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PATRICIA SALAZAR CUÉLLAR

Magistrada Ponente

SP594-2022
Radicación N° 60370
Aprobado acta No. 44

Bogotá, D.C., dos (2) de marzo de dos mil veintidós


(2022).

1. V I S T O S

Se decide el recurso de apelación interpuesto por el


fiscal, el procurador judicial y los apoderados de las víctimas,
en contra de la sentencia proferida por la Sala Especial de
Primera Instancia el 23 de agosto de 2021, que absolvió a
SIMÓN EDUARDO MARTÍNEZ ESCANDÓN por los delitos de
soborno, falso testimonio, fraude procesal, prevaricato por
acción agravado y concierto para delinquir.
Segunda instancia 60370
SIMÓN EDUARDO MARTÍNEZ ESCANDÓN
CUI 150016000000201700037

2. A N T E C E D E N T E S

2.1 Fácticos

Por el sentido de la decisión, se rememoran brevemente


los hechos imputados en la acusación.

En el mes de mayo de 2008, el abogado SIMÓN


EDUARDO MARTÍNEZ ESCANDÓN se concertó con Blanca
Julia Murillo Sanabria, Wilson Gerardo Peña Quiñonez, entre
otros, para cometer delitos indeterminados que favorecieran
la situación de Pedro Nel Rincón Castillo, alias «Pedro
Orejas», en el proceso que se le adelantaba por el homicidio
de Miguel Antonio Pinilla Pinilla, donde el primero fungía
como defensor principal.

En desarrollo de ese concierto, el procesado:

1) Entregó, junto con otras personas, $7.500.000 a


Ruth Mayerly Peña Porras y le prometió otro tanto, para que
faltara a la verdad retractándose de su versión incriminatoria
contra Pedro Nel Rincón Castillo.

2) A través de la coacción ejercida contra dicha mujer y


contra Luis Enrique Pinilla Pinilla, obtuvo que estos
suscribieran o rindieran las declaraciones del 3 y 4 de
septiembre de 2008, respectivamente, ante el Notario Primero

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de Chiquinquirá, en las que negaron falsamente el


señalamiento contra Rincón Castillo.

3) Utilizó esos 2 medios probatorios en la sustentación


de la petición de revocatoria de la orden de captura vigente
contra su defendido, induciendo en error al Juez Promiscuo
Municipal de Pauna -Fernando Soler Rojas- para que
profiriera la decisión ilegal que le era deprecada (audiencias
preliminares del 8 de septiembre y 14 de noviembre de 2008).
Y,

4) Acordó con el citado funcionario judicial que este


accediera a su petición y, por tanto, revocara o cancelara el
mandato de captura en mención contrariando la ley de modo
manifiesto.

2.2 Procesales

Por tales hechos, el 15 de abril de 2016, ante el


Juzgado 3 Penal Municipal de Duitama-Boyacá con función
de control de garantías, se formuló imputación a SIMÓN
EDUARDO MARTÍNEZ ESCANDÓN, Blanca Julia Murillo
Sanabria, Wilson Gerardo Peña Quiñonez y Fernando Soler
Rojas, entre otros, así:

- A SIMÓN EDUARDO MARTÍNEZ ESCANDÓN, Blanca


Julia Murillo Sanabria y Wilson Gerardo Peña Quiñonez, por

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los delitos de falso testimonio1 (autores mediatos), soborno2


(coautores), fraude procesal3 (coautores), prevaricato por
acción agravado4 (determinadores) y concierto para delinquir
(autores)5.

- Y, a Fernando Soler Rojas, los delitos de cohecho


propio, prevaricato por acción agravado, concusión y
asociación para cometer delitos contra la administración
pública.

Por razón del fuero legal, la Fiscalía presentó escrito de


acusación ante el Tribunal Superior de Tunja en contra de
SIMÓN EDUARDO MARTÍNEZ ESCANDÓN y Fernando Soler
Rojas -y Pedro Nel Castro Díaz-, continuando la actuación
contra los demás procesados bajo una radicación distinta.

El 15 de mayo de 2017, la Sala Penal del citado tribunal


dio inicio a la audiencia de formulación de acusación; pero,
decretó la ruptura de la unidad procesal respecto de SIMÓN
1
Art. 442 C.P., modif. Ley 890/2004: «El que entregue o prometa dinero u
otra utilidad a un testigo para que falte a la verdad o la calle total o
parcialmente en su testimonio, …».
2
Art. 444 C.P., modif. Ley 890/2004: «El que en actuación judicial o
administrativa, bajo la gravedad del juramento ante autoridad competente,
falte a la verdad o la calle total o parcialmente, …».
3
Art. 453 C.P., modif. Ley 890/2004: «El que por cualquier medio fraudulento
induzca en error a un servidor público para obtener sentencia, resolución o
acto administrativo contrario a la ley, …».
4
Arts. 413 C.P.: «El servidor público que profiera resolución, dictamen o
concepto manifiestamente contrario a la ley, …». Y art. 415: «Las penas
establecidas en los artículos anteriores se aumentarán hasta en una tercera
parte cuando las conductas se realicen en actuaciones judiciales o
administrativas que se adelanten por delitos de genocidio, homicidio, …».
5
Art. 340 C.P., modif. Ley 733/2002: «Cuando varias personas se concierten
con el fin de cometer delitos, cada una de ellas será penada, por esa sola
conducta, …».

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EDUARDO MARTÍNEZ ESCANDÓN porque, al ejercer el


cargo de Procurador Judicial II, la competencia para juzgarlo
correspondía a la Corte Suprema de Justicia.

El asunto fue enviado, entonces, a la Sala de Casación


Penal que, a su vez, mediante auto del 23 de julio de 2018, lo
remitió a la Sala Especial de Primera Instancia. El 23 de
marzo anterior, un fiscal delegado radicó un «escrito de
aclaración, adición y corrección a la acusación»
circunscribiéndola al aforado en mención.

El 29 de mayo y el 28 de junio de 2019, la Sala de


Primera Instancia realizó la audiencia en la que se formuló
acusación al procesado por los mismos delitos inicialmente
imputados, aunque aclarando la Fiscalía que el delito de
prevaricato de acción agravado lo atribuía a título de
interviniente y el de falso testimonio en la condición de
determinador.

En la misma diligencia se autorizó la intervención como


víctimas a la Dirección Ejecutiva de Administración Judicial
y a la señora Ruth Mayerly Peña Porras.

La audiencia preparatoria tuvo lugar los días 22, 30 y


31 de octubre de 2019; 6 y 24 de agosto; y 24 de septiembre
de 2020. En la tercera de tales sesiones, el acusado
manifestó que renunciaba a la prescripción de la acción

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penal por todos los delitos y dicha manifestación fue


aceptada por la Sala de Primera Instancia.

El juicio oral se realizó en varias sesiones todas en el


año 2021: 28 de enero; 19, 20, 22, 26, 27, 28 y 29 de abril; 4
al 6 de mayo, y 11 de agosto.

Al finalizar el debate, la Sala de Primera Instancia


anunció que el sentido del fallo sería absolutorio por todos
los delitos profiriéndolo, en su integridad, el 23 de agosto de
2021.

En contra de dicha sentencia interpusieron sendos


recursos de apelación el delegado de la Fiscalía, el
representante del Ministerio Público y los apoderados de las
víctimas.

Con auto del 9 de septiembre de 2021, una vez surtido


el traslado a los no recurrentes, la Sala Especial de Primera
Instancia concedió las apelaciones en el efecto suspensivo.

3. L A SENTENCIA

3.1 Respecto de la acusación por falso testimonio

3.1.1 Falso testimonio de Ruth Mayerly Peña Porras.

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La declaración en juicio de esta mujer es inconsistente


porque las intimidaciones que dijo recibir desde que
incriminó a Pedro Rincón Castillo y su traslado forzado el 3
de septiembre de 2008 a Chiquinquirá, no se compadecen
con el encuentro voluntario que después sostuvo con aquel;
y, se contradice con declaraciones previas frente a las
actividades que ejecutaba cuando fue recogida por la fuerza
en Pauna y frente a la hora que llegó, el mismo día, a la casa
de Blanca Murillo.

De otra parte, quedó demostrado que el 3 de septiembre


de 2008 MARTÍNEZ ESCANDÓN permaneció en la
Universidad de Boyacá cumpliendo funciones de jurado de
preparatorios: Claudia Janeth Vargas López dio cuenta de
esa permanencia; Ruby Elsa Amador Díaz explicó que una
vez finalizaban los exámenes, el jefe de área debía elaborar
actas individuales de calificación, registrarlas, imprimirlas y
firmarlas; el propio acusado ratificó el cumplimiento de esas
tareas; la estipulación 10 acreditó esa actividad académica
en el horario 8 a.m.-2 p.m.; y, la número 11 que el último
registro informático que realizó fue a las 7:23 p.m.

La improbabilidad de la presencia del acusado en


Chiquinquirá aquel 3 de septiembre encuentra respaldo
adicional en los testimonios de Edgar Bejarano Rodríguez,
quien aseguró que la declarante debió presentarse a la
Notaría, y de José Aquilino Rondón González, quien calculó

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que el desplazamiento desde Tunja al referido municipio


implicaba unas 3 horas por trayecto.

Otras debilidades del dicho de la testigo fueron: recibió


$500.000 de Rincón Castillo para favorecerlo; consultó a su
cuñado Maximiliano Cañón, enemigo de aquel y empleador
del fallecido Miguel Pinilla Pinilla, sobre el sentido en que
declararía; recuerda con exactitud las acciones del acusado,
pero olvida aspectos que permiten dilucidar temas
cruciales; la «simpleza» de los términos de la retractación
descartan la necesidad del asesoramiento de MARTÍNEZ
ESCANDÓN y más de carácter presencial; la testigo
reconoce que no escuchó nada de lo dicho ese día por el
abogado, que no se dirigió a ella ni le ofreció dinero; y, por
último, se comportó hostil en el contrainterrogatorio.

El procesado solicitó la realización de la audiencia de


solicitud de revocatoria de orden de captura sin contar con la
declaración notarial de Ruth Mayerly Peña Porras porque
esta se produjo después, y la única razón para que la
diligencia no se practicara el 27 de agosto de 2008 sino el 8
de septiembre siguiente fue una petición de la Fiscalía.
Además, ya en la diligencia, la mayor parte de su
argumentación giró en torno a la certificación de aquella de
que carecía de elementos probatorios suficientes para
imputar a su defendido.

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En fin, no se demostró la intervención del acusado en la


elaboración de la declaración notarial del 3 de septiembre de
2008, porque no quedó establecida su presencia en el lugar
donde ello ocurrió ni que haya ejercido actos de intimidación
de forma remota; tampoco que la unidad de criterio defensivo
con Blanca Murillo incluyera la utilización de medios ilícitos.
Es decir, no se probó que el acusado conociera que las
declaraciones que recibió para la audiencia hubiesen sido
resultantes de coacciones o dádivas.

3.1.2 Falso testimonio de Luis Enrique Pinilla Pinilla.

Este declarante reconoció en juicio que la verdad de lo


que percibió durante el crimen de su hermano es lo
plasmado en la declaración notarial y que así lo atestiguó en
el juicio contra Pedro Rincón, negando cualquier presión o
consejo por parte de MARTÍNEZ ESCANDÓN. Además, Juan
Carlos Páez Valderrama, funcionario notarial que le recibió la
mentada declaración al interior de la cárcel, lo desmiente
cuando aseguró que solo firmó una hoja en blanco y, en todo
caso, la estipulación 18 ratificó que el acusado no ingresó al
establecimiento carcelario entre mayo y diciembre de 2008.
En suma, no se configuró delito porque lo consignado en la
declaración extraprocesal corresponde a la verdad.

Por último, aunque José Libardo Pachón Fajardo


declaró que uno de los abogados de Pedro Rincón Castillo lo
asesoró para que declarara en favor de este, manifestó que

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ese grupo estaba conformado por 9 profesionales del


derecho, 2 de los cuales respondían al nombre de Simón y,
por si fuera poco, suministró unas características físicas del
consejero que no coinciden con las del acusado. Su eficacia
es poca, adicionalmente, porque tiene antecedentes por
favorecimiento y ocultamiento, alteración y destrucción de
elementos probatorios; incumplió la prisión domiciliaria a la
que estaba sujeto; y reconoció que era enemigo del abogado
Simón por el solo vínculo de este con Rincón Castillo.

3.2 Respecto de la acusación por soborno

El hecho fundante de esta imputación fue la reunión


sostenida el 3 de septiembre de 2008 con Ruth Mayerly Peña
Porras, pero se descartó que el acusado hubiese participado
en la misma. Agréguese que ni dicha mujer ni Luis Enrique
Pinilla Pinilla o José Libardo Pachón Fajardo señalaron que
los haya contactado para que se retractaran de su versión
incriminatoria. Y, ninguna otra prueba dio cuenta de que
haya acordado o prestado colaboración a quienes ofrecieron o
pagaron dádivas a la citada declarante.

3.3 Respecto de la acusación por fraude procesal

Las razones de la absolución fueron: (i) la declaración


extraprocesal de Luis Enrique Pinilla Pinilla no es falsa; (ii) se
descartó la asistencia del acusado a la reunión del 3 de
septiembre de 2008; (iii) este solicitó la audiencia preliminar

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sin contar con los elementos cuestionados, pero sí con la


certificación de la Fiscalía de no tener reunidos los
presupuestos para imputar; (iv) unas fueron las evidencias
que él recaudó y otras las que le entregó su suplente el
mismo día de la audiencia en protocolo notarial; (v) la
oportunidad para confeccionar las versiones cuestionadas
obedeció a la petición de reprogramación de la diligencia por
la Fiscalía; y, (vi) ninguna prueba enseña un acuerdo para
sobornar testigos y/o falsear sus dichos.

3.4 Respecto de la acusación por prevaricato

La ausencia de responsabilidad obedeció a que: (i) no se


demostró consejo o presión alguna del acusado hacia el Juez
Promiscuo Municipal de Pauna para resolver la petición de
cancelación de la orden de captura; (ii) el fundamento de la
decisión judicial fue el reconocimiento de la Fiscalía de que
carecía de material probatorio para formular imputación; y,
(iii) la petición del abogado se enmarcó en los presupuestos
constitucionales y legales que imponen la limitación de la
injerencia en derechos fundamentales y el correcto ejercicio
de la defensa, pues si no existían bases suficientes para
imputar a su defendido, menos para capturarlo con tal fin.

