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CONTENIDO Esitoviat 1a Aparceria en Colombia: Formas, Condicionsr etneidencia etal os Conaieiones de Proauccin y de los Productores de Papa, Naz, Teaco y Tigo en el Norse Bayect:Una Exparenca {3 invertor Patrpaiva, Capitoler I V Antecedentas des Invertigsion, ts Recolccif dei In Tormacién y lo Motodolog Participative ~ La Fuseza de Trabajo on a Unidad de Exotoracion Camp: Campesinos y Socisogoe: Reflexiones sobre dos Experion. fae de Ivertigacidn Activa en Colombe -Aentamientor de Colon ens Motions iNerte de Santan ae) SECCION ESTUDIANTIL Multioticded de Formas de Accezo la Tira en el Cato de loz Campesinos de Chipaque : La Producein de Leshe anal Vale de Ro Serenuala SECCION INFORMATIVA Donny Meertene emia Pars. Francico Gonzi L Plead Davi. Ios do la Fundacin San tira, Ortendo Jramilo 8. Luis Renato Amiregul Liana Cook Tan Davison ‘eet de Estucioe ue Resiza Aetualments a! Departamento de Iverigselén. CUADERNOS DE AGROINDUSTRIA Y ECONOMIA RURAL. No. 14-15 Primer y Segundo Semestre 1985 Publicacin del Departamento de Investigacin de la Facultad {de Ciencias Econémicas y Administrativas 4e la Pontificia Universidad Javeriana Direceién Luis José Tarazona Decano Académico P. Guillermo Villegas, S.J Decano del Medio Universitario Editor ime Forero Alvarez Consejo Editorial Pierre Raymond Edelmira Pérez Ricardo Divila L Jaime Forero A. Francisco Gonzalez L. Guillermo Rudas El contenido de esta publicacién puede reproducirse citando la fuente, La responsabilidad de los aticulos firmados corresponde a ls autores Para toda correspondencia, envio de manuscritos y obtencién de nimeros atrasados, divgise Cuadernos de Agroindustria y Economia Rural Facultad de Ciencias Econémicas y Administrativas Pontificia Universidad Javeriana Ce. 7, No. 40.90 OF. 50. Piso - Tels: 2853073 2875890 -2320246- 2321742 ‘Bogotd, Colombia ISSN 0120-3605 CUADERNOS DE AGROINDUSTRIA Y ECONOMIA RURAL CUADERNOS DE AGROINDUSTRIA Y.ECONOMIA RURAL 17, v8 191 a9 CONTENIDO a Anarceria tn Colombia: Formas, Condiciones incidenia Actal Condiciones de Producci y de os Productres de Paps, Maja, Taboco y Tigo eno! Norte de BoyacdUne Experience ie Inastinnlon Patina, Capitlon ty V Antecedents dea Investigacion la Recoleein def n- ‘ormecén y in Metodolona Participative. ~ La Fusrza de Trabo en a Unidad de Exploracién Cpe. ‘Campesinos y Socisiogos:Reflexionas sobre dos Experien ‘lar de Investigacion Act en Colombia ‘Acentamisntos de Colones en fa Motilona (Norte de Sntan pe SECCION ESTUDIANTIL Multilieied de Formas de Acceso sa Tera ene! Cao de os ‘Campesinos de Chips : La Produecién de Leche en el Vale del Rio Sereruela SECCION INFORMATIVA Donny Meertene Etatmire Pees, Francico Gontaee L ‘ieardo Dbl. Jaime Foreo A. Y fos promotore Soe: lee de In Fundacién San sar. bn Zamone Ortendo serail 6 Luis Renato Amértgut Litna Cook tan Davison ‘ofa de Estudios que Resize Actusimente el Depertamento de Invesioscién. ISSN 0120-3606 EDITORIAL En algunos proyectos realizados en el Departamento, hemos venido desarrollando, desde hace unos cuatro afios, una metodologia basada en la articipacién activa de los campesinos en la investigacion. Con la aplicacion de esta metodologia de investigacion participativa, nos proponemos lograr tuna aproximacién a los fendmenos estudiados que supere algunas de las limitaciones de los métodos convencionales de las ciencias sociales al generar, ‘con relacién a estos iiltimos, una informacién mucho més rica y veraz ¥ nuevas perspectivas de andlisis. Nos proponemos, al mismo tiempo, con ia metodologia que estamos desirrollando, contribuir a la democratizacién de la produecién del pensamiento cientifico; a sacarlo en alguna medida det estrecho citeulo de cientificos, tecnderatas y politicos, buscando que las comunidades no sean sustituidas desde afuera en el andlisis de sus condicio- nes de existencia, en la jerarquizacién de los problemas que necesitan resol- ver y en la formulacién de propuestas para solucionar estos problemas. Queremos lograr con esta forma de hacer investigacién, una proyeccién real de los investigadores y de la Universidad hacia la comunidad rural. Los métodos tradicionales de investigacién social, en