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BLOQUE 2 – LA LITERATURA ESPAÑOLA HASTA 1975

La poesía de 1939 a 1975. Claudio Rodríguez

El conflictivo período que genera la Guerra Civil española (1936-1939) y la dictadura franquista influirán en la
poesía española puesto que muchos autores fueron al exilio. Esta situación de desarraigo y alejamiento de su
país natal condicionará la obra de muchos de ellos. Por otra parte, la Guerra, con la división entre dos Españas,
y las consecuencias dolorosas y mortales de la misma, afecta a los temas poéticos que se hacen más hondos,
espirituales y reflexivos
1. Generación del 36: 4
Los autores cuya obra reflejó las consecuencias sociales y políticas de la guerra se conocen como
Generación del 36 o Generación escindida. La Guerra Civil y sus dramáticas consecuencias intensifican el
proceso de rehumanización que ya se había iniciado en la lírica española a partir de la década de los treinta.
Esta rehumanización consistía en la expresión de preocupaciones y sentimientos humanos, individuales y
sociales. Dicha tendencia supuso la renuncia al arte puro que había predominado en los movimientos
artísticos próximos a las vanguardias.
MIGUEL HERNÁNDEZ
Su figura sirve de puente entre la generación del 27, con el que tuvo contactos, y la generación del 36, a la
que el poeta pertenecería por edad. Su vocación poética lo llevó a procurarse una intensa formación
autodidacta. En su obra integra las influencias de la poesía clásica castellana con movimientos
vanguardistas, como el surrealismo, y con el estilo de otros poetas contemporáneos como Vicente Aleixandre
y el chileno Pablo Neruda.
- Primera etapa, entre 1933 y 1936: destaca por su virtuosismo formal y complejidad lingüística Perito
en luna: conjunto de octavas reales con marcada influencia de Góngora, tanto en la sintaxis como en el
formalismo culterano, aunque la originalidad de sus imágenes lo acerca a las técnicas vanguardistas.
 El rayo que no cesa: sonetos, en su mayoría, donde aborda temas como el amor, la pena y la muerte.
Destaca “La elegía a Ramón Sijé”, poema dedicado a la prematura muerte de su amigo, que conforma
una desgarrada queja de incomprensión hacia la muerte.
- Segunda etapa, que comienza con la Guerra Civil: su poesía se vuelve más comprometida política y
socialmente y utiliza en sus versos un lenguaje más directo.
 Viento del pueblo: de tono épico y combativo, donde defiende sus ideas revolucionarias y sus valores
republicanos. Destacan poemas como “Aceituneros” o “El niño yuntero” donde destaca su preocupación
social.
 El hombre acecha: de tono más íntimo que la anterior, se lamenta de la muerte de su primer hijo y por el
debilitamiento del bando republicano.
 Cancionero y romancero de ausencias: con un lenguaje poético más espontáneo y una sintaxis más
sencilla. Les dedicó a su mujer y a su hijo estos poemas escritos desde la cárcel, de los que destaca
“Nanas de la cebolla”.
La preocupación por el hombre es patente: primero en los años cuarenta, con un enfoque
existencial; después, en los años cincuenta, con un enfoque social.
2. Poesía de los años cuarenta (poesía existencial) marcada por las inquietudes existenciales y religiosas, se
ha organizada tradicionalmente en dos tendencias, que Dámaso Alonso denominó poesía desarraigada y
poesía arraigada.
2.1. Poesía arraigada:
Con este término Dámaso Alonso quiere referirse a los poetas afines al régimen franquista, que
publicaron en revistas como Escorial o Garcilaso. Presentan una visión amable, positiva y conformista
del mundo. Recuperan temas como el amor, la fe católica, el paisaje o la patria, unidos al ensalzamiento
del régimen y sus valores. Se trata de una poesía intimista, caracterizada por la perfección formal, el
regreso a estructuras métricas clásicas y un lenguaje deliberadamente sencillo. Se incluyen en este grupo
algunos autores de la Generación del 36: José García Nieto, Luis Rosales (con obras como La casa
encendida, donde transita desde la desesperanza al hallazgo del sentido de la vida en la amistad, el
amor, la familia y los recuerdos. La casa, cuyas habitaciones se van iluminando, simboliza la vida) ,
Leopoldo Panero (Canto personal), Dionisio Ridruejo (Sonetos a la piedra) y Luis Felipe Vivanco
(Tiempo de dolor).
2.2. Poesía desarraigada:
Transmiten una profunda angustia porque los poetas percibían la realidad como un caos. Hablan de
la falta de sentido de la existencia, marcada por el paso del tiempo y la muerte , y de la que Dios parece
haberse alejado. Emplean tono dramático y un lenguaje directo y desgarrado. Algunos de ellos
estuvieron aglutinados en torno a la revista Espadaña.