3.5 Respecto de la acusación por concierto para


delinquir.

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Según todo lo anterior, lo único demostrado en el


proceso fue que el acusado se asoció para asumir la defensa
de Pedro Nel Rincón Castillo y en desarrollo de este encargo
solicitó la revocatoria de la orden de captura contra este,
siendo ajeno a la recolección de las 2 declaraciones
calificadas de falsas.

4. L O S RECURSOS

4.1 Recurrentes

4.1.1 El Fiscal 5 delegado ante la Corte solicita se


revoque parcialmente la decisión absolutoria y, en
consecuencia, se profiera condena por los delitos de falso
testimonio, soborno y fraude procesal.

Empezó por indicar cada uno de los hechos que


considera fueron probados, para luego precisar que nunca
se atribuyó al acusado haber intimidado a Ruth Mayerly
Peña Porras sino el revisar y corregir la declaración del 3 de
septiembre de 2008, para lo cual hizo presencia en la
oficina de la defensora suplente Blanca Murillo. Enseguida,
pasó a controvertir los argumentos de la sentencia para
restar mérito al testimonio de la citada víctima, así:

- El motivo por el cual aceptó reunirse con «Pedro


Orejas» en la finca de Blanca Murillo después de haber
firmado la retractación, fue la presión que sufrió para que

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compareciera a ratificarla en el juzgado, la cual incluyó el


envío de $7.500.000 adicionales a los que le habían dado
inicialmente y, después, la entrega de $500.000 para los
gastos de traslado a la audiencia en Tunja. Tales
ofrecimientos fueron ratificados por José Libardo Pachón
Fajardo y no existen razones para que la testigo quisiera
perjudicar al acusado. Por último, recuerda que la versión
inicial de Luis Enrique Pinilla Pinilla, que cambió también
por amenazas y dádivas, fue tenida por cierta en la
sentencia que condenó al mencionado homicida.

- Es entendible que luego de 13 años la declarante


incurriera en imprecisiones sobre contenidos secundarios,
como el relativo a las actividades que ejecutaba cuando la
recogieron en Pauna; además, ella justificó las diferencias
sobre tal aspecto aduciendo que ese día aprovechó para
hacer varias diligencias y, en todo caso, lo esencial es que
siempre indicó que fue abordada por sujetos armados cerca
de la iglesia y obligada a subir a una camioneta para ser
llevada a Chiquinquirá. En contraste, José Higinio Poveda
Peña, quien declaró que ese traslado fue voluntario, no
ofreció mayores detalles.

- Las contradicciones sobre la hora en que llegaron a


la casa de la abogada Blanca Murillo en Chiquinquirá son
aparentes porque la testigo aclaró que fue recogida en
Pauna a las 11 a.m., llegó a aquella vivienda a la 1 p.m. y la
regresaron al punto de partida a las 4 p.m.
aproximadamente; o sea que, su permanencia en el sitio

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donde suscribió la falsa declaración, en cuya elaboración


intervino el acusado, fue de 1 hora. Y, aunque se estipuló
que este último estuvo en Tunja entre las 8 a.m. y las 2
p.m., también se demostró que un mismo día podía haber
estado en esa ciudad, en Chiquinquirá y en Pauna, aunque
a diferentes horas.

- No puede admitirse que el procesado fue engañado al


recibir las declaraciones espurias porque tan solo 19 días
después del homicidio él, directamente, recaudó 4
entrevistas que negaban la participación de su cliente en el
hecho homicida o que fue en legítima defensa, para
desvirtuar así los motivos de la orden de captura. Y, aunque
sea cierto que las retractaciones le fueron suministradas
por la abogada Blanca Murillo, entre estos existía una
causa común de defensa.

- Un trayecto entre 2 de las siguientes poblaciones:


Tunja, Chiquinquirá y Pauna, en un buen vehículo, podía
hacerse en 2 horas, según se infiere del relato de Ruth
Mayerly, lo cual desvirtúa que el acusado solo pudiera estar
en dicha capital los días que cumpliera funciones en la
Universidad de Boyacá y/o en la Defensoría Pública,
gestiones que constaban en planillas o registros y en la
«memoria prodigiosa» de algunos testigos que recordaban
perfectamente lo acontecido 13 años atrás (Rubi Elsa
Amador Díaz, Claudia Vargas López y el procesado).

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- Si bien la estipulación 11 tuvo por demostrado que el


acusado, ese 3 de septiembre, ingresó 6 veces al sistema
SIIUB, también lo es que 5 de ellas fueron por la mañana y
la última a las 07:23:07 p.m.; por lo que, bien pudo haberse
desplazado en horas de la tarde de Tunja a Chiquinquirá
para revisar y corregir la declaración que se hizo firmar a
Ruth Mayerly Peña Porras. Esa posibilidad fue reafirmada
con la prueba de que otros días, a pesar de que debía
cumplir actividades profesionales en Tunja, también visitó
los otros municipios boyacenses. Al respecto, aclara que la
estipulación sobre los horarios programados en la
Universidad y en la Defensoría, no incluía su cumplimiento.

- Si bien Luis Enrique Pinilla Pinilla, a quien se le hizo


firmar en la cárcel una hoja en blanco que luego fue
incorporada a una declaración de retractación del 4 de
septiembre de 2008, no señaló como partícipe al abogado
MARTÍNEZ ESCANDÓN; la similitud de contenidos y
formatos notariales permite inferir que estuvo involucrado,
como defensor principal de «Pedro Orejas», en la producción
del documento, al igual que frente a Peña Porras.

- Y, en lo que hace a las barras de defensores públicos


realizadas ese 4 de septiembre, la testigo Tania Victoria
Orozco Becerra, Defensora Regional de Tunja para el 2016,
se limitó a indicar que suscribió la contestación a una
petición formulada por el acusado, con base en documentos
que no fueron elaborados por ella. Adicionalmente, se

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introdujo prueba de la intervención de aquel en audiencias


-y en otras diligencias investigativas- dentro del proceso
seguido contra «Pedro Orejas» en Pauna, Chiquinquirá o
Tunja, en horarios en los que también tenía actividades
programadas en la Universidad de Boyacá.

4.1.2 El Procurador 3 delegado para la


Investigación y Juzgamiento, igualmente, se opone a la
absolución por los delitos de falso testimonio, soborno y
fraude procesal.

- Sobre la determinación de falso testimonio, reclama


que la sentencia desestimó el dicho de Ruth Mayerly Peña
Porras por imprecisiones sobre aspectos secundarios de su
relato (la hora de su encuentro con los abogados y las
diligencias previas que realizó), sin considerar que los
estructurales se han mantenido en todas sus declaraciones
a pesar del transcurso de más de 12 años.

El testimonio en cuestión, agrega, fue corroborado en


algunas partes por los de Luis Enrique Pinilla Pinilla y José
Libardo Pachón Fajardo, pues estos también recibieron
amenazas y ofrecimientos para que se retractaran de sus
dichos igualmente incriminatorios. El último de ellos,
inclusive, reafirma que los defensores de quien ellos
sindicaron fueron promotores de esas promesas
remuneratorias. Y, el primero dio cuenta de que su
entrevista sobre el homicidio llegó rápidamente a manos de

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«Pedro Orejas», aspecto corroborado por el policía judicial


Ferney Vargas Herrera, quien explicó que Samuel Barrera,
comandante de la SIJIN de Chiquinquirá, le pidió con
extraña urgencia la carpeta.

De otro lado, a Ruby Elsa Amador Día y Claudia


Janeth Vargas no les consta que el acusado hubiese
permanecido en la Universidad de Boyacá todo el día ese 3
de septiembre de 2008 y los registros de esta fecha
suscritos por aquel solo dan cuenta del cumplimiento de
sus obligaciones académicas como docente y jurado de
exámenes preparatorios.

Debe tenerse en cuenta que el procesado compartía la


defensa de Pedro Nel Rincón Castillo con Blanca Julia
Murillo, siendo contrario a las máximas de la experiencia
que tuvieran estrategias jurídicas distintas; y que Peña
Porras y Pachón Fajardo coinciden en señalar que los 2
abogados y Wilson Peña Quiñonez estaban confabulados
para obtener sus retractaciones, sin olvidar que el último
suscribió un preacuerdo aceptando su culpabilidad.

- Sobre la coautoría del soborno, alega que no era


necesario que MARTÍNEZ ESCANDÓN entregara el dinero a
Ruth Mayerly Peña Porras, porque la abogada Blanca
Murillo y su auxiliar Wilson Peña se encargaron de hacerlo,
obviamente, mediando un acuerdo común consistente en
combinar estrategias defensivas lícitas y fraudulentas,

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siendo él quien se encargaría de utilizar las declaraciones


irregulares para buscar decisiones judiciales que
garantizaran la libertad de su defendido.

- Y, sobre la responsabilidad en el fraude procesal,


insiste en que: (i) no es viable pensar que el acusado
utilizara 2 declaraciones extrajuicio sin saber la forma como
fueron obtenidas, máxime cuando se trataba de 2 «testigos
de excepción»; (ii) por esta característica, tales elementos
probatorios eran idóneos para inducir en error a cualquier
funcionario judicial; y, (iii) aunque el Juez Promiscuo
Municipal de Pauna haya tenido en cuenta argumentos y
medios cognoscitivos distintos para resolver la petición de
revocatoria de orden de captura, recuerda que la conducta
punible es de mera conducta.

4.1.3 El apoderado de Ruth Mayerli Peña Porras,


inicialmente, formula dos peticiones de nulidad:

- Una principal «por afectación del derecho de las


víctimas a la verdad, justicia, reparación y no repetición» que
invalidaría el proceso desde la formulación de imputación.
El objeto de esta medida sería que la Fiscalía efectúe una
relación circunstanciada de los hechos imputados que
garantice los derechos del procesado, especialmente el de
conocer aquellos.

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- Una subsidiaria para que se rehaga lo actuado desde


la presentación del escrito de acusación porque la narración
de los hechos vulneró el debido proceso de las víctimas, en
particular la garantía de representación judicial de Ruth
Mayerly Peña Porras en las etapas anteriores a la audiencia
de formulación de acusación. El vicio consistiría en que el
pliego de cargos incluyó los delitos de concierto para
delinquir y prevaricato, por los cuales tanto la Fiscalía como
las víctimas solicitaron absolución.

Después, asegura que la acusación fue demostrada


porque: (i) es irrelevante que Ruth Mayerly no recuerde el
dispositivo en que se corrigió la declaración; (ii) es
inadmisible que el procesado alegue que no sabía que «su
suplente, subordinada y colaboradora» obtuviera evidencias
por medios ilícitos; (iii) el 3 de septiembre de 2008, él pudo
ir a Chiquinquirá pasadas las 2 p.m. y regresar a la
Universidad antes de las 7:23 p.m.; (iv) el dicho de José
Higinio Poveda es mendaz porque era trabajador de «Pedro
Orejas»; (v) los dichos de Ruby Amador, Adriana Blanco y
Tania Orozco son sospechosos «por el mismo vínculo de
estrecha amistad y camaradería con el procesado»; (vi) es
creíble que la víctima haya guardado los $15.000.000 que
recibió de los delincuentes y luego los denunciara.

4.1.4 El apoderado de la Dirección Ejecutiva de


Administración Judicial solicita que se revoque la
absolución, exclusivamente, por el delito de fraude procesal.

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Se restó credibilidad a Ruth Mayerly Peña por incurrir


en contradicciones, pero lo sospechoso sería la repetición
exacta de sus afirmaciones. El acusado fue quien, en la
condición de defensor, en una audiencia aportó la falsa
retractación de aquella ante el juzgado municipal de Pauna,
aun cuando contaba con otras declaraciones que
soportaban su pretensión. No hay razón, además, para que
conociera los motivos aducidos por la Fiscalía para solicitar
la orden de captura contra su poderdante si esta diligencia
es reservada, los que después controvirtió para deprecar la
cancelación de tal medida. Por todos esos detalles, el
acusado «estaba en capacidad de conocer» que la
retractación de Peña Porras no correspondía a la realidad.

4.2 No recurrentes

4.2.1 El defensor solicita la confirmación integral de


la sentencia absolutoria porque, como esta lo declaró, se
demostró:

- Que el acusado estuvo en Tunja el 3 de septiembre


de 2008 cumpliendo funciones académicas desde las 8 a.m.
hasta las 7:09 p.m., lo que fue acreditado con los registros,
actas de preparatorio, soportes informáticos y los
testimonios de Rubi Amador Díaz y Claudia Vargas López. A
ello se suman las «imprecisiones fundamentales» de la testigo
Peña Porras y que fue desmentida por José Higinio Poveda

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Peña en el carácter forzado de su traslado a Chiquinquirá, y


por Edgar Alberto Bejarano Rodríguez, notario que afirmó la
necesaria presentación de aquella a su oficina.

- Que Luis Enrique Pinilla Pinilla no pudo reunirse con


el acusado para el 4 de septiembre de 2008 porque se
encontraba recluido en una cárcel y quedó estipulado que
este no ingresó a dicho establecimiento. Tampoco ese día no
pudo ir a recibirle o corregirle una versión porque cumplía
tareas como coordinador académico de la Defensoría
Pública y, por si fuera poco, el propio declarante reconoció
que no tuvo contacto con aquel. Por último, Bejarano
Rodríguez descartó que el recluso firmara una hoja en
blanco porque comisionó a Juan Carlos Páez y este recibió
su declaración leyéndosela antes de que la suscribiera.

- Que el acusado recibió las declaraciones notariales el


mismo día de la audiencia en que las usó y que el
fundamento de la decisión judicial de cancelar la orden de
captura fue la respuesta de la Fiscalía consistente en que
no tenía elementos para imputar (estipulación 5). De otra
parte, la Fiscalía acusó a MARTÍNEZ ESCANDÓN por
pretender engañar al juez el 8 de septiembre de 2008; pero,
en los alegatos finales y en la apelación enfocó esa conducta
fue a la diligencia del 14 de noviembre siguiente. Por
último, los jueces involucrados (Soler Rojas y Gómez
García) explicaron el contexto y motivo de sus decisiones.

