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IES ISABEL LA CATÓLICA ARTES ESCÉNICAS

Departamento de Lengua Castellana y Literatura 1º BACHILLERATO

3. EL TEATRO MEDIEVAL

1. El teatro religioso.

Si en los últimos siglos del imperio el teatro degeneró en un espectáculo burdo y


carente de interés, su rastro se pierde tras la caída de Roma a finales del siglo V.

El cristianismo se había impuesto finalmente como religión del imperio tras una
lucha sin cuartel contra religiones, costumbres, arte y cultura paganas. Por eso, el teatro
que invocaba a los dioses paganos y había sido tan crítico con los ritos y las creencias
cristianas fue prohibido, condenado al ostracismo y a la desaparición.

Sin embargo, cuando la cultura cristiana se asienta como forma dominante, se


encuentra en la necesidad de usar nuevos medios para difundir sus ritos y doctrinas. Una
vez más volvemos a los comienzos del arte escénico: cultos, ritos, celebrantes, fieles,
difusión de la doctrina y la tendencia al espectáculo, que anida en el ser humano. Todo
vuelve al origen o casi.

Los espectáculos escénicos en la Edad Media fueron muy numerosos:


dramatizaciones paralitúrgicas, momos (espectáculo teatral que se celebraba en la corte
y en el que participaban desde el rey o el señor hasta los sirvientes, con música, baile y
disfraces), justas y torneos, fiestas palaciegas...

2. Los tropos.

La necesidad de explicar los misterios religiosos a un público analfabeto fomenta


en los clérigos el afán didáctico, y los templos se convierten en un espacio privilegiado
para el desarrollo de la actividad dramática. Así se crearon los tropos como breves
diálogos en los que se representan pasajes bíblicos significativos como la Pasión o la
Natividad.

Las cosas sucedieron de modo similar, en torno al año 1000, en toda Europa
Occidental. En el Oficio de Viernes Santo, se llevaba la Cruz a un altar adornado y se la
cubría con un velo (símbolo del sudario y de Cristo crucificado). El domingo de Pascua se
asistía a la procesión de los clérigos, al altar del que previamente se había quitado la
cruz. Allí esperaba otro clérigo vestido de blanco (Ángel) y otros tres (Las tres Marías)
avanzaban al altar. Escenifican un diálogo sacado del Evangelio, el "Quem quaeritis?"
("¿A quién buscáis?"). Los clérigos levantaban el velo y enseñaban el lugar vacío gritando
"Alleluia, resurrexit". Finalmente entonaban un Te Deum (himno de acción de gracias),
con el que se solían acabar las representaciones religiosas en la Edad Media.

Estos breves diálogos, que cada vez fueron más frecuentes, serán el origen del
diálogo en el teatro occidental.
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3. Del drama litúrgico a los Juegos y Milagros.

Estos diálogos y las acciones que los acompañan derivarán a lo profano y lo


jocoso. Aumenta el número de participantes y se admiten laicos en la representación. El
teatro abandona el interior de las iglesias y se van adoptando las lenguas vernáculas. Al
principio el latín y las lenguas romances debieron alternarse en las mismas obras; más
tarde, el latín quedará como la lengua del templo. Tan solo en Germania permanecerá
como lengua del teatro hasta el siglo XVIII.

De los temas bíblicos se pasa a escenificar vidas de santos o milagros de la


Virgen. Estos relatos escenificados están en el límite con el teatro profano, pues queda
muy poco de religioso en ellos. Lo religioso aparece al final, en forma de prodigio para
probar la intercesión de María o de los santos. Por eso se los llama Milagros. En Francia
se denominan “jeux” y en Inglaterra “miracle-plays”.

4. Los Misterios.

A partir de siglo XIV se hacen más populares los Misterios (sobre todo en
Francia, que marca en la Edad Media la pauta de la evolución dramática). Los Misterios,
del latin mysterium (ceremonia), constituyen un nuevo subgénero con el que la Edad
Media penetra en la Edad Moderna. El Misterio pretende ser religioso de principio a fin,
pero no es fácil, pues lo espectacular y pintoresco desvían la atención del tema sagrado.
Además fueron alargándose cada vez más hasta el XVI. Pero Francia no es la única que
tiene sus Misterios, en Inglaterra y en Alemania también se encuentran estas obras.

