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Los Niños del Plomo – La Oroya, Perú - 2005

Contexto

La Oroya está Situada 3750 m s. n. m. en la vertiente oriental de la Cordillera de los Andes, sobre
un amplio valle que origina del Río Yauli y que se une con el Río Mantaro que genera un estrecho
valle, a 176 km al este de la capital peruana Lima. Presenta una problemática en la cual las casas,
calles, hospital, colegio y áreas verdes están cubiertas por polvo que parece arena. Este polvo tiene
gran concentración de plomo y es producto de una chimenea de fundición de metales de un
complejo metalúrgico. Los niños respiran y tragan constantemente el metal que viaja en el aire y se
deposita en el suelo, lo que ha generado problemas de salud en la población.

Complejo Metalúrgico La Oroya

Fundado en 1922 por la empresa norteamericana Cerro de Pasco Copper Corporation. A pocos años
de su creación los agricultores se quejaban del humo que secaba sus pastos, en ese entonces las
montañas eran verdes y en el rio Mantaro se pescaban truchas y ranas, no obstante, actualmente
las montañas están peladas, de color negro, no se puede sembrar y el río está ‘’muerto’’.

En 1974 el gobierno expropia y nacionaliza el complejo. La contaminación del suelo, aire y agua
empeora con esto. En 1997 la planta es vendida por parte del gobierno de Alberto Fujimori por 120
millones de dólares a la empresa estadunidense The Doe Run Company, la productora de plomo
más grande de América del Norte. La compra implicaba que durante 10 años la empresa estatal
Centromín Perú que vendió a Doe Run el complejo asumiría toda demanda legal atribuible a la
contaminación histórica de La Oroya. En ese periodo se comprometían a crear un plan de control
de emisiones y efluentes industriales que nunca se cumplió. Doe Run pertenece a la compañía
Renco Group que enfrenta muchos juicios por daño al medio ambiente y a la salud.

De este complejo dependen las familias de 4000 obreros más las familias de miles de comerciantes
y transportadores.

Problemática

El complejo metalúrgico posee una Chimenea de cemento, la cual distribuye los gases producto del
procesamiento de plomo, zinc, cobre, oro y plata a sus alrededores en forma de nube. Los gases
están compuestos por una combinación de plomo, arsénico y dióxido de azufre, entre otros
contaminantes. La exposición prolongada al plomo provoca daños en el sistema nervioso central y
tiene acción lenta. Adicionalmente, es una zona muy pobre, no tiene sistema de alcantarillado,
falta de agua y tiene contaminación en el rio por acumulación de basuras, lo que agudiza este
problema.

El problema es grave, ya que al día esta fundición arroja más de dos toneladas de plomo a la
atmósfera, cifra que es ‘’pequeña’’ en comparación con la emisión cuando la planta era de carácter
público, no obstante, es 29 veces mayor a la emisión de plomo de la planta que posee la compañía
en Missouri. Es importante resaltar que en la planta de Missouri en el año 2001 se determinó que
los valores de plomo en los niños de las inmediaciones de la empresa aumentaban, por lo que el
gobierno de Estados Unidos obliga a reducir las emisiones de sus chimeneas y renovar la tierra
aledaña. A partir de ese año en la planta de esa ciudad se cumple con los estándares de calidad del
aire exigidos por la norma, sin embargo, en Perú nunca se ha solucionado nada.

La empresa en sus inicios en el pueblo plantó árboles, organizó concursos de pintura y creó un
comedor para los niños de bajos recursos, también creó un deposito para el almacenamiento de
trióxido de arsénico, sustancia que es muy tóxica, por lo que se ganaron el apoyo de muchos
pobladores. Sin embargo, según estudios del gobierno entre 1995 y 2002 la calidad del aire de la
zona disminuyó, mientras que la producción de plomo creció.

Estos compuestos han afectado gravemente a la población de salud y según estudios del 2002, se
pudo determinar que el 99% de niños de La Oroya estaban intoxicados con plomo, en
concentraciones que triplican el máximo permitido por la OMS. Esto ha generado roces entre el
gobierno y la empresa, sin embargo, la compañia amenaza con irse del país, por lo que el gobierno
les ha extendido en varias ocasiones el plazo para tomar las medidas estipuladas para mitigación y
control del impacto ambiental. La acción más importante para la mitigación de este problema es la
construcción de una planta de ácido sulfúrico avaluada en 100 millones de dólares que nunca se ha
construido y la empresa culpa la falta de recursos para esto al valor del plomo y la competencia con
China.

Ante las amenazas de la compañía de irse del país, el sindicato de la empresa, los obreros y los
habitantes han realizado protestas con el fin de que la compañía se quede. La población depende
económicamente de la planta y por este motivo no dejan que se vaya, así esto los siga
perjudicando. El Estado también ha sido cómplice, ya que el presidente Alejandro Toledo en el año
2004 firmó el Decreto Máximo 046 con el cual se ampliaban los plazos a las compañías para cumplir
los planes de mitigación ambiental, lo que causó la renuncia de la ex directora de minería del país
en esa época que no estaba de acuerdo con hacer minería a cualquier precio.

