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La calidad de vida alcanzada hoy por la sociedad se debe en gran medida a la labor

de los ingenieros: así la provisión de agua, la generación de electricidad, los


servicios de transporte y telecomunicaciones, la infraestructura de edificios, puertos
y caminos, la fabricación de múltiples productos, etc. La ingeniería no actúa sobre
la sociedad como un agente externo sino como elemento intrínseco; la suya es una
actividad social, igual que la de otras profesiones. De ahí que comprender la
importancia del papel del ingeniero en nuestros días. Muchos ingenieros obraron al
calor de esa idea totalizadora y, en consecuencia, fueron políticos, funcionarios,
dirigentes, en suma ejemplos de lo que puede ser un accionar comunitario extenso
y provechoso. En el campo de fuerzas de la vida se cruzan continuamente
cuestiones éticas, exigencias de justicia que entrañan complicadas
consideraciones, sentimientos de compasión y de amor, por enumerar unas pocas
facetas de lo humano.

El ingeniero debe estar atento a todas las facetas. En virtud de la unidad del hombre
y del empobrecimiento que se deriva de dividirlo y encasillarlo en compartimentos
estancos, deberíamos teniendo en cuenta la complejidad del conocimiento presente
bregar por una ingeniería concebida como actividad más amplia y, a la vez, de un
solo tronco, es decir, no dispersa en tantas ramas como las que han brotado en los
últimos años. No miramos con agrado el número abrumador de carreras,
especialidades y títulos distintos que pululan en nuestro país en la actualidad.
Pretendo señalar aquí dos cuestiones que considero esenciales para la etapa
educativa, la práctica y el mejoramiento de nuestra querida profesión.

Será valioso el ingeniero que posea la personalidad y la inclinación que le permitan


asumir, de su profesión para afuera, un papel de liderazgo en la sociedad, y para
adentro, la capacidad de aplicar sus conocimientos científicos y técnicos, además
de la destreza en la gestión de proyectos y en la conducción de grupos de trabajo.
Todas estas aptitudes no se regalan; tampoco son muchos quienes puedan y
quieran aceptar las responsabilidades correlativas, y menos aún los que las ejerzan
en plenitud y con éxito. Pero justamente ese conglomerado es lo que se requiere de
un ingeniero de verdad. De ahí la exigencia vital en lo que corresponde a la
universidad de brindar tanto el espacio como el programa de estudios adecuados.
Un verdadero ingeniero no es el que se atiene a resolver asuntos numéricos
exclusivamente.

IMPACTO EN LA SOCIEDAD

La sociedad ha pasado en poco tiempo de rural y agraria a urbana y post industrial,


de la dictadura a la democracia, y de la autarquía al mercado. En este marco de
cambio, el colectivo de los ingenieros percibe un progresivo desinterés de la
sociedad por su trabajo y una pérdida de valores de la profesión.
La sociedad crea las especialidades, forma y habilita a los especialistas y regula las
profesiones para satisfacer sus necesidades. Más allá del ejercicio de la profesión,
los ingenieros están comprometidos con la sociedad en la búsqueda del progreso
colectivo. El ingeniero, para alcanzar la solución más eficiente en el escenario
económico y temporal considerado, optimiza los medios y la técnica de que dispone,
evalúa las alternativas, compara costos, y considera las externalidades, la vida
técnica, el período de amortización, los costos de conservación y reposición etc.,
aplicando coeficientes de seguridad.

El ingeniero no inventa ni investiga, aunque, por su formación, algunos puedan


hacerlo. El ingeniero no se para en el diseño y cálculo de los parámetros de un
trabajo, sino que, desde una concepción global de los problemas, integra las
variables sociales, económicas y ambientales, para proponer las soluciones más
eficientes con los medios y las tecnologías disponibles.
Parte de los Ingenieros cree estar ante una crisis profesional, cuando se debería
hablar de crisis de la ingeniería en general, por su vinculación con la tecnología.
Según J. Benet, parecería que la tecnología, medio de respuesta a las demandas
de la sociedad, se hubiera mudado en instrumento al servicio de la empresa: la
industria crea la demanda y la sociedad espera nuevos productos tecnológicos. La
tecnología al servicio del consumo.

EL INGENIERO Y LOS COLECTIVOS SOCIALES

El avance del conocimiento da lugar a una creciente complejidad en el enfoque de


los problemas, cuya solución requiere enfoques multidisciplinarios. La participación
de otros profesionales, el trabajo en equipo, son oportunidades para incrementar los
valores de una profesión ante la sociedad. La crítica sobre la actuación profesional
de un colectivo, siempre que pueda aprovecharla para reflexionar y rectificar en su
caso, debería entenderse como signo del interés que despierta su trabajo en la
sociedad.

Los trabajos del ingeniero producen más beneficios indirectos que directos. Ante el
menor conflicto de intereses se impone la opinión urbana. En ingeniería, la
sensibilidad medioambiental no tiene la presencia mediática de la informática, los
viajes espaciales o la alta velocidad.
Reflexión:
La ingeniería juega un papel fundamental en el desarrollo económico de los
países. Los ingenieros aplican la ciencia y la tecnología para mejorar la
infraestructura que permite el aumento de la riqueza y del nivel de vida de la
población. La sociedad disfruta de grandes conquistas de la ciencia y la
tecnología. Por lo cual juega un papel fundamental para nuestra vida del diario

También ayuda a que la población tenga mejor salud y grandes infaestructuras


para el bien común.

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