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EN DEFENSA DE

LA REPRESENTACIÓN POLITICA
GIOVANNI SARTORI

L
a representación está necesitada de “Con los burdos instrumentos políticos actua- intereses. Las dos características definitorias
defensa, y ésta es, ciertamente, mi les de segunda generación, los legisladores no pue- de este concepto son, por tanto, a) una sus-
hipótesis. Todas las democracias den siquiera seguir la pista de los muchos pequeños titución en la que una persona habla y actúa
grupos a los que nominalmente representan, y mu-
modernas son, sin duda y en la práctica, cho menos interceder o influir en su favor. Y la si-
en nombre de otra; b) bajo la condición de
democracias representativas, es decir, sis- tuación empeora… a medida que aumenta la so- hacerlo en interés del representado.
temas políticos democráticos que giran brecarga de trabajo (de los parlamentos)”. Esta definición es aplicable tanto al
en torno a la transmisión representativa concepto de representación jurídica como
del poder. Y, no obstante, hay una ten- Ciertamente, esta sobrecarga es inne- al de representación política. Pero existe
dencia creciente de opinión (tanto de gable, y no tenemos respuestas definitivas también un uso sociológico (o existencial)
masas como entre los intelectuales) que a preguntas como a quién, qué y cómo se del término que no puede dejarse aparte
postula lo que llamo (en italiano) “dire- presenta. Pero, ¿qué podemos hacer al res- sin más como una acepción diferente.
ttismo”, es decir, directismo, con la consi- pecto? Es muy sencillo, afirma: Cuando decimos que alguien o algo es
guiente relegación de la representación a “La parálisis cada vez mayor de las institucio- “representativo de algo” estamos expresan-
un papel menor o, incluso, secundario. nes representativas supone… que muchas de las do una idea de similitud, de identifica-
Ante ello, mi postura es que la represen- decisiones actualmente tomadas por un reducido ción, de características compartidas. La exi-
tación es necesaria (no podemos prescin- grupo de seudorrepresentantes han de transferirse gencia de que el Parlamento sea un reflejo
gradualmente al propio electorado. Si nuestros
dir de ella) y que las críticas de los direc- del país y, en sentido contrario, las quejas
agentes electos no pueden mediar en defensa de
tistas son en gran parte fruto de una nuestros intereses, habremos de hacerlo por noso- por su falta de “representatividad” se ba-
combinación de ignorancia y primitivis- tros mismos. Si las leyes que aprueban son cada vez san en este significado del término “repre-
mo democrático. más ajenas o no responden a nuestras necesidades, sentación”. La representatividad es tam-
Ciertamente, la representación polí- tendremos que adoptar nuestras propias normas”. bién el punto de referencia para definir la
tica ha tenido siempre detractores. An- sobrerrepresentación y la infrarrepresenta-
teriormente, eran sobre todo los juristas Es decir: si el cirujano es malo, operé- ción. Y el voto a “alguien como yo” (un
constitucionales quienes la ponían en monos nosotros mismos; si el profesor es trabajador para los trabajadores, un negro
cuestión, rechazando casi unánimemen- malo, prescindamos de él. Como dijo para los negros) es la base del voto de cla-
te la posibilidad de extender los vínculos Mencken, “para todo problema humano se, étnico, religioso y, en general, del voto
representativos del derecho privado al puede encontrarse una solución simple, por categorías. Por tanto, aunque repre-
ámbito del derecho público y afirman- clara y equivocada”. La postura de Toffler sentación y representatividad aluden a
do, en consecuencia, la improcedencia no representa, ciertamente, la última pala- cuestiones diferentes y son conceptos dis-
del concepto de representación política. bra de la doctrina. Pero es muy “represen- tintos, la comprensión de la política repre-
En el decenio de 1960, en cambio, la tativa” de unos puntos de vista que invaden sentativa depende de ambos.
