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Parroquia Sagrada Familia de Nazareth, Col.

Tres Cruces, Puebla, Pue

HORA SANTA DE SANACIÓN Y LIBERACIÓN

11. OFRECIMIENTO

S. Iniciamos, hermanos y hermanas, esta Hora Santa ofreciéndola por la liberación y la


sanación de todos nosotros el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

R. Amén.

S. Señor Jesucristo, otro jueves más nos congregamos junto a ti en esta audiencia que
nos concedes bondadoso cada semana. Somos tus amigos, Señor. Tú nos amas, y queremos
corresponder a tu amor. Somos los creyentes de esta comunidad cristiana. Tenemos
hambre de ser santos, aunque somos pecadores. Y sentimos tu llamada a ser apóstoles
entre nuestros hermanos.

Creemos, Señor, que Tú eres el camino único que conduce al Padre. Pero son muchos los
hombres, hermanos nuestros, que andan perdidos sin saber que han sido creados por Dios
y para Dios. Ignoran que Tú los has rescatado con el precio de tu Sangre. No atinan a dar
sentido a su vida, y no aspiran a ocupar el lugar que Tú les tienes preparado en tu gloria.
Por nosotros, los creyentes, y por los que no te conocen, venimos a rogarte, Señor.

Te agradecemos el regalo de la vida y el tesoro de la Fe; la alegría y la Esperanza que


arraigas en nuestros corazones; el don del Amor y la ilusión que nos das de ayudarte en la
salvación de nuestros hermanos.

Venimos a adorarte, Jesús, porque eres el Hijo de Dios, Uno con el Padre y el Espíritu
Santo. Vives desde siempre y para siempre. Posees la plenitud de la gracia y eres la
Sabiduría y la Verdad. Junto con el Padre creaste todas las cosas y te ha sido dado todo
el poder en el cielo y en la tierra. Eres digno de adoración, gloria y alabanza por siempre.

Por eso te agradecemos que te hayas hecho hombre; que estés formado de nuestro
mismo barro; que conozcas nuestras angustias, depresiones y miedos; que hayas
saboreado nuestras mismas alegrías, ilusiones y éxitos.

Maestro, hablanos al corazón, porque tu palabra nos alienta y nos perdona, ilumina
nuestra vida y nos hace sabios con la sabiduría de Dios.

Te queremos escuchar hoy con la atención de María de Betania; con la fe de los doce
Apóstoles, con el amor de María tu Madre, que atesoraba en su corazón tus gestos y tus
palabras, para meditarlos y hacerlos vida. Ayúdanos a mantenernos vigilantes y atentos
como Ella en esta hora de adoración.

R. Amén.
Parroquia Sagrada Familia de Nazareth, Col. Tres Cruces, Puebla, Pue

Se entona el canto: Altísimo Señor .

11. Perícopas de los Santos Evangelios.

"ARDIENTEMENTE HE DESEADO"

"Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de
este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en este mundo, los amó
hasta el fin" (Juan 13,1-2). "Cuando llegó la hora, se puso a la mesa con los apóstoles y les
dijo: Ardientemente he deseado comer esta pascua con ustedes antes de padecer;
porque les digo que ya no la comeré más hasta que halle su cumplimiento en el Reino de
Dios" (Lucas 22,14-16). "Y mientras estaban comiendo, tomó Jesús pan y lo bendijo, lo
partió, y dándoselo a sus discípulos, dijo: Tomen, coman, esto es mi cuerpo. Tomó luego
una copa y, habiendo dado gracias, se la pasó diciendo: Beban de ella todos, porque esta
es mi sangre de la Alianza, que es derramada por todos para el perdón de los pecados".
(Mateo 26,26-28). "Hagan esto en conmemoración mía" (Lucas 22,19).

12. Reflexión bíblica.

El Corazón de Cristo vibra en la Última Cena con unos sentimientos sublimes, imposibles
de expresar ni comprender. Jesús nos abre su alma de par en par. Esta noche, ante el
odio de los enemigos que han jurado su desaparición, parece como si Jesús dijera: -Los
hombres me quieren echar del mundo, ¡pues yo no me quiero ir! Los hombres me gritan:
¡Fuera! Y yo les respondo: ¡No me voy! ¡Con los míos me quedo!

Es entonces cuando toma el pan y agarra la copa, mientras nos dice: -Yo les doy esto; me
doy yo, y no por un instante, no por esta noche nada más, sino para siempre, hasta que
vuelva a ustedes al final del mundo.

Encargo que recogió San Pablo: "Por lo mismo, cada vez que coman este pan y beban este
cáliz, anuncien la muerte del Señor hasta que vuelva" (1 Corintios 11,16) Y aquí tenemos
nosotros a Jesús, en forma de pan y de vino, como Víctima en el Altar, como comida en la
Comunión, como compañero en el Sagrario.

