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1.

Presenta una breve reseña con las principales ideas de uno de los autores
que elijas, donde esté contemplada su concepción sobre la investigación
educativa y el lugar que en ella tienen las preguntas como estrategia
didáctica.

En el artículo “‘Ignorancia fundante’: la cuestión de las preguntas en la clase” de


Daniel Brailovsky y Ángela Menchón, los autores se basan en un experimento realizado
sobre estudiantes de formación docente con el fin de estudiar cómo estos formulan
preguntas en clase. El mismo se basaba en la escritura y reescritura de preguntas sobre
un tema específico. Allí nombran que uno de los aspectos que sorprendió sobre dicho
estudio es la recurrente aparición por parte de estudiantes formados de preguntas sin
sentido o contradictorias. Los autores consideran que esta “falla” puede responder al
choque interno entre la curiosidad que impulsa la pregunta y la formalidad que se
pretende tener al realizarla. Podríamos agregar como posible explicación el hecho de que
al reescribir distintos estudiantes varias veces la misma pregunta seguramente se pierda
el sentido original de la misma.
En este mismo fragmento del artículo Braylovsky y Menchón diferencian tres tipos
de preguntas: indagatorias, corrientes y retóricas. Podríamos decir que las primeras
corresponden a un proceso de recopilación de datos, las segundas a una interrogante
específica que busca una respuesta concreta, y a las terceras como un recurso para
expresar un conocimiento que ya posee quien interroga, por lo que no posee el espíritu
curioso de las otras dos.
Más adelante situan a la pregunta como una forma de representar al paso previo al
enseñanza, ya que demuestra la curiosidad de una parcial ignorancia y aspira a una
respuesta como fuente de conocimiento. De esto se desprende que en la pregunta
aparece el espíritu primitivo del aprendizaje, ya que es desde allí que parte la adquisición
de nuevos saberes.
Tomando las teorías de Paulo Freire, se observa un triple carácter de la pregunta:
el político, que actúa como liberador al desmentir la idea de que alguien oposee el l
conocimiento absoluto y acabado; el de construcción de conocimiento, ya que como
mencionamos representa el punto de partida en este proceso; y el de acto de la
enseñanza en sí mismo, ya que reestructura las lógicas educacionales planteadas en
principio por el maestro, con el fin de satisfacer las demandas de sus estudiantes.
La diferenciación que realizan los autores entre las diferentes preguntas que
pueden llegarse a dar en el aula (evaluativa, irónica, retórica) permite visualizar los
distintos contextos en los que las preguntas pueden ser utilizadas como insumo y el
distinto rol que cumplen en cada uno de ellos, respetando una dinámica de clase
pre-establecida que lleva por ejemplo a que los estudiantes levanten la mano antes de
plantear sus interrogantes.
Pasando a analizar la realización de preguntas en papel (ya sea dentro de de las
pruebas escritas o fuera de ellas) se plantean dos problemáticas que parecen intrínsecas
a este tipo de trabajos: la falta de enseñanza a los estudiantes sobre lo que se espera de
sus producciones escritas y el condicionamiento directo que causa sobre los interrogados
la delimitación de un rango de extensión en su respuesta. Sin duda estos dos factores
tienen un efecto determinante en las respuestas que recibimos de nuestros estudiantes,
ya que genera una tensión interna dentro de su propia lógica, entre lo que “quieren”,
“pueden” y “deben” responder.
Fijándonos en las conclusiones de este artículo, vemos que en ellas se habla
(como habíamos mencionado anteriormente) del papel de la pregunta como “expositor” de
la curiosidad, a su vez que le da a quien la realiza un mayor protagonismo dentro de la
construcción de un nuevo conocimiento. A su vez menciona la tensión que se produce
entre este papel original (y necesario) de la pregunta y la deformación que se hace de su
utilización dentro de ciertas lógicas de clase. El equilibrio entre ambas partes debe ser
objetivo implícito en los docentes al momento de utilizar las preguntas como recurso, tanto
de su propia parte como de parte de los estudiantes.

2. Elabora en acuerdo con el profesor adscriptor y con lo observado sobre tu


grupo hasta ahora, un ejercicio sobre un tema trabajado o a trabajar en la
modalidad que estén utilizando. En él utiliza como guía las consideraciones
realizadas por Rajadell y Serrat o Daniel Brailovsky y Angela Menchón.

En base a lo planteado por Brailovsky y Menchón sobre las diferentes


características que poseen las preguntas formuladas de forma oral en el aula y las que se
proponen de forma escrita, y considerando que el grupo de estudiantes con el que
trabajamos junto a la profesora adcriptora presenta cierto grado de inhibición a la hora de
realizar preguntas sobre los temas enseñados en clase, el ejercicio se plantearía de forma
en que ellos puedan expresar de forma clara sus inquietudes y curiosidades sobre lo
tratado, intentando restringir las limitaciones que puedan llegar a imponérseles.
El ejercicio sería planteado de la siguiente forma: partiendo del tema “Socialismo”,
el cual estamos trabajando en clase, cada estudiante debe plantear de forma escrita tres
preguntas, una dirigida a sus compañeros, otra a los profesores (adcriptora y practicante)
y otra a uno de los personajes históricos protagonistas del tema (en este caso los autores
socialistas, por ejemplo Marx, Owen, Lassalle, etc.)
La idea es que la primer pregunta, dirigida a sus pares, tenga la intención de
“comprobar” el conocimiento adquirido por estos, comparándolo con el propio; la segunda,
hecha a los docentes, tenga la intención de aclarar alguna cuestión que haya quedado en
duda o ahondar en algún aspecto específico del tema; y la tercera, siendo la que da más
lugar a la creatividad e imaginación de los estudiantes, permita un acercamiento ficticio
pero directo con los protagonistas vistos en clase.

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