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CURSO

DE
BARBERÍA
y
Peluquería
Historia de la barbería

Inicios de la barbería

La noción de barbero procede del término

barba: el pelo que cubre el comienzo

del cuello, el mentón y la zona de las

mejillas. Se llama barbero al individuo que

se dedica al cuidado de la barba.

Los barberos, por lo tanto, arreglan o

afeitan la barba de sus clientes. Por lo

general estas personas también se

encargan del cabello (es decir que son

peluqueros).

Puede decirse, de este modo,

que los barberos se ocupan de todo lo

referente a los pelos del rostro y de la

cabeza.
Actualmente la mayoría de los peluqueros

no son barberos, ya que no se

dedican al cuidado de la barba, sino que

solo peinan y cortan el cabello. En la

antigüedad, en cambio, el oficio de

barbero era muy habitual. Los barberos

contaban con navajas, espejos, peines y

tijeras para desarrollar su trabajo. Además

solían disponer de champús, lociones,

cremas y otros productos que les permitían

desarrollar su tarea de manera más

eficiente.

El lugar de trabajo del barbero recibía el

nombre de barbería. No obstante, hay

que exponer del mismo modo que el hecho

de que las barbas se hayan

convertido en moda entre los hombres ha

propiciado que en numerosos países

empiecen a abrir sus puertas barberías.


Historia de la peluquería

El pelo fue visto desde hace miles de años

como un potente elemento mágico

o ceremonial, y todavía algunas de las

llamadas culturas primitivas, base de la

mayoría de los estudios sobre

comportamiento social en la prehistoria,

consideran que el alma de cada persona se

encuentra en su cabello.

La elaboradísima cultura egipcia fue de las

primeras en estimarlo un elemento

fundamental de la belleza física y lo

trataba ya con funciones estéticas, además

de los usos sociales y religiosos. Pelucas y

tintes son inventos pertenecientes a

la cultura de las pirámides, y es a ellos a

quienes se debe la utilidad de la henna

en coloración capilar, planta usada aún

para obtener tonos rojizos y caobas.


Los griegos convirtieron el culto a la belleza

en uno de los pilares de su cultura.

Los peinados que triunfaron en sus días,

eran extremadamente elaborados y

llenos de detalles.

Grecia aportó un elemento nuevo: los

salones de belleza, donde se peinaban y

arreglaban las cabezas más selectas. Otra

de las innovaciones de la época vino

de la mano de Alejandro Magno, quien,

como consecuencia de sus conquistas

en Oriente, trajo toda clase de recetas

mágicas para teñir y dar forma al

peinado, fórmulas de unos cosméticos que

empezaban, en aquel entonces, a

ver la luz.

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