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Colección dirigida por J. V.

Yvnis

GALILEO

Antología

Edición de
Víctor Navarro

EDICIONES PENINSULA
Barcelona
bí/lLOGO £OBk£ Los
bes HÁX'HOS ftiST'W/lS
bEL MvíwfiD WOÍIM/UUO

y U>Ptt*^.tAtsjV ¿IC3¿)

SEGUNDA JORNADA.
EL MOVIMIENTO DIURNO DE LA TIERRA

Salviati. Las digresiones de ayer, que torcieron el recto hilo


de nuestro discurso principal, fueron tantas y tales que no sé si
sin vuestra ayuda podré volver a encontrar el camino para seguir
adelante.
Sacredo. No me asombra que vos, que tenéis la imaginación
llena y desbordante, tanto de* las cosas dichas como de las que
quedan por decir, os encontréis algo confuso; pero yo, que por ser
un simple oyente sólo retengo las cosas oídas, podré acaso, recor-
üáiiüuliis suiDtiiiomcntc, cncQmiiiQr de nuevo los razonoiniciilos. particular . Movéis la cabeza, señor Sagicdo y sonreís como si
Por lo que me ha quedado en la memoria, ayer nos ocupamos, en hubiese dicho algo muy extravagante.
síniesis, de examinar desde sus fundamentos cuál de las dos opi Sagrlin). Sólo sonrío, perq ciceilme que me cuesta mucho con
niones es más probable y razonable, la que considera que la sus tener la carcajada, porque me habéis recordado un caso muy gra
tancia de los cuerpos celestes es ingenerable, incorruptible inalte cioso del que fui testigo no hace muchos años en compañía de
rable. impasible y, en suma, ausente de toda mutación a excepción algunos nolilcs amigos míos, a ios <|ue ahora os podría nombrar.
de la de lugar, siendo por lo tanto una quintaesencia muy diversa Sai.viati. Contad mejor el caso, para que no continúe crcyen
de la^de nuestros cuerpos elementales, generable. corruptible, alte do el señor Simplicio que es él quien os ha provocado la risa.
rable, etc., o bien la otra opinión, que eliminando esta distinción Sacri-do. Con mucho gusto. Me encontraba un día en casa de
entre las partes del mundoconsidera que la Tierra goza de las mis un médico muy estimado en Venecia, donde, algunos por sus estu
mas perfecciones que los otros cuerpos que integran el universo dios y otros por curiosidad, acudíamos a veces a ver alguna disec
y es, en suma, un globo móvil y errante como la Luna, Jiípiter. ción anatómica realizada por un anatomista verdaderamente no
Venus u otro planeta. Por último, se establecieron muchos para menos docto que diligente y experimentado. Y sucedió aquel dia
lelismos particulares entre la Tierra y la Luna, y más con la Luna que se estaba buscando el origen y nacimiento de los nervios,
que con otro planeta, quizá porque de ésta tenemos una evidencia cuestión sobre la que es famosa la controversia entre los médicos
mayor y más sensible debido a su menor lejanía. Tras concluir galenistas y los peripatéticos: mostrando el anatomista cómo, par
finalmente que esta segunda opinión era más verosímil que la otra, tiendo del cerebro y pasando por la nuca, el gran tronco de los
me parece que nuestro paso siguiente debería ser comenzar a exa nervios se disgrega después por la médula espinal derramándose
minar si la Tierra se debe considerar inmóvil, como hasta ahora por todo el cuerpo, y que sólo un hilo sutilísimo como el de coser
muchos han creído, o bien móvil, como lo creyeron algunos filó llega al corazón, se dirigió hacia un gentilhombre que conocía
sofos y como lo creen otros más recientes; y si se considera móvil, como filósofo peripatético, por cuya presencia lo había descubierto
ver cuál sería su movimiento. y mostrado toldo con especial cuidado, y le preguntó si estaba ya
convencido y seguro de que el origen de los nervios es el cerebro
Sai.viati. Ya comprendo y reconozco las huellas de nuestro y no el corazón; a ello el filósofo, después de considerarlo un
caininar; pero antes de se^ir adelante, debo haceros alguna pun- momento, respondió: «Me habéis hecho ver estas cosas de manera
tualización sobre estas últimas palabras que habéis dicho de que tan abierta y sensible que si el texto de Aristóteles no estuviese
se concluyó que la opinión que considera a la Tierra dotada de en contra, ya que dice claramente que los nervios nacen del cora
las mismas propiedades que los cuerpos celestes es más verosímil zón, sería necesario por fuerza reconocerlo como verdadero.»
que la otra, pues esto yo no lo concluí, del mismo modo como no Simplicio. Señores, quiero que sepáis que esta disputa sobre
lo hice acerca de ninguna otra de las proposiciones discutidas; sólo el origen de los nervios no es algo tan claro y,decidido como qui
tenia la intención de presentar, tanto en apoyo de una como de zás algunos creen.
la otra parte, las razones y respuestas, diñcultades y soluciones Sagreoo. No lo será nunca, sin duda, con semejantes contra
que otros han aportado hasta el presente, junto con algunas que dictores; pero esto que decís no disminuye nada la extravagancia
se me han ocurrido a mi de mucho pensar en ello, dejando des de la respuesta del peripatético, quien, frente a tan sensibles expe
pués la deci^ón al juicio de los demás. riencias no aporta otras experiencias o razones de Aristóteles, sino
Sacrcix). Me he dejado llevar por mis propios sentimientos y sólo la autoridad y el puro Ipse dixit.* (...) (VII, 132-134.)
creyendo que lo que yo sentía debía de ser común a los otros, hice Salviati. (...) Son sus seguidores los que le han dado la auto
universal la conclusión que debía de hacer particular; verdadera ridad a Aristóteles y no él quien la ha usurpado o se la ha atri
mente, me he equivocado, máxime no conociendo las ideas del' buido; como es más fácil ampararse bajo la protección de otro
señor Simplicio aquí presente. que comparecer a pecho descubierto, temen arriesgarse a alejarse
un solo paso de él, y antes que alterar en algo el cielo de Aristó
teles, prefieren negar impertinentemente lo que ven en el ciclo de
Critica del principio de autoridad: la naturaleza. (...)
el mundo sensible y el mundo de papel SiMPLiCto. Pero si se abandona a Aristóteles, ¿quien servirá de
escolta en la filosofía? Nombrad a algún autor.
Simplicio. Yo os confieso que toda esta noche he estado ru Salviati. Hay necesidad de escolta en los países desconocidos
miando las cosas de ayer, y verdaderamente encuentro novedades y salvajes, pero en los lugares abiertos y llanos sólo los ciegos
muy bellas y consideraciones vigorosas; con todo, me siento más
presionado por la autoridad de tantos grandes escritores y en 6. «ei |ntismo| lo dijo.»

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necesitan guía; y quien es tai, mejur que se quede en casa, pero Algtnncntos a favor del movintieiUo diurno de la Tierra
quien tenga ojos en la frente y en la mente, de éstos se ha de ser
vir como escolta. Y no quiero decir con eso que no se deba escu Saiviati 1Sea, pues, el principio de nuestras reflexiones el con-
char a Aristóteles, antes al contrario, alabo el leerlo y estuilini lo sidcráfque cualquier mo.taiento que se atribuya a la Tierra es
diligentemente y sólo reprocho rendirse ante él de manera que se TOcesario que para nosoiros. como habilanles de ella y. eo conse
suscriban ciegamente tc^as sus añrmacíoncs y, sin buscar otras cuencia. partícipes del mismo, permanezca totalmente impercep- ^
razones, se tengan por decreto inviolable; lo cual es un abuso del tibie ycomo no existente, siempre que nos refiramos solamente a
que surge otro inconveniente mayor, y es que nadie se aplica ya las cosas terrestres; pero, al contrario, es Igualmente
a tratar de entender la fuerza de sus demostraciones. Y, ¿qué es que ese movimiento se nos represente muy común »
más vergonzoso que, en las disputas públicas, cuando se trata de otros cuerpos y objetos visibles que, separados de la Tierra, care-
conclusiones demostrables, oír a alguien interponerse en la dis cen de éf. De modo que el verdadero método para investigar si se
cusión con un texto escrito frecuentemente con otro propósito, puede atribuir a la Tierra algún movimiento y.
cerrando con él la boca al adversario? Pero si queréis conti sea es considerar y observar si en los cuerpos separados de ella
nuar con esta manera de estudiar, renunciad al nombre de filósofo se advierte alguna apariencia de movimiento que afecte por i^
y llamaos o historiadores o doctores de la memoria, que no es con a todos- porque un movimiento que solamente se encontrase, ^r
veniente que los que nunca filosofan se adjudiquen el honorable ejemplo en la Luna y que no tuviera nada que ver c^ Venus o
título de filósofo. Pero es hora de volver a la orilla, para no entrar Júpiter, ni con otras estrellas, no podría de ningún modo corres
en un océano infinito del que no saldríamos en todo el día. Señor ponder a la Tierra, ni a nadie más que a la Luna. Ahora bien, hay
Simplicio, acudid con razones y demostraciones, vuestras o de Aris un movimiento generalísimo y máximo entre lodos que
tóteles, y no con textos y con la nuda autoridad, porque nuestros mediante el cual el Sol. la Luna, los otros planetas y las estrellas
razonamientos han de versar sobre el mundo sensible, y no sobre fijas y en suma, todo el Universo, a excepción
un mundo de papel. Y como en el discurso de ayer se sacó la Tieírí ios pareien moverse al unísono de oriente hacia occid^te
Tierra de las tinieblas y se la expuso a cielo abierto, mostrando en el espacio de veinticuatro horas, yesto, en lo que se refi^e a
que quererla enumerar entre los que llamamos cuerpos celestes no esta primera apariencia, no repugna que pueda s®*" ff
era una proposición tan convicta y postrada que no le quedara Tierra como de todo el resto del mundo, a excepción de laTierra,
algún espíritu vital, vamos a continuar examinando lo que tenga mT«.o qrsTverian las mi.o«s apariencias en uno yotro c^.
de probable el considerarla fija y totalmente inmóvil, entendido De aquí que Aristóteles y Ptolomeo. co^ es *ñ'
en cuanto a la totalidad del globo, y cuánto puede tener de vero dieron esta consideración, al querer probar que la Tierra es in
símil hacerla móvil con algún movimiento; y como en una tal cues móvil no argumentaron contra otro movimiento que contra este
tión yo soy ambiguo y el señor Simplicio resuelto, de acuerdo con diurno- no obstante. Aristóteles dice algunas cosas
Aristóteles, en lo que se refiere a la inmovilidad, él paso a paso movimiento atribuido por un antiguo, del cual hablaremos en su
nos irá aportando los motivos que tiene para sustentar su opinión
y yo las respuestas y argumentos para la contraria, y el señor '"^Ssciuiio. Estoy muy convencido del carácter ne"»™.
Sagredo confesará sus impresiones y hacia qué parte se inclina. conclusión de vuestro argumento, pero me surge una duda
Sacreoo. Me parece muy bien, siempre que conserve la liber la oue no sélibrarme; y ésta ésque, dado que Copéroico
tad de aportar cualquier cosa que el sentido común me indique 1 la Tierra otro movimiento, además del diurno, el cual.
de tiempo en tiempo. reila cxpuesía ahora mismo, debería ser para nosotros, en cuanto
Salviati. En cuanto a eso. yo. en particular, os lo suplico, por a su apariencia, imperceptible desde la
que de las consideraciones más fáciles y, por así decirlo, mate todo el resto del mundo, me pa^e que puede
riales. creo que pocas han sido dejadas de lado por los escritores, ríainentc o que él ha errado manifiestamente al asignar a la Tieira
de modo tal que sólo alguna de las más sutiles y recónditas puede !.n movimiento del que no aparece en el cielo su general corres
desearse y faltar; y para investigar éstas, ¿qué otra sutileza puede pondencia o, verdaderamente, si la correspondencia existe, igual
ser más adecuada que la del ingenio del señor Sagredo. agudísimo mente se equivocó Ptolomeo al no reprobar éste igual como repro-
y perspicacísimo?
Sackeix). Describidme como queráis, señor Salviati. pero jtor **°Salv?ati. Habéis dudado muy razonablemente; cuando n^
favor dejémonos de ceremonias porque ahora soy filósofo y estoy ocupemos del otro movimiento veréis en cuánto superado C<>
en la escuela y no en el concejo? Dérnico a Ptolomeo en agudeza y perspicacia, puesto que él ha
vTslo lo que éste no vio, es decir, la admirable correspondencia
7. Al Broto. con la que tal movimiento se refleja en todo el resto de los cuerpos
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tsA
celestes. Pero dejemos por ahora este punto y volvamos a la pri Salviati. Yo la tengo por más antigua y pienso que Aristóteles
mera eoiisideraciún, sobre la que |>rupondré, comenzando por las al tomarla de alguna buena escuela no la compreiidió del todo, y al
cosas más generales, las razones qiie parece que apoyan la iiiovi- escribirla alterada ha provocado confusión a través de los que
lidud de lu I ierra, para escuchar después al señor bimplicio las quieren sostener todas sus afirmaciones. Cuando escribió que todo
razones contrarias. En primer lugar, si consideramos solo la in lo que se mueve se mueve sobre alguna cosa inmóvil, debió haber
mensa mole de la estera estrellada en comparación con la peque- escrito que todo lo que se mueve se mueve respecto de alguna cosa
ñcz del globo terrestre contenido en aquélla tantos millones de inmóvil, proposición que no ofrece ninguna dificultad, mientras
veces, y pensamos después en la velocidad del movimiento con que la otra presenta muchas.
que en un dia y una noche debe efectuar un giro completo, no SagíuüX); Por favor, no rompamos el hilo y continuad con el
puedo persuadirme de que pueda encontrarse alguien que tenga tema comenzado.
por cusa más razonable y creíble que la esfera celeste es la que Salviati. Siendo, pues, manifiesto que el movimiento que es
da la vuelta y que el globo terrestre permanece Arme. común a muchos móviles es inactivo y como nulo en cuanto a las .
SAüitüixi. Si de la totalidad de efectos que pueden tener en la relaciones de esos móviles entre sí, puesto que entre ellos nada |
naturaleza dependencia de tales movimientos se siguieran indife cambia, y solamente es operativo en las relaciones que tienen esos
rentemente las mismas consecuencias exactamente, tanto de una móviles con otros que carecen de aquel movimiento, entre los
posición como de la otra, yo, según mi primera y general impre cuales cambia la disposición; habiendo, además, nosotros dividido
sión, Juzgarla que quien reputase más razonable hacer mover a el Universo en dos partes, una de las cuales es necesariamente mó
t^o el universo para mantener firme a la Tierra, serla más irra vil y la otra inmóvil, para todo aquello que pueda depender de tal
cional que aquel que, subiendo a la cima de vuestra cúpula única movimiento tanto da hacer mover la Tierra únicamente comoi
mente para dar una ojeada a la ciudad y a su condado, pidiera el resto del mundo, ya que la operación de tal movimiento no
que hicieran girar a todo el país para no molestarse él moviendo consiste en otra cosa que en la relación que hay entre los cuerpos
la cabeza; muchos y grandes habrán de ser los beneficios que se celestes y la Tierra, la cual es la única relación que cambia. Ahora
obtengan de aquella posición y no de ésta para que igualen y supe bien, si para conseguir el mismo efecto ad un^uem * tanto da que
ren según mí parecer este absurdo, de modo que me hagan más sea exclusivamente la Tierra la que se mueva, deteniéndose todo
creíble aquélla que ésta. Pero acaso Aristóteles, Ptoiomeo y el el resto del Universo que, permaneciendo firme sólo la Tierra, se
señor Simplicio nos encuentren sus ventajas, las cuales bien estará mueva todo el Universo con un solo movimiento, ¿quién podrá
que nos sean propuestas ahora, si es que existen, o bien me sea creer que la naturaleza, que. además, por común consenso, no
aclarado por qué éstas ni existen ni pueden existir. opera con la intervención de muchas cosas en aquello que se puede
Salviati. Yo, en vista de que por mucho que he pensado en hacer por medio de pocas, haya elegido hacer mover un número
ello no he podido encontrar diversidad alguna, considero que no inmenso de cuerpos vastísimos y con una velocidad inestimable,
puede exi.-iiir tal; por ello, juzgo que buscarla más es vano. Pero, para conseguir lo que puede obtenerse con el movimiento medio
observad: el movimiento es movimiento y opera como movimiento cre de uno solo en torno a su propio centro? [...]
en tanto tu cuanto tiene relación a cosas que carecen de él; pero [...j Pero redoblemos la dificultad con otra mayor aún. que es
entre las cosgs que participan igualmente de él, nada opera y es que sí se atribuye ese gran movimiento al cielo, es necesario ha
como si no existiese; asi, las mercancías con las que está cargada cerlo contrario a los movimientos particulares de todos los orbes
la nave se mueven en tanto en cuanto dejando Venecia, pasan por de los planetas, cada uno de los cuales incontrovertiblemente tiene
Corlu, |ior Candía, por Chipre y llegan a Aleppo, las cuales Vene su movimiento propio de occidente hacia oriente, que es bastante
cia, Corfú, Candía, etc., permanecen quietas y no se mueven con apacible y moderado, y por ello hay que hacerlos girar en sentido
. la nave; pero para los fardos, cajas y otros bultos con que está contrario, es decir, de oriente a occidente con ese rapidísimo
, cargada y estibada la nave, y respecto a la misma nave, el movi moviiiiicnio diurno; por consiguiente, haciendo mover la Tierra
miento de Venecia a Siria es como nulo y nada altera las relacio alrededor de sí misma se elimina la contrariedad entre los movi
nes que hay entre ellas, y esto es asi porque el movimiento es mientos, y el solo movimiento de occidente a oriente se acomoda
común a todas y todas participan igualmente de él; y si de las a todas las apariencias y las satisface a todas completamente. [...]
mcicuncías que están en la nave, un fardo se aleja un solo dedo [...J Se triplica la inverosimilitud al desordenar desproporcio
de una caja, este solo habrá sido para él un movimiento mayor, en nadamente el orden que vemos con seguridad que existe entre los
relación con la caja, que la travesía de dos mil millas hecha con cuerpos celestes, cuya rotación no es dudosa, sino ciertísima. Y el
juntamente con ella. orden consiste en que, según que un orbe es mayor realiza su giro
StMncicio. Csta es doctrina buena, sólida y completamente
peripatética. 6. A 1.1 |>ot Icictón. ct.iciamcalc.