nuestro medio, despliegan ordinariamente una logistica consistente, de manera muy esque- ‘matica, en la aplicacién por parte de encuestadores o entrevistadores de unos instrumentos (formatos de encuestas, entrevistas 0 estudios de caso) disefia- dos por los investigadores que estin al frente del estudio, previa revision de fuentes de informacion y de un eventual contacto directo con el terreno (con Ia “poblacion objetivo”). Después vendré el procesamiento de ta informa- cién, su andlisis y la produceién de los respectivos informes. Esta metodolo- ia, aplicada indiferentemente por cientificos pertenecientes a diversas corrientes del pensamiento social y econémico, aisla al investigador de la realidad estudiada, la cual se le reduce muchas veces al laberinto de sus listados de computador y de los esquemas explicativos conformados por sus Cuadernos de Agroindutria y Economie Rural No, 14-15 Tory 20, Semeste/1965 7 hipétesia. A esto se suman las limitaciones que implica, para el esclarecimien- to de los fenémenos estudiados, defintr los aspectos a estudiar y disefar la recoleceién de la informacién, sobre la base de esquemas apriortsticos de que la ‘metodologia convencional” no permite modificar sino minimamente. Gran parte de estos problemas los han resuelto de cierto modo, los méto- dos de a observacién participante, propuestos por la antropologia y, en algunos casos, ado(a)ptados por la sociologia. La combinacién de éstos, con los métodos convencionales de cuantificacién origina, también, soluciones aceptables. Pero hemos podido comprobar que se pueden obtener resultados ‘mucho més ricos y esclarecedores cuando no s6lo el investigador se sumerge en la comunidad que estudia, sino cuando dicha comunidad participa en el andlisis de su propia realidad. Al proponer que esta metodologia es vélida no pretendemos ignorar la ne- cesidad de la sistematizacién en ta labor investigativa, Todo lo contrario: a sistematizacién permanente y minuciosa del proceso y sus resultados es parte esencial de la metodologia de investigacién participativa, la cual tlene que apoyarse también en la informacion arrojada por otros medios, No pretende- ‘mos negar tampoco, aunque sobre aclararlo, la legitimidad de la observacién indirecta para Ia produecién del conocimiento cientifico. Estariamos demen- tes si asi lo hiciéramos. Lo que queremos plantear en este terreno es la poca confiabilidad de las fuentes que nutren el estudio indireeto de los fendmenos sociales, cuando ellas son generadas con los problemas de los “métodos de in- vestigacion convencionales” a los cuales nos refertamos, Para que la participacién de la comunidad no sea una ficeién; 0 dicho de otro modo, para que se pueda lograr una democratizacién de la investiga- ién y del conocimiento social, se requiere que las personas que participan en el quehacer investigativo se capaciten para emprender esta labor y dinami- cen al mismo tiempo la participacién amplia de nuevas personas o grupos de las comunidades. Esta capacitacién entendida como un proceso dindmico, se rnutre en parte de los métodos convencionales de la investigacién social: pero tiende al mismo tiempo a generar sus propias formas de aproximacién alos problemas analizados, abriendo nuevas posibilidades a “los investigadores externos” y a los “investigados", quienes deben pasar gradualmente a ser también ios investigadores de su propia realidad. Vale la pena distinguir entre la simple aplicacién de técnicas participativas de investigacion y un verdadero proceso de investigacién participativa. En el primer coso, la comunidad se involucra en forma temporal y limitada en cier- tas etapas de la investigacién; en el segundo, mediante un proceso simultaneo de capacitacién e investigacién que avanza gradualmente en el largo plazo, la comunidad ~o concretamente un grupo perteneciente a ella~ asume como suya la prictica investigativa, junto con los “investigadores externos”, en todas sus etapas y en todos sus aspectos. Nosotros trabajamos en algunos proyectos utilizando técnicas de investigaci6n participativa y estamos desa- rrollando al mismo tiempo, un proceso de investigacion participativa con los campesinos de la Fundacién San Isidro en Boyacd. Este