En España, aunque también existieron, la mayor dificultad para su estudio reside


en la escasez de textos que lo ilustren. El Auto de los Reyes Magos se considera la
primera obra teatral en lengua castellana. Fue copiado en los folios finales de un códice
latino del siglo XII, conservado en la catedral de Toledo. En su escritura se refleja la
situación plurilingüe de la ciudad en la época: escrito en castellano arcaico como base,
con fuerte mezcla de elementos mozárabes y gascones.

El Auto de Los Reyes Magos se trata de una dramatización del misterio de la


Epifanía y consta de siete escenas: las tres primeras son un monólogo de cada uno de los
Reyes Magos (Gaspar, Baltasar y Melchor); La cuarta es el encuentro de los reyes y la
decisión de ir a adorar al Niño Dios; la quinta es la visita a Herodes; la sexta el monólogo
de este, y la séptima la discusión de los "sabios" de la corte.

CASPAR
(Solo.) Dios criador, qual maravila, verso 1. qual: qué.
verso 2. achesta: esta.
no sé qual es achesta strela!
verso 2. strela: estrella.
Agora primas la e veida, verso 3. ahora por primera vez la he visto.
poco tiempo a que es nacida. verso 4. a: hace.
?Nacido es el Criador verso 8. figo: higo.
que es de las gentes senior? verso 9. nocte: noche.
Non es verdad, no sé qué digo. verso 9. cataré: investigaré.
Todo esto non vale un figo; verso 10. bine: bien.
otra nocte me lo cataré,
si es verdad bine lo sabré.
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Por otro lado, El Misterio de Elche, drama litúrgico evolucionado, es un ejemplo de


lo bien equipadas que estaban algunas iglesias para las representaciones. Se trata de la
Asunción de la Virgen, y es uno de los pocos restos que tenemos en España, y que ha
sido representado (cada 14 y 15 de agosto) sin interrupción hasta la actualidad. En la
escenotecnia hay artilugios de seguro efecto, como el araceli o arca del cielo, un
ascensor que baja y sube una plataforma desde la cúpula central de la iglesia. Otro
aparato es la granada o mangrana, que permite abrir en partes proporcionales un
dispositivo que deja ver en su interior determinadas figuras. Estos aparatos indican un
nivel de representación vertical que compensa el nivel horizontal tan amplio dentro de
una iglesia.

5. El teatro profano.

En cuanto al teatro profano sabemos que existían pantomimas satíricas,


saltimbanquis, títeres y juglares, de los que solo tenemos referencias y ningún texto.
Estos espectáculos incluían música, danza y mucha expresión corporal como modo de
comunicación.

Por otro lado bastaba con suprimir la parte final de muchos Milagros para
encontrarnos con piezas profanas. Un ejemplo de juego profano (muy similar al milagro
pero sin la parte religiosa final) del XIII es el Juego de Robín y de Marión, de Adam de la
Halle. Es la escenificación de una pastourelle, género lírico-narrativo francés, en el que se
nos cuenta cómo una pastora es cortejada por un caballero, dando lugar a una serie de
escenas tópicas del género. En este caso el autor innovará en esos tópicos y dará
especial importancia a las escenas cantadas, los coros, los bailes de los aldeanos... Hay
quienes han visto en ella la primera comedia ballet del teatro.

En las largas representaciones de los Milagros se fueron intercalando piezas


breves que dieron como resultado Pasos en España, Farsas en Francia e Interlude en
Inglaterra. Estos géneros se caracterizan por adoptar un todo divertido, de moralidad
degradada, donde se describen con cuidado los defectos de los personajes, a veces
llegando a la caricatura. Sus personajes tópicos suelen ser el marido inocente, la mujer
tonta o caprichosa, la suegra, la nuera como personaje ingenuo...

Por último, es posible que el teatro clásico fuera fuente de inspiración y


aprendizaje para los clérigos como vendría a demostrar la publicación de la
Tragicomedia de Calixto y Melibea, de Fernando de Rojas, obra pensada para ser
leída más que representada.

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