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Quimera de ninfa

Natalia Arteman

Que ardan

Una ola acaricia la arena. Todo es blanco.

No hay atrás y adelante. Ni pasado ni futuro. Las cosas nunca sucedieron o sucederán.

Todo se ve a través de un velo que el viento por momentos acuna.

La playa guarda tesoros a la vista de lo que nunca sucedió y nunca sucederá: un pañuelo
blanco de gasa, un anillo dorado, una caracola, una rama petrificada, una fruta, un libro. Un
teléfono. Todo blanco. Excepto un vestido, que no se ve aún. Es un secreto enterrado en la
arena, es negro y magistral.

La ola se retira y la ninfa respira. Respira naciendo. Mitad caracola, mitad dragón, mitad
mujer. Nace, como si hubiera estado ahogada millones de años. Es blanca por completo.

Ella escupe y de su boca sale una bruma negra. Ríe hasta el éxtasis.

Cuando la lengua descubre la verdad no bastan mil bestias para arrancar el dolor de aquí
dentro. ¿Dónde están los héroes del monte y la ballesta? Acobardados por mi presencia se
han escondido.

Alguien dijo las palabras correctas y tuve que despertar del sueño infinito. Ahora me
vendrán a recibir las inocentes, con un banquete digno de sirenas. Mientras tanto podré
recomponer el cuerpo de la quietud eterna y mitigar las dolencias acumuladas.

He sido traicionada. Quien me prometió lealtad buscó la llaga y clavó el cuchillo. Pero la
venganza se aproxima, viene hacia estas costas como un tifón que se alimenta de sangre.

Nací del Secreto y el Silencio, mis dos padres ausentes que me abandonaron en las raíces
de un árbol seco, allí me encontró la Luciérnaga y me amarró entre las malezas del
pantano. Millones de años sucedieron entre los primeros segundos y los últimos.
Presiento. Esta es la calma… antes de la tormenta.
Disfrutemos. Disfrutemos que no estaremos aquí en el segundo próximo.

Voy a contarles una historia. Una incógnita. Hace mucho tiempo conocí el amor… quiero
decirles que nos han engañado. No tiene la cara que todos creímos. Creímos que era el
rostro de la timidez, pero es un cazador. Con arco y flecha, certero, para herirte aquí. Voy a
vomitar. Un momento.

Ya pasó.

Entonces aquí la historia.


La ola la invade y la revuelca para caer en un sueño profundo. Todo es como el principio.
Ella también.

Despierta del ahogo.

Cuando la lengua descubre la verdad no bastan mil lágrimas para limpiar la culpa. Ahora
vendrá él a recibirme, voy a adornar mi cabello y oler a duraznos para que su corazón se
encoja ante mis pies. Me taparé los oídos, entonces su sonrisa me parecerá falsa e inutil
frente a mi fragilidad.

(Suena el teléfono. Suena diez veces. Ella se queda inmovil. Petrificada. No hace nada.
Absolutamente nada. Cuando el teléfono hace silencio ella respira aliviada)

Voy a contarles una historia. Un secreto. Hace mucho tiempo conocí el amor… quiero
decirles que es la magia en la carne. No hay que temer a la profundidad, aunque sientas
esa presión, ese ahogo que no calma, todo estará bien. Ahora vendrán por mí. Necesito
comprender el Sol para amarrar el tiempo a mis dedos. Envejezco. ¿Cuánto tiempo pasó?
Ayer era niña, hoy anciana. Vendrán por mí. Vengan por mí. Algo pasa, no escucho. ¿El
télefono tiene tono?

(Se dirige a tomar el teléfono, pero se detiene en el momento que este comienza a sonar.
Suena diez veces, ella no hace nada. Nada. El teléfono deja de sonar. Ella inspira con
dolor.)

Me juzgan los ojos de todos y de nadie. Están susurrando entre sus dientes putrefactos.

(Toma la rama petrificada y la coloca sobre su cabeza, se encorva y deforma convirtiéndose


en las Calamidades)

-Miren sus manos con escamas, las manchas son como un cielo de desilusiones, ásperas y
verdosas como hongos de pared abandonada. Sus ojos se hunden y desaparecen chiquitos
detrás de tantos pliegues y surcos. Horrible ser, aléjate de nosotras, fuera monstruo, al
rincón, no nos mires que nos contagias tus males, tu abandono.

