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Cada año, al acercarse la Semana Santa, celebro una cena

pascual judía con mis feligreses. En alguna ocasión he


tenido que celebrar más de una, porque son muchos los que
tienen interés por conocer este importantísimo rito judío. Las
personas que participan se encargan de preparar los platos
típicos de la cena (hierbas amargas, dulces, panes sin
fermentar, etc.). No podemos olvidar que, para el pueblo de
Israel, la cena pascual es el momento en que se reafirma la
propia identidad como pueblo de la Alianza, al celebrar el
memorial de la salida de Egipto y de la liberación de la
esclavitud. En esta noche santa, se aprovecha para recordar
las cuatro grandes noches de la Historia de la Salvación (la
Creación, la Alianza con Abrahán, la salida de Egipto y la
noche de la futura manifestación del Mesías). Los judíos
contemporáneos aprovechan la celebración para actualizar
las intervenciones de Dios a favor del pueblo recordando
otros acontecimientos posteriores (la persecución nazi, el
levantamiento del Gheto de Varsovia, la creación del Estado
de Israel...). Para los cristianos es importante conocer y
valorar este ritual, porque en el transcurso de una cena
pascual (la Última Cena) tuvo lugar la institución de la
Eucaristía. Os propongo el ritual de la cena pascual, con
algunas abreviaciones para simplificarlo.

"HAGGADÁ DE PESAJ"
(CENA PASCUAL JUDÍA)
Por la mañana se busca el pan y otros alimentos fermentados que pueda haber en
la casa. Se queman con unas oraciones. Por la tarde, antes de que brille la primera
estrella, la madre de la casa enciende el candelabro ritual (la Menorá), mientras
canta una bendición:

Bendito seas, Señor Dios nuestro, Rey del universo, autor de la


luz y de los astros. Bendito seas, Señor Dios nuestro, Rey del
universo, que nos has dado la vida, nos la conservas y nos has
reunido aquí en este día de fiesta.

 
1- KADESH (=SANTIFICA la primera copa)

Presidente. «Pasó una tarde, pasó una mañana, el día sexto. Así


terminó Dios los cielos y la tierra y todos sus habitantes, y el
séptimo día descansó de todas sus obras. Y bendijo Dios el día
séptimo y lo santificó».

Todos. Bendito seas Tú, ¡oh Eterno!, nuestro Dios, Rey del


universo, que nos elegiste entre todas las naciones y nos
elevaste por encima de todos los pueblos, que nos santificaste
con Tus mandamientos y nos diste con amor fiestas para la
alegría y este día de los ázimos, conmemoración de nuestra
libertad, santa convocación en memoria de la salida de Egipto.
Bendito seas Tú, ¡oh Eterno! que santificas a Israel y las
festividades.

Presidente. Bendito seas tú, ¡oh Eterno!, Dios nuestro y Rey del


universo, que creas la luz del fuego. Bendito seas tú, ¡oh Eterno!,
que estableces la distinción entre lo sagrado y lo profano, entre la
luz y la oscuridad, entre Israel y las demás naciones, entre el
sábado y los otros seis días. También distinguiste y santificaste a
tu pueblo Israel en tu santidad. Bendito seas por distinguir entre lo
sagrado y lo profano.

Todos. Bendito seas Tú, ¡oh Eterno!, Dios nuestro, Rey del


universo, que nos mantuviste con vida, nos guardaste y nos
permitiste alcanzar este tiempo.
(Recostados sobre el lado izquierdo, se apura la primera copa.)

2- U-RJATZ (=LAVA las manos)


El lavado tiene sentido de purificación ritual, antes de empezar las oraciones
(deseo de limpieza interior para que Dios acoja nuestro culto, como pide Is
1,16: "Limpiaos, lavaos las manos, aprended a hacer el bien y olvidad el mal").

3- KARPAS (=MOJA el apio en el agua salada)


Este rito recuerda la miseria de los antepasados en Egipto. Cada uno de los
comensales, al comerla, dice:
Bendito seas Tú, ¡oh Eterno!, Dios nuestro, Rey del universo, que
creas el fruto de la tierra.

