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OPINIÓN

Un intento de balance del 2022


El Frente de Todos no se animó a quebrar la pesada herencia del
gobierno del PRO

PABLO LÓPEZ FIORITO


Docente UNDAV y UBA, miembro de la Mutual Manuel Baldomero Ugarte. Twitter: @pablolopezfiori

El que escribe estas líneas, pensaba que la salida de la pandemia era con
más solidaridad, con fortalecimiento de los lazos comunitarios, con mayor
representatividad de las instituciones, pues bien, cuente estas páginas como
autocrítica. 

¿CÓMO SALIMOS DE LA PANDEMIA?

Es una pregunta necesaria para entender la irascibilidad y el cansancio en el


que se encuentra una parte importante de la población argentina,
latinoamericana y mundial. Quien escribe, pensaba que la pandemia nos
había traído una conciencia plena de la necesidad de la intervención del
Estado y de las distintas organizaciones de la comunidad. Por decirlo de
otra manera, una salida colectiva, frente al individualismo reinante,
desde la caída del muro de Berlín. Que nos había traído un Estado más
presente, no solo como control, sino como productor en el funcionamiento
del mercado, con la necesidad de una respuesta centralizada, de una
prioridad organizativa que no sea la ganancia; y nos encaminábamos a
revisar las formas organizativas de los últimos años. Un ejemplo era la
cantidad de argentinos que recibieron la IFE (compatriotas sin ingresos fijos,
ni beneficiarios de algún plan de Estado) y como contrapartida, la poca
cantidad que poseen riquezas infinitas. Sin embargo, la visualización de ese
hecho tan claro,  de esa desigualdad tan galopante, no nos llevó a
acompañar al Estado en la necesidad de medidas de igualación. Medidas que
permitan ordenar esos desequilibrios del mercado, que a diferencia de cómo
piensan los anarco liberales, no se ordenan por oferta y demanda. El Estado
intervino, en forma desarticulada, inconstante, incompleta, resolvió
cuestiones que sino gobernara el Frente de Todos, no se hubieran
resuelto. Pero hay que destacar que no se resuelven los problemas de
fondo, que dejaron las políticas implementadas desde la última dictadura
del 76. Sobre esos pendientes, se montan las críticas de la oposición para
decir que se resuelven los problemas de la Argentina con menos Estado, con
menos derechos. 

LA POLÍTICA ACORRALADA

El intento de asesinato a la Vicepresidenta y su lapidación judicial tan


injusta como inverosímil, muestran que la política, la política como
transformación de la realidad está acorralada. No tiene posibilidades porque
frente a proponer cualquier transformación del status quo heredado, el
sistema vigente, mercado, justicia, medios de comunicación, reaccionan en
bloque para evitarlo. El actual gobierno del Frente de Todos lo padeció,
como ejemplo mas grotesco, con la cautelar que echó atrás la declaración
de Internet como servicio público, y que por lo tanto su precio se debe
regular. Los argentinos así vuelcan una parte importante de sus riquezas,
a un grupo  de empresas que poseen una sobre ganancia injusta por su
rol monopólico. Algo similar pasa con las empresas alimentarias. El
movimiento refleja cuando la política no puede avanzar en estos temas,
estimulado por una parte importante del PRO, pero sobre todo de los mal
llamados “libertarios”, el odio por la política porque cuesta y mantiene las
mismas condiciones de la Argentina. Es más, “la política” es mantenida por
toda la sociedad, pero no resuelve las necesidades que la sociedad
tiene. Hoy más que nunca, si queremos que la política sobreviva, hay que
cambiar los marcos institucionales generados desde la constitución del
1994. 

EL SISTEMA JUDICIAL DESATADO

Los últimos mensajes hackeados de un grupo de Telegram entre jueces,


empresarios y funcionarios del PRO demuestran a las claras que esta
democracia, no esta gobernada por los partidos políticos, ni por políticos,
sino por jueces. Se parece más a una aristocracia (gobierno de personas con
títulos nobiliarios)  que a una democracia (gobierno del pueblo o de todos).
Cada ley o decreto pasa por el tamiz del sistema judicial que dice cuáles
leyes son la que van y cuáles no. También se juzga a quienes el sistema
judicial considera que merecen ser juzgados y a quienes consideran que
deben ser sobreseídos, como por ejemplo en el primer caso la
Vicepresidenta y en el segundo el ex presidente Mauricio Macri. La sutileza
es que el sistema judicial debe ser autónomo del poder político y del
pueblo; y en realidad se constituye como un poder político más, el que
más poder tiene, por que no se somete a ningún examen electoral, no
puede percibir qué piensa el pueblo respecto a su gestión de la justicia, y
tampoco le importa mucho lo que piensa la plebe. Todo a la quinta
potencia de como ya lo planteaba el Martín Fierro de José Hernández: “La
ley es tela de araña, y en mi ignorancia lo explico, no la tema el hombre
rico, no la tema el que mande, pues la rompe el bicho grande y sólo
enrieda a los chicos. Es la ley como la lluvia, nunca puede ser pareja, el
que la aguanta se queja, más el asunto es sencillo, la ley es como el
cuchillo, no ofende a quien lo maneja.”

EL FRENTE DE TODOS, REPRESENTANDO A MENOS

Charlando con algunos investigadores de la opinión pública, el voto del


libertario Melenudo, se alimentaba de los votantes de Juntos por el Cambio.
Personas cansadas de la experiencia del gobierno macrista que piensa que
hay que pisar el acelerador de las desregulaciones y las privatizaciones. Pero
lo que pasa en este momento es que los votos de Milei salen de los votos del
Frente de Todos, sectores que se vieron defraudados por el gobierno. Y es
que ya lo planteamos en otras columnas, el Frente de Todos gobernando no
se animó a quebrar la pesada herencia del gobierno del PRO. Y para votar
ajustadores, acuerdistas con el fondo, mejor votar a los originales. O por
decirlo de otra manera, ellos desde Milei hasta Morales, son el status quo,
defienden a los que no necesitan ser defendidos porque gozan de medios,
dinero y tribunales. El Frente de Todos, defiende la subalternidad, los que
trabajan de sol a sol y no llegan a fin de mes, a los que necesitan del
Estado, de los sindicatos y las organizaciones sociales, y que en su universo
cultural no existe la posibilidad de irse del país. Es decir las grandes
mayorías. Al aceptar las condiciones que Juntos por el Cambio heredó,  el
Frente de Todos quedó sin poder utilizar al Estado para representar a las
mayorías argentinas, y muchos sectores se van a las manos del enojo de
Milei.

FRENTE DE TODOS, CON TODOS 

No le queda otra al Frente de Todos que intentar nuevas síntesis, ponerse de


acuerdo en un plan de gobierno para proponerle a la sociedad. Pero que a la
vez ordene el accionar del gobierno y del espacio político. Renegociar el
acuerdo con el Fondo (que la paguen los que la fugaron), pensar en un rol
activo de las pymes y de las cooperativas de la economía popular, con
planificación económica por parte del Estado; de alguna forma acabar con
los monopolios económicos que corrompen nuestro sistema de costos y
precios, reforma de todos los poderes para que el Estado sea reflejo de la
sociedad y pensar en el desarrollo equilibrado con el Mercosur y el
Unasur. Un Frente de Todos, que descubra que no hay otro camino para
la Argentina que lo que él le puede proponer, por su propuesta incluye a
los que no están de acuerdo ideológica, política y culturalmente con él.
Las otras propuestas políticas, libertarias, propistas o frente cambistas
solo llevan a la desintegración de la Argentina y a la condena de las
mayorías a la pobreza y la desilusión.

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