de melancolía), era una rutina de esas que no tienen
nada rutinario, todas las mañanas son diferentes, algunas eran de pájaros y
luz, unas hermosas de lluvia, otras de viento y hojas por el suelo, otras frías,
y a veces venía, y a veces no, y cuando no lo hacía, inventaba historias. Él
era grande, era blanco con manchas amarillas (no muchas, sólo unas pocas,
pero grandes... Pero era blanco), cuando llegaba siempre aparecía de pronto,
nunca pude ver de dónde lo hacía, le gustaba sorprenderme, aunque no me
sorprendiera ni él demostrara que ese era su plan, le gustaba y siempre lo
intentaba. Él era algo distinto a los demás, creo que por eso me caía bien,
siempre nos gusta aquello con lo que nos identificamos, lo veía y él me veía
pero no se acercaba, podía hacerlo, siempre lo hacía, pero esperaba a que yo
le dijera; michi michi, michi michi, entonces caminaba hacia mí, lento,
despreocupado, como si el tiempo no existiese, como si yo no tuviera que ir
a trabajar o como si él supiera que así es como hay que tomárselo (como si
la vida ya le hubiera enseñado algo que a mí no). Se paraba frente a mí y lo
acariciaba mientras le hablaba con una vocecilla de esas que usan los
novios cuando ya han carecido totalmente de razón, pero lo hacía sólo para
molestarlo, sé que él odiaba que le hablaran así, entonces, me reía un poco e
incluso se me escapaba una pequeña carcajada (él siempre tuvo ese efecto
sobre mí, entendía mi sarcasmo), siempre le preguntaba qué tal había estado
su noche, porque sé que eso era lo de él y sólo pasaba por un bocadillo
antes de ir a dormir, bueno, por un bocadillo, y porque le gustaba la poesía,
nunca se iba hasta que no le leía un poema, y a mí me gustaba leerle, sé que
él era mucho más profundo que yo y siempre aprendía un poco de él, el
último que le leí fue "El cuervo" de Edgar Alan Poe, y de eso ya hace
varias lunas. Cuando se iba nunca volteaba hacía atrás, nunca se despedía,
ese día, ya casi al perderse dentro de unos arbustos, se detuvo, y volteó, en
sus ojos había algo, no fue precisamente una despedida, pero lo supe,
porque así es siempre, la eternidad dura muy poco y él lo sabía, le sonreí
asintiendo, le repetí más para mí que para él una de las frases de ese poema
que le acaba de leer, él, siguió su camino, y yo, el mío.
Negro y sin azúcar con un montón de pensamientos
Mi más grande problema, es que estoy consciente de que tengo una

vida, no sé para qué sirve ni qué hacer con ella, pero el hecho de saber que
tengo una, es de pensarse. ¿Cómo saber dónde comienza y termina la línea
entre la cordura y la locura si lo único que extraño de mi niñez son los días
que duraban años?, y estamos tan acostumbrados a vivir que olvidamos
vivir. Sí, definitivamente he llegado a la conclusión de que estoy loco, no
cabe duda, lo que me hace cuestionarme; ¿cómo pude llegar a eso si ya
sabemos que me gusta el invierno y los días nublados?, aunque eso no
venga al caso, el café está delicioso, amargo, y para ser noviembre mi
sombrero tiene poco más de un siglo de retraso, bueno, según las manos del
que no tiene edades. ¿Cuándo me volví loco? Si me atreviera a ser honesto
al responderme, no sería lo mismo, sé que existen sospechas e incluso la
luna siempre nos muestra la misma cara, entonces por qué debo negarlo, sí,
carezco de cordura y un cuento no termina con el "vivieron felices por
siempre", hay un gran trecho para llegar al fin, aunque sólo le dejen un par
de renglones, y la única constancia de que se estuvo vivo sea la eternidad,
sino se es eterno… ¿Quién eres tú?, yo no lo soy, pero tengo una vida, y
estoy loco.
Se busca esta chica
Ella es un montón de huesos, lleva el cabello cortito, a veces Converse,

