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6/11/2015 Recibiendo el Espíritu Santo | Predicas de David Wilkerson

Recibiendo el Espíritu Santo


Predicacion de Claudio Freidzon
Algunos cristianos viven su vida entera pensando que
ellos tienen el Espíritu Santo, sin embargo, ellos no lo han
recibido verdaderamente en plenitud y en poder.
“Como todas las cosas que pertenecen a la
vida y a la piedad nos han sido dadas por
su divino poder, mediante el conocimiento
de aquel que nos llamó por su gloria y
excelencia.” (2 de Pedro 1:3).

Por años he afirmado estar lleno del


Espíritu. He testificado que he sido
bautizado en el Espíritu. Yo he predicado
que el Espíritu Santo me da poder para
testificar y que él me santifica. Yo he orado
en el Espíritu, hablado al Espíritu,
caminado en el Espíritu y he escuchado su
voz. Yo verdaderamente creo que el Saint Martin, un Paraiso en el
Espíritu Santo es el poder de Dios. Caribe
Miami Beach, playas, cruceros y
Yo puedo llevarte al lugar donde fui lleno condos de lujo
del Espíritu, a los ocho años de edad. Aún El Diseño de tu Vida
recuerdo mis lágrimas y el grito de mi La Personalidad Creativa
corazón para el Señor. Recuerdo la
increíble visión de Cristo que recibí y SIGUENOS EN FACEBOOK
Me gusta A 9641 personas les gusta esto. Sé el
recuerdo la pasión por Jesús que resultó primero de tus amigos.
de ese momento. El Espíritu Santo ha sido
mi amigo y consolador desde entonces.

Yo he leído todas las cosas que la


Escritura dice acerca del Espíritu Santo,
desde Génesis a Apocalipsis. He predicado acerca de Pentecostés, sobre la
necesidad de ser llenos del Espíritu Santo, que nuestros cuerpos son templos del
Espíritu Santo. Y confío que el Espíritu Santo ha hablado a través de mí a la iglesia.

Aún, últimamente me he encontrado a mí mismo orando, “Señor, ¿realmente recibí tu


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Santo Espíritu? ¿Realmente conozco el increíble poder que vive en mí? O ¿es el
Espíritu Santo tan sólo una doctrina para mí? ¿Estaré ignorándolo, de algún modo?
¿No estoy pidiéndole que haga lo que él vino a hacer en mí? ¿Estaré aún cargando
cosas por mi propia cuenta que el vino a hacer por mí?

El hecho es, que puedes tener algo muy valioso y no saberlo. Y no puedes disfrutar
lo que tienes porque no sabes cuán valioso es.

Hay una historia acerca de un agricultor que trabajó en su pequeña granja toda su
vida. Por décadas él labró la rocosa tierra, viviendo pobre y finalmente muriendo en
desconsuelo. A su muerte la granja pasó a ser propiedad de su hijo. Un día mientras
araba la tierra, el hijo encontró una pepita de oro. La llevó a valorar y le dijeron que
la pepita era de oro puro. El joven, pronto descubrió que la granja estaba llena de
oro. Instantáneamente, se convirtió en un hombre rico. Sin embargo, su padre perdió
toda esa riqueza, aunque estaba sobre la tierra toda su vida.

De igual manera pasa con el Espíritu Santo. Muchos de nosotros vivimos en


ignorancia de lo que tenemos, del poder que reside en nosotros. Algunos cristianos
viven su vida entera pensando que ellos tienen el Espíritu Santo, sin embargo, ellos
no lo han recibido verdaderamente en plenitud y en poder. El Espíritu Santo no está
cumpliendo en ellos la obra eterna para la cual él fue enviado. De acuerdo a él
nosotros tenemos el tesoro dentro de nosotros.

Ahora, yo no estoy hablando acerca de manifestaciones. A menudo, algunos


creyentes buscan el Espíritu Santo solo cuando están en un aprieto y quieren que él
se les manifieste. Ellos esperan que él descienda y barra sus problemas. Pero Pedro
dice que esa no es la verdad sobre el Espíritu. Según él, nosotros tenemos el tesoro
dentro de nosotros: “Por su divino poder nos han sido dadas todas las cosas que
pertenecen a la vida y a la piedad.” (2 de Pedro 1:3).

