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Perspectiva de género e interseccionalidad

El recurrido (el Intendente de Puerto Montt) ha adoptado la decisión impugnada

sin considerar la situación particular de la afectada, pues se ha establecido que

ella está unida mediante vínculo conyugal con un ciudadano cubano que tiene

residencia regular en la ciudad de Castro, el que se encuentra desempeñando

actividades laborales en la referida comuna, circunstancias que han quedado

corroboradas suficientemente con los documentos acompañados a la presente

acción constitucional, por lo que a todas luces el acto expulsatorio resulta

desproporcionado en relación a los fines que la autoridad se propone obtener con

su ejecución. A mayor abundamiento, es procedente incorporar en la materia

sobre la que versa este recurso las ineludibles perspectivas de género e

interseccionalidad, pues de los antecedentes hechos valer fluye la concurrencia en

la amparada de ciertas categorías de discriminación que resultan inherentes a su

calidad de mujer, migrante y, además carenciada socioeconómicamente; en

consecuencia deviene necesario estimar que el arraigo que ella presenta en la

comuna de Castro, podría considerarse prima facie insuficiente o en extremo

precario como al parecer lo ha considerado la autoridad recurrida-, sin tener

presente estas perspectivas, pero que al ser incorporadas al análisis desnudan

con elocuente suficiencia la desproporción de la decisión recurrida. C.A. de Puerto

Montt ROL 50-2020 Amparo

Sustituye pena de reclusión por reclusión domiciliaria aplicando directrices

establecidas en tratados internacionales


Primero: Que, en el caso en examen, la privación de libertad, por soportar una

condena, afecta a una mujer que cursa un embarazo de alto riesgo, gemelar

monocorial, tratándose en consecuencia de una parte de la población vulnerable

de nuestro país, debiendo examinar la petición de suspensión de la sanción

impuesta, en tal contexto y, en consecuencia, desde una perspectiva de género.

Segundo: Que en tal sentido, ha de tenerse presente la normativa

internacional entre la que se destaca primeramente y a nivel de Naciones Unidas,

la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la

mujer (CEDAW) y, con posterioridad, y mayor especificidad, la Convención

Interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer

(Belem do Pará).

En este contexto, particularizando el tratamiento internacional, deben

colacionarse las Reglas de las Naciones Unidas para el tratamiento de las

reclusas y medidas no privativas de la libertad para las mujeres delincuentes

(Reglas de Bangkok), que establece:

Regla 57 Las disposiciones de las Reglas de Tokio servir de orientación para la

elaboración y puesta en práctica de respuestas apropiadas ante la delincuencia

femenina. En el marco de los ordenamientos jurídicos de los Estados Miembros,

se deben elaborar medidas opcionales y alternativas a la prisión preventiva y la

condena, concebidas específicamente para las mujeres delincuentes, teniendo

presente el historial de victimización de muchas de ellas y sus responsabilidades

de cuidado de otras personas.

Regla 58 Teniendo en cuenta las disposiciones del párrafo 2.3 de las Reglas de

Tokio, no separar a las delincuentes de sus parientes y comunidades sin prestar la

debida atención a su historial y sus vínculos familiares. Cuando proceda y sea


posible, se utilizarán mecanismos opcionales en el caso de las mujeres que

cometan delitos, como las medidas alternativas y otras que sustituyan a la prisión

preventiva y la condena.

Regla 60 Se preverán recursos apropiados a fin de elaborar opciones

satisfactorias para las delincuentes, en las que se conjuguen las medidas no

privativas de la libertad con intervenciones destinadas a resolver los problemas

más habituales por los que las mujeres entran en contacto con el sistema de

justicia penal. Entre ellas podrán figurar cursos terapéuticos y orientación para las

víctimas de violencia en el hogar y maltrato sexual, un tratamiento adecuado para

las que sufran discapacidad mental, y programas de educación y capacitación

para aumentar sus posibilidades de empleo. En esos programas se tendrá

presente la necesidad de establecer servicios de atención a los niños y otros

destinados exclusivamente a la mujer.

Tercero: Que, además, cabe colacionar, especialmente, las normas de la

CONVENCION INTERAMERICANA PARA PREVENIR, SANCIONAR Y

ERRADICAR LA VIOLENCIA CONTRA LA MUJER "CONVENCION DE BELEM

DO PARA". Entre ellas:

Artículo 1° “Para los efectos de esta Convención debe entenderse por violencia

contra la mujer cualquier acción o conducta, basada en su género, que cause

muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico a la mujer, tanto en el

ámbito público como en el privado.”

Artículo 2 “Se entenderá que violencia contra la mujer incluye la violencia física,

sexual y psicológica que sea perpetrada o tolerada por el Estado o sus agentes,

donde quiera que ocurra.”


Artículo 4 “Toda mujer tiene derecho al reconocimiento, goce, ejercicio y

protección de todos los derechos humanos y a las libertades consagradas por los

instrumentos regionales e internacionales sobre derechos humanos. Estos

derechos comprenden, entre otros: a. el derecho a que se respete su vida; b. el

derecho a que se respete su integridad física, psíquica y moral; c. el derecho a la

libertad y a la seguridad personales; d. el derecho a no ser sometida a torturas; e.

el derecho a que se respete la dignidad inherente a su persona y que se proteja a

su familia; g. el derecho a un recurso sencillo y rápido ante los tribunales

competentes, que la ampare contra actos que violen sus derechos;

Artículo 7 “Los Estados Partes condenan todas las formas de violencia contra la

mujer y convienen en adoptar, por todos los medios apropiados y sin dilaciones,

políticas orientadas a prevenir, sancionar y erradicar dicha violencia y en llevar a

cabo lo siguiente: abstenerse de cualquier acción o práctica de violencia contra la

mujer y velar por que las autoridades, sus funcionarios, personal y agentes e

instituciones se comporten de conformidad con esta obligación; g. establecer los

mecanismos judiciales y administrativos necesarios para asegurar que la mujer

objeto de violencