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Volvia a casa por una calle de la pequefia ciudad checa en la que vivia desde hacia ya varios afios, re- signado a soportar una vida no demasiado movida, el cotilleo de los vecinos y la monétona groseria que lo rodeaba en su trabajo, y le prestaba tan poca atencion a todo (tal como suele suceder cuando se re- corre un camino que se ha recorrido cien veces) que por poco pasa a su lado sin verla. En cambio ella lo reconocié de lejos y, mientras se acercaba a él, lo mi- taba con una ligera sonrisa que, justo en el ultimo momento, cuando ya casi se habian cruzado, hizo funcionar el sistema de sefiales de su memoria y lo -arrancé de su somnolencia. ___-iNo la habia reconocido! -se disculpé, pero fue ‘una disculpa tonta porque de un salto habian ido a parar a un tema del que hubiera sido mejor no ha- lar: no se veian desde hacia quince afios y durante quel periodo ambos habian envejecido. ~éTanto he cambiado? le pregunto ella y él le ondié que no y, aunque era mentira, no ¢r del 185 Eaneada con Camscanet ‘xcaneado con amseannet Susto al acordarse de > quistado, seguian siendo las mismas, aunque ccultas tras la mascara de Ia vejez, siempre igualmente se- ductoras, aunque encarceladas. Al pasarsele por la cabeza la idea de que estaba encarcelada por la veez sintid por ella una pena in- mensa, y esa pena se la hizo més proxima (a esta mu- jet, antes tan deslumbrante, en cuya presencia siem- pre se le trababa la lengua) y le entraron ganas de charlar largo rato con ella como un amigo con una amiga, en azulado humor de melancdlica resigna- én. Y en efecto se puso a hablar (e incluso durante wn rato ciertamente largo) hasta llegar a las ideas pe- mistas que ultimamente solian visitarlo. Natural- mente pasé por alto la incipiente calva (igual que ella ®% habia hablado de a desaparicion de la tumba); 10, como contrapartida, Ia vision de la calva se transustanciado en sentencias cuasifiloséficas i de que el tiempo corre més aprisa de fo que el renee €s capaz de vivir, de que la vida es horrible todo en ella est4 marcado por el inevita 195 otras sentencias parecidas, a ja. en < les ble final contrar fespuesta aprobatoria poy, Pat espera da; pero n0 la encontrd, de su! No me gusta cs€ tipo de frases dijo cag. ialencia-: Lo que esta diciendo no son még due 5, yiole! . I. perficialidades. No le gustaban las frases sobre el envejecimienty y la muerte porque contenjan una fealdad fisica que la molestaba. Le repitié varias veces asu anfitrién, casi excitada, que sus Opiniones eran Superficiales, porque el hombre, dijo, es algo mas que un cuerpo que se va estropeando, porque lo esencial es, claro, la obra que el hombre realiza, lo que el hombre deja aqui para los demas. No era ésta una opinion recien- te; ya habia recurrido a ella cuando se enamoré, ha- cla treinta afios, del que luego seria su marido, doce afios mayor que ella; nunca habia dejado de i Ciarlo sinceramente (a pesar de sus infidelidades, 3 las que por lo demés él, 0 no sabia, 0 no quent er) y habia tratado de convencerse a si —_ a flue el intelecto y a relevancia del marido com an plenamente la carga de sus aiios. pra que ~APeto de qué obra me habla! iCuil es 4° Eeanend dejamos! —protesto “I os! —protesté con una am, trién. ‘arga sonrisa su anfi ” infi~ No queria apoyarse en su marido muerto, creia firm: nn a remente en el valor duradero d aunque - .s ie él habia hecho; por eso dijo linicamente a, to que © que cada persona lleva a cabo en este mundo al, modesta que sea, y que en ella, y séloven « obra, por su valor; después se puso a hablar de nu ells, reside un centro cultural de la periferia de Praga, rae ferencias y sesiones de poesia que organizaba, hablo (con un énfasis que a él le parecié exagerado) de «la le agradecimiento» del publico; e inmediata- mente después se extendié en explicaciones acerca de lo hermoso que es tener un hijo y ver cémo los ras- gos de ella (su hijo se le parece) se convierten en la cara de un hombre; qué hermoso es darle todo lo una madre le puede dar a un hijo y desaparecer detras de su vida. cara di que luego silenciosamente No era casual que hablase del hijo, porque el hijo habia estado todo el dia apareciendo en su mente y echindole en cara su fracaso matutino en el cemen- terio; era curioso: jams habia dejado que un hom- bre le impusiese su voluntad, pero su propio hijo le habia puesto el yugo sin que S¢ enterase. Si el fraca- s0 de hoy en el cementerio la habia excitado tanto a todo porque se sentia culpable ante dyte que nn reproches. Claro que hacia mucho ‘ene dl — que, si el hijo vigilaba com tanto celo que nrase ef recuerdo del padre (ier él quien 9 197 sjstia todos los dias de difuntos para que fueran 4 menterio!), no era tanto por amor al padre m como més bien porque deseaba aterrorizar a | ime dre, recluirla dentro de los limites propios de la vi. dez; porque era asi, aunque a nunca lo habjg fon mulado, y ella trataba (sin éxito) de no saberig. | daba asco la idea de que la madre pudiera atin tea una vida sexual, le repugnaba todo lo que quedabg en ella (al menos como posibilidad y oportunidad) de sexual; y como la imagen de lo sexual siempre va unida a la imagen de la juventud, le repugnaba todo lo que en ella habia atin de joven; ya no era un nifio y la juventud de la madre (unida a la agresividad de los cuidados maternos) le obstaculizaba desagrada- blemente su relacién con la juventud de las chicas que empezaban a interesarle; queria tener una madre vieja, solo asi podia soportar su amor y sdlo asi po- dia quererla. Y ella, pese a que a veces se daba cuen- ta de que de ese modo la estaba arrastrando hacia la tumba, acabé por obedecerle, capituld bajo su pre: sién e incluso idealizé su capitulacién, convenciér” dose de que la belleza de su vida consistia pr s tra vida. Em mente en ese silencioso desaparecer tras 0! de : oan al las arrugas nombre de esta idealizacion (sin la cu aieutit la cara le hubieran quemado mucho més), mas) i nfitrion- ahora tan apasionadamente con su ee a Pero el anfitrién se inclind de prom hae i mesilla que les separa? lee. por encima de la la mano y dijo: amend con Comsconne "eae -Disculpe mi charlataneria, Yq sap ee 7 al i e ‘ pe sido un tonto. Que siempre i No estaba enfadado, al contrario, la visi habia hecho mas que confirmar su identided dia no te la discusion; en su protesta contra las frases pesi mistas (caso no era ante todo una protesta contra la fealdad y el mal gusto?) la reconocia tal como la habfa conocido y de ese modo su mente estaba cada yez mas llena del antiguo aspecto de ella y de su an- tigua historia comun y lo unico que deseaba era que nada interrumpiese aquel ambiente azul, tan propi- cio a la conversacién (por eso le acaricié la mano y dijo que era un tonto), para poder hablarle de lo que enese momento le parecfa lo més importante: su his- toria comuin, estaba convencido de que habian vivi- cial, algo que ella descono- do juntos algo muy espe dria que esforzarse si cay para lo que él mismo ten queria encontrar las palabras precisas. Ya ni siquiera recordaba como la conocié, segura: Mente aparecié alguna vez en compaiifa de sus amigos we Facultad, pero del cafetin praguense en el ae hee solos por primera vez se a rca peas : “estaba sentado frente a ella en un St lonci 199 cO! a stiado silencioso, pero al thismg tercioPet> pent embriagado por las tenes sels tiempo ue ponia de manifiesto su simpatia hacia con I pabia estado tratando de imaginar (augue Dee revia acreer que lo que imaginaba pudiese con, en realidad) qué aspecto tendria si la besase, |, Je hiciese el amor, pero no lo conseguia i] veces intentd imagindrsela hacien. n vano: la cara de ella seguia mi- no s¢ yertirse desnudase Y gi, era curioso: do el amor, pero fue € randolo con su sonrisa tranquila y suave y él era inca- paz (ni con el mayor esfuerzo de su imaginacién) de ver como se torcia en el gesto de la exaltacién amoro- saX{illa escapaba por completo a su capacidad imaginativa, Y aquélla fue una situacion que jams volvié a re- petirse en toda su vida: aquella vez habia estado cara a cara con lo inimaginable. Evidentemente estaba pa- sando por ese breve periodo (el periodo paradistaco) en que la imaginacién esta atin poco provista de ex- periencias, ain no ha caido en la rutina, conoce poco y sabe poco, de modo que atin existe lo inimagina- ble; y cuando lo inimaginable debe convertirse en realidad (sin la mediacién de lo imaginable, sin dl puente de las imagenes), el hombre se ve sorprendido y cae presa del vértigo. Cayo en efecto presa de ese a . duran- vértigo cuando, al cabo de varios ence empezd ee ella i te los cuales no se atrevid a hacer nada, vy su habi- a preguntarle, con elocuente curiosida wif que pric tacién en la residencia de estudiantes ticamente le obligé a invitarla. <7 200 J} a amend con Comsanne I | Lahabitacion de ta regis erin Qe, & cama ey metio NO volver hasta Jy "280 de ton, ie qwalmente) ella Ham a la puerta, Era ef rl tiembre y apenas comenzaba lentam mes de sep- Se sentaron en el borde de Ja came des pezaron a besarse. Se iba haciendo ber Yeu curo y él no queria encender Ia a vez mas os- contento de no ser visto y tenia la Porc estaba < nia la esperanza de que la oscuridad ocultase su nerviosismo cuando tuviese que desnudarse delante de ella. (Se las apafiaba mas o menos para desabrocharle las blusas a las mujeres pero se desnudaba delante de ellas con avergonzado apresuramiento.) Pero esta vez tardé mucho tiempo en atreverse a desabrocharle el primer boton (pensa- ba que debia existir algun sistema acertado y ele gante para empezar a desnudar a alguien que solo conocerian los hombres experimentados y tenia mic do de que se notase su inexperiencia), de modo que al final ella misma se levanté y le pregunto com une sonrisa: -éNo seria mejor que ~y empez6 a desnudarse; Pero - Veia-mas que las sombras co me quitase est@ armadura?.