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oe un Marquez descosido (Eredine, en formato grande), +E| manuscrivo hallado en Zaragoza encuadernado en pasta dura J tojiza, un metro mis 6 menos de Novela del siglo XX y seties ms Ing atin, en tonos pastel, de libros de la coleccién srr y Univer- #9, volimenes brillantes, en blanco y negro, de la Biblioteca de Arte Wsvingo de un vistazo La intetigencia de las formas, de Sera, Arte “Jiyudstico, de Brion y todo tipo de palabreria sobre cl gético, el ma Werismo, el barroca, el rococé y el arte modemo, nacida toda ella Hel potico, del manierismo, del hartoco o del rocacd). Pesados, con la istencia y casi las dimensiones de plantillas de dibujo, los dlbu- Wes de arte comban una balda entera, en la que yacen oblicuos, acha- Wolicos y apestando a productos quimicos. Pero uno esté ligeramente Hielto hacia este lado, Puedes ver en la portada una especie de rouloite ile madera, con las puertas abiertas de par en pas, en un paisaje de Wilficios rosados, con bévedas y almenas que se pierden en perspec- Wivar infinitas. Creo que es el ocaso, pero no demasiado tarde, La Hoinbea de w que jucga con un aro se alarga sobre el macadaan. Dy Wibliotcca Para Todos Del resto de los dlbumes ves solo el lomo, con los nombres blancony lesestantetias (ahora veo unos tratados grandes, pesados, de oncolo- claramemte resaltados, de los pintores: Tincoretto, Guardi, Da Vil tia. n libeo sobre adenopatas, otro con un seulo pérpura, agtesive: Degas, Harunobu, Pontormo, Mantegna. En otras estanrcrias, se ‘eucemia) sc exticade un sofi doble, cubierto con una manta de lana libros de pee i‘ cae er starts is “ que parece extremadamente cilida. Tendria sentido, El calor poesias (qué bien le va el color café a Eliot, el verde chillin a la apenas debe de llegar hasta aqui, a la periferia. En el suelo, sorpresa: americana, e color ladrill a Iannis Risoe Ni siquiera puedes igre! ¥ sobre él, dos alfombrillas grses de pict de conejo. Apenas se nittelos de otra manera), la coleccién Orfeo con sus porcacias ¢2 puede pasar junto al sofa. Pero en ese espacio angosto cabe atin una pelsecante de un tono azul ceniciento (aqui tenemos que recordar bueno de Dylan ‘Thomas, «Cuando era joven y libre bajo las ramas manzanoy), yal Bnal la coleccién cuadrada pero estética Poiesis, nesita sobre la que hay un cesto de manzanas y un ceniceto. Ba la mesita hay periédicos y revistas, sobre todo Luceafirul, Orizontul XT nty sombrio de Wallace Stevens y cl verde intenso de Riba J, por debajo de allos, un ejemplar amarillento de Remdnia Literari. Una pared de libros, hasta el techo, sobre unas baldas casi invisible Junto ala ventana, a la izquierda, un hucco con tuna fregadera y una > Una confusién armontosa, un auténtico cosmos, (Eres filésofo? Pasi fudimentaria mesa de cocina, Junto a la puerta de entrada, el bao con tu toga beis, con un rectingulo azul en el lomo, al sitio con WC y ducha, En las paredes de la habitacién, bellamente pinra- etd apuntado tu nombre y lo quchas esrito, Eres ensayist? Tas ddas, hay unos cuantos tapices ef tonos suaves: wna puesta de sol, una est ahi, entre Petros Haris y Camus, y tienes que vestir trajes oscar nifia con una ocay wna mujer leyendo una carta junco a una ventana ‘Eres politslogo, atomista, un bidlogo con ideas originales, so (copia, probablemente, de un Vermeer). Naturalmente, los hizo ella go 0 antropélogo? Pues derechito a «Ideas contemporineas, Tien misma cuando era pequeita. derecho a clegir el color, del amarillo limén al violeta pensamicntgy 1La habitacidn esté, por el momento, vacia, pero siento que ella se zres algo indefinido, un novelista desconocidlo o quizds demasiad acerca. El hilo que me une a su vehiculo, con una matricula que no conocido, un pedagogo? Volumen separado, con todas sus ventajas Wf ucdo retener (gtrescientos sesenta y cudntos? Hases que yOsyHevaban siempre la misma ropa: unos pichis con sper perme bh as deveanes 7 n voto hos en ls pechera, tan cortos que s€ les velan las brags al menor casa, adonde