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El máximo representante es Dámaso Alonso que en 1944 publicó Hijos de la ira, poemario de corte
existencial y que se considera su obra más lograda. En sus obras reflexionaTemáticasobre la condición humana,
en un escenario de posguerra donde imperan la injusticia, la miseria material y moral
1. Apasionada en uny primer
el odio. Escrito
momento,
en versículos de ritmo obsesivo, se oponía a la preferencia por elincrepando verso tradicional de la poesía
a los vencedores.
2. Nostalgia
arraigada. Con un lenguaje onírico y con ecos surrealistas, presenta un mundo y mundo por
dominado personal del autor
el horror y más
tarde, teniendo siempre de fondo la temática
la injusticia, ante el cual Dios se muestra impasible. de España.
Otros autores que seguirán esta línea son: Vicente Aleixandre (miembro  Forma también de la generación
del 27, presenta en Sombra del paraíso un mundo del que el hombre ha1. sido dolorosamente
Lenguaje desterrado)
directo en un principio.
y Victoriano Crémer (La espada y la pared). 2. Preocupación formal luego.
3. Poesía en el exilio:
3.1. Manuel Altolaguirre: miembro de la Generación del 27. Su obra es breve, cálida y musical, de tono 4
vitalista; utiliza sobre todo estrofas tradicionales y versos de arte menor (Las islas invitadas).
3.2. Emilio Prados: miembro también de la Generación del 27. Durante la Guerra Civil su poesía derivó a
temas sociales y de combate. Su obra mejor considerada es Jardín cerrado.
3.3. León Felipe: poeta zamorano que combatió durante la Guerra Civil, tras la cual emprendió un largo
viaje por Hispanoamérica hasta que terminó instalándose en Méjico. En su primer libro, Versos y
oraciones del caminante, España es el tema central, igual que en Español del éxodo y del llanto, donde
identifica la España vencida con un Quijote que ha visto derrotados sus ideales.
4. Poesía de los años cincuenta (poesía social):
Línea dominante en la lírica española de principios de los 50. Es una lírica de realismo testimonial que
continúa la línea rehumanizadora iniciada antes de la Guerra Civil, bajo la influencia de Machado, Neruda o
Miguel Hernández.
Características:
- La literatura se concibe como herramienta de transformación social y política, que dé testimonio de
los problemas de España y contribuya a su solución mediante una actitud comprometida.
- El eje temático es la denuncia de las injusticias y de la falta de libertad, desde un tono pesimista,
mayoritariamente.
- El estilo está condicionado por la voluntad de escribir una poesía que llegue a la inmensa mayoría y
por la necesidad de salvar la censura: el lenguaje adopta un tono llano y conversacional.
- Importancia del contenido y marcado carácter narrativo.
Las obras de 1955 Pido la paz y la palabra, de Blas de Otero y Cantos íberos, de Gabriel Celaya se
consideran los poemarios más representativos de esta poesía.
4.1. Gabriel Celaya: seudónimo de Rafael Múgica, en su poemario Cantos íberos, muestra una concepción
instrumental de la poesía y un compromiso sociopolítico. En él se incluye el poema “La poesía es un
arma cargada de futuro” que alcanza el rango de manifiesto de la poesía social y donde utiliza un
lenguaje intenso y combativo, coloquial e iconoclasta.
Además de su poesía social, también escribe poemas de corte surrealista u otros experimentales. En
general, su obra se caracteriza por su original fusión de lo culto y lo popular.
4.2. José Hierro:
- Primeros libros: se inscriben en la poesía existencial (Tierra sin nosotros y Alegría).
- Reportajes: durante los años 50 escribe textos de carácter testimonial en los que predomina la
narración aparentemente objetiva. Son estos poemas los que pueden incluirse en la poesía social
(por ejemplo “Réquiem” incluido en Cuanto sé de mí )
- Alucinaciones: son poemas más herméticos y con elementos surrealistas (“Teoría y alucinación de
Dublín” incluido en Libro de las alucinaciones).
4.3. Blas de Otero:
En su obra se aprecian tres etapas, marcadas por su vida e ideología:
- Etapa existencial: indaga sobre la existencia del ser humano desvalido, en un tono dramático y
tenso donde se vale de modelos estróficos clásicos rotos mediante encabalgamientos abruptos. Se
interroga sobre el sentido de la existencia del ser humano condenado a ansiar lo eterno, pero
abocado a la soledad y la muerte (Ángel fieramente humano y Redoble de conciencia ambos
reunidos e Ancia).