(Soltando la rama de la cabeza y usándola como defensa, volviendo en sí. Pataleando


como si la tocaran por todas partes.)

¡Suéltenme! ¡Sueltenme! ¡Aléjense de mí! Por favor. ¡Por favor!.

(El espacio transmuta y aparece Luciérnaga. El estado se torna esperanzador.)

¡Hola! ¡Hola! Te traje un regalo. Toma una caracola. Yo ya no lo necesito, es para vos. Mira
su color, parece blanca, pero si miras con detención tiene todos los colores del mundo,
incluso el color que solo aparece en los sueños. ¿Te gusta? Fue mi casa mucho tiempo,
pero ahora me mudé, vivo en otra un poquito más grande. (Luciernaga le acaricia la mejilla)
Gracias. Te extraño todos los días, ahora es de noche, no- es de mañana. Pasa que este
Sol es confuso, no ilumina lo suficiente, por eso te extraño. Puedo contarte muchas cosas…
no quiero comer, nada tiene sabor, tampoco oigo bien porque siempre están hablando
fuerte. Susurran cosas… cosas malas, no me caen bien, me golpean y se ríen, pero ya me
vienen a buscar. No falta mucho. Necesito un reloj para que el tiempo se acomode, si no
todo parece infinito. En cambio si tuviera esas maquinitas que hacen “tic, tac, tic, tac, tic,
tac” Yo sabría si es tiempo o no es tiempo de salir. ¿Me trajiste un reloj? (...) Ah… bueno, no
pasa nada, la próxima vez. Cuando puedas, no importa. Gracias. Te quiero.

(Luciérnaga se va)

Resulta que Silencio y Secreto nunca aparecieron. Cómo les conté ayer… ¿o fue la semana
pasada? ¿O no les conté? Bueno, no importa. Nunca aparecieron, si hubieran aparecido, si
los hubiera conocido, creo que mi vida hubiera perdido sentido. Ellos nunca se hacen cargo
de sus acciones. Pero los busqué, los busqué por los corales y los cielos, por las cornisas y
los pantanos de miedo.

Cuando los buscaba conocí el amor. No es como me lo imaginaba. Es torpe, tímido y tiene
una vela encendida que se apaga todo el tiempo, y yo con los ojos tengo el poder del fuego,
entonces a cada rato miraba el cirio y lo encendía con las pupilas, era agotador.

Todo el tiempo tenía que permanecer mirando la llama para que no se apague. El amor, ahí.
Parado, rostro de nada, de pez, rostro de pez. Eso tiene, rostro de pez, ojos desorbitados y
ausentes. Eso me encantaba, al principio, y después también. Recuerden que yo tengo ojos
de antorcha porque soy mitad dragón, no sé si del lado de Silencio o del lago del Secreto,
pero Luciérnaga me educó para no quemar. Despacito - me decía - despacito. Y yo…

(Mira despacio)

Así, sosteniendo la fogata, una pequeña fogata para que Amor y yo estemos en calor.

Todas las mañanas, o noches, ya no me acuerdo, yo con mis brazos me enredaba en mil
nudos con cara de pez, y sentía el abrazo como un tesoro, un regalo único y preciado de
esa llama. Cuando debía separarme para danzar en los cielos de los dragones, o nadar con
mis amigas sirenas en las rocas del lecho marino, sentía que la llama estaba en peligro,
pero cuando volvía la llama estaba ardiendo, ardiendo eterna, y cara de pez me miraba con
un expresión de triunfo, de picardía…

¿Está sonando el teléfono? (...) Pregunto si suena el teléfono, porque estoy sorda. No
tendría que nadar tan hondo, ya me afecta.

