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Pierre Drieu
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La cría de caballos en Francia es una práctica conocida desde la época celta.
Vinculado al prestigio político, la eficacia militar y la necesidad de obtener
animales de trabajo diario, pasó de manos de los señores y monasterios adinerados
de la Edad Media a los reyes franceses, pasando por Luis XIV y Colbert para
controlar la crianza privada. Su historia está estrechamente relacionada con las
actividades y necesidades humanas de cada época, que va de la mano con la aparición
o desaparición de tipos específicos de caballos (caballos de guerra, trabajo,
carruaje, tiro, carreras, deporte...) según sus usos y necesidades. La caballería y
el transporte de personas y materiales, en particular, son las dos principales
motivaciones de esta cría. Si bien la reputación de los caballos de trabajo
franceses, y especialmente la del Percheron, es conocida en todo el mundo, el
caballo de montar militar es deja mucho que desear. La organización de la cría y la
creación de libros genealógicos de razas solo data de finales del siglo xix.
Fuentes
"El semental y la yegua hacen el potro, pero es el criador quien hace al caballo.
En otras palabras, la cuestión del caballo es más una cuestión de moral que de
dinero". — Charles Mourain de Sourdeval6
Historia
El estatus del caballo en Francia es común para toda Europa Occidental, ya que el
dominio del animal atestigua la superioridad de una clase social; siendo esta en
particular la de la nobleza y la caballería. Controlar la cría de caballos es un
poderoso tema militar y político. Para el historiador Daniel Roche, "la historia
del caballo coincide con la de la nación: la influencia de un país de combina con
el hecho de tener su propio semental".7 Por tanto, existe una distinción entre el
caballo militar o aristocrático (destinados a torneos, tiovivos, carruajes,
oficiales de caza o del ejército) el cual debe ser elegante, y el caballo de
trabajo de los campesinos y del pueblo, para quienes la sustancia tiene prioridad
sobre la forma.3 La cría no requiere en principio saber montar a caballo, pero bajo
la influencia del deseo de actuar sobre las formas y el carácter de los animales,
se establece una selección: "La cría muestra cómo el conocimiento ecuestre se
propuso invertir el cuerpo biológico del caballo".2
La cría de los campesinos se mantuvo bajo un modelo "salvaje" durante mucho tiempo:
las yeguas de cría eran preñadas por sementales que quedaban en la semi-libertad.
Se realizaban cambios y selecciones al momento de buscar las yeguas más aptas para
el cultivo de la tierra.10 Sin embargo, las nuevas razas no surgieron hasta el
siglo xix, contrariamente a la opinión popular generalizada.11 Estas nuevas razas,
que constituyen un patrimonio único en el mundo por su diversidad y la selección
realizada por criadores franceses, fueron propuestas en el año 2008 a la Lista del
Patrimonio Mundial de la UNESCO,12 a lo cual, probablemente no se le ha dado
seguimiento.
Los buenos caballos de monta son raros y caros en el país, y se producen casi
exclusivamente alrededor de Tarbes (Navarrin, Anglo-árabe) y el Limousin. En tiempo
de paz, el ejército se abastecía principalmente en Alemania y los Países Bajos.
Según el coronel Denis Bogros: "Hasta 1762, el rey y el estado a menudo tenían que
intervenir en la compra de las monturas a favor de la producción del caballo de
silla, pero los propios criadores abusaban de estas ayudas". Un gran número de
derrotas de la caballería francesa serían atribuibles, no a los hombres, sino a la
mala calidad de los caballos de tropa franceses, los cuales estaban más adaptados a
la cultura del terreno que a las exigencias militares.13
Antigüedad
Edad Media
Artículo principal: Historia del caballo en la Edad Media
El papel de las abadías fue decisivo gracias a los cartularios,26 los cuales
constituyeron la principal fuente escrita de los siglos XI al XIII con la
literatura cortesana, aunque no mencionaron la cría de equinos en tierras de la
Iglesia. No se excluye que las fuentes utilizadas por los historiadores estuvieran
orientadas,28 pero esta ausencia de mención de la cría por parte de la Iglesia
también puede sugerir que los caballos son criados exclusivamente en reservas
señoriales, lo que parece ser coherente con su condición de "animal de premio"
usado por los señores.28 Se fomentó la importación de criadores alemanes,
holandeses y daneses, la cría privada fue de buena calidad, y cada señor tenía en
el corazón el desarrollar en su feudo una cría con fines militares. En el siglo
xiii se importaron de Frisia los llamados caballos "nórdicos".31 A finales de la
Edad Media, Auvernia era una importante región de cría y exportaba su producción al
Mediterráneo.28
Tiempos modernos
La idea de los sementales nacionales, emitida bajo Enrique IV, se implementa bajo
Luis XIV.