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SIMÓN EDUARDO MARTÍNEZ ESCANDÓN
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- Que el investigador Fabio Villate Torres introdujo la


solicitud del registro de la audiencia del 2 de mayo de 2008,
la cual desvirtúa una obtención fraudulenta de la
información allí ventilada.

- En relación con la apelación de la Fiscalía, alega que


tergiversa las pruebas y desconoce las estipulaciones
realizadas.

Fue un hecho estipulado que el 3 de septiembre de


2008, de 8 a.m. a 2 p.m., el acusado participó como jurado
de preparatorios. La apelación, inclusive, llega a afirmar
que el procesado hizo firmar la declaración a Ruth Mayerly,
cuando la acusación lo que indica es que esta fue llevada a
una notaría -lo que negó-.

La Fiscalía había imputado al acusado amenazas a la


víctima y ahora lo niega; además, insiste en atribuirle una
intervención en la redacción de la declaración, pero aquella
admitió que no escuchó nada de lo que aquel conversó ese
día. Y, con respecto a Luis Enrique Pinilla Pinilla olvida que
este atestiguó que su declaración extraprocesal era veraz y
que en este acto no tuvo injerencia el entonces defensor de
«Pedro Orejas».

Niega que exista un «precedente especial» sobre la


eficacia del testimonio de Peña Porras porque ni siquiera
fue abordado o discutido en este juicio y, en todo caso, su

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CUI 150016000000201700037

invocación pretende sustituir la competencia del juez del


caso. De otra parte, su condición de «testigo protegida» no le
otorga mayor peso a su dicho porque un privilegio tal
contraría el principio de igualdad de las partes y la práctica
enseña que también mienten, como ocurrió con José
Libardo Pachón; además, ninguna subregla obliga a creerles
porque en un caso anterior hayan sido creíbles.

Los vacíos de esa prueba son llenados por los testigos


de descargo «ignorados y cuestionados», así: (i) la presencia
de Ruth Mayerly en una notaría el 3 de septiembre de 2008
fue afirmada por la acusación y, en el juicio, probada con el
notario Alfonso Bejarano; y, (ii) el carácter forzado del
traslado de la declarante a Chiquinquirá en esa fecha fue
desvirtuado por el testimonio de Higinio Poveda, el cual
explicaría la visita a la notaría antes del mediodía y su
regreso a Pauna a las 4:00 p.m.

Sobre la supuesta coautoría, los apelantes varían el


hecho atribuido «de una intervención directa a su
participación mediata a distancia». La primera, sostenida por
la acusación, fue desvirtuada por la misma Peña Porras,
mientras que la segunda se fundó en «la mancomunidad de
la defensa como mancomunidad criminal». Además, la
supuesta instigación no es coherente con las conductas de
dicha declarante, pues accedió a reunirse con Pedro Rincón
y recibirle $500.000, consultó con Maximiliano Cañón cómo
declarar, y fue transportada de manera voluntaria a
Chiquinquirá.

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- En relación con la apelación del Procurador, advierte


que no realiza un análisis probatorio racional porque es
«parcial y exclusivo del interrogatorio directo y de la prueba
de cargo».

En ese sentido, omitió las contradicciones de Ruth


Mayerly Peña Porras y el testimonio de Higinio Poveda, y
tergiversó los dichos de aquella y de José Libardo Pachón
Fajardo cuando alega que estos señalaron como promotor
de los ofrecimientos indebidos al acusado. Frente al último
testigo, también olvidó el apelante analizar las mentiras que
declaró, sus antecedentes penales y que entregó una
descripción física que no coincide con el procesado. Por
último, es una falacia el argumento según el cual debe
creérsele a los testigos con escasa formación académica.

De otra parte, también desconoce las estipulaciones y


lo atestiguado por Claudia Vargas López sobre la
permanencia del acusado en las oficinas universitarias el 3
de septiembre de 2008. Advierte que el recurrente exige de
manera inadecuada que se tengan como «plena prueba» los
documentos que solo constituyen soportes de las
estipulaciones 10 y 11. Finalmente, vuelve a destacar que el
notario de Chiquinquirá, Edgar Alberto Bejarano, afirmó
que la declarante Peña Porras concurrió a su oficina porque
no se dejó una constancia en contrario.

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- En relación con la apelación formulada por el


apoderado de Ruth Mayerly Peña Porras, solicitó desestimar
las solicitudes de nulidad: la principal, porque la acusación
fue circunstanciada y no desconoció los derechos de las
partes, y, la subsidiaria, porque dicha mujer fue reconocida
como presunta víctima en la audiencia acusatoria y se le
garantizó la representación a partir de la preparatoria. Y, en
lo que hace a la mención de la petición de absolución por
unos delitos, la censura es ininteligible.

En las demás censuras, adiciona el testimonio de Peña


Porras y omite sus contradicciones con lo declarado por
Higinio Poveda, el notario Bejarano y el exjuez Miguel Díaz.
Y, sobre la duración del recorrido Tunja-Chiquinquirá nadie
afirmó que el acusado tuviera una camioneta para esa
época y, en todo caso, los cálculos efectuados se basaron en
las distancias entre las ciudades y no entre los puntos
geográficos exactos de partida y de destino. Por último, la
mujer en mención declaró que a las 4 p.m. llegó a Pauna;
por lo que, un encuentro a esa hora en Chiquinquirá con
MARTÍNEZ ESCANDÓN resultaba imposible.

- En relación con la apelación formulada por el


apoderado de la Rama Judicial, aclara que no es cierto que
la sentencia haya desestimado todo el testimonio de Ruth
Mayerly, solo lo fue en «los aspectos neurálgicos de la
situación, en los que la Sala Especial … encontró verdadera
disposición a mentir en el supuesto del soborno, además de

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selectividad en la memoria al recordar lo que le conviene …».


De cualquier manera, la impugnación se funda en falacias
que terminan sosteniendo la responsabilidad objetiva del
acusado por utilizar elementos probatorios en cuya
formación no intervino y que consideró legítimos.

Recuerda que la decisión de inhibición no se fundó en


la declaración tachada de falsa sino en la admisión de la
Fiscalía de que carecía de soportes para imputar, ante lo
cual el juez «por acuerdo previo» con aquella consideró que el
asunto era «imposible de resolver y el supuesto engaño
completamente irrealizable». En tal sentido, el acusado solo
cumplió con su rol de defensor sin pretender engañar al
funcionario y conocía los motivos de la orden de captura
contra su representado mediante la copia del registro de la
respectiva audiencia que solicitó en debida forma.

- Por último, alega que la Fiscalía incurrió en


«incongruencias, transmutación de cargos y desfiguración de
las pruebas», pues imputó fraude procesal y prevaricato
frente a un mismo hecho, lo que implicaba que el acusado
«de manera simultánea había engañado y determinado … al
mismo funcionario judicial con miras a obtener la decisión
estimada contraria a derecho». O sea que, hubo ambigüedad
en los hechos jurídicamente relevantes.

4.2.2 El procesado solicita la confirmación integral de


la sentencia impugnada repudiando que la Fiscalía y los

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intervinientes utilicen argumentos nuevos en la apelación,


distorsionen lo dicho por la primera instancia, desfiguren la
prueba, nieguen los hechos estipulados y acudan a su
descalificación profesional y personal.

5. C O N S I D E R A C I O N E S

5.1 Competencia

Según lo establecido en el artículo 235.6 de la


Constitución Política, modificado por el Acto Legislativo 01/
2018; la Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de
Justicia es competente para conocer de los recursos de
apelación que se interpongan contra las decisiones que
profiera la Sala Especial de Primera Instancia de esa misma
Corporación.

5.2 Delimitación de los problemas jurídicos

En ejercicio de la función de segunda instancia, la


presente decisión se circunscribirá al objeto de las censuras
–y a los puntos que resulten inescindibles-. Entonces, según
los argumentos de los recurrentes:

5.2.1 En primer lugar, determinará si hubo


desconocimiento del debido proceso por afectación a las
garantías debidas a las víctimas y/o al acusado, por los

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motivos esgrimidos por el apoderado de Ruth Mayerly Peña


Porras.

5.2.2 Y, en caso de descartar la procedencia de la


anulación, verificará la suficiencia de las pruebas para
demostrar la responsabilidad del acusado, más allá de
dudas razonables, en los delitos de soborno, falso testimonio
y fraude procesal.

5.3 Impugnación de la validez del proceso

El apoderado de Ruth Mayerly Peña Porras,


interviniente como víctima, pretende que se anule la
actuación por 2 motivos: la inexistencia de una relación
circunstanciada de hechos en los actos de imputación y la
falta de garantía de representación judicial de su poderdante
antes de la audiencia de formulación de acusación.

El decreto de una medida de nulidad procederá siempre


que se cumplan las exigencias derivadas de los principios de
esa forma de ineficacia procesal, los que en la Ley 600/2000
aparecían contemplados, de manera expresa e integral, en
el artículo 310.

Conforme a esas directrices vinculantes, la anulación


será procedente si un acto procesal jurisdiccional inobservó

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las formas legales de su constitución y, además, presenta


las siguientes características: afectó garantías
fundamentales o las bases del proceso (trascendencia);
incumplió su finalidad o ésta se obtuvo con indefensión
(instrumentalidad); no fue coadyuvado por quien pretende
favorecerse, salvo que se trate de falta de defensa
(protección); no fue ratificado por el perjudicado
(convalidación); y, no puede ser reparado por otro mecanismo
(subsidiariedad). Por último, la anomalía debe estar definida
en la ley como causal de nulidad (taxatividad).

5.3.1 En el cargo principal de nulidad, denuncia el


recurrente la desatención del mandato de una relación
circunstanciada de hechos jurídicamente relevantes desde
la formulación de imputación, situación que anuncia sería
violatoria de los derechos de las víctimas, pero en la
sustentación lo reconduce a la falta de garantía del
procesado a conocer los hechos que se le atribuyen.

Ciertamente, la relación clara y comprensible de


hechos jurídicamente relevantes constituye un presupuesto
de validez de los actos procesales de imputación, tanto de la
inicial (art. 288) como de la acusación (art. 337.2), y, a su
vez, del ejercicio de las prerrogativas de la defensa (art. 8).

Sin embargo, la censura no sustentó la violación de tal


mandato en el presente caso porque jamás indicó cuáles

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fueron las conductas y/o las circunstancias típicamente


relevantes omitidas o comunicadas en términos
incomprensibles, menos aún determinó la forma como la
imputación fáctica formulada pudo significar alguna
vulneración de los derechos a la verdad, justicia y
reparación reconocidos a las víctimas. En otras palabras, el
peticionario de la nulidad no cumplió con la carga de
desarrollar la anunciada irregularidad de los actos de
imputación.

De otra parte, en lo que hace a los derechos del


procesado, especialmente el de tener conocimiento de los
cargos y hechos que le son atribuidos (art. 8.h), sería él,
directamente o a través de su defensor, el legitimado para
reclamar su garantía, lo que tampoco ocurre en este evento.

De cualquier manera, como se podrá verificar en el


resumen de la acusación, que se consignará en el numeral
5.4.1 y reproduce los términos esenciales de la imputación
inicial, los hechos atribuidos a SIMÓN EDUARDO
MARTÍNEZ ESCANDÓN, que configurarían los tipos de
soborno, falso testimonio, fraude procesal, prevaricato por
acción y concierto para delinquir; fueron claros, completos y
comprensibles, sin que, se reitera, dicho procesado haya
manifestado algo en contrario y tampoco se observe alguna
repercusión negativa en su derecho a la defensa.

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Siendo así, la solicitud principal de nulidad será


denegada.

5.3.2 De manera subsidiaria, en una argumentación


bastante confusa, el apelante reitera la opinión de una
irregular reseña fáctica de la acusación -ya no en la
imputación inicial- y, luego, de manera incomprensible,
denuncia como vicio procesal que aquella haya incluido
cargos por concierto para delinquir y prevaricato por acción,
por los cuales tanto la Fiscalía como las víctimas
terminaron solicitando absolución.

A más de la manifiesta falta de sustentación del primer


reparo y de las razones adicionales expuestas en el numeral
anterior para desecharlo, el segundo parece cuestionar la
inclusión en el acto de acusación de cargos por los que la
Fiscalía no pudo obtener condena o el ejercicio de la
facultad de solicitar absolución en los alegatos de
conclusión, tanto de aquella como de los afectados con el
delito. En ambas hipótesis, lo único que acredita el
recurrente es una mera discrepancia con algunos actos de
postulación que son del resorte exclusivo del órgano
acusador por la condición de titular de la acción penal. Es
más, no se entiende cómo el solicitante reprocha una de
sus propias actuaciones en representación de las víctimas.

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El único supuesto fáctico denunciado con alguna


claridad es que no se garantizó la representación judicial de
Ruth Mayerly Peña Porras con anterioridad a la audiencia
de formulación de acusación.

El artículo 250 de la Constitución, modificado por el


A.L. 03/2002, dispuso que «la ley fijará los términos en que
podrán intervenir las víctimas en el proceso penal …» (num.
7). En desarrollo de ese mandato, la Ley 906/2004
estableció el derecho de las víctimas a «ser asistidas
durante el juicio y en el incidente de reparación integral, …,
por un abogado que podrá ser designado de oficio» (art. 11.h)
y, de manera consecuente, que: «… no es obligatorio que las
víctimas estén representadas por un abogado; sin embargo,
a partir de la audiencia preparatoria y para intervenir
tendrán que ser asistidas por un profesional del derecho o
estudiante de consultorio jurídico de facultad de derecho
debidamente aprobada» (art. 137.3).

En la observación del recurrente ninguna irregularidad


se evidencia porque la Sala Especial de Primera Instancia
hizo reconocimiento formal como víctima a Ruth Mayerly
Peña Porras desde la audiencia de formulación de
acusación -sesión inicial del 29 de mayo de 2019-, como lo
prevé el artículo 340, sin que esto implique que en etapas
anteriores tuviera limitadas las posibilidades de
intervención, directa o a través de apoderado, como lo
interpretó la sentencia C-516/2007. Es más, en la misma

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actuación, el juez plural de conocimiento reconvino al


delegado de la Fiscalía General de la Nación para que
garantizara la representación judicial de la mencionada a
partir de la audiencia preparatoria.

