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Polímero en el agua

I
Un sedal que salta ya sin carne

pez nado/acción movimiento del agua

coro extrañamente florecido:

flota una pierna

desnuda,

la tela de su nado es una pieza

sesgando sobre filos y ventanas

piel fácil

y carne sin costumbres sumergida,

pequeños labios de aire

caliente chillando

al escorzo blanco de la espuma,

al violáceo cielo de la pulpa machacada del erizo

por la rodilla que es una piedra,

se clava y se desprende

contra el centro quieto de las emociones:

ese gran esfuerzo en que la mente se aproxima

vadeando en círculos,
empujando el aire,

le gusta desdecirse, acariciar

las sombras coaguladas contra las zonas desnudas.

Ojos, burbujas sin ojos

ni escamas, uvas

verdeamarillas rotas entre los dientes.

II

Escribo y nado sin costas.

Llevo poco rato, me exaspera

la necesidad de las brazadas, esa actividad repetitiva

del esperar a que llegue la inercia,

si es que llegase,

a lo que se suma la otra angustia, de pensar

"por qué me habrás convencido

para meterte en el agua",

que no está nada tibia aunque el aire lo sea,

y la peor, del cansancio seguro

de cuando ya luego, tras intentar agarrarme a la boya resbaladiza,

toque regresar a un sitio nuevo,

dando un rodeo que evite las algas,

flotando hasta el final hasta una playa

toda cubierta de algas.

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