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en tiempo mus largo y los menores en inús breve. Así. Saiuinu, u cada esfera su solo y simple movimiento, sin mezclar movimien
que describe un circulo mayor que lodos los otros planetas, lo tos contrarios sino realizándose todos en el mismo sentido, como
realiza en treinta años; Júpiter gira por el suyo menor en doce es necesario que sea puesto que todos dependen de un único prin
años; Marte en dos; la Luna recorre el suyo, mucho más pequeño, cipio. todas las cosas caminan y responden con pcrfectisima armo
en un mes, c igualmente vemos que. de las estrellas roediccas, la nía. ¿por qué refutar este punto de vista y asentir a esas tan extra
más próxima a Júpiter efectúa su giro en brevísimo tiempo, a ñas y laboriosas condiciones?
saber, en cuarenta y dos horas, aproximadamente; la siguiente en SiMPLicia El problema está en encontrar ese modo tan simple
tres días y medio, la tercera en siete días y la más remota en y tan expedito.
dieciséis; y esta concordancia no se verá alterada mientras se haga Sagreoo. El modo me parece encontrado. Haced que la Tierra
que el movimiento de las veinticuatro horas lo sea del globo terres sea el primer móvil, es decir, hacedla girar alrededor de sí misma
tre en tomo a si mismo; pero si se quiere mantener a la Tierra en veinticuatro horas y en el mismo sentido que todas las otras
inmóvil es necesario, después de pasar del período brevísimo de esferas, que, sin participar un tal movimiento a ningún otro pla
la Luna a los otros consecutivamente mayores, hasta el de Marte neta o estrella, todas tendrán sus ortos, ocasos y, en suma, todas
de dos años, y de éste al de la mayor esfera de Júpiter de doce las otras apariencias.
años, y de ésta a la otra mayor de Saturno, cuyo período es de SiMPLicto. Lo importante es poderla mover sin mil inconve
treinta años, es necesario, digo, pasar a una' esfera incomparable nientes.
mente mayor y hacerle realizar una revolución entera en veinti Salviati. Todos los inconvenientes desaparecerán a medida
cuatro horas. Y éste, por otra parte, es el mínimo desorden que que los vayáis proponiendo. Las cosas hasta aquí expuestas son
se puede introducir; porque si alguien quisiera pasar de la esfera solamente los motivos primeros y más generales por los que pa
de Saturno a la estrellada, y hacerla tanto más grande que la de rece que no es totalmente improbable que la rotación diaria co
Saturno cuanto proporcionalmente convendría en relación a su rresponda más bien a la Tierra que a todo el resto del Universo;
lentísimo movimiento de muchos miles de años, serla necesario estas cosas no os las presento como leyes intocables, sino como
pasar de ésta, con un salto mucho más desproporcionado, a otra motivos que tienen alguna verosimilitud. Y como entiendo perfec
mayor y hacerla girar en veinticuatro horas. Pero dándose la mo tamente que una sola experiencia o concluyeme demostración que
vilidad a la Tierra, el orden de los períodos se observa muy bien, se tuviera en contra bastarla para derribar estos y otros cien mil
y de la esfera lentísima de Saturno se pasa a las estrellas fijas, argumentos probables, por ello no nos detengamos aquí y sigamos
í .] fVII, 137-145.) adelante para oír lo que responde el señor Simplicio, y qué mejo
Sacroim). Quisiera que me dijeseis si creéis que la Luna y los res probabilidades o más firmes razones aduce en contra.
otros planetas y cuerpos celestes tienen sus movimientos propios Simplicio. Diré, en primer lugar, alguna cosa general sobre
y cuáles son. todas estas consideraciones en conjunto y después me referiré a
SiMPi.iCio. Los tienen y son aquellos con los que van recorrien alguna en particular. Me parece que básicamente os fundáis en la
do el Zodiaco: la Luna en un mes, el Sol en un año. Marte en dos. mayor simplicidad y facilidad para producir los mismos efectos,
la esfera estrellada en muchos millares de años; éstos son sus al mismo tiempo que juzgáis que, en cuanto a las causas, tanto
movimientos*propios y naturales. da mover la Tierra sola como a todo el resto del mundo, a excep
Sagreiw. Pero ese movimiento con el que yo veo a las estrellas ción de la Tierra, y en cuanto a la operación, consideráis mucho
fijas, y con ellas a todos los planetas, ir al unísono de levante a más fácil aquélla que ésta. A ello os respondo que a mí me parece
poniente y volver a oriente en veinticuatro horas, ¿de qué modo lo mismo si me fijo en mi fuerza, no ya finita, sino débilísima;
les concierne? pero en relación a la fuerza del Motor, que es infinita, no es más
Simplicio. Lo tienen por participación. difícil mover el Universo que la Tierra o una paja. Y si la fuerza
Sagreoo. Por tanto no reside en ellos, y no residiendo en ellos es infinita, ¿por qué no se debe emplear más bien una parte gran
y no podiendo existir sin algún sujeto en el que resida, por fuerza de que una mínima? Por lo tanto me parece que el razonamiento,
habrá que hacerlo propio y natural de cualquier otra esfera. en general, no es eficaz,
Simplicio. A este respecto han encontrado los astrónomos y Salviati. Si yo hubiera dicho alguna vez que el Universo no se
los filósofos otra esfera altísima sin estrellas, a la cual concierne mueve por falta de fuerza del motor, habría errado y vuestra
naturalmente la rotación diurna y a ésta la han llamado primer corrección sería oportuna, y os concedo que a una potencia infinita
móvil, el cual arrastra consigo a todas las esferas interiores, con igual de fácil le es mover cien mil como uno. Pero lo que yo he
tribuyendo y participando en su movimiento. ^ dicho no tiene relación con el motor, sino solamente con los mó
Sagreoo. Pero si, sin introducir otras esferas desconocidas y viles. y en cuanto a éstos, no sólo con su resistencia, la cual no
vastísimas, sin otros movimientos o raptos participados, dejando hay duda de que es menor en la Tierra que en el Universo, sino
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con otros particulares hasta ahora considerados. Respecto de lo favor, a la materia y que comience el señor Simplicio a presentar
que decís que de una fuerza infinita es mejor ejercer una parte las dificultades que le parezcan contrarias a esta nueva disposición
grande que una mínima, os respondo que del infinito una parle del mundo.
no es mayor que otra si ambas son finitas, ni se puede decir que
del número infinito el cien mil sea una parte mayor que el dos.
aunque aquél es cincuenta mil veces mayor que éste; y si para Las objeciones al movimiento de la Tierra
mover el Universo se requiere una fuerza finita, aunque grandí»
sima en comparación con la que bastaría para mover sólo a la Simplicio. La disposición no es nueva, sino antiquísima; que,
Tierra, no se emplearía, no obstante, una mayor parte del infinito, sea verdadera, lo refuta Aristóteles y éstas son sus refutaciones: '
ni sería menor que infinita la parte que quedaría ociosa; aplicar en pQmer locar, si la Tierra se moviese sobre sí misma estando en
para un efecto particular un poco más o menos de esa fuerza nada el centro o en círculo estando fuera del centro, sería necesario
importa, además de que las operaciones de tal fuerza no tienen que se moviese violentamente con un tal movimiento, ya que no
como término y fin sólo el movimiento diurno, sino que hay en el es suyo natural, pues si fuese suyo lo tendrían también sus par
mundo bastantes otros movimientos que conocemos y otros mu tículas; pero cada una de ellas se mueve en línea recta hacia el
chos que pueden sernos desconocidos. Por lo tanto, en lo que res centro; siendo, por lo tanto, violento y preternatural, no puede ser
pecta a los móviles, no dudando de que es una operación más eterno; pero el orden del mundo es eterno, por lo tanto, etc. En
breve y expedita mover la Tierra que el Universo y. además, con segundo lucnr. todos los otros móviles que se mueven con movi
el ojo puesto en tantas otras simplificaciones y facilidades que miento circular parece que se retrasan y se mueven con más de
con sólo esto se consiguen, un muy verdadero axioma de Aristó un movimiento, a excepción del primer móvil; por ello, sería nece
teles que nos enseña que •frustra fit per plura, quod potest fieri sario que la Tierra también se moviera con dos movimientos y si
per pauciora»,* nos hace más probable que el movimiento diurno así fuese sería necesario que tuvieran lugar mutaciones en las
sea de la Tierra sola y no del Universo, a excepción de la Tierra. estrellas fijas, lo que no se ve, sino que sin variación alguna las
SiMPLiCiO. Vos. al citar el axioma os habéis dejado una cláu mismas estrellas nacen siempre en los mismos lugares y por los
sula que tiene mucha importancia, sobre todo en el caso presente. mismos se ponen. En tercer tugar el movimiento de las partes y
La partícula dejada es aeque bene; ** habrá que examinar, pues, si del todo es naturalmente al centro del Universo y por ello en él
se puede satisfacer igualmente bien todo con éste y con aquel continúan. Plantea después la cuestión sobre si el movimiento de
supuesto. las partes es para ir al centro del Universo o más bien al centro
Salviati. El ver si una y otra posición son igualmente satis de la Tierra, y concluye que su instinto pronio es ir al centro del
factorias se comprenderá con el examen particular de las aparien Universo y por accidente al centro de la Tierra, de lo cual ayer
cias a las que se ha de satisfacer, porque hasta ahora se ha dis se habló largamente. Confirma finalmente lo mismo con el r»iarto |
currido y se discurrirá ex hypothesi, suponiendo que en cuanto a ^gumepto tomado de la experiencia de los graves, los cuales, al
la satisfacción de las apariencias ambas posiciones se acomodan caer de arriba abajo, van perpendicularmente a la superficie de
Ígualmcnte.«Por lo tanto, la partícula que decís que me he dejado, la Tierra; igualmente, los proyectiles, tirados perpendicularmente .
más bien sospecho que la habéis añadido superfluamente. porque hacia arriba, vuelven abafo perpendicularmente por la misma ,
decir «igualmente bien» es una relación que necesariamente exige linea, aunque hayan sido tirados a muy gran altura, lo que es un í
al menos dos términos, no podiendo una cosa tener relación con argumento necesariamente concluyente de que su movimiento es
sigo misma ni decirse, por ejemplo, que el reposo es igualmente hacia el centro de la Tierra, que sin moverse en absoluto les espera
bueno que el reposo. Cuando se dice «en vano se hace con más y recibe. Señala, después, por último, que los astrónomos han-
medios lo que se puede hacer con menos medios», se entiende que aportado* otras razones en confirmación de las mismas conclusio
lo que se ha de hacer debe de ser la misma cosa, y no dos cosas nes, quiero decir de que la Tierra está inmóvil en el centro del
diferentes, y dado que la misma cosa no puede decirse igualmente Universo; de ellas, expone una solamente, que es que todas las apa
bien hecha que ella misma, por lo tanto la añadidura de la par riencias que se ven en el movimiento de las estrellas corresponden
tícula «igualmente bien» es superílua y es una relación que tiene a la posición de la Tierra en el centro, correspondencia que no se
un solo término. daría si así no fuese. Las otras razones, aportadas por Ftolomeo
Sacredo. Si no queremos que suceda como ayer, volvamos, por y otros astrónomos, las puedo presentar ahora si así os place, o
después de que hayáis dicho cuanto se os ocurra en respuesta a
éstas de Aristóteles.
9. So Iralo del prÍRCÍ|>io de simplicidad: «en v.mo so liaic «.na iiukIi.is cosas
lo que puede hacerse con pocas». Sai.viati. i Los argumentos que se presentan sobre esta materia
10. •Igualmcnic bien.» son de dos 2Tases: unos tienen que ver con los accitlentes terres-

