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VI.

ARISTOTELES: LA EDUCACION COMO CONSTRUCCION DE HABITOS


Aristóteles (384-322 a. de J. C.) nació en Estagira, de la península Calcídica. Su padre
era médico del rey de Macedonia. A los 17 años ingresó en la Academia de Platón, en
la que permaneció hasta la muerte del maestro (año 348 6 347). La independencia de
pensamiento y crítica que Aristóteles manifestó más tarde (no olvidemos que el
platonismo y el aristotelismo representan dos perspectivas distintas de filosofar) dio
pábulo
motivo
a la leyenda que habla de ingratitud del Estagirita hacia su maestro; pero no
hubo tal ingratitud, sino afectuosa relación, aun dentro de la diferencia de
pensamiento. "La amistad y la verdad -diría Aristóteles- son ambas preciosas, pero
cosa santa es honrar aún más la verdad." Llamado por Filipo para encargarse de la
educación de su hijo Alejandro cuando éste tenía trece años, desempeñó el cometido
de preceptor del famoso Alejandro Magno por tres años; éste pudo afirmar de su
maestro
maestro que "si debía a Filipo el vivir, era deudor a Aristóteles del bien vivir". Después
fundó en Atenas la escuela científico-filosófica llamada Liceo (por su proximidad al
templo de Apolo Liceo). Alternaba las enseñanzas con lecciones magistrales y
dialogadas; éstas solía darlas paseando con sus discípulos por el jardín del Liceo; de
aquí que recibiera la escuela también el nombre de "Peripato" y se llamase
"peripatética" la doctrina allí enseñada.
Aristóteles, hombre de talento excepcional, es uno de los genios más grandes que ha
producido la Humanidad. Equilibrado y profundo, dotado de prodigiosa memoria, se
mostró respetuoso con los pensadores anteriores a él incluso al corregir sus doctrinas.
Elaboró un sistema científico bien fundamentado y completo que supone una visión
integral y armónica del mundo. Su obra es un intento enciclopédico de abarcar todo el
saber del siglo IV. De sus numerosos escritos sólo se conserva una exigua parte. Sus
pequeña
obras podrían clasificarse así:
a) Obras de lógica: Órganon, que comprende: Las categorías, Sobre la interpretación.
Primeros analíticos. Segundos analíticos. Tópicos y Refutación de los sofismas.
b) Obras de física: La Física, Sobre el Cielo, Sobre la generación y la corrupción. Los
meteoros.
c) Obras de metafísica: La filosofía primera o Metafísica (el nombre de Metafísica se
debe a Andrónico de Rodas que se lo dio a esta obra por haber sido colocada después
de los libros de la Física).
d) Obras de biología: Sobre las partes de los animales. Sobre la generación de los
animales, Historia de los animales.
e) Obras de psicología: Del alma, Sobre la sensación y lo sentido, Memoria y
reminiscencia, etc.
f) Obras de moral: Ética de Eudemio. Ética de Nicómaco, Gran Ética y La Política.
g) Obras de retórica y de poética: La Poética, La Retórica.
El sistema filosófico de Aristóteles es eminentemente realista y se asienta sobre el
principio de que todos los conocimientos provienen de los sentidos. "Nada hay en el
entendimiento que no haya estado antes en los sentidos." La filosofía se convierte en
la ciencia de todos los seres por sus causas últimas y sus primeros principios, es decir,
adquiere la categoría de explicación universal de los seres como tales.
A diferencia de la dialéctica platónica que interpretaba las cosas desde las ideas, el
aristotelismo explica las ideas desde las cosas.
Aristóteles distingue en el conocimiento tres formas diferentes: experiencia, ciencia e
inteligencia. Experiencia es el conocimiento de las cosas concretas en sus
características singulares; la ciencia es el conocimiento de las cosas por sus causas y
principios, el saber demostrativo de las cosas; y la inteligencia es, precisamente, el
saber de los principios. La ciencia se in- coa en la experiencia y se fundamenta en la
inteligencia. inicia

Clasifica las ciencias en tres géneros: teoréticas (con las especies de: física,
matemática y filosofía primera o metafísica); prácticas (con tres partes o disciplinas:
ética, económica y política) y poéticas (comprende las artes bellas y las útiles.
preferentemente poesía y retórica).