proyecto, iniciado a finales de 1981, culminé una primera-etapa con la elaboracion de un informe ‘sobre “Las Condiciones de Produccién y de los Productores de Papa, Maiz, ‘Tabaco y Trigo en el Norte de Boyacd” (Noviembre de 1985). Publicamos en esta entrega de Cuadernos... dos capitulos de dicho infor- ‘me; en uno de ellos se presentan resultados de la investigacién referidos a un aspecto de la economia campesina: el consumo de la fuerza de trabajo fami- liar dentro y fuera de las unidades de produccién familiares, como condicion bidsiea de la reproduccién de la organizacion social campesina. El otro deseri- bbe la forma como se desarroll6 esta investigacién. Con este capitulo ~"Ante- cedentes de la Investigacion, la Recoleceién de la Informacion y Ia Metodolo- gia Participativa"— y un articulo de Leén Zamocs, dedicamos buena parte de esta entrega a la reflexi6n sobre los métodos de investigacién en el medio rural, el papel de los investigadores en las comunidades estudiadas y las posi- bilidades de la participacién comunitarin en la produccién de conocimiento. Zamoes, quien trabajé en la Facultad con Juan Guillermo Gaviria y otras personas en una investigacién sobre los campesinos fiqueros colombiano: ‘presenta una reflexion sobre lo que él llama la investigacion activa, basado ‘en su propia experiencia, y en la del soeidlogo Orlando Fals Borda —y el Grupo La Rosea— con los campesinos de la Costa Atléntica colombiana, a prineipios de la década de los setentas. Explorar nuevas formas de investigar no obedece a un interés meramente académico o cientifico. Es mas bien un intento de crear, dentro de las ac- tuales condiciones del pats, formas originales para el estudio de los proble- ‘mas sociales que den respuesta en el plano del conocimiento, con los recursos disponibles, a las necesidades de los diferentes sectores sociales. La visidn que se tiene del campesinado en nuestro pats, y que se encuentra ‘en casi todos los textos sobre el desarrollo de la agricultura, nos muestra la ‘sociedad campesina formada por una simple adicién de pequetios producto- res independientes, articulados a la economia nacional. Esta imagen no corresponde a la realidad porque oculta la existencia generalizada de la ‘aparceria en el campo. Por lo regular se interpreta la aparceria como una forma de subordinacién de tos campesinos a las antiguas haciendas que se hha venido extinguiendo a lo largo de este siglo. Pero se ignora sistematica- mente su importancia actual como relacién entre los campesinos entre “iguales"— en las zonas tipicamente minifundistas. Este desconocimiento surge casi siempre del anélisis de las estadisticas existentes, y en especial 9 de las ye obsoletas cifras de los censos nacionales agropecuarios de 1960 y de 1970-1971. El trabajo de Donny Mertens, que presentamos parcialmente en esta ediciOn, constituye un aporte muy valioso al estudio de la aparceria en el ais. A pesar de tener, en sus fuentes de informacion, varias de las limita- ciones a las cuales nos referiamos atrds, muestra un panorama diferente del que se ha venido presentando: sefiala, entre otras cosas, como dentro de las cambiantes condiciones sociales y' econémicas del medio rural, la aparcerfa no se circunscribe exelusivamente a clertos contextos muy espe- cificos, herencia de viejos régimenes hacendatarios (zonas andinas de pro- duceién panelera o tabacalera, haciendas ganaderas de la Costa Atléntica...). Por el contrario, Donny Meertens muestra que la aparceria es un arreglo al ‘cual acuden frecuentemente los campesinos, entre si, para cultivar productos ‘como frijol, maiz, papa, yuca y muchos otros. Se puede dedueir de este trabajo que la aparceria dentro del proceso de desarrollo rural se ha venido transformando, sirviendo como mecanismo regulador de la redistribucién productiva de la tierra y de la ampliacién del consumo de fuerza de trabajo doméstica en las comunidades campesinas. Un aritculo de un estudiante de la Facultad, Luis Renato Amértegui, Presenta en forma complementaria quizds, una deseripeién de la aparceria ¥ de otras formas de acceso a la tierra en una zona andina tipicamente minifundista, Continiamos publicando una serie de articulos del profesor Orlando Jara- millo