- Etapa social: se centra en la situación de España y en la solidaridad humana. Pido la paz y la
palabra, En castellano, Que habla de España: en ellos denuncia la falta de libertad de la España
franquista. En estas obras predomina la expresión sencilla, aunque son frecuentes los juegos de
palabras, la ironía, los símbolos, etc.
- Búsqueda de nuevas formas expresivas. Durante los últimos años experimentó con formas
métricas más libres y poemas en prosa. Asimismo, incorporó a su poesía imágenes novedosas que
aportaron cierto hermetismo y dio paso a temas más personales (Poesía con nombres).
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5. Otras tendencias:
El panorama de la lírica de posguerra no se agota en las dos líneas anteriores. Así hay que citar algunos
movimientos marginales que han sido reivindicados actualmente como el Postismo o Postsurrealismo que
enlaza con la poesía de vanguardia. Se inicia en 1945 con Carlos Edmundo de Ory, fundador de la revista
de ese nombre. Otros poetas J. E. Cirlot, Ángel Crespo, Gloria Fuertes, a la que se reivindica ahora como
poeta, y Carlos Edmundo de Ory. De carácter más clásico y relacionado con Andalucía está el grupo
Cántico, que toma el nombre de un libro de Jorge Guillén, donde destaca el cordobés Pablo García Baena,
fallecido en 2018. Otros autores, como el leonés Antonio Gamoneda, Premio Cervantes, realizan una obra
callada, con títulos como Blues castellano, que será reconocida ya en los últimos años. Y, por último, autores
como Miguel Labordeta que desarrolla una poesía rebelde y desgarrada sobre los problemas del existir y
sociopolíticos con un lenguaje próximo al surrealismo. 4
6. Los poetas de los años sesenta:
La promoción de poetas que se dio a conocer a finales de los 50 recibe el nombre de Generación del
Medio Siglo, Generación del 50 o Generación del 60. Para estos autores Antonio Machado se convertirá
en el referente tanto ético como estético. La mayoría inicia su andadura en la poesía social y en sus primeros
libros denuncian la situación sociopolítica. Más tarde, estos autores se platean la función de la poesía como
un vehículo de conocimiento y un cauce de indagación en la propia experiencia.
Características generales:
- Autobiografismo: desaparece el compromiso ideológico explícito y destaca el componente
autobiográfico (“Autobiografía” de José Agustín Goytisolo).
- Diversidad temática: la realidad inmediata de España, el amor (“Me basta así” de Ángel
González), la amistad, el paso del tiempo, las vivencias de la GC (“El campo de batalla”, también de
Ángel González) o la evocación de la infancia y la adolescencia como paraísos perdidos.
- Lenguaje conversacional e intimista: aparente sencillez y claridad. Uso de la ironía para
distanciarse de las propias emociones.
Autores:
6.1. Jaime Gil de Biedma:
A pesar de pertenecer a la alta burguesía catalana, desarrolló pronto una profunda conciencia social y
política. Sus composiciones suelen partir de algún hecho anecdótico de carácter realista a partir del cual
indaga en temas como la identidad, la adolescencia, el paso del tiempo y la derrota de las ilusiones (“No
volveré a ser joven”).Reunió su producción poética en Las personas del verbo.
6.2. Ángel González:
Se considera el más social de su generación, si bien en su obra se aprecia un recorrido desde el
pesimismo existencial a la elegía reflexiva, pasando por lo lúdico y humorístico. Gran parte de su obra
está reunida en la antología Palabra sobre palabra.
6.3. José Ángel Valente:
En sus poemas reflexiona sobre la naturaleza de la poesía y el proceso de su creación.
- Primeros libros: de tono más existencial, donde la poesía se ve como medio de alcanzar la plenitud.
(A modo de esperanza, Poemas a Lázaro)
- Obra intermedia: sus versos van ganando en complejidad conceptual y sus temas se amplían hacia la
posición del ser humano en el mundo.
- Últimas obras: poemas breves, de gran concentración expresiva que tratan sobre la naturaleza
inefable del acto poético.
6.4 JOSE AGUSTIN GOYSTOLO
 Barcelona 1928.
 Componente de la denominada escuela de Barcelona
 Su poesía se caracteriza por su dimensión ética y existencial.
 Entre sus poemarios, cabe mencionar Salmos al viento (1958), Años decisivos (1961), Del tiempo y
del olvido (1977), Palabras para Julia y otras canciones (1979), A veces gran amor (1981), Final de un
adiós (1984), El rey mendigo (1988), Oda a Barcelona (1993), Como los trenes en la noche (1995),
Las horas quemadas (1996) y la antología Poeta en Barcelona (1997).