Casos específicos del artículo

Mishell Barzola – 6 años, mide un metro, ya no crece y pesa 14 kg. La hermana de Mishell, Rosario
Barzola de 12 años asegura que ‘’A veces nos llenamos de plomo y nos da una enfermedad.
Nuestro estómago se llena de plomo. Con eso también podemos morir’’, lo que demuestra que
entre su inocencia los niños son conscientes de su situación.

Por otro lado, los pobladores se habituaron a andar con ojos rojos, inyectados y con un pañuelo
para cubrirse del humo, por lo que se puede decir que ya se acostumbraron a vivir en medio de la
nube de emisiones de la planta. Además del trabajo, muchas familias de la zona apoyan a la
empresa porque tiene un comedor donde los niños más pobres pueden ir a almorzar y también
reciben juguetes de la compañía cada diciembre.

La persona que presenta a Mishell es su madre, la cual unos días después del inicio de la entrevista
se ve un poco alejada y justifica que las ‘’señoritas de la empresa’’ (un grupo de 70 amas de casa)
llamaron a intimidarla por hablar con una periodista. Este grupo de mujeres voluntarias se la pasa
barriendo las calles, ayudando a lavar las manos y diseminando los mensajes de la compañía. Este
grupo de mujeres discute con la periodista, en donde le expresan que les molesta que los
periodistas traten de mongólicos a sus hijos, defienden a la empresa expresando que esta les da
trabajo, ropa y juguetes a los niños.

Según estudios de una ONG, el 88% del suelo de las casas, comercios y escuelas de La Oyola están
contaminados con altos porcentajes de plomo. Por otro lado, un tercio de las casas únicamente
tienen una habitación, donde duermen todos los integrantes de la familia, por lo que la vida diaria
es afuera de sus casas, salvo que ‘’venga el humo’’ como lo expresan los pobladores, con lo que se
refieren a que la nube de humo crece y es necesario que todos se refugien en sus casas, cosa a la
que ya se habituaron los pobladores.

En general, los niños de la zona sufren de falta de apetito y bajo crecimiento, sin embargo, algunos
políticos de la zona como el Intendente Clemente Quincho asegura que no conoce a ningún niño
hospitalizado por exceso de plomo en su organismo, lo que corrobora la complicidad del gobierno
con la compañía.

Por otro lado, entrevistan a la mamá de otra niña con asma, en donde se establece que para
personas con problemas respiratorios es peor la situación, ya que el dióxido de azufre los impacta
más que a la población común. La chimenea de la empresa al día emite 800 toneladas de dióxido
de azufre sobrepasando cinco veces el máximo permitido por las autoridades peruanas.

Según el presidente de Doe Run Perú, Bruce Neil, la compañía tiene los mismos estándares
ambientales que en Estados Unidos y asegura haber reducido la emisión a un tercio, sin embargo,
con el ejemplo de Missouri podemos ver que esto no es cierto.

La entrevista con la madre de Mishell gira entorno a la espera de los resultados de sangre de su
hija, los cuales se demoraron muchos meses en darse a conocer por parte de Doe Run y el
Ministerio de Salud de Perú. Estos resultados mostraron que, de 789 niños estudiados, solamente
uno no tiene más de 3 veces plomo en su organismo que el máximo de 10 microgramos por
decilitro de sangre (el máximo permitido por la OMS). Según ese estudio, más de la mitad de los
niños ya tienen problemas psicomotores y cinco niños tienen tanto plomo en su organismo que es
probable que mueran. Mishell tiene en su organismo 42 microgramos de plomo por decilitro en su
sangre y su hermano de 2 años tiene 50 microgramos. A partir de estos resultados, Doe Run se
compromete a mitigar el impacto, llevando a varios niños a una escuela alejada de la planta
durante el día para bajar su exposición y a los niños restantes se les hará un seguimiento médico y
nutricional. Sin embargo, miles de niños de la zona que no participaron en el estudio, estarían
afectados y no tendrían ningún seguimiento. Para dar cierre al articulo se expresa que las leyes
latinoamericanas son tramposas y solo se ve cumplimiento en países más desarrollados como en
Estados Unidos donde la empresa si mitigo y cumplió con los estándares ambientales.
CIDH presenta caso ante la Corte IDH sobre responsabilidad de Perú por efectos de la
contaminación en la Comunidad de La Oroya

(Los niños del plomo 15 años después)

Contexto

El 30 de septiembre de 2021 la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) presenta el


caso de la comunidad de La Oroya ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte
IDH), ya que se culpa al Estado por los perjuicios causados a los pobladores de la Comunidad de La
Oroya, como consecuencia de actos de contaminación realizados por el complejo metalúrgico de la
comunidad.

