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Conforme lo establece el artículo 165° de la Constitución Política: “Las

Fuerzas Armadas están constituidas por el Ejército, la Marina de


Guerra y la Fuerza Aérea.  Tienen como finalidad primordial garantizar
la independencia, la soberanía y la integridad territorial de la
República.  Asumen el control del orden interno de conformidad con el
artículo 137º de la Constitución.

De igual manera, el Artículo 166° señala que: “La Policía Nacional


tiene por finalidad fundamental garantizar, mantener y restablecer el
orden interno. Presta protección y ayuda a las personas y a la
comunidad. Garantiza el cumplimiento de las leyes y la seguridad del
patrimonio público y del privado. Previene, investiga y combate la
delincuencia. Vigila y controla las fronteras.”

De esta manera, corresponden a las Fuerzas Armadas, de manera


excepcional, y a la Policía Nacional el control del orden interno, el
orden público y la seguridad ciudadana, teniendo como obligación en
el ejercicio de sus funciones la defensa y protección de la persona
humana, el respeto a su dignidad y a las garantías para el ejercicio
pleno de sus derechos fundamentales, brindando sus servicios en el
marco de la Constitución Política y las leyes.

Así, dentro del ejercicio regular de sus funciones el personal del


las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional tienen la atribución de
poseer, portar y usar armas de fuego.
ra bien, para que la causa de justificación que estamos
analizando sea empleada en la realidad, resulta importante establecer
el contexto normativo y social que la limita, es decir, las normas que
configuran la manera como deben emplear la fuerza los miembros de
las Fuerzas Armadas y Policiales.
Para el segundo caso, el artículo 16° de la norma en mención
establece los principios rectores que rigen antes, durante y después
del uso de la fuerza son los reconocidos por las normas del Derecho
Internacional de los Derechos Humanos y son los siguientes:
a. Legalidad.- El uso de fuerza por parte de los miembros de las
Fuerzas Armadas debe estar amparado en el presente Decreto
Legislativo y su Reglamento; b. Necesidad.- El análisis de la
necesidad en cuanto al uso de la fuerza por parte de los miembros de
las Fuerzas Armadas implica dos verificaciones: (i) haber agotado el
despliegue de medidas que no implican el uso de la fuerza y que
permitiesen alcanzar el resultado esperado; y, (ii) luego de esta
verificación, llegar a la conclusión de que un eventual uso de la fuerza
resulta inevitable para alcanzar dicho resultado y;
c. Proporcionalidad.- Es la equivalencia o correspondencia entre la
gravedad de la amenaza y el grado de fuerza empleada, debiendo ser
ésta la mínima necesaria en relación a dicha amenaza y en función al
resultado legal esperado.
El articulo en mención prescribe que, excepcionalmente, los miembros
de las Fuerzas Armadas en cumplimiento de la misión asignada
pueden usar armas de fuego en defensa propia o de otras personas,
en caso de peligro inminente de muerte o lesiones graves, o con el
propósito de evitar la comisión de un delito particularmente grave que
entrañe una seria amenaza para la vida, o con el objeto de detener a
una persona que represente ese peligro y oponga resistencia a su
autoridad, o para impedir su fuga, y sólo en caso de que resulten
insuficientes las medidas menos extremas para lograr dichos
objetivos.

Si como consecuencia del uso de las armas de fuego se produjeran


heridos, los miembros de las Fuerzas Armadas habilitan la atención
médica inmediata, sin discriminación. En caso de que se registren
personas fallecidas se adoptan los protocolos correspondientes para
el tratamiento de los restos humanos. En ambos casos, se procede a
informar a los familiares.

En principio, las acciones de mantenimiento del orden están


enmarcadas en el Decreto legislativo que regula el uso de la fuerza por parte
de la Policía Nacional del Perú (Decreto Legislativo 1186), aprobado en agosto
del 2015. Esta norma establece definiciones sobre cómo debe proceder la
Policía para intervenir en distintas circunstancias, incluyendo los episodios de
agitación pública y violencia, y los derechos y responsabilidades de los
efectivos policiales para llevar adelante sus procedimientos

Por ejemplo, la norma incluye tres definiciones claves: 

Fuerza: “Es el medio que en diferentes niveles usa el personal de la Policía


Nacional del Perú, dentro del marco de la ley, para lograr el control de una
situación que constituye una amenaza o atenta contra la seguridad, el orden
público, la integridad o la vida de las personas”.
Uso progresivo y diferenciado de la fuerza: “Es la graduación y adecuación,
por parte del personal policial, de los medios [recursos materiales] y métodos a
emplear teniendo en cuenta el nivel de cooperación, resistencia o agresión que
represente la persona a intervenir o la situación a controlar”.