sotre diversos aspectos de la colonizacién del Catatumbo. Jaramillo quien nos habia descrito anteriormente emo es la relacién de los indigenas con el medio ambiente y cémo perciben ellos la colonizacion de aus tervito: rios, nos refiere, en esta ocasidn, la forma en que los colonos asumen este proceso. Por iiltimo, en la Seccién Estudiantil publicamos ademés del articulo ‘mencionado arriba, un trabajo sobre una zona productora de leche de la Sabana de Bogoté. Y, para el lector que desee enterarse del estado actual de la investigacion en el Departamento, incluimos una reseia sobre el par- ticular en ta SeeciGn Informativa. El Editor MULTIPLICIDAD DE FORMAS DE ACCESO A LA TIERRA. ‘EN EL CASO DE LOS CAMPESINOS DE CHIPAQUE* Luis Renato Amértegui Rodriguez** RESUMEN 'A partir de In obrervaci6n directa en un munlelpio minifundista del Oriente ‘de Cundinamares, el autor deseribe diversas formas do aparcerias, arriondos ¥ fantricresis que se presentan en la repi6n, relacionadas tanto con actividades suet ‘olas como pecuarias, Recurriendo ala definicion jurfdica de las divers modall- ‘dades de contstos, presenta algunas particularidades do la forma en que operan ‘fectivamente nivel epional cada uno de estos arregls, para concluir con un ‘Primer acercamiento analitico referido a las distintas motivaciones que inducen as partes comprometidas a establecer este tipo de vlaciones En el municipio de Chipaque (ubieado en el Oriente de Cundinamarca) predomina un sistema de minifundio, para Ia produccién agropecuaria, que limita las posibilidades de acceso a Ia tierra por parte de numerosos miem- bros de las familias campesinas de la region, En este municipio, al igual que en muchos otros que cuentan con esta si- tuacién de tenencia de tierra, las dificultades de acceso a la tierra se resuelven ‘muchas veces mediante diversas formas de contratacién tales como: aparce- "Bate artfculo ee uno de los 6 capitulo del trabajo “Produceién Campesina en Chipa que", realizado por el autor para el Seminario (1) de Agroindustiia y Eeonomfa Rural tn el uegundo semestre de 1986. +++ Extudlante de VI semestre de Beonomfs de la Universided Javerians, Cuadernos do Agroindusti y Economia Rural No, 14-15 ery 20. Someste/1595 191 ras agricolas, arrendamientos, anticresis y aparcerfas pecuarias. Esta dltima obedece también a falta de tierra, aunque el objeto de aparcerfa sean semo- vientes. A continuacién se expondré la definicién legal de cada una de las an- teriores formas de acceso a la tierra, lo mismo que la manera como éstas se presentan en Chipaque, para concluir con un somero anilisis de su inciden- cia en la produccién y la subsistencia de las familias campesinas, 1. Aparcerias Agricolas La aparceria agricola es “un contrato que entrafia una especie de sociedad © coparticipacién de productos entre el arrendador 0 duefio de la tierra y el cultivador”". Legalmente las partes contratantes se denominan respectiva- mente propietario o duefio de tierras y cultivadoraparcero, Este tipo de con- tratos reciben diversos nombres en las distintas regiones del pais; en Chipa- que normalmente se conocen como “compaiifas”, aunque también se deno- minan como “partijas”. Las aparcerias agricolas, a su vez tiene diferentes modalidades, las cuales varfan segin la regién, cultivo tipico y situacién socioeeonémica del campe- sino. En Chipaque se encontraron diferentes formas, las cuales se describen a continuacién. @, Sociedades Consisten en el aporte por parte de los contratantes de los factores de pro- duccién utilizados para la siembra y recolecci6n del producto. Lo caracteris- tico de esta modalidad es la reparticion de las ganancias por partes iguales, bien sea en especie o en dinero; esta iiltima es la més acostumbrada, aunque normalmente se deja la produccién necesaria para el consumo doméstico, En relacién con los aportes, se encontraron dos modalidades diferentes, En una, el aporte de la tierra, Ia semilla, la mitad del abono y la mitad de los costos de recoleccién es realizado por el propietario, mientras que el aparce- ro se encarga de la mano de obra, la curacién (insecticidas © fungicidas), la mitad del abono y de los gastos de recoleccién (obreros y empaque), En la otra