En cualquier caso, la consecuencia final del desequilibrio ecológico siempre es
la pérdida de biodiversidad, tanto a nivel local como, en última instancia, a
escala global. Las especies que componen las comunidades de los ecosistemas se ven afectadas por el desequilibrio y no todas tienen la misma capacidad para superarlo. Las que no pueden hacerlo frecuentemente mueren, y las que optan por desplazarse a otro ecosistema, frecuentemente terminan convirtiéndose en una perturbación en el nuevo ecosistema en el que se instalan, pudiendo provocar un nuevo desequilibrio ecológico.
Soluciones para evitar el desequilibrio ecológico
Al ser un problema de gran escala y complejidad, las soluciones también adquieren estas propiedades en términos generales. Lo principal para evitar el desequilibrio ecológico es actuar sobre las principales causas del mismo, es decir, sobre las siguientes:
Hacer una explotación adecuada de los recursos del ecosistema
Evitar o paliar la destrucción de hábitats
Controlar y evitar la introducción de especies invasoras