ISI
lies, sin relación aipnna con las cslrellas, y oíros se ubiicncn a viaje hecho por la bala tirada hacia levante habría que quilar
j partir de las apariencias y observaciones de las cosas celestes. Los el que había hecho el cañón siguiéndola. Suponiendo, por ejemplo,
argumentos de Aristóteles están sacados principalmente de las que el viaje de la bala por sf mismo fuese de cinco millas y que
cosas que nos rodean, dejando él los otros a los astrónomos; así la Tierra, en tal paralelo, en el tiempo de la volada de la bala reco
pues, examinaicmos, si así os parece, los tomados de la experien rriese tres millas, en el tiro de poniente la bala caería en Tierra
cia terrestre y después nos ocuparemos de los de la otra clase. ocho millas alejada del cañón hacía levante; en cambio, el liro
Y como Ptolomeo, Tycho y otros astrónomos y filósofos, además de oriente no alcanzaría más allá de dos millas, que es lo que
de los argumentos de Aristóteles, reafirmados y fortalecidos por queda de restar a las cinco del tiro las tres del movimiento de la •
ellos, han aportado otros, se podrán unir todos Juntos para no pieza hacia la misma parte. Pero la experiencia muestra que los
tener que repetir las mismas o semejantes respuestas dos veces. tiros son iguales; por lo tanto el cañón está inmóvil y, en conse
Por lo tanto, señor Simplicio, ¿los referís vos o deseáis que os cuencia, la Tierra también. Igual que éstos, los tiros análogos hacia
alivie de esa carga? Estoy dispuesto a complaceros. el mediodía o hacia el septentrión confirmarían la estabilidad de
SiMn.icio. Será mejor que los presentéis vos que, como los lá Tierra, ya que nunca se acertaría en la señal que se hubiera '
habéis estudiado más, los expondréis antes y en mayor número. tomado como blanco, debido al corrimiento de este, llevado por |
Sai.viati. La prueba más sólida de todas las apuntadas es la la Tierra, hacia levante mientras la bala va por el aire. |Y no sólo '
/ relativa a los cuerpos graves que cayendo de arriba abajo van por fallarían los tiros por líneas meridianas, sino tambiéiTlos realiza
una línea recta y perpendicular al centro de la Tierra, argumento dos hacia oriente o hacia occidente; los orientales tocarían altos
considerado irrefutable de que la Tierra está inmóvil. En efecto, y los occidentales bajos, siempre que se tirase de punta en blanco,
si la Tierra se moviera con la rotación diaria, una torre desde lo porque al ser realizado el viaje de la bala en ambos tiros por la
alto de la cual se dejara caer una piedra, al ser arrastrada por tangente, es decir, por una línea paralela al horizonte, y siendo así
la rotación de la Tierra, durante el tiempo que la piedra emplea en que por el movimiento diurno, si lo efectúa la Tierra, el horizonte
su caída recorrería muchos centenares de codos hacia oriente, y la va siempre bajando hacia levante y levantándose hacia poniente
piedra, en consecuencia, chocaría en Tierra otros tantos codos lejos (por ello vemos a las estrellas orientales levantarse y a las occi
de la base de la Torre. Este efecto lo confirman con otra expe dentales descender), por lo tanto el blanco oriental iría descen
riencia, a saber, dejando caer una bola de plomo desde lo alto del diendo debajo del tiro, por lo que el tiro resultaría alto, y el levan
mástil de una nave que está quieta, señalando el lugar exacto tamiento del blanco occidental haría bajo el tiro hacia occidente.
donde golpea la boía, el cual está próximo al pie del mástil; pero I>e tal modo, nunca podría acertarse hacia ninguna parte, y como
si desde el mismo lugar se deja caer la misma bola cuando la la experiencia muestra lo contrario, es forzoso decir que la Tierra
nave anda, su choque estará alejado del otro tanto espacio cuanto está inmóvil.
I la nave haya recorrido en el tiempo de caída del plomo, y ello por Simplicio. |0h, éstas sf que son buenas razones a las que es
i ninguna otra razón que porque el movimiento natural de la bola imposible encontrar una respuesta válida!
; dejada en libertad es en línea recta hacia el centro de la Tierra, Salviati. ¿Os resultan tal vez nuevas?
i Se fortalece tal argumento con la experiencia de un proyectil tira- Simplicio. Verdaderamente, sí. Y ahora veo con cuántas bellas
' do hácja anriba a grandísima distancia, como lo sería uña bala experiencias la naturaleza ha querido ser cortés con nosotros para
arrojada por un cañón dispuesto perpendicularmente al horizonte, ayudarnos al descubrimiento de la verdad. jCh,qué bien concuerda
la cual en la subida y en el regreso emplearía tanto tiempo que, una verdad con otra, contribuyendo todas a hacerse inexpugna
mientras tanto, el cañón y nosotros seríamos llevados por la Tierra bles!
en nuestro paralelo muchas millas hacia levante, de modo que la Sacrlix). jQué lástima que no hubiera cañones en tiempos de
bala al caer no podría nunca incidir junto a la pieza, sino tan ArístótelesI Con ellos habría derrotado la ignorancia y habría
lejana hacia occidente cuanto la Tierra hubiera avanzado hacia hablado sin titubear de las cosas del mundo.
delante. Añadiré, además, la tercera y muy eficaz experiencia si Salviati. Me ha causado gran placer el que estas razones os
guiente: si se tira con una culebrina una bala al aire hacia levante hayan lesultado nuevas, para que así no seáis de la t>pinión de la
y ilcspiiés otra con igual carga y la misma elevación hacia po mayor parte de los peripatéticos que creen que si alguien se aparta
niente, el tiro hacia poniente sería de mucho mayor alcance que de la doctrina de Aristóteles es porque no ha comprendido bien
el otro hacia levante; en efecto mientras la bala va hacia occidente, sus demostraciones. Mas, sin duda, oiréis otras novedades y oiréis
el cañón, llevado por la Tierra, va hacia oriente, por lo que la bala a estos seguidores del nuevo sistema aportar contra ellos mismos
chocaría en Tierra lejos del cañón una distancia resultante de observaciones, experiencias y razones de fuerza bastante mayor
agregar dos viajes; uno hecho por ella hacia occiocnte y otro por que las aportadas por Aristóteles y Ptolomeo o por otros impug
la pieza, llevada por la Tierra, hacia levante; y. al contrario, del nadores de las mismas conclusiones, y así veréis y os convenceréis

152 I.SJ
de que no es por ignorancia o inexperiencia por lo que se han visto SACRt ix). ¿Qué decís, señor Simplicio? ¿Os parece que el señor
inducidos a seguir tal opinión. [...] [VII. 147-154.1 Salviati domina y sabe explicar las razones ptolernaicas y aristo
S^iviATi. [...1 Plolomeo y sus seguidores aportan otra expe télicas? ¿Creéis vos que algún peripatético domina igualmente bien
riencia nn.iloga a la de los proyectiles y relativa a las cosas que las demostraciones copemicanas?
separadas de la Tierra se mantienen largo tiempo en el aire, como SiMPi.iciO. Si no fuera por el elevado concepto que por los
las nubes y Jos piaros voladoras; como quiera que de estas cosas razonamientos aquí realizados me he formado de la solidez de la
no se piicac decir que sean llevadas por la Tierra, no estando adhe doctrina del señor Salviati y de la agudeza de ingenio del señor
ridas a ella, no parece posible que puedan seguir su velocidad, Sagredo. yo, con su permiso, me marcharía sin oír nada más, pues
pues nos parecería que se mueven velocisimamente hacia occiden me parece imposible que se pueda contradecir a tan palpables
te; y si nosotros, llevados por la Tierra, recorremos en veinticuatro experiencias, y desearía, sin escuchar otra cosa, permanecer en mi
horas nuestro paralelo, o sea, al menos dieciséis mil millas, ¿cómo opinión antigua, porque me parece que aunque fuera falsa, el estar
podrían los pájaros mantenerse en semejante carrera?; por el con apoyada en tantas razones verosímiles la haría excusable; pues, si
trario. los vemos volar sin ninguna diferencia apreciable tanto éstas son falacias, ¿qué demostraciones verdaderas fueron nunca
hacia levante, como hacia poniente, como hacia cualquier parte. tan bellas?
Además de esto, si cuando cabalgamos sentimos fuertemente que S\r.i<i:o. Sin embargo, bieh estará que escuchemos las respues
el aire nos golpea en la cara, ¿qué viento deberíamos sentir pcr- tas del señor Salviati. que si son verdaderas es fuerza que sean
petTíñifhente de oriente, transportados en tan rápida carrera contra aún más bellas e infinitamente más bellas, y que aquéllas sean
el aire? Y sin embargo nada de tal efecto se siente. He aquí otra feas, incluso feísimas, si es verdadera la proposición metafísica de
muy ingeniosa razón, tomada de cierta experiencia, y es la siguien que lo verdadero y lo bello son una misma cosa, como lo falso y
te: el movimiento circular tiene facultad de expulsar, esparcir y lo feo. Pero, señor Salviati, no perdamos el tiempo.
desalojar de su centro las partes del cuerpo que se mueven, siem
pre que el movimiento no sea demasiado lento o que sus partes
no estén muy sólidamente unidas; por ello si, por ejemplo, hiciéra Examen de las objeciones clásicas contra el movimiento
mos girar muy velozmente una de aquellas grandes ruedas, den de la Tierra. Primer argumento de Aristóteles
tro de las cuales, caminando uno o dos hombres mueven grandísi
mos pesos (como las grandes piedras de la catapulta, o las barcas ^ SAI.VIATI. Si bien recuerdo, el primer argumento aportado por
cargadas que se trasladan desde una orilla a la otra, arrastrándo el señor Simplicio fue éste: la Tierra lio sé puede mover circular-
las por tierra), si las partes de esa rueda que gira rápidamente no menté porque tal movimiento sería violento para ella, y, por lo
estuvieran muy sólidamente adheridas a ella, saldrían despedidas tanto, no perpetuo; la razón de ser violento'era que si fuese natu
todas, y por mucho que se ataran con fuerza sobre su parte exte ral, síis partes también se moverían naturalmente circularmcnte.
rior piedras u otras materias graves, no podrían resistir el ímpetu, lo que es imposible, porque es natural de las partes moverse recti
que las arrojaría con gran violencia hacia diversas partes alejadas líneamente hacia abajo. Aquí respondo que me hubiera gustado
de la rii'^da y. en consecuencia, de su centro. Si. pues, la Tierra se que Aristóteles se hubiera explicado mejor cuando dice: «Las par
moviese con mucha mayor velocidad, ¿qué peso, qué fuerza de tes también se moverían circularmente», puesto que ese moverse
cemento o de mortero retendría las piedras, las fábricas y las circidarmente puede entenderse de dos modos: uno es que toda
ciudades enteras, para que no fueran despedidas hacia el cielo por partícula separada de su todo se mueve circularmcnte alrededor
tan vertiginoso giro?; y los hombres y los animales que no están de su propio centro, describiendo sus pequeños circulitos; el otro
atados a la Tierra, ¿cómo resistirían tanto ímpetu?; por el con
trario. vemos a estas cosas y a otras menos resistentes, como las
es que. al moverse todo el globo en tomo a su centro en veinti
cuatro horas, las partes también girarán en torno al mismo centro
picdrccillas. la arena y las hojas, reposar muy quietas en tierra y
permanecer en ella cuando caen con movimiento lentísimo, lie
en veinticuatro horas. El primer modo sería una impertinencia no
aquí, señor Simplicio, las razones poderosísimas, tomadas, por así
menor que si alguien dijera que toda parte de la circunferencia
decirlo, de las co.sas terrestres; nos quedan las de' la otra clase, es
de un círculo es necesario que sea un círculo, o que porque la
decir, las que tienen relación con las apariencias celestes, las Tierra es esférica toda parte de la Tierra debe ser una bola, ya
cuales tienden verdaderamente más a demostrar que la Tierra está que así lo exige el axioma 'cadem est ratio totius et partium»."
en el centro del Universo y a sustraerle, en consecuencia, el movi Pero si él quería decir lo otro, a saber, que las partes, a imitación
miento anuo en tomo a él atribuido por Copémico; pero como del todo, se moverían circularmcnte en torno al centro de lodo el
tratan de materia algo diferente, se podrán presentar después de
que hayamos examinado la fuerza de las hasta aquí propuestas. II. Itüi.il «.II el priiiLÍpio del li»do y de Ij> p.iiU\