En la sesión inicial de esa diligencia, celebrada el 22


de octubre de 2019, se presentó el abogado José Daladier
Osorio Peláez, que había sido designado por el fiscal en
cumplimiento de los preceptos legales y de la orden judicial
antes reseñados, a quien la Sala Especial reconoció
personería jurídica para obrar como apoderado de Peña
Porras. Desde ese momento procesal, durante el juicio oral
y hasta en esta fase segunda instancia, dicha víctima ha
contado con el asesoramiento y la representación del
profesional del derecho, tanto así que la presente decisión
se ocupa de la censura que formuló contra la sentencia
absolutoria de primera instancia.

Ahora bien, a más de que ninguna irregularidad se


observa en la situación denunciada, tampoco cumplió el
peticionario de la nulidad con el deber de enseñar su
trascendencia, esto es, cómo fue que sus derechos a la
verdad, justicia y reparación sufrieron alguna merma por la
ausencia de un apoderado antes de la audiencia
preparatoria, cuando ni siquiera se planteó que Ruth
Mayerly Peña Porras hubiese manifestado a la Fiscalía, o al
Juez de Garantías en el acto de imputación o a la Sala

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Especial en la audiencia de acusación, su interés de estar


asistida por un asesor cualificado en esos trámites previos.

Por tales razones, se denegará la pretensión


subsidiaria de nulidad.

5.4 Impugnación de los motivos de la absolución

La decisión sobre la corrección de la absolución del


acusado seguirá el siguiente orden: recapitulación de los
hechos jurídicamente relevantes de la acusación (5.4.1),
delimitación fáctica del debate en sede de apelación (5.4.2),
enunciación de los supuestos fácticos probados indiscutidos
y los estipulados (5.4.3), y examen de los argumentos de
impugnación (5.4.4), primero, frente a los delitos de soborno
y falso testimonio, y, después, los relacionados con el de
fraude procesal.

5.4.1 Hechos jurídicamente relevantes de la


acusación

5.4.1.1 Determinador de falso testimonio:

A finales de agosto o principios de septiembre de 2008,


SIMÓN EDUARDO MARTÍNEZ ESCANDÓN, Wilson Gerardo

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Peña Quiñonez y Blanca Julia Murillo Sanabria, «se


reunieron en la casa de habitación de esta última, ubicada en
Chiquinquirá, Boyacá, con varios testigos, entre ellos, con Luis
Enrique Pinilla, para obtener su retractación a través de
declaración extra proceso, y con Ruth Mayerly Peña Porras, a
quien, luego de mostrarle su entrevista inicial, la rendida el 1
de mayo de 2008, en la Sijín, e intimidarla, se le hizo firmar
declaración extra proceso de 3 de septiembre de 2008, de la
Notaría Primera de Chiquinquirá, en la cual bajo la gravedad
del juramento, se retractó de su versión inicial, en el sentido
de no haber visto a Pedro Nel Rincón Castillo disparar contra
Miguel Antonio Pinilla Pinilla, …».

De igual manera, Luis Enrique Pinilla Pinilla rindió la


declaración extraprocesal del 4 de septiembre de 2008 ante
la Notaría Primera de Chiquinquirá, en la que se desdijo de
su inicial versión incriminatoria.

Dicho comportamiento, «si bien se realizó ante el


Notario Primero del Círculo de Chiquinquirá, el testimonio
tenía por objeto incidir en “actuación judicial”, investigación
penal seguida por el delito de homicidio, en la cual era
indiciado Pedro Nel Rincón Castillo, la declaración se hizo
bajo la gravedad del juramento, ante autoridad competente,
porque el Notario está facultado para recibir este tipo de
declaraciones con destino a diferentes procesos, entre ellos,
el penal».

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5.4.1.2 Coautor de soborno:

En la misma reunión antes referida, SIMÓN EDUARDO


MARTÍNEZ ESCANDÓN, Wilson Gerardo Peña Quiñonez y
Blanca Julia Murillo Sanabria entregaron a Ruth Mayerly
Peña Porras $7.500.000 y le ofrecieron otro tanto -que le fue
pagado en noviembre de 2008-, para que faltara a la verdad
en su testimonio por el homicidio de Miguel Antonio Pinilla
Pinilla.

5.4.1.3 Coautor de fraude procesal:

SIMÓN EDUARDO MARTÍNEZ ESCANDÓN utilizó las


declaraciones notariales falsas de Ruth Mayerly Peña Porras
y Luis Enrique Pinilla Pinilla como fundamentos de la
petición de cancelación de la orden de captura contra su
defendido Pedro Nel Rincón Castillo, en la audiencia
preliminar celebrada ante el Juez Promiscuo Municipal de
Pauna–Boyacá, Fernando Soler Rojas. De esa manera,
pretendió engañar al funcionario judicial para que adoptara
una decisión contraria a la ley.

5.4.1.4 «Interviniente» en prevaricato por acción


agravado:

SIMÓN EDUARDO MARTÍNEZ ESCANDÓN, Blanca


Julia Murillo Sanabria, Wilson Gerardo Peña Quiñonez y

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Nubia Sorange Pardo Castro, «determinaron por acuerdo al


Juez Promiscuo Municipal de Pauna, doctor Fernando Soler
Rojas, a resolver en favor de los intereses de su defendido
Pedro Nel Rincón Castillo, a revocar, en audiencia de
noviembre 14 de 2008, la orden de captura que él mismo
había expedido contra este, el 2 de mayo del mismo año, por
su presunta autoría en el homicidio de Miguel Antonio Pinilla
Pinilla, …», decisión que violó los artículos 154, 297 y 299
del C.P.P. y 250 constitucional.

5.4.1.5 Autor de concierto para delinquir:

Desde mayo de 2008 hasta octubre de 2010, SIMÓN


EDUARDO MARTÍNEZ ESCANDÓN estuvo concertado con
José Higinio Poveda Peña, Blanca Julia Murillo Sanabria y
Wilson Gerardo Peña Quiñonez para ejecutar delitos
indeterminados, en razón de lo cual: «sobornaron y
coaccionaron a testigos como Ruth Mayerly Peña Porras, Luis
Enrique Pinilla Pinilla, José Libardo Pachón Fajardo y el
menor José de Jesús Rodríguez Sarmiento, intermediaron
ante funcionarios públicos para obtener decisiones en favor
de Pedro Nel Rincón Castillo, se asociaron con servidores de
la rama judicial y les ofrecieron dádivas como retribución por
acceder a sus pretensiones ilegales».

5.4.2 Delimitación fáctica del debate en sede de


apelación

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Los recurrentes, como atrás se indicó, no discuten la


absolución por los delitos de concierto para delinquir y
prevaricato por acción agravado; es más, desde los alegatos
de conclusión en el juicio oral ese fue el sentido del fallo
reclamado por el delegado de la Fiscalía -y los intervinientes-.
Al descartarse la tipicidad de las 2 conductas referidas, varió
la comprensión de algunas circunstancias de los hechos
jurídicamente relevantes por los que aún se solicita condena.
Obsérvese:

La acusación afirmó que SIMÓN EDUARDO MARTÍNEZ


ESCANDÓN (i) se concertó con Blanca Julia Murillo Sanabria
y Wilson Gerardo Peña Quiñonez para obtener la revocatoria
de la orden de captura vigente contra Pedro Nel Rincón
Castillo, a través de la comisión permanente de delitos. Y
que, en desarrollo de esa asociación, (ii) coejecutó el soborno
a Ruth Mayerly Peña Porras, (iii) determinó el falso
testimonio de esta y de Luis Enrique Pinilla Pinilla, (iv) realizó
fraude procesal al utilizar esas declaraciones en actuación
judicial y, por último, (v) fue interviniente de la decisión
prevaricadora que canceló el mandato de aprehensión.

Por su parte, la sentencia de primera instancia


estableció -y no se refuta en esta sede- que SIMÓN
EDUARDO MARTÍNEZ ESCANDÓN (i) no conformó una
asociación delictiva dedicada a cometer delitos contra la recta
y eficaz impartición de justicia -y la administración pública-

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para favorecer a «Pedro Orejas» en el caso que enfrentaba


por homicidio, y (ii) que la decisión judicial que deprecó y
obtuvo -revocatoria de la medida cautelar personal- en
ejercicio de su encargo como defensor, no fue ilegal.

En consecuencia, con la premisa fáctica de la sentencia,


aceptada por las partes e intervinientes, inclusive, desde el
final del juicio oral, pues al unísono deprecaron la absolución
por los delitos de concierto para delinquir y prevaricato por
acción; el debate probatorio se dirigirá a verificar si SIMÓN
EDUARDO MARTÍNEZ ESCANDÓN determinó un falso
testimonio y coejecutó el soborno y el fraude procesal antes
descritos.

5.4.3 Hechos que no se discuten en el proceso

Ni en el transcurso del juicio oral, ni en la sentencia de


primera instancia, ni en las distintas apelaciones se discuten
los siguientes hechos, algunos de los cuales, inclusive,
fueron objeto de estipulación:

5.4.3.1 Que el proceso penal radicado con el número


151766103097200880063 se adelantó contra Pedro Nel
Rincón Castillo por el homicidio de Miguel Antonio Pinilla
Pinilla (estipulación 3).

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5.4.3.2 Que el 2 de mayo de 2008, por solicitud de una


delegada de la Fiscalía, el Juzgado Promiscuo Municipal de
Pauna-Boyacá, con función de control de garantías, libró
orden de captura en contra del entonces indiciado
(estipulación 4).

5.4.3.3 Que el abogado SIMÓN EDUARDO MARTÍNEZ


ESCANDÓN fungió como defensor principal de Pedro Nel
Rincón Castillo (hasta el 5 de marzo de 2010, según la
estipulación 7) y Blanca Julia Murillo Sanabria como
defensora suplente.

5.4.3.4 Que Pedro Nel Rincón Castillo, coadyuvado por


dicho defensor, en memorial del 5 de agosto de 2008, solicitó
a la Fiscal 22 Seccional de Chiquinquirá que formulara
imputación o dispusiera el archivo o preclusión de la
actuación (estipulación 5).

5.4.3.5 Que la Fiscalía 22 Seccional de Chiquinquirá


respondió el 13 de agosto de 2008 que formularía imputación
una vez contara con los elementos materiales probatorios
que viabilizan dicho acto procesal.

5.4.3.6 Que el 25 de agosto de 2008, el defensor solicitó


al Juzgado Promiscuo Municipal de Pauna-Boyacá la

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realización de una audiencia preliminar de revocatoria o


cancelación de orden de captura (estipulación 6).

5.4.3.7 Que el Juez de Garantías -Fernando Soler


Rojas- fijó fecha para celebración de la audiencia el 27 de
agosto de 2008, pero la reprogramó para el 8 de septiembre
siguiente debido a la solicitud que en tal sentido formuló la
Fiscalía.

5.4.3.8 Que, en esta fecha, durante la sustentación de


la petición, el defensor SIMÓN EDUARDO MARTÍNEZ
ESCANDÓN utilizó, entre otros elementos probatorios,
declaraciones rendidas por Ruth Mayerly Peña Porras y Luis
Enrique Pinilla Pinilla ante la Notaría 1 de Chiquinquirá, el 3
y 4 de septiembre de 2008, respectivamente.

5.4.3.9 Que el Juez se inhibió de resolver la petición de


cancelación de orden de captura, determinación que fue
objeto de recurso de apelación.

5.4.3.10 Que el 5 de noviembre de 2008, el Juez 1 Penal


del Circuito de Chiquinquirá -Germán Arturo Gómez García-
decidió revocar el auto de primera instancia ordenando
resolver la pretensión formulada.

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SIMÓN EDUARDO MARTÍNEZ ESCANDÓN
CUI 150016000000201700037

5.4.3.11 Que en audiencia celebrada el 14 de noviembre


de 2008, luego de escuchar nuevamente la sustentación de
la petición; el Juez Promiscuo Municipal de Pauna-Boyacá
resolvió cancelar la orden de captura contra Pedro Nel
Rincón Castillo.

5.4.3.12 Que el 14 de enero de 2009, el Juzgado 1


Penal del Circuito de Chiquinquirá resolvió la apelación
formulada por la Fiscalía confirmando la anterior
determinación.

5.4.4 Examen de los argumentos de apelación

Según la teoría de la acusación, SIMÓN EDUARDO


MARTÍNEZ ESCANDÓN asistió a una reunión en casa de
Blanca Julia Murillo Sanabria, durante la cual estos y Wilson
Gerardo Peña Quiñonez intimidaron y pagaron $7.500.000 -
prometiéndole otro tanto- a Ruth Mayerly Peña Porras para
que, faltando a la verdad, se retractara de la entrevista en la
que había señalado a Pedro Nel Rincón Castillo como autor
del homicidio de Miguel Antonio Pinilla Pinilla. Por esa vía,
lograron que dicha mujer firmara la declaración del 3 de
septiembre de 2008 en formato de la Notaría Primera de
Chiquinquirá, cuyo contenido fue el impuesto por aquellos.

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Con igual propósito contactaron a Luis Enrique Pinilla


Pinilla -hermano de la víctima de homicidio- logrando que
este consignara una falsa retractación en la declaración
extraprocesal del 4 de septiembre de 2008 del mismo
despacho notarial que antes se identificó.

En la posterior audiencia preliminar impulsada por el


acusado, en la condición de defensor, para solicitar la
petición de revocatoria o cancelación de la orden de captura
de Pedro Nel Rincón Castillo, utilizó las declaraciones falsas
de Ruth Mayerly Peña Porras Luis Enrique Pinilla Pinilla
induciendo así en error al Juez Promiscuo Municipal de
Pauna-Boyacá para obtener una decisión ilegal.

Así las cosas, la presencia del acusado en el encuentro


del 3 de septiembre de 2008 con la testigo Ruth Mayerly
Peña Porras y, obviamente, las acciones allí desplegadas
constituyen los hechos jurídicamente relevantes que se le
atribuyen como coautor de soborno y determinador de falso
testimonio -con la precisión que enseguida se hará-; pero,
además, configuraría el supuesto fáctico inequívoco del dolo
en la comisión posterior de un fraude procesal, es decir, del
conocimiento de la ilicitud de los medios probatorios que
voluntariamente utilizó en una actuación judicial.

