Está en la página 1de 11

EL ES MI PROVISION

Dios tiene un propósito para la vida de cada uno de nosotros, una misión, una parte
importante y única que nos ha dado la oportunidad de hacer en su plan eterno.

Cada vez que debemos hacer una tarea necesitamos los insumos para hacerla.

Si alguien va a construir una casa necesita el dinero, el espacio, los materiales, los
trabajadores, etc.

Del mismo modo Dios ha prometido la provisión necesaria, y aún más allá, para las
cosas a las cuales nos ha llamado,

Él no ha determinado que sobrevivamos la vida, sino que la vivamos y que la vivamos


haciendo su voluntad. Él nos dará lo necesario y aún más para hacer esto.

Dios está comprometido con Su palabra, y los principios y promesas que Él se ha


dispuesto a cumplir.

Promesas como su provisión, la abundancia y la sobreabundancia, están esperando


para ser reclamadas por todos sus Hijos.

Dios quiere darte lo mejor. Pero lo mejor no es lo que deseamos necesariamente,

Dios no se ha comprometido a darte todo lo que quieras, Dios se comprometió a


proveernos todo lo necesario para cumplir nuestro propósito en la tierra, para hacer
Su voluntad

Isaías 55:11
Isa 55:11 así es también la palabra que sale de mi boca: No volverá
a mí vacía, sino que hará lo que yo deseo y cumplirá con mis
propósitos.

Provisión
El diccionario define provisión como “Acción que consiste en proporcionar
lo necesario a alguien para un fin determinado”, o también “Providencia o disposición
conducente al logro de algo”.

La provisión es necesaria para solventar una necesidad.


Podemos dividir la provisión en dos conjuntos, uno el de lo material, es decir la
comida, una casa, abrigo y techo, todas las cosas que necesitamos para vivir,
físicamente hablando.

El segundo conjunto abarcaría una provisión espiritual, o sea los dones, la unción y el
respaldo de Dios, necesarios para cumplir la tarea que nos haya asignado.

La división en estos dos grupos es algo meramente didáctico, ya que al fin y al cabo
Dios es quién ve nuestra necesidad, es quien la suple y ambos tipos de cosas,
“físicas” y “espirituales”, son necesarias para nuestra vida y están estrechamente
relacionadas.

Ejemplos de provisión
Un buen ejemplo para ver la provisión de Dios es el libro de Éxodo. En su propósito,
es decir liberar a Israel y llevarlos a la tierra prometida,

Dios debía proveer muchas cosas, y mostrar que cuando Él nos manda a algo, incluso
algo tan extremo como sacar a todo un pueblo de la esclavitud luego de cuatrocientos
treinta años El moverá su mano poderosa para traer lo que sea necesario.

(Éxodo 12:37-40),

Éxo 12:37
El éxodo
Los israelitas partieron de Ramsés, en dirección a Sucot. Sin contar a las mujeres y a
los niños, eran unos seiscientos mil hombres de a pie.
Éxo 12:38 Con ellos salió también gente de toda laya, y grandes manadas de ganado,
tanto de ovejas como de vacas.
Éxo 12:39 Con la masa que sacaron de Egipto cocieron panes sin levadura, pues la
masa aún no había fermentado. Como los echaron de Egipto, no tuvieron tiempo de
preparar comida.
Éxo 12:40 Los israelitas habían vivido en Egipto cuatrocientos treinta años.
Éxo 12:41 Precisamente el día en que se cumplían los cuatrocientos treinta años,
todos los escuadrones del SEÑOR salieron de Egipto.
Éxo 12:42 Aquella noche el SEÑOR la pasó en vela para sacar de Egipto a los
israelitas. Por eso también las generaciones futuras de israelitas deben pasar esa
noche en vela, en honor del SEÑOR.

Un ejemplo de algo básico en lo material, como la alimentación, se encuentra en


Éxodo 16:4 cuando Dios da al pueblo la provisión de maná:
Éxodo 16:4

Éxo 16:4 Entonces el SEÑOR le dijo a Moisés: «Voy a hacer que les llueva pan del
cielo. El pueblo deberá salir todos los días a recoger su ración diaria. Voy a ponerlos
a prueba, para ver si cumplen o no mis instrucciones.
El pueblo necesitaba alimento mientras estuviera en el desierto,

Dios los sacó de Egipto, así que Dios proveyó. El nunca hace nada de manera parcial o
incompleta, Dios siempre tiene cada detalle de nuestra vida planeado y cada
necesidad detectada para ser cubierta.