dabe la puerta acloccs wr parte teaser Hatrniento, A mi me caia mcjor Ada porque era limpia y wanguila, de cemento, bien pulica, como de a. bia una plat Jn otra le moqueaba siempre lanariz y, si le decfas que se sonara coh ses 60 gue, co toa he soubor Me ede ulos 0 quizd: Parco, se enfadaba, copa st museca y se marchaba a cas Ada fee en ee olny Ib teis pari. Tena unos signs marrones, brillant, y unos ojos ts ad ej crstitacie. Bee wissies iy forma de soul oa Hi, de prpados hinchados. Se quedaba un raro mis con nosorras colar inas aye commpinda; abencie panes oe jo se iba enseguida tras au hermana porque no soporaban estar plicadas, laberinticas, algunas con la jeparadas. La gitanilla, Garoafa, las maldecia entre dientes porque ca forma humana y k 20S. iota eptia de sees brazos extendidos a ambos lados: otras Hhpnas veces las gemelas voian bien remprang au PATTY CME piral del caracol. Pintdbamos cada una de las casillas en loves lifer cola Hn gritar eGareafa, seroafe asta que palo, azul ane ey Colores meaclados, filiformes: idan eshanc poses. Por lo dems, sin embargo, cuando venian a tom de la fa Aura o cuando jugibamos en la campa y mirdbamos vie os chicos sacaban a los edbanos de sus agujeros, con una bola of bello de Ia: plaraforma tas nuber bland dhe pao enganchada en la punta de un alambre, las chicas se Mevaban lanquecina Wien, Pero todas le tenfan enwidia a Puia, hija de un camareroy a lt porel ciclo... Pasthamos allf agachadas casi {iia Ge bees ties jugabarg arated sca ines Bade Mi que nunea vi dos dias seguidos con et mismo vestido, Al miata, i Scala eleanor! ihnanonce sh Tass dap paee ae onal beptad eu ee fantisticos, Usizdbamos co sania aed y Carat inj Scones hasta mis al de as ailas Lo grcsn om in cng ei bujaban: empezaban las dos e dibwpbers emperaban a dose mismo dbyjo al mismo tempo hacian salir a todo el ; o limén... Los atimeros yk bres dc las cls los haciamos en blanco pips, xegim Fa buenos o malos, 8 @ malos. Recuerdo con tanta claridad cémo se reflejabany que se desl Purecias estar en otto mundo y no en aquel arab mi serable de + bastante chiflada que andaba Dudesti-Cioplea. Su madre, una mu deanucta por casa (incluso a nosotras, cuando nos atreviamos 2 IF 3 buscar a Puia para jugar, nos recibia con esa indumentaria edénica y sae ombraba y nos asustaba con su picl perfumada, con sus curves penne trazadas con un corpse), le habla hecho toda la ropa y la vestia oryatia con imaginacién como si fuera una mufecs, con plisados *vlantitos, con vestidos de el rosa, de cachemiresfloridos de sea aguas azuladas. Sus manitas, incretblemente blancas, te- que hacia wan las unas pintadas de rojo sangre y su cabello, de un rubio caro, vruaba siempre peinado de forma diferente: dos rena enroscadas selon las orgjas como los cuernos de un carnero: decenas de trencitas, ve las de las negras,o bien sujeto en una coleta sizada, ondesnte- » haciendo rigurosamente tos y cligiendo los mis Ceara igiendo nos colores, Solo que sus dibujos eran oe lares, Si la primera dibujaba un drbol a la inquierda di ta ia de jerda de una caseta, jaba a la izquierda. No se podia encontrar ninguna owa 4: En mumano hay una sima que i teaduccion no puede sexperts Ganaefineraht sr igen serdan Poe oto lad, arate signi clave 235 Pendientes sofisticados, desproporcionadamente grandes, anillon luna piedra roja como cl vino y collares de perlas falsas adoy silueta funambulesca. En cambio, no tenia juguctes y scntia in luna vaga repulsién ante nuestros ositos pringosos 0 ante las mt ue perdian el relleno de paja. Por mucho que se lo pidigramos ‘nes dejaba adornamos con sus joyas, Sus movimientos eran ¥ fantasiosos, sus gestos y poses estaban codificados como en el slisico. La nica de nuestro grupo con la que jugaba era una mucho mds gorda delo normal y tonta como un haba, ce movi ‘0s lencos y piel frit, como de lagartija. Tenia un nombre bonito, tinico bonito en ella: se Hamaba Cina. Pero nosorras la dsp mos de este ciltimo vestigio de gracia y la lamibamos, por supa Rallena. Ballena