Entrevistas: Las entrevistas estructuradas o semiestructuradas con el
individuo evaluado, sus padres, maestros u otros profesionales pueden proporcionar información valiosa sobre antecedentes, habilidades, dificultades, comportamiento y motivación. 2. Observación directa: Observar al individuo en diferentes entornos, como el aula, el hogar o el entorno de juego, puede proporcionar información sobre su comportamiento, interacciones sociales, habilidades de comunicación y adaptación. 3. Pruebas psicométricas: Las pruebas estandarizadas y validadas se utilizan para medir habilidades cognitivas, aptitudes, habilidades académicas, habilidades sociales y emocionales. Algunas pruebas comunes incluyen pruebas de inteligencia, pruebas de aptitudes académicas, pruebas de atención y concentración, entre otras. 4. Cuestionarios y escalas: Los cuestionarios y escalas de evaluación permiten recopilar información sobre aspectos específicos, como el comportamiento, las emociones, la autoestima, la motivación, las habilidades sociales, entre otros. Estos cuestionarios y escalas pueden ser completados por los padres, maestros o el propio individuo. 5. Análisis de muestras de trabajo: Revisar y analizar muestras de trabajo académico, como exámenes, tareas y proyectos, proporciona información sobre el rendimiento académico, la comprensión de los conceptos y las habilidades de resolución de problemas. 6. Evaluación funcional del comportamiento: Este enfoque se centra en analizar las funciones o motivaciones subyacentes de un comportamiento problemático o desafiante, a través de registros de observación y entrevistas. Ayuda a identificar las causas del comportamiento y a desarrollar estrategias de intervención adecuadas. 7. Registro de observaciones y anecdotarios: Tomar notas detalladas sobre el comportamiento, la participación, el nivel de atención y otras observaciones relevantes durante las interacciones y actividades puede proporcionar una imagen completa del individuo y su funcionamiento en diferentes situaciones.