155
globo en veinticuatro horas, yo digo que lo hacen; y a vos, en el Salvia'íi. Pero en el Mediterráneo, aunque lu nave fuese inco
lugar de Aristóteles, os corresponderá probar que no. rruptible no podría moverse perpetuamente hacia Palestina, por
Simplicio. Esto lo prueba Aristóteles en el mismo lugar cuan estar un tal viaje delimitado. Dos cosas, por consiguiente, se re
do dice que es natural de las partes el movimiento rectilíneo hacia quieren para que un móvil pueda moverse eternamente sin inte
el centro del Universo, de donde el circular no les puede natural rrupción; una es que el movimiento pueda por su naturaleza ser
mente convenir. indeterminado c infinito; la otra, que el móvil sea análogamente
Sai.viati. Pero, ¿no veis vos que en las mismas palabias esiá incorruptible y eterno.
implícita también la refutación de la respuesta? Simplicio. Todo esto es necesario.
Simplicio. ¿De qué modo y dónde? Salviati. Por lo tanto, vos mismo acabáis de confesar que es
Salviati. ¿No dice él que el movimiento alrededor de la Tierra imposible que ningún móvil se mueva eternamente con movimien
serla violento y. por lo tanto, no eterno? ¿No dice también que to rectilíneo, ya que el movimiento, sea hacia arriba o hacia abajo,
esto es absurdo porque el orden del mundo es eterno? vos mismo lo delimitáis con la circunferencia y el centro, de modo
Simplicio. Lo dice. que, aunque el móvil, es decir, la Tierra, sea eterna, no obstante,
Salviati. Pero si lo que es violento no puede ser eterno, reci por no ser el movimiento rectilíneo eterno por naturaleza, sino
procamente lo que no puede ser eterno no podrá ser natural; pero delimitadísimo, no le puede corresponder naturalmente a la Tierra;
el movimiento de la Tierra hacia abajo no puede ser de ningún más bien, como ayer se dijo. Aristóteles mismo se ve obligado a
modo eterno; por consiguiente, menos aún podrá ser natural, ni hacer el globo terrestre eternamente estable. Por ello, cuando vos
podrá ser natural de ella ningún movimiento que no sea también decís que las partes de la Tierra siempre se moverían hacia abajo
eterno. Pero si hacemos moverse a la Tierra con movimiento cir
si se eliminaran los impedimentos, os equivocáis considerable
cular. éste podría ser eterno para ella y para las partes y tam
mente porque, por el contrario, es necesario presentarles impe
bién natural.
dimentos, contrariarlas y violentarlas si queréis que se muevan. En
Simplicio. El movimiento rectilíneo es naturalisimo de las par
efecto, una vez han caído, es necesario arrojarlas con violencia a
tes de la Tierra y es eterno y nunca sucederá que no se muevan
con este movimiento, entendiendo siempre eliminados los impe lo alto para que vuelvan a caer de nuevo. En cuanto a los impe
dimentos.
dimentos, éstos sólo les obstaculizan llegar al centro, y si hubiese
Salviati. Os equivocáis, señor Simplicio, y quiero liberaros del un pozo que traspasase el centro, ni un pedazo de tierra se move
error. Pero, decidme, ¿creéis vos que una nave que desde el estre ría más allá de éste, a menos que. transportado por el ímpetu, lo
cho de Gibraltar fuese hacia Palestina podría navegar eternamente traspasase, regresando después y detcniéndose,finalmente. En cuan
hacia aquella playa moviéndose siempre con igual curso? to se refiere, pues, a mantener que el movimiento por línea recta
Simplicio. En absoluto. conviene o puede convenir a la Tierra o a otro móvil mientras el
Salviati. ¿Y por qué no? Universo permanece en su orden perfecto, desestimadlo del todo
Simplicio. Porque esa navegación está restringida y delimitada y si no queréis concederle el movimiento circular, esforzaos por
por las Coluhinas de Hércules y el litoral palestino, y estando la mantener y defender su inmovilidad.
distancia delimitada se recorre en tiempo finito, n no ser que al Simplicio. En cuanto a la inmovilidad, los argumentos de Aris
guien quiera, volviendo atrás con movimiento contrario, repetir tóteles y. además, los otros presentados por vos, me parece que la
el mismo viaje; pero esto sería un movimiento interrumpido y no concluyen necesariamente hasta ahora y grandes cosas se reque
continuado. rirán, a mi juicio, para refutarlos.
Salviati. Muy cierta la respuesta. Pero la navegación desde el
estrecho de Magallanes por el mar Pacífico, por las Molucas, por
el cabo de Buena Esperanza y desde allí por el mismo estrecho, Segundo argumenío de Aristóteles
y de nuevo por el mar Pacífico, etc., ¿creéis vos que podría perpe
tuarse? Salviati. Vayamos, pues, al segundo argumento de Aristóteles
Simplicio. Se podiia, ya que, siendo ésta una circulación que que era que aqueflós cueras de los'quél^fTéslárnos seguros de que
vuelve sobre sí misma, repitiéndola infinitas veces se podría per se mueven circularmente tienen más de un movimiento, excep
petuar sin ninguna interrupción. tuando el primer móvil; así, si la Tierra se moviera circularmente
Sm VIATI. Por consiguiente, una nave en este viaje podría durar debería moverse con dos movimientos, de lo cual se seguiría una
y navegar eternamente. mutación en los ortos y los ocasos de las estrellas fijas, lo que no
Simplicio. Podría si la nave fuese incorruptible; pero al desha se ve suceder, por lo tanto, etc. La respuesta más simple y la más
cerse la nave terminaría necesariamente la navegación. adecuada a esta dificultad está en el argumento mismo, y el propio
Ai islulcics la expresa y nu puede ser que vos, señor SiniplÍLto, lui iiiieiitos, aunque no se pudiese mover incluso ni con uno solo.
la hayáis visto. Y como de todos los móviles del mundo tú haces que sólo uno se
SiMi'i.iciu. Ni la he visto, ni tampoco la veo aJiora. mueva con sólo un movimiento y todos los otros con más de uno.
Sacklou. No puede ser, porque es demasiado evidente. y esie móvil afirmas que es la primera esleía, es decir, aquella
Simplicio. Deseo, con vuestro permiso, darle una ojeada al poi la cual todas las estrellas lijas y eiranles paieceo inovet.sc
texto.
concordeinetiic de levante a poniente, si la Tierra pudiera ser esa
primera esfera, que moviéndose con im solo movimiento hiciera
Sacrlou. Haremos traer el texto inmediatamente.
paiccer que las estrellas se mueven de levante a poniente, tu no
Simplicio. Yo lo llevo siempre en el bolsillo. Helo aquí y sé se lo negarías; pero quien dice que la Tierra colocada en el medio
precisamente el lugar, que es el segundo libro de Del cielo, capi gira sobre si misma no le atribuye otro movimiento que aquel
tulo 14. Aquí está; párrafo 97: •Praeterca, cumia qttae feruntur por el que todas las estrellas parecen moverse de levante a po
latione circulan, subdeficere videntur, ac moveri pturibus una niente, y asi se convierte en aquella primera estera que tu mismo
laíioite, praeter pnmam sphaeram; quare et Terram necessarium concedes que se mueve con un solo movimiento; es preciso, pues,
est, sive ctrca médium sive in medio posita feraiur, duabus moveri oh Aristóteles, que si quieres concluir algo, demuestres que la
latiombus: si autem hoc acciderit, necessarium est fieri muiationes Tierra situada en el medio no puede moverse ni siquiera con un
ac conversiones fixorum astrorum: hoc auiem non videtur fieri; solo movimiento, o bien que ni siquiera la primera estera puedo
sed semper eadem apud eadem loca ipstus et oriuntur et occi- tener un solo movimiento; de otro modo tú en tu mismo silo
duni.» " Yo no veo aquí ninguna falacia y el argumento me parece gismo cometes la falacia y la manifiestas negando y atirmando u
muy concluyente. la vez lo mismo. Voy ahora a la segunda posición, que es la de los
Salviati. y a mi esta nueva lectura me ha confirmado la fala que colocando a la Tierra lejos del centro, la hacen móvil en turno
cia del argumento, descubriéndome otra falsedad. Pero observad. a éste, es decir, la convierten en un planeta y en una esiiellu
Dos supuestos, o, mejor dicho, dos conclusiones son las que Aristó errante; contra cuya posición procede el argumento, que es con
teles quiere impugnar: una es la de los que colocando a la Tierra cluyente en cuanto a la forma, pero falla en la materia, puesto
en el medio la hacen moverse sobre sí misma alrededor del propio que, concediendo que la Tierra se mueve de tal guisa y que se
centro; la otra es la de los que, situándola lejos del medio la hacen mueve con dos movimientos, no se sigue por ello necesariamenie
ir con movimiento circular en torno de ese medio. Ambas posi que, aun cuando así sea, tengan que darse mutaciones en los orlos
ciones las impugna conjuntamente con el mismo argumento. Aliora y en los ocasos de las estrellas fijas, como en su lugar explicaré.
bien, yo digo que se equivoca en una y otra impugnación, y que Y aquí quiero excusar el error de Aristóteles, e incluso quiero
el error contra la primera posición es un equívoco o paralogismo, alabarlo por haber proporcionado el más sutil argumento contra
y contra la segunda es una lalsa consecuencia. Vayamos a la pri la posición de Copérníco que proporcionarse puede; y si la obje
mera posición, que coloca a la Tierra en el medio y la hace móvil ción es aguda y en apariencia muy concluyente, veréis como es
sobre sí misma alrededor del propio centro, y conlrontcmosla con tanto más sutil e ingeniosa la solución, que no podría ser hallada
la objec'ón Aristóteles, diciendo: todos los móviles que se mue por ningún ingenio menos agudo que el de Copcrnico; y de la difi
ven circularmente parece que se retrasan y se mueven con más cultad en entenderla podréis deducir la dificultad tanto mayor de
de un movimiento, a excepción de la primera estera (es decir, el encontrarla. Dejemos, por ahora, la respuesta pendiente, la cual
pi imer niovitj; por consiguiente, la Tierra, que se mueve alrededor en su lugar y tiempo entenderéis, cuando nos ocupemos de nuevo
del propio centro, estando situada en el medio, es preciso que se de replicar a la objeción de Aristóteles tras haberla fortalecido
mueva con dos movimientos y que se retrase; pero si esto suce mucho en su favor.
diera, variarían necesariamente los ortos y los ocasos de las estre
llas lijas, lo que nu sucede; por lo tanto, la Tiei ra no se mueve, etc.
Aquí está el paralogismo; para descubrirlo, razono con Aristóteles Tercer y cuarto argumento de Aristóteles:
del siguiente modo: tú dices, oh Aristóteles, que la Tierra colocada sobre la caída vertical de graves
en el medio no puede moverse en torno a si misma, porque habría
que atribuirle dos movimientos; por lo tanto, si no lucra necesario Ahora pasemos al argumento tercero, también de Aristóteles,
ainbuiiie más que un movimiento, tú no tendrías por imposible sobre el cual no es necésario responder nada, habiendo sido bás
que se moviese solo con él, porque, fuera de propósito, te habrías tame cuniesiado entre ayer y hoy. En éste él objeta que el movi
liniiiado a situar la imposibilidad en la pluralidad de los movi- miento de los graves es naturalmenie por linea recta dirigida
hacia el centro, e indaga después si es hacia el centro de la 1ierra
12. Víase iitSs adelante la Iradurción de eslc testo realizada por SaUi.ili. o hacia el del Universo; concluye, naturalmente, que es hacia el
ccndu del Universo, pero, por accidente, hacia el de la Tierra. lomeo evidente y claro y descubierto por vos mismo, donde se
Podemos, pues, pasar al cuarto, en el que conviene que nos entre supone como conocido lo que se pretende demostrar.
tengamos bastante por estar fundado sobre aquella experiencia de Simplicio. ¿De qué modo? A mf me parece un silogismo co
la que sacan tanta fuerza la mayor parte de los argumentos que rrecto y no una petición de principio.
quedan | i>lce, pues. Aristóteles, que es prueba ciertisinia de la in- Salviati. He aquí de qué modo. Decidme, ¿en la demostración
movilidau de la Tierra el ver a los proyectiles lanzados hacia no se incluye la conclusión desconocida?
arriba volver perpendicularmente por la misma linea al mismo Simpi.icio. Desconocida, porque de lo contrario seria superfluu
lugar desde el que fueron lanzados, y ello por alto que sea el lan demostrarla.
zamiento. Esto no podría suceder si la Tierra se moviera, porque Salviatl Pero el término medio, ¿no conviene que sea claro?
en el tiempo en el que el proyectil se mueve hacia arriba y hacia Simplicio. Es necesario, porque de lo contrario sería querer
abajo separado de la Tierra, el lugar donde se inicia el movimiento probar ignoíum per aeque ignotum."
del proyectil se desplazarla, gracias a la rotación terrestre, un largo Salviati. La conclusión nuestra que ha de probarse, que es
trecho hacía levante y, al caer el proyectil, chocaría otro tanto desconocida, ¿no es la estabilidad de la Tierra?
espacto alejado del lugar dicho. También se acomoda aquí el argu Simplicio. Esa es precisamente.
mento de la bala arrojada hacia arriba por un cañón, asi como Salviati. El término medio, que debe ser conocido, ¿no es la
también el otro usado por Aristóteles y Ftolomeo consistente en caída recta y perpendicular de la piedra?
que los graves que caen de grandes alturas lo hacen por linea recta Simplicio. Ese es el término medio.
y perpendicular a la superficie terrestre. Ahora, para comenzar a Salviati. Pero, ¿no se ha coocluido hace poco que no peemos
deshacer este nudo le pregunto al señor Simplicio que si alguien tener noticia de que tal calda sea recta y perpendicular si prime
quisiera negar a Ptolomeo y a Aristóteles que los graves al caer ramente no sabemos que la Tierra está firme?; por tanto, en vues
libremente de lo alto lo hacen por linea recta y perpendicular, es tro silogismo la certeza del término medio se saca de la incerti-
decir, dirigida al centro, con qué medios lo probarla. dumbre de la conclusión. Ved cuál y cuánto es el paralogismo.
Simplicio. Por medio de los sentidos, los cuales nos aseguran Sagreoo. Yo quisiera, con permiso del señor Simplicio, defen
que aquella torre está derecha y perpendicular y nos muestran der, si fuera posible, a Aristóteles, o al menos estar más capaci
cómo esa piedra cae rozando las paredes, sin apartarse ni un cabe tado para captar la fuerza de vuestra ilación. Vos decís: el ver
llo, y cómo cae al pie justo del lugar desde el que fue lanzada. rozar a la torre no basta para asegurarse de qtíe el movimiento
Salviati. Pero si por casualidad el globo terrestre girase y, de la piedra es perpendicular, que es el término medio del silo
en consecuencia, llevase consigo a la torre, y a pesar de ello se gismo, si no se supone que la Tierra está quieta, que es la conclu
viera a la piedra caer rozando las paredes de la torre, ¿cuál debe sión a probar, porque si la torre se moviese junto con la Tierra
ría ser su movimiento? y la piedra la rozara, el movimiento de la piedra serla transversal
StMPLicto. En este caso habría que decir «sus movimientos», y nu perpendicular. Pero yo respondo que si la turre se moviera
puesto que uno serla aquel con el cual va desde lo alto hasta el seria imposible que la piedra cayese rozándola, y del hecho de
pie y deberla tener otro para seguir el movimiento de la torre. que cae rozando se infiere la estabilidad de la Tierra.
SALViATt. Seria, pues, su movimiento un compuesto de dos, Simplicio. Asi es, porque para que la piedra fuera rozando a
esto es, aquel con el que mide a la torre y, además, aquel con el la torre, siendo transportada por la Tierra, sería necesario que
que la sigue; de esta composición resultarla que la piedra no des tuviera dos movimientos naturales, es decir, el rectilíneo hacia el
cribiría aquella simple linea recta y perpendicular, sino una trans centro y el circular en tomo al centro, lo que es imposible.
versal y acaso no recta. Salviati. Por lo tanto, la defensa de Aristóteles consiste en
StMPLiclo. Sobre la no recta, no sé; pero entiendo bien que ser imposible, o, al menos, en haber estimado imposible que la
habrá de ser transversal y diferente de la otra recta perpendicular piedra pueda moverse con un movimiento mixto de recto y circu
que describió estando la tierra inmóvil. lar; en efecto, si él no hubiera considerado imposible que la piedra
Salviati. Por tanto, de ver solamente una piedra que cae y pudiera moverse hacia el centro y alrededor del centro conjunta
roza a la torre no podéis afirmar con seguridad que describe una mente, habría comprendido que podría suceder que la piedra al
línea recta y perpendicular, si no se supone precisamente que la caer pudiera ir rozando a la torre, tanto si ésta se mueve como
Tierra está inmóvil. si está quieta y en consecuencia se habría dado cuenta que de este
Simplicio. Asi es, pues si la Tierra se moviese, el movimiento rozar no se podía inferir nada relativo al movimiento o al reposo
de la piedra seria transversal y no perpendicular.
Salviati. He ahí, pues, el paralogismo de Aristóteles y de Pto- II. "l" i<l<> lo iL'ii.ilmcni»- desconocido •