En el río Jordán, Juan el Bautista, le dijo a los fariseos: “Yo bautizo con agua; mas
en medio de vosotros está uno a quien vosotros no conocéis.” (Juan 1:26). Esos
líderes religiosos vieron a Jesús en la carne, y lo escucharon hablar. Pero no tenían
entendimiento de quién él era. No estaban al tanto de su poder y gloria.

Del mismo modo, Jesús le preguntó a Felipe su discípulo, ¿Tanto tiempo hace que
estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? (Juan 14:9) Quiero hacerte una
pregunta similar: ¿Cuánto tiempo has testificado que estas lleno del Espíritu Santo?
Podría decirte posiblemente el Espíritu como el Señor le dijo a Felipe, “¿He estado
contigo todos estos años y sin embargo realmente no me conoces?”

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Algunas veces me pregunto si los cristianos de hoy


en día no están a la altura de los creyentes de los
tiempos de Pablo.

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Algo parece estar fallando en la iglesia de hoy. Todos sabemos que los cristianos
del primer siglo enfrentaron grandes aflicciones. Ellos soportaron severas pruebas,
tiempos difíciles, persecuciones que fueron de vida o muerte; pero ellos no cayeron
bajo la presión.

Pablo dice que la iglesia de Tesalónica soportó la pérdida de sus casas y


posesiones, todas sus pertenencias. Sin embargo, estos creyentes no fueron
tambaleados por la experiencia. Él atribuye su fuerza al poder del Espíritu Santo:
“Pues nuestro evangelio no llegó a vosotros en palabras solamente, sino también en
poder, en el Espíritu Santo y en plena certidumbre, como bien sabéis cuáles fuimos
entre vosotros por amor de vosotros. Y vosotros vinisteis a ser imitadores de
nosotros y del Señor, recibiendo la palabra en medio de gran tribulación, con gozo
del Espíritu Santo” (1 Tesalonicense 1:5-6).

Pablo luego describe el testimonio que vino a causa de la gozosa resistencia de


ellos. “De esta manera habéis sido ejemplo a todos los creyentes de Macedonia y de
Acaya, porque partiendo de vosotros ha sido divulgada la palabra del Señor; y no
solo en Macedonia y Acaya, sino que también en todo lugar vuestra fe en Dios se ha
extendido, de modo que nosotros no tenemos necesidad de hablar nada.” (1:7-8).

Pero los pastores y los santos de esa iglesia no cedían. Ellos no se quejaron de sus
circunstancias y no cuestionaron las pruebas de Dios. Al contrario, había regocijo
entre ese cuerpo de creyentes. Y Pablo les dijo: “¡Ustedes son la plática de las
naciones! Su gozo durante los tiempos difíciles ha asombrado y tocado a otros cerca
y lejos.”

Estos cristianos habían recibido realmente el Espíritu Santo. Yo me pregunto, ¿qué


sabían ellos del poder del Espíritu Santo que tan pocos cristianos hoy en día
parecen saber? ¿Qué está faltando? ¿Dónde está el gozo del Espíritu Santo en
nuestros tiempos de prueba y aflicción?

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Nunca en la historia de la iglesia hubo tantos


creyentes que estuvieran tan desalentados.

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En todos mis años de ministerio, nunca he visto a tantos creyentes bajo tal aflicción.
Nunca ha habido un tiempo como éste con familias enfrentando crisis financieras,
soportando batallas conyugales, desesperados por hijos rebeldes.

Ahora mismo, pastores por todo el mundo se están desilusionando. Ellos están
cansados de su labor y abatidos porque ven muy poco fruto. Y sus esposas y
familias están siendo abrumadas. Estos hombres están dejando el ministerio por los
cientos en cada nación. El líder de una nutrida denominación pentecostal me dijo:
“Los pastores están saliendo a la izquierda y a la derecha y las iglesias están
cerrando por docenas.”

Aquí hay una carta típica de las que nosotros recibimos de los pastores: “Soy pastor
de una iglesia de buen tamaño, pero mis labores son tan incompletas y
desalentadoras. Tengo una creciente desesperación de ver que alguna cosa pase,
alguna clase de liberación. Yo no sé por qué estoy tan ansioso o exactamente qué
es lo que quiero ver. ¿Qué estoy perdiendo?”