Argumentos de la CIDH

En 1993 en Perú se promulga el Reglamento para la Protección Ambiental en la Actividad Minero


Metalúrgica, donde se establece que las operaciones en desarrollo debían contar con un Programa
de Adecuación y Manejo Ambiental (PAMA). Sin embargo, para el caso del Complejo Metalúrgico La
Oroya, entre 1999 y 2002 se ejecutaron al menos cuatro modificaciones al PAMA original para
postergar la ejecución de los proyectos para la protección y mitigación ambiental. El más
importante era la construcción de una planta de ácido sulfúrico, sin embargo, el Estado emitió tres
normas que permitieron la concesión de prórrogas a favor de la compañía extranjera Doe Run.

Por otro lado, en el 2002 algunos pobladores de La Oroya presentaron una acción de cumplimiento
contra el Ministerio de Salud y Dirección General de Salud Ambiental para la protección de sus
derechos a la salud y a un medio ambiente saludable buscando que se hiciera efectiva la
construcción de la planta de ácido sulfúrico; en el 2006 el Tribunal Constitucional ordena las
medidas de protección, sin embargo, después de más de 14 años, implementaron los puntos
resolutivos y durante este tiempo no se impulsaron acciones por parte del máximo tribunal para su
cumplimiento.

Algunas observaciones de la Comisión

El Estado no cumplió con sus deberes de regular, supervisar y fiscalizar el comportamiento de las
empresas encargadas de la planta respecto de los derechos de las personas. Por ejemplo, mientras
operaba la empresa estatal CENTROMIN no había obligaciones ambientales claras. Adicionalmente,
luego de la privatización del Complejo Metalúrgico el Estado no presionaba para el cumplimiento del
PAMA, dando reiterativas prórrogas, comprometiendo los derechos humanos de los pobladores.

Se estableció que existe una relación causal entre los indicadores estatales que fijan los límites
permisibles para determinados productos de las actividades empresariales y la contaminación
ambiental, y los niveles que son aceptables para el ambiente y la salud humana; en este sentido, el
Estado no justificó las razones por las cuales mantuvo límites de 365 ug/m 3 de dióxido de azufre
hasta el 2009, cuando la OMS ya había fijado como parámetro guía en 2005 el límite de 20 ug/m 3.
En este sentido, el Estado peruano incumplió sus obligaciones inmediatas en materia de derecho a
un medio ambiente sano y a la salud.

Adicionalmente, el Estado no adoptó las medidas adecuadas, específicas y diferenciadas para hacer
frente a los peligros y riesgos ocasionados por la contaminación del medio ambiente en la salud
infantil de la comunidad, tampoco garantizó la participación pública de las víctimas para poder
cuestionar, indagar y opinar sobre las decisiones que los afectarían directamente; adicionalmente,
no recibieron información suficiente y oportuna sobre las medidas que fueron adoptadas y
afectaron sus derechos.
Finalmente, se señaló que tampoco se realizaron investigaciones serias y efectivas de carácter
penal o administrativo que garantizaran el acceso a la justicia a las víctimas que fueron objeto de
amenazas, hostigamientos o represalias por parte de trabajadores de la empresa Doe Run Perú, a
raíz de las denuncias realizadas a causa de la contaminación.

Conclusión

Se concluyó que la ausencia de sistemas adecuados de control a través de un marco regulatorio


claro, la falta de supervisión constante y efectiva, la ausencia de sanciones o acciones inmediatas
para atender las situaciones de degradación ambiental alarmante, permitieron que el Complejo
Metalúrgico generara altos niveles de contaminación que han impactado seriamente la salud de las
víctimas durante todos estos años. El Estado peruano es responsable por la violación de los
derechos a la vida digna, integridad personal, garantías judiciales, acceso a la información en
materia ambiental, derechos de la niñez, participación pública, protección judicial, salud y medio
ambiente sano establecidos en la Convención Americana.

En consecuencia, la Comisión solicitó a la Corte IDH que establezca las siguientes medidas de
reparación:

1. Reparar las violaciones de derechos en los aspectos materiales e inmateriales.

2. Medidas de atención en salud física y mental para la rehabilitación de las víctimas;


estas medidas deben ser gratuitas, accesibles y especializadas. Esta atención debe
priorizar a los niños.

3. Investigaciones penales relacionadas con los actos de amenazas y hostigamientos


a las víctimas.

4. Investigaciones administrativas, civiles o penales para deducir las responsabilidades


de funcionarios o terceros respecto a la contaminación ambiental en La Oroya que
afectó el derecho a la salud de las víctimas. Adicionalmente, deducir eventuales
responsabilidades de la empresa respectiva en relación con la contaminación
ambiental.

5. Tomar medidas para evitar que hechos similares se repitan.

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