crítica a la representación surgió, de for- la opinión pública de forma mayoritaria- Otra distinción importante es la que
ma casi independiente de la doctrina ju- mente no cuestionada. Las instituciones re- proviene de la diferencia entre representa-
rídica, de politólogos en el marco de la presentativas nos decepcionan, sin duda; ción jurídica (de derecho privado) y repre-
teoría de la democracia. Ya en 1970, pero estos fallos son en gran medida reflejo sentación política (de derecho público). La
Wolff, en En defensa de la anarquía, de nuestro propio desconocimiento de lo representación se concibió y desarrolló en
postulaba una “democracia directa ins- que la representación debe y puede hacer y, el ámbito del derecho privado como una
tantánea” electrónica que implicaba de- en contraposición, no puede hacer, como relación bipersonal (o de un grupo de per-
sechar en bloque la democracia indirec- luego explicaré. Si esto es así, nos encontra- sonas con otra persona) entre un cliente (o
ta, es decir, representativa. Y aunque el mos ante una cuestión altamente priorita- grupo de clientes concreto) y un agente de-
cuestionamiento de la representación no ria sobre la cual hay buenas razones para signado por éste (el principal o dominus de
ha tenido nunca éxito, forma parte del llamar la atención, como en esta ocasión, a la relación) con unas instrucciones genera-
ambiente de las últimas décadas. En los órganos representativos. les. Dado que los actos del representante
uno de los manifiestos más leídos de la En primera instancia, el significado ori- surten efecto para el principal, la sujeción
década de 1990, Creating a New Civili- ginario de la “representación” es la actua- de aquél a las instrucciones dictadas por és-
zation, Toffler escribe: ción en nombre de otro en defensa de sus te era un elemento esencial de la relación

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de representación. Si este elemento se pone to, aunque la teoría de la representación de Otra diferencia importante, de tipo fáctico,
en primer plano, nos encontramos ante la derecho privado gira en gran medida en es que la representación política implica
teoría del mandato. Y suele considerarse torno a las instrucciones vinculantes del re- inevitablemente una relación de muchos
que en derecho privado los representantes presentado, no puede identificarse con la con uno, en la cual los “muchos” suelen ser
son siempre, aunque en diversa medida, teoría del mandato y reducirse exclusiva- decenas de miles (o incluso centenares de
delegados vinculados por las instrucciones mente a ella. Claro está que tampoco pue- miles) de personas, de modo que la propia
(mandatos) de su dominus. de desvincularse absolutamente de ella, noción de dominus queda diluida por la
Pero las cosas no son siempre así, ni si- pues el dominus puede siempre retirar la re- magnitud de las cifras.
quiera en el ámbito del derecho privado. presentación en cualquier momento a su Se plantea, por tanto, la siguiente cues-
Tomemos el caso de los abogados: ¿en qué representante. tión: en estas condiciones, ¿puede hablarse
medida están obligados a obedecer a sus En cualquier caso, en el derecho públi- de una verdadera representación? Como ya
clientes? Ciertamente, si el cliente se opone co desaparecen ambos elementos: las ins- se ha señalado incidentalmente, la mayoría
a lo que propone su abogado, su postura trucciones vinculantes y la revocabilidad de los juristas (Hans Kelsen, por ejemplo)
prevalece. Pero, en cualquier caso, el aboga- inmediata. El principio de que los repre- ha respondido negativamente, sosteniendo
do ha de defender los intereses de su clien- sentantes no pueden estar sujetos a “man- que la representación existe sólo en el ám-
te con arreglo a su propio juicio y compe- dato imperativo” está firmemente arraiga- bito del derecho privado. Pero puede ale-
tencia. Describir a un abogado como man- do en la teoría de la representación política garse que, aunque la representación políti-
datario sería muy incorrecto. De hecho, el y el constitucionalismo (véase, a este res- ca es una versión debilitada de su concepto
cliente espera que su abogado se comporte pecto, el artículo 67.2 de la Constitución originario, persisten aún suficientes analo-
responsablemente, es decir, que contribuya a española de 1978), al igual que el de la im- gías. Aunque en el ámbito de la política el
la consecución de los resultados con su posibilidad de su sustitución hasta que ex- representante no tiene un principal concre-
“responsabilidad independiente”. Por tan- pire el plazo de ejercicio de su función. to y perfectamente identificable, la “repre-

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sentación electiva” trae ciertamente consi- ¿No era Burke el gran enemigo de la Revo- mente, del dinero. Los reyes necesitaban
go: a) receptividad (responsiveness), los par- lución Francesa? Por desgracia para los es- dinero para sus ejércitos (y para mantener-
lamentarios escuchan a su electorado y ce- tudiosos que ventilan las cuestiones a base se en el poder), para lo cual convocaban
den a sus demandas, b) rendición de cuen- de epítetos en lugar de razonamientos y del periódicamente a los organismos de los “es-
tas (accountability), los parlamentarios han conocimiento del asunto, los revoluciona- tamentos” con el fin de solicitar su ayuda
de responder, aunque difusamente, de sus rios franceses defendían precisamente el en la exacción de recursos. Y los parlamen-
actos, y c) posibilidad de destitución (remo- punto de vista de Burke. En la Constitu- tos premodernos descubrieron poco a poco
vability), si bien únicamente en momentos ción francesa de 1791 leemos: que podían negociar la concesión de estos
determinados, por ejemplo, mediante un “Los representantes designados en los departa- recursos a cambio de concesiones políticas.