y Puia estaban siempre juntas. No es dificil qué‘telacién habia enere ellas. Participaban en un delirio a dos das, fascinante y odioso, en el que Pula era la instigadora que faba por completo la vida de la otra, Ballens era el piblico de Pl Escuchaba boquiabierta las fabulas migicas de la nifia coquetay historias sobre princesas con zapatos de plata que descansan junto sstanqucs de cristal, llenos de peces rojos y dorados. Princesa 4 Pasean por jardines con miles de flores perfumadas, con arboles Fos, higueras y naranjos por cuyas cortezas trepa un lagarto. Princesa, con mitifiaques finos como telarafias, harapientos y preciosos, buss ssando entre la hierba la gema que protege del amor. Princesas eon hilos dorados, con eabellos de calcedonia y pica, vagando por ut bosque amargo, iluminado por nubes rosas. Princesas contemplanda sus labios tristes en un estanque verde esmeralda en el que un unicone ‘vio derrama una ligrima. Princesas que matan a su osito con pasteles cnvenenados y se hacen un anillo con un mechn marron de su pieh cortado con una tijera negra. Princesas con mejorana mustia entre sus dedos palidos, con ojos azules, un poco separados, con scnos ew: féticos y temblorosos, con manos sin Iineas en las palmas, con la suerte perdida, con la vida terminada, Ballena lo veia y lo sentia todo, has historias eran su droga cotidia Cantemplaba cémo su amiga se 256 Squier mane jes fhe atardecer, cantando «Eres una flor, perlume de mi penar hfs labios, cdmo xe maqillba Ios ojo, cio sta las Bia. cn leap nm jo, con unos polves rosas. Pula era i ne ae a mba le laamabs con ene y es jo lo que ella querria hi i rea y dev re, incluso mas. Pero nosotras res Be eta secile 7 pes ds Puia y la calificdbamos simple- si 10 podiamos evitar imitarla sin oi a ido cass un act de bara de gcor y también nosotras birk : ita de ara Forget resto de un pis de ojos y nos pintarajeabamos ce . a Sobre todo cuando saliamos al campo para bailar ioe mos y bailibamos todas fe cantabat canciones preferidas, que cantsbam bene vidando nuesttas rencillas. Zapatedbamos en el sembs ' fan es una azucena / eres el Después de cantar en serio durante tn rato, be hhacer tonterias y 2 maullar versos ridiculos: «Te pezabamos a hac y i ». Lo mismo hacia- © aiid y un poco de incienso». see nie eaalla Coand se pregunta a joren twos con Veo tre prin onl wa ss offecer?>, nosotros, los pi Beek ea Ireabers ota / que sobre el mar fora! pondiamos: «U = gaa la que no olvidaré jams, fue Ester. Volvi a Vero mi mejor amiga, ala que concarme con ela ard un par de anos. Caminabs por wih ‘lo altuta del restaurante Gradiniga, cuando me detiene 1 ot , con un som= como un caballo, enterrada bajo un ee ae eran velo verde y un ramo de nguanta ci md een wees pero al contemplarla mejor distingui + tases inconfundiles los labios fines y prominence, la nari ag ls miradaseriunfants, leoninas, que iadiaban unos of sepase fia las miradas eriunfances, som gee € Una listima que se hubiera tefi a rie dct aha en ais como de core Sr ie o, sobre su expalda pecosa. Ahora se parca un poe 2 Barbra Stand. Fuimos aun cafés do rence a psa tala Barbra Streisand. Fuimo De parecia no recordar absolutamence n ; aaasiesle ge vive hablare: habia olvidado a Egor, habia semana sobre la que quiero 37 olvidado a las chicas (solo se acordaba vagamente de Puia) Jo cl cuerpo, por toda su piel pelirroja, pero sobre todo en les vidado el gran esqueleto, Cuando mencioné a REM y a las Re hinbros, en la espalda, debajo de los ojos y alrededor de la nariz. A cambié de tema y empezé a hablarme de su inmediata partida ‘ex hablaba en un tono un poco nasal y tenia tendencia a hundir tierra de su familia, a esa lengua de tierra junto al Mediterréneo, dabeua entre los hombros, pero estos defectos se vefan compensa~ dispersaré entre odes los pueblos de la tierra, Nos besarnos al desped por la belleza de su eabello dorado-piirpura que le legaba hasta 1s, le di mi direccién y me quedé toda la tarde con una clneura, por la mirada verde de sus ojos inteligentes y