IbO 161
de la Tici ra. Pero esto no excusa a Arislóieles de ningún modo, no ta ahora que eia una piupiedad del globo teircstre el estar inmó
sólo poii|ue debía decirlo si lo hubiera entendido asi. siendo un vil en torno a su centro, nuíica he tenido dilicultud o repugnancia
punto tan piincipal de su argumento, sino, mas aun, porgue no se alguna en coniprenuer que cualquiera de sus partículas pennancce
puede decir ni que tal efecto sea imposible, ni que Aristóteles lo taniuieii iiaiuraiiiiente en el iiiisiiio estado de reposo, asi debciia
haya estimado imposible. No se puede decir lu primero, poique suceder que si tuese instinto natural del globo terrestre girar en
en bicve mustiaré que no sólo es posible, sino necesario; menos turno a su centro en veinticuatro horas, cada una de sus pai tes
aun se puede decir lo segundo, porque el mismo Aristóteles le tendría también una inclinación natural e inherente, no a quedaise
concede a| fuego ir hacia arriba naturalmente por linca recta y quieta, sino a seguir el mismo curso», y asi. sin encontrar ningún
moverse circularmcntc con el movimiento diurno comunicado por oDsiacuio se podra concluir que por no ser natural, sino extraño, el
el cielo a todo el elemento fuego y a la mayor parte del aire; movimiento comeiido a la nave por la tuerza de los remos y por
por consiguiente, si él no considera imposible mezclar el recto la nave a todas las cusas que en ella se encuentran, deberá suce
hacia arriba con el circular comunicado al fuego y al aire por el der que la piedra separada de la nave se reduzca a su naturaleza
cóncavo lunar, bastante menos deberá considerar imposible mez y vuelva a ejercer su pura y simple inclinación natural. Anadasc,
clar el movimiento rectilíneo hacia abajo de la piedra con el circu ademas, que es necesario que al menos esa parte de aire que está
lar, si éste fuese el natural del globo terrestre del que la piedra por debajo de los montes más altos sea arrastrada y girada por
es parte.
la aspereza de la superlicie terrestre, o bien que, siendo una mez
cla dc muctios vapoies y exJiaiaciones terrestres, siga naturalmente
el movimiento diurno; ello no sucede con el aire que esta alre
El argumento de la analogía de la nave dedor dc la nave empujada por los remos, por lo que el argumen
tar sobre la torre a partir dc la nave carece de consistencia, ya
SiMPLicto. Amí no me parece así, porque si el elemento fuego que la piedra que procede de la cima del mástil entra en un medio
gira al mismo tiempo que el aire, facilísimo así como necesario que no tiene ei movimiento de la nave; en cambio, la que parte
es que una partícula de fuego que suba a lo alto desde la Tierra de lo alto de la torre se encuentra en un medio que tiene el mismo
al pasar por el aire móvil reciba el mismo movimiento, siendo movimiento que lodo el globo terrestre, de tal modo que sin ser
cuerpo tan tenue y ligero y fácil de ser movido; pero que una obstaculizado por el aire, sino más bien favorecido por su movi
piedra pesadísima o una bala de cañón, que de lo alto vaya abajo miento. puede seguir el universal curso de la Tierra.
por su propia inclinación, se deje transportar por el aire o por Simplicio. Yo no puedo comprender que el aire pueda impri
otra cosa es totalmente increíble. Además de que existe la expe mir a una piedra grandísima o a una gran bola de hierro o de
riencia tan apropiada de la piedra dejada caer de la cima del más plomo que pese, por ejemplo, doscientas libras, el movimiento con
til de la nave, la cual, si la piedra está quieta cae al pie del mástil, el que el mismo se mueve y que acaso comunica a las plumas,
pero si la nave camina, cae tan lejana del mismo cuanto haya a la nieve y a otras cosas ligerísimas; de hecho, yo veo que un
avanzado la nave en el tiempo de caída de la piedra, lo que no peso de aquella magnitud, expuesto a cualquier viento, por impe
son pocos cydos si el movimiento de la nave es veloz. tuoso que sea, no es movido de lugar un solo dedo; juzgad, pues,
Salviati. Gran disparidad existiría entre el movimiento de la si el aire lo llevaría consigo.
nave y el de la Tierra si el globo terrestre tuviera el movimiento Salviati. Gran disparidad hay entre vuestra experiencia y nues
diurno. Pues es muy evidente que el movimiento de la nave, del tro caso. Vos hacéis sobreañadir el viento a esa piedra puesta en
mismo modo que no es natural de ella, también es accidental para reposo y nosotros exponemos al aire, que ya está en movimiento,
tudas las cosas que en ella están; por ello, no es ninguna maravilla la piedra, que se mueve también con la misma velocidad, de
que aquella piedra que estaba sujeta en la cima del mástil, dejada mudo que el aire no tiene que conferirle un nuevo movimiento,
en libertad, descienda abajo, sin necesidad de seguir el movimiento sino sólo mantenerlo o, por decirlo mejor, no impedir el ya con
de la nave. Pero la rotación diurna se considera movimiento pro seguido; vos queréis expeler la piedra con un movimiento ex
pio y natural del globo terrestre y. en consecuencia, está como traño y luera de su naturaleza y nosotros conservarle el suyo
impreso indeleblemente por la naturaleza en todas sus partes, y natural. Si quisierais presentar una experiencia más ajustada debe
asi aquella piedra que está en la cima de la torre tiene como ins ríais decir que se observase, si no con los ojos de la cara, al menos
tinto primario suyo ir en tomo al centro de su todo en veinticuatro con los de la mente, lo que sucedería si un águila, llevada por el
horas, y esta natural tendencia la ejercita eternamente, cualquiera ímpetu del viento, dejase caer desde sus garras una piedra; ésta,
que sea su estado. Y para persuadiros de esto no tenéis que hacer como al desprenderse dc las garras volaba a la par que el viento
nada más que cambiar una anticuada impresión hecha en vuestra y después entró en un medio móvil con igual velocidad, yo soy
mente y decir: «Del mismo modo como, al haber considerado has de la opinión de que no se la vería caer pcrpendicularmcnte, sino
que, siguiendo el curso del viento y ariadiciidosclc el de lu piopin
gravedad se movería con un movimiento transversal. la haga encontrará que lu experiencia muestra todo lu contrario
de lo que se ha escrito; es decir, mostrará que la piedra cae
SiMPt.icto. Serla necesario poder hacer una experiencia seme siempre en el mismo lugar de la nave, tanto si ésta está en reposo
jante y tiespués juzgarla según los resultados; entre tanto, el elec como si se mueve a gran velocidad. De donde, por ser la misma
to de la nave nos muestra hasta ahora que es favorable a nuestra
opinión. causa para la Tierra que para la nave, del caer la piedra siempre
SALVtATi. Bien dijisteis hasta ahora, porque puede que dentro perpcndicularmente al pie de la torre no se puede inferir nada del
de poco cambie la situación. Y para no manteneros, como se dice, movimiento o del reposo de la Tierra.
en vilo, decidme señor Simplicio, ¿creéis en el fondo que la expe Simplicio. Si vos me remitís a otro medio distinto de la expe
riencia. creo que nuestras disputas no terminarán nunca, porque
riencia de la nave se adapta tan bien a nuestro propósito que se esto me parece una cosa tan remota de lodo discurso humano
deba creer razonablemente que lo que se ve suceder en ella deba
que no deja el mínimo lugar a la credulidad o a la probabilidad.
suceder en el globo terrestre?
Salviati. Y. sin embargo, lo ha dejado en mí.
SiMPLicio. Hasta ahora me ha parecido que s(. y aunque ha Simplicio. Conque vos no habéis hecho no cien, sino ni siquiera
béis presentado algunas pequeñas discrepancias no me parecen una prueba, ¿y afirmáis su resultado con tan completa seguridad?
tales que basten para cambiar de parecer. Yo vuelvo a mi incredulidad y continúo convencido de que la
SAt.viATi. Pues deseo que continuéis en él y no dudéis de que experiencia ha sido hecha por los principales autores que se sirven
el efecto de la Tierra corresponde al de la nave, de modo que si se de ella, y de que muestra lo que éstos afirman.
revelase como perjudicial para vuestras necesidades no os vengan Salviati. Yo. sin experiencia, estoy seguro de que el efcciu
ganas de cambiar de opinión. Vos decís: «Como cuando Ja nave .será tal como os digo, porque así es necesario que sea. y añado
está quieta la piedra cae al pie del mástil y cuando está en movi además que vos mismo sabéis también que no puede suceder de
miento cae lejos del pie. por consiguiente, a la inversa, de que la otro modo, aunque fingís o simuláis fingir no saberlo. Pero yo soy
piedra caiga al pie se infiere que la nave está quieta y de que tan buen arreglador de cerebros que os lo haré confesar a la fuer
caiga lejos se argumenta que la nave se mueve; y como lo que za. Pero el señor Sagredo está muy callado; me ha parecido, no
ocurre en la nave debe análogamente suceder en la Tierra, del caer obstante, verlo hacer no sé qué gesto para decir algo.
la piedra al pie de la torre se infiere por necesidad la inmovilidad Sagredo. Ciertamente, quería decir no sé qué. pero la curiosi
del globo terrestre.» ¿No es éste vuestro razonamiento? dad que ha despertado en mí el oiros hablar sobre la violencia a
StMPLicio. Exactamente, expresado en forma breve que lo hace hacer al señor Simplicio, de modo que manifieste la ciencia que
facilísimo de aprender. nos quiere ocultar, me ha hecho deponer todo otro deseo; pero,
Salviati. Ahora decidme: si la piedra dejada caer desde la os ruego que realicéis vuestra baladronada. ^
cima del mástil, cuando la nave camina con gran velocidad, cayese Salviati. Con tal de que el señor Simplicio se contente con
precisamente en el mismo lugar de la nave en el que cae cuando responder a mis preguntas, no os defraudaré.
está quieta, ¿de qué os serviría esta caída para aseguraros de que Simplicio. Yo responderé lo que sepa, seguro de que me cos
la nave está ^quieta o de que camina? tará poco esfuerzo, porque de las cosas que considero falsas no
SiMi>Licio. De nada en absoluto, del mismo modo que. por creo poder saber ninguna, siendo así que la ciencia trata de lo
eiemplo, del latir del pulso no se puede saber si alguien duerme verdadero y no de lo falso.
o está despierto, ya que el pulso late del mismo mudo en las per
sonas que duermen y en las que velan.
Sai.viati. Muy bien. ¿Habéis hecho vos alguna vez la experien Conservación y composición de ntovimicntos
cia de la nave?
StxtPLicio. No la he hecho, pero bien creo que los autores que Salviati. No deseo que digáis o respondáis saber nada más
la aducen la han observado diligentemente; por otra parte, se co que lo que seguramente sabéis. Y así pues, decidme: si vos tu
noce tan claramente la causa de la disparidad que no deja lugar vierais una superficie plana, muy pulida como un 'espejo y de
a dudas. materia dura como el acero y que fuera no paralela al horizonte,
SAt.viATt. De que pueda ser que esos autores la presenten sin sino un poco inclinada, y si sobre ella pusierais una bola perfec
haberla hecho, vos sois un buen testimonio, puesto que. sin ha tamente esférica y de materia grave y durísima, como, por ejem
berla hecho la dais como segura y con buena fe os remitís a sus plo. de bronce, dejada en libertad, ¿qué cret-is que liarla? ¿No
afirmaciones. Análogamente, no sólo es posible sino necesario que creéis (como creo yo) que se quedaría quieta?
ellos hayan hecho lo mismo, a saber, remitirse a sus antecesores, Simplicio. ¿Si esa superficie estuviese inclinada?
sin llepar nunca a *ino que la hava hecho, porque cualquiera que SxLViATi. Sí. pues así se ha supuesto.
I SiMPi.icio. Yo no creo en absoluto que permaneciese quieta; para empujarlo e incluso para detenerlo y el movimiento impreso
al contrario, cstov seguro de que se movería espontáneamente en él va disminuyendo continuamente hasta que finalmente desa- I
! sipiúendo la pendiente. parece. Decís también además que en uno y otro caso se origina .
Sai.viati. Advertid bien lo oue decís, señor Simniicio. porque diversidad del hecho de ser la inclinación del plano mayor o me
estoy seiniro de que se quedaría quieta en cualquier lugar en el ñor. de suerte que a la mayor inclinación corresponde mayor velo- .
que la colocarais. cidad y. al contrario, sobre el plano ascendente el mismo móvil
SiMPi.icio. Ya que vos. señor Salviati. os servís de esta clase empujado por la misma fuerza se mueve una distancia mayor
de supuestos, vo comenzaré a no maravillarme de que saquéis según que la elevación sea menor. Ahora decidme lo que le suce
conclusiones falsísimas. dería al mismo móvil en una superficie que no fuese ni ascendente
Sai.viati. ¿Tenéis, pues, por muy seguro que se movería según ni descendente.
la pendiente espontáneamente? Simplicio. Aquí es necesario que piense un poco en la res
SiMPi.iciO. ¿Oué duda cabe? puesta. No habiendo pendiente de bajada, no puede haber inclina
Sai.viati. Y esto lo afirmáis no poraue vo os lo hava enseñado ción natural al movimiento, y no habiendo pendiente de subida,
(porque yo trataba de persuadiros de lo contrario), sino por vos no puede habei resistencia a ser iriovido, de modo que habría una
mismo Y por vuestro natural inicio. indiferencia entre la propensión y la resistencia al njovimienio;
SihiPi.icio. Ahora entiendo vuestra estratagema: vos hablabais me parece, pues, que debería permanecer naturalmente quieto.
así para tentarme y. como se dice vulgarmente, para descalzarme, Pero estoy desmemoriado, porque no hace mucho que el señor .
pero no porque creyerais en ello verdaderamente. Sagredo me hizo comprender que así sucedería.
Sai.viati. Así es. Y ¿cuánto tiempo permanecería en su movi Saiviati. Así lo creo, si alguien lo pusiera en reposo, pero si
miento esa bola y con qué velocidad? Y advertid que he mencio se le diera un ímpetu hacia alguna parte, ¿qué sucedería?
nado una bola perfectamente redonda v un plano exquisitamente Simplicio. Sucedería que se movería hacia aquella parte.
pulido, para eliminar todos los impedimentos externos y acciden Salviati. Pero, ¿con qué clase de movimiento? ¿Continuamen
tales; y así también quiero oue vos hagáis abstracción del impe te acelerado, como en los planos descendentes, o sucesivamente
dimento del aire, con su re.sistencia a la separación, y de todos retardado, como en los ascendentes?
los otros obstáculos accidentales, si es que puede haber otros. Simplicio. No advierto causa de aceleración ni de retardación,
Simplicio. Lo he comprendido todo perfectamente, y en cuan no habiendo ninguna clase de inclinación.
to a vuestra pregunta respondo que continuaría en movimiento Salviati. Sí. Pero si no hubiera causa de retardación, mucho
infinitamente, si tanto se prolongara la inclinación del plano, y menos debería haberla de reposo: ¿cuánto tfempo consideráis vos
con movimiento continuamente acelerado; pues tal es la natura que continuaría el móvil su movimiento?
leza de los móviles graves que vires acquirant cundo** y cuanto Simplicio. Tanto cuanto durase la longitud de esa superficie
mayor fuera la inclinación, mayor sería la velocidad. sin subida ni bajada.
Salviati.^ Y si alguien quisiera que esa bola se moviese hacia Salviati. Por lo tanto, si tal espacio no tuviera fin, ¿el movi
arriba sobre esa misma superficie, ¿creéis vos que lo haría? miento en él carecería, análogamente, de término, es decir, sería
SiMPi icio. Espontáneamente no, sino lanzada o arrastrada con perpetuo? '
violencia. Simplicio. Me parece que sí, si el móvil fuera de materia du-
SAI.VIAT1. Y si fuera impelida por algún ímpetu impreso en ella radera.
violentamente, ¿cuál y cuánto sería su movimiento? Sai.viati. Eso ya se ha supuesto cuando se ha dicho que se
SiMPi.icio. El movimiento iría siempre disminuyendo y retar eliminaban todos los impedimentos accidentales y externos, y la
dándose, por ser contrario a la naturaleza, y sería más largo u fragilidad del móvil en este caso es uno de los impedimentos acci
más breve según el mayor o menor impulso y según la mayor dentales. Decidme ahora: ¿cuál consideráis vos que es la razón
o menor inclinación de la subida. de que se mueva esa bola espontáneamente por el plano descen
Salviati. Me parece, pues, que hasta ahora me habéis expli dente y no sin violencia por el ascendente?
cado los accidentes de un móvil sobre dos planos diversos; que en Simplicio. Porque la tendencia de los cuerpos graves es m«>-
el plano descendente el móvil grave baja espontáneamente y se verse hacia el centro de la Tierra y sólo por violencia van hacia
acelera continuamente y que para retenerlo en repuso es necesario arriba, hacia la circunferencia, y la superficie descendente es
iiN.ir íueiva. En el plano ascendente, en cambio, se requiere íuer/a aquella que se acerca al centro y la ascendente la que se separa
de él.
II lii. )/.i .il inijvL-i'M- Sai.viaii. Por consiguiente, una superficie no ascendente lu
iksccndcnlc debería distar tgualineiiic en todas sus paiies del
centro. Pero de tales superficies, ¿hay alguna en el mundo? ya concedido que la repugnancia es contra el inuviiniciUu que aleja
SiMi'i.tcto. No faltan; he ahi la de nuestro globo terresire, si del centro y la inclinación hacia el movimiento que acerca al ccn
estuviese bien pulida y no fuera como es, escabrosa y montañosa: tro; de donde necesariamente se sigue que, en lo que respecta al
pero tenemos la del agua, cuando está plácida y tranquila. inovimiento que no acerca ni aleja del centro, el móvil no tiene
SAi.vtATi. Por lo tanto, una nave que se mueva por un mar en ni repugnancia ni propensión ni. en consecuencia, razón para que
calma es uno de esos móviles que se deslizan por una de esas disminuya en él la facultad impresa, y como la causa motriz
superficies que no son ni descendentes ni ascendentes, dispuesta, que haya de disminuir por la nueva operación no es una sola,
SI se eliminan todos los obstáculos accidentales y externos, a mo sino que son dos distintas entre sí, de las cuales, la gravedad
verse incesantemente y uniformemente una vez recibido un im atiende sólo a atraer el móvil al centro, y la fuerza impresa a
pulso. conducirlo en tomo al centro, no queda ocasión alguna de impe
SiMPt.tcio. Parece que debe ser asi. dimento. (...] (Vil. 158-175.)
Salviati. y esa piedra que está en lo alto del mástil, ¿no se Sacrroo. [...) Permítaseme, antes de seguir adelante, pregun
mueve también, transportada por la nave, por la circunferencia taros, señor Salviati. si nunca habéis pensado cuál cabe creer que
de un circulo en torno al centro y, por consecuencia, con un mir- sea la linea descrita por el móvil grave que cae naturalmente de
vimiento indeleble en ella, eliminados todos los impedimentos e.x la cima de la torre abajo, y. si habéis reflexionado sobre ello, de
temos?; ¿y ese movimiento no es tan veloz como el de la nave? cidme. por favor, vuestra opinión.
SiAii'i.tcto. Hasta aquí todo va bien. Pero, ¿y el resto? Salviati. He pensado en ello algunas veces y no dudo en abso
Sai.viati. Extraed en buena hora la última consecuencia por luto que sí alguien estuviese seguro de la naturaleza del movi
vos mismo, puesto que por vos mismo habéis sabido todas las miento con el que el grave desciende para ir al centro del globo
premisas. terrestre, mezclándolo después con el movimiento común circular
Simplicio. Vos queréis decir como última conclusión que al de la rotación diurna, encontraría precisamente qué clase de linea
moverse esa piedra con un movimiento indeleblemente impreso es aquella que desde el centro de gravedad del móvil viene des
en ella, no dejará el barco sino que seguirá a la nave y, finalmen crita en la composición de tales movimientos.
te, caerá en el mismo lugar adonde cae cuando la nave está quieta. SACREtw. Del simple movimiento hacia el centro, dependiente
Y asi digo yo también que sucedería si no hubiera impedimentos de la gravedad, creo que se puede creer absolutamente sin error
externos que perturbasen el movimiento de la piedra después de que es por línea recta, como lo sería precisamente si la Tierra
ser puesta en libertad; estos impedimentos son dos: uno consiste fuera inmóvil.
en ser el móvil impotente para romper el aire sólo con su ímpetu, Salviati. En cuanto a esto, no solamente podemos creerlo, sino
faltándole la fuerza de los remos de la que participaba como parte que la experiencia lo confirma.
de la nave mientras permanecía sobre el mástil; el otro es el nuevo SACKEtw. Pero, ¿cómo nos lo asegura la experiencia, si nosotros
movimiento de caída hacia abajo que ne(*esaríamcnte debe impe no vemos nunca otra cosa que el compuesto de los dos, circular
dir al Otro progresivo. y hacia abajo?
SAi.vtATi. 'En cuanto a los impedimentos del aire, yo no los SAt.vtATl. Al contrario, señor Sagredo. nosotros no vemos otro
niego, y si el cuerpo que cae fuese de materia ligera, como una que el simple hacia abajo, dado que el otro circular, común a
pluma o un copo de lana, el retraso seria muy grande; pcio en la Tierra, a la torre y a nosotros es imperceptible y como nulo y
una piedra pesada es pequeñísimo, y vos mismo hace poco habéis sólo nos resulta apreciable el de la piedra, en el que no partici
dicho que la fuerza del más impetuoso viento no basta para mover pamos; de éste, el sentido muestra que es por línea recta, siendo
de lugar una gran piedra; o pensad lo que hará el aire quieto en siempre paralelo a la misma torre, que está construida recta y
contrado por la piedra, no más veloz que toda la nave. No obs perpendicular a la superficie terrestre.
tante. como os he dicho, os concedo este pequeño efecto que puede Sackrdo. Tenéis razón y bastante torpe me he mostrado al no
depender de tal impedimento, igual que sé que vos me concede advertir algo tan fácil. Pero ya que esto es conocidísimo, ¿qué
réis que si el aire se moviese con la misma velocidad que la nave otra cosa deseáis para entender la naturaleza de este movimiento
y la piedra, el impedimento sería absolutamente nulo. En cuanto hacia abajo?
al otro, el movimiento sobrevenido hacia abajo, es manifiesto en SALViATt. No basta entender que sea recto, sino que es nece
primer lugar que estos dos. quiero decir el circular alreitedor del sario saber sí es uniforme o diforme. es decir, si mantiene siempre
centro y el recto hacia el centro, no son contrarios, ni destructivos una misma velocidad o si se va retardando o acelerando.
el uno del otro, ni incompatibles, porque, en cuanto al móvil éste Su:rci)0. Es evidente que se va acelerando contiiiuameiue.
no tiene ninguna repugnancia a tal movimiento. Vos mismo hab¿is S\i.viATt. Tampoco es suficiente, sino que convendría saber
•icgún qué proporción se lince tal acelcraci».n, problema que hasta
los
.Kliii no creo que haya sido sabido por ningún filósofo ni mnkm.'i- grados son infinitos, como ya se disculit) largamente y se concluyt).
li« o. niinquc los filósofos v, en parliciilar los peripaiélicos. han pii- Suponiendo entonces que tal sea el progreso tle la aceleración,
hlii ido volúmenes enteros y prandfsiinos en torno al moviiinrnio. y siendo cierto además de eso que el grave descendente termina
SiMTiino. I.os filósofos se ocupan principalmente de los uni en el centro de la Tierra, es preciso que la línea de su movimiento
versales; hallan las definiciones y los caracteres más comunes, compuesto sea tal que se vaya alejando siempre con mayor pro
dejando despiiós ciertas sutilezas v menudencias, que son más bien porción de la cima de la torre o. por mejor decirlo, de la circón
curiosidades, a los matemáticos. Aristóteles se ha contentado con fcrencia del círculo descrito por la cima de la torre por la rotación
definir excelentemente qué cosa sea el movimiento en peneral. y del de la Tierra, pero que tal alejamiento sea tanto menor hasta el
local so ha limitado a mostrar los principales atributos, a saber, infinito, cuanto menos alejado se encuentre el móvil del primer
que uno es natural y otro violento, que uno es simple y otro com término donde reposaba. Además de eso, es necesario que esa tal
puesto, que uno es eciiable y otro acelerado, y del acelerado se ha línea del movimiento compuesto termine en el centro de la Tierra.
contentado con dar la razón de la aceleración, dejando después Ahora con estos dos presupuestos, trazo en torno al centro A. con
la investipación de la proporción de tal aceleración y de otros acci el semidiámetro AB. el círculo fl/, que representa el globo terres
dentes más particulares al mecánico o a otro técnico inferior. tre. Prolongando el semidiámetro AB hasta C, se dibuja la altura
Saguiído. De acuerdo, mi señor Simplicio. Pero vos, señor Sal- de la torre BC. la cual, llevada por la Tierra por la circunferencia
viati. descendiendo alguna vez de la majestad peripatética, / no os Bl, describe con su cima el arco CD; dividida después la línea CA
habéis entretenido nunca en la investigación de esta proporción
de la aceleración del movimiento de los graves en su caída?
Sai.viati. No me ha sido necesario pensar en ello, dado que el
académico, nuestro común amigo, me mostró ya un tratado suyo
Sobre el ttwvintiento. donde se demuestra eso junto a otros mu
chos accidentes; pero sería una digresión demasiado larga el inte-
rnimpir con ello nuestra presente discusión, que ya es por ella
misma una digresión; resultaría, por así decirlo, una comedia en
la comedia.
S^^.Kt'lX). De buen grado os excuso de tal narración en el pre
sente, pero con la condición de que sea una de las proposiciones
reservadas para ser examinadas en otra sesión particular, porque
esa información es muy deseada por mf; entretanto, volvamos a la
linea descrita por el grave que cae desde la cima de la torre a su
base.
SAt.vtATi. Si el movimiento rectilíneo hacia el centro de la
Tierra fuese «uniforme, siendo también uniforme el circular hacia
oriente, veríamos componer a ambos un movimiento por una línea en medio en E. con centro E e intervalo EC describo el semicírculo
espiral de las definidas por Arqufmedes en su libro de las espira CIA, por el cual digo ahora que con bastante probabilidad se puede
les, que se forman cuando un punto se mueve uniformemente por creer que una piedra que cae de la cima de la torre C se moverá
una línea recta mientras ésta gira uniformemente en torno a uno con el movimiento compuesto por el común circular y por el suvo
de sus puntos extremos, fijo, como centro de su rotación. Pero propio rectilíneo. En efecto, señalando en la circunferencia CD
datio que el movimiento recto del grave que cae es continuamente algunas partes iguales CF, FG, C// y HL. y trazando desde los
acelerado, forzosamente la línea del compuesto de los dos movi puntos F, G. // y L hacia el centro A líneas rectas, las partes de
mientos se irá alejando cada vez con mayor proporción sucesiva estas interceptadas por las dos circunferencias CD y DI nos repre
mente de la circunferencia del círculo que habría dibujado el cen sentarán siempre a la misma torre CB transportada por el globo
tro tic gravedad de la piedra si se hubiera quedado siempre sobre terrestre hacia DI. en cuyas lineas los puntos donde éstas vienen
la t(»rrc. Y es necesario que este alejamiento al principio a pe corladas por el arco del semicírculo Ct son los lugares donde en
queño. o más bien mínimo e incluso el más pequeño posible, para el transcurso del tiempo se encuentra la piedra que cae; estos
(pie el grave descendente, partiendo del reposo, es decir tle la puntos se van alejando con proporción siempre mayor tle la cima
piivacit'm de inoviiniento hacia abajo y entrando en el movimiento de la torre, que es lo que hace que el movimiento reciilíiietj a lo
reciiliiieo de caída, es fuerza que pase por todos los grados de largo de la torre se nos muestre siempre cada vez más acelerado.
lenliluil í|ue hay enlie el reposo y cualquier velocidad, los cuales Se ve también cómo, gracias a la infinita agudeza del ángulo de
contaclu de los dos ciieiilos UC y C7. el alejamieniu del cuerpu
que cae de la circunferencia CFD. es decir, de la cima de la lorrc. ckiuustiai p.u.i toda-, las paites, l'eiu tpie el .isuntí», en «.uautu al
es. hacia el principio, pequeñísimo, lo que es tanlo como decir que movnnieiito de los graves qué caen, tenga lugar cxactaitícnte asi,
el movimiento hacia abajo es lentísimo y cada vez más lento, por ahoia no pretendo aiirmaiio; diré solamente que si la línea
hasta el infínito, según sea su proximidad al término C. es decir, descrita por el que tac no es exactamente ésta, se le aproxim i
mucho. '
al estado de reposo. Finalmente, se entiende cómo a la postre tal
movimiento terminaría en el centro de la Tierra A. S.u.tufxi. Pues yo. .seuoi Sahiati. estoy pensando otiu cosa ad
Sacri 1)0. Lo entiendo todo perfectamente y no puedo creer que mirable. Se trata de tiue dadas estas consideraciones, el moví-
el móvil que cae describa con el centro de su gravedad otra linea miento rectilíneo sea totalmente inútil y que la naturaleza no se
que ésa. su va nunca de el, ya que incluso el uso que inicialmente se le
SAi.vtATi. Pero despacio, señor Sagredo, que aún tengo que atribuyó, que fue el de devolver a su lugar las partes de los cuer
aportar tres de mis meditaciones que quizá no os desagradarán. pos totales que habían sido separadas de su todo y desorganiza-
La primera de ellas es que, si lo consideramos con atención, el das, se le ha quitado, atribuyéndoselo al movimiento circular.
móvil no se mueve realmente de otro modo que con un movi Salviati. Esto se seguiría necesariamente si se hubiera con
miento circular simple, igual que cuando reposaba sobre la torre cluido que el globo terrestre se mueve circularmente, cosa que yo
se movía con un movimiento simple y circular. La segunda es aún no pretendo que se haga, sino que hasta el presente sólo hemos
más bella, ya que no se mueve en absoluto más o menos que si Ido considerando y seguiremos haciéndolo, la fuerza de las razo-
hubiera permanecido continuamente sobre la torre, siendo así que nes aportadas por los filósofos para probar la inmovilidad de la
los arcos CF, FG, CH, etc., que habría recorrido estando siempre fierra, de las cuales esta primera, tomada de los cuerpos que caen
sobre la torre, son precisamente iguales que los arcos de la cir pcrpendicularmente, presenta la dificultad que habéis oído [ j
cunferencia Ci correspondientes ba jo los mismos CF. FG, GH, etc.
De lo que se sigue la tercera maravilla: que el movimiento verda
dero y real de la piedra no es do ningún modo acelerado, sino Proyectiles, liras este-oeste
que es siempre ecuable y uniforme, ya que todos los arcos iguales
señalados en la circunferencia CD y sus correspondientes marca Simplicio. (...) Este argumento, tomado de los cuerpos que
dos en la circunferencia C/ son recorridos en tiempos iguales. De caen peí pendicularmentc, no lo tengo por uno de los más fuertes
suerte que quedamos liberados de buscar nuevas causas de acele
en favor de la inmovilidad de la Tierra. Me pregunto qué sucederá
ración o de otros movimientos, ya que el móvil, tanto estando con los tiros de artillería y especialmente con los que se efectúan
sobre la torre como descendicniiu, siempre se mueve del mismo contra el movimiento diurno. (...)
modo, es decir, circularmente, con la misma velocidad y con la SAt.yiATi. (...) Intentaremos satisfacer al sciñor Simplicio (. J
misma uniformidad. Ahora decidme qué os parece esta ocurren mostrándole, a la manera acostumbrada, que él mismo tiene la
cia mía.
solución en la mano, aunque no lo advierta. Comenzando con los
SACRruo. Os diré que no podría expresar con palabras cuan
tiros de elevación hechos con la misma pieza, pólvora y bala, uno
maravillosa mb parece y, hasta dóntle llega mi inteligencia en el
hacia oriente y otro hacia occidente, decidme qué es lo que le
presente, no creo que las cosas oi urran de otro modo. Quiera Dios
mueve a creer que el tiro hacia occidente (si la revolución diurna
que todas las demostraciones de los lilósofos tuvieran la mitad de correspondiese a la Tierra) debería de alcanzar más lejos que el
otro hacia levante.
probabilidad que ésta. Desearía, para mi entera satisfacción, escu
char la prueba de que esos arcos son iguales. Simplicio. Mc mueve a pensar así el hecho de que en el tiro
S\LViATi. La demostración es facilísima. Imaginad que se ha hacia levante, la bala, cuando estuviera ya fuera del cañón sería
trazado la línea tE, y siendo el semidiámetro del círculo CD. es seguida por el mismo cañón, el cual, llevado por la Tierra, corre
decir, la línea CA. doble del .semidiámetro CE del círculo CI. será
ría igualmente hacia la misma parte, por lo que la bala caería
una circunferencia doble que la otra, y todo arco del circulo mayor en tierra poco alejada de la pieza. Por el contrario, en el tiro
doble de todo arco semejante del menor y, en con.secuencia, la occidental, antes de que la bala chocara con la tierra la pieza se
mitad del arco del circulo mayor igual al arco del menor. Como habría desplazado bastante hacia levante, por lo que el espacio
el ángulo CEi, construido en el centro E del circulo menor abar
entre la bala y la pieza, es decir, el tiro, aparecería tanto más
cando el arco CI, es doble del ángulo CAÜ, construido en el largo que el otro cuanto hubiera sido el recorrido del cañón, es
centro A del cireido mayor abarcando el arco CD. este último decir, de la 1ierra, en el tiempo en que una y otra bala iban por
el aire. '
es la mitad del arco del tiiciilo mayor semejante al ateo CI, pero
los dos arcos Cf) v CI son iguales; ilel mismo modo se puede Salviati. Quisiera que encontrásemos algún mudu de hacer
una experifiicia cquivalenie al movimiento de estos proyectiles.
17;
como el de la nave para el movimienlo de las cosas <iue lacu dcsilc lejos una vez que la otra con cuanta mayor velocidad salga de la
lo alto, y estoy pensando la manera. empulguera en un caso que en otro.
bAOKiiuo. Creo que una comprobación bastante adecuada sena Salviati. De suerte que para hacer que la flecha arrojada lau
tomar un pequeño carruaje descubierta y acomodar en el una to en un sentido como en otro se aleje igualmente del can naje
ballesta a ineuia elevación de modo que el tiro logre el mayor en movimiento es necesario que si en el primer tiro del ejemplo
alcance de todos y. mientras los caballos corren, tirar una vez cu propuesto parte, por ejemplo, con cuatro grados de velocidad, en
el sentido del movimiento y otra vez en sentido contrario, seña el otro parta solamente con dos. Pero si se emplea el mismo arco,
lando con precisión dónde se encuentra el carruaje en el momento siempre recibe de éste tres grados.
en el que el lance se clava en tierra, tanto en uno como en otro StMPLiciu. Asi es; y, por ello, tirando con el mismo arco mien
tiro; de este modo podrá verse con exactitud cuál de los dos tiros tras el carruaje se mueve, los tiros no pueden tener el mismo al
es más largo y en qué medida. cance.