castigo electoral. mentos no serán representantes de un determinado de- El punto de inflexión de este desarrollo
No es necesario entrar en detalle en esta partamento, sino del conjunto de la nación y no se les lento y discontinuo se produjo en Inglate-
controversia. A mi juicio, las analogías son puede imponer mandato alguno” (Sección III, art. 7). rra con la afirmación del principio del
suficientemente importantes para afirmar “Rey en Parlamento” hacia finales del siglo
que la representación política no es una far- Hay dos matices notables en este texto. XVIII. Con arreglo a este principio, el po-
sa y que este concepto tiene sentido en el En primer lugar, se afirma que los represen- der ejecutivo sigue siendo una prerrogativa
ámbito del derecho constitucional. La cues- tantes son designados en sus distritos, preci- real, pero los ingresos han de votarse en
tión fundamental es, en cualquier caso, si la samente para evitar decir que lo son por sus Parlamento y las leyes sólo pueden apro-
prohibición del mandato o instrucciones electores. Y, en segundo lugar, que la enti- barse con el consentimiento de los Lores y
imperativas es una condición sine qua non dad soberana es la nación, no el pueblo. La los Comunes. La fórmula declara que se
de la representación moderna y, por tanto, diferencia es que, si se declarara que el pue- aprueba la ley “por indicación y con el con-
de la forma representativa de gobierno. Es blo es el soberano, habría dos voluntades: la sentimiento del Rey, los Lores y los Comu-
una cuestión crucial, pues los directistas es- del pueblo y la de los representantes; pero si nes reunidos en el Parlamento y bajo su au-
tán defendiendo, por el contrario, la incor- es la nación la soberana (artículo 3 de la toridad”.
poración del mandato a la representación Declaración de Derechos de 1789), hay El Estado no es ya el Rey por sí sólo,
como una conquista y una necesidad de- una sola voluntad, pues la voluntad de la sino el Rey en Parlamento, lo que supone
mocráticas. La mayoría de los directistas ig- nación es la misma voluntad de los diputa- que el Parlamento se incorpora al Estado.
noran cómo surgió la prohibición del man- dos a quienes se reconoce el derecho a ha- Y a medida que los parlamentos van sal-
dato, y por qué motivos. Pueri sunt et peri- blar y actuar en nombre de aquélla. Puede vando el puente entre la sociedad y el Esta-
lia tractant. Son niños que juegan con acusarse, sin duda, a los creadores de la do, entre transmitir exigencias (desde fue-
pensamientos infantiles. Pero son muchos, Constitución francesa de 1789-1795 de ra) y tramitar exigencias (desde dentro),
vociferantes e intolerantes. No debemos ig- servir su propio interés. Comparto, en van adquiriendo un nuevo papel. Siguen
norarlos porque sean constitucionalmente cualquier caso, la equilibrada opinión de hablando en nombre del pueblo pero han
analfabetos (históricamente hablando). Te- Georges Burdeau respecto a que de hacerlo también en nombre del Estado;
nemos, por tanto, que dar una explicación. “los escritores revolucionarios concebían la representan al pueblo pero deben también
representación no sólo como el acto del que deri- gobernar sobre el pueblo. En resumidas
Burke expresó bellamente el rechazo a vaba la legitimidad de los gobernantes, sino tam- cuentas, los representantes no pueden asu-
bién como el instrumento para unificar la volun-
la teoría del mandato en la representación tad nacional… Educados en el culto a la razón, mir su función decisoria y legislativa en
(que era, de hecho, la teoría medieval) en confiados en las virtudes de la ilustración, sólo po- tanto no dejen de ser delegados. En sentido