juguetones. dedesmayo, No me ha escrito nunca. Pero aquella noche, despt Wilv dibujaba complicadas rayuelas en forma de caracol, con cus vagar horas enteras por calles rojas y brumosas, ruve el suesio del Wlodos espléndidos y casillas peligrosas quc, arrojando el wroze de ya te he hablado y luego me sangré el lunar. Yo velaba a Ester, finaly balbuceando ripidamente unas extrais palabras —vinka- habia muerto y yacia sobre una mesa negra, dentro de wn aad heninkara-astarot-tsefitah-sabaot-sabaot-sabaoor—, teniamos que ‘apa. Zarcllos de cabello rojo colgaban del borde del ataid de Jieorrersaltando sobre una pierna, jAy de aquella de nosotras que hasta. Su rostro estaba pilido y tranquilo. Incluso sus pecas dren en un euadeado nefasto: sentia entonces que la devoraba tina palidecido, Sus ojos verdes miraban fijamente al techo. Yo solle Mensa Hlamarada o que quedaba atrapada por una capa de hielo! La Jolie Garoafa berreé toda una tarde retenida en una casilla de sas era bueno para mi se hubiera acabado y me hubiera quedado sd felpeando com los pufios unas paredes invisibles. Pero las que se «en la ceniza, La contemplaba con los ojos llenos de ligrimas cu Mhecenian en la casilla buena encontraban en ella una flor desconoct ‘observé que mi amiga estaba embarazada. Bajo su vestido de tho una fotografia en color que representaba las aguas de un golfo blanco, su vientre abombade parceia sultic contracciones. El nifioe Hleno de yates, o una mafeca de plistico, pequeiia y delicada, con ain vivo ahi dentro, me dije, quizé llegue incluso a nacer. Y enage pelo de verdad. momento la cripa de Ester se vacié de golpe y una forma indefin Comprenderds que, frente 1a monoronia de mi cast, donde no ‘empezé a nadar bajo los pliegues del vestido, dispuesta a salir a lal tenia ninguna amiga, donde vagaba sola como por el interior de una ‘Una esquina del vestido se hizo a un lado y desvel6 hasta la panto ‘rip, los viajes hasta la casa de mi ta y los dias que pasaba all, me las piernas blancas y puras, como de hielo, de la muchacha, y sacé@ per ‘unos sucesos milagrosos, El jardin, el camién, Gigi y Chom Juz las garras largas, articuladss, con las que aquel ser ensangrentad te. Marcel y las chicas, cl eampo infinito y el arco del cielo sobre é, tanreaba a su alrededor. Estaba paralizada por el espanto hasta q gual y con un rebafio de nubecitas, hacian que esos dias destacaran tuna mano grande y pilida se aferré de repente al borde de la chaque sobre el fondo de mi vida como tsnas perlas aisladas. Una vez al mes, del traje color azaftin que yo llevaba. Entonces me aparté del férem dita vee eada dos meses, durante varios afios, mi madre me anuneiaba aullando y dejé en la mano de aquel terrible ser mi chaqueta dk pola mafana que fbamos acasa del fa Aura Antes de empezar con da, Me desperté con las sébanas mojadas y encendi la luz Ii historia propiamente dicha, antes de hablarte de los alargados y de Pero Ester en la época en que fbamos a casa de a tia Auras ena tiunsero juego ¥ nuestros suefios, quiero concarte algo mis sobre otro chiquilla alegre y muy espabilada que lefa todo el tiempo unos libros tincdin del jardin. A veces, cuando iba adonde la tia Aura, podia ocu- sgruesos mientras se tostaba al sol en el remolque del viejo camidiny tri que las chicas aparecieran mis tarde, que Marcel eseuviersjugan- Cuanto mis se bronceaba, més se Hlenaba de pecas. Tenia pecas por dlo al fntbol, en la calle, y que el jardin estuviera soleado y silencioso. 