Medios de policía: “Son las armas, equipo, accesorios y otros elementos de


apoyo, autorizados o proporcionados por el Estado, que emplea el personal
policial para enfrentar una amenaza o atentado contra la seguridad, el orden
público, la integridad o la vida de las personas”.

Por su parte, el reglamento de esta norma, aprobado en el 2016, precisa


términos que se refieren tanto a las acciones policiales (arresto, intervención
policial, línea de comando, alcance de control y peligro real e inminente) como
a factores que constituyen violaciones a la ley, a saber: 

Esta disposición coincide con lo señalado en el artículo 11 del reglamento del


uso de la fuerza por parte de la Policía Nacional , que indica situaciones
precisas para aplicar la fuerza letal en caso de peligro real e inminente de
muerte o lesiones graves: a) en defensa propia o de otras personas b) cuando
implique una seria amenaza para la vida durante la comisión de un delito
particularmente grave; c) cuando se genere como consecuencia de
la resistencia ofrecida por la persona que vaya a ser detenida; d) cuando sea
generado por quien se está fugando; y e) cuando se genere por la acción de
quien participa de una reunión tumultuaria violenta. 
“El uso de la fuerza letal en esta [última] situación sólo se justifica ante un
acto evidente, manifiesto e inmediato, generado por quien empleando
violencia con objetos o armas, puede causar lesiones graves o muerte”, dice la
norma.

Es importante mencionar que, según el Manual de procedimientos para las


operaciones de mantenimiento y restablecimiento de orden público : “Para
el uso de las armas de fuego en las operaciones de mantenimiento y
restablecimiento del orden público se debe tener en consideración que las armas
de fuego NO DEBEN CONSIDERARSE COMO UNA HERRAMIENTA
TÁCTICA [énfasis en altas del original], sino como un recurso excepcional y
de última instancia en respuesta a situaciones individuales que amenazan con
causar muertes o heridas graves”.

¿Qué pasa cuando la Policía hace mal uso de la fuerza?

Las normas son específicas sobre las responsabilidades de las acciones que
contravienen los principios y disposiciones explicadas líneas arriba. 

En principio, el Decreto legislativo que regula el uso de la fuerza por parte


del personal de la Policía Nacional del Perú  (D. L. 1186) dice que toda
ocurrencia relacionada al uso de armas de fuego debe ser comunicada al
comando policial. 
Si el acto deriva en muerte, se inicia de inmediato una investigación
administrativa y “se da inmediata cuenta de los hechos a las autoridades
competentes”.

En el contexto de la represión que ha dejado medio centenar de muertos, entre


los cuales hubo civiles que no participaban en acciones violentas, es importante
mencionar las precisiones dispuestas en el D. L. 1186 sobre el rol de los jefes
operativos y el comando de la operación:

“Los superiores jerárquicos incurren en responsabilidad cuando conozcan o


debiendo conocer el uso ilícito de la fuerza por el personal policial a sus
órdenes, no adopten las medidas necesarias para impedir o neutralizar dicho uso
o no denunciaron el hecho oportunamente”. 

Por otro lado, el reglamento de este decreto precisa que las órdenes deben ser
“lícitas, lógicas, oportunas, claras, coherentes y precisas”. Ningún efectivo está
obligado a cumplir órdenes contrarias a lo que disponen los manuales y
reglamentos para las operaciones de mantenimiento o restablecimiento del
orden.
“El personal de la Policía Nacional del Perú no puede alegar obediencia a
órdenes superiores, cuando dichas órdenes para el uso de la fuerza, y en
particular del arma de fuego, son manifiestamente ilícitas. En caso de haberse
ejecutado, también serán responsables los superiores que dieron dichas órdenes
ilícitas”, indica el artículo 14 de esta norma.

En resumen, la revisión de las normas evidencia que el uso de la fuerza por la


policía está restringido a situaciones de peligro real e inminente de muerte o
lesiones graves; el peligro debe ser manifiesto, evidente e inmediato; aplica
solo cuando se ha individualizado la amenaza, y está sujeto a las órdenes
directas del jefe o comando operativo, quien debe dar la orden directa y también
es responsable de su ejecución. 

Todos los hechos que no cumplan con estas condiciones están sujetos a
responsabilidad administrativa, penal y/o civil.
 

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