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R10 CULTURA Una-Carta-Para-Rocio LM BC
R10 CULTURA Una-Carta-Para-Rocio LM BC
duración 90 minutos.
contenidos
funcionales, léxicos y Función: Insultar. Vocabulario: Insultos (variedad rioplatense).
gramaticales
2. Ejercicio 1: Proyectar el video en modo silencioso hasta el minuto 0'54''. Detenerlo e invitar a los
alumnos a realizar hipótesis sobre lo que han visto. Profundizar en la descripción de la mujer y en su
posible estado de ánimo.
3. El profesor escribe en el pizarrón el inicio de lo que la mujer está leyendo: “Buen día, hermosa. Para
cuando leas esta carta ya no voy a estar aquí…”. A continuación, les pide a los alumnos que hipótesis
sobre el contenido de la carta y el autor de la misma.
secuenciación
4. Ejercicio 2: actividad de vocabulario que será útil en el momento de visualizar el video. Los alumnos
deben unir la palabra con su significado. Solución: 1. G; 2. F; 3. A; 4. B; 5. E; 6. C; 7. D
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6. Ejercicio 4: A continuación, se realiza un trabajo de escucha detallada. Para ello, los alumnos deben
individualmente transcribir el audio de la carta que lee Rocío (siempre hasta 0’54’’) dejando un
renglón en blanco entre cada línea. Se pueden realizar tantas escuchas como necesiten los alumnos.
Entre escucha y escucha se recomienda que los estudiantes contrasten lo que cada uno ha escrito con
un compañero, para controlar y mejorar la propia transcripción (agregando nuevas palabras o
dándole sentido a las frases que les hayan quedado incompletas). De esta manera elaboran la
transcripción cooperando entre sí.
10. Ejercicio 8: Los alumnos, en parejas o grupos, leen un fragmento de un texto tomado de la
Wikipedia donde se da una definición de la palabra “insulto”. A continuación, conversan sobre este
tema con la ayuda de las preguntas guía propuestas en el ejercicio.
11. Ejercicio 9: Finalmente, se propone la lectura o audición del discurso pronunciado por Roberto
Fontanarrosa en la apertura del Congreso de la Lengua realizado en Rosario, Argentina, en 2004.
Video: https://www.youtube.com/watch?v=0UECrsPryBc
Luego de la lectura deberán discutir el texto primero con un compañero y luego en clase abierta.
12. Ejercicio 10: En este último ejercicio se propone que a partir de la opinión de Fontanarrosa, los
estudiantes reflexionen sobre el uso de las malas palabras ya que muchas veces, los hablantes nativos
las usamos en contextos donde son percibidos como positivos. Para finalizar, se propone que piensen
otros ejemplos donde poder usarlos.
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Lionel Eduardo Magnacco
3. Leé las siguientes preguntas. A continuación vas a volver a mirar el video (esta vez
con audio) y luego, junto con un compañero, contestá las preguntas:
4. Ahora vas a escuchar varias veces la carta que lee Rocío. Transcribila dejando un
renglón de espacio en cada línea.
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6. Escuchá la segunda parte del video y completá lo que le dice Rocío a su novio (¿o
exnovio?):
pelotudo – forro – trava – hijo de puta – hijo de puta – hijo de remilputa – chanta –
garca de mierda – mierda – mierda – mentiroso – poronga – ojete
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8. Leamos ahora una definición sobre los insultos y junto con un compañero contestá
las preguntas:
Se denomina insulto a cualquier palabra que sea utilizada por el emisor con la
intención de lastimar u ofender a otro individuo o que es considerada por el receptor
como tal. Qué constituye o no un insulto es difícil de determinar con precisión, ya que
se halla sujeto a convencionalismos sociales y culturales. Antropológicamente qué
constituye o no un insulto sólo puede ser definido en el nivel de las ciencias sociales.
La pregunta es por qué son malas las malas palabras, ¿quién las define? ¿Son malas
porque les pegan a las otras palabras?, ¿son de mala calidad porque se deterioran y se
dejan de usar? Tienen actitudes reñidas con la moral, obviamente. No sé quién las
define como malas palabras. Tal vez al marginarlas las hemos derivado en palabras
malas, ¿no es cierto?
Muchas de estas palabras tienen una intensidad, una fuerza, que difícilmente las haga
intrascendentes. De todas maneras, algunas de las malas palabras... no es que haga
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una defensa quijotesca de las malas palabras, algunas me gustan, igual que las
palabras de uso natural.
Era otra época, indudablemente. Había unos primos míos que a veces iban a mi casa y
me decían: “Vamos a jugar al tío Berto”. Entonces iban a una habitación y se
encerraban a putear. Lo que era la falta de la televisión que había que caer en esos
juegos ingenuos.
Ahora, yo digo, a veces nos preocupamos porque los jóvenes usan malas palabras. A
mí eso no me preocupa, que mi hijo las diga. Lo que me preocuparía es que no tengan
una capacidad de transmisión y de expresión, de grafismo al hablar. Como esos chicos
que dicen: “Había un coso, que tenía un coso y acá le salía un coso más largo”. Y uno
dice: “¡Qué cosa!”.
Yo creo que estas malas palabras les sirven para expresarse, ¿los vamos a marginar, a
cortar esa posibilidad? Afortunadamente, ellos no nos dan bola y hablan como les
parece. Pienso que las malas palabras brindan otros matices. Yo soy
fundamentalmente dibujante, manejo mal el color pero sé que cuantos más matices
tenga, uno más se puede defender para expresar o transmitir algo. Hay palabras de las
denominadas malas palabras, que son irremplazables: por sonoridad, por fuerza y por
contextura física.
No es lo mismo decir que una persona es tonta, a decir que es un pelotudo. Tonto
puede incluir un problema de disminución neurológico, realmente agresivo. El secreto
de la palabra “pelotudo”–que no sé si está en el Diccionario de Dudas- está en la letra
“t”. Analicémoslo. Anoten las maestras. Hay una palabra maravillosa, que en otros
países está exenta de culpa, que es la palabra “carajo”. Tengo entendido que el carajo
es el lugar donde se ponía el vigía en lo alto de los mástiles de los barcos. Mandar a
una persona al carajo era estrictamente eso. Acá apareció como mala palabra. Al
punto de que se ha llegado al eufemismo de decir “caracho“, que es de una debilidad y
de una hipocresía…
Cuando algún periódico dice “El senador fulano de tal envió a la m… a su par”, la triste
función de esos puntos suspensivos merecería también una discusión en este
congreso. Hay otra palabra que quiero apuntar, que es la palabra “mierda”, que
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también es irremplazable, cuyo secreto está en la “r”, que los cubanos pronuncian
mucho más débil, y en eso está el gran problema que ha tenido el pueblo cubano, en la
falta de posibilidad expresiva.
Lo que yo pido es que atendamos esta condición terapéutica de las malas palabras. Lo
que pido es una amnistía para las malas palabras, vivamos una Navidad sin malas
palabras e integrémoslas al lenguaje porque las vamos a necesitar.
Discutí con un compañero el texto. ¿Están de acuerdo con lo que plantea el escritor?
Positiva Negativa
A. ¡Qué hijo de puta! ¡Te ganaste la lotería!
B. ¡Qué hijo de puta! ¡Me engañó!
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