modalidad, el propietano de la tierra no tiene nada que ver con la reco- leceién, como en el caso anterior; cuando més, estard presente durante ésta, Unicamente suministra, ademés de la tierra, el abono y 1a mitad de Ia cura cién, mientras que el aparcero aporta la mano de obra, la mitad de la cura- cién y todos los costos de recoleccién, 1 PRECIADO AGUDELO, Darfo, De los Contratos de Arrendamiento, Aparcerta y Si ‘ilares. Editorial Temi, Hogoté, 1970, Pg, 145, ae ‘Una modalidad adicional y que dltimamente se esti utilizando, es la del aporte de la tierra, la tractorada y la semilla por parte del propietario de la tierra, incurriendo en los costos restantes el aparcero. Sin embargo, el trac- tor ha venido apareciendo s6lo recientemente y todavia es muy limitada su utilizacion; ademés la topografia del municipio en su mayorfa es quebra- da, impidiendo la generalizacién de su uso y por tanto de esta forma de so- ciedades*. , Al Porcentaje Su nombre se debe a la forma de distribuir las ganancias, El propietario de a tierra s6lo aporta, adicionalmente al terreno, el empaque para su par- te de la cosecha; el aparcero incurre en el resto de los costos. El porcentaje de Ia cosecha que Ie corresponde a cada uno, se conviene de acuerdo a las facilidades de transporte, al tipo de cultivo y a la calidad de Ja tierra (esta fitima dada por la contextura del terreno, su fertilidad, la disponibilidad de riego, etc.). Fl porcentaje correspondiente al propietario por lo general oscila entre el 10 y el 28%, ©. Ala quinta Corresponde a una modalidad particular de la vista anteriormente. Viene a equivaler a un porcentaje fijo del 207 sobre la cosecha, para el propietario, Este sistema se caracteriza porque el propietario sélo aporta la tierra, mien- tras que el aparcero asume todos los demas costos. Aunque la reparticién se hace en dinero o en especie, estd dltima forma facilita la negociacién: de ca- dda cinco cargas, al duefio de la tierra le corresponde una y al aparcero las cua- trorestantes. 2, Arrendamientos “Bl arrendamiento es un contrato en que las dos partes se obligan recfpro- ‘camente, la una a conceder el goce de una cosa, 0 a enajenar una obra o pres- tar un servicio, y la otra a pagar por este goce, obra o servicio un precio de- terminado”®. De acuerdo a la ley, en caso de un predio ristico el arrendata- 2. Se presentan otras formas de aparcer‘a agricola que, aunque no tan generalizadss, me- ‘eeen mencionarse, En algunos casos el propietario aporta Ia terra ye aparcero la to talidad de la mano de obra; los costos restentes —o sea semilas,abonos, fungieidas, in secticidas y el empague— se aportan por mitades;en este caro las utlidades se reparten por partes iguales. Otro caso se presenta cuando se va uilienr por primera ver vin te jeutura o cuando ae esta rotando su uso entre agricultura y ganaderfa: al ra la apareerfa, el dueio debe entregarlolimpio (barbechado), median: de bueyes (aunque el uso de bueyes esté perdiendo dltimamente Importancia en la regin), 8 PRECIADO, Op. ct. p. 3 193 rio se denomina colono; aparcern 0 colono-aparcero, si arrienda un fundo da- do en aparcerfa y parcelero en otras circunstancias. Bn este tipo de contra- tos, por lo general las partes son denominadas como Arrendador (el duefio, del terreno) y Arrendatario (el que arrienda éste)*. En Chipaque se acostumbra por lo general el arriendo con doble fin, para pastear o para sembrar; ésta es la cliusula generalmente utilizada en los con- tratos, quedando la doble opeién de utilizacién al arrendatario, En su mayor Parte el arrendamiento se hace en predios sin vivienda, bisicamente para fines productivos, en atencién a la reparticién de parcelas muy pequefas, que apenas bastan para la siembra o pastoreo de los animales. 8. Anticresis Se podria catalogar como una especie de arrendamiento ya que el interés ‘que deberia rendir la plata prestada al duefio del terreno, viene a equivaler al ago del canon de arrendamiento. “El usufructuario puede dar en anticresis su derecho de usufructo”*. En esta antictesis, llamada también contrato de empeito, el duefio de la tierra recibe en calidad de préstamo una cantidad de dinero acordada, sin ne- cesidad de pagar interés; en contraprestacién, da al prestamista un lote de te- reno para que éste obtenga los derechos de’usos, anexidades y costumbres de la tierra (estos derechos también los da el propietario del terreno a los arrendatarios, en el caso del numeral anterior). 