4- YAJATZ
El que preside parte en dos la matzá (pan ázimo). El pan sin fermentar recuerda al
mismo tiempo el pan de la aflicción de Egipto y la rapidez con la que los israelitas
tuvieron que preparar las cosas y salir de Egipto después de la 10ª plaga. La mitad
se guarda para afikoman. Después de la destrucción del Templo,
el afikoman sustituye al cordero pascual.

5- MAGUID
Alguien abre la puerta, por si llega alguien.

Este es el pan de la aflicción que comieron nuestros padres en


Egipto. Todo el que tenga hambre, que venga y coma. Todo el
que tenga necesidad, que venga y celebre con nosotros el Pesaj.
Este año todavía aquí; ¡el año que viene en tierra de Israel! Este
año, todavía siervos, ¡el año que viene, libres!

6- HAGADÁ
Se llena la segunda copa, y el menor de los presentes, dice:

¿Por qué es distinta esta noche de las otras noches?

Todas las noches nos vamos pronto a la cama y esta noche


permanecemos levantados hasta tarde. Las otras noches
comemos pan fermentado o sin fermentar; esta noche
sólo matzá. Todas las noches comemos cualquier verdura; esta
noche sólo hierbas amargas. Todas las demás noches no
tenemos que mojar los alimentos ni una vez; esta noche, dos
veces.

Todos. Esclavos fuimos del Faraón de Egipto, y el Eterno,


nuestro Dios, nos sacó de allí con mano firme y brazo extendido.
Y si el Santo -bendito sea- no hubiese sacado a nuestros padres
de Egipto, entonces nosotros, nuestros hijos y los hijos de
nuestros hijos, aún seríamos esclavos de Faraón en Egipto. Y
aunque fuéramos todos sabios, todos inteligentes, todos
ancianos, todos conocedores de la Torá, sería deber nuestro
narrar la salida de Egipto. El que relate detenidamente el Éxodo
de Egipto, merece elogios.

Presidente: Cuentan que varios rabinos estaban reunidos para el


Seder pascual, y comentaron durante toda la noche la salida de
Egipto, hasta que llegaron sus discípulos y les dijeron: "Maestros,
ha llegado la hora de recitar el Shemá de la mañana". Dijo Rabí
Eleazar Ben Azariá: "Tengo setenta años y no había entendido
por qué tenemos que hablar del Éxodo de Egipto en la oración de
esta noche, hasta que Ben Zomá interpretó el pasaje bíblico: Está
escrito: Te acordarás de tu salida de Egipto todos los días de tu
vida (Dt 16,3). Los días de tu vida se refieren sólamente a los
días. Todos los días de tu vida implica también las noches". Los
sabios añaden: los días de tu vida significan la vida presente,
mientras que todos los días de tu vida se refieren también a los
tiempos del Mesías.

Todos: Bendito sea el Omnipresente; alabado sea Él. Bendito


sea el que dio la Torá a su pueblo Israel; alabado sea.

Presidente: De cuatro hijos nos habla la Torá: uno sabio, otro


malvado, otro simple y otro que aún no sabe preguntar. El sabio
(ansioso de aprender) pregunta ¿Cuáles son las normas y
preceptos que el Señor nos mandó? Hay que responder
contándole las tradiciones de la Pascua. El malvado dice ¿Qué
significa este rito para vosotros? ¿Para vosotros y no para él?
Puesto que se excluye a sí mismo de la comunidad respóndele
que el Señor te sacó a ti de Egipto y a él no, porque si hubiera
estado allí no lo habría sacado. El simple dice ¿Qué es esto? A
éste le explicarás que el Señor nos sacó con mano firme de la
esclavitud. También explicarás las cosas al que no sabe
preguntar.
Sigue una larga explicación, elemento por elemento, de todas las tradiciones y
textos referidos a la salida de Egipto y a la celebración de la Pascua.