Pero señalemos, tras este apresurado e incompleto examen de su obra. que las ideas
pedagógicas de Aristóteles las encontramos principalmente en dos de sus escritos: La
Ética y La Política.
1. El objeto de las aspiraciones humanas: el bien
La primera frase de la Ética Nicomáquea nos da el tono general de la ética aristotélica:
"Todo arte y toda investigación científica, toda acción y toda elección deliberada
parecen mirar a algún bien". Para Aristóteles, pues, finalidad y bien coinciden. Aunque
hay fines que se desean en función de otros (por ejemplo, la riqueza y la salud se
desean por los placeres que pueden procurar), debe existir un bien que se desee por
sí mismo y no como medio para alcanzar otro; ese fin es el bien supremo. Preguntar
cuál es ese bien para el hombre equivale a preguntar por el objeto de la moral. La
ética de Aristóteles es un estudio del bien humano moral.
Para todos los hombres el sumo bien es la felicidad. ¿Pero por qué existe la felicidad?
Algunos han creído que la felicidad está en el placer; pero no es el placer lo que
constituye la esencia de la felicidad, sino que aquél es un efecto concomitante de ésta.
El hombre es feliz cuando realiza bien su tarea propiamente humana, cual
es el ejercicio de su potencia más noble, la razón. Luego, en fin, de cuentas, la
felicidad consiste en la vida teorética, en la contemplación intelectual: a este bien
tienden las aspiraciones específicamente humanas.
2. La verdadera felicidad coincide con la posesión de la virtud
La ética aristotélica se apoya en el principio de la felicidad, según se ha visto. Felicidad
que, a su vez, radica en la vida contemplativa. Pero el mero ejercicio de la potencia
racional no es la virtud, como pensaron Sócrates y Platón, ya que la virtud es un hábito
de obrar bien, dirigido, sí, por la razón, pero también adquirido por el es- fuerzo de la
voluntad. En el hombre, además de la parte intelectiva, o razón misma, existe la
apetitiva, o el deseo" que no siempre propende hacia lo mejor -vida racional- sino que
a veces tiende a lo irracional, aunque puede ser dominada y dirigida por la razón. De
aquí que existan dos virtudes fundamentales: la virtud intelectiva o racional
(dianoética) que es el ejercicio de las facultades intelectivas y la virtud moral o del
carácter (ética) que es el dominio del alma intelectiva sobre la apetitiva. Las virtudes
dianoéticas, o de la vida teorética, son primordiales; el hombre se eleva de lo sensible
a lo racional; por las virtudes éticas, o de la vida activa, pasa a las dianoéticas:
Y ¿qué es la virtud? Según Aristóteles, el justo medio entre el exceso y el defecto de
una actividad. Así, entre la cobardía y la temeridad -extremos malos por defecto y por
exceso, respectivamente- está al valor; entre la prodigalidad y la avaricia, la
liberalidad; entre la irascibilidad y la indolencia, la mansedumbre... Toda virtud, tiene,
pues, un carácter de término medio entre dos excesos igualmente viciosos. La
definición de virtud que parece más expresiva del verdadero' pensamiento aristotélico
es la que encontramos en la Ética Nicomáquea: "La virtud es un estado de carácter
que tiene que ver con la elección y que reside en un término medio, de- terminado
respecto a nosotros por un principio racional, y por aquel principio por el que lo
determinaría el hombre de sabiduría práctica".
La virtud intelectiva o dianoética alcanza su más elevado grado en la sabiduría, que se
basta a sí misma; por lo que la más alta encarnación de la vida moral y de la vida
humana en general es el "sabio" que, por profesar la dedicación a la investigación
científica, o vida teorética, no tiene necesidad de salir de sí mismo para poseer la
felicidad, fin supremo del hombre que sólo se alcanza precisamente en esa vida
teorética que pone en ejercicio lo más excelso y noble del hombre: la razón.
Desde esta perspectiva tienen pleno sentido las afirmaciones aristotélicas de que la
felicidad no es un efecto del azar sino a la vez un don de los dieses y el resultado de
nuestros esfuerzos, porque la felicidad es algo que ob- tenemos con la práctica de la
virtud; algo accesible a todos porque no hay hombre a quien no sea posible alcanzarla
mediante cierto estudio y determinados cuidados.