De igual manera cuando Dios llamó a Moisés le prometió que su provisión estaría con
El.

Dios proveería la unción y las señales que Moisés necesitaría para completar esa
gigantesca tarea.

Luego de ser llamado por Dios Moisés temió y tuvo duda de cómo iba a realizar la
terea que Dios le había asignado, como todos la hemos tenido en algún momento,

(Éxodo 4:1)

Éxo 4:1
Señales para Moisés
Moisés volvió a preguntar: —¿Y qué hago si no me creen ni me hacen caso? ¿Qué hago
si me dicen: “El SEÑOR no se te ha aparecido” ?
Éxo 4:2 —¿Qué tienes en la mano? —preguntó el SEÑOR. —Una vara —respondió
Moisés.
Éxo 4:3 —Déjala caer al suelo —ordenó el SEÑOR. Moisés la dejó caer al suelo, y la
vara se convirtió en una serpiente. Moisés trató de huir de ella,
Éxo 4:4 pero el SEÑOR le mandó que la agarrara por la cola. En cuanto Moisés
agarró la serpiente, ésta se convirtió en una vara en sus propias manos.

pero Dios dejó en claro que El equipa a los que llama mediante su provisión:

Éxodo 4:5-17
Éxo 4:5 —Esto es para que crean que yo el SEÑOR, el Dios de sus padres, Dios de
Abraham, de Isaac y de Jacob, me he aparecido a ti.
Éxo 4:6 Y ahora —ordenó el SEÑOR—, ¡llévate la mano al pecho! Moisés se llevó la
mano al pecho y, cuando la sacó, la tenía toda cubierta de lepra y blanca como la
nieve.
Éxo 4:7 —¡Llévatela otra vez al pecho! —insistió el Señor. Moisés se llevó de nuevo la
mano al pecho y, cuando la sacó, la tenía tan sana como el resto de su cuerpo.
Éxo 4:8 —Si con la primera señal milagrosa no te creen ni te hacen caso —dijo el
SEÑOR—, tal vez te crean con la segunda.
Éxo 4:9 Pero si no te creen ni te hacen caso después de estas dos señales, toma
agua del Nilo y derrámala en el suelo. En cuanto el agua del río toque el suelo, se
convertirá en sangre.
Éxo 4:10 —SEÑOR, yo nunca me he distinguido por mi facilidad de palabra —objetó
Moisés—. Y esto no es algo que haya comenzado ayer ni anteayer, ni hoy que te
diriges a este servidor tuyo. Francamente, me cuesta mucho trabajo hablar.
Éxo 4:11 —¿Y quién le puso la boca al hombre? —le respondió el SEÑOR—. ¿Acaso no
soy yo, el SEÑOR, quien lo hace sordo o mudo, quien le da la vista o se la quita?
Éxo 4:12 Anda, ponte en marcha, que yo te ayudaré a hablar y te diré lo que debas
decir.
Éxo 4:13 —SEÑOR—insistió Moisés—, te ruego que envíes a alguna otra persona.
Éxo 4:14 Entonces el SEÑOR ardió en ira contra Moisés y le dijo: —¿Y qué hay de tu
hermano Aarón, el levita? Yo sé que él es muy elocuente. Además, ya ha salido a tu
encuentro, y cuando te vea se le alegrará el corazón.
Éxo 4:15 Tú hablarás con él y le pondrás las palabras en la boca; yo los ayudaré a
hablar, a ti y a él, y les enseñaré lo que tienen que hacer.
Éxo 4:16 Él hablará por ti al pueblo, como si tú mismo le hablaras, y tú le hablarás a
él por mí, como si le hablara yo mismo.
Éxo 4:17 Pero no te olvides de llevar contigo esta vara, porque con ella harás señales
milagrosas.
Dios le brindó la seguridad a Moisés de que no estaría desamparado ante la tarea de
sacar al pueblo de Egipto, Dios proveyó a Moisés recursos y la unción para hacer
obras maravillosas, incluso le proveyó un compañero de ministerio, su hermano
Aarón.