238 9 de las estiellas. No se ofa nada mis que el ladrido de los persos ¥ Albatros hace siete aos. No tengo nit idea de qué tipo de poemas [ejania. Esperibames un rato largo en la parada del tranvia hasta ries, pero te juro que me interesaria Iecrlos, Eres implacable ees- después de muchos vagones para el personal o tranvias con ott) to a ete asunto. Si no llevo a cabo la investigacién por mi mismo, ‘mero que el esperado, nuestro trasto se acordaba de pasar. Papi gl Wunca conoceré nada acerca de tus versos. Me preguntas si me has subia cl primero, me cogia a mi, luego subia mi madre y nos sei yurrido, No sé sien tu vor hay coqueteria 0 verdadera preocupacion, bamos en los incémodos asientos. Nos balancedbamos ast un tient lomo como un coqueteo ¥ te respondo con brutalidad: «Me has nfinito hasta llegar a casa, con el martilleo ritmico de los asiderost Syuuado de aburrimientor. Luego me echo a reir mientras creo que ta madera pulida que se golpeaban a izquicrda y derecha con et ° yh solo sonries, con un troz0 de manzana que abulta moflete que bajo la lux mortecina de una bombilla amarillenta. Normal Wp veo, Sigue hablando, mierda. Poco a poco ese desasosiego contra me quedaba dormida en mi asiento y solo me despertaba cs Viulo, ofendido (y... ya esti: todavia amoroso, zpor qué demonios bajibamos en la parada de Obor. {bamos andando por Mosilor y fis reconocerlo?) que me ha dejado mi propia historia con la bulldog estabamos en casa, en el vestibulo pequefo y familiar, Alli reniame ‘creo que voy a decidirme por este nombre, me gust’ mucho mis que sueudimos ef polvo estelar del pelo y de los hombros. L ue Bloody Mary y le va que ni pintado, e como si a viers: ana teniamos que acostarnos. Juulldog— empieza a desaparecer y mafana espero pensar mucho mis ¥ tii, Ivonne de Galais... Te has callado y has alargado el bya iv REM, sea lo que sea, que en ese Popeye de tres al cuarto, Ellos hacia la mesilla para coger una manzana. Mientras hablabas, ten Jonuncian Mapai, tapindose, cro, la nari. En cualquier caso, en lt la mirada perdida en el vacio. Mis ojos se han acostumbrado a Altima época yo habia perdido el norte respecto a este asunto. Cuan ‘oscuridad y puedo ver tu rostro, tu hombro y el brazo derecho comd ilo decian algo en la televisién sobre la flota rumana —esos chicos si fueran destellos blanco-azulados. Comes la manzana, te abrazo ipendos que llevan el pabellin nacional hasta fos meridianos mis Jos hombros y ti te acurrucas mas atin, Siento tus costillas y tu caden Jejanos—, tras la imagen bamboleante de un velero que cortaba las junco a mis costillas y mi cadera. No digo nada, como cuando lac y de un ancla que se dejaba caer, yo esperaba que la secuiencia se del cine y te parece de mal gusto empezar a comentar la pelicula’ Jnterrumpiera bruscamente y que apareciera en primer plano, entre- el amigo que te ha acompafiado. Simplemente dejas que sedimentey visado sobre las toneladas de mineral y con el recuerdo de sus seres imagen a imagen, el azul tisico de Los bosques de abedules, el gris pret quieridos en mente, el marinero en cuestién. En su lugar aparecian, de Lor duelistas, el rojo sucio de Las velas, el verde y el sepia ye vin embargo, viejos capitanes de barco con pinta de contables que rrén de Cinco noches, Si. Me gusta escucharte, poeta mia. Recuerda) eontribufan a calmar los latidos de mi coraz6n. Qué pena, qué pena, «que en aquella festa en la que nos conocimos te dije para hacerme pero yo n0 puedo, seas quien seas, por muchos REM que hayas visio, importante: «No creo que haya en este mundo nada més ridiculo qu pot may intligente y sensible que seas, no puedo, Nana, quedarme ser poeta», Y td me respondiste de inmediaro, como si hubieras ps contigo. Algunos centimettos, unos cuantos aos, unos cuantos miles sado largamente sobre ello: «Si que hay: ser poctisa». ¥ la primera ven dle ‘ei de diferencia, cosas asi separan a la gente, Intento acercarte a ‘que estuve en ru casa me ensefiaste los recortes de revistas, sobre toda mi todo lo posible. Pero nuestra piel, que brilla ligeramente rugosa de Luceafirul. Qué pena que tan solo me los ensefiaras y que no me ‘en la oscuridad (si, mon amour, Hiroshima), rechara la cercania. Ti ya dejaras leerlos. También me enseftaste tu librillo de versos, publicada. ho tienes nada femenino en ti Ti eres un mapa. El mapa de una isla om 243 exmeralda surgida del océano, He recorrido con el dedo la abrupea del acantilado, el camino que atraviesa la hiesba lena res y he llegad hasta el bosque reverdecido. Por el suelo, mites mires através del bosquete, no ves otza