Mi hijo Gary y yo viajamos por todo el mundo dirigiendo reuniones de pastores y sus
esposas. Pero a todas las partes que vamos, vemos una desesperación epidémica.
La mayor parte de los pastores de países pobres tienen que trabajar secularmente
para solventar su economía familiar. No hay o hay poco dinero para sus familias o
incluso sus ministerios, y su pobreza va empeorando.

Durante los últimos meses, nuestro equipo de avance se ha reunido con pastores en
naciones muy pobres. En una reunión vinieron ministros de varias denominaciones.
Unos minutos después de que nuestra grabación de video comenzara aquellos
hombres comenzaron a llorar. La escena trajo lágrimas a los ojos de nuestro equipo.
Los pastores entrecortadamente explicaron: “Estamos tan desalentados. Trabajamos
tan duro y vemos tan pocos resultados; y no tenemos fondos. Aun si el hermano
David fuera a venir a nuestro país para hablar, nosotros no podríamos costear los
gastos para viajar a las reuniones.” Tampoco podemos pagar por las necesidades
de nuestras familias, y nuestro trabajo es tan duro, tan complicado. Estamos viendo
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muchos suicidios, especialmente entre la gente joven, nos sentimos tan


abandonados.”

Nuestro ministerio alquila autobuses para que estos ministros puedan viajar a
nuestras reuniones. Pero muchos son tan pobres que no pueden proporcionar para
su alojamiento, así que acampan afuera en carpas. En el último año, en Suramérica
un hombre viajó diez horas para ir a nuestra reunión. El no tuvo dinero para el viaje
de vuelta así que nuestro equipo oró y fue dirigido a darle $1,000 dólares. Cuando el
pastor escuchó esto él, lloró y nos dijo: “¡Ese es el salario de un año!”

En América el gran problema es la tensión. Hay una ansiedad muy difundida acerca
del futuro, sobre la seguridad de empleo. Algunas familias están al borde de perderlo
todo. Esta causando tensión en el trabajo y en la casa, y las personas están
sucumbiendo a la desesperación.

Para un pastor, es absolutamente desgarrador ver el gran número de problemas que


enfrentan los cristianos. Los padres y esposos están desmoralizados porque ellos no
tienen trabajo o ganan muy poco. Ellos no pueden posiblemente mantener a su
familia y están cayendo en grandes deudas. Multitud de personas ancianas están
sufriendo dolores horribles porque no pueden pagar por sus medicamentos. El
gobierno no puede resolver estos problemas, los políticos se sostienen solamente de
promesas vacías.

Cuando examinamos todas estas necesidades, todas estas pruebas apremiantes,


somos conducidos a nuestras rodillas. Día tras día clamamos a Dios: “Señor, ¿qué
mensaje podemos ofrecer? ¿Qué podemos predicar para traer sanidad y estímulo a
los creyentes afligidos?” Nosotros sentimos el dolor espantoso; pero, sabemos que
no podemos simplemente ofrecer trivialidades. Nos negamos a llevar un mensaje
poco profundo de simpatía humana, diciendo: “No se depriman, el sol saldrá
pronto.”

No, se necesita mucho más que mera compasión o una charla para levantarles el
ánimo. La Palabra de Dios debe dar a luz, dando poder para soportar cada ataque
furioso de adversidad.

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Este no es el mensaje que comencé para predicar

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Mientras reflexionaba sobre las aflicciones, la desesperación y el sufrimiento pensé:


Todo esto que está pasando es a causa de ataques satánicos. Inmediatamente,
comencé a trabajar en un mensaje llamado “La guerra de los santos.”

En Apocalipsis, encontramos a Satanás dándole poder a algo llamado “La Bestia.”


“Y se le permitió hacer guerra contra los santos, y vencerlos. También se le dio
autoridad sobre toda tribu, pueblo, lengua y nación.” (Apocalipsis 13:7).

Mientras unía las palabras – “El poder de hacer… guerra en contra de los santos…
para vencerlos” - empecé a razonar: Eso es. Por esto el pueblo de Dios está siendo
afligido ahora mismo. Es el poder de la bestia. Ese es quién está detrás de toda esta
miseria, de todos los problemas en las familias y matrimonios. Un dragón frenético
está otorgando poderes a un gobierno perverso. Nuestros líderes están siendo
manipulados por coaliciones perversas y grupos con intereses especiales. El diablo
está imponiendo su agenda sobre nuestra sociedad.