- taba oscuro Y él no ovimientos de 201 Ny Se desnudd también, apresuradamente o cierta seguridad en si mismo hasta gue No oh, ala paciencia de ella) empezaron a hacer e| an Acias miraba a la cara, pero €n la penumbra se le - por completo su expresiOn y ni siquiera ding sus rasgos- Lamentaba que estuviese oscuro, oa : parecia imposible en aquel momento levantarse te encima de ella para ir hasta la puerta y encender , luz, asi que seguia forzando la vista: pero no la reco. nocia; le parecia que estaba haciendo el amor con otra persona distinta, con alguien que fingia ser ella o con alguien que carecia de concrecién y de indivi- dualidad. Después ella se sent6 encima de él (tampoco lo- graba ver mas que su sombra erguida) y moviendo las caderas dijo algo con voz amortiguada, en un su- surro, sin que se supiese si se lo decia a éloasi mis ma. No reconocié las palabras y le pregunté qué habia dicho. Volvié a susurrar algo y ni siquiera des- pués, cuando volvié a abrazarla contra su cuerpo, pudo entender lo que decia. tuv! Ofa a su anfitrién y estaba cada vez més interesa- lo hacia mucho da por unos detalles que habia olvidad amend con Comsconne I op” a os oT ae solia llevar un ge eran color azu palido con el que, al par pee ig uo aspect angelical e intangible « : de aquel traje), que solia llevar en el = ande de hueso que, al parecer, le dibs oe guido aire anticuado, que en la cafeteria w re pedia té con ron (su unico yicio alcohdlico) od? aquello la transportaba agradablemente lejos c ceqnenterOr de la tumba desaparecida, de los pies , del centro cultural y hasta de los reproches js del hijo. Mira, se dijo de pronto, como 9 ahora, si una parte de mi juventud he vivido en vano; u sigue viviendo en este hombre, 10 de jnmediato S percatO de que aquélla era una nue- cones: el valor de una més alla de ella, en hay de ella en los cansa 0 de los 9 gustaba; incluso P° jovencito de hacia quince aiios, mal no recordaba, resultaba U? Cuando él lego €? su relato guida encima ¢€ sombra de ella se movia ef 203 scan con Canconet xcaneado con Camseannet dedos y se los lev a la boca, jog x ole a FO ae ea , todo el interior de su boca: hast, oa lado, arriba, en la parte de atris, je Srda Sag dientes (aquello no je je maginaba, cuando fue a su apartamento, 0! i gt ‘ pls ier producirse una caricia como ésta, y al mM c : 3 gt a se asustO; era Como SI aquella caricia llega- iP pio ves de We hubiera tenido ocasién de prepararse se Ce tiempo que habia perdido ese estar perma- a preparada que practican las mujeres madu- iz podriamos encontrar en. este susto algo ssp a min con el susto que se lleva una chica joven- ol 2. cuando Ja besan por primera vez, porque, sila chica ain 20 esta preparada y ella ya no lo estaba, es- tos «atin y «ya tenen un misterioso parentesco, como el que suelen tener las rarezas de la vejez y la infancia). Luego la trasladé del sillon al sofa, la abra- 26, la acaricid por todo el cuerpo y ella se sintio en sus brazos blanda e informe (si, blanda: porque de su cuerpo hacia tiempo que habia desaparecido la soberana sensualidad que otorga inmediatamente a los musculos el ritmo de la tension y la distension, asi como la actividad de cientos de suaves movi- mientos). Pero el instante de susto pronto se diluyé en sus caricias y, lejos como estaba de la hermosa mujer ma- dura que habia sido, regresaba hacia ella con inmen- sa velocidad, hacia su percepcion de si misma, hacia su conciencia, y encontraba la antigua seguridad de 207 una mujer que sabe de erotismo, y como era una ga habia saboreado desde hacia tie F guridad que no ‘ d la sentia ahora con mayor intensidad que nun cuerpo, hacia un rato aun sorprendido, asusta sivo, blando, revivia, le respondia al anfitrién propias caricias, ella sentia la precision y de aquellas caricias y €s° la deleitaba cias, la manera de apoyar la cara en suaves movimientos con los q 1 a los abrazos de él, todo aq sabfa y ahora con fria como algo esencial, cor y entusiasmo, como ‘zcaneado con Camseannet xcaneado con Camseannet ‘xcaneado con Camseannet zcaneado con Camseannet ‘zcaneado con Camseannet déjeme, un momento -y se soltg ir lo que se le pasaba por la cq Por favor, queria interrump: Jos muertos Viejos deben dejar sitio.allos entos no sirven mbre hal yenes Jos_monum jmonumento, al que este ho ‘xcaneado con Camseanner iene 12209 épara qué me iba a resistin? «dijo en y se levanto. empezo a quitarse lentamente el vestido, uicho para que se hiciera de noche, Esta wn estaba completamente iluminada.

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