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El degcontrol de Hércules ‘Al ver a Breno colgando de la nube, corri lo mas rapido que ppude hasta la pista. Alllegar ali, aferré una de sus manos, pero Ja nube se movia mucho y confieso que tuve miedo de perder amiamigo. Lo lograras, Breno. jFuerza! “Estoy cayendo, Pilar, Fue muy bueno ser tu. amigo... Disciilpame por dejarte sola durante nuestra investigacion en cl edificio.... —Puedes dejar de despedirte. {Tit eres y siempre seras mi mejor amigo! ~ ZYa no estas enojada conmigo? {Claro que no! jAhora sube, por favor! Consegui empujar a Breno hacia arriba y, exhaustos, nos echamos en aquel suelo blando, donde nos quedamos en si- Jencio, respirando uno junto al otto. Después de unos instan- tes, Breno me mir de una manera distinta, acercé su. cara a Ja mfa, paso su mano por mi pelo... hasta que fuimos inte- rrumpidos por un grito animal: —Fistamos en la pista del centauro! ~grité Breno, tenso. ic, saltando a otra nube. ;Por suerte, logramos salir del camino antes de que el cen- tauro nos pisara con sus cuatro patas! Volvimos al anfiteatro, 103 t i @ parecia furioso y comenzé a golpear al centauro hasta, {quebrarle todos los hnes0s al pobrecito, {Un horror! Como si i o no bastara, lanzé a la criatura por el precipi Qué locura! Qué le ocurri6? ~pregunté a Tiresias, - shockeada. cena 4 | jHeéreules enloquecié! Parece un animal... -murmuré Nada de eso! jA él le esta yendo muy bien en la prueba! _Brene ~comenté Tiresias. Helena casi no podia hablar. Estaba horrorizada, com- Jletamente decepcionada con su gran héroe. Mientras tanto, molestos por habernos perdido la oportunidad de hablar con Zeus y de probar la ambrosia divina. Pero, al menos, estibamos vivos. Decidi comer algunas frutas y, de pronto, recordé que ha- bia olvidado al goloso Samba alli, en la pista de carrer Solo entonces, noté que Samba corria palmo a palmo | —Dicen que Hera le tiene odio a Hércules solo porque él es hijo de Zeus con una mortal, Por eso, de tanto en tanto, co- loca sobre él un velo invisible que vuelve al héroe totalmente puse de pie y comencé a gritar: ~;Corre, Samba! jFuerza en las patitas! | Helena nos miré como si estuviéramos locos: Los gatos no pueden participar. _ irracional —cont6. Sed (Es muy facil culpar a los dioses! jLo que él hizo fue un_ Bata camera cs alg scl Silos centauros pueden, por qué él no? ~pregunté.. horror! ~comenté Breno. fi ~ {Quieres decit que Hera es una especie de madrastra alentando a Hércules y parecia inri- ~ mala que odia a Hércules y tiene el poder de volver loco a tada con todos nosotros. La carrera estaba peleadisima y, sa i 10 cl silbato de Hera. La esposa de Zeus alentaba a A ee ernie claramente a Hermes y provocé que el pez volador del centau- ee ee ore einen) Tose cruzara en el aire con el ce Hercules. En la cont Fue eso lo que ocurrié cuando Hércules mat6 a sus dos competidores quedaron atontados y chocaron con fuerza. ! Hercules terminé colgado en el aire por la patada que le dio propios hijos. Hera habia arrojado el velo de irracionali- dad sobre el héroe, jy él terminé matando a los tres hijos, el centauro, [Un desastre! Al subir nuevamente a la nube, el -pensando que eran dragones! ~continué el viejo sabio. tot 105, ~iQué tragedia griega! jNo sabia que habia hecho algo, horrible! ~iEse Hércules esta completamente loco! ~insistié Breno, furioso con todo aquello. =No puede ser... -murmuré Helena. “Fue por haber matado a sus hijos que Hércules realiz6 los doce trabajos. Para que los dioses perdonaran su terribl crimen -revel6 Tiresias. ~Por lo visto, después de lo que acaba dle hacer con el cen= tauro, Hércules va a tener que hacer algunos trab: “comenté, Dia del héroe La historia de Hércules era triste y hubiéramos seguido hablando horas y horas sobre el gran héroe, de no haber te- nido una sorpresa. Samba seguia intentando atrapar a su pez le ios yolador, mientras Hermes volaba sobre las nubes, leve gero, casi alcanzando al otro pez. Si todo se; de las sandalias aladas lo lograria y ganaria la prueba. Pero, queriendo eliminar a Samba de la cartera, decidi6 hacer una maniobra de jugador de fitbol: preparé la sandalia como si fuera a patear un penal y acert6 de leno en la barriga de mi gato, que salié volando por el aire hecho una pelota. Yo ya iba a insultar a aquel dios de los sandaliazos con los peores nombres que conocia, pero por una increible casnalidad, o con una ayudita de los dioses, Samba fue a dar con el hocico exactamente sobre su pez volador y, sin siquiera pestaftear, atrapé al pobrecito. jando aquella v satel pico! -festejé, casi sin creer en lo que veia. jUn verdadero atleta! -vibré Tiresias. ~iSamba uno, Hermes cero! -bromeé Breno, sus premios, pero cuando — Zeus llamé a mi gato para ponerle Ia corona de lau reles, habia desaparecido. Zeus toed el gong una 1 vez mas y anuncié: El gato vencedor tie- ne derecho a hacer un pedido... Esta vez decid reaccionar rapido y, antes de que cualquier astuto hablara antes que yo, pregunté al dios de los dioses: =Ya que yo soy la duciia del gato, zpodré hacer el pedido por él? Hera me miré con furia, pero era Zeus quien decidia sobre 1 premio. Bl dios de los dioses sonri y afirmé: ~Puedes hablar: qué deseas? Ho Hermes se quedé inmévil al ver Ja tonteria que habia ‘cho. Para empeorat las cosas, recibi6 una gran reprimenda de parte de la diosa Hera, que lo habia alentado. Mientras. tanto, Breno, Helena, Tiresias y yo nos abrazabamos, jfeste- pensar mucho y pe’ Samba es nuestro héroe olim- Corrimos hacia el po- dio, donde Samba recibiria inalmente podria reunirme con mi abuelo, No necesité {Quiero encontrar a mi abuelo! ¢Acaso el gran Zeus pue- de enviarme con mis amigos hasta cl lugar donde él est? ~ gFistds segura de tu pedido? insistié cl poderoso Zeus. fotalmente segura ipreparense! ;Van a partir todos al reino de Entone Hades! ~dijo Zeus con una voz grave. Hera solt6 una carcajada y Helena comenz6 a gritar, aterrorizada: reino de Hades, no! ~Bltal reino de Hades es tan malo? ~quiso saber Breno. jis el reino de los muertos! ~explicé Tiresias. —jNo puede ser! -murmuré, i Era duro de aceptat: ¢Seria posible que mi abuelo estuvie- reino de los muertos? Con los raen un lugar horrible como jos rojos de furia, Helena grit — ;Por qué no pensaste un poco antes de hablar? ¢Por qué no preguntaste antes donde estaba tu abuclo? =A veces eres un poco impulsiva, Pilar -complets Breno, Los cuatro empezamos a discutir, muy nerviosos, hasta que escuchamos un grito furioso de la diosa Hera: {Ese gato merece morit! En aquel momento descubrimos dénde se habfa metido ‘Samba después de la carrera. Estaba dentro del cuenco de ambrosia, recibiendo el premio que mas deseaba: el delicioso. dulce de la inmortalidad. Hera, el gato gané la carrera y tiene derecho a recibir una copa de ambrosia, glo olvidaste? ~argumento Zeus. =iTenia derecho a una copa, no a todo el dulce! -exclamé la diosa, Enseguida, Hera aferré a Samba por el rabo jy lo arrojé a iosa malvada!? —grité, eres tt para decirme lo que puedo 0 no puedo hacer? (Mortalita entrometida! -replice Hera, Por suerte, Breno me