“Esta es la guerra directa contra los elegidos de Dios. Es acerca de un enemigo


frenético venciendo la fe de los santos, haciéndoles perder toda confianza en Dios.
Multitud de creyentes han pasado a estar paralizados en su fe y otros ya están
vencidos. Su fe ha naufragado. Se desalentaron tanto, que finalmente se rindieron.

“Cuando miro lo que está pasando en nuestro país, nadie puede contradecirme. El
diablo ha vomitado de su boca un río de iniquidad. Él ha puesto una inundación de
aflicciones contra el pueblo de Dios, y muchos están siendo arrastrados por esa
corriente.”

Jesús habló de una “hora de poder” que tendría lugar para los gobernantes de las
tinieblas. Cuando él fue llevado del huerto, dijo a sus captores: “Esta es su hora y la
potestad de las tinieblas”. (Lucas 22:53). La palabra griega para “hora” aquí significa
“un corto tiempo.” En esa hora de oscuridad, la bestia vencería a Pedro por un corto
tiempo. Cristo le había advertido a él: “Satanás vendrá contra ti, para zarandearte y
probarte.”

Pero esta es la pregunta que Jesús realmente estaba haciendo: “Sí, una hora de
oscuridad vendrá, no tan solo contra Israel, sino sobre el mundo entero. Yo no
estaré aquí entonces, pero estará mi Espíritu. Lo estoy enviando a ustedes para que
los sustente a través de cada prueba. Él morará en los corazones de todos los que
creen en mí. Así que cuando ese tiempo de tinieblas llegue, ¿creerán ustedes?”

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Ahora nosotros estamos viendo el comienzo


de la última hora de poder de Satanás.

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Tanto en el libro de Daniel como en Apocalipsis, somos advertidos acerca de esta


última hora de densa oscuridad, la cual vendrá sobre toda la tierra. Y por un corto
tiempo, parecerá como si Satanás estuviera ganando en todos los frentes.

Incluso ahora, hay señales nefastas de esa oscuridad. Nuestra nación parece estar
girando en el caos. La televisión y el Internet vomitan inmundicia a nuestros hogares.
Las instituciones sobre las cuales se ha fundamentado nuestra sociedad parecen
estar desintegrándose y cayendo. Pienso en la controversia reciente sobre la
institución del matrimonio entre un hombre y una mujer. Parece que el infierno ha
logrado una victoria en este campo de batalla, haciendo a un lado todo tipo de
restricciones morales.

Lo más trágico de todo es que Satanás parece haber hecho caer la iglesia en
derrota. Ha lanzado un espíritu de muerte sobre la casa de Dios. Por eso multitudes
lloran: “No puedo encontrar una iglesia donde el Espíritu esté obrando.”
Dondequiera que miro, no hay fuego, no hay convicción. Esto está muerto”.

Tú puedes decir, “Hermano David, haces que eso suene tan sombrío. Todo se ve
tan desalentador.” Pero la verdad es que a Satanás se le ha dado un corto tiempo.
Por eso es que él está trayendo todas las cosas del infierno que le son posibles.

Sin embargo, Dios proveyó para todo eso. El no fue tomado por sorpresa respecto a
la perversidad que estamos viendo actualmente. No, él ha tenido un plan para su
pueblo todo el tiempo. Él hizo este plan antes de la creación, Y su plan no es para
nuestra supervivencia sino para nuestra victoria.

Solamente una cosa conquista y disipa la oscuridad y esa cosa es la luz. Isaías
declaró: “El pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz.” (Isaías 9:2). Asimismo
Juan afirmó: “La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron
contra ella.” (Juan 1:5).

La luz representa el entendimiento. Cuando nosotros decimos “yo veo la luz,”


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realmente estoy diciendo “Ahora entiendo.” ¿Puedes ver lo que la Escritura está
diciendo? El Señor está a punto de abrir nuestros ojos, no para ver un diablo
victorioso, sino para recibir una nueva revelación. Nuestro Dios nos ha enviado su
Santo Espíritu, cuyo poder es mayor que el poder del infierno. “Mayor es el que está
en ti, que el que está en el mundo”. (1 Juan 4:4).