Muchas veces tememos que pasará o de que nos faltará mañana, tememos si
llegaremos a final de mes con las cuentas o si tendremos lo necesario para realizar
el ministerio al que Dios nos mandó.

Esta preocupación nace cuando ponemos más atención al mundo que a las promesas
de Dios, cuando leemos el diario o vemos el noticiario notamos todo lo malo y difícil
que sucede en el mundo y es natural preocuparnos, pero nunca debemos olvidar que
Dios es nuestro sustento y que en El debe estar nuestra atención y nuestra
esperanza, no en lo que el mundo predice para el mundo.
Cuando el mundo te dice fracaso Dios te dice “proceso”, cuando el mundo te dice
crisis Dios te dice “Yo te sostengo”, cuando el mundo prevé escases Dios te dice “Yo te
sustento”.

Mateo 6:25, 26
Mat 6:25
De nada sirve preocuparse
6:25-33—Lc 12:22-31
»Por eso les digo: No se preocupen por su vida, qué comerán o beberán; ni por su
cuerpo, cómo se vestirán. ¿No tiene la vida más valor que la comida, y el cuerpo más
que la ropa?
Mat 6:26 Fíjense en las aves del cielo: no siembran ni cosechan ni almacenan en
graneros; sin embargo, el Padre celestial las alimenta. ¿No valen ustedes mucho más
que ellas?
Mat 6:27 ¿Quién de ustedes, por mucho que se preocupe, puede añadir una sola hora
al curso de su vida?[c]
Mat 6:28 »¿Y por qué se preocupan por la ropa? Observen cómo crecen los lirios del
campo. No trabajan ni hilan;
Mat 6:29 sin embargo, les digo que ni siquiera Salomón, con todo su esplendor, se
vestía como uno de ellos.
Mat 6:30 Si así viste Dios a la hierba que hoy está en el campo y mañana es arrojada
al horno, ¿no hará mucho más por ustedes, gente de poca fe?
Mat 6:31 Así que no se preocupen diciendo: “¿Qué comeremos?” o “¿Qué beberemos?”
o “¿Con qué nos vestiremos?”
Mat 6:32 Porque los paganos andan tras todas estas cosas, y el Padre celestial sabe
que ustedes las necesitan.
Nuestra provisión no está en función de cómo se mueva la economía o de cómo si rija
el mundo, la economía de Dios funciona de manera muy diferente a la economía del
mundo y El ha prometido proveer todo lo que necesitemos de acuerdo a sus riquezas
que son ilimitadas, no las riquezas del mundo.

Filipenses 4:19
Flp 4:19 Así que mi Dios les proveerá de todo lo que necesiten, conforme a las
gloriosas riquezas que tiene en Cristo Jesús.
Abundancia
El diccionario de la RAE define abundancia como “Prosperidad, riqueza, bienestar”.

Hay una pregunta que debemos plantear: ¿Cómo llegamos a la abundancia en Dios?,
la respuesta a esta pegunta se encuentra, de manera muy clara, en

Proverbios 3:9-10:

Pro 3:9 Honra al SEÑOR con tus riquezas y con los primeros frutos de tus cosechas.
Pro 3:10 Así tus graneros se llenarán a reventar y tus bodegas rebosarán de vino
nuevo.

Dios quiere que lo honremos con nuestra mente, con nuestro corazón y con nuestras
cosas.

Debemos recordar que todo cuanto tenemos viene de Dios.

Todo lo que tenemos lo tenemos porque así le ha placido a Él.

Cuando tenemos la comprensión de que Dios es quien nos da todo, es impensable no


honrarlo con todo lo que tenemos, de hecho todo lo que tenemos ni siquiera es
nuestro, es de Él, nosotros solo fungimos como administradores de todo lo que él ha
puesto a nuestro cuidado.

Un problema muy serio en la actualidad es que vivimos en una sociedad


rotundamente materialista.

Damos valor a nuestra vida, y a la de los demás, de acuerdo a la cantidad y calidad de


cosas que poseemos.

Nuestro modelo de teléfono celular, la marca de nuestros zapatos, el modelo de


nuestro automóvil o el logotipo en la camisa que vestimos; hemos puesto nuestro
valor en las cosas.

Eso nos ha llevado a poner a las cosas mismas en un lugar de preeminencia en


nuestra vida.