contuvo antes de que yo arrancara los pelos de Hera y me convirtiera en la peor de sus enemigas, Zeus tampoco queria aumentar la confusion y fue a decirle a su esposa: ~Tranquila, querida, Ellos ya estan saliendo hacia el reino de Hades, ~iBien! [Dudo que vuelvan de allit ~dlijo Hera. Breno, Helena, Tiresias y yo nos miramos, aterrorizados. Seria posible cambiar el pedido? :Cémo escapariamos de esa? ng Rumbo al mUndo de los muertos No tuvinnos tiempo de pensar en lo que ocurriria en el reino de Hades, porque comenzé un vendaval que movia las mubes del Olimpo de un lado al otro, Zeus nos hizo subir en una inmensa nube negra y nos ofrecié una tiltima ayuda: —Ustedes fueron bastante valientes al venir hasta aqui. para intentar domar a Cerbero, el Lieven este lar especi guardian del reino de los muertos. 1 ya iba a soltar un rayo desde sus dedos cuando logré hacer una iiltima pregunta: Solo una cosa mas, gran Zeus: gpodré cambiar de. -iNo! Deben partir ahora mismo, a mi gato? ¢Qué ocurrié con él? ~jLo sabrés en el momento oportu ~¢Cémo puedo estar segura? ~in: {Estas dudando de Zeus? -susurré Helena, dindome un pellizco, Sin decir nada mas, el dios de los dioses solt6 un rayo platea- do desde su dedo indice y la nube negra en la que estabamos comenzé a descender vertiginosamente. Parecia que bajdba- fa peor giraba sin parar, 10s dimos las manos, pen= mos en un elevador sin freno, que Aferrados a aquella nube agitada, sando que el final estaba cerca. ~jVamos a morir por tu culpa! —me grito Helena, -Sé que tendria que haber pensado mejor antes de hablar, pero no po malo. imaginar que mi abuelo estaba en un Jugar tan Intenté advertirte, pero no quisiste escuchar ~dijo Breno, muy tenso, ~¢Como es ese tal reino de Hades? ~pregunté a Tiresias. =Es el lugar adonde van todos los mucrtos ~dijo. ~iEs practicamente imposible volver de alli, Pilar! -y tontos cuando vimos que nos acercabamos a una piedra _ ocurrié. Exhaustos, creo que nos dormimos. —Practicamente imposible no es lo mismo que totalmente imposible, espero... Mientras caiamos, Tiresias nos conté que Perséfone, es- posa de Hades, era la viniea que podia ir y venir del reino de los muertos. La diosa pasaba el otofio y el invierno con su esposo, en el mundo subterrneo, y volvia al mundo de los vivos durante la primavera y el verano. ‘Yo me esforzaba para que encontraramos una salida, pero la nube no dejaba de caer y girar. Ya estabamos mareados puntiaguda, Gritamos, pensando que habiamos llegado al fi- nal. Sin embargo, la piedra se movié hacia un costado y un agujero gigantesco se abrié en el suelo, por donde seguimos bajando. sae He Debajo de la tierra, todo era oscuro y caliente. Continua ‘mos descendiendo durante mucho tiempo, después no sé qué El perro de tres cabezas Ya en el reino de Hades, nos despertaron unos ladridos aterrorizantes. No veiamos casi nada, entonces recordé la linterna que leyaba en el bolsillo de mi vestido. Con luz, pudimos ver a tres perros furiosos, grufiendo muy cerca de nosotros, Socorro! ;Tres monstruos! —grité, asustada, iQuéden ible perro de Hades No son tres monstruos, Es Cerbero, el Tiresias, {Un tinico perro con tres cabezas? ~preguntd extrafiado Breno. De pronto, escuchamos una voz desconocida, confir- mando: —Fso mismo. {Tres cabezas furiosas y peligrosas! De quién seria aquella voz? ¢De alguien vivo 0 mnerto? Miré ha Confieso que me quedé helada. sy vila sie lueta de un hombre acerearse, cargando a una mujer morena ‘en sus brazos. ¢Quiénes son ustedes? ~pregunté intrigad: Yo soy Orfeo y ; Euridice. Vine aqui a