btMi'Liciu. Me parece que tal experiencia es muy adecuada y Salviati. Se me había olvidado preguntar con qué velocidad
no dudo de que el tiro, es decir, el espacio entre la Hecha y el lugar se supone, en esta experiencia particular, que corre el carruaje.
donde se encuentra el carruaje en el momento en el que la Hecha SiMrLicio. La velocidad del carruaje es necesario suponerla de
se Clava en tierra, será bastante menor cuando se tira en el sen un grado, en comparación con la del arco que es de tres.
tido de la marcha que cuando se tira en sentido opuesto. Sea, por SALVIATI. Sí, sí, así saleo las cuentas justas. Pero, decidme:
ejemplo, el tiro en si mismo de trescientos codos y el recorrido del cuando el carruaje corre, ¿no se mueven también con la misma
carruaje en el tiempo en el que el lance va por el aire de cien velocidad todas las cosas que están en él?
codos; por lo tanto, tirando en el sentido de la marcha, de los Simplicio. Sin duda.
trescientos codos del tiro el carruaje recorrerá cien, por lo que al Salviati. Por lo tanto, también el lance y el arco y la cuerda
chocar el lance en tierra el espacio entre éste y el carruaje será con la que se tensa.
sólo de doscientos codos; sin embargo, en el otro tiro, al correr Simplicio. Asi es.
el carruaje en sentido opuesto al lance, cuando el lance haya pasa Salviati. Entonces, al disparar el lance en el sentido de la
do sus trescientos codos y el carruaje sus correspondientes cien marcha el arco imprime sus tres grados de velocidad a un lance
en sentido contrario, la distancia interpuesta será de cuatrocientos qDé ya tiene un grado, gracias al carruaje que lo lleva en ese sen
codos.
tido con semejañté velocidad, de modo que al salir de la empul
bALViATi. ¿Habría alguna manera de conseguir que estos tiros guera se encuentra con cuatro grados de velocidad; por el con-
tengan el mismo alcance? Irario, tirando en el otro sentido, el mismo arco confiere sus
btMi'Licto. Yo no conozco otro modo que el de hacer que el mismos tres grados a un lance que se mueve en sentido opuesto
carruaje permanezca quieto. con un grado, de modo que al separarse de la cuerda no le quedan
Salviati. tso ya se sabe, pero yo pregunto haciendo correr el más que dos únicos grados de velocidad. Pero ya vos mismo ha
carruaje a toda velocidad. béis declarado'que para hacer los tiros iguales es preciso que el
biMi'Licidl Aumentando la tensión del arco al tirar en el sen lance salga una vez con cuatro grados y la otra con dos. Por con
tido de la marcha y disminuyéndola al tirar al contrario. siguiente, sin cambiar el arco, la misma marcha del carruaje es
Salviati. Por lo tanto, hay algún otro remedio. Pero, ¿cuánto la que ajusta los tiros y la experiencia lo conlirnia para aquellos
sena necesario aumentar la tensión primero y cuánto disminuirla que no quieran o no puedan convencerse por la razón. Ahora apli
después? cad este discurso a la artillería y encontraréis que, tanto si la
btMfLlCio. En nuestro ejemplo, donde habíamos supuesto que '1 ierra se mueve como si está quieta, los tiros hechos con la misma
el arco alcanzaría trescientos codos, seria necesario para el tiro fuerza tienen el mismo alcance sin que importe hacia donde se
en el sentido de la marcha, aumentarla para que alcanzase cuatro dirijan. El erroi de Aristóteles, de Ptoloroeo, de Tycho, el vuestro
cientos codos y en el otro caso disminuirla hasta que no alcanzase y el de todos los demás radica'en esa lija e inveterada impresión
más de doscientos, porque así ambos tiros alcanzarán trescientos de que la Tierra está quieta, de la cual ni podéis ni queréis des
codos en relación al carruaje, el cual, con su recorrido de cien pojaros, ni siquiera cuando queréis lilosofar acerca de lo que se
codos que sustraería al tiro de cuatrocientos y añadiría al de dos seguiría si la Tierra se moviera; así, en el otro argumento, al no
cientos, vería a ambos reducidos a trescientos codos. considerar que mientras que la piedra está sobre la torre hace,
Salviati. Pero, ¿qué efecto produce en la flecha la menor o en cuanto al movimiento, lo mismo que el globo terrestre, porque
mayor tensión de la ballesta? tenéis hjo en la mente que la Tierra está quieta, discurrís sobre
SiMi'LiCio. El arco muy tensado la arroja con mayor velocidad la caída de la piedra como si partiese del reposo, cuando debería
y el menos tensado con menor y la misma flecha va tanto más decirse: si la Tierra está quieta la piedra parte del reposo y des-
vido quizás un dedo o dos hacia aquí o hacia allí, ¿qué alteración
tiende peipendicularincnle; pero si la Tierra se mueve, la piedra habría introducido en su principal y larguísimo trazo?
también se mueve con análoga velocidad y no parte del reposo, Simplicio. Menor que la que produciría en una línea recta de
sino de un movimiento igual al de la Tierra con el que me/cla el mil codos de largo la desviación por varios lugares' de la absoluta
que le sobreviene hacia abajo, componiendo un movimiento trans rectitud el ojo de una pulga.
versal. Sacreoo. Entonces, si un pintor al partir del puerto hubiese
Simplicio. Pero. Dios mío, si se mueve iransversalmente. comenzado a dibujar con esa pluma sobre un papel, continuando
¿cómo es que yo la veo moverse recta y perpendicularmente? el dibujo hasta Alejandría, habría podido obtener del movimiento
Esto es negar la evidencia de los sentidos, y si no hay que creer de la pluma un relato completo compuesto por muchas figuras
a éstos, ¿por qué otra puerta se debe entrar a filosofar? perfectamente delineadas y descritas con miles de direcciones, con
países, fábricas, animales y otras cosas, si bien todo el verdadero,
real y esencial movimiento indicado por la punta de esa pluma
La relatividad del movimienfo no habría sido otro más que una muy larga pero simplicísima
línea; en cuantoa la operación propia del pintor, habría delineado
Salviati. Respecto a la Tierra, a la torre y a nosotros, que nos exactamente lo mismo que si la nave hubiera estado quieta. Y que
movemos todos a la vez con el movimiento diurno, junto con la del larguísimo movimiento de la pluma no quede otro vestigio
piedra, este movimiento es como si noexistiese; resulta insensible, que esos trazos marcados en el papel, la causa es que el gran
imperceptible y sin acción alguna. Sólo es observable aquel movi movimiento desde Venecia hasta Alejandría era común a la pluma,
miento del que nosotros carecemos, cual es el de bajar rozando al papel y a todo lo que iba en la nave; pero los pequeños movi
la torre. Vos no sois el primero en resistirse con fuerza a reco mientos. hacia adelante o hacia atrás, a derecha o a izquierda,
nocer que el movimiento común a varias cosas es inoperante entre comunicados por el mencionado pintor a la pluma y no al papel,
ellas. por ser propios de ésta pudieron dejar huellas sobre el papel, que
Saürluo. Ahora recuerdo cierta fruslería que me pasó un día respecto de tales movimientos permanecía inmóvil. Así, análoga
por la imaginación cuando navegaba hacia Aleppo. adonde iba mente. es cierto que al moverse la Tierra el movimiento de la
como cónsul de nuestra nación; quizá potóa ser de alguna ayuda piedra' al caer abajo ha sido realmente un largo r^orrido de mu
para explicar esta inoperancia del movimiento común y el ser chos centenares de codos e incluso de muchos miles de codos; y
como si no existiese para todos los participantes del mismo. Deseo, si la piedra hubiese podido marcar en un aire estable u otra super
si le place al señor Simplicio, discurrir con él lo que entonces ficie el trazo de su curso, habría dejado señalada una larguísima
fantaseaba conmigo mismo. línea transversal; pero esa parte de todo el movimiento, que es
Simplicio. La novedad de las cosas que oigo me hace ser no común a la piedra, a la torre y a nosotros, resulta insensible y
meramente tolerante, sino curioso para escucharlas; decid, pues. como inexistente y sólo es observable la parte en la que no parti
Sacreoo. Si la punta de una pluma de escribir que hubiese cipamos ni la torre ni nosotros, que es. en fin. esa con la que la
estado en la nave durante toda mi navegación desde Venecia hasta piedra, cayendo, mide la torre. [...1 fVII. 188-199.]
Alejandría hubiese tenido la facultad de dejar un signo visible de
todo su viaje, ¿qué huella, qué señal, qué línea habría dejado? Un experimento crucial
SiMPi.icio. Habría dejado una línea que se extendería desde
Venecia hasta allí, no perfectamente recta o. mejor dicho, no for Salviati. (...] Ahora, como indicación final de la nulidad de to
mando un perfecto arco de círculo, sino más o menos ondulada, das las experiencias aducidas, me parece momento oportuno de
según que las fluctuaciones de la nave hubieran sido mayores o mostrar el modo de experimentarlas todas fácilmente. Encerraos ,
menores; pero este oscilar en algunos lugares un codo o dos. a con algún amigo en alguna estancia que esté bajo la cuoierta de
izquierda o derecha, arriba o abajo, en una longitud de muchos algún navio y procurad que haya en ellamoscas, mariposas y otros
centenares de millas, poco habría alterado todo el trazado de la animales voladores semejantes; procuraos también un gran vaso ,
líneay apenas sería sensible, podiendo llamar a ésta sin gran error de agua con algunos peces dentro; cuélguese también un recipiente |
una parte de arco perfecto. que vaya vertiendo el agua gota a gola en otro puesto debajo de
Sacreoo. De modo que el muy verdadero y preciso movimiento boca estrecha; cuando la nave está quieta, observad diligentemente
de aquella punta de pluma habría sido también un arco de círculo cómo los animales volando con velocidades análogas van hacia j
perfecto si el movimiento de la nave, eliminada la fluctuación de todas las partes de la estancia; a los peces se los verá nadar indi
las olas, hubiese sido plácido y tranquilo. Y si yo hubiese tenido ferentemente en todas las direcciones; las gotas, al caer, entrarán |
continuamente aquella misma pluma en la mano y la hubiera mo-
177
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ludtis cii el iccipicnic inícriur y vus, si uirujáis ulguna cosa a Sagkeoo. Estas observaciones, aunque al navegar nunca me ha
vucsiiu <imigo no necesitareis tirarla con más fuerza hacia este
que hacia aquel lado, siendo iguales las distancias; si saltáis a pies venido a la mente el hacerlas, estoy más que seguro de que sucede
junliilas, cuiiiu suele decirse, recorreréis el mismo espacio en todos rán en la forma relatada. En conlirniacion de ello, recuerdo haber
los sentidos. Una vez observadas aieiiiameiite todas estas cosas, me encontrado cien veces, estando en mi camarote, preguntándome
aunque no hay ninguna duda de que así debe suceder mientras si la nave caminaba o estaba quieta y alguna vez, estando dis
que la nave esté quieta, hacedla mover con una velocidad cual* traído, he creído que iba en un sentido cuando el movimiento era
quiera, ^i el movimiento de la nave es uniforme y no fluctuante el contrario. Por lo tanto, hasta aquí quedo satisfecho y muy con
hacia un sitio y hacia otro, no advertiréis la más mínima mutación vencido de la nulidad del valor de todas las experiencias apor
en lodos los electos mencionados ni podréis averiguar por ninguno tadas para probar más la parte negativa que la añrmaiiva de la
rotación de la Tierra. v
de ellos si la nave marcha o está quieta. Vos, al saltar, alravcsa*
léis en el entablado los mismos espacios que antes, y no porque
la nave se mueva con gran velocidad electuaréís un salto mayor
C Z+AST/Í AQ\)t J
El argumento de los electos centrífugos
hacia popa que hacia proa, a pesar de que en el tiempo en el que de la rotación terrestre
habéis permanecido en el aire el entablado bajo vuestros pies
se ha desplazado hacia la parte contraria a vuestro salto. Si tiráis Nos queda ahora la objeción basada en la experiencia de ver
alguna cosa al compañero, no se requerirá tirarla con más fuerza cómo un giro veloz tiene capacidad para expulsar y disipar la
para alcanzarlo si el se encuentra en la parte de proa y vos en la materia adherida a una máquina que da vueltas; a partir de esto
de popa que si estuvierais situados a la inversa; las gotas caerán, muchos, y entre ellos Ptolomeo, opinaron que si la Tierra girase
como antes, en la vasija inferior, sin que caiga ninguna hacia sobre sí misma con tanta velocidad, las piedras y los animales
popa, aunque la nave, mientras la gota va por el aire, se desplace deberían ser lanzados hacia las estrellas, y los ediíicios no podrían
muchos palmos. Los peces en el agua no sentirán más fatiga al ir estar tan sólidamente sujetos a los cimientos que no sufrieran
hacia la parte delantera que hacia la trasera del recipiente, sino también un efecto semejante.
que irán con igual agilidad hacia el cebo puesto en cualquier lugar Salviati. Antes de entrar en la solución de esta dificultad no
del borde de la vasija. Finalmente, las moscas y las mariposas puedo callar lo que mil veces he observado acaecer, y no sin
continuarán su vuelo indiferentemente hacia todas las partes y que me produzca risa, en la mente de casi lodos los hombres, la
nunca sucederá que se amontonen hacia la parte de popa, como primera vez que oyen hablar del movimiento de la Tierra, de tal
si se vieran empujadas por el veloz curso de la nave de la que han modo la han considerado fija e inmóvil, que no sólo no han du
estado separadas durante mucho tiempo, manteniéndose por el dado nunca de semejante quietud, sino que han creído firmemente
aire. Y si encendiendo alguna gota de incienso se hace un poco que lodos los otros hombres junto con ellos la han considerado
de humo, se lo verá ascender hacia arriba y sostenerse a guisa de creada inmóvil, manteniéndose así en todos los siglos transcurri
nul>ecilla, moviéndose indiferentemente no más hacia ésta que dos. Aferrados a esta idea, se extrañan al escuchar que alguien le
hacia aquella parte. De toda esta correspondencia de efectos la atribuye movimiento, como si esta persona, después de haberla
causa es que el movimiento de la nave es común a todas las cosas considerado inmóvil, pensara absurdamente que se puso en movi
contenidas ert él, incluido el aire, y por ello dije que se estuviera miento cuando Pitágoras (o quienquiera que fuese el primero en
bajo cubierta, ya que si se estuviese arriba, al aire libre y sin afirmarlo) dijo que se movía, y no antes. Ahora bien, que un pen
seguir éste el curso de la nave, se advertirían diferencias más o samiento tan estúpido como el de creer que los que admiten el
menos notables en algunos de los mencionados efectos. Así, no movimiento de la Tierra la han creído estable desde su creación
liay duda de que el humo se quedaría atrás, como el mismo aire; hasta el tiempo de Pitágoras, y la han supuesto móvil sólo desde
las moscas y las mariposas, obstaculizadas por el aire, no podrían que éste la estimó asi, encuentre lugar en la mente de los hombres
seguir el movimiento de la nave si se separasen de ella un espacio vulgares y caprichosos, no me maravilla; pero que Aristóteles y
aprcciable; pero si se mantuvieran próximas a la nave, como ésta Ptolomeo hayan incurrido también en esta puerilidad me parece
ticiio una lorma irregular y lleva consigo parte del aire próximo verdaderamente una simplicidad bastante más extraña e incxcu-
a ella, sin diticultad ni fatiga seguirían a la nave y por análoga sable.
causa vemos a veces en el coche-correo las moscas importunas Sacredo. ¿Vos creéis, por tanto, señor Salviati, que Ptolomeo
y ios tábanos seguir a los caballos, revoloteando por esta o aque pensaba que tenía que defender la estabilidad de la Tierra argu
lla puiic de su cuerpo. Pero en las gotas que caen la diferencia mentando contra personas que, concediendo que ésta había estado
seria poquísima y en los lanzamientos de objetos pesados total inmóvil hasta la época de Pitágoras, afirmaban que sólo fue hecha
mente imperceptible. móvil cuando Pitágoras le atribuyó el movimiento?
178 179
Salviati. No se puede pensar de otro modo si examinamos con un círculo. Tanto si éste es paralelo al horizonte, como si es ver
atención cómo refuta su proposición. Esta refutación consiste en tical o está inclinado de cualquier modo, en todos los casos el
la demolición de los edificios y en el lanzamiento de las piedras, agua no caerá fuera del recipiente y. en cambio, el que la hace
de los animales y de los hombres hacia el cielo. Ahora bien, tal girar sentirá siempre el estirón de la cuerda y la fuerza de ésta
ruina y desastre no se puede hacer con edificios y animales que para alejarse más del hombro. Y si en el fondo del culra se hace
antes no estuvieran en la Tierra, ni pueden colocarse hombres y un agujero, se verá al agua salir fuera, no menos hacia el cielo
fabricarse edificios en ella a menos que esté quieta. Así resulta que lateralmente y hacia tierra. Y si en lugar de agua se pusieran
evidente que Ptoloraeo procede contra los que habiéndole conce piedrecillas. al girar la cuerda se sentirá del mismo modo que
dido reposo a la Tierra por algún tiempo, de modo que los anima hacen la misma fuerza contra ésta. Finalmente, puede verse a los
les. las piedras y los moradores pudieran habitarla y construirse muchachos tirar las piedras a lo lejos girando un pedazo de caña
los palacios y las ciudades, la hacen después súbitamente nióvil. en cuya punta se ha incrustado una piedra. Todos éstos son ar^-
con la consiguiente ruina y destrucción de los edificios, animales, mentos de la verdad de la conclusión, es decir, de que el giro
etc. Ya que si su disputa hubiera sido contra los que hubiesen confiere al móvil Impetu hacia la circunferencia si el moviiniento
atribuido a la Tierra un tal vertiginoso giro desde su creación, lo es veloz y como si la Tierra girase sobre sí misma el movimien
habría refutado diciendo que si la Tierra se hubiera movido siem to de su superficie, sobre todo cerca.del ecuador, serla incompara
pre. nunca se habrían podido establecer sobre ella ni animales, ni blemente más veloz que los mencionados, deberla despedir todas
hombres, ni piedras y mucho menos fabricarse edificios y hin- las cosas contra el cielo.
darse ciudades, etc. Simplicio. La objeción me parece muy bien establecida y anu
Simplicio. No estoy muy convencido de ese desacuerdo entre dada y gran esfuerzo se necesitará, en mi opinión, para removerla
Aristóteles y Ptolomeo. y solucionarla
Salviati. Ptolomeo. o argumenta contra los que han estimado Salviati. Para solucionarla se requieren algunos conocimien
a la Tierra siempre móvil, o contra los que han considerado que
ha estado quieta durante algún tiempo y después se ha puesto en
tos. no menos sabidos y creídos por vos que por mí. pero como
no los recordáis, no veis la solución. Sin que os los enseñe, puesto
movimiento. Si es contra los primeros, deberla decir: «La Tierra
no se ha movido siempre, porque de ser asi nunca habrían estado
que ya los sabéis, simplemente recordándooslos, haré que vos
mismo resolváis la cuestión.
en ella ni los hombres, ni los animales, ni los edificios, al no
permitir el vertiginoso giro terrestre.» Pero como su razonamien
Simplicio. Ya me he fijado otras veces en vuestro modo de
to es «la Tierra no se mueve, porque de ser asi los anímales, los
razonar, el cual me ha hecho pensar que os inclinaría hacia la
hombres y los edificios, colocados ya sobre la Tierra, saldrían
opinión de Platón de que *nostrum scire sit quoddam remtnts-
despedidos», supone que la Tierra se encontró alguna vez en un ci»;" pero, por favor, sacadme de la duda, "diciéndomc vuestra
opinión.
estado que permitió morar en ella a los hombres y que se cons
truyeran edificios; de aquí se saca la consecuencia de que la Tierra Salviati. Lo que yo pienso de la opinión de Platón puedo ma
estuvo quieta por algún tiempo, es decir, fue apta para que la
nifestarlo con palabras y también con hechos. En los razona
habitaran los'animales y para la construcción de los edificios. ¿En
mientos que hemos desarrollado hasta ahora ya me he expresado
tendéis ahora lo que quiero decir?
más de una vez con hechos; seguiré procediendo del mismo modo
Simplicio. SI y no. pero esto poco hace al caso y un pequeño
en el asunto que nos ocupa, lo que podrá serviros después coino
error de Ptolomeo cometido por inadvertencia no puede ser sufi
ejemplo para comprender más fácilmente mis ideas acerca de la
ciente para mover la Tierra si es inmóvil. Pero dejémonos de bro
adquisición deciencia, si nos queda tiempo otrodía y no leaburre
mas y vayamos al corazón del problema, que a mi me parece inso- al señor Sagredo que hagamos esta digresión.
luble.
Sagredd. Al contrario, me resultará gratísimo, porque recuer
Salviati. Y yo. señor Simplicio, quiero apretar aún más el do que cuando estudiaba lógica nunca fui capaz de comprender
nudo, mostrando todavía más palpablemente cuán cierto es que aquel tan renombrado silogismo demostrativo •• de Aristóteles.
los graves, cuando giran velozmente en torno de un centro estable, Salviati. Sigamos pues. Dígame, señor Simplicio, cuál es el
adquieren un ímpetu de moverse alejándose de ese centro, aunque
tengan una tendencia natural de dirigirse hacia él. Atese al extremo 15. «Nuejiro saber es un recordar.»
de una cuerda un cubo lleno de agua y sujétese fuerte con la 16. Üemomlraiio polútima: la mis perfecu y perspicax demostración posible
cuerda el otro extremo; formando la cuerda y el brazo el semi en el imbiio de U lógica aristotélica. Sobre si Us demostraciones matemiiiMS se
ajustan a este tipo de demostración hubo una amplU discusión en el Renaclmieti-
diámetro. y la articulación del hombro el centro, hágase girar to. C/. C. C. CiacosB. «11 Commeoiarium de Cerliiudine Maihemaiicorum disctpli
velozmente el brazo de modo que describan la circunferencia de naium di AIcssandro Piccoloiiiini», Fhysis, 14, 2. 1972. pp. 162-19V