Dios conoce lo que necesitamos, y Él como padre quiere solventar esa necesidad,
pero es muy diferente lo que necesitamos a lo que deseamos.
Hemos llegado a confundir provisión y abundancia de Dios con tener todo cuanto
nuestro ojo desean.
Los hijos de Dios hemos llegado a ser tan materialistas y superficiales como si no
conociéramos en absoluto las cosas mucho más valiosas que Dios nos ha dado, como
Jesús lo dijo en

Mateo 6: 25

Mat 6:25
De nada sirve preocuparse
6:25-33—Lc 12:22-31
»Por eso les digo: No se preocupen por su vida, qué comerán o beberán; ni por su
cuerpo, cómo se vestirán. ¿No tiene la vida más valor que la comida, y el cuerpo más
que la ropa?

La pregunta es ¿Honrarás a Dios con eso material que deseas, o solo es un deseo
egoísta?, el primer paso a la abundancia es honrar a Dios con nuestros bienes.

Otro punto muy importante en cuanto a la abundancia es la posición de nuestro


corazón.

Nuestro corazón no debe estar inclinado a las bendiciones, sino hacia aquel que da
las bendiciones.

Dios nunca nos va a dar algo que nos vaya a alejar de Él.

Las cosas materiales nos son útiles y ciertamente una estabilidad financiera es algo
totalmente deseable, pero las cosas nunca serán nuestra felicidad ni nuestra paz.

El autor de Eclesiastés nos deja esto muy claro:

Eclesiastés 2:1

La vanidad de los placeres


Ecl 2:1 Me dije entonces: «Vamos, pues, haré la prueba con los placeres y me daré la
gran vida.» ¡Pero aun esto resultó un absurdo!

Eclesiastés 2:7-11

Ecl 2:7 Me hice de esclavos y esclavas; y tuve criados, y mucho más ganado vacuno y
lanar que todos los que me precedieron en Jerusalén.
Ecl 2:8 Amontoné oro y plata, y tesoros que fueron de reyes y provincias. Me hice de
cantores y cantoras, y disfruté de los deleites de los hombres: ¡formé mi propio
harén![a]
Ecl 2:9 Me engrandecí en gran manera, más que todos los que me precedieron en
Jerusalén; además, la sabiduría permanecía conmigo.
Ecl 2:10 No le negué a mis ojos ningún deseo, ni a mi corazón privé de placer alguno,
sino que disfrutó de todos mis afanes. ¡Sólo eso saqué de tanto afanarme!
Ecl 2:11 Consideré luego todas mis obras y el trabajo que me había costado
realizarlas, y vi que todo era absurdo, un correr tras el viento, y que ningún provecho
se saca en esta vida.
El autor de Eclesiastés tuvo riqueza más que ningún otro, pero luego de desear todo
lo material que veían sus ojos y poseerlo, supo que las cosas no son lo más
importante en la vida.

El segundo paso en la abundancia es no inclinar nuestro corazón ante las cosas.

El tercer paso en la abundancia es bendecir a otros.

Dios pone cosas a nuestro cuidado no solo para satisfacernos nosotros, sino para
bendecir y mostrar el amor de Cristo con otras personas.

Las cosas que Dios nos da no son simplemente cosas, son oportunidades,
oportunidades para saldar las necesidades de otros.

¿Cuándo fue la última vez que compartiste lo que tenías con alguien?

2 Corintios8:14
2Co 8:14 En las circunstancias actuales la abundancia de ustedes suplirá lo que ellos
necesitan, para que a su vez la abundancia de ellos supla lo que ustedes necesitan.
Así habrá igualdad,
Dios pone abundancia en nosotros, no solo para nuestro disfrute, sino para que
seamos de bendición.
Sobreabundancia
Este tema ha sido de gran controversia, sobre todo por el mal manejo y mal
testimonio con el que se ha tratado.

Pero bíblicamente hablando es la única forma en la que Dios promete


sobreabundancia, se trata del diezmo.

Hay dos puntos de vista equivocados en cuanto al diezmo.

Uno es la llamada teología de la prosperidad, en la que el hombre pacta con Dios,


mediante algún objeto o dinero y quién no sea millonario es porque simplemente no
ama a Dios lo suficiente, tiene una maldición o se encuentra en pecado.