5.4.4.1 Precisión sobre el falso testimonio atribuido.

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A pesar de que la acusación describió 2 hechos


constitutivos de falsos testimonios: las declaraciones
notariales de Ruth Mayerly Peña Porras y de Luis Enrique
Pinilla Pinilla; la imputación jurídica no contempló un
concurso -homogéneo y sucesivo- de ese delito como
correspondía. Aunado a ello, la reseña de hechos
jurídicamente relevantes fue prolija en lo que hace a las
circunstancias en que se produjo el testimonio de la mujer y
la forma en que habría sido determinada (coacción), no así en
lo que respecta al del hombre.

Claro está, aunque la acusación afirma, de manera


general, que los testigos que incriminaron a Pedro Nel Rincón
Castillo fueron corrompidos a través de coacciones y/o de
contraprestaciones económicas, no especificó cuál de estos
fue el comportamiento mediante el cual SIMÓN EDUARDO
MARTÍNEZ ESCANDÓN hizo nacer o consolidó en el testigo
Pinilla Pinilla la idea de mentir -si consejo, mandato o
coacción, p. ej.- en una declaración testimonial y tampoco
definió las mínimas circunstancias en que el mismo ocurrió
(lugar, tiempo y modo).

En últimas, no se precisó la conducta del procesado que


determinó a Luis Enrique Pinilla Pinilla a incurrir en falso
testimonio, como sí ocurrió frente a Ruth Mayerly Peña
Porras, de quien indicó la acusación fue intimidada -y
sobornada- por el primero -también por Wilson Gerardo Peña

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Quiñonez y Blanca Julia Murillo Sanabria-, para que


suscribiera una declaración espuria.

Al margen de esa deficiencia de la acusación en la


claridad y exactitud de los hechos jurídicamente relevantes
que permitirían tener a SIMÓN EDUARDO MARTÍNEZ
ESCANDÓN como determinador del falso testimonio en
cuestión, las pruebas practicadas o incorporadas en el juicio
oral tampoco establecieron, más allá de dudas razonables,
que haya participado en esa conducta típica. Véase:

1) La declaración ante la Notaría Primera del Círculo de


Chiquinquirá que habría materializado el delito se produjo el
4 de septiembre de 2008, fecha en la que Luis Enrique Pinilla
Pinilla se encontraba recluido en el establecimiento carcelario
de ese municipio boyacense desde algunos meses antes,
como él mismo lo reveló en el juicio.

Al efecto, el soporte documental de la declaración


consigna la firma del notario Edgar Alberto Bejarano
Rodríguez, un sello notarial y otro de la oficina jurídica de la
Cárcel, y, finalmente, la constancia de que fue recibida en
este lugar. Tales signos distintivos fueron reconocidos en
juicio como auténticos por quien fungía como notario para la
época y por Juan Carlos Páez Valderrama, funcionario
autorizado por aquel para visitar el reclusorio y recibir el
testimonio del interno.

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2) Las partes tienen por cierto e indiscutible


(estipulación 18) que SIMON EDUARDO MARTÍNEZ
ESCANDON no ingresó a la Cárcel de Chiquinquirá en el
período comprendido entre mayo y diciembre de 2008. Por
tanto, es imposible que, por lo menos de manera presencial,
el abogado se reuniera con el testigo para coaccionarle o
determinarlo de alguna otra manera.

3) Con la testigo Tania Victoria Orozco Becerra,


Defensora Regional de Boyacá6, la defensa introdujo actas de
registro de 3 sesiones de capacitación a defensores públicos
dirigidas por SIMÓN EDUARDO MARTÍNEZ ESCANDÓN, en
la condición de Coordinador Académico de la Defensoría
Pública, el 4 de septiembre de 2008, actividades cuya
realización efectiva fue ratificada por la testigo Carmen
Adriana Blanco Niño7. Al efecto, recuérdese, las partes
estipularon que el acusado, «del primero de enero de 2006 al
30 de abril de 2012, prestó sus servicios contractuales para
la Defensoría del Pueblo en el programa Coordinación
Académica Regional Boyacá, …» (estipulación 8).

La certificación de las varias actividades académicas


cumplidas por el acusado el 4 de septiembre de 2008 quizás,
por sí solas, no excluyen la posibilidad de que el mismo día
hubiese viajado a Chiquinquirá para ejecutar tareas

6
Sesión de juicio oral del 27.abr.2021.
7
Sesión de juicio oral del 28.abr.2021.

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relacionadas con la defensa de Pedro Nel Rincón Castillo,


como lo sugiere el delegado fiscal; sin embargo, la realización
de las primeras hace menos probables las segundas y esta
probabilidad es más inferior aún, prácticamente descartada
con el examen de las demás pruebas.

El mismo recurrente en mención advirtió que Tania


Victoria Orozco Becerra solo suministró la información que le
fue solicitada por el procesado, dando a entender así que
nada le consta de aquella; sin embargo, tal alegación no es
del todo cierta porque la citada funcionaria suscribió dicha
respuesta y, también, certificó que los documentos
incorporados son copias de las actas que reposan en el
archivo de la Defensoría del Pueblo (autenticidad). Así lo
indicó: «efectuada la búsqueda minuciosa y exhaustiva en el
archivo físico de la Regional, de manera atenta allego copias
de las actas de registro de actividades realizadas como
Coordinador de las Barras en los meses de agosto y
septiembre del año 2008».

Conforme a lo expuesto, es irrelevante la eventual


relación de amistad que pudiese existir entre el procesado y
la referida testigo en el examen de la eficacia de su dicho,
contrario a lo sugerido por el apoderado de Ruth Mayerly
Peña Porras, vínculo personal aquel que ni siquiera fue
acreditado.

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4) Luis Enrique Pinilla Pinilla negó, de manera


contundente y reiterada, haberse reunido o contactado en
algún momento con el acusado y, en particular, que este le
hubiese sugerido, orientado o coaccionado para que se
retractara del señalamiento por el crimen de su hermano. Al
preguntársele por esa eventualidad, respondió: «no, en
ningún momento, siempre escuché que el abogado de Pedro
Nel Rincón era SIMÓN ESCANDÓN, pero yo en ningún
momento tuve charla con ese señor de que él me haya dicho
que declarara en favor de Pedro Nel Rincón, en ningún
momento tuve charla con él»8. Esta parte de la declaración no
fue controvertida por los apelantes.

5) Ninguna prueba traída por la Fiscalía, y menos por la


defensa, acreditó alguna forma de coacción o estrategia de
persuasión del testigo que haya sido ejecutada por el
acusado de manera indirecta o a través de terceros.

Ese panorama probatorio descarta que la razón de la


absolución por la conducta de falso testimonio de Luis
Enrique Pinilla Pinilla sea la atipicidad objetiva por la
veracidad de la retractación notarial, como lo sostuvo la
sentencia de primera instancia; solo lo es la ausencia de
prueba -y de imputación- de la conducta del acusado que
determinó a dicho testigo a mentir. En efecto, este último
negó sin titubeos esa injerencia, pero sí dejó entrever que
cambió su versión por el temor que sentía al verse
8
Minuto 2:19:53 del registro testimonial, segunda sesión del juicio del
21.abr.2021.

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involucrado en el conflicto que enfrentaba a Pedro Nel Rincón


Castillo y Maximiliano Cañón Castellanos, quienes se
dedicaban a la explotación y comercialización de esmeraldas.

En efecto, el testigo en mención señaló: «nadie me


aconsejó, pero entonces yo lo hice como por salirme de ese
conflicto porque mi vida corría peligro, quería yo quitarme de
ese problema, salirme de esa vaina …, no tenía cómo
defenderme»9. Y, luego explicó la causa de ese riesgo: «…
porque eso era un tema delicado ahí entre esmeralderos y
ellos tenían allá un conflicto, por decir el patrón de mi hermano
[Maximiliano Cañón Castellanos] con el cuñado, que es Pedro
Nel Rincón, ellos tenían allá su conflicto, y a los que nos iban a
poner de carne de cañón era a nosotros»10.

En otras palabras, ninguna prueba acreditó que SIMÓN


EDUARDO MARTÍNEZ ESCANDÓN haya instigado el falso
testimonio de Luis Enrique Pinilla Pinilla, pero subsisten
dudas sobre la veracidad de la declaración consistente en
que no vio a Pedro Nel Castillo Rincón cometer el crimen así
como sobre si otra u otras de las personas propiciaron el
delito, pues el declarante reconoció en juicio que cambió su
versión inicial por el temor de ser víctima en medio del
mismo conflicto que lo fue su hermano Miguel Antonio, lo
cual deja latente la posibilidad de haber sufrido algún tipo de
presión externa.

9
Minuto 1:56:52, ibidem.
10
Minuto 1:57:16, ibidem.

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Por lo que acaba de decirse, no es cierto, entonces, que


Luis Enrique Pinilla Pinilla, como lo alegó el representante
del Ministerio Público, corroborara el testimonio de Ruth
Mayerly Peña Porras, porque aquel no manifestó que recibió
amenazas -no directas por lo menos- y dineros para
retractarse.

En último lugar, la similitud -genérica- del sentido de


las declaraciones del 3 y 4 de septiembre de 2008 -
retractación de la incriminación contra Pedro Nel Rincón
Castilla- y de su registro en formatos notariales, son datos
que bien es cierto podrían indicar que fueron obtenidas por
unas mismas personas (otros de los investigados
eventualmente), como asegura el delegado de la Fiscalía en
su apelación, nada dicen sobre la participación delictiva del
acusado y menos en la condición de determinador que le
atribuyó.

En síntesis, se confirmará la decisión de absolver al


acusado por el falso testimonio de Luis Enrique Pinilla
Pinilla, aunque por la razón antes expuesta.

5.4.4.2 Sobre la responsabilidad en el soborno y


falso testimonio de Ruth Mayerly Peña Porras.

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Como se precisó en la introducción de este acápite


(5.4.4), el hecho fundante de la imputación por soborno y
falso testimonio de Ruth Mayerly Peña Porras fue la
asistencia del acusado a una reunión en Chiquinquirá, en la
que, junto con otros, intimidó y pagó un dinero a aquella
para que faltara a la verdad obteniendo así que suscribiera la
declaración extrajuicio del 3 de septiembre de 2008, cuyo
contenido es falso.

Adviértase que, si bien la acusación indicó que la testigo


fue objeto de amenazas antes y después de la ocasión
descrita, por parte de gentes cercanas a Pedro Nel Rincón
Castillo, en estas no se atribuyó intervención alguna a
SIMÓN EDUARDO MARTÍNEZ ESCANDÓN y, en todo caso,
recuérdese que este fue absuelto, sin controversia alguna,
por el concierto para delinquir que se habría estructurado
para corromper testigos y funcionarios judiciales en favor del
primero en mención.

Pues bien, la prueba que señaló la presencia del aquí


acusado en la casa de Blanca Julia Murillo Sanabria, lugar
de la reunión, y las acciones que allí desplegó frente a la falsa
declaración (revisarla y corregirla) fue, precisamente, el
testimonio de Ruth Mayerly Peña Porras; sin embargo, la
sentencia de primera instancia lo desestimó atribuyéndole
sendas inconsistencias internas y externas, siendo este uno
de los puntos centrales de todas las apelaciones.

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1) Las contradicciones testimoniales relievadas en


la sentencia apelada.

i.- Sobre la actividad que desarrollaba la testigo cuando


fue abordada por hombres armados en el municipio de
Pauna-Boyacá.

Mediante el uso de declaraciones previas con el fin de


impugnar la credibilidad de la testigo, durante el
contrainterrogatorio el defensor evidenció unas diferencias
sobre el tema anunciado (a partir del récord 1:53:27), las que
ni siquiera son discutidas por los apelantes, así:

En el juicio, Ruth Mayerly Peña Porras indicó que en el


momento de ser obligada a subir a una camioneta con
rumbo a Chiquinquirá: «estaba pagando unos servicios
públicos, estaba dando la vuelta por el lado de la iglesia
principal», mientras que en una declaración que rindió el 14
de diciembre de 2012 había dicho: «como a las 11:00, me
recogieron en Pauna, a dos cuadras debajo de mi casa, …
estaba donde una amiga que me necesitaba y ya iba de
regreso a mi casa cuando me abordaron …», y en una
entrevista del 2 de junio de 2016: «me encontraba en Pauna
por la parte de atrás de la iglesia, estaba buscando un
remedio para mi hija …».

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Es una inconsistencia que quizás, como lo alegó el


procurador judicial, recae sobre un aspecto secundario
porque es previo a los hechos más trascendentes para la
testigo que inician con su traslado forzado a Chiquinquirá
aquel 3 de septiembre de 2008 y, por ende, aquellos a los
que probablemente menos atención pudo prestar su
memoria. Y, como lo sostuvo el fiscal, la diferencia puede
estar justificada porque la deponente después explicó, en el
interrogatorio redirecto, que ese día había realizado todas
las diligencias rutinarias que señaló en sus distintas
declaraciones, lo que es posible en el entorno de un
municipio.

Esa sola deficiencia del testimonio entonces, como


alegan los recurrentes, no tiene la potencialidad de excluir
su eficacia.

ii. - Sobre la razón por la que accedió reunirse con


Pedro Nel Rincón Castillo, a pesar de que este la tenía
amenazada.

La sentencia argumentó que el panorama de presiones


y amenazas que manifestó Ruth Mayerly Peña Porras haber
sufrido tan solo pocos días después de la declaración en que
incriminó a Pedro Nel Rincón Castillo, «no se compadece con
la visita que reconoce haber realizado en forma voluntaria a

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una finca», en la que se encontraba este, Blanca Julia


Murillo Sanabria, un abogado y otras personas.

Como lo deja entrever el fiscal, la incoherencia es


aparente porque el contexto de coacción descrito por la
testigo, ejercido durante varios meses y por múltiples
personas al servicio de Rincón Castillo, constituye una razón
suficiente para suponer que la voluntad de la víctima estaba
sometida a la del constreñidor por momentos de manera
insuperable, como pudo ser ese en el que accedió a reunirse
con este. Es más, el hecho de que en alguna etapa de ese
período de amenazas haya buscado la forma de protegerse
escondiéndose o trasladando su residencia a Bogotá, podría
ratificar la eficacia del ambiente de coacción que padeció.

iii. - Sobre la hora del día a la que arribó a la casa de la


abogada Blanca Julia Murillo Sanabria.