3. Funciones y aspectos específicos de la educación
Interesa destacar que desde el primer momento la educación centra la atención del
Estagirita. El concepto de educación tiene una fundamentación metafísica en su teoría
del "movimiento". paso de la potencia al acto y en el que algo permanece (la materia),
mientras algo cambia (la forma). Sobre la base de que hay formas sustanciales y
accidentales, y de que la forma accidental no modifica esencialmente la sustancial,
pero de algún modo la determina o perfecciona, la educación sería una modificación
de categoría accidental, porque no altera la esencia del ser humano. Asi entendida, los
caracteres de la educación son: dinamicidad y trascendencia.
La función propia de la educación es la preparación en orden a la realización de un
ideal de vida. El perfeccionamiento educativo, de acuerdo con las dos facultades
racionales, puede estructurarse en estas dos grandes direcciones: intelectual y volitiva.
Luego, los dos aspectos fundamentales de la educación para Aristóteles son: la
formación, entendida en un sentido moral (educación voluntarista) y el cultivo de la
inteligencia (educación intelectualista). El primer aspecto, o educación moral, apunta
hacia la "areté" o virtud y el segundo hacia la cultura. Así, pues, el ideal de vida que
persigue la "paideia" aristotélica es el binomio formado por cultura y virtud. Educación
intelectual y educación moral.
Corresponde ahora exponer las etapas fundamentales del poder educativo en opinión
del filósofo de Estagira. Primeramente, hay que destacar los tres elementos o factores
de la formación: naturaleza, hábito y razón.
Prescindiendo de la naturaleza, en la que entran tanto las funciones somáticas como
las disposiciones y talentos y del hábito (por ocuparnos de él en el aspecto 4),
tenemos que decir de la razón que es norma de conducta, función ordenadora de los
hábitos; y el conocimiento, condición "sine qua non" para la virtud. "La razón y la
inteligencia son el fin de la naturaleza, de modo que a ellas deben ordenarse la
generación y la disciplina moral."
De acuerdo con los precitados factores de la formación, distingue nuestro filósofo tres
fases o etapas del proceso educativo que se corresponden con los respectivos
factores. Son: vida física, instinto y razón.
La primera etapa (hasta los siete años) se consagra a la vida física, al juego y
cuidados higiénicos. De los dos a los siete años se estimulan también los buenos
hábitos.
La segunda etapa (de los siete años a la pubertad) se enfrenta con la educación
propiamente dicha. La gimnasia y la enseñanza musical elemental miran hacia la
educación moral. La lectura, la escritura y la aritmética apuntan hacia la educación
intelectual.
La tercera etapa, que comienza con la pubertad y llega hasta los veintiún años, es la
fase de la educación secundaria. Los tres primeros años se dedican a un aprendizaje
músico e intelectual (periodo intelectual): los siguientes, hasta los veintiún años, son
de ejercicios corporales pesados que, junto a un cierto régimen alimenticio, sirven para
precaver las aberraciones sexuales y preparan a los jóvenes para la guerra. Es el
período físico.
Contenido de la enseñanza. -Un aspecto interesante de las concepciones educativas
de Aristóteles es su carácter liberal. "Hay ciertas cosas que es preciso enseñar a los
jóvenes, no como cosas útiles o necesarias, sino como cosas dignas de ocupar a un
hombre libre, como cosas que son bellas." Clasifica las profesiones en manuales o
mecánicas y liberales: y no sólo condena y considera indignas a las primeras, "porque
no dejan al pensamiento ni libertad ni elevación", sino que propugna porque las
mismas ciencias teoréticas se estudien sin finalidades profesionales, es decir,
desinteresadamente. Es preferible lo bello a lo útil. De acuerdo con este postulado,
quiere que la gimnasia, por ejemplo, no se lleve al extremo de deformar la belleza del
cuerpo por querer lograr atletas perfectos. En el estudio de la música (arte de gran
importancia por su influencia en el dominio de las pasiones), antes que conseguir
hábiles intérpretes, interesa llegar a sus inteligentes oyentes. Las le- tras y el dibujo
formarán almas nobles y espíritus libres.