rogarle al dios de los muertos que le devuelva la vida. Al oir aquell me de esperanza y dije: ~Yo también necesito hablar con él. Cémo hacemos para -No es nada facil. Primero, debemos domar a Cetbero, el guardian de Hades. Después, tenemos que cruzar el rio Estigia hasta la otra orilla, En cuanto dijimos el nombre del perro, escuchamos nuc-_ vamente sus ladridos, ahora mucho més cerca de nosotros. ~Vio la luz de la linterna. (Esta viniendo hacia aca! ~dijo Oreo, tenso, ~iApaga ya esa luz! ~grité Helena, aterrorizada. ~iLanzala hacia él! ;Como un hueso! ~sugiri6 Breno. Arrojé la linterna a Cerbero y, mientras las tres cabezas del monstruo peleaban por ella, Breno recordé el collar especial que nos habia dado Zeus. Se lo mostramos a Orfeo y él, co- Jocando cuidadosamente a Euridice en el suelo, se acercé al perro. Breno y yo fuimos detras de él y vi que el guardian de Hades tenia una cola puntiaguda con un aguijén en la punta, que se movia de un lado a otro, =iQuidado con su rabo! -le grité a Orfeo, nerviosa. Orfeo fue rapido y logré ponerle el primer collar. Breno aproveché que las otras dos cabezas se distrajeron y le. metid el segundo collar. La tercera cabeza estaba en el. medio de las otras dos. Pero, como el rabo de Cerbero no paraba de moverse, cual létigo, no lograba acercarme a la fiera. Breno y Orfeo apretaron sus collares con fuerza y, sin pensar demasiado, salté sobre el lomo del monstruo le ajus- té el tercer y ultimo collar. ;Bien! Cerbero estaba domado. 18 Sujetando fuerte las correas, volvimos junto a Helena y Tiresias, Ahora Cerbero no lograria huir ni morder a nadie. Después de controlar ala fiera, Orfeo nos convocd para la segunda etapa del viaje: ~Ahora debemos llamar al barco y cruzar el rio, ~iDe ninguna manera voy a ir! “decidié Helena. ug =iVayan, yo me quedo aqui con Helena, v Cerbero! -ofiecié Tiresias, Entonces, Orfe puso las cor s de los tres collares en manos de Tire 5 y Helena, advirtiendo que no seria facil controlar a C bero por mu iempo. Ensegu i Euridice y nos llamo: ’ iVengan! Solo falta cruzar el rio Estigia, y \ \ fa pel otro lado del rio solo legaban los muertos. Subir a aquel »-arriesgar FSA travesgia f arco con Orfeo tal vez significara un viaje sin retorno, Por eso, antes de seguir lante, levé a Breno hacia un rincén y edie: o. Pero t Sabes que debo ir por mi abu no necesitas anto, Mejor quédate aca al, Pilar y bueno escuchar aquello. Apreté su. mano con Nada de eso. Voy contigo hasta fuerza y bajamos juntos por el camino enlodadg y oscuro, rumbo al rio Estigia. Cuando legamos a la orilla, Orfeo apoy6 a Buridice euic dadosamente en el suelo, sacé una lira y cor 26 a tocar que daba ganas de lloras. Entonces 0 él habia or un manto igualmente negro q una melodia bella y tris yimos un barco negro acercarse a la orill barquero cubierto dej -¢Ser: Orfeo escuchd y nos explicé que € quero de Hades, que transportaba a los, del rio. Cuando el barco negro llegé a p ver su rostro. cl dios de la muerte? -susurré a Bi era C hasta Caronte y pidié: Por favor; jqueremos ver al di 121 El reino de Hades \Varias antorchas iluminaban la otra margen del rio y pudimos 1 al dios Hades sentarse en su trono, junto a su mujer, Perséfone. Orfeo acercé el barco a los dioses ¢ hizo una re- verenci Gran Hades, dios de todos los nplorando ayuda: \uertos, pedirte que devuelvas la vida a mi Buridice. Hades 6 a levantarse del trono ni movié un mitscu- Jo del rostro. Gon su vor grave, jRegresa ya a tu mundo, Orfe Alescuchar aquella voz amenazante, apreté una vez mas Ja mano de Br meterme