y a veces tacones. Su sensibilidad va más allá de lo estándar, cosa
contradictoria con su inteligencia superior, la cual disfraza con una sonrisa
tímida, y con sus ojitos tristes. Tiene unas manos de pianista, y en las
manos siempre lleva un café, aunque en ocasiones prefiere el té y
definitivamente no toca el piano (o no profesionalmente), pero le gusta el
arte, y leer. Su estación favorita es la primavera, le gustan los perros, las
aves, la playa y el cielo, ella es una chica libre y su fase lunar, la luna llena.
Vive en un mundo más bonito que el nuestro, y comprende la soledad, le
gusta ir al cine también, o ver una película o alguna serie sin salir de casa,
no es buena cocinando, y los martes pide pizza. Se busca esta chica, es fácil
reconocerla, se parece a muchas, a todas, pero es única, inconfundible. Si la
ven, díganle que alguien la busca, un tipo flaco y muy alto, y que la estará
esperando, por siempre, en el parque; junto al invierno.
Mi ausencia
Podría contarte una historia, pero hace tiempo que es historia y hay una
viejita que hace mucho ruido, es muy inercia, y en las noches hace frío,
forastero, me dice, yo no sé, y ese es uno de los problemas, el saber (no el
mío, o tal vez sí pero sólo un atisbo), debería haber más personas menos
sabiondas. Una vez leí algo de un borracho, el escribía whiskey, y se reía de
la vida, yo me llamo por mi nombre, no bebo (no más desde hace casi tres
años), y me gusta disculparme, la gente debería disculparse más, incluso
por existir (algunos). Hay un vacío, y está lleno de cosas que matan, tu
recuerdo, por ejemplo (tú, otro atisbo, o más bien, una inexistencia), pero en
realidad (ojo, es sólo una expresión, no hay realidades) es ahí lo interesante
(el porqué de todo este embrollo), en la ausencia, no la tuya (no, creo que tu
ausencia es lo mejor aunque me esté matando, al final, de todos modos me
matabas). En esta vida si uno sigue el camino, se pierde, y yo ya no sé
dónde carajos estoy, pero se parece mucho a estar vivo.
Felicidad
Para mí es algo así como un pan frente a un hambriento, colgando de

una varita, ésta está amarrada a tu espalda, y uno camina para alcanzarlo al
fin está a un paso. Y caminas. Y pasa el tiempo. Y el abuelo ahí está, y hay
tantos que ya no, pero uno sigue caminando, a veces pasas frente el espejo y
le dices voy a hacer ejercicio, y otras lloras, y otras ríes a carcajadas y hay
gente, mucha gente al rededor, y otras veces te encuentras solo tomando un
café sólo con la ausencia de alguien, pero eso no importa, uno sigue tras el
pan, uno sigue, mientras que las manecillas del reloj hacen extraños
movimientos cómo si practicaran algún tipo de kung-fu, y nos acaban de a
poco, pero uno se queda tranquilo, se muere tranquilo; todo valdrá la pena
cuándo seamos felices.
Después de la lluvia
Me gusta ir a los parques después de la lluvia, de alguna manera me

recuerda mi niñez, donde yo vivía no había parques, por eso los recuerdos,
por los sueños, por la copa de los árboles se mira más lejos. Es increíble
cómo el mundo puede ser tan chiquito, tan pequeño, tan nada, y serlo todo,
y siempre ser uno solo, uno solo para cada quien, individual. Qué bien
huele después de la lluvia, como a café, como a gris, como a presente, cómo
ha pasado el tiempo, en horas y en años, y en ovejas para el insomnio, hay
quienes cuentan, y otros cuentan cuentos, y uno no cuenta con nadie, pero
es mejor así, está esta banca y un montón de mundos que nadie ve.
Sólo vivías ahí
¿Sabes?
Soñé contigo.
Soñarte fue algo muy lindo,
soñé que estabas conmigo,
soñé que mi sueño se había cumplido.
Fue un sueño muy atrevido,
te soñé,
soñé contigo.
Fue tan bonito soñarte que dan ganas de quedarse dormido en un sueño
infinito.
Te soñé.
Eras tal y como te he soñado.
Pero no era y no eres más qué eso.
Un sueño.
Y yo no puedo seguir soñando.
Hoy no es jueves
El café está delicioso, el viento sopla, mueve el duraznero, y los