De paso notemos que el sistema de educación de Aristóteles, que excluye todo lo
referente a la vida práctica, resultaría irrealizable en cualquier sociedad que, al
contrario que en la Grecia clásica, no entregase los quehaceres materiales en manos
de esclavos. La exigencia del "ocio" -scholé, otium- "para la formación de la virtud y
para la actividad política" caracteriza el ideal educativo aristotélico.
Gimnasia, música, letras y pintura son los cuatro grandes capítulos de su "curriculum"
pedagógico. En este estrecho círculo de los cuatro elementos citados no están
incluidos los saberes propios del campo de la filosofía teorética: metafísica,
matemáticas y ciencias naturales, que en modo alguno podía descuidar y menos
olvidar el sabio estagirita. Es más, su acusado realismo se manifestó en el volumen
otorgado en su investigación a las ciencias de la naturaleza, aunque su valoración
serena de las matemáticas le llevara a restarles su carácter de preparación exclusiva
para la dialéctica.
4. La habituación educativa
Aristóteles no confía que la instrucción y la razón sean suficientemente eficaces para
la educación moral; por eso funda ésta en los hábitos, afirmando que "la virtud no es
más que hábitos y sistema de hábitos bien regulados".
Ante el problema de "si el hombre ha de ser educado antes por la razón o por el
hábito" responde el mismo Aristóteles en términos de prioridad cronológica del hábito
con supremacía de la "razón"; ambos, desde luego, en la mayor armonía. Así como el
cuerpo es anterior en la generación al alma, del mismo modo "el cuidado del cuerpo
debe ser anterior al del alma y ha de ir seguido de la educación de los deseos; sin
embargo, la educación del deseo está ordenada a la inteligencia y el cui- dado del
cuerpo al alma". (Política.)
Si "las capacidades del hombre son en parte innatas, en parte ejercitadas y en parte
adquiridas por el estudio", para la formación se necesitan tres supuestos: Naturaleza,
ejercicio y aprendizaje.
Examinemos el ejercicio. El papel que el ejercicio tiene en la educación es el de fijar
los impulsos, configurar las fuerzas intimas del individuo. El resultado del ejercicio es
el hábito. Para que el hábito sea virtuoso, ha de estar regulado, ajustado a normas.
Pero es que el cometido del ejercicio en la educación no es precisamente servir a la
adquisición de un hábito cualquiera, sino de los de las virtudes, porque "el oficio propio
del hombre es ser virtuoso". Y se asegura la formación de las virtudes cuando los
movimientos de la naturaleza se orientan hacia el bien aun antes de que la razón se
haya hecho cargo de la conducta. Por eso las costumbres y su educación representan
en la estimación aristotélica el más importante aspecto de la educación en su conjunto;
y la educación moral el primer puesto de su plan educativo.
La doctrina de la habituación tiene un alto significado educativo. Las disposiciones
naturales, con el ejercicio de la voluntad, se transforman en hábitos y el hombre que
tiene el hábito de la virtud es virtuoso. Pero es claro que un hombre virtuoso no se
hace con una sola acción virtuosa, sino que para ello es necesario el ejercicio
continuo, de modo que la virtud llegue a constituir una segunda naturaleza. La
pedagogía aristotélica quiere que costumbre y naturaleza se alineen desde muy
temprano.
Por este camino, comenta D. Morando," no obstante el politicismo educativo de
Aristóteles, se preparaban ya los gérmenes de una doctrina ético-educativa
individualista e independiente del Estado. Como la virtud depende de las disposiciones
naturales del individuo y de sus particulares circunstancias, là educación se funda
sobre la completa experiencia del educando y tiene una finalidad inmediata: la
formación en cada uno de una voluntad habitual.
5. Proyección del Estado en los quehaceres pedagógicos
Para Aristóteles el hombre es por naturaleza un "animal político", tiene innata
tendencia a vivir en sociedad con sus semejantes no sólo porque tenga necesidad de
ellos para su conservación, sino también porque fuera de esta sociedad no podría
alcanzar la virtud sin las leyes y la educación. Por esa razón el Estado, que regula la
vida social, no sólo tiene la obligación de velar por el bienestar material de los
ciudadanos, sino también, y, sobre todo, por su educación física y moral. Y aquí, lo
mismo que Platón, su maestro, señala la labor educativa como la más importante
misión del Estado, aunque, más realista, tenga en cuenta los poderosos deseos de
libertad del individuo y no sea partidario de confiar al estado la misión de planificar la
educación en comunidad, "que sería mezclar un poco de miel a una gran cantidad de
agua y el sabor de la mezcla sería insensible".