su conocido Discurso a los electores de Bris- dían concebir como voluntad soberana una volun- contrario, cuanto más se sometan a las exi-
tad mediata, reflexiva y unificada: esa voluntad de
tol de 1774: la que era instrumento la asamblea de representan- gencias de sus electores, más afectada se ve
“Todo hombre tiene derecho a expresar su opi- tes (l’organe). su labor de gobierno por la prevalencia de
nión. La opinión de los votantes es importante y res- los intereses localistas de éstos sobre los in-
petable, y el representante ha de apreciarla y conside- En consecuencia, tanto la vía inglesa tereses generales. Por tanto, la respuesta a la
rarla siempre con la máxima gravedad. Pero las ins- como la francesa hacia el sistema de gobier- cuestión de si la prohibición del mandato
trucciones imperativas, los mandatos que el
no representativo se construyeron sobre la es una condición necesaria y ciertamente
parlamentario ha de obedecer y defender ciega e im-
plícitamente y en virtud de los cuales ha de elegir su premisa de que los representantes no eran y inherente a la democracia representativa es
voto, aunque sean contradictorios a la clara convic- no debían ser delegados vinculados por definitivamente afirmativa. Por mucho que
ción de su juicio y su conciencia, (…) son absoluta- instrucciones imperativas. ¿Por qué? La res- los votantes deseen disponer de represen-
mente ajenos a las leyes de esta tierra y consecuencia puesta directa es que el Estado representati- tantes que operen como su chico de los re-
de un equívoco fundamental con respecto al espíritu vo no puede construirse ni ciertamente cados, como los ejecutores de sus instruc-
y la letra de nuestra Constitución. El Parlamento no
es una congreso de embajadores de diferentes y hosti-
operar sobre la base de la teoría medieval ciones, es necesario resistirse a esta exigen-
les intereses que cada uno ha de defender como de la representación: es decir, concibiendo cia y decirles que unos mandatarios al
agente y abogado frente a otros agentes y abogados, la representación en términos del “manda- servicio estricto de sus concretos electores
sino la asamblea deliberante de una nación con un to” de derecho privado. no harían sino menoscabar la democracia
interés, el del conjunto, que no ha de guiarse por in- Los parlamentos medievales no toma- representativa.
tereses o prejuicios locales sino por el bien común re-
ban parte en el Gobierno: eran organismos
sultante de la razón general del conjunto. Cada uno
elige, ciertamente, a un parlamentario; pero una vez externos sin voz en el ejercicio efectivo del Planteémonos ahora la siguiente cues-
elegido, éste no es parlamentario de Bristol, sino poder. Y tampoco eran órganos electivos: tión: ¿qué es lo que falla o ha fallado en la
miembro del Parlamento”. su carácter representativo era fruto de la es- representación actual? ¿Cuáles son sus ina-
tructura corporativa de la sociedad medie- decuaciones y carencias y los posibles re-
Es fácil, demasiado fácil, desechar la val. Por tanto, ¿de dónde salía el poder que medios? El problema es que cuanto mayor
postura de Burke por elitista y reaccionaria. final y gradualmente consiguieron? Simple- es el número de personas que uno trata de

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representar en el proceso legislativo y más Otro problema es el de la calidad de las proceso de constitución de un Gobierno
numerosos son los asuntos en los que se personas dedicadas a la política. Incluso en representativo sea selectivo y, por tanto, fa-
ejerce tal representación, más pierde este el ámbito del derecho privado, como he- vorezca una buena representación. Es una
término su sentido con respecto a la volun- mos visto, el interés del cliente queda ópti- asombrosa omisión que debe subrayarse.