cosa que flores de azahae Cada una de las ramas de ese bosqucte impenetrable tiene de espinas venenosas. Entre ells, ls frutas del bosque, unos rojos y morados con una piel extremadamente fina, se arr las ramas, picoteados por péjaros menudos y verdosos. Meta que yo soy tan solo un espititu, solo psique, porque la pasar por aqui. Incluso la als eueptede, extiedil cio negro de la nostalg unas rocas abruptas, un camino es i 10 estéril que te Hleva hacia tun ‘Asus pies, la boca de una gruta a Vlevara con ella una temporada, Ast que mi padre acarreaba en holst mis mudas, dobladas de cualquier manera. Cambiamos de yvin en la plazoleta y entrctanto compramos tuna caja de earamelos slados y otra de caramelos Vinga para mi primo. Hacia las diez mos adonde mi tia Aura, No s€ qué habia sucedido, pero hacfa Who que no fbamos por alli, De hecho, la wltima vex habia sido ‘otono, antes del comiienzo de las clases. Yo tenia casi doce afios ‘vando salé al patio de la mano de mi primo Marcelino, que me raba contindome por enésima vez la pelicula Los mongoler, me Wecks que todo estaba cambiado, Orea luz, otra sustancia parecia Jiurlo. Con Gig) colgada del cuello como un zorro vivo, bajamos revo el picaporte del camién como si fuera el de wna puerta not- ly corriente, En la cabina flotaba el mismo olor fntimo, leno de slupruosidad, pero el volante estaba partido, le faltaba un trozo de {nos dice centimetros, y al asiento, desgarrado en varios sitios, le ha- Sian arsancado la esponja, Una veneasilla lateral estaba rota y aquel undo mintisculo no se cerraba ya sobre si mismo, Volvi a entrar en Fass y me puse a coser unos retales de colores. Desnuda, deforme, ni yacia boca arriba junto a mi, 1a Tlegada de las chicas, a las que Marcel habia ido a buscar en- {yetanto, me provocd otra sensacién: rara, dolorosa, incomprensible. Fira como si hubiera hibernado durante un tiempo y me hubiera des- percado ahora en un mundo diferente a ese en que me habia quedado dormida. ¥ lo que mas me perturbaba eta que las diferencias no eran fadicales sino de matiz, y eran precisamente esos matices, eso que ‘no podia desenredar, lo que se confundia y giraba en mi cabeza. No hiria podido decir, por ejemplo, en qué se diferenciaba, digamos, Ja tonta de Garoafa de la Garoafa de antes, aparte del hecho de que habia empezado a fumar. Seria el asqueroso tufo a tabaco lo que me iu enajenado de csa forma? Las gemelas habian crecido bastante y resultaba graciosa su sonrisa simultinea, medio bobalicona, medio Jednica, bellamente iluminada sin embargo por sus dientes blancos y jus ojos grandes, castafios, Puia, seguida siempre por su sombra hipo- Has roido la manzana hasta el corazdn. Te | i asta el corazén. Te levantas y depositas restos, delicadamente, en el cenicero. Elsie de la habitactén 64 como el hielo, asi que inmediatamente, temblando, metes los bi desnudos debajo del edredén. Aquel verano, como te deca, te decia, aparecié el cometa en el ciclo, tespegaa de la veniana, lo contemplaba hasta que ya no er a verlo, seguia sus seis colas desplegadas hacia el levante. A finales mes de junio, mi madre se puso gravemente enferma, su tilcern duedeno se perfors y una ambulancia se la lev6 de noche. Recue orm iba y como se retorcia en la camilla. Me resultaba ext ¢ indecente que una mujer hecha y derecha aullara de dolor eos tuna nifia. Y toda la cama llena de sangre... Dutante dos 0 tres deamiolé por ast en un estado de aturdiminto y de ens ambrienta, ya que mi padre, que estaba en el hospital, no ocuparse de mi, Una maiana muy fria nos fuimos los dos (y Zizi, lox tres) a casa de mi tia Aura, Esca vee mi tia nos estaba ee perando, habia ido al hospi y ai made, debuts dose ain ent a vida y la muerte después de la opcracidn, le habia pedido que! os 24s tiroidea, me dejaba ahora indiferente a pesar de los reflejos Inno pero no podiamos imaginar cémo ibamos a conseguirlo, que brillahan en todo lo que llevaba, en los broches eon ficidlamos todas en que al final tendrian que rajarnos Ia barriga cristal violeta, en