Todos. Bendito sea el que cumple la promesa a Israel. ¡Alabado


sea! Pues el Santo -¡bendito sea!- determinó de antemano el fin
de nuestra esclavitud, para cumplir lo que prometió a nuestro
padre Abrahán, como está escrito: "Tus descendientes serán
extranjeros en una tierra que no será tuya. Los esclavizarán y los
atormentarán cuatrocientos años. Pero juzgaré también al pueblo
al que habrán de servir, y después saldrán con grandes riquezas".
Y esta promesa sostuvo a nuestros padres y a nosotros. Pues no
fue sólo un enemigo el que se alzó contra nosotros para
aniquilarnos, sino que en todos los tiempos se han levantado
contra nosotros para exterminarnos. Pero el Santo -¡bendito sea!-
nos salva de sus manos.

Se coloca la copa al centro y se descubren las matzot (los panes


sin fermentar). El mayor de los presentes continúa explicando las
tradiciones de Pascua (el núcleo de las enseñanzas de la cena),
hasta que llega a los castigos contra los Egipcios. Mientras se
enumeran las diez plagas se van sacando unas gotas de vino con
el dedo de la copa, para no apurar del todo la copa de la alegría,
que es el resultado de la muerte de muchas personas.

Todos. Estas son las 10 plagas que el Santo -¡bendito sea!-


infligió a los egipcios en Egipto, enumeradas así: 1) sangre, 2)
ranas, 3) piojos, 4) fieras salvajes, 5) peste, 6) sarna, 7) granizo,
8) langosta, 9) oscuridad, 10) muerte de los primogénitos.
Se explican las distintas tradiciones sobre cada una de las plagas. Después de las
explicaciones sobre las plagas viene el canto del Dayenú.

7- DAYENÚ

¡Cuántos beneficios nos ha dado el Señor!

Si nos hubiera sacado de Egipto, sin juzgar a sus habitantes, nos


habría bastado.

Si los hubiera juzgado sin vengarse de sus dioses, nos habría


bastado.

Si hubiera juzgado a sus dioses sin matar a sus primogénitos, nos


habría bastado.
Si hubiese matado a sus primogénitos sin darnos sus bienes, eso
nos habría bastado.

Si nos hubiera dado sus bienes sin partir el mar para nosotros,
eso nos habría bastado.

Si hubiese partido el mar para nosotros sin hacernos pasar a pie


seco por él, eso nos habría bastado.

Si nos hubiese hecho pasar a pie seco por él sin ahogar en él a


nuestros enemigos, eso nos habría bastado.

Si hubiese ahogado a nuestros enemigos sin proveernos en el


desierto durante 40 años, eso nos habría bastado.

Si nos hubiese abastecido durante 40 años sin darnos el maná,


eso nos habría bastado.

Si nos hubiera alimentado con el maná sin darnos el sábado, eso


nos habría bastado.

Si nos hubiese dado el sábado sin llevarnos al Monte Sinaí, eso


nos habría bastado.

Si nos hubiese llevado al Monte Sinaí sin darnos la Torá, eso nos
habría bastado.

Si nos hubiese dado la Torá sin conducirnos a la tierra de Israel,


eso nos habría bastado.

Si nos hubiese conducido a la tierra de Israel sin edificar el


Templo para nosotros, eso nos habría bastado.

No es, pues, un favor lo que debemos a Dios, sino muchos,


muchísimos: nos sacó de Egipto, juzgó a sus habitantes, enjuició
a sus dioses, hizo morir a sus primogénitos, nos dio sus bienes,
partió el mar para nosotros, nos hizo pasar a pie seco por él,
ahogó a nuestros enemigos, nos abasteció en el desierto durante
40 años, nos alimentó con el maná, nos dio el sábado, nos llevó
al Monte Sinaí, nos dio la Torá, nos condujo a tierra de Israel y
edificó el Templo para absolvernos de todos nuestros pecados.
Presidente: Rabí Gamaliel enseñaba: "el que no hable en Pesaj
de las tres cosas siguientes, no cumple con su deber. Ellas
son: Pesaj (cordero pascual), matzá (pan ázimo) y maror (hierbas
amargas)". (Se explican las tradiciones sobre cada una).