Durante el juicio (a partir del récord 2:15:49), Ruth


Mayerly Peña Porras dijo que ese hecho ocurrió «en horas de
la mañana, la hora exacta no me acuerdo». En el
contrainterrogatorio, el defensor enseñó que en entrevista
del 7 de diciembre de 2011 aquella señaló: «… me llevaron a
Chiquinquirá como a la una de la tarde, nos reunimos en la
casa de la Dra. Julia Murillo …», y en una declaración jurada
rendida el 2 de junio 2016: «me llevaron a Chiquinquirá a la
casa de la Dra. Julia, eso fue como a las 4 de la tarde …».

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Agréguese que en el fragmento antes citado de la


declaración del 14 de diciembre de 2012 había dicho que fue
recogida «como a las 11:00, me recogieron en Pauna».

Es decir, en distintas ocasiones, la mujer afirmó que a


la vivienda donde sería sobornada y coaccionada llegó en
horas diferentes del 3 de septiembre de 2008: en diciembre
de 2011, que como a la 1:00 p.m.; en junio de 2016, que a
eso de las 4:00 p.m.; y en abril de 2021 (juicio oral), que por
la mañana. Contrario a lo que alegan el procurador y el
apoderado de dicha testigo, tales contradicciones son
relevantes, primero, porque implican una oscilación bastante
significativa del dato temporal y, segundo, porque recaen en
un aspecto nuclear del relato, como es la llegada al sitio
donde se prepararía y realizaría la falsa declaración.

Ahora bien, como lo sostiene el fiscal, podría


contemplarse la hipótesis de una confusión en la testigo y
que la explicación coherente de las distintas versiones sea la
siguiente: que fue recogida en Pauna a las 11:00 a.m., que
llegó a la casa de Blanca Julia Murillo Sanabria en
Chiquinquirá a la 1:00 p.m. y que estuvo de regreso en su
municipio a las 4:00 p.m. (esto último fue aclarado por la
testigo en el interrogatorio redirecto). En este panorama,
continuó el citado recurrente, Peña Porras habría
permanecido en el lugar de la reunión por el lapso de una
hora (1:00 a 2:00 p.m.), bajo el supuesto de que el recorrido

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vehicular entre el punto de partida y llegada tardaba unas 2


horas11.

Pero, aun cuando se admita las explicaciones de los


apelantes sobre las inconsistencias relievadas por la
sentencia de primera instancia, el testimonio en cuestión,
como se explicará, presenta otras debilidades en torno a la
participación de SIMÓN EDUARDO MARTÍNEZ ESCANDÓN
en los delitos de soborno y falso testimonio y, en todo caso,
algunos hechos estipulados y probados descartan su
presencia en el escenario donde hicieron firmar a Ruth
Mayerly Peña Porras la declaración del 3 de septiembre de
2008, por lo menos en grado de duda insuperable, y, por
ende, que hubiese asesorado el contenido definitivo de ese
documento.

2) Otros motivos que reducen la eficacia intrínseca


de la prueba.

Según la acusación, SIMÓN EDUARDO MARTÍNEZ


ESCANDÓN, al igual que Wilson Gerardo Peña Quiñonez y
Blanca Julia Murillo Sanabria, determinó mediante coacción
o intimidación a Ruth Mayerly Peña Porras para que rindiera
o suscribiera la declaración extraprocesal del 3 de septiembre
de 2008, en la que faltó a la verdad al negar que Pedro Nel

11
El testigo de la defensa Aquilino Rondón González estimó el recorrido
vehicular entre Tunja y Chiquinquirá en 2 horas y media, y el Chiquinquirá-
Pauna en 1 hora y media (minuto 2:50:26 del registro testimonial).

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Rincón Castillo, alias «Pedro Orejas», fue el autor del


homicidio de Miguel Antonio Pinilla Pinilla.

No obstante, en su testimonio en juicio, Ruth Mayerly


Peña Porras jamás atribuyó un acto de coacción o amenazas
al aquí acusado, ni el día en que rindió o suscribió la
declaración espuria ni antes o después de esa ocasión. Por
ende, de entrada, se advierte que esa prueba no acreditó el
supuesto fáctico de la determinación por el cual se formuló
acusación en la presente actuación. Además, en las partes
restantes del testimonio se detectan algunas situaciones que
reducen de manera significativa su eficacia incriminatoria
contra el aquí procesado, como se pasa a explicar.

La testigo delimitó el rol cumplido por el acusado en la


reunión del 3 de septiembre de 2008 en los siguientes
términos: «el doctor SIMÓN llegó y les corrigió un escrito que
ellos tenían ahí, y él se fue rápido, él no se demoró casi … él
llegó, les ayudó, les corrigió y se fue, él casi ni habló, solo
habló allá con ellos, él llegó y les corrigió el escrito y ya.»12. Y,
en otro aparte, reiteró el carácter fugaz de esa visita: «el Dr.
SIMÓN siempre se demoró su ratico en llegar, cuando llegó por
ahí medio los saludó a ellos y entró, o sea él iba a lo que iba,
era a solucionarles lo del documento y salió otra vez rápido y
se fue …»13.

12
Minuto 41:51, primera sesión del testimonio.
13
Minuto 44:26, segunda sesión del testimonio.

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Sin embargo, después de advertir que la única


contribución de dicho abogado fue la corrección del texto de
la falsa declaración debido a su muy breve estancia en el
lugar, mensaje que reafirmó con expresiones unívocas y
reiteradas como se vio; le atribuyó unas conductas
adicionales que lo vincularían directamente con la entrega
del dinero y con la suscripción del documento,
desdibujando así la irrupción fugaz que al inicio describió
de manera insistente.

En efecto, al ser preguntada por quién le entregó el


dinero, respondió: «ahí estaban los 3, estaba el Dr. SIMÓN, el
señor Peñita, estaba la Dra. Julia y estaba un señor que ellos
llamaban Berruco …»14. Y, casi en términos idénticos, al
consultársele en el interrogatorio sobre la persona que le
entrego «el papel» y le dio la instrucción de que lo firmara,
nuevamente indicó: «estaban ahí los 3, estaba la Dra. Julia,
el Dr. SIMÓN y el sr. Peña, estaban ahí los 3 parados porque
había como un escritorio y donde lo corrigieron y yo lo firmé,
estaban ellos.»15.

Es decir, contrariando esa inicial y contundente


descripción del comportamiento desarrollado por SIMÓN
EDUARDO MARTÍNEZ ESCANDÓN, después afirmó que este
no solo asesoró la corrección del documento testimonial, sino
que esperó a que fuera redactado el texto definitivo, a que lo

14
Minuto 42:30, primera sesión del testimonio.
15
Minuto 52:39, ibidem.

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suscribiera efectivamente y a que le entregaran los


$7.500.000.

Y eso no es todo. En el contrainterrogatorio, al


insistírsele sobre si el acusado presenció el momento de la
entrega de una suma de dinero en efectivo, la testigo
reflexionó: «la verdad no recuerdo ahorita si él estaba ahí o si
ya se había ido»16. Al respecto, el defensor evidenció que en la
declaración jurada que rindió en diciembre 14 de 2012,
aquella había negado, sin dudarlo, esa posibilidad: «… el
doctor SIMÓN ya se había ido, él no estaba presente cuando
me entregaron el dinero, … se había ido como 5 minutos antes
…». Ante esta revelación, finalmente reconoció la
incorrección, aunque no cesó en su intento de vincular al
procesado con el soborno ya de otra manera: «Él no estaba
presente pero el dinero estaba contado ahí sobre ese escritorio
…».

Inclusive, en el episodio relatado por Ruth Mayerly Peña


Porras queda en entredicho la razón de la ciencia del dicho
consistente en que SIMÓN EDUARDO MARTÍNEZ
ESCANDÓN orientó o corrigió la declaración falsa que se
haría suscribir a aquella, porque no tuvo una percepción
inequívoca sobre tal hecho y, más bien, lo infiere de algunos
gestos. En tal sentido, reconoció que no pudo escuchar
ninguna de las palabras pronunciadas en esa ocasión por el
acusado, ni el contenido de las conversaciones que este

16
Minuto 2:39:18, ibidem.

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habría sostenido con Wilson Gerardo Peña Quiñonez y


Blanca Julia Murillo Sanabria. Así lo indicó:

Pues yo estaba ahí sentada, es que estuve en el primer piso de la


Dra. Julia, eso es grande, eso es como una oficina que tiene como
otro lugar allá hacia adentro, entonces llegaron y se fueron para
allá y hablaban así como en voz baja, no pude escuchar muy
bien lo que ellos decían, pero sí él señalaba como, señalaba la
hoja que tenían y salían hacia fuera y otra vez entraban pero
era así, era redactando ese papel.17

Así las cosas, en estricto sentido, lo percibido por la


testigo es que el acusado señaló la hoja en que se redactaba
la falsa declaración; sin embargo, la afirmación de un
asesoramiento de su elaboración no corresponde a una
observación sino a una mera opinión -o inferencia- de la
testigo.

3) Las demás pruebas descartan la participación


del acusado.

i.- Las partes estipularon que SIMÓN EDUARDO


MARTÍNEZ ESCANDON «para el 3 de septiembre de 2008
desde las 8 am a 2 pm, participó como jurado de
preparatorio de derecho penal» (estipulación 10). Y, que
ese mismo día «con arreglo al Sistema de Información de la
Universidad de Boyacá, digitó actas de preparatorio oral de
derecho penal», por lo que «con usuario SEMARTINEZ, reporta

17
Minuto 1:35:10, ibidem.

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seis (6) ingresos al sistema, el primero a las 9:35 am y el


último a las 7:09:15 pm, …» (estipulación 11).

Según la primera de tales estipulaciones, el 3 de


septiembre de 2008 el acusado permaneció en la ciudad de
Tunja, sede de la Universidad de Boyacá, desde las 8:00
a.m. hasta las 2:00 p.m., cumpliendo el rol de jurado de
exámenes preparatorios de Derecho Penal. Por tanto, en el
tiempo en que Ruth Mayerly Peña Porras, en la residencia
de Blanca Julia Murillo Sanabria, fue coaccionada y recibió
$7.500.000.oo para que suscribiera una declaración
materialmente falsa (de 1:00 a 2:00 p.m.), MARTÍNEZ
ESCANDÓN no pudo estar en dicho lugar y, por
substracción de materia, tampoco realizar el aporte
funcional que se le achaca en el resultado delictivo.

Y, si en gracia de discusión se admitiera la tesis


planteada por la Fiscalía de que el buen estado de la vía y la
idoneidad del vehículo del procesado le permitían recorrer
la distancia existente entre el centro universitario en Tunja
y la vivienda referenciada en Chiquinquirá en un lapso de 2
horas; tampoco habría coincidido con la declarante porque
él habría arribado, en el mejor de los casos, a las 4 p.m. y a
esta hora, según ella misma aclaró en el juicio y así lo
admite el delegado acusador, ya se encontraba de regreso
en el municipio de Pauna, luego de un viaje que también
tardaba un par de horas cuando menos.

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SIMÓN EDUARDO MARTÍNEZ ESCANDÓN
CUI 150016000000201700037

Por si fuera poco, la estipulación 11, a más de


reafirmar la actividad académica realizada por el procesado
el 3 de septiembre de 2008, acredita que a las 7:09 p.m.
todavía se encontraba en la Universidad de Boyacá
ingresando al sistema informático las actas de
preparatorios. De cualquier forma, aun si entre las 2:00
p.m. y las 7:09 p.m. hubiese podido ir a Chiquinquirá y
regresar al punto de partida, como alega el fiscal, su llegada
al sitio de los hechos sería posterior a la elaboración y
suscripción de la falsa declaración y, por supuesto, a los
actos de soborno -y coacción- que la precedieron, sin que,
como antes se explicó, Ruth Mayerly Peña Porras pudiera
haberlo visto en dicho escenario.

En ese contexto probatorio, resulta plausible la


deducción que, a partir de las premisas fácticas
acreditadas, realiza la sentencia apelada para descartar la
teoría del acusador (pág. 40):

Si se acepta que el acusado estuvo desde las 8 de la mañana


hasta las 2 de la tarde en las instalaciones de la facultad de
derecho de la Universidad de Boyacá, y luego de esa hora, sin
siquiera haber tomado almuerzo, se desplazó hasta
Chiquinquirá para direccionar la declaración juramentada y
retornar inmediatamente hasta la Universidad, emplearía cerca
de 6 horas, agregando por lo menos unos 10 minutos para
efectuar el asesoramiento en que el ente acusador funda su
vinculación con el hecho, su retorno habría de ocurrir a las 8 y
10 de la noche como mínimo, sin contar tiempos de salida del
lugar del estacionamiento y de parqueo al retornar a la
Universidad, lo cual no se acompasa con el hecho acreditado de
que a las 7:09:15 pm el acusado efectuó el último ingreso al
sistema informático de la Universidad.

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SIMÓN EDUARDO MARTÍNEZ ESCANDÓN
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ii.- En la misma línea fáctica, SIMÓN EDUARDO


MARTÍNEZ ESCANDÓN declaró en juicio que el 3 de
septiembre de 2008 permaneció en la sede universitaria
durante todo el día: hasta las 2:00 p.m. practicó los
exámenes preparatorios, después almorzó con los demás
jurados y el resto de la tarde la dedicó a elaborar las actas y
digitarlas en el sistema en la secretaría de la facultad de
Derecho18. Es de recordar que las partes tuvieron por
indiscutible que aquel prestaba sus servicios como docente
de medio tiempo y director del departamento de Derecho
Penal para el año 2008 (estipulación 9).

iii.- La testigo Ruby Elsa Amador Díaz ha ejercido


varios cargos en la Universidad de Boyacá (docente,
vicerrectora académica, directora del programa de derecho y
jefe del departamento de derecho penal, entre otros 19) que le
permiten un conocimiento amplio sobre la dinámica de los
exámenes preparatorios para optar al título de abogado y,
en especial, de las tareas que debe cumplir el director del
respectivo departamento el mismo día en que se llevan a
cabo.

En este sentido, explicó que, una vez termina la


evaluación a cada estudiante se le informa si la aprobó o no
y este resultado se consigna en un libro que es firmado
tanto por aquél como por los jurados. Después, el jefe del

18
A partir del minuto 1:13:38 del registro testimonial 1, sesión del
4.may.2021.
19
Minuto 2:12:22 del registro testimonial 1, sesión del 26.abr.2021.