debajo de las mantas. Pero ahora qu Daban ganas de volver corriendo a casa y nido de tan lejos, no podiamos huir sin encontrar a mi abuelo. también estaba decidido a rescatar a su Euridice de cualquier forma y no se quebré ni un poco con la amenaza del dios de los muertos. En lugar de eso, cambi hablandole a la diosa: ~Gran Perséfone, qu irculas entre los vivos y los muertos, por favor, aytidame. Sin Euridice, mi vida no tiene sentido... Perséfone y Hades se raron y siguié Noté que Hades miraba a su mujer con tanta intensi parecia atravesar sus pensam tos. 125 Perséfone tenia una mirada dulce, cabellos negros y manos muy blancas que tocaban las manos de los muer- tos con mucha delicadeza. Hades parecia enamorado de ella; seguramente, seria la tinica capaz de ablandar aquel coraz6n de piedra. ‘Al vera Orfeo llorando, Perséfone se commonis y le pido. a su esposo: Dale una oportunidad a Euridice, querido. Orfeo y ella se aman tanto... Sin embargo el dos de los muertos seguia sin decir palabra. Desanimado, Orfeo se sent6 en el fondo del barco, rom- piendo en un lanto profundo, La situacién parecia sin salida, pero no podiamos desistir. Aun sabiendo que el didlogo con el dios era practicamente nulo, resolvi arriesgarme: Yo vine hasta aqui desde muy lejos para encontrar ami abuelo Pedro, ¢Estara aqui? ¢Podra volver a casa conmigo? Siguié el silencio més absoluto y Hades se mantuvo in= mévil. Entonces, a pesar de la oscuridad, noté la silueta de un hombre acercandose a la orilla. {El renqueaba como ‘mi abuelo, se rascaba la barba como mi abuelo, tenia libros en los bolsillos como mi abuelo! Solo podia ser él. No podia creer lo que veia. iH si =jAbuelo Pedro! 127 gLa muerte eg para siempre? ss de saltar ‘Alvera mi abuelo Pedro alli, frente a mi, tuve gan a entrar al reino de los muertos, cuando escuché la voz de Perséfone, muy firme: Quien pisa este reino, se queda aqui Cuidado, Pilar! -grito Breno. Loext Solo pensaba en abrazat aba tanto que casi no ofa lo que los otros decian. mi abuelo, mientras Breno me ferraba por el vestido. ;Suéltame! jNecesito buscar a mi abuclo! Mi abuelo parecia tan cerca alli, en Ja orill la impresién de que, si me estiraba un poquitd tocarl Ven conmigo, abuelo! No puedo, querida! ;No puedo! {Entonces me quedo contigo! {Qué locura es esa? ~Breno in- No, Pilar! jNi pensar ba hablar conmi: tent , pero yo solo Ella est como Ulises ante el canto de hip- notizada. ;Tenemos que sujetar a esta chica al barco con toda nuestra fuerza para evitar que se arroje de él! -dijo Orfeo. 129 tenian cuerdas, Breno y Orfeo me sostuvieron ntras yo intentaba saltar del barco de todas las maneras posibles, aquel momento solo tenia un deseo: abrazar de nuevo a mi abuelo y no soltarlo nunca mas. ienes que volver a casa, abuelo, {Mama esta muy triste! jLlora todo el tiemp ‘quedarnos todos juntos para siempre. Has sido muy mpo se terminé, =a sile pido mas a Hades? -Elno es el dios del tiempo, Pilar.. ero ya vi que encon- taste la hamaca magical —dijo, cambiando de tema. La hamaca es increible, iG iVamos a conocer el n iMe encanté regalo! ella vas a ver que el mundo es grande! ndlo juntos, abuelo! Ven, entra al are Ei ¥; cuando pensé que finamente to vamos a casa. -guida n mucho, logré soltar uno de le ia a mi abuel Perséfone se El ya comié las frutas de Had ’s, Pilar. margen del rio y no puede regresar. Vas a ten dijo la diosa. iNo! iY a Breno y Orfeo rogué, pero de nada sirvi6, Wieron mucho trabajo para 130 En ese momento, v decir, con voz grave: ada 10 que e! fa y termina. Aprovechen uno tiene un