(Tomando la fruta, intacta)

Alguien tocó mi fruta. Está sucia. Llena de gusanos. Seguro fueron ellas…

(Aparecen nuevamente las Calamidades. La rama sobre la cabeza. Se ríen)

- Sucia, sucia, sucia, sucia… podrida, olor a pescado. Cuidado con sus ojos que te
prende fuego… ¡Ay qué miedo! Largando escamas como bicho rastrero, llorando sus
mares entre las sábanas, tenemos un regalo para vos, una fruta… una fruta llena de
recuerdos.
(Desaparecen mientras Ella las espanta con la rama)

No escucho, estoy sorda. Dije que estoy sorda.


(Suena el teléfono. Ella lo escucha. Se acerca y atiende)

¿Hola? Sí. Soy yo, ella habla. (...) Estoy… ahora… eh… en la playa. Ya cae el sol, la brisa
me acaricia tibia, en cualquier momento vienen por mi, pero ¿no eras vos quién tenía que
llegar? ¿Seguro? Es que su voz es muy parecida. Hable más fuerte por favor.

(La tormenta invade la playa)

¡Que hable más fuerte! ¡Es que llueve y no lo escucho, por las gotas en el techo! ¡Hola!
¿Hola? ¡Hola!

(Ella es abatida por el viento, un tornado la absorbe y cae como al principio. Pausa.
Quietud. Ella se despierta del ahogo. Pero no puede moverse. Pesadilla.)

¡Mis huesos! ¡Mis huesos! ¡Alguien robó mis huesos! ¡Dolor, mil cuchillos en el alma, 1, 2, 3,
4, 5, 6, 7, 8… mil cuchillos. Manchas, me molestan las manchas, hay que limpiarlas. Por
favor. No salen de los ojos.

(Va calmando su respiración, de a poco sale de la pesadilla y recobra el movimiento de su


cuerpo, mira sus manos. Una vez que termina de reconocer su cuerpo, se yergue y va hacia
el libro. Busca algo. No ve bien)

Aquí estaba la historia que olvidé, pedí que me lo guardaran para poder recordar. Pero está
lleno de manchas, está lleno de manchas, lleno de manchas.

(Comienza a querer limpiar las manchas de las hojas con su manos, con su lengua,
comienza a desesperar porque las manchas no se van, entonces comienza a ver las
manchas en todas partes, arranca las páginas del libro y las arroja por toda la playa, para
limpiar las manchas. Resulta imposible y agotador. Cae enterrando sus manos en la arena y
encuentra el anillo.)

¡Promesa! tanto tiempo creyéndote perdida y aquí estás (coloca el anillo en su dedo) ¡que
barbaridad! Pero estás como siempre, hermosa, radiante. No hay nadie como vos, tan
seductora, tan amable, tan esperanzadora, me hiciste mucha falta Promesa, no te miento si
te digo que te creí muerta, o perdida en algún rincón con Silencio y Secreto.

Gracias por volver a mí, podemos ahora juntas adornar las nubes del ocaso, o mojarnos con
la espuma del sodio mientras nuestros vestidos se tiñen de mar. Todo está muy bien, todo
está excelente, todo está grandioso, ¿cómo te explico? Nunca viví años mejores. Tengo
amigas, me regalan fruta, me cuentan cuentos, cantan canciones. Canciones muy
divertidas. Puedo cantarte una… sí… a ver… empieza… (Tararea confundida) No así no
era, no… (Descubre que el anillo ya no está) No, no, no, no. ¡Promesa!

(Busca entre sus ropas, en la arena, en todas partes, su búsqueda se torna una obsesión)
¿Dónde está mi fruta? Aquí está. (Muerde la fruta. Exultante. ) Manjar de los dioses, vibro
las tormentas del cosmos, bienvenida vida, bienvenida marea, veo que se acerca el ejército
de Sirenas a rescatarme, pero allí por el monte, llega él, estoico, con la llama entre sus
manos. ¿Qué hago? Esperé años, siglos, millones de granos de arena consumidos en mis
yemas. Es hora de consultar el oráculo. Otra mordida.

(Vuelve a morder la fruta y toma el pañuelo blanco de gasa. Sentada se sienta sobre sus
tobillos y el Oráculo aparece)

- Despierta.
Estoy aquí.
- Despierta,
Estoy despierta.
- Despierta.
¿Qué hago?
- Ponte de pie.