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niovimicniu que hace esa piedrecillu en la punía de la caña, mien- Sai.viati. Que en suma es como decir que no forma ningún
Iras que el muchacho mueve ésta para arroiar aquélla lejos. ángulo con la línea del movimiento rectilíneo realizado por el
SiMPi.icio. El movimiento de la piedra mientras está en el cañón.
extremo de la caña es circular, es decir, recorre un arco de círculo Simplicio. Eso es lo que he querido decir.
cuyo centro estable es la articulación del hombro y el semidiáme Salviati. Por consiguiente, si la línea del movimiento del pro
tro la caña con el brazo. yectil se ha de prolongar sin formar ángulo con la línea circular
Sai.viati. y cuando la piedra escapa de la caña, ¿cuál es su descrita por él mientras estaba unido al proyectante, y si de este
movimiento? ¿Continúa el precedente movimiento circular o. por movimiento circular debe de pasar al rectilíneo, ¿cuál deberá ser
el contrario, sigue otra línea? esa línea recta?
SiMPi.icio. No sigue de ningún modo moviéndose en círculo, Simplicio. No podrá ser sino la que toca al círculo en el punto
ya que así no se alejaría del hombro del lanzador, siendo así de separación, ya que todas las otras me parece que. prolongadas,
que la vemos alejarse mucho. cortarían la circunferencia y formaría con ella algún ángulo.
Salviati. ¿Con qué movimiento se mueve? Salviati. Habéis discurrido muy bien y os habéis mostrado
SiMn.icio. Dejad que piense un poco en ello, porque no me he medio geómetra. Retened, por tanto, en la memoria que lo que
hecho una idea. en verdad queréis decir se explica con estas palabras, a saber,
Sai.viati. Señor Sagredo, venid que os diga al oído: he aquí que el proyectil adquiere ímpetu de moverse por la tangente del
el quoddam reniiVtfscí en acción, bien entendido. ¡Lo pensáis mu arco descrito por el movimiento del proyectante en el punto de
cho. señor Simpliciol separación del proyectil del proyectante.
Simplicio. Según creo, el movimiento al dejar la caña no Simplicio. Lo entiendo muy bien y esto es lo que quería decir.
puede ser otro que rectilíneo; incluso necesariamente es por línea S.ALViATi. De una línea recta que toca a un círculo, ¿cuál de
recta, en lo que se refiere al puro ímpetu adventicio. Me despis sus puntos es el más próximo de todos al centro de ese círculo?
taba un poco verlo describir un arco, pero dado que tal arco se Simplicio. Sin duda el de contacto, porque éste está en la cir
dobla siempre hacia abajo y no hacia otra parte, comprendo que cunferencia del círculo y los otros fuera y los puntos de la circun
esa declinación procede de la gravedad de la piedra que natural ferencia están todos igualmente alejados del centro.
mente la empuja hacia abajo. El ímpetu impreso afirmo sin más Sai.vi.xti. Por lo tanto, un móvil que parte del punto de con
que es por línea recta. tacto y se mueve por la recta tangente, se va alejando continua
Sai.viati. Pero, ¿por qué línea recta? Porque desde el extremo mente de aquél así como del centro del círculo.
de la caña y desde el punto de separación de la piedra de la caña Simplicio. Así es. seguramente.
se pueden trazar infinitas. Salvi.ati. Ahora, si habéis retenido en la mente las proposicio
Simplicio. Se mueve por la que continúa derecho el movi nes que me habéis dicho, reunidlas todas y decidme lo que resulta.
miento que hacía la piedra en la caña. Simplicio. No creo que sea tan desmemoriado que no las re
Salviati. El movimiento de la piedra, mientras estaba en la cuerde. De las cosas dichas se deduce que el proyectil movido
caña, ya habéis dicho que era circular; pero es contradictorio ser velozmente en círculo por el proyectante, al separarse de éste con
a la vez circular y rectilíneo, ya que no hay en la línea circular serva ímpetu de continuar su movimiento por la línea recta que
ninguna parte rectilínea. toca al círculo descrito por el movimiento del proyectante en el
Simplicio. Yo no quiero decir que el movimiento del proyec punto de separación. Por este movimiento el proyectil se va ale
til e.sté alineado con todo el circular, sino con aquel último punto jando siempre del centro del círculo descrito por el movimiento
en donde terminó el movimiento circular. Yo me entiendo, pero del proyectante.
no sé explicarme. Salviati. Por lo tanto, sabéis, hasta este momento, la razón
SAt.viATi. Yo también advierto que entendéis la cosa, pero que por la que son expulsados los graves adheridos a la superficie de
carecéis de los términos apropiados para expresarla; ahora bien, una rueda que se mueve velozmente; expulsados, digo, y lanzados
éstos os los puedo muy bien enseñar yo. Es decir, enseñaros las más áITá' de Ta ¿Ircurífcrcncia, siempre más lejos del ccnti o.
palabras, pero no las verdades, que son cosas. Y para haceros Simplicio. Esto creo comprenderlo bien. Sin embargo, este
tocar con la mano que sabéis la cosa y sólo os faltan los términos nuevo conocimiento más bien me aumenta que me disminuye la
para expresarla, decidme, cuando tiráis una bala de arcabuz, ¿ha incredulidad de que la Tierra pueda moverse girando con tanta
cia que parte adquiere ímpetu de moverse? velocidad sin expulsar hacia el cielo a las piedras, animales, etc.
Simplicio. Adquiere ímpetu de ir por aquella línea recta que Sai.viati. Del mismo modo como lo habéis llegado a saber has
sigue la prolongación del cañón, es decir, que no se inclina ni a ta aquí, sabréis, mejor dicho, sabéis ya también el resto y pen
derecha ni a izquierda, ni hacia arriba ni hacia abajo. sando en ello lo recordaríais igualmente por vos mismo. Pero,