naranjos, el pastito. No me gusta el verano, no, nunca me ha gustado, pero,
éste amargo néctar, oscuro como las noches de invierno, calentito (para el
calor, o para el frío, todo sea el caso, y obviamente no como las noches de
invierno, quizá, como las noches contigo, pero, eso es otra cosa, algo muy
lejano, algo que no recuerdo), lo hace soportable. Entre tanto laberinto,
doblo en la esquina rumbo al otoño; mi lugar favorito, y me encuentro casi
perdido, pero no estoy perdido, estoy sonriendo, me vuelvo loco. El
televisor habla de caos, y de más cosas de cuerdos. Cómo me gusta el café
amargo (negro, y sin azúcar, sin mentiras). Hay mucha tranquilidad en la
locura por lo que veo, y no, hoy no es jueves, me parece que ayer dijeron,
que era julio, o Plutón, yo ya no sé nada, o más bien, no quiero saber cómo
destruyen nuestro mundo.
Cosas
Yo no sé nada del mundo, hay tanto que pasa, es imposible seguirle el

ritmo, yo me quedé allá, en los carruajes, donde una flor era de su color y
donde una canción tenía algo que decir. Cuando yo era niño, siempre me
gustaba quedarme en casa, el mundo que había a mi alrededor era un
pequeño universo que conocía bien, me sentía bien, tenía un perro llamado
Negro, un par de gatos, y un ejército de árboles (me gustan los árboles).
Siempre fui ausencia y soledad ahora que lo pienso, pero en aquel tiempo,
el tiempo era algo distinto, no existía el destino, y uno no se moría, era
inmortal. Entre apagones, noches con más estrellas que hoy, con más padres
y con más hermanos, historias bellísimas, y caras con sonrisa y sorpresa, yo
ya era esto, pero mi corazón aún era un corazón, y yo todavía no había
muerto (sí, por lo visto uno tiene que morirse varias veces). Una
continuidad, un despliegue, un desenvolvimiento de hacer cosas, caos,
palabras, acciones, errores, un batir de alas... Hoy yo no sé nada del mundo,
pero la mayoría sabe menos.
La cuchara
Tomas una cuchara, la enjuagas, la secas, coges un poco de café con ella
(en lo personal me gusta que casi se desborde) y lo pones en una taza con
agua caliente, agitas, algunos agregan dos o tres de azúcar (agitan de
nuevo), algunos más, le ponen crema (y agitan de nuevo), y otros más lo
ponen todo a la vez (y agitan y agitan), a mí me gusta negro, y amargo (sin
tanta agitación), lo interesante es que fuera de todo esto, la cuchara pasa
desapercibida, sí, no importan sus bordes y diseño (aunque estos parezcan
pertenecer a una vieja armadura romana, griega o persa), la cuchara, es una
cuchara, y se limita únicamente a lo que está acostumbrada (a agitar), yo
creo que podría haber más; no importa el destino de cada quien o de cada
cual, siempre se puede revolver en lugar de agitar.
Tormenta
Suelo convertirme en niebla, al fin de cuentas solo, y sólo soy ausencia

(a veces), como un faro que sólo hace su trabajo y solo soporta las
tormentas, hablando de eso, hay una afuera, y un instante, un recuerdo de
una pequeña eternidad, de otra que pasaba cerca, pequeñas gotas perdidas
que se habían separado del resto, yo en mi caballo, olor a tierra mojada y
una inolvidable sensación de sentirse vivo cuando galopaba hacía ella, es
triste, son pocas las veces que verdaderamente uno se siente vivo, pero la
culpa es nuestra, tenemos tanta prisa por vivir, que no vivimos, por eso soy
ausencia (me destierro) y soledad, uno se cansa de estarse muriendo.
Una vieja caja de corcholatas
Todos los lugares por donde ha de haber estado, todas las manos que la
habrán sostenido, algunas felices porque era día de acción de gracias y otras
tristes, porque era día de acción de gracias. Probablemente también pasó
años en el olvido, en un rincón en alguna cocina, donde estoy seguro
siempre cocinaban lo mismo, o en un ático que al parecer no tenía ratones
(o los tenía, pero estos respetaron su travesía). La historia que guarda un
objeto ¿es historia, o sólo magia?, ¿eternidad?, nada tal vez, no hay vida en
ello, ¿cierto? El recuerdo no recuerdo de un hombre bebiendo a las cuatro
de la madrugada y las corcholatas no están en realidad, hay una extraña
sensación de acariciar la verdad, pero sólo es una caja, lo fue y lo seguirá
siendo.
La princesa aburrida
He sido un lejano testigo del tiempo, desde un corazón roto hasta una
mañana aburrida, desde la voz de un ángel hasta las ganas de querer
descubrir si existe algo real. Mi vigilia ha sido tan distante que en ocasiones
me he perdido de sonrisas, de días soleados o días tristes, de llantos. Hay un
lazo entre la princesa y mis días nublados, pero sólo son recuerdos. He
querido alejarme, pero ya es demasiado tarde, no puedo hacerlo, no sin
morir un poco, y lo he hecho, ya no estoy tan vivo como antes. Lo único
que tenemos, y no tenemos en esta vida, es tiempo, y como lo usamos, es lo
único que ni tenemos, pero tenemos. Hay una fecha en la agenda del destino
con olor a café, hoy es miércoles, y mañana también.
A veces qué poco es suficiente
No, lo que siento yo es diferente, es amor de verdad, del que pocos dan,
del que ya casi no existe, del que no te mereces.
No, no me vuelvas a decir que tú sientes lo mismo, porque yo sé que no