los pendientes de oro con esmeraldas, en la gpczibamosa lamenrarnos de nesta suerte. Pero cambiabamos cita colgada del cuello, Pero cuando, mas tarde, aparecié Ja y pasibamosa conversaciones mas infantile, incluso inten- una bicicleta pequefia de sefiora, de un rojo brillante, de sricamente infantiles, porque nada nos gustaba mis que hacer acababan de aparece, senti una punzada en el pecho yen Jincires como gatitas. corret a abrazatla como solia hacer antes, me porté con fi Pur ia tarde, después de que las nifias se hubieron marchado hacia con una cierta indiferencia, No podia hacer otra cosa, algo ‘eas atravesando el aire purpiireo, leno de cometas, miré en interior me impedia mostrarme natural y me sentia triste. Ta feccién al campo, que empezaba a colorearse con el ocaso, y vi ella. parecia evitarme, tal vex se sentia tan cohibida como, mao se acetcaban. Eran dos silueras increiblemente largas y delga- embargo, nuestros ojos se buscaban y, cuando se encontral Parecian, desde lejos, unos hombres con zancos o unos fantas- volvian ripidamente hacia otra parte, Las gemelas y yo €i frigilesy higubres, Era eomo si nacieran de la bruma del campo tinicas que habjamos traido nuestras mufiecas. Sus mufiecas ta Je sc espesaba cada vez mas en torno a cllos confiriéndoles, 2 me- se Hlamaban Ada y Carmina, pero la Ada de trapo era de C: Ji que se avanzaban, un aura de realidad, Cuando llegaron al fon: Ja Carmina emperifollada era la de Ada, Eran unas mufecas je la calle pude verlos bien: era una mujer bastante mayor que casi tan altas como sus duchas. A Garoafa se le habla puesto | mninaba del brazo de un joven apoyada a su ver en un bastén. Su mirada linguida, 1 medio camino entre un mono y Marilyn discutiblemente monstruosa, No podian medir menos roe, y escupia con gesto hastiado. El afto anterior habia traido ‘dos metros veinte cada uno, Pero eran increiblemente frigiles, fea de Florina, su mufieca de ojos saltones, pero ahora nos fcian a punto dederrumbarse a cada movimiento, como casilles con desprecio, Puia no habia jugado nunca con mufiecas, y Ball us huesos eran probablemente tan finos como cerillas, y que habia tenido una negra, la habia olvidado probablemente lesos no tenian mis que piel, sobre la que lotaban lenta~ ahi. Zizi se aburtia con nosotras. Apretujadas en el remolque Jhente unas ropas demasiado cortas. Cada rifiga de viento difumi camién, hablibamos sobre peliculas y vestidos, y nos pavoni ua sus rasgos. Sus rostras, como perdidos entre nubes, eran idén- ‘mos cada una como podiamos. Nos hacia gracia que a la Got Wicos, enfermizos, palidos. La mujer tenia el pelo cefido de un Sabiamos que sjoleta antiguo, y el del joven, seguramente su hijo, era de un rubio pier hhubiccan crecido unas tetas como de mujer. 4 nosorras tendrfan que ctecemos pero en alguien de nuestra Mancurco, Era atin mas delgado que la madre y cojeaba de wna sobre todo en Ballena, resultaba sorprendente y un poco i, Sus pics sus caderas debian de ser largas, fuerte y delgadas Como las chicas empezaron a decir bobadas entre risitas, ba tomo la patas de las langostas ¢ igualmente lent. Era cada ver mis vo7, le tapé las orejas a Zizi. También nosotras habiamos em Foklence que se diriglan hacia la puerta de nuestra casi, hacia al preocupamos por el eterno problema del parto. En lineas ger poste al que mie haba arrimado yo, asustada. Eran mis altos que sabjamos mis o menos qué pasaba, algunas ya habjan visto a sus Jodos los cercados. Cuando se situaron a mi lado, me di cuenta de des embarazadas, pero los detalles se nos escapaban por com que les Hegaba exactamente a la cincura, Cort adentio espancada Sabiamos que, por ser nifias, algan dia tendriamos que traer Jporoue aquellos dos se habian detenido delance de la valla y miraban 246 247 por encima, Chombe ladraba ahogindose y grufiendo, Entsé Iyicoy desvaido, arrugado, se ensanchaba una especie de sonrisa cay me artojé en brazos de la tia Aura, que fue a abrir, Yo mi Wo el tajo de tina operacién. Los ojos eran grandes ¢ incoloros, cabulli