El fin de la comunidad y el del individuo coinciden. Evidencia su gran realismo al negar
que el Estado entero sea dichoso cuando se descuida la felicidad de la mayoría o de
algunos de los súbditos. La política deberá señalar el mayor bien, la felicidad, de
donde después arrancará toda la ética, siendo también responsabilidad de la política
señalar el fin de la educación y manera de alcanzarla. Por estar el hombre destinado a
actuar dentro de la colectividad, la educación debe ponerlo en condiciones de que esa
actuación suya se vierta beneficiosamente hacia la misma colectividad.
A cada sistema de gobierno le conviene un tipo determinado de educación. Así las
costumbres aristocráticas o democráticas que fomente la educación darán solidez a la
aristocracia o democracia y en general, a las costumbres más puras corresponde el
mejor gobierno. Distingue fundamentalmente tres tipos de gobierno: monarquía,
aristocracia y democracia: a estas tres formas justas o puras, porque persiguen el bien
común, se oponen otras tres injustas o degeneradas que, sacrificando el bien común,
buscan el bien particular del gobernante; son la tiranía, la oligarquía y la demagogia.
La educación de los ciudadanos, función esencial del Estado, será uniforme para
todos, como único es el fin de ese Estado. Por eso el Estado deberá formular leyes
generales que las familias habrán de cumplir. Esas leyes se referirán no sólo a la
preparación para la guerra, sino también a la vida pacífica y, sobre todo, a la virtud.
Aristóteles reconoce la institución monogámica de la familia y su papel educativo. La
dirección de la familia corresponde al varón cuya autoridad sobre la mujer es civil o
política, mientras que con los hijos es monárquica o real. Aconseja que la madre se
encargue de la lactancia de sus hijos y como alimento recomienda la leche. También
quiere libertad de movimientos para los niños y es partidario de los baños fríos;
asimismo dice que como medio de ejercitar sus órganos se debe dejar llorar a los
niños. De la educación y la vida política se excluirá a los esclavos. Admite que. hay
hombres que por su inferioridad son "esclavos por naturaleza", es decir, que por
inclinación natural son incapaces de actividades verdadera- mente humanas y han
nacido para obedecer, no para mandar, y es justo, que sean propiedad de otros
hombres cuyo imperio no será "ad libitum" sino que se armonizará con la naturaleza
de entrambos.
Conclusión: La figura señera del filósofo de Estagira nos dejó un sistema educativo
que pretende desarrollar y cultivar todas las partes integrantes de la naturaleza
humana. Dio su versión de educación integral.
Terminamos este capítulo transcribiendo una síntesis, sobre la obra pedagógica
aristotélica.
"La enorme influencia de Aristóteles sobre la educación posterior no se debe tanto a
sus consejos en cuanto tales como al conjunto de su doctrina, y más particularmente
de su psicología y su ética. Su naturalismo, que atribuye una importancia particular a
cada fase del desarrollo en cuanto tal, exige una didáctica gradual y ligada a los
sentidos y a la imaginación, así como una educación moral basada en los hábitos y en
el dominio de sí mismo conquistado con el ejercicio; por otra parte, su finalismo y la
supuesta superioridad de lo teorético sobre lo práctico tiende a hacer prevalecer la
educación intelectual sobre cualesquiera otras, y a desarrollar aquélla sin conceder
mucha autonomía al educando... Aristóteles representa alternativamente, de acuerdo
con las circunstancias históricas, una instancia de liberación con respecto a cualquier
traba de índole sobrenaturalista al desarrollo del hombre natural, o bien una instancia
en pro de formas educativas de carácter autoritario e intelectualistico, encaminadas a
hacer respetar, tanto en el ámbito del saber cómo de la religión, las formas
constituidas y afirmadas. Por otra parte, esa misma ambivalencia es un índice de la sin
par importancia histórica de su contribución al desarrollo de la civilización."

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