es así, y está bien, lo acepto, no te preocupes, sé que me quieres y que
sueñas conmigo,
y aunque sea poco, y aunque no debería;
para mí es suficiente.
Érase una noche
Ella no tenía nombre, lo tuvo, pero no era su nombre, de eso estoy

seguro, era uno que usó sólo para mí, y a decir verdad ya no lo recuerdo,
uno no recuerda todo por más que se esfuerce, pero no quiere decir que no
se le dé importancia. Ella era una pequeña diosa oriental de gustos clásicos,
con un destino muy antiguo, me dio tres regalos llenos de estrellas y nunca
la volví a ver. No hay mucho que decir, no nos dijimos mucho de todos
modos, no le gustaba hablar, le gustaba yo, o la breve eternidad que
encontramos en ese bar... Ella no tenía nombre, tuvo razón (ahora lo sé);
todos estamos más muertos que vivos.
Café, huevos, pan tostado, tocino
El tiempo seguirá susurrando fechas al destino, y la nuestra tendrá que

llegar. Llegará con el invierno, con la primavera o con esa nieve de verano,
llegará cuando tenga que llegar, un día, tal vez en el otoño próximo (quién
sabe), despertaré una mañana para preparar café, huevos, pan tostado,
tocino; y ahí estarás con mi camisa como piyama, y te prometo que; ya no
te dejaré ir.
Me das un café por favor
Negro y sin azúcar por favor

que me recuerde con cada trago
lo amargo, lo real,
lo duro, y lo sabroso de esta vida
Negro y sin azúcar

y si es posible un poquito más cargado
que me ayude a despertar
y enfrentar este día con entusiasmo
Negro y sin azúcar

el inicio de mis días,
la compañía de mí soledad en las tardes frías de una lectura de invierno
Negro y sin azúcar

como se debe tomar un buen café
al igual que la vida
sin ajenos sabores y sin endulzantes
sólo tal cual es.
Varado en la carretera
Se acaba el invierno, y yo con él (un poco, o al menos una parte de mí),

es interesante, todo se acaba, aunque el invierno regresa cada cierto tiempo,
es cierto, pero se acaba, y aunque regrese ya no regresa del todo (creo que
todo lo que se acaba y regresa, en realidad no vuelve, nada vuelve, nunca
nada es igual otra vez), pero eso no importa, o no debería de hacerlo, es
parte de todo esto, por ejemplo, hay cascaras de cacahuete sobre la
carretera, alguien ha estado comiendo obviamente, es una carretera grande
y no existes para el tráfico, recuerdo un verano algo parecido y a un anciano
ingrato que se dice llamar destino, es miércoles (¿por qué tenía que ser
miércoles? A ella no le gustan los miércoles, y no soporta los lunes). Si
existiera el infierno sería algo así como la repetición constante de días como
este, uno tras otro, en continuidad, tal vez este sea un pequeño infierno, que
bueno que a mí me gustan las cosas pequeñas, eso lo hace soportable. He
escuchado que se habla mucho de la inspiración, y lo hacen como si fuera
algo así como ir y pararse en la fila de las tortillas, es triste, no notan como
una mosquita se talla y se talla sus patitas, pero ellos saben qué es
inspiración. Todo se acaba, a veces hasta la paciencia, hoy es un bello día
después de todo, el invierno se acaba, y yo con él, pero así tiene que ser, lo
bueno es que la grúa llegó.
Algo nos mata
Algo me aplasta, recorro la cortina y salgo de la ducha, y algo me