Ahora bien, Apocalipsis nos habla de que del infierno vomitaba langostas y
escorpiones que tenían gran poder. Leemos acerca de un dragón, bestias, criaturas
con cuernos, así como de un próximo anticristo. Pero no sabemos el significado de
todas esas criaturas. El hecho es que no necesitamos saberlo. Nosotros no
necesitamos preocuparnos acerca del Anticristo y la marca de la bestia.

Tú ves, el Espíritu del Dios Todopoderoso y su Cristo están viviendo en nosotros.


Pablo declara que el poder del Espíritu Santo está obrando en nosotros. En otras
palabras, el Espíritu Santo está vivo en nosotros en este mismo momento.

¿Cómo trabaja el Espíritu Santo en nosotros en medio de estos tiempos difíciles? Su


poder es dado a conocer solamente cuando lo recibimos como nuestro escudero. El
Espíritu Santo nos fue dado por esta misma razón, para llevar nuestras cargas y
preocupaciones. Así que, ¿cómo podemos decir que lo hemos recibido si no le
hemos traspasado nuestras cargas?

Piensa acerca de esto, el Espíritu Santo no está guardado bajo llave en gloria, sino
que está aquí, habitando en nosotros. Y él está esperando ansiosamente para tomar
el control de cada situación en nuestras vidas, incluyendo nuestras aflicciones. Por
tanto, si continuamos en temor - desesperados, haciéndonos preguntas,
sumergiéndonos en la ansiedad – entonces no le hemos recibido como nuestro
consolador, ayudador, guía, salvador y fortaleza.

Tú puedes objetar, “El Espíritu Santo fue enviado para darnos poder para testificar
de Cristo.” Eso es verdad, pero ¿qué comprende nuestro testimonio? ¿Es
meramente hablar a las personas acerca de Jesús? ¿Es simplemente citar la Biblia?
¿Es solamente orando por las personas? Estas cosas son toda parte de nuestro
testimonio, eso es seguro – pero no lo abarcan todo.

No, el testimonio para el mundo es el cristiano que ha puesto cada una de sus
cargas sobre el Espíritu Santo. Como los creyentes de Tesalónica, este creyente ve
problemas abrumadores por todas partes y aún así tiene el gozo del Señor. Él confía
en el Espíritu de Dios para su consuelo y para guiarlo de la aflicción. Y él tiene un
poderoso testimonio para el mundo perdido, porque él expresa el gozo a pesar de
estar rodeado de la oscuridad. Su vida dice al mundo “Esta persona ha visto la luz.”
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Tal cristiano ha recibido verdaderamente el Espíritu Santo, porque él permite que el


Espíritu le suministre todo lo que él necesita para vencer. Un creyente cabizbajo
simplemente no es un testimonio.

Considere el ejemplo de la vida de Pablo. Este gran apóstol habla de tener la


“sentencia de muerte” sobre él: “Pero tuvimos en nosotros mismos sentencia de
muerte, para que no confiásemos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a
los muertos.” (2 Corintios 1:9). Él explica: “Nosotros fuimos presionados, agobiados
más allá de nuestra fuerza. Nosotros aún perdimos la esperanza de la vida.
Estábamos absolutamente perdidos, sin manera de escapar.”

Así que cuando Pablo vio la gravedad de su situación - aflicciones, apuros, hambre,
persecuciones, frío, desnudez, prisiones, un aguijón en su carne, preocupaciones y
ansiedades por las iglesias, confabulaciones y atentados contra su vida - su
respuesta fue: “Este es el fin. No hay escapatoria. Humanamente hablando, sólo hay
una respuesta que yo puedo ver, y es la muerte. La única manera de salir de esta
prueba es morir y estar con Jesús.”

Amado, Dios permitió cada una de las pruebas de Pablo. Y eso llevó al apóstol a no
confiar en sí mismo, sino a confiar plenamente en el Espíritu Santo para que lo
liberara. La Escritura dice: “Y habiendo acabado todo estar firmes.” (Efesios 6:13).
Se nos dice, en esencia: “Tú has descargado toda tu fuerza humana. Has intentado
resolver tus propios problemas y has llegado al fin de ti mismo. Ahora deja que Dios
haga todo. El logrará tú liberación por el Espíritu que vive en ti.”

Pablo está hablando de algo más que dar un suspiro pasivo como, “Oh, yo confiaré
en Dios con esto.” No, el habla de estar tan impotentes, tan resignados, que tú
tienes que depender de un “Dios que resucita a los muertos.” (2 Corintios 1:9). Su
conclusión fue: “Sólo Dios tiene poder para librarme de esta situación imposible
(muerte). Solamente su Espíritu puede resucitar una nueva forma de liberación.”