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para abreviar tiempo, os ayudaré a recordarlo. Hasta aquí habéis inclinación que lo empujase hacía el centro de la rueda bastaría
llegado a saber por vos mismo que el movimiento circular del para retenerlo sobre la circunferencia.
proyectante imprime en el proyectil un Impetu de moverse (cuando Simplicio. No tengo ninguna duda de que. suponiendo lo que
ambos se separan) por la recta tangente al circulo de| movimiento no es ni puede ser. es decir, que la inclinación de los cuerpos gra
en el punto de separación y. continuando el movimiento por ella, ves fuese la de ir al centro de la rueda, no serian lanzados ni des
se va alejando continuamente del proyectante. Habéis dicho asi pedidos.
mismo que el proyectil continuarla moviéndose por tal linea recta, Salviati. Ni yo tamp<KO supongo ni tengo necesidad de supo
si por el propio peso no se le añadiera inclinación de ir hacía ner lo que n.o es. ya que ño quiero negar que las piedras son des
abajo, de la que deriva la curvatura de la linea del movimiento. pedidas. pero lo digo asi por suposición, para que vos me digáis
Creo también que habéis llegado a saber por vos mismo que esta el resto. Figuraos ahora que la Tierra sea una gran rueda que.
plegadura tiende siempre hacia el centro de la Tierra, porque hacia movida con tanta velocidad, deba de arrojar las piedras. Vos ya
allí tienden todos los graves. Ahora, pasó un poco más adelante y me habéis sabido decir muy bien que el movimiento de proyección
os pregunto si el móvil, después de la separación, al continuar su deberla tener lugar por la línea recta que toca a la Tierra en el
movimiento rectilíneo se va alejando siempre uniformemente del punto de separación. Pero, esta tangente, ¿en qué apreciable me
centro o. si queréis, de la circunferencia de aquel circulo del que dida se »1 alejando de la superficie del globo terrestre?
formaba parte el movimiento precedente, que tanto vale decir Simplicio. Creo que en mil codos no se aleja más de un dedo.
que un móvil que partiendo del punto de tangencia y moviéndose Salviati. Y el proyectil, ¿no decís vos que. llevado por el pro
pbr la tangente se aleja uniformemente del punto de contacto, pio peso, declina desde la tangente hacia el centro de la Tierra?
como decir que lo hace de la circunferencia del circulo. Simplicio. Lo he dicho, y digo también el resto y entiendo per
Simplicio. No señor, porque la tangente próxima al punto de fectamente que la piedra no se separará de la Tierra, ya que su
contacto se aparta poquísimo de la circunferencia, con la cual alejamiento al principio serla tan pequeñísimo que la inclinación
forma un ángulo pequeñísimo, pero al alejarse más y más. el ale que tiene a moverse hacia el centro de la Tierra resultarla al me
jamiento aumenta siempre con mayor proporción, de modo que llos mil veces mayor; cuyo centro en este caso es tamBíén el cen
en un circulo que tuviera, por ejemplo, diez codos de diámetro, un tro dé'ia'ruécRr." 1. verdaderamente, es forzoso conceder que las
punto de la tangente que estuviera alejado del contacto dos pal piedras, los animales y los otros cuerpos graves no pueden ser
mos se encontrarla alejado de la circunferencia del circulo tres despedidos. Pero me plantean ahora nuevas dificultades las cosas
o cuatro veces más que un punto que estuviese alejado del con ligerfsimas que tienen una débilísima inclinación de bajar al cen
tacto sólo un palmo. Asimismo, el punto que estuviese alejado tro, por lo que, faltando en ellas la facultad de volver a la super
medio palmo, creo que apenas se separarla la cuarta parte de la ficie. no veo cómo no habrían de ser despedidas; como vos sabéis
distancia del segundo, de modo que. estando tan cerca del con •ad destruendum su/ficit unum»"
tacto como suponen un dedo o dos, apenas se advierte que la Salviati. Daremos satisfacción también a esto. Pero decídine
tangente está separada de la circunferencia. primero lo que entendéis por cosas ligeras, es decir, si entendéis
Salviati. ¿De suerte que el alejamiento del proyectil de la cir por tales, materias de tal modo verdaderamente ligeras que van
cunferencia *de su precedente movimiento circular al principio es hacia arriba, o si queréis decir no absolutamente ligeras, sino tan
pequeñísimo? poco graves que. si bien van hacia abajo, lo hacen lentamente;
Simplicio. Casi insensible. porque si habláis de materias absolutamente ligeras, os las dejaré
Salviati. Ahora decidme, si gustáis: el proyectil que recibe del ser despedidas tanto como queráis.
movimiento del proyectante Impetu de moverse por la recta tan Simplicio. Me refiero más bien a estas segundas, tales como
gente y que se moverla por ella si el propio peso no lo empujase plumas, lanas, algodón y cosas semejantes, que para levantarlas
hacia abajo, ¿cuándo comienza, después de la separación, a bajar? basta cualquier fuerza mínima y sin embargo se las ve permane
Simplicio. Creo que comienza pronto, porque no habiendo cer en Tierra muy reposadamente.
quien lo sostenga, no puede ser que la gravedad propia no actúe. Salviati. Con que esta pluma tenga alguna inclinación natural
Salviati. De tal modo que, si la piedra arrojada de la rueda a descender hacia la superficie de la Tierra, por pequeña que sea.
hecha girar con gran velocidad tuviera igual propensión natural os digo que es suficiente para no dejarla elevarse, y esto no es
de moverse hacia el centro de la misma rueda como la tiene de desconocido, ni siquiera para vos. Pero, decidme: si la pluma fuese
moverse hacia el centro de la Tierra, serla fácil que volviese a la despedida por la rotación de la Tierra, ¿por qué línea se movería?
rueda o. más bien, que no partiese de ella. En efecto, al no ser al SiMPi.lcto. Por la tangente en el punto de separación.
principio de la separación tan pequeñísimo el alejamiento, debido
a la infinita agudeza del ángulo de contacto, cualquier pequeña 17 -Pjia (tcvtiuir una loi» IwnIj m» sulo aieumi-niu •

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