4, Aparcerias pecuarias La aparcerfa pecuaria “es un contrato por el cual una persona entroga a otra ganado para que ésta lo conserve, nutra y cuide, distribuyéndose luego los productos”. . . “El ganado puede ser ovino, porcino, mular o caballar, aun cuando sobre los bueyes, mulas y caballos el contrato earece de utiliad ecuniaria. Los productos estiin integrados por la lana, las erfas, el mayor valor que adquiere el ganado al término del contrato, la leche, el estiércol, ete.” Estas aparcerias tienen mucha significacién en Chipaque, por la importan- ‘cia del ganado er: las econom{as campesinas, Dentro de éstas encontramos las siguientes modalidades: 4 Tose, p. 4 5 Cédigo de Comercio, Artfeulo 1221 6 PRECIADO, Op.cit,, pp, 2245 @. Ganado al Aumento Denominado “‘al mayor valor” por la ley. Consiste en que ¢l propietario da un determinado nimero de cabezas de ganado a una persona, para que se encargue de alimentarlo y cuidarlo, asumiendo todos aquellos gastos en que incurra; en el momento de terminacién del contrato, se pesa la res y se com- para con el peso inicial. Esta diferencia en el peso es la que se reparie por partes iguales entre el duefio del ganado y el aparcero’. &. Reparticin de Frutos Este caso se presenta con el ganado hembra: la leche dada por la vaca se reparte por mitades, para lo cual es necesario llevar un control estricto de produceién, con el fin de repartir el ingreso producido por su venta, Esta reparticién también puede ser en especie, aunque el més propenso para esta préctica es el aparcero que necesita la leche para el consumo interno, o para Ja producci6n artesanal de productos lcteos como cuajadas y quesos, En es- ta modalidad, al igual que en la anterior, el aparcero se encarga de cuidar y alimentar el ganado, ¢. Reparticién de Crias Se presenta cuando el tiempo de duracién del contrato es relativamente largo. Se acostumbra que la primera erfa es para el aparcero, mientras que en las siguientes el valor del erfo se reparte por mitades*. En este dltimo ca- 80 se puede negociar para que la propiedad quede en ua de las partes, me- diante el pago de la suma correspondiente, Al igual que en el caso anterior, ‘este contrato ocurre cuando el aparcero tiene tierras donde mantener el gana- do, mientras en la aparcerfa agricola el aparcero es el que busca la tierra para poder producir 5. Otras formas de arriendo 4. Contrato de Animales Este tipo de contrato se refiere al arriendo de animales de labor (mular y bueyes). Las mulas se emplean principalmente para transportar los produc- T Algunas veces los gastos de drogas, vacunas, sales y en general todos los gastos incur fos con el fin de mantener el ganado en buen estado de salud y constante erecimiento, son costeados por mitades, Tales estipulaciones varian de acuerdo ala clase de ganado, Is tierras donde se va a mantenerlos ¥ otros, 8 Cuando el contrato e wlamente por dos partos, la primera erfa ee para el aparcero yls segunda para el duet del animal 195 tos agricolas de las parcelas al mercado del pueblo, o a la carretera mis cer- cana donde los eamiones se encargan de recogerlos para transportarlos a los centros de consumo. Dia a dia, el uso de las mulas ha ido disminuyendo, ya que la red vial se ha ido ampliando, cubriendo casi por completo las veredas ‘municipales. La utilizacién de bueyes en la preparacién de la tierra para sembrarla, ha sido una préctica acostumbrada en gran parte del pais. Con la aparicién del tractor, este uso ha sido desplazado, disminuyendo pulatinamente el nime- ro de bueyes en el municipio; sin embargo es dificil que se presente su total desaparicién, dado el tipo de relieve, El valor del alquiler de los bueyes es muy alto, en parte por la misma disminucién en nimero, y en parte por el especial cuidado que demandan y la cantidad de terreno necesaria para man- tenerlos. 