Todos: Es obligación de cada uno, en cada generación,


considerar como si él mismo hubiese salido de Egipto. Pues está
dicho: "Contarás a tu hijo aquel día: Por tal razón obró el Eterno
en mi favor, cuando salí de Egipto" (Ex 13,8). El Santo -¡bendito
sea!- no liberó sólamente a nuestros antepasados, sino, junto con
ellos, también a nosotros, según está escrito: "Y nos sacó de allí
para traernos y darnos la tierra que juró a nuestros padres" (Ex
13,8). Por eso nos corresponde agradecer, alabar, glorificar,
ensalzar, exaltar, bendecir, enaltecer y adorar a quien realizó
todos estos milagros en favor de nuestros padres y de nosotros.
Nos llevó de la esclavitud a la libertad, de la tristeza a la alegría,
del luto al día festivo, de las tinieblas a la luz, de la sujeción a la
redención. Cantemos, pues, un canto nuevo: Aleluya -¡Alabad a
Dios!-.

8- HALEL
Vienen a continuación los salmos del Halel (113-118). Algunos se cantan antes y
otros después de la comida.

Aleluya. Alabad, siervos del Señor, alabad el nombre del Señor.

Bendito sea el nombre del Señor desde ahora y por siempre.

De la salida del sol hasta su ocaso alabado sea el nombre del


Señor.

El Señor es excelso sobre todas las naciones, su gloria sobre los


cielos.

¿Quién como el Señor, Dios nuestro, que reina en las alturas

y se abaja para mirar cielos y tierra?

Él levanta del polvo al desvalido y alza de la basura al pobre


para sentarlo con los príncipes de su pueblo;

convierte a la estéril en madre feliz de hijos. Aleluya.

Cuando Israel salió de Egipto, la familia de Jacob de un pueblo


bárbaro,

Judá se convirtió en su santuario, Israel en su dominio.

El mar, al verlos, huyó; el Jordán se volvió hacia atrás;

los montes saltaron como carneros, las colinas como corderos.

¿Qué te pasa, mar, que huyes, y a ti, Jordán, que te echas atrás?

¿Y a vosotros montes, que saltáis como carneros; colinas, que


saltáis como corderos?

En presencia del Señor se estremece la tierra; en presencia del


Dios de Jacob,

que convirtió la peña en un estanque y la roca en manantial.


Inclinándose hacia la izquierda, se toma la segunda copa de vino, después de decir
la siguiente bendición:

Presidente: Bendito seas Tú, oh Eterno, Dios nuestro y Rey del


universo, que creas el fruto de la vid.

9- RAJATZ (LAVADO antes de cenar)


Los presentes se lavan las manos nuevamente, después de pronunciar la siguiente
bendición:

Bendito eres Tú, oh Eterno, Dios nuestro y Rey del universo, que
nos santificaste con tus preceptos y nos ordenaste lavarnos las
manos.

10- KOREJ
El jefe de la casa toma la matzá superior en la mano y dice la bendición. Toma
la matzá de en medio y dice la bendición. Después come un pedacito de cada una.
A continuación da un trozo a cada comensal, que las come después de decir las
mismas bendiciones:

Bendito seas tú, oh Eterno, Dios nuestro y Rey del universo, que
nos santificaste con tus preceptos y sacas de la tierra pan.
Bendito seas tú, oh Eterno, Dios nuestro y Rey del universo, que
nos santificaste con tus preceptos y nos ordenaste comer
la matzá.
El que preside moja alguna hierba en el jaroset y dice la bendición. Después la
come. Todos dicen la misma bendición y comen.

Bendito seas tú, oh Eterno, Dios nuestro y Rey del universo, que
nos santificaste con tus preceptos y nos ordenaste comer hierbas
amargas.

Presidente: Esto es en memoria del Templo, según lo practicó


Hilel. Así lo hacía, cuando el Templo aún existía. Solía envolver
el maror en matzá y comerlo todo junto, para cumplir con lo
ordenado: "Comerán el cordero pascual con matzot y
maror" (Num 9,11).

