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Felipe

Felipe le dijo: Señor, muéstranos el Padre, y nos basta. Jesús le dijo: ¿Tanto
tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que
me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: ¿Muéstranos el
Padre? ¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras
que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que
mora en mí, él hace las obras. Creedme que yo soy en el Padre, y el Padre
en mí; de otra manera, creedme por las mismas obras.
Jn 14, 8-11
Escuchemos la voz de nuestra Madre:
En esos tiempos en que la comunidad se alegraba con la presencia viva de Jesús
resucitado entre nosotros y también esperaba la llegada del santo espíritu de dios,
uno de los apóstoles que hablaba con mas propiedad y ansiedad sobre la venida del
Paráclito. Era Felipe, pues él se recordaba con mas entusiasmo de la promesa de
Jesús. Decía el que la única recomendación de mi hijo para recibir el espíritu santo
era amarle y permanecer en el. También decía que el maestro había prometido que,
gracias a la unción del espíritu, todos los que crean harán obras tan grandes cuanto
las que El propio realizo. El Paráclito que la comunidad recibiría de regalo no era
temporario; y si para siempre, ósea, el Espíritu en nosotros seria la vida de la iglesia
por la eternidad y no estaría en conformidad con el mundo, pues este no desea
recibirlo; en fin, poseer el Espíritu de Dios es dejar el alma ser gobernada según el
propio Dios. Nosotros los destinatarios de ese espíritu, tendríamos la tarea de
transformar la faz de la tierra. El Paráclito nos enseñaría la verdad, nos daría
claridad sobre los misterios de nuestra fe. Felipe hablaba de esa promesa como un
joven a la espera de su boda. Todos los discípulos se contagiaban con el entusiasmo
de Felipe. En verdad, toda la comunidad esperaba ansiosos la profecía cumplirse.
La frase de mi Hijo que ha Felipe mas le gustaba era esta: “No los dejaré huérfanos”.
Esa frase es el deseo de dios ser en nuestras vidas el Enmanuel, Dios con nosotros.
Salve Madre del Pentecostés
Ven Espíritu Santo

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