 En edición póstuma apareció Poesía (1999), con una selección hecha por el mismo autor antes de su
muerte
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Claudio Rodríguez
El zamorano Claudio Rodríguez (1934-1999), Su vida estuvo marcada por
el drama de la muerte temprana del padre y el asesinato de su hermana . Aun así,
completó los estudios de Filología y pasó temporadas como Lector de español en
universidades inglesas. Su obra tiene una fuerte influencia de autores como San
Juan de la Cruz, los clásicos del siglo de Oro, Antonio Machado, Jorge Guillén o
los poetas simbolistas franceses. Pese a ser escritor de una obra no muy extensa,
fue un poeta extraordinariamente precoz que ganó con su primer libro el premio
Adonais cuando aún no había cumplido los veinte años. En sus primeras obras, su
poesía tiene importantes influencias del simbolismo francés, así como de autores
como Dámaso Alonso y Vicente Aleixandre, con quienes, además, le une una 4
relación de amistad. Durante muchos años se dedicó a la enseñanza, aunque su
verdadera pasión siempre fue escribir, y no cesó de hacerlo, recibiendo por ello innumerables
reconocimientos.
Fue elaborando, a lo largo de su obra poética, una minuciosa teoría del conocimiento del mundo. Con
variaciones de tono, lenguaje y técnica, cantó y celebró la realidad envolvente de los objetos sencillos y el
vivir mismo, hecho concreto en la anécdota cotidiana. Se trata de un poeta un tanto singular por el
tratamiento de ciertos temas que lo alejan de sus compañeros.
En Don de la ebriedad, por ejemplo, el yo poético expresa, en un tono celebrativo con influencias de la
mística, el deseo de fundirse en comunión con la naturaleza, se celebra la capacidad de nombrar (mediante el
don de la poesía) una naturaleza que se experimenta como unidad armónica, en un estado de entusiasmo
pleno (de ebriedad). Y utiliza en muchas ocasiones un lenguaje cercano al de la religión cristiana: …qué
sacrilegio este del cuerpo, este/ de no ser la hostia para darse. En efecto, se trata de una poesía en la que lo
fundamental es el fervor lírico ante la vivencia inmediata y el contacto del poeta con la tierra y el mundo
campesino. Y aunque coincide con otros poetas castellanos en esta tendencia telúrica, ya que su obra se
nutre de los temas de la tierra: meseta, surco, vendimia…, en Claudio Rodríguez se da una correspondencia
entre los movimientos de la naturaleza y los de las tareas agrícolas, en los que siempre está presente el fluir
de la muerte a la vida y de la vida a la muerte. Además de los elementos de la naturaleza: viento, espiga,
surco…, aparecerán los de la labor: siembra, arado… Este estado de éxtasis vital, que lo aproxima a la
literatura mística, se expresa con gran musicalidad en endecasílabos asonantados que alternan con versos
blancos. Claudio Rodríguez afirmó que la poesía consistía en "hallar la certeza única”. Hay, por ello, en su
obra, un sentimiento espiritual, de búsqueda de unas raíces, de crear magia con la palabra pura.
En cuanto al tema del amor, aparecen dos posibles manifestaciones: el júbilo y el dolor. Ambas nociones
participan de una misma realidad y no son, por tanto, excluyentes.
Su obra se va “aclarando” en libros posteriores, es decir, se hace más abierta sin que con ello disminuya
su calidad poética. El recurso del símbolo se hace presente en todos sus poemas. En Conjuros (1958)
representa la superación de la embriaguez primera, a la que sucede la contemplación de la forma de la
materia (una pared, una viga…), en la que los objetos inmediatos adquieren una significación figurada,
simbólica. Contiene algunos de sus poemas más conocidos como “A mi ropa tendida” donde esta es un
símbolo de su interior. Otro tema frecuente será la poesía misma, entendida como don, el alma, la amistad,
el amor o la solidaridad (Conjuros, Alianza y condena, el vuelo de la celebración y Casi una leyenda). En
sus dos últimos libros, la poesía, siendo todavía una indagación cognoscitiva, se transforma en ámbito de
celebración vitalista de la realidad. En El vuelo de la celebración (1976) persiste la dualidad de lo existente,
pero ahora se celebra tanto el conocimiento como el remordimiento, porque ambos son caminos de mejora.
La asunción jubilosa de la vida —con sus zonas de sombra— continúa en Casi una leyenda (1991),
aunque un barniz de melancólica resignación ante lo incognoscible de la verdad cubre todo el libro.
En su poesía, además, destaca el realismo metafórico, un recurso literario que consiste en tomar un
elemento o hecho sencillo de la realidad y construir a partir de él un sentido universal, trascendente.
Claudio Rodríguez dejó a su muerte un poemario inédito, cuyo título, Aventura, recuerda unas palabras
suyas: “La poesía es aventura —cultura—. Aventura o leyenda, como la vida misma”.

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