tiempo que empieza y te AE bien el de ustedes y el q -n junto a quienes aman, por- que nadie sabe cuanto tiempo tiene el tiempo Hades hizo un gesto en el aire y mi abuelo desaparecié Jo veria. completamente en aquel lugar oscuro. Nunca m us historias, Comencé a sollozar y scucharia » en voz baja: era él va a estar contigo! arco y entendi que Orfeo de intiendo lo mismo que yo, aquel dolor sin fi qne me desbordaba y que nunca me TT ae Ce Balad) Pea Oe 131 gin mirar hacia atras Breno me abrazé y enseguida me fui calmando. Miré a Orfeo y, pensando en las leyes del reino de Hades, me di cuenta de que el caso de Euridice era muy distinto del de mi abuelo: Orfeo! Euridice atin no comié ninguna fruta en el reino de Jos muertos, verdad? El reino de los muertos fue invadido por la miisica mas bella que Orfeo conocia. Poco a poco, hasta Hades, l dios del co= razon de piedra, empez6 a conmoverse, ~exclamé la diosa Perséfone. 1a! -coincidié el poderoso Hades. El negé con la cabeza y continue mi idea: Ella tampoco pisé la otra orilla del rio. Entonees, todavia podlemos llevarla de regreso... ~jQué musica dis 4 En ese momento, Breno y yo nos miramos y decidimos Sin embargo, el dios de los muertos no se dejaba convei darle una ayudita més a nuestro amigo Orfeo: - cer facilmente, Orfeo pi ero Hades no se movié Qué pena que Orfeo nunca més va a interpreta, Sin del trono ni dijo palabra alguna. Euridice, prometié abandonar la miisica ~comenz6 Breno. - r que hablar no va a servir de —Una pena, realmente, Nunca mas el mundo va a escu- char esas maravillas -completé. Esperal Tit lo dijiste: hablar tal vez no ayude, pero... Fue entonces cuando miré a Orfeo y sugert, bajito: -=a¥ sitocas tu lira? pote con ta tina, negate de Hermes. Orfeo gue ob primate mental Perpleja y conmovida, Perséfone decidié intervenir una vez mas en favor del miisico ¢ imploré a su esposo: Por favor, querido, atiende al pedido de Orfeo... =No puedo, Perséfone. Tit sabes. —Ponle una condicion. Encomigndale una tarea dificil, Pero dale una oportunidad. El mundo no puede quedarse sin la mtisica de Orfeo, 4 stir la dulce voz de Perséfone, Hades se levanto del trono y determiné: “Te daré una iinica posibilidad, Orfeo. Euridice podra regresar al mundo de los vivos, pero con una ‘condicién: atraviesa el rio y solo mirala después de dejar el mundo de Jos muertos. “Mira siempre adelante, jNunca hacia atras! ~insistié la dulce Perséfone. Ya nos preparabamos para regresar, cuando vi un bulto blanco, pequenito y movedizo, maullando en la orilla del rio: {Sambal jNo lo puedo ereer! Por favor, gran Hades, ;puc- do llevar a mi gatito a casa? —La orden vale para el gato tambi miran antes de dejar mi reino, se quedara aqui para siempre. Rapidamente, Orfeo se sent en la proa del barco, dejando el cuerpo de Euridice recostado en la popa, y yo metia Samba en mi bolsillo. Gerré bien la cremallera para que no pudiera salir de alli, mientras estuviéramos en el reino de los muertos, Remamos y remamos, en un silencio sepuleral, hasta que €1 bareo alcanzé el otro lado, {No veo la hora de salir de este lugar horripilante! ~mur= muré a Breno. -iYo también! jEsto es el fin del mundo! ~exclamé. ~gEstara alli el perro de tres cabezas? ~pregunté. Basté mencionar al monstruo para oir sus ladridos furio- sos. Cerbero, al ver regresar el barco, se libero de los collares y ahora nos esperaba en la orilla, mas feroz que nunca. 