en la habitacién en la que dormiria toda la semana y wos por una sombra negra como si tuvieran rimel. Cuando vio estaba separada del comedor por una puerta acristalada, Ev lq vvcurrucada en a esquina de la cama, yo gritaba, se deravo € numbra de la habitacién, pegué la oreja al cristal frio y est 5 amago de salir, Pero trape76 con la tia Aurt, que habia venido la puerta que, con relieves de flores y arabescos, parccia heladay iriendo y que, a su lado, parecia una nida de siete afios. Ella, una tia Aura invité a entrar a los alargados (como iba a descubrit 4) alinados, hizo las presentaciones. Curiosamente, tras unos diez Nastia og vecinion’y ecine les llaasite satabl6a'yo) y Gila Jinceos de conversacin, el joven ya no me resultaba ran monstruo- con ello grtando « interrumpiéndoles con alegria, como era su ty mejor dicho, su monstruosidad habia comenzado 2 resulrarme omg la de una camella del zool6gico. tumbre, Para ella, la educacién consistia probablemente en una: yévola y digna de atencion, teriorizacién extrema de los sentimientos que el otro puede habia visto obligado a venir 2 mi habiracién porque su madre como dedicados a él. Mi tia era de esas que te atiborraba en la ha peobéndose el vestido en la orra estancia. No era tan joven: hasta que no podias mis, insinuando que «no te gusta su comm iia veinte afwos y se Hamaba Egor. Visea de cerca. en el aire plirpu- no querfas un plato mis y amenazando con que «se va a ent ela habieacién, su cara brillaba porla multirud de pelillos rubios De esas que no te dejan marchar de su casa sino después de t dina barba de varios dias. Tena unas mandibulas trigicamente penosos regatens y de hacerte volver del hall unas cuantas vominentes, una nariz grande y recta, de cartilagos visibles, verdo- Mientras tanto, te escrutaba con sus ojos de ardilla, vivos y cur i. bajo una piel seca, sus ojos eran claros. En cuanco nos queda- y no se daba por vencida hasta sonsacarte incluso lo que no hab Hivos a solas en la habitacién, se mostré muy cordial conmigo. Era sofiado contarle jamis, Aquella mujer interminable rezongaba Geidenre que estaba acostumbrado a asustar en wn primer momento, bien algo de vez en cuando, en un tono apagado, Entendi que h 1» que sabia luego hacerseal menos soportable. Estaba sentado ea venido a casa de la tia Aura para la Gtima prueba de un vestido ev alla, delante de mi, como un insecto grande y ligero, balan- mi tia, modista a domicilio, le habfa confeccionado a la mujer rincose lentarnente. Me contaba en vor. baja que vivia con su tna~ ‘abello violeta. Cuando notaba que una oreja estaba demasiado Thneen la torre en medio del campo, esa que habia visto desde a copa me daba la vuelta y pegaba la otra al cristal. Sabia que por el Wel guindo, Cuando abri por primera ver la boca y le dije que cono lado, en cl comedor, la ventanita tenia una cortina de tela dla cl edificio, se animé como si le hubiera hecho un regalo. Y, sin rugosa, asi que no podian verme. Al cabo de un rato, la com Jreimbulo alguno, empezd a contarme una historia muy extras cidn se extinguid y empers a oitse, intermirentemente, el tragh +Mis padres son de origen georgiano —me dijo Mi tatarabuelo de la méquina de coser. Entonces me tumbé en la cama y me puis Fino a Valaquia en tiempos de Hangeriu, un sefior feudal chiflado leer El comandante de la ciudad de nieve. El aire de la habitacién Comerciaba con satén en Giurgiu. Cuando el Danubio se helaba y habia tornado pirpura cuando, al levantar los ojos de mi libro se salvia como una hoja de pistacho a través de la cual se velan en el Jomo rosa, lancé un alarido: el joven alargado habia abierto sua fonclo los silaros y la carpas, pasaba al otro lado con todos sus bir mente la puerta y ahora avanzaba despacito, como un sondmby fulos e instalaba el tenderete en un viejo caique dorado, abandona- hacia mi, Su coronilla rozaba el techo y en su rostro levemente tlo durante mucho tiempo en Ia orilla, Con los brillos de sus telas, 248 a

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