Jesús no permite que nos presentemos ante Dios con las manos vacías, y se nos pone en
ellas sobre el Altar como la Víctima del Calvario ya glorificada, para que podamos
tributar con esta Víctima al Padre, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda
gloria.
Parroquia Sagrada Familia de Nazareth, Col. Tres Cruces, Puebla, Pue

Jesús no quiere que en el peregrinar pasemos hambre, y, quien es en el Cielo el pan que
sacia a los Ángeles, se nos da a nosotros en comida por la Comunión para henchirnos de la
vida de Dios.

Jesús no tolera una separación definitiva de nosotros, y en el monumento del Jueves


Santo, o expuesto muchas veces en la custodia, y siempre en el sagrario, se queda para
hacer a la Iglesia de la Tierra la misma compañía que hace a la Iglesia del Cielo: allí entre
los esplendores de la gloria, aquí en las sombras y en el ámbito de la fe, pero tan
realmente en la Tierra como está en el Cielo.

Así será hasta el fin. Hasta que Jesús responda definitivamente al grito de su Iglesia:
"¡Ven, Señor Jesús!" (Apocalipsis 22,20)

Se entona el canto: Entre tus manos

14. ORACIÓN DE SANACIÓN INTERIOR - TODOS

Señor Jesús, Tú has venido a curar los corazones heridos y atribulados,


te ruego que cures los traumas que provocan turbaciones en mi corazón;
te ruego, en especial que cures aquellos que son causa de pecado.

Te pido que entres en mi vida, que me cures de los traumas psíquicos


que me han afectado en tierna edad y de aquellas heridas que
me los han provocado a lo largo de toda la vida.

Señor Jesús, Tú conoces mis problemas, los pongo todos en Tu corazón de Buen Pastor.
Te ruego, en virtud de aquella gran llaga abierta en Tu Corazón,
que cures las pequeñas heridas que hay en el mío.

Cura las heridas de mis recuerdos, a fin de que nada de cuanto me ha acaecido
me haga permanecer en el dolor, en la angustia, en la preocupación.

Cura, Señor, todas esas heridas que, en mi vida, han sido causa de raíces de pecado.
Quiero perdonar a todas las personas que me han ofendido,
mira esas heridas interiores que me hacen incapaz de perdonar.
Tú que has venido a curar los corazones afligidos, cura mi corazón.

Cura, Señor Jesús, mis heridas íntimas que son causa de enfermedades físicas.
Yo te ofrezco mi corazón, acéptalo, Señor, purifícalo y dame
los sentimientos de Tu Corazón Divino. Ayúdame a ser humilde y benigno.
Concédeme, Señor, la curación del dolor que me oprime
por la muerte de las personas queridas.
Parroquia Sagrada Familia de Nazareth, Col. Tres Cruces, Puebla, Pue

Haz que pueda recuperar la paz y la alegría


por la certeza de que Tú eres la Resurrección y la Vida.

Hazme testigo autentico de Tu Resurrección, de Tu Victoria sobre el pecado y la muerte,


de Tu Presencia de Viviente entre nosotros.
Amén.

Se entona el canto: Dios está aquí

15. ORACIÓN DE LIBERACIÓN - TODOS

Oh, Señor, tú eres grande, tú eres Dios, tú eres Padre,


nosotros te rogamos, por la intercesión de María
y con la ayuda de los arcángeles Miguel, Rafael y Gabriel,
que nuestros hermanos y hermanas
sean liberados del maligno que los ha esclavizado.
Oh, santos, venid todos en nuestra ayuda.

De la angustia, la tristeza y las obsesiones, nosotros te rogamos: Líbranos, oh Señor.

Del odio, la fornicación y la envidia, nosotros te rogamos: Líbranos, oh Señor.

De los pensamientos de celos, de rabia y de muerte, nosotros te rogamos: Líbranos, oh


Señor.

De todo pensamiento de suicidio y de aborto, nosotros te rogamos: Líbranos, oh Señor.

De toda forma de sexualidad mala, nosotros te rogamos: Líbranos, oh Señor.

De la división de la familia, de toda amistad mala, nosotros te rogamos: Líbranos, oh


Señor.

De toda forma de maleficio, de hechizo, de brujería y cualquier mal oculto,


nosotros te rogamos: Líbranos, oh Señor.

Oh, Señor, que dijiste “la paz os dejo, mi paz os doy”, por la intercesión de la Virgen
María concédenos ser liberados de toda maldición y gozar siempre de tu paz.
Por Cristo Nuestro Señor.

Amén.

Se entona el canto: Nadie te ama como yo.

16. ORACIÓN DE SAN MIGUEL ARCANGEL - TODOS


Parroquia Sagrada Familia de Nazareth, Col. Tres Cruces, Puebla, Pue

San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla. Sé nuestro amparo contra la perversidad


y las asechanzas del demonio. Reprímale Dios, te pedimos suplicantes. Y tú, oh Príncipe de
la Milicia Celestial, arroja al infierno con el Divino Poder a satanás y a todos los espíritus
malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas.

Amén

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