135, qué hacer, nos quedamos inméviles. Orfeo también estaba nervioso, y sin ninguna idea brillante para sacarnos de aque- lla sitiacion, De pronto, escuchamos la voz de una mujer, jArréjale tu lira, Orfeo! jLénzale tu lira a Cerbero! El obedecié y el perro se tragé la lira, Las tes cabezas comenzaron a pelear iy pudimos saltar del barco. lir corriendo con nosotros, Orfeo tre Sin embargo, en vez de se dio cuenta de que la voz que habiamos escuchado era la de su amada Euridice, y olvidndose de la orden de Hades, se volvid: {Mi amor! ;Qué bueno que regresaste! {iNol! {No podias hacer eso! ~grité Euridice, desesperada. Cuando Orfeo se dio cuenta de sn error, el barquero ya se alejaba, ¢ para siempre. Por mas que el miisico gritara, lorara y suplicara, ya no ha- bia alternativa. Su mujer partia definitivamen al mundo, de los muertos. ; Luz al final del tinel La tristeza de Orfeo parecia la mas grande del mundo. Era horrible ver su desesperacion. Ahora sabiamos que debiamos alejar al gran miisico de aquel agujero oscuro lo mas ripi- do posible, En pocos minutos, Cerbero destruirfa. completa- mente la lira y volveria a amenazarnos, Pero Orfeo no queria inse de ninguna manera. Preferia quedarse en cl reino de los muertos con Euridice, antes que regresar sin ella, Por suerte, iresias y Helena vinieron a ayudarnos, Con su tono carifio- 30, Helena se acereé a él: Ven, Orfeo. Tu hora aiin no legé. Ven con nosotros, por favor. Pero Orfeo no se movié y Breno y yo tuvimos que empujar a ‘nuestro amigo a la fuerza para que saliera de aquel horripilante lugar. Fuimos subiendo todos, despacito, empujando al. mtisico ‘monte arriba, El camino era estrecho y resbaladizo y tuvimos que caminar bastante hasta ver la luz al final del tinel. Salimos por tuna caverna en medio de las piedras y cuando al fin pisamos nuevamente el mundo de los vivos, jrespiramos aliviados! Tiresias se alej6 en silencio y fue a sentarse bajo un arbol, nar un poco a Orfeo, que seguia muy contarle nuestras aventuras, Mientras pensativo, Para au tu tani te, Helena reso Breno me Ilevé a la orilla del mar, tomé mi mano y dijo, de pronto: 137 Pilar, gsabias que eres la persona mas valiente que conozco? iSolo ti puedes inventar eso de descender al reino de los muertos! iY tii eres el mejor amigo del universo, Breno! ‘Te agra- dezco por haber ido conmigo hasta aquel fin del mundo... ~Me parece que soy mucho mas que tu amigo... Entonces, Breno se aproximé de una manera distinta, acercé su cara y.,. en ese momento exacto nos interrumpid un maullido muy familiar. ambal -exclamé, bolsillo del vestido y vi salir a mi Besé is vivo que nunc: Samba y acarici su pelo, suave. Después lo puse en el suelo y le pedi, muy seria: ~jHazme el favor de no morir nunca mas! en Europa trabajando como nificra y ° -narrando historias en varios paises. Hoy tiene mas de diez libros publicados, entre ellos, fla de Pilar na. Bahia (2002), O agit de Pilar no Egito (2003) y Mudanca as vezes cansa (2003). Con Pilar, logré realizar el suetio de viajar escribiendo y escribir viajando. \wwwflavialinsesilva.com.br B) Joana Penna es carioca de pura cepa y ciudadana del 1. raindd_Se fur de la dele ara { estudiar diseno grafico e ilustracién en { Barcelona, Espaiia, en 1997. En una Beeewn---) isla griega conocié a su esposo inglés y juntos viajaron de isla en isla, hacia el mundo. Vivieron en Inglaterra, en Sri Lanka y después en Nueva York, donde vive actualmente. Joana ama viajar y siempre hace diarios de sus viajes. Tiene ilustraciones publicadas, en mas de una docena de libros y sus dibujos y diarios, cstin en el site: www,joanapenna.com.br 151 COUR DE 4 ow | ame juec}loill

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