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Los reflejos del recién nacido

Reflejo de grasping (prensión). La excitación de la palma de la mano del recién nacido


mediante un objeto determina la fuerte flexión de los dedos sobre este objeto. Existe
también un grasping de los pies menos intenso.
Reflejo de succión. La excitación de los labios del recién nacido da lugar a un
movimiento rítmico de succión, que es el reflejo de succión.
Reflejo de enderezamiento estático. El niño tiene tendencia a extender los miembros
inferiores cuando le ejerce una presión sobre las plantas de los pies (el talón en
particular). Esta reacción desaparecerá hacia el décimo mes para reaparecer más tarde
en su forma activa cuando el niño sea capaz de enderezarse.
Reflejo de la marcha automática. La excitación de las plantas de los pies del recién
nacido (poniéndolo de pie encima de algo), determina un movimiento de las piernas que
se parece a la marcha.
Reflejo del moro (brazos en cruz). Cuando se produce un golpe seco (una palmada), el
niño separa bruscamente los brazos y, en un segundo tiempo, los vuelve a poner sobre
su pecho. El reflejo del moro puede provocarse de diversas formas y también se
manifiesta al cambiarlo de posición.
Reflejo de los puntos cardinales. La excitación de la comisura de los labios provoca
una rotación de la cabeza en sentido de la estimulación.
Reflejos del recién nacido que no desaparecen
Algunos reflejos observados en el recién nacido que no desaparecerán definitivamente:
- El hipo. Acto que se acompaña de movimientos de la lengua y del maxilar inferior,
entrecortado por pausas. Los bebés tienen hipo.
El bostezo. Traduce la fatiga del recién nacido y sus ganas de dormir.
- El estornudo. Reflejo protector adaptado al aparato respiratorio
- La deglución. Provocada por el contacto de alimentos al nivel de la faringe o de la
lengua

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