El primer error de esta teología es que el hombre tenga la iniciativa de un pacto con
Dios.

En todos los pactos hechos entre Dios y la humanidad Dios ha sido quien ha tomado
la iniciativa y se ha acercado al hombre, un pacto en el que el hombre sea quien se
acerque a Dios a hacer un trato simplemente no es bíblico.

Seguidamente, Dios no prometió que aquel que diezme será millonario de la noche a
la mañana y todos sus problemas se solucionarán instantáneamente.

El otro punto de vista erróneo es que no hay que diezmar ya que no estamos bajo la
ley.

Jesús mismo dijo que El no venía a quitar la ley ni a restarle importancia, sino más
bien a fortalecerla, Cristo le dio el verdadero significado a la ley.

De hecho un cristiano no debería limitarse simplemente al diezmo del salario, sino


poner todas sus posesiones, como vimos en los puntos anteriores, al servicio de Dios
y su reino, de todos modos, TODO PERTENECE A DIOS.

El diezmo y ofrenda no es algo que nosotros damos a Dios por iniciativa, sino que es
PROPIEDAD DE DIOS. Dios nos permite quedarnos con el noventa por ciento de todo
cuanto ganemos, el pide como gesto de adoración el diez por ciento.
Y Dios demanda esto en el libro de Malaquías:

Malaquías 3:8
Mal 3:8 »¿Acaso roba el hombre a Dios? ¡Ustedes me están robando! »Y todavía
preguntan: “¿En qué te robamos?” »En los diezmos y en las ofrendas.
Seguidamente Dios hace la promesa de sobreabundancia cuando somos fieles con
nuestros diezmos y ofrendas.

Debemos recordar que cuando diezmamos y ofrendamos lo estamos haciendo a Dios


porque creemos que El es fiel para cumplir lo que ha prometido y porque El es más
importante que cualquier posesión material.

Estamos renunciando al dinero y poniendo a Dios es primer lugar.

Este gesto de adoración es lo que nos hace pasar de la provisión de Dios, a la


abundancia y luego a la sobreabundancia.

Malaquías 3:10-12
Mal 3:10 »Traigan íntegro el diezmo para los fondos del templo, y así habrá alimento
en mi casa. Pruébenme en esto —dice el SEÑOR Todopoderoso—, y vean si no abro
las compuertas del cielo y derramo sobre ustedes bendición hasta que sobreabunde.
Mal 3:11 Exterminaré a la langosta, para que no arruine sus cultivos y las vides en los
campos no pierdan su fruto —dice el SEÑOR Todopoderoso—.
Mal 3:12 Entonces todas las naciones los llamarán a ustedes dichosos, porque
ustedes tendrán una nación encantadora —dice el SEÑOR Todopoderoso—.
El tema de las posesiones materiales usualmente es de discusión en las iglesias
cristianas, ¿Qué tanto debe tener un cristiano?, la respuesta es que Dios desea suplir
nuestras necesidades, tanto espirituales como materiales, pero Él no se ha
comprometido a satisfacer todos nuestros deseos.

Vimos también que el nos dará en abundancia cuando administremos debidamente lo


que tenemos, esto es: honrar a Dios y bendecir a otros.

Y que finalmente Él promete sobreabundancia cuando lo obedecemos y honramos con


nuestros diezmos y ofrendas.

Finalmente, lo más importante ante todo es tener nuestra vista y corazón puestos en
Dios.

En los buenos tiempos Él es Dios, y en los no tan placenteros Él sigue siendo Dios.

Su naturaleza no cambia, aunque cambien nuestras circunstancias.

Él es Dios es todo momento y eso es lo que nos define como hijos de Dios, no las
cosas que tengamos.
Ser rico no es tener mucho, sino necesitar poco, la riqueza comienza dentro de
nosotros mismos y de que tan priorizadas están nuestras necesidades.

Filipenses 4:11-13
Flp 4:11 No digo esto porque esté necesitado, pues he aprendido a estar satisfecho en
cualquier situación en que me encuentre.
Flp 4:12 Sé lo que es vivir en la pobreza, y lo que es vivir en la abundancia. He
aprendido a vivir en todas y cada una de las circunstancias, tanto a quedar saciado
como a pasar hambre, a tener de sobra como a sufrir escasez.
Flp 4:13 Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.

También podría gustarte