2b, Venta del Corte de Pasto Esta préctica se puede catalogar como arriendo agricola porque la cosa de transaceién es el pasto de un predio. Pero como los costs en que se ineurre son para alimentar el ganado, entonces puede catalogarse como pecuario. Este tipo de arreglo —muy frecuente en Chipaque~ consiste en el arriendo del lote donde se encuentra el pasto. El contrato es por lo general a tres me- ses (0 menos), variando su duracién y, evidentemente, su valor, por el tama- fio del predio y por la cantidad de animales que se van a poner a pastar en él Las anteriores son las formas més frecuentes de aparcerfas, arrendamien- tos y similares que se encontraron en Chipaque. Sin embargo, ellas pueden variar en una que otra estipulacién, debido a habilidad de las partes para ne- gociar, por Ia estructura de costos de produccién, de acuerdo al tiempo y, en fin, a muchas otras circunstancias particulares, En general, estas aparcerfas son el fruto de la falta de tierra por parte de Jos campesinos, quienes sdlo poseen pequefios minifundios que no les son suficientes para generar el ingreso necesario para el sostenimiento de su familia Esto en parte explicaria el hecho de que los arrendamientos de predios con su vivienda sean muy raros, presenténdose mucho més frecuentemente el arrendamiento de predios con fines estrictamente productivos (pecuarios y agricolas). Ota motivacién para establecer contactos de aparcerfa se relaciona con Ja diversidad de climas: cuando se presenta la estacion seca, se trata de con- seguir aparcerfas en las partes altas del Munieipio, ya que alli, por més in tenso que sea el verano, se dispone siempre de agua para regar los cultivos. Por el contrario, en las partes bajas del Municipio es dificil conseguir aguas con fines productivos, debido a la mayor distancia de las fuentes y a la dis- minucién del caudal por efectos de los veranos (en muchos casos en dichas zonas a duras penas se consigue agua para el consumo humano), En otras ocasiones, cuando se dispone de somilla se busca hacer contra- to de aparceria, acordéndose posteriormente los diferentes aportes de las partes. Se da también el caso de personas que no poseen tierras y deciden d dicarse a la agricultura: en lugar de volverse labranceros o trabajadores-jorna- leros, optan por tomar tierras en aparceria para poder acumular algiin capi- tal, En relacién con los propietarios de tierras, se presentan igualmente diver- sas motivaciones. Cuando se dispone de tierra suficiente pero no se da a vas to con la mano de obra disponible, sea por la edad o por el niimero de perso- nas de la familia, se acude también a estos contratos, Igualmente por falta de dinero, o con el argumento de los campesinos que “la agricultura es UNA. LOTERIA", ellos ceden parte de sus tierras en aparcerias, dedicdndose a sembrar una parcela més pequefia con el fin de autoabastecerse y si acaso saear al mercado algin pequefio excedente, En la regin estudiada los contratos de aparcerias agricolas se hacen nor- malmente de palabra, ya que los campesinos no hacen aparcerias con cual- quiera, sino con personas conocidas, trabajadoras, honradas y responsa- bles, puesto que se encuentra en juego su capital aportado. En yuxtaposicién ‘encontramos que las aparcerias pecuarias, los arrendamientos y las anticresis se hacen mediante documento escrito. Hn estos iltimos también se busca la ‘misma calidad de las personas, pero como se transfieren algunos derechos s0- bre las propiedades, se evita que se abuse de ellos, o en caso de que ocurra ésto, se garantiza que se indemnice al propietario (de acuerdo a lo que se esti- ule en los contratos). En conclusién, se puede decir que la proliferacién de las aparcerfas agrope- cuarias y demés contratos sobre transferencia de derechos sobre la tierra fundamentalmente obedece a que los minifundistas no alcanzan a sostener a sus familias inicamente con el producto de sus precarias parcelas; y a que los propietarios con exceso de tierras en relacién con su capacidad de explo- tarlas en su totaidad directamente, no desean salir de ellas (vendiéndolas), en raz6n a su propia dindmica como agricultores apegados al campo que ellos son, y a las dificultades para recuperarlas posteriormente, dada la existencia de una marcada y creciente presién sobre la tierra en la regién. 197

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