Los padres y las familias son los principales responsables de enseñar y modelar los valores desde el primer sistema de los niños, que es el hogar y su entorno. Sabemos de la importancia que tiene el aprendizaje y el modelaje desde temprana edad para que crezcan con buenos pensamientos y comportamientos. Es desde el núcleo del hogar que el niño comienza a aprender por observación conductas, hábitos y creencias. De manera, que es desde el hogar, el mejor lugar y momento para enseñar intencionalmente los valores, pero más aún modelar conductas positivas. Se enseñan valores cuando aprovechamos las situaciones que surgen para reforzar positivamente conductas apropiadas y también para resaltar las consecuencias de las conductas negativas. Aquí es que enseñamos valores a nuestros hijos, usando experiencias propias o de otras personas. Por otro lado, el modelaje para la enseñanza de valores tiene un gran efecto de confianza y convicción genuina entre lo que decimos y hacemos. Cuando ambas acciones concuerdan y los hijos tienen modelos positivos en sus padres y familias, se crían observando buenas conductas, modales y valores. Ese es el mejor legado que se les puede obsequiar a los niños.