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De Todo Un Poco
De Todo Un Poco
Discurs
o
Estudiante:
Ziury Laguna
C.I: V- 26.317.800
Es difícil comenzar a escribir luego de que se tiene aproximadamente 4
años, quizás más, sin hacerlo. Sobre todo, cuando te dan un espacio abierto para
hablar de cualquier tema que sea de tu interés y es ahí donde está el problema.
Es que hay muchas cosas que me resultan interesantes. Me considero una
persona que puede mantener una conversación desde lo más simple y trivial,
hasta lo más denso, polémico e intelectual, y en aquel tema que desconozca
puedo prestar mis oídos y llenarme de humildad para nutrirme de ese
conocimiento que otro me brinda. Así que, para comenzar a escribir este discurso
el cual pasé días y horas pensando de qué tema hablar, he decido hacerlo de lo
que me apasiona… de todo un poco.
Ahora ¿qué tiene que ver una cosa con la otra? Muchas veces me hice la
misma pregunta hasta que al escuchar a pacientes, amigos, colegas y
compañeros de clases me di cuenta que el discurso es similar, distintas palabras,
pero mismo sentimiento. Me parecía curioso sus conductas, palabras y
comportamientos que usaban cuando están frente a alguien de confianza y
cuando están en público, porque no encontraba coherencia entre lo que decían y
hacían, y en mi mente sólo surgía una pregunta “¿Con quién te comparas?”.
Por otra parte, cuando somos nosotros los que realizamos publicaciones, ya
sean fotos, videos o pensamientos y recibimos “likes” o comentarios en nuestro
perfil, nos provoca una gratificación inmediata, ya que estamos siendo aprobados
por los demás, y estamos siendo aceptados ¿Aceptados por quién? Todos
tenemos la necesidad de encajar y de ser queridos y cuidados por los demás, y
esta sensación de placer, generada por una aprobación externa, provoca que
cada vez queramos más, como una especie de adicción. Por lo tanto, las redes
sociales están provocando que nuestro bienestar o placer dependa de un agente
externo, es decir, nuestra felicidad empieza a no depender de nosotros mismos, si
no, de nuestra red social. Entregamos nuestra felicidad a personas que ni siquiera
forman parte de nuestro día a día.
Este uso indebido de las redes sociales también tiene consecuencias a
nivel cognitivo, ya que varios estudios demuestran cómo nuestra capacidad de
atención y concentración está disminuyendo desde que el uso de la tecnología se
ha instalado tantas horas a lo largo de nuestro día a día. Así mismo, nuestro nivel
de paciencia también ha decaído: necesitamos más estímulos, pero más
pequeños y rápidos, para no “cansarnos” o aburrirnos y una vez más al
sumergirnos nuevamente al internet nos olvidamos del mundo real, nuestra
capacidad de sostener una conversación en persona se vuelve más inestable,
socializar se vuelve la tarea más difícil y fastidiosa de todas, mi estabilidad
emocional depende de un teléfono y al colocar de nuevo los ojos en esa pantalla,
otra vez se deja de escuchar.