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SIMÓN EDUARDO MARTÍNEZ ESCANDÓN
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departamento de la especialidad elabora un acta por cada


examen en 3 copias20 y el mismo día debe digitalizar esos
documentos en el sistema informático de la Universidad -
por lo menos 20 minutos por estudiante- y luego
imprimirlas para ser suscritas por los intervinientes en la
evaluación y la decana21. Por último, advirtió que el
responsable no podía ausentarse de la Universidad hasta
tanto finalizara, por lo menos, la digitación de las actas 22.

iv.- Claudia Janeth Vargas López, secretaria de la


Facultad de Derecho para el año 2008, declaró en el mismo
sentido que la anterior testigo y, lo más importante, aseguró
que SIMÓN EDUARDO MARTÍNEZ ESCANDÓN, en la
condición de director del departamento de Derecho Penal,
estuvo en la Universidad el 3 de septiembre de 2008, como
siempre que le correspondía, cumpliendo las labores
concomitantes y posteriores de los exámenes preparatorios,
antes descritas (sesión del 26.abr.2021).

Sobre el valor de los 2 testimonios que se acaban de


examinar y para responder a las impugnaciones que en este
aspecto plantearon los recurrentes ha de agregarse:

- Que las testigos, en especial Claudia Janeth Vargas


López, tuvieran una «memoria prodigiosa» para recordar a la

20
A partir del minuto 2:18:02, ibidem.
21
A partir del minuto 2:44:15, ibidem.
22
Minuto 2:46:27, ibidem.

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SIMÓN EDUARDO MARTÍNEZ ESCANDÓN
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perfección lo acontecido en los preparatorios de septiembre


de 2008, antes que una circunstancia que les reste mérito,
como lo deja entrever el fiscal, podría constituir un motivo
positivo de eficacia a la luz del artículo 404 del C.P.P., por
la confiabilidad de los procesos de rememoración de las
declarantes.

Ahora, lo cierto es que esa facultad mental


extraordinaria no fue acreditada en el proceso, ni tendría
que serlo porque en principio no conforma el tema de
prueba; lo que sí consta es que los testimonios en cuestión
no presentan inconsistencias internas ni entre sí y
coinciden con el de quien, por ser el protagonista de las
escenas históricas reconstruidas, tendría razones de sobra
para recordarlas, o sea el acusado. Además, son
corroborados en gran medida por las estipulaciones que
acreditaron que aquel estuvo de 8:00 a.m. a 2:00 p.m. y que
cumplió con el registro de las actas de preparatorias hasta
las 7:09 p.m.

Por último, debe recordarse que la sentencia


impugnada, a pesar de mencionar que Ruby Elsa Amador
Díaz ha sido funcionaria judicial (juez y magistrada), no
invocó esta condición para otorgarle mayor peso a su
testimonio, como lo sugirió el apoderado de Ruth Mayerly
Peña Porras. En su lugar, sí dio cuenta de que los múltiples
cargos ejercidos por dicha mujer al interior de la
Universidad de Boyacá, en especial la decanatura de

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Derecho y la jefatura del departamento de Derecho Penal, le


otorgaban un conocimiento privilegiado sobre las funciones
que debía cumplir quien desempeñara el último de tales
roles en la ejecución y registro de los preparatorios.

- Si bien es cierto que, como aseguró el procurador, lo


más probable es que a las testigos en cuestión no les podía
constar la presencia absolutamente ininterrumpida del
acusado en la Universidad durante el 3 de septiembre de
2008, también lo es que el cumplimiento de las tareas que
tuvo a cargo ese día, con motivo de su rol de jurado de
preparatorio y jefe del departamento de Derecho Penal,
debió ser percibido, por lo menos por la secretaria de la
Facultad de Derecho, Claudia Janeth Vargas López, en
varios momentos de la mañana y la tarde pertinentes.

- En último lugar, las relaciones personales que


hubiesen surgido entre el acusado y las dos funcionarias de
la Universidad antes mencionadas con ocasión del
escenario laboral compartido -así como con Carmen
Adriana Blanco Niño en la Defensoría-, no constituyen un
motivo legal de sospecha ni, menos, una razón automática
de exclusión de la credibilidad de sus testimonios conforme
a algún principio de la sana crítica, como parece darlo a
entender el apoderado de Peña Porras. En lugar de ello, la
libertad de medios probatorios (art. 373 C.P.P.) y el sistema
de persuasión racional permiten estimar tales

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declaraciones, más aún cuando no enseñan deficiencias


intrínsecas y son corroborados por otras pruebas.

v.- Edgar Alberto Bejarano Rodríguez, quien para el


año 2008 se desempeñaba como Notario Primero del Círculo
de Chiquinquirá, reconoció su firma, el sello notarial y la
estructura de la declaración extraprocesal rendida por Ruth
Mayerly Peña Porras23; por tal razón, afirma que esa
diligencia fue realizada en la Notaría -no se dejó constancia
en contrario-, previa toma de juramento y de las
advertencias legales, para lo cual, necesariamente, la
declarante compareció a la sede notarial 24; sin embargo,
esta lo negó en juicio.

Ninguna tacha se formuló en el proceso a la actividad


cumplida por el citado funcionario ni, menos aún, se le
atribuye alguna conducta delictiva o irregular siquiera en la
realización de la diligencia notarial antes referida.

4) Valor del testimonio de José Libardo Pachón


Fajardo.

En términos generales, el testigo en mención narró que


recibió amenazas y promesas de dádivas por parte de los
hermanos de Pedro Nel Rincón Castillo y de Wilson Gerardo
23
A partir del minuto 56:00 del registro testimonial, sesión del 28 de abril de
2021.
24
Minuto 58:48, ibidem.

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Peña Quiñonez, con el objeto de que negara, en una


declaración testimonial, la autoría de aquel en el crimen de
Luis Enrique Pinilla Pinilla, que en un principio había
afirmado en entrevista ante policía judicial. En ese contexto,
manifestó que se reunió una vez en Tunja con un abogado de
nombre «Simón», quien lo asesoró «que dijera esto, esto y
esto a favor de don Pedro, cuando me preguntara alguna
pregunta [sic] la Fiscalía»25.

Es de advertir, de una parte, que SIMÓN EDUARDO


MARTÍNEZ ESCANDÓN no fue imputado o acusado por
soborno, falso testimonio ni ningún otro delito en relación
con José Libardo Pachón Fajardo por las situaciones que este
relató, y, de la otra, que este testigo ningún conocimiento
declaró sobre los hechos jurídicamente relevantes por los que
se formuló acusación en la presente actuación. Claro está,
ese testimonio podría tener alguna eficacia para inferir una
mayor o menor probabilidad de la ocurrencia de los delitos
que constituyen el objeto de este proceso, en especial del
soborno y falso testimonio a Ruth Mayerly Peña Porras.

No obstante, durante el juicio se acreditaron


circunstancias que merman de manera considerable o,
inclusive, excluyen la eficacia de la prueba testimonial en
cuestión para corroborar los señalamientos contra el aquí
acusado. Estas son:

25
Minuto 9:47 del testimonio, registro 3 de la sesión del 22.abr.2021.

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SIMÓN EDUARDO MARTÍNEZ ESCANDÓN
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i.- En el juicio describió a «Simón» como «alto, pelibajito


y morenito»26, pero el contraexamen evidenció que en una
declaración del 15 de septiembre de 2016 lo había definido
como «un señor alto, flaco, blanco, de unos 30 años»27. Luego,
el testigo intentó resarcirse aduciendo que 2 abogados de
Pedro Nel Rincón Castillo tenían aquel mismo nombre 28 y
que quien lo asesoró en el cambio de versión fue el de «piel
blanca»29, que correspondería con el de «unos 30 años».

Al margen de que no parece que el testigo hubiese


justificado su contradicción, especialmente porque solo
adujo la existencia de 2 abogados homónimos cuando
quedó en evidencia; las características físicas que aquel
atribuye al asesor no coinciden con las relievadas por Ruth
Mayerly Peña Porras de quien cumplió con ella ese rol
ilícito: «un señor ya … en ese tiempo tendría como unos 40
años …, moreno» 30
. Este color de piel es, evidentemente, el
característico del acusado según puede observarse en el
registro audiovisual de su testimonio en juicio.

ii.- La reunión en la que fue orientado por el abogado


«Simón» para que se retractara de la versión incriminatoria,
asegura, ocurrió en el 2009, pero reconoce que ni en este
año ni en el siguiente rindió o suscribió una declaración
con ese contenido, lo que es muy extraño porque desdice de
26
Minuto 1:29:36, ibidem.
27
Minuto 1:37:40, ibidem.
28
Minuto 1:51:19, ibidem.
29
Minuto 1:52:20, ibidem.
30
Minuto 1:32:20, ibidem.

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la eficacia del ilegal asesoramiento. Sólo vino a faltar a la


verdad en la audiencia del juicio seguido contra Pedro Nel
Rincón Castillo celebrada en marzo de 2011, oportunidad
en la que, reconoció, fue asesorado por «la Dra. Julia»
(Blanca Julia Murillo Sanabria) y «Peñita» (Wilson Gerardo
Peña Quiñonez)31.

iii.- Aunque quiso negarlo en un principio, admitió que


tiene un antecedente por porte ilegal de armas32 y el
contraexamen acreditó, además, que también fue condenado
por los delitos de favorecimiento y ocultamiento, alteración o
destrucción de elementos materiales probatorios33, por lo cual
tiene la «casa por cárcel». Y eso no es todo, el defensor
también evidenció que incumplió la prisión domiciliaria y,
por tal razón, fue capturado en flagrancia por el delito de
fuga de presos el 8 de febrero de 2021, lo que fue aceptado
por el testigo34. Tales circunstancias denotan un patrón
delincuencial del testigo, inclusive relacionado con la
afectación de pruebas.

iv. Manifestó que la declaración que rindió el 14 de


mayo de 2012 fue recibida por la investigadora Ana María
Farfán, a quien señala de trabajar para Pedro Nel Rincón
Castillo35. Sin embargo, no ofreció el más mínimo
fundamento de esa sindicación y, por el contrario, la Fiscalía
31
Minuto 39:11, ibidem, sesión 2.
32
Minuto 42:50, ibidem.
33
Minuto 57:27, ibidem.
34
Minuto 1:08:00, ibidem.
35
Minuto 1:25:00, ibidem.

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en este proceso presentó a la misma funcionaria como testigo


de acreditación de algunos documentos que incorporó
durante el juicio oral (sesión del 19.abr.2021).

v. Por último, ante pregunta complementaria del


delegado de la Procuraduría, confesó que sentía
animadversión por «Simón»: «pues claro si señor, porque como
él es de mucha amistad con el señor Pedro Nel Rincón»36. Con
tal respuesta, el testigo reconoce un prejuicio o interés que lo
parcializa frente a cualquier amigo o allegado a esta persona
(art. 403.3 C.P.P.).

5) Conclusiones del numeral 5.4.4.2

El testimonio de Ruth Mayerly Peña Porras, y ninguna


otra prueba, demostró más allá de dudas razonables que
SIMÓN EDUARDO MARTÍNEZ ESCANDÓN haya estado en
el lugar y tiempo en que a aquella le fue entregada una
suma de dinero -y prometido otra- para que faltara a la
verdad sobre la participación de Pedro Nel Rincón Castillo
en el homicidio de Miguel Antonio Pinilla Pinilla; ni que,
previo acuerdo, en esa ocasión, antes o después haya
prestado otro aporte funcional en el soborno.

Las pruebas tampoco acreditaron que el acusado,


mediante coerción -o algún otro mecanismo de persuasión-,
36
Minuto 1:49:30, ibidem.

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haya determinado o instigado a Ruth Mayerly Peña Porras y


a Luis Enrique Pinilla Pinilla, con el objeto de que dijeran
falsedades en las declaraciones extraprocesales rendidas
ante la Notaría 1 del Círculo de Chiquinquirá. Ni siquiera se
acreditó, más allá de dudas razonables, que lo hubiesen
enterado de esas irregularidades y menos que las haya
convenido con otras personas.

No sobra advertir que en el acápite fáctico de la


acusación, aunque de manera impropia, se esbozó el
contenido de varias conversaciones telefónicas,
interceptadas en otro proceso seguido contra Pedro Rincón
Castillo por la Fiscalía 8 Especializada de Bogotá,
sostenidas por este, Wilson Gerardo Peña Quiñonez y
Blanca Julia Murillo Sanabria durante los meses siguientes
al homicidio de Pinilla Pinilla 37. Esas evidencias no fueron
incorporadas como pruebas en la presente actuación; pero,
en todo caso, el recuento de esos diálogos no enseña una
sola en la que participe SIMÓN EDUARDO MARTÍNEZ
ESCANDÓN o en la que le atribuyan una acción delictiva.

5.4.4.3 Sobre la responsabilidad en el delito de


fraude procesal.

1) Hechos imputados por fraude procesal ya


descartados.

37
Folios 47-48, 51-52, 53-54 y 58-60 de la acusación escrita.

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Recuérdese que, según la acusación, el abogado


SIMÓN EDUARDO MARTÍNEZ ESCANDÓN, como miembro
de una organización delictiva dedicada a corromper testigos
y funcionarios judiciales en favor de Pedro Nel Rincón
Castillo, habría sobornado a Ruth Mayerly Peña Porras y la
habría determinado a ella y a Luis Enrique Pinilla a rendir
testimonios -extraprocesales- falsos.

Además, le atribuyó la Fiscalía en ese acto procesal


que, con el propósito de obtener la ilegal revocatoria de la
orden de captura contra su defendido, indujo en error al
Juez Promiscuo Municipal de Pauna-Boyacá mediante la
utilización de las 2 declaraciones espurias (fraude procesal)
y, al tiempo, que acordó con este funcionario aquella misma
decisión manifiestamente contraria a la ley (prevaricato).

En el contexto de la acusación, entonces, los hechos


jurídicamente relevantes del fraude procesal serían que
SIMÓN EDUARDO MARTÍNEZ ESCANDÓN: (i) en una
audiencia preliminar utilizó 2 medios probatorios
fraudulentos, (ii) conocía de la falsedad de estos porque
intervino en su confección, (iii) dichos medios tenían la
aptitud de engañar al Juez Promiscuo Municipal de Pauna
y así obtener una providencia ilegal.