tad de cada persona. Esta observación parte mamente atendido en manos de un buen En toda la Edad Media y con posterio-
de la constatación de dos factores: en pri- abogado, es decir, mediante la capacidad, ridad, se ha supuesto que la major pars, los
mer lugar, las cifras demográficas (pobla- la cualificación y la responsabilidad inde- muchos, debía elegir (y, por tanto, seleccio-
ción creciente) y, en segundo lugar, la so- pendiente del abogado que le representa. nar) la melior pars, la mejor, o (según Mar-
brecarga de materias (demasiados asuntos). Con la responsabilidad política ocurre otro silio de Padua) la valentior pars, la más ca-
Este último problema puede resolverse fá- tanto y en mayor medida. Entonces, ¿qué paz. Y el ancient régime se derrumbó por-
cilmente, pues toda sobrecarga se remedia pasa con la calidad de los representantes? que el orden social basado en los privilegios
descargando. No podemos entrar aquí en Burke retrató con acierto al mal líder po- hereditarios no era ya aceptado. Nuestro
las diversas formas de llevar a cabo esta des- pular. Permítanme citarle de nuevo: mundo liberal-democrático nación, por
carga, de modo que dejaremos la cuestión “Cuando los líderes optan por convertirse en tanto, de la reivindicación del principio de
en este punto. postores de la subasta de popularidad, su talento no que el gobierno por derecho de herencia o
La otra cuestión es el extraordinario será de utilidad para la construcción del Estado. Se por la fuerza debe sustituirse por el gobier-
convertirán en aduladores, en lugar de legisladores;
aumento del número de electores. Una en instrumentos del pueblo, en lugar de sus guías. no del merecimiento. Por tanto, en nues-
circunscripción electoral que hace un si- Si alguno de ellos propusiera un régimen de liber- tras democracias las elecciones se concibie-
glo reunía a 5.000 votantes, por ejemplo, tad sensatamente limitado y correctamente defini- ron inicialmente como un instrumento
do, se vería de inmediato superado por sus compe-
puede contar ahora con 100.000. Y el tidores, que propondrían algo más maravillosamen- cuantitativo para elegir entre opciones de
problema no es tanto la insignificancia te popular”. forma cualitativa: así, en el nacimiento de
del votante individual (uno es igual de in- nuestras democracias las elecciones eran
significante entre 5.000 que entre Estas líneas se escribieron en 1790, lo concebidas como un instrumento cuantita-
100.000 votantes), sino la “distancia” en- que nos hace pensar que la figura del polí- tivo destinado a realizar elecciones cualita-
tre el representado y sus representantes. tico se ha mantenido de forma bastante si- tivas. Pero, con el tiempo, la regla de la
Esta distancia puede percibirse de distin- milar. Pero el populismo y la demagogia no mayoría se ha convertido en un rodillo. Las
tas formas: como alejamiento, como im- son inevitables. Sólo es posible mantener- elecciones tenían por objeto seleccionar,
permeabilidad, como sordera, como indi- los a raya luchando contra ellos, y prolife- pero se han convertido en una forma de se-
ferencia, etcétera. Todas estas “quejas por rarán con la dejación y la relajación. leccionar lo malo, sustituyendo un lideraz-
el distanciamiento”, por llamarlas de al- El autor clásico más preocupado por la go valioso por un liderazgo impropio. Po-
gún modo, conducen a la siguiente reco- calidad de los representantes electos es, dría pensarse, como he señalado, que esta
mendación: los políticos han de “acercar- probablemente, John Stuart Mill, especial- evolución era inevitable. Aun así, la preo-
se” a la gente. Sin negar la importancia de mente en sus Considerations on Representa- cupación por los valores no puede darse
los sentimientos de distancia o de cercanía, tive Government, de 1861. Aunque no creía por perdida en aras de lo inevitable, sino
debe recalcarse que es precisamente esto que los “buenos representantes” pudieran levantarse para hacer frente a esta inevitabi-
lo que son: sentimientos; y, como tales, resolver por sí solos los problemas del Go- lidad. Sin embargo, Ernest Baker fue prác-
no resisten con frecuencia el análisis obje- bierno representativo, quería que las elec- ticamente el último gran autor que recalcó,
tivo ni las comparaciones en el tiempo. ciones tuvieran “valor selectivo” (en el sen- en 1942, que “no podemos abandonar la
De hecho, los representantes “responden” tido cualitativo de la expresión). Pero hoy idea del valor, no podemos entronizar la
hoy en mucha mayor medida que en el nos hemos rendido completamente ante mayoría por el simple hecho de que sea…
pasado a las exigencias populares y de sus esto. Y quiero resaltar que cuando digo superior en cantidad. Hemos de encontrar
votantes. Y su subordinación a la “orien- “hemos” estoy pasando la culpa de los polí- alguna forma de conectar el valor con la
tación de las encuestas” no existía, cierta- ticos a los estudiosos de la política. Los po- cantidad”. En los 50 años siguientes, sólo
mente, en la época preestadística. líticos tienen, al fin y al cabo, y por encima ha habido silencio.
