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Rudyard Kipling
El Enamorado
Me gusta cuando callas (Poema XV)
Lunas, marfiles, instrumentos, rosas,
lámparas y la línea de Durero, Me gustas cuando callas porque estás como
las nueve cifras y el cambiante cero, ausente,
debo fingir que existen esas cosas. y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
Debo fingir que en el pasado fueron y parece que un beso te cerrara la boca.
Persépolis y Roma y que una arena
sutil midió la suerte de la almena Como todas las cosas están llenas de mi alma
que los siglos de hierro deshicieron. emerges de las cosas, llena del alma mía.
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,
Debo fingir las armas y la pira y te pareces a la palabra melancolía.
de la epopeya y los pesados mares
que roen de la tierra los pilares. Me gustas cuando callas y estás como distante.
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
Debo fingir que hay otros. Es mentira. Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
Sólo tú eres. Tú, mi desventura déjame que me calle con el silencio tuyo.
y mi ventura, inagotable y pura.
Déjame que te hable también con tu silencio
Jose Luis Borges claro como una lámpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.
El primer beso
Me gustas cuando callas porque estás como
Yo ya me despedía.... y palpitante ausente.
cerca mi labio de tus labios rojos, Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
«Hasta mañana», susurraste; Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
yo te miré a los ojos un instante Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.
y tú cerraste sin pensar los ojos
y te di el primer beso: alcé la frente Pablo Neruda
iluminado por mi dicha cierta.
Amado Nervo