aplasta, tomo la toalla y mientras me seco miro mi cara en el espejo y algo
me aplasta, no sé qué es, tal vez el pasado, o el presente, el futuro, me
siento tan cansado (la vida no debería ser cansada), algo me aplasta, nadie
sabe, a nadie le digo, para qué, aunque parezcan fuertes como yo lo
parezco, algo los aplasta también, lo sé, al contrario del resto, yo sí puedo
verlo, en sus ojos, en sus sonrisas y detrás de la puerta, algo los aplasta,
algo me aplasta, y no sé qué es, o mejor dicho, tal vez lo sé, y eso me mata.
Un San Valentín
Hoy es martes, y es 13 de febrero, sí, mañana es miércoles, hay algo con

los miércoles ahora que lo pienso, y hay tan poco que decir y tanto a la vez,
sí, es difícil hablar del amor, del primero y del último, y del imposible,
todos en algún momento nos rompen, nos hacen pedazos, y nos hacen trizas
y algo tienen los miércoles, son tan mitad (tan ojos café), uno se siente
incompleto, dispar, partido, sí, no cabe duda, los miércoles... A quién
engaño, no hay nada malo con ellos, pero; maldito 14 de febrero.
Antes de morirme
Antes de morirme quiero

matar mi soledad con la asfixia de mis sueños
y perderme en mis pensamientos,
asesinando todos tus recuerdos,
para no haberte conocido,
y no sentirme muerto,
aunque estar muerto,
sea ahora lo que quiero.
Por lo general
Por lo general, suelo soportar los días, y las sonrisas asoman de vez en
cuando, sin saber cómo. Por lo general, es soportable la vida, pero, a veces,
qué difícil es sonreír. Comprendo lo que hay que comprender, y no entiendo
cómo es que hay que no hacerlo para poder vivir. Por lo general, las
personas andan con sus vidas a prisa por las calles, y a mí no me importa, o
más bien, me importa un comino. Pero es triste, no puedo hacer nada, y el
mundo es un asco; por lo general.
¿Cómo estás?
Esa es una pregunta muy fuerte, no debería ser tomada tan a la ligera,
así, tan inercia de conversación, hay demasiado en la respuesta, hay pasado,
hay invierno, hay reflejos, y a veces no hay tiempo (y eso es triste, porque
cuando uno tiene un segundo para sí llega alguien con su "¿cómo estás?",
intentando abrir las compuertas de un río que tal vez se esté desbordando, y
lo peor, que ese que juega con las palancas de la costumbre, es un inocente,
un insensible que sólo espera un "bien ¿y tú?", y es que en realidad nadie se
pone a pensar que el estado de algunos está dentro de una cajita que dice
"manéjese con cuidado, contiene cosas frágiles como pedacitos de
corazón"). La vida, sea cuál sea, nos mata lentamente, pero así es ella,
realmente nunca la tienes, sólo es un poquito de tiempo, una oportunidad
llena de oportunidades para morir por lo que uno quiere. Hoy es lunes, y me
gustan más los martes, de hecho, los prefiero ojalá fuera martes todos los
días, y ojalá nunca nadie tuviera que decir cómo está.
Una tarde amarga de café amargo
Ya basta, no es posible que no me des tregua, desde un principio esto no

fue mi idea, yo respiro nomás porque hay que hacerlo, no tuve opción, y no
te entiendo, he escuchado un montón de veces que no hay mejor maestro
que la vida, pero se equivocan, tú no enseñas nada, y enseñas todo, es
cierto, pero más bien viene siendo como para confundirlo a uno, como para
creer que ya sabemos algo. No, tú no enseñas nada; si acaso, a cómo
morirse. Ya he tocado fondo, estoy en el fondo. Todo me da asco. Tú, la
mismísima vida, me das asco, o no la vida, los vivos, o no los vivos; los
muertos, esos que caminan por la calle sin empatía ni sentimientos,
sonriendo, creyendo que saben de vida, ebrios de muerte.
Mariposas en la libido
Lo han convertido todo en eso, ahora todo es sobre sexo, lo disfrazan,