Puede argumentarse, por tanto, que si de todo, el problema de conseguir que los Sin duda, el que las elecciones “selec-
la “distancia” es un problema objetivo deri- elijan. Pero los estudiosos deberían tener cionen” es una exigencia normativa. Pero
vado del aumento poblacional, no puede como prioridad el mantenimiento de los la representación es también, en último
hacerse nada al respecto. De hecho, estas valores y su defensa. De hecho, la mayoría término, una construcción normativa.
grandes cifras demográficas rebaten aún de los politólogos son actualmente muy Como dijo Carl Friedrich, el que una per-
más la hipótesis del directismo. Si, por otra normativos, fuertemente axiológicos. Sin sona sustituya a otra en interés de ésta es,
parte, la gente siente que la política está embargo, en el ámbito de la representa- debe ser, incuestionable, y altruista. Y lo
“alejada” de ellos, es en parte, o incluso ción, su preocupación por una “buena re- principal es que ni la representación ni la
principalmente, por un sentimiento subje- presentación” es bien escasa, bien equívoca. democracia representativa en su conjunto
tivo suscitado por el bombardeo de opi- Nosotros (los estudiosos) analizamos los pueden operar debidamente frente a una
nión realizado en los últimos 30 años pre- sistemas electorales exclusivamente en fun- cultura que devalúa los valores y cuyo grito
cisamente por los enemigos de la democra- ción de la “representación exacta”, de que de batalla ha sido, en los últimos 40 años,
cia representativa. Y en la medida en que los votos se traduzcan de forma justa y el antielitismo, el rebajamiento de la élite.
éste sea el caso, en la misma medida, la teo- equitativa en escaños. La noción de repre- No nos equivoquemos: devaluando la me-
ría de la representación no debe ceder (al sentación subyacente a esta cuestión es, co- ritocracia no conseguimos sino demerito-
menos hasta el punto de autodestruirse) si- mo he señalado inicialmente, la representa- cracia: devaluando la selección no conse-
no plantar batalla. Como lo estoy haciendo tividad: un concepto que no tiene relación guimos sino la selección de lo malo, y de-
yo en este momento. alguna con el modo de conseguir que el valuando la igualdad en función de los

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méritos no conseguimos sino la igualdad nándose a sí misma. Hace unos 20 años tre elegir un médico y curarse a sí mismo.
en el demérito. Que es exactamente lo que me preguntaba: ¿Matará la democracia a la Aunque la estupidez no tiene límites, esta
tenemos ahora. democracia? (es el título de un artículo que supuesta equivalencia va demasiado lejos.
publiqué). Ahora estoy aún más seguro de No tiene mérito alguno, por tanto, esta
Una cuestión relacionada con esta que, con el directismo, la respuesta es sí. postulación de una democracia semidirec-
“perversión” de la representación es que he- La diferencia básica entre una demo- ta, posrepresentativa. Sin embargo, la ten-
mos llegado hasta el límite de la ruptura cracia directa y una democracia represen- dencia directista está ganando terreno, no
del equilibrio entre los dos componentes tativa es que en esta última el ciudadano sólo porque ofrece una solución simplista
de la transmisión representativa del poder: sólo decide quién decidirá por él (quién le fácil de aprehender por los simples, sino
la receptividad y la responsabilidad indepen- representará), mientras que en la primera también porque no está encontrando prác-
diente. Un Gobierno que cede simplemen- es el propio ciudadano quien decide las ticamente ninguna oposición. Por este mo-
te a las demandas se convierte en un Go- cuestiones: no elige a quien decide sino tivo, la representación debe volver a poner-
bierno altamente irresponsable, que no está que es el decisor. Por tanto, la democracia se bajo los focos y defenderse vivamente.