(Al pararse el velo se cae y ella ve sin manchas)

No puedo volver al mar, no puedo navegar el cielo, tampoco puedo ir hacia el monte, porque
lo que haga será un error, mejor esconderme en el límite donde las olas terminan y
comienza la tierra. ¿Cuál es el punto exacto? A ver, ¿aquí? ¿Aquí? ¿Es este?

(La ola la cubre de nuevo por completo y cae en el sueño profundo.


La ola se retira y la ninfa respira. Respira naciendo. Mitad caracola, mitad dragón, mitad
mujer. Nace, como si hubiera estado ahogada millones de años. Es blanca por completo.

Ella escupe y de su boca sale una bruma negra. Ríe hasta el éxtasis.)

Cuando la lengua descubre la verdad no bastan mil bestias para arrancar el dolor de aquí
dentro. ¿Dónde están los héroes del monte y la ballesta? Acobardados por mi presencia se
han escondido.

Alguien dijo las palabras correctas y tuve que despertar del sueño infinito. Ahora me
vendrán a recibir las inocentes, con un banquete digno de sirenas. Mientras tanto podré
recomponer el cuerpo de la quietud eterna y mitigar las dolencias acumuladas.

He sido traicionada. Quien me prometió lealtad buscó la llaga y clavó el cuchillo. Pero la
venganza se aproxima, viene hacia estas costas como un tifón que se alimenta de sangre.

Mientras tanto… (Desentierra el vestido negro y se lo coloca. El viento azota la playa. El


mar es inclemente, ella es la furia contenida de mil demonios. Cuando termina de colocarse
el vestido negro, toma el teléfono y marca, espera a que contesten y habla firme, sin
titubeos)

Hola. Mi nombre ya no importa, porque soy todos los nombres en uno y una en todo los
nombres. Me hiciste daño, simplemente, sin razones. Porque los dioses te han dado el
poder de decir y desdecir a tu antojo, porque sos cruel, como la espada. Porque no puedes
ser más que lo que han forjado en tus huesos sin carne.

Maldigo el día en que me rendí a tu cara de pez, pensando en que tu presencia me


revelaría el Secreto y el Silencio, pero no eras más que un gusano sanguinario, haciendo lo
mismo una… y otra vez…. una y otra vez y lejos de mitigar mi dolor, tomando las culpas
correspondientes, me pusiste en la hoguera y me señalaste como culpable de todos los
males del mundo y del tiempo antes del tiempo.
Creí durante una eternidad que el Oráculo me decía que estaba sumergida en un sueño,
pero en realidad estaba despierta en la pesadilla, con un velo en los ojos.

Aquí estoy, para comerte, para masticarte entre mis dientes de dragón y luego vomitarte
para que vuelvas al lugar donde perteneces. Una prisión de susurros maliciosos. Tormentos
eternos en soledad yo profeso en tu vida. Desde ahora y para siempre decrépito, impotente
y gusano, gusano, gusano.

(Corta y ríe, ríe de felicidad, sin el peso de los mil años en sus hombros. Luciernaga
aparece)

¡Hola! Hermosa, volviste. Te acordaste de mí. Todo está bien, todo está en calma. No puedo
irme ahora, me esperan mis amigas, jugaremos y comeremos fruta hasta el empacho, hoy
tocan duraznos, duraznos otra vez. No puedo irme, no, por favor, por favor, todo está bien
ahora… No, no, no. (De la súplica va a el enojo y luego a la ira) ¿Quién sos? No te conozco,
déjame en paz, déjame sola, ayuda, alguien me molesta. Ayuda.

(Aparecen las Calamidades. La molestan. La tocan y golpean mientras se ríen. Ella se


desespera, como quién tiene un enjambre de abejas sobre sí)

Déjenme en paz. Silencio. (Suena el teléfono. Aparecen las manchas) Basta, ayuda, quiero
salir, las manchas, me vienen a buscar, ahora me vienen a buscar, ya llegan, están
llegando…

(Llega la ola, la toma, la envuelve, ella flota por un momento en la calma completa, sonríe, y
luego, el mar la devora)

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