La desaparición del feudalismo y de la caballería provocó la concentración de la
cría en torno al rey de Francia. El fin de los conflictos armados señoriales
después de la Guerra de los Cien Años redujo la necesidad de mantener una granja
equina militar.233 Los usos del caballo se desarrollaron, para lo cual, Luis XI
estableció las casas de postas en 1477,34 donde Luis XII los puso a disposición de
los viajeros en 1506. Todas las yeguadas estaban ubicadas en los dominios de los
castillos. El número de buenos caballos de guerra disminuía, y las guerras
italianas y las guerras de religión no mejoraron la situación. Por eso, a
principios del siglo xvi, la escasez de caballos de guerra obligó al país a
abastecerse del exterior.35
Luis XIV, siendo él mismo un buen jinete, contribuyó en gran medida a hacer del
control de la cría de equinos un asunto estatal.
A mediados del siglo xvii, el reino de Francia aún carecía de caballos de guerra
para levantar sus tropas: según Denis Bogros, los roussins y los bidés formaban el
grueso de los equinos del territorio. Louvois estableció una inspección de la mano
de obra y el mantenimiento, con la esperanza de detener las costosas importaciones.
Colbert examinó la cuestión en 1663. Publicó un decreto el 17 de octubre de 1665,
pero contrariamente a lo que se suele creer, no se trataba de construir las famosas
ganaderías nacionales ni de nacionalizar parte de la cría. La ayuda al sector
privado, inicialmente, estableció una administración estatal destinada a
intervenir.383940
Su desarrollo bajo Luis XIV es inseparable del absolutismo. Este afectó a toda la
sociedad a medida que el estado intentó gradualmente controlar y centralizar la
cría. Los criadores privados se sintieron desposeídos.41 El objetivo de Colbert era
el de interesar a los grandes propietarios en la cría.37 Para ello, se estableció
un sistema sencillo: un semental real se confío gratuitamente al sementalista de
una ganadería privada en cualquier parte del reino, contra la promesa de mantenerlo
a disposición de quien lo solicite para su reproducción, alimentación y
manutención.37 La aprobación de sementales privados y el estímulo para mantener a
las yeguas completan el sistema. Poco a poco, el papel de los inspectores de
sementales se fue reforzando y los sementales se vieron obligados a aplicar
estrictamente instrucciones reales cada vez más coercitivas.37 Colbert y su sucesor
Seignelay centraron primero sus esfuerzos en la producción de caballos carroceros
(cuyo uso es importante) y el mantenimiento de un número correcto de caballos de
monta: el "caballo danés" era el más buscado para la tracción, y el Bereber era el
más famoso de los caballos de silla de la época.42
La Yeguada nacional de Pin, apodada como la "Versalles del caballo", siendo esta la
más antigua y la más prestigiosa de las sementales reales francesas.
En 1715, la muerte de Luis XIV supuso el fin de su economía de guerra, pero también
de su política de persuasión al indicar los tipos de caballos que se producirían.