a la altura de sus responsabilidades. No representativa exige del ciudadano mucho Defenderse desde fuera, como acabo de ha-
obstante, en la mayor parte de la literatura menos que la directa y puede operar aun- cer, frente a alternativas sin fundamento,
reciente se pone exclusivamente el énfasis que su electorado sea mayoritariamente pero también desde dentro, como he he-
en maximizar la receptividad. Se olvida analfabeto (véase la India), incompetente cho antes. La clave radica en que si no
prácticamente un elemento de la ecuación: o esté desinformado. Por el contrario, una comprendemos un mecanismo, no pode-
el representante no es sólo responsable ante democracia directa en tales circunstancias mos valorarlo ni corregirlo; por ejemplo, la
alguien, sino también responsable de algo. está condenada a la autodestrucción. Un cuestión de si la representación no resulta
En resumen, la representación es incuestio- sistema en el que los decisores no saben suficientemente “próxima”. No podemos
nable y ha de configurarse normativamen- nada de las cuestiones sobre las que van a aceptar tratamientos que maten al pacien-
te, ha de encontrar un equilibrio delicado decidir equivale a colocar la democracia te. El crecimiento demográfico hace inevi-
entre receptividad y responsabilidad, entre en un campo de minas. Hace falta mucha tablemente imposible la proximidad; y la
rendición de cuentas y comportamiento ceguera ideológica y, ciertamente, una representación puede hacer frente a estas
responsable, entre gobierno de y gobierno mentalidad muy “cerrada”, para no caer cifras mucho mejor que los mecanismos
sobre los ciudadanos. Y todo esto escapa, en en la cuenta de esto. Y los directistas no lo directos. La clave es, pues, que la crisis de
su mayor parte, a los planteamientos (y, sin hacen. la representación es fruto, en buena medi-
duda, a los conocimientos) de los autores Para empezar, no quieren saber (y es da, del primitivismo constitucional y de
que atacan la representación y defienden su ofensivo y políticamente incorrecto pre- nuestra expectativa de que la representa-
derogación. Ciertamente, no considero que guntarlo) si sus ciudadanos decisores saben ción nos dé lo que no puede o no debe
la democracia representativa se encuentre algo. En segundo lugar, se niegan a aceptar darnos. n
precisamente en plena forma. Pero, ¿qué el argumento de que cualquier maximiza-
alternativas tenemos? ción de la democracia directa requiere co-
Se nos dice sin descanso que la alterna- mo condición necesaria una mejora equi-
tiva es más directismo, bajo dos formas que valente de la opinión pública, es decir, del [Conferencia dictada en el Congreso de los Dipu-
tados con motivo del vigésimo aniversario de la
se refuerzan mutuamente. En primer lugar, número de personas interesadas en los Constitución española de 1978, el 9 de diciembre
introducir “más democracia”, es decir, dar asuntos públicos y conocedores de ellos. de 1998].
más peso al demos en la propia representa- He afirmado recientemente que con la vi-
ción mediante la introducción de rigideces deopolítica se está produciendo precisa-
y subordinación al mandato en el nexo re- mente el proceso contrario: cada vez tene-
presentativo. En segundo lugar, conseguir mos una opinión pública cuyos conoci-
una “democracia semidirecta” (en palabras mientos están más empobrecidos. Los
de Toffler), de carácter electrónico, ciber- directistas no atienden a este punto y ta-
democrático y otorgando poder creciente, chan despectivamente esta conclusión de
como iguales, a las asambleas locales de ba- reaccionaria. Su solución es, simplemente,
se, los referendos y la “orientación de las distribuir indiscriminadamente permisos
encuestas”. Este planteamiento suele en- de conducir a todos con independencia de
contrar una aprobación de boquilla suave- que sepan conducir o no. Por último, si se
mente reacia con palabras como: “sería es- insiste a los directistas en la cuestión de
tupendo, pero…”. No. No sería estupendo que aunque la democracia representativa
en absoluto, y debemos decir alto y claro puede salir adelante incluso con electora-
que es desastrosamente disparatado. Como dos poco cualificados mientras que la de-
ya he señalado, la primera vía (la vuelta a la mocracia directa no puede operar sin “ciu-
concepción medieval de la representación dadanos adecuados”, su única respuesta es
de derecho privado) sólo puede llevarnos a que si una persona está capacitada para ele-
un sistema representativo altamente dis- gir a su representante, del mismo modo lo
funcional y localmente fragmentado que estará para decidir sobre las cuestiones.
pierde de vista el interés general. Y quiero ¿Del mismo modo? Estupendo. Esto supo-
recalcar, como conclusión, que la segunda ne decir que no hay diferencia entre elegir Giovanni Sartori es profesor emérito de la Uni-
vía no puede sino hundir sin remedio el un abogado y defenderse a sí mismo en versidad de Columbia. Autor de Teoría de la demo-
sistema representativo de gobierno, gober- juicio, entre elegir un libro y escribirlo, en- cracia y Homo videns.

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