tratan de ocultarlo con palabras bonitas, diciendo que es natural (y lo es,
pero para eso hay que saber más) o con explicaciones que parecieran
coherentes, o bienintencionadas, o sentimientos, pero no lo son. El amor,
tristemente, ahora es sexo, tomarse de la mano es sexo, unos ojos bonitos,
es sexo, un poema es sexo, la música está llena de sexo, todos piensan sexo,
y la gente habla (sí, "¡habla!"), o escribe, de sexo, indirecta o directamente.
Esto es muy triste, porque el sexo y el erotismo son parte importante del
amor, pero para eso hay que saber amar, y hoy no sabemos. En esta cultura
presente sólo viene como a querer tapar todo lo poquito que nos queremos,
y a llenar una mente vacía, a tratar de encontrar el corazón que nunca
tendremos, o quién sabe qué cosa. La verdad no lo sé, ni quiero saberlo,
pero me rehúso a ser parte de ello, que lo sigan haciendo, por mí no hay
problema, pero yo me destierro, no quiero ser parte, a mí me gusta lo
verdadero, lo que no es tan efímero, sentir más con el alma y que de ahí se
desborde a donde tenga que hacerlo, seguir escribiendo mariposas en el
estómago, y no en la libido.
Cantora
Ella canta pedazos, se los arranca de adentro, o yo no sé de dónde. Me

calma, su voz, me apacigua la sangre, y me permite respirar. Yo no sé nada
de ella, pero esa manera de tocar las cuerdas, y esas cosas que le salen del
diafragma, me dicen que lo sé todo, y que no sé nada. Me encuentro en este
infierno o cielo que flota con la noche, llevando las notas como estrellas, y
su voz me arrulla, me devuelve, me saca de la muerte en la que me pone el
mundo.
Hay de gustos a gustos
Me gustan los días nublados, me gustan los gatos, me gusta el café por
la mañana (o a cualquier hora, no importa. Pero más por la mañana), me
gusta leer a Cortázar, y los puentes como liebres, también las cosas que
pasan en Macondo o en Comala. Me gusta saber que los cuervos dicen
"jamás", que hay un secreto que buscan interminablemente en una
biblioteca, y que el arroz con leche, lleva canela. Me gustan las personas
que respetan el silencio de los demás, y me gusta creer que el amor aún
existe, que aún hay gente de orgullo y prejuicio y Persuasión, de esa que
sabe querer bonito. Me gusta sentir el frío del invierno cuando apenas es
otoño, y sentirme vivo bajo la lluvia; aunque en el fondo, sepa, que me
estoy muriendo.
Alguien y sus dos perritos
Dos perritos jugaban bajo la sombra de un pequeño duraznero,

despreocupados, así, como son ellos, inocentemente tiernos, y bonitos. Uno
levantó la cabeza, la torció un poco hacía un lado, como buscándole la
forma a algo deforme, era alguien que él conocía, había llamado su
atención, se levantó y camino un pequeño tramo muy lentamente, unos doce
o quince metros quizá, y se detuvo, el otro, perdido en su maravilloso
mundo aún despreocupado y jugando con unas flores blancas que caían de
una anacahuita que estaba cerca, de pronto se dio cuenta que ya no estaba
su compañero, se paró y lo buscó, lo encontró y caminó despacio hasta
donde él. Los dos cariñosos movían los rabos y los rabos al cuerpo como si
fuesen a desarmarse, nada más bello que querer a alguien; y el hombre los
mató.
Ya no soy el mismo
Ya no soy quien era, he muerto, una y otra vez, y yo ya no soy quien

era. Mira, sí, lo sigo siendo obviamente, el pasado no se borra, pero
tampoco hay que traerlo con uno, no podemos cambiar nada de lo que
hicimos, pero podemos aceptarlo, reconocerlo, y dejarlo precisamente ahí,
cinco minutos antes o cinco minutos después, pero nunca con quienes
somos. No tiene sentido, lo sé, por eso te digo; que yo ya no soy el mismo.
Adiós abuelo
Ya las labores no son lo que eran, ve y descansa, toma las manos que
hace tiempo no tomabas, deshazte del dolor, yo despego la carreta, deja
tendida el agua toda la noche esta tabla es más eterna. Que ya no te
mortifiquen tantas cosas, ve tranquilo, el cielo ya estaba lleno de estrellas
antes de que se hiciera de noche. Los viejos amigos te esperan, los parientes
de otra época, anda, ve, aquí todo estará bien, descansa, te quiero mucho;
por favor, salúdame a la abuela, dile, que me hubiera gustado conocerla.
¿Quién inventó las bancas en los parques?
Miro al suelo y hay un millón de cadáveres (es otoño), camino y se oyen

crujir como huesos, los piso, me adentro, camino sobre el previo del
invierno, y ahí está, donde siempre, mi balsa, mi agujero negro, mi banca en
el parque.
Revoltijo de sentimientos
Lo mío siempre ha sido la soledad y el invierno, mi ausencia ante el