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Pablo confió en el poder del Espíritu y Dios lo libero.

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“El cual nos libró, y nos libra, y en quien esperamos que aún nos librará, de tan gran
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muerte.” (2 Corintios 1:10). Qué increíble declaración. Pablo está diciendo: “El
Espíritu me libró de una situación imposible. Él está librándome incluso ahora y él
continuará librándome en todas mis aflicciones.”

Déjame resumir todo ahora: recibir el Espíritu no se evidencia por alguna


manifestación emocional. (Aunque yo creo que hay manifestaciones del Espíritu). De
lo que yo estoy hablando es de recibir el Espíritu a través de un conocimiento
creciente y reposado. Recibirlo a él significa tener una luz creciente acerca de su
poder liberador, su capacidad de llevar nuestras cargas, su provisión.

Repito las palabras de Pedro: “Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la
piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel
que nos llamó por su gloria y excelencia.” (2 Pedro 1:3). Según Pedro, el divino
poder del Espíritu no viene como una manifestación. Él viene primero “a través del
conocimiento de aquel que nos llamó.”

“Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia.” (Juan 1:16). Además,
el Espíritu Santo no es completamente recibido hasta que él tenga el control total.
Simplemente no lo hemos recibido si no le hemos dado el control completo.
Tenemos que abandonarnos completamente a su cuidado.

Déjame dar un ejemplo final para ilustrar esto: En Génesis 19, encontramos a Lot y a
su familia en una terrible crisis. El juicio estaba por caer sobre su ciudad, Sodoma, y
Dios había enviado a sus ángeles para liberarlos. Lot abrió su puerta a aquellos
mensajeros del Señor, y ellos entraron a la casa. Ellos tenían el poder del cielo para
librar a toda esa familia. Pero los ángeles no fueron recibidos.

Veras, la esposa de Lot no podía concebir un cambio en su vida. Ella escuchó a los
ángeles urgiendo a su esposo a que dejara Sodoma, debió haber pensado: “Yo no
quiero dejar mi bella casa, mis muebles, todos mis amigos. Seguramente, eso no
puede ser la voluntad de Dios. Oraré para que el Señor detenga su juicio. Él tiene
que hacer un milagro por mí.”

Al final los ángeles tuvieron que forzar la voluntad de Lot y su familia arrastrándolos
fuera de Sodoma. El plan de Dios todo el tiempo fue librarlos en el proceso de la
huída. Él iba a alimentar, vestir y cuidar de ellos. Pero como todos sabemos, la
esposa de Lot miró atrás y murió, convertida en una estatua de sal.

El mensaje de los ángeles fue claro: “Si tú quieres que Dios este en control,
entonces tú tienes que entregar las riendas. Si tú lo estás buscando a él para que te
libre, tienes que dejar a un lado tus planes y estar dispuesto a seguir su voluntad.”
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En resumen, el Espíritu Santo no usa su poder para librar a personas dudosas. La


incredulidad aborta su trabajo. Tenemos que estar dispuestos a dejar que él haga
cambios en nuestras vidas, si esa es la manera elegida por Dios para librarnos.

En mi opinión, muchos creyentes de hoy no han experimentado liberación porque


están aferrados a sus propios planes. Te pregunto: ¿Estás dispuesto a dejar que el
Espíritu Santo te lleve y te guíe? Tú no lo has recibido a menos que vayas a él con
cada carga que tengas. Yo te exhorto a ir a orar y nombrar cada una de las crisis
que estas enfrentando. “Aquí está esto, Espíritu Santo. Yo pongo esta situación
sobre ti, y confío en que tu poder permanecerá en mí. Yo no voy a perder el sueño
respecto a este asunto. Yo te lo entrego a ti.” ¡Luego, confía!

Simplemente tienes que quitar tus ojos de tu condición. Sí, hay oscuridad alrededor,
pero tú has visto la luz. ¿Estás dispuesto a confiar al Señor para que te lleve
completamente? Cree en la Palabra que el te ha dado dada: El cual nos libró, y nos
libra, y en quien esperamos que aún nos librará, de tan gran muerte” (2 Corintios
1:10).

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