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SIMÓN EDUARDO MARTÍNEZ ESCANDÓN
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A esta altura del proceso y de esta decisión de segunda


instancia, es indiscutible, al no existir prueba más allá de
dudas razonables, que el acusado, si bien fungió como
defensor de Pedro Nel Rincón Castillo en la actuación
adelantada por el homicidio de Miguel Antonio Pinilla
Pinilla, no perteneció a la asociación que buscaba favorecer
ilícitamente la situación judicial de aquél, no sobornó a la
testigo Ruth Mayerly Peña Porras, y tampoco determinó a
esta y a Luis Enrique Pinilla Pinilla para faltar a la verdad
en declaraciones notariales.

Siendo así, al margen de que los testimonios


extraprocesales en mención sean efectivamente falsos, el
hecho en que la acusación fincó el dolo de fraude procesal,
que es la intervención como coautor en la producción de
tales elementos probatorios espurios, no fue probado más
allá de dudas razonables.

Por si fuera poco, la sentencia de primera instancia, al


descartar el delito de prevaricato por acción, consideró que
la revocatoria judicial del mandato de captura se fundó en
un elemento probatorio distinto a los tachados de falsos y,
en todo caso, la petición del entonces defensor –hoy
acusado- se ajustó a la regulación sobre la limitada
injerencia del derecho fundamental a la libertad y el
correcto ejercicio de la abogacía por el solicitante.

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Esa conclusión de legalidad de la decisión judicial, que


es la misma que se buscaba obtener con el engaño al
funcionario, no fue discutida por la Fiscalía ni por los otros
apelantes y esta aseveración obedece no solo a la falta de
interés en impugnar la absolución por el prevaricato sino,
principalmente, porque al sustentar su oposición a esa
misma decisión por el fraude procesal, se centraron en
argumentar la existencia del dolo olvidando por completo lo
relativo a la idoneidad de la conducta desplegada por el
acusado para obtener una resolución ilegal en la audiencia
preliminar antes referida.

La tipicidad del delito en cuestión, como lo recordó la


sentencia SP17352-2016, nov. 30, rad. 45589, demanda no
solo (i) el uso de un medio fraudulento; (ii) la inducción en
error a un servidor público a través de ese mecanismo; (iii)
el propósito de obtener sentencia, resolución o acto
administrativo contrario a la ley; sino también que (iv) el
medio debe tener capacidad para inducir en error al
servidor público.

En síntesis, el debate planteado en la apelación frente


al delito de fraude procesal gira en torno a la existencia de
dolo en la actuación del acusado; pero, como se indicó, el
supuesto fáctico imputado por la acusación como
constitutivo de ese elemento subjetivo -coautoría de
soborno y determinación de falso testimonio-, no fue
probado más allá de dudas razonables.

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2) Las pruebas descartan el dolo del acusado en el


fraude procesal.

De todos modos, las demás situaciones demostradas


en el proceso, algunas indiscutidas por los apelantes según
lo expuesto en el numeral 5.4.3, concurren a la misma
conclusión de ausencia de dolo en la conducta juzgada.
Obsérvese:

i.- El 5 de agosto de 2008, Pedro Nel Rincón Castillo,


coadyuvado por su defensor SIMÓN EDUARDO MARTÍNEZ
ESCANDÓN, solicitó a la Fiscal 22 Seccional de
Chiquinquirá que formulara imputación o dispusiera el
archivo -o preclusión- (estipulación 5); ante lo cual esta
funcionaria contestó, el día 13 siguiente, que solo imputaría
cuando tuviera los elementos probatorios necesarios.

El 25 de agosto de 2008, o sea tan solo 12 días


después, el acusado, con el conocimiento cierto de que la
Fiscalía no contaba con los insumos probatorios exigidos
por la ley para formular imputación a su defendido,
procedió a solicitar una audiencia preliminar en la que se
debatiera sobre la posibilidad de revocar la orden de
captura que fuera emitida contra aquel, precisamente, para
realizar el acto de imputación.

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ii. El entonces defensor, además, pidió la realización


de una audiencia al Juez de control de garantías de Pauna
sin contar con las declaraciones notariales rendidas o
suscritas por Ruth Mayerly Peña Porras y Luis Enrique
Pinilla Pinilla, pues estas se produjeron el 3 y 4 de
septiembre de 2008, respectivamente.

Esa situación incontrovertible excluye que el acusado


pretendiera obtener una decisión judicial con base en
medios fraudulentos que, para entonces, eran inexistentes
y, en todo caso, inciertos.

Aún más, el Juzgado programó la diligencia


demandada para el 27 de agosto de 2008 (3:00 p.m.), fecha
también anterior a las declaraciones testimoniales
cuestionadas, y esta no pudo realizarse, exclusivamente,
por una solicitud de aplazamiento formulada por la
delegada de la Fiscalía.

Y, si bien la audiencia terminó realizándose el 8 de


septiembre de 2008, cuando ya existían los testimonios
extraprocesales cuestionados, esa fecha no fue señalada a
instancias del acusado sino porque la propuso la fiscal.

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iii.- En cambio, para el momento de pedir la audiencia


preliminar, el acusado sí tenía a disposición las entrevistas
de José de Jesús Rodríguez Sarmiento, Pablo Enrique
Fajardo, Pedro Enrique Poveda Peña y María Nelly Buitrago
Castro, quienes aseguraron, palabras más palabras menos,
que Pedro Nel Rincón Castillo mató a Miguel Antonio Pinilla
Pinilla por defenderse38.

Esas declaraciones fueron recibidas, directamente, por


el entonces defensor entre el 20 y 23 de mayo de 2008 y
también las esgrimió en el curso de la diligencia tendiente a
obtener la revocatoria de la orden de captura, como consta
en los registros de las audiencias del 8 de septiembre y del
14 de noviembre de 200839.

La legalidad de estos elementos probatorios, que


también exoneraban de responsabilidad a Rincón Castillo -
aunque por una suerte de legítima defensa- y que fueron
recaudados por el aquí procesado, jamás fue cuestionada
en el proceso. Y, a más del tiempo en que se produjeron -
aquellas en mayo y estas en septiembre de 2008-, aquellos
presentan diferencias notables con los que sí son
censurados, como que no fueron consignadas en formatos
notariales y no niegan que el investigado hubiese disparado
contra su víctima -solo que en una eventual causal
justificante-, como sí las últimas.
38
Esas entrevistas fueron incorporadas con la testigo de la Fiscalía Ana
María Farfán, en la sesión de juicio del 19.abr.2021.
39
Tales registros magnetofónicos fueron incorporados por la Fiscalía en la
sesión de juicio del 19.abr.2021.

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iv.- En su testimonio, el acusado brindó una


explicación razonable y fundada sobre la forma lícita en que
tuvo conocimiento de la existencia de la orden de captura
contra su defendido y de los elementos probatorios que la
soportaron.

En primer lugar, explicó que el mandato de


aprehensión de Pedro Nel Rincón Castillo fue publicitado
por la Policía Nacional. Esa aserción fue corroborada por la
estipulación 15 que excluyó del debate el hecho de que el
requerido promovió una acción de tutela el 4 de junio de
2008 contra la institución policial y el Juzgado Promiscuo
Municipal de Pauna, por su aparición en el «cartel de los 20
más buscados de Boyacá».

Y, en segundo lugar, indicó que los fundamentos


probatorios de la medida restrictiva de la libertad le fueron
informados por la defensora suplente Blanca Julia Murillo
Sanabria, quien a su vez los conoció en ejercicio de la
defensa de Yesid López Pinilla, capturado en el operativo
policial iniciado por el crimen de Miguel Antonio Pinilla
Pinilla -hecho corroborado por Ferney Vargas Herrera 40-,
por lo menos desde el 27 de mayo de 2008 cuando las
entrevistas de Luis Enrique Pinilla Pinilla y Ruth Mayerly
Peña Porras fueron relacionadas en el respectivo pliego de

40
Sesiones de juicio oral celebradas el 21 y 22.abr.2021.

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cargos, y, por supuesto, en la audiencia de formulación de


acusación realizada el 19 de junio y 7 de julio de 2008.

Los documentos que acreditan la condición procesal


de Blanca Julia Murillo Sanabria en esa otra actuación
donde la Fiscalía ventiló, inclusive en audiencias públicas,
con anterioridad las evidencias incriminatorias contra Pedro
Nel Rincón Castillo, fueron incorporadas por el investigador
Fabio Villate Torres en la sesión de juicio oral del 4 de mayo
de 2021 (copias del escrito de acusación y de las actas de
audiencias preliminares y de acusación, en el proceso
radicado con el número 151766103097200880064 41).

A más de lo anterior, el mismo investigador de la


defensa allegó la petición formulada el 2 de septiembre de
2008 por el aquí acusado al Juez Promiscuo Municipal de
Pauna, con el objeto de que le expidiera copia del registro de
la audiencia de control de garantías realizadas el 2 de mayo
de 2008 en el proceso seguido contra Pedro Nel Rincón
Castillo por el delito de homicidio42.

Es de advertir que ninguna prueba reveló algún


vínculo del procesado con el Capitán Samuel Barrera -jefe
de la SIJÍN de Chiquinquirá-, quien, según el policía Ferney
Vargas Herrera43, de manera sospechosa le solicitó -y

41
Folios 73-89, cuaderno de pruebas de la Defensa.
42
Folio 53, ibidem.
43
Minuto 3:11:15 del registro testimonial, sesiones del 21 y 22.abr.2021.

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obtuvo- copias del cuaderno de las actuaciones de policía


judicial adelantadas por el homicidio de Miguel Antonio
Pinilla Pinilla, incluidas las entrevistas que habían sido
recaudadas, pocos días después de acontecido este hecho.

v. Por último, el acusado manifestó que las


declaraciones notariales del 3 y 4 de septiembre de 2008 le
fueron entregadas por la defensora suplente Blanca Julia
Murillo Sanabria, pocos minutos antes de iniciar la
audiencia preliminar ante el Juez Promiscuo Municipal de
Pauna, sin que tuviera motivos para sospechar de la
regularidad en la obtención de aquellas y, en cambio, sí
algunos que le permitían confiar.

Así lo explicó: «… a mí esas declaraciones extrajuicio


que me llegan, extraproceso, me llegan es ad portas de hacer
la audiencia, confío en la legitimidad de quien me las
entrega, confío en la veracidad de su contenido, porque
venían de una notaría y las uso en un acto de buena fe que
transmito también a los jueces …».44

Tal aseveración encuentra respaldo en cada una de las


circunstancias probadas que se han relievado y, finalmente,
en que, durante su intervención en la audiencia preliminar
del 8 de septiembre de 200845, manifestó, por lo menos en

44
Minuto 1:29:26, registro testimonial 3, sesión del 4.may.2021.
45
La copia del registro de la audiencia fue incorporada por la Fiscalía en la
sesión del 19.abr.21.

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lo que hace a Luis Enrique Pinilla Pinilla, que su


declaración extraprocesal le fue allegada ese mismo día.
Además, la presencia de este testigo en la audiencia y su
disposición a declarar, tanto así que el entonces defensor
MARTÍNEZ ESCANDÓN solicitó al Juez que lo escuchara
directamente en la diligencia46, debió reforzar su confianza
en la legalidad de los elementos probatorios cuestionados.

En conclusión, a pesar de que SIMÓN EDUARDO


MARTÍNEZ ESCANDÓN empleó en una actuación judicial
unos testimonios preprocesales falsos, lo cierto es que la
prueba obrante no acredita, más allá de dudas razonables,
que supiera de esa irregularidad y, menos, que con ellos
haya querido engañar al Juez Promiscuo Municipal de
Pauna para obtener una decisión ilegal. En ese contexto,
con independencia a la eventual responsabilidad penal de
Blanca Julia Murillo Sanabria en los hechos, las pruebas
no desvirtuaron que la relación con esta haya sido
netamente profesional y jamás delincuencial.

Es más, la utilización por aquel no solo de los medios


tachados de fraudulentos -en que los testigos negaban
haber visto disparar a Pedro Nel Rincón Castillo-, sino de
otros incuestionados de igual o mayor valor para el fin
pretendido, como fue una certificación de la Fiscalía sobre
la insuficiencia de elementos probatorios para formular
imputación y entrevistas que indicaban una eventual

46
Ibidem.

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legítima defensa -leyó la de José de Jesús Rodríguez


Sarmiento-, inclusive, dejan en entredicho la idoneidad de
los primeros para engañar al funcionario judicial y
convertirse en cimientos de una providencia contraria a la
ley.

5.5 Conclusión general

Las pruebas practicadas y/o incorporadas no


suministraron un conocimiento más allá de dudas
razonables sobre la responsabilidad de SIMÓN EDUARDO
MARTÍNEZ ESCANDÓN en los delitos de soborno, falso
testimonio y fraude procesal.

Ahora bien, como se desprende de los argumentos


expuestos, la presente decisión solo descartó la autoría,
coautoría o determinación imputables al acusado, más no la
ocurrencia de los delitos objeto de acusación (incluidos el
concierto para delinquir y el prevaricato por acción) o su
realización por parte de otras personas, incluidas las que
están siendo procesadas en actuaciones independientes por
los mismos hechos.

En ese entendido, se confirmará la sentencia


absolutoria de primera instancia.

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En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia,


Sala de Casación Penal, administrando justicia en nombre de
la República y por autoridad de la ley,

6. R E S U E L V E

Primero: Denegar las peticiones de nulidad


formuladas por el apoderado de Ruth Mayerly Peña Porras.

Segundo: Confirmar la sentencia de primera instancia


que absolvió a SIMÓN EDUARDO MARTÍNEZ ESCANDÓN
por los delitos de soborno, falso testimonio y fraude procesal.

Contra estas decisiones no proceden recursos.

Cópiese, comuníquese y cúmplase.

FABIO OSPITIA GARZÓN

Presidente

JOSÉ FRANCISCO ACUÑA VIZCAYA

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IMPEDIDA
MYRIAM ÁVILA ROLDÁN

IMPEDIDO
FERNANDO LEÓN BOLAÑOS PALACIOS

GERSON CHAVERRA CASTRO

DIEGO EUGENIO CORREDOR BELTRÁN

LUIS ANTONIO HERNÁNDEZ BARBOSA

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PATRICIA SALAZAR CUÉLLAR

Nubia Yolanda Nova García


Secretaria

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