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Una anciana viuda vivía sola en una choza junto al mar en Perú, extrañando a su hijo que se había ido hace años a buscar fortuna y nunca le escribió o visitó. Ella repetidamente oraba por él en su soledad. Un día, el viento llevó el mensaje triste de la anciana a otras playas donde estaba su hijo disfrutando de los placeres, haciéndolo reflexionar. El mismo viento volvió a llevar la noticia de que el hijo pronto regresaría, pero la anciana murió de fel
Una anciana viuda vivía sola en una choza junto al mar en Perú, extrañando a su hijo que se había ido hace años a buscar fortuna y nunca le escribió o visitó. Ella repetidamente oraba por él en su soledad. Un día, el viento llevó el mensaje triste de la anciana a otras playas donde estaba su hijo disfrutando de los placeres, haciéndolo reflexionar. El mismo viento volvió a llevar la noticia de que el hijo pronto regresaría, pero la anciana murió de fel
Una anciana viuda vivía sola en una choza junto al mar en Perú, extrañando a su hijo que se había ido hace años a buscar fortuna y nunca le escribió o visitó. Ella repetidamente oraba por él en su soledad. Un día, el viento llevó el mensaje triste de la anciana a otras playas donde estaba su hijo disfrutando de los placeres, haciéndolo reflexionar. El mismo viento volvió a llevar la noticia de que el hijo pronto regresaría, pero la anciana murió de fel
En un risueño puerto marino de la cálida costa del Perú,
Y en una choza que se encontraba juntito al mar. Vivía una anciana que a todas horas estaba triste Mientras que sus ojos escudriñaban la inmensidad Era una viuda triste, muy triste, pobre, muy pobre Que tuvo un hijo que apenas éste se halló con fuerzas para luchar Cruzó los mares con la esperanza de hacerse rico Alejándose de su viejecita
Diciéndole que nunca la iba a olvidar
Pasaron días, pasaron meses, pasaron años Y ni siquiera una carta en este tiempo llegó, Pues el ingrato en sus placeres
No recordaba las dulces horas
Del tierno hogar que ella le dio. Los ojos enrojecidos y el rostro arrugado Delataban las aflicciones de la pobre viejecita
Que en sus oraciones decía:
Porque hijito mío no te acuerdas de tu pobre madre Que sufre y llora pensando donde estarás, Porque no alegras con tus palabras mi soledad
Tú no comprendes que solo en ti tendré consuelo
y un sacro goce que en otras partes no voy a encontrar. Así repetía en todo instante La pobre anciana que lamento triste mensaje
Que un día el viento llevó para otras playas
Donde mordía la alta sociedad Y allí entre los vicios reía y disfrutaba Aquel infame que un día profesara
Que nunca olvidaría a su sacrificada mamá
Siéntose el viento cual fuerte brisa, como un puñal Pues el mensaje cruzó el pecho de aquel villano que nunca supo dar gracias a aquella santa madre
y que en ese momento le hizo meditar
la misma brisa fresca retorno hacia la anciana Cantando la triste nueva que su hijo pronto iba a retornar Y una mañana cuando a la playa se fue a esperar Tuvo un delirio creyó dar besos al hijo amado Y en ese instante le abrió sus puertas la eternidad.