11- CENA
Se prepara la mesa, se sirve la cena, que debe terminar antes de la media noche. Al
concluir, el jefe de la casa toma la media matzá que había guardado para afikoman
y da un pedacito a cada uno de los asistentes, que lo comen. Se llena la tercera
copa y (si hay presentes más de diez hombres) se bendice con la siguiente
oración. (Si hay menos hombres, sólo se hacen las últimas oraciones).

12- BENDICIÓN DESPUÉS DE CENAR

Presidente. Señores, digamos la bendición.

Todos: Sea alabado el nombre del Eterno, desde ahora y para


toda la eternidad.

Presidente. Bendito sea Aquél de cuya abundancia hemos


comido.
Todos: Bendito Aquél de cuya abundancia hemos comido, y por
cuya gran bondad vivimos. Bendito sea Dios y bendito su nombre.
Bendito seas Tú, oh Eterno, Dios nuestro y Rey del universo, que
alimentas, en tu gran bondad, al mundo entero. Con tu favor y
misericordia nutres a todas tus criaturas, porque tu clemencia es
infinita. Tu gran bondad jamás nos ha fallado. No nos falte nunca
el alimento que necesitamos, por amor a tu sublime nombre.

Presidente. Dios es el que nutre y sostiene a todos, favorece a


todos y prepara el sustento a todos los seres que creó. Bendito
seas Tú, oh Eterno, que provees de alimento a todos.

Todos: Te damos gracias, oh Eterno, Dios nuestro, porque diste


a nuestros padres como heredad una tierra buena, amplia y
deseada; porque nos sacaste de Egipto y nos rescataste de la
esclavitud; por la señal del pacto que impusiste en nuestras
carnes, por la Torá que nos enseñaste y por hacernos saber tus
preceptos. Te damos las gracias por la vida, por la gracia y por la
clemencia con que nos favoreciste, y por el alimento con que nos
sustentas siempre, a diario, en todo momento y a todas horas.

Presidente. Por todas estas bendiciones, oh Eterno, te damos


gracias y te bendecimos, según las palabras de tu
Torá: "Comerás y te hartarás y bendecirás al Eterno, tu Dios, por
la buena tierra que te ha dado". Bendito seas Tú, oh Eterno, por
la tierra y por nuestro mantenimiento.

Todos: Apiádate, oh Eterno, Dios nuestro, de nosotros y de tu


pueblo, Israel; de Jerusalén, tu ciudad y de Sión, morada de tu
gloria; de tu Templo grande y santo, llamado por tu nombre.
Padre nuestro, sé Tú nuestro Pastor; nútrenos, sosténnos, provee
a nuestras necesidades y líbranos pronto de todas nuestras
angustias. ¡Oh Eterno, Dios nuestro! Haz que no tengamos
necesidad de limosna o de préstamos de mano de otras
personas, sino únicamente de tus manos generosas y abiertas,
llenas de bien. Así no nos avergonzaremos nunca.

Presidente. Dios nuestro y Dios de nuestro padres, surja ante ti


el recuerdo de nuestra existencia y sea oída y aceptada nuestra
memoria con benevolencia. Lo mismo nuestra suerte que la
suerte y la memoria de nuestros padres y del Ungido, hijo de tu
siervo David. Sea acogido el recuerdo de Jerusalén, morada de tu
santidad, y el de todo tu pueblo Israel, para gracia y para favor,
para compasión, vida y paz en este día de la fiesta de los Ácimos.
Recuérdanos, oh Eterno, Dios nuestro, para bien y para bendición
nuestra, y guárdanos con vida. Con tu promesa de gracia y de
salvación ten compasión y misericordia para con nosotros.
Nuestros ojos se alzan a ti, porque Tú eres Dios, lleno de gracia y
de bondad.

Todos: Reconstruye la santa ciudad de Jerusalén, pronto y en


nuestros días. Bendito seas Tú, oh Eterno, que reconstruyes, en
tu misericordia, Jerusalén. Amén.

Presidente. Bendito seas Tú, oh Eterno. Sea alabado el


Misericordioso entre nosotros por todas las generaciones y
glorificado por todos los tiempos.

