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IDENTIDAD

La palabra identidad se deriva de latín identitas, que quiere decir, mismidad, idéntico y
continuidad. Es aquello que posee igual a los demás, pero también hay una cierta
distinción. La igualdad que se posee es la racionalidad, la inteligencia, libertad, un cuerpo,
la naturaleza humana, un sistema endócrino, digestivo, respiratorio, así como sentimientos
y emociones. Sin embargo, lo que me hace diferente es, el color de piel, mi ADN, mi sexo,
forma de pensar, personalidad, etc., estas últimas características son las que me hacen ser
único.
Con lo anterior podemos afirmar que, la identidad personal está constituida por el conjunto
de características propias de una persona que le permite reconocerse como un individuo
diferente a los demás. El concepto de identidad trae consigo mismo la pregunta, ¿quién
soy?, la cual se comienza a desarrollar desde que tomamos consciencia de nuestra
existencia en medio de una sociedad y es gracias a la interpelación con los demás podemos
descubrir cual es nuestro temperamento, carácter, aptitudes y habilidades, sin ellas y sin los
otros no podrías comprender nuestra identidad humana, pero no solo esta construcción de la
identidad se forja con los anterior, debemos mirar también nuestra historia y la cultura en la
cual nos desenvolvemos para observar que valores, costumbres, tradiciones y normas que
han permitido construir mi persona hacia un bien, y este bien es el desarrollo de todo mi ser
o potencial.
La identidad personal, no se puede forjar o construir en los sentimientos y emociones,
porque estos no son sólidos, es decir, no generan raíces. Desde el punto de vista de la
psicología estos dos componentes del hombre tienen un tiempo y espacio determinado, es
decir, las emociones y sentimientos se presentan en un momento de euforia o enojo, por lo
que solamente son pasajeros y siendo así, lo pasajero no echa raíz, sino que se presenta y
posteriormente se ausenta.
La haber una ausencia el hombre no puede construirse, es decir, no puede ser libre,
autónomo, muchos menos maduro y feliz, sino un ser cambiante y efímero, que se irrita con
facilidad ante el sufrimiento de las carencias de la vida.
La identidad se conforma desde la biología con nuestro cuerpo, y cuando afirmamos es mi
cuerpo, lo que afirmamos es una ruptura de la persona, poque solo consideramos la
materialidad y aniquilamos la autotrascendencia, en otras palabras, nos privamos de ir más
allá de nosotros mismos y nos conformamos con lo efímero, con lo que cauda placer. Si
bien, el hombre por naturaleza al conquistar una meta genera placer, éste no es la causa
final, sino un fruto de haber logrado un triunfo, es un descanso después de un esfuerzo.
La identidad desde la biología no puede reducirse solamente a lo corpore, por eso, debe
afirmarse, por el contrario, yo soy cuerpo, es decir, soy persona porque poseo un espíritu
encarnado, significa que soy un sujeto que posee inteligencia, voluntad, libertad, memoria y
entendimiento para alcanzar el bien. A diferencia de los animales, ellos se mueven por
instinto, mientras que el ser humana utiliza de estas capacidades y potencialidades para
lograr una identidad sana, es decir, libre y verdadera, esta experiencia de vivir la libertad y
la verdad se encarnan en toda la persona, porque gracias al cuerpo lo percibe mientras que
la inteligencia lo comprende y contempla.

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