mundo, y sentir un mundo aunque cada quien vive la porquería que quiere
vivir, y le llama como quiera llamarle, la realidad es relativa y la vida sólo
son teorías. Ya el amor no existe, pero no hay otra forma más bonita de
morir, que fingiendo que sí. Y sin ti, el mundo ya no me sirve, pero ojalá
que esta sea la última vida donde te encuentro. Me quedo muerto, pero es
mejor así, que mi epitafio diga; quédense con su cochina vida. Y denme
otro café mientras me pregunto si de tanto sentir no me quedaré vacío.
Fin
Un pobre viejo sentado junto al fuego

con su taza de café por un lado,
¡claro!, negro, sin azúcar y bien cargado.
Y un perro tan viejo como él,
echado a sus pies.
Afuera un invierno tan frío como cualquier otro.

Él, recordando sonriente sus anhelos,
esos que ya fueron,
esos, que ya fueron.
Despreocupado, sólo esperando,

conversando con sus recuerdos
y debatiendo su fin con el tiempo,
tiempo que está de más para un triste viejo.
Pero dentro de esa tristeza, está feliz con lo vivido,

tal vez no por haberlo hecho,
pero una vez que se nace tienes que hacerlo,
y él lo hizo,
ahora, sólo reclama su descanso.
Un pobre viejo sentado junto al fuego,

y el perro tan viejo como él, triste,
pues ha quedado solo.
Gracias por leer
Mil y un gracias por leer las cosas esas que escribe este montón de
huesos y corazón.
Fabian Recendez

Pedacitos de Alma y Corazón Obras Completas 2017 2021 Spanish Edition

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Pedacitos de alma y corazón

Prólogo de Gilraen Eärfalas

Él dice que no es poeta, pero eso no le toca decidirlo a él. Escribir es

¿Cómo no llamarle poeta?

¿Cómo no llamarle escritor?

Abróchate los latidos,

Le he estado dando vueltas, pensando, y no sabía qué decir, algo

En este volumen los lectores y lectoras encontrarán todos mis textos

Pedacitos de alma y corazón, es un libro de Obras completas, pero a

Quien ya me ha leído no podrá desaprovechar esta edición especial, es

La perfecta compañía para disfrutar un café negro y sin azúcar, sin

A continuación, les compartiré algo que ya he dicho en otra ocasión,

Sé que abuso mucho de algunas palabras, que son repetitivas, de uno a

Con cariño y admiración, agradezco infinitamente, a la escritora Gilraen

Gracias Gilraen Eärfalas

También quiero agradecer, nueva, e infinitamente:

A la artista Love and a Cat... Mi admiración por su trabajo, siempre, y

A Gurru, su ángel y amigo…

Con la esperanza de que hayas hecho menos duro

(Un adiós que escribo definitivo pero que no termina de

Quizá mariposas en su corazón

Sentimientos al ocaso de un jueves (2021)

Y así escribí tu último verso, niña grande de los ojos

Y si pregunta por qué suspiro, haré como que realmente no sabe de su

Mi café con invierno y contigo (2021)

Cielos color recuerdo

No creo que sea muy diferente a otras chicas, también siente, y se

Y si me dices, espérame cinco minutos, te espero una vida, y no digas

Mi café con invierno y contigo (2021)

Esté pendiente, le seguirán llegando suspiros, los lleva el viento, se los

Mi café con invierno y contigo (2021)

Un cachorrito de esos a los que la vida les ha enseñado que vivir no es

Musas y Desvaríos (2017)

Sentimientos al ocaso de un jueves (2021)

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Yo suspiro, y usted se sonroja, un lenguaje único entre nosotros (sólo

Musas y Desvaríos (2017)

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No pude hacer nada

Lo sabía, sabía que ante su sonrisa corría peligro, y ella también lo

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No sé, siempre me he preguntado, si uno lo permite, o si hay personas

Y era usted, y era jueves, y era un sueño (2020)

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Sentimientos al ocaso de un jueves (2021)

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Y era usted, y era jueves, y era un sueño (2020)

Por las noches camina a casa

Sentimientos al ocaso de un jueves (2021)

Sentimientos al ocaso de un jueves (2021)

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Sentimientos al ocaso de un jueves (2021)

Yo no sé contar los sueños

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Ella no es buena, no ha sido buena (para qué serlo), pero tampoco es

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La chica del corazón roto

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