Todos: Dios misericordioso nos conceda que ganemos nuestra


vida honradamente. Rompa el Clemente el yugo que nos oprime,
y nos lleve a nuestra tierra libres y erguidos. El Clemente nos
colme con bendición abundante a nosotros y a esta mesa en la
que hemos comido. Nos envíe Dios misericordioso al profeta
Elías, de bendita memoria, para que nos dé buenas noticias de
Redención y Consuelo.

Presidente. El Misericordioso bendiga (a mi padre y maestro), al


dueño de este hogar, (a mi madre y educadora), a la dueña de
esta casa; a ellos, su casa, sus hijos y a todo lo que es de ellos, a
nosotros y lo que es nuestro, como fueron bendecidos nuestros
antepasados Abrahán, Isaac y Jacob, en todo, de todo, con todo.
Así nos bendiga a todos nosotros juntos, con su bendición
completa. Y digamos Amén.

Todos: Háblese de ellos en las alturas celestiales con justicia, lo


mismo que de nosotros, para que tengamos paz duradera y
recibamos la bendición y bondad de Dios, nuestro Salvador. Que
hallemos gracia y comprensión ante Dios y ante los hombres.

Presidente. Que nos tenga el Clemente por merecedores de la


venida del Mesías y de la vida futura. Él, que engrandece la
Redención de su Rey y muestra amor a su Ungido, David y a sus
descendientes para siempre. Creador de las armonías celestes,
trae la paz para nosotros y para todo Israel. Amén.
Todos: El Eterno dé fuerza a su pueblo. El Eterno bendiga a su
pueblo con la paz.

Presidente. Bendito seas Tú, oh Eterno, Dios nuestro y Rey del


universo, que creas el fruto de la vid.

Se bebe la tercera copa. Se prepara la cuarta y se coloca una


copa para el profeta Elías en el centro de la mesa. Se abre la
puerta de la casa para que el profeta pueda entrar. La llegada de
Elías anunciará la era mesiánica en que desaparecerán la
opresión y la guerra y se volverán los corazones de los padres
hacia los hijos y de los hijos hacia los padres. Se rezan los
Salmos 115-118 y otras oraciones de alabanza.

13- GRAN HALEL

Alabad al Señor todas las naciones, aclamadlo todos los pueblos.

Grande es su amor hacia nosotros, su fidelidad dura por siempre.


¡Aleluya!

Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su


misericordia.

Que lo diga la casa de Israel: eterna es su misericordia.

Que lo diga la casa de Aarón: eterna es su misericordia.

Que lo digan los que aman al Señor: eterna es su misericordia.

14- ORACIÓN POR LA RESTAURACIÓN DE ISRAEL

Y CANCIONES TRADICIONALES

Presidente. ¡El año próximo, en Jerusalén!

Todos: Bendito seas Tú, oh Eterno, Dios nuestro y Rey del


universo, que creas el fruto de la vid.
Presidente. Bendito seas Tú, oh Eterno, Dios nuestro y Rey del
universo, por el fruto de la vid, por todos los productos del campo
y por la tierra buena y amplia, que es la de tu deseo, y que Tú
elegiste y regalaste a tu pueblo Israel, para que comiese de su
fruto y gozase de su abundancia.

Todos: Ten piedad de nosotros, oh Eterno, Dios nuestro, de tu


ciudad Jerusalén y de Sión, morada de tu gloria, de tu altar y de
tu Templo. Reconstruye tu santa ciudad de Jerusalén pronto, en
nuestros días. Llévanos allí pronto, y danos alegría allí, para que
gocemos de su delicia y para que te bendigamos allí en santidad
y en pureza. Y recuérdanos para bien en este día del Pesaj,
porque Tú eres bueno y clemente para con todos. Bendito seas
Tú, oh Eterno, por la tierra y por el fruto de la vid.

Presidente. Ha terminado el Séder de Pesaj en todos sus


detalles, como lo prescribe la ley y las costumbres. Tal como nos
ha sido concedido prepararlo ahora, así merezcamos festejarlo en
el futuro. ¡Oh Inmaculado que resides en los cielos!, levanta a tu
pueblo, al que no se cuenta (Num 23,10).
(Se recita la bendición, se bebe la 4ª copa y se cantan los himnos tradicionales).

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