Las granjas, particularmente agotadas, fueron reorganizadas por Pontchartrain y
Brancas para ser "concebidas como un todo" en 1717. Ofrecieron una "cuadrícula real
del territorio por instituciones centrales que promovieron la cría local, diseñadas
como tantos laboratorios de producción de formas particulares y singulares con
miras a cruces dosificadas para la confección de un caballo típico".2 Esta nueva
normativa suscitó reflexiones, que a veces se aplicaron estrictamente, para
discutir y buscar nuevas soluciones.42
siglo xix
La Revolución Francesa, el Imperio y la Restauración asestaron duros golpes a la
cría francesa, la cual era considerada "en ruinas": las antiguas razas locales,
según los especialistas, estaban "desaparecidas" o "degeneradas" y debían crearse
de nuevo,65 tanto para su uso con el ejército, como para los transportistas y
campesinos. La cría del caballo de monta estaba muy ligada a los movimientos
individuales antes de la mejora de las carreteras en 1815, lo cual generalizó el
uso de equipos de tracción de caballos, requiriendo más carrocería y caballos de
tiro. Durante la primera mitad del siglo xx, las razas pesadas a pie y los caballos
para trato, y muy en particular los de Caen, tomaron el nombre de "caballo
normando" o "caballo francés", siendo estos los más vendidos.66 Por otas partes,
las carreras ya no satisfacían las necesidades, y los caballos para estos usos
fueron desapareciendo. El secado de las marismas en varias regiones, por su parte,
favorecieron una mejor calidad de la cría. Al mismo tiempo, los caballos de trabajo
de acuerdo a su función se seleccionaron , según Jacques Mulliez, de la presencia
de animales campesinos utilizados para el cultivo de la tierra.42 Esta cría
selectiva era de excelente calidad, tanto que "el rendimiento de los equipos se
duplicó con creces entre 1814 y 1847".66 Para obtener más caballos de remontaje,
una ley fundó quince depósitos de remontaje militares en 1831.67
Todo el siglo xix fue marcado por el deseo de ver surgir una raza que compitiera
con el purasangre. La creación del anglo-árabe es el fruto de esta búsqueda de un
"purasangre francés".68
Desaparición de viejas razas
El caballo Brennou, el cual era un pequeño animal de los páramos y marismas, dio
paso al ganado. El caballo de las Landas también fue abandonado en libertad desde
el siglo xvii, desapareciendo en el siglo xix.42 El incesante mestizaje con
caballos de sangre fue otra causa de la desaparición, como fue el caso del caballo
Navarrin (Navarin, Navarrois, Bigourdin o Tarbais), que se criaban principalmente
en las llanuras de los Pirineos cerca de Tarbes; así como en Bigorra; en los Altos
Pirineos, el cual fue absorbido por cruces con purasangre y árabes, formando así a
la raza anglo-árabe.
En 1870, después de la batalla de Sedán y el fin del Imperio, la cría tomó una
forma que no cambió hasta la Primera Guerra Mundial.2 La ley conocida como "Bocher"
o "ley de ganaderías y remontajes" fue aprobada en 1873 e introdujo bonificaciones
para los productores en Francia continental, mientras gravaba las importaciones,77
lo que impedía la compra de caballos del Magreb. Este proteccionismo fue el
resultado del deseo de los ganaderos metropolitanos de proteger sus intereses.78 Su
peso económico es tal que influyó negativamente en la eficacia del ejército francés
al producir únicamente caballos grandes y robustos, menos resistentes a la fatiga
que los bereber y los árabes.79 El anglo-árabe, producido alrededor de Tarbes,
demostró ser más efectivo para el ejército que el anglo-normando.80 Su libro
genealógico se abrió en 1833, como una raza francesa.
La cría del caballo de tiro se organizó principalmente desde mediados del siglo xix
hasta principios del siglo xx, bajo el liderazgo de las ganaderías nacionales que
propusieron la idea de los primeros libros genealógicos, o registros de cría de
razas. Esto permitieron el reconocimiento oficial de las primeras razas de caballos
francesas:6574 el Nivernais en 1880, el Percherón en 1883, el Poitevin mulassier en
1884 y el Boulonnais en 1886.85 Estos animales son preciosos auxiliares para una
multitud de trabajos, no sólo en agricultura, pero también para todo tipo de
transporte (ómnibus, diligencias, tranvías, acarreos, vagones mineros, etc.). La
cría floreció y los caballos de tiro franceses compitieron con las razas británicas
en la escena internacional.74 La estandarización de estas razas, que tienden todas
hacia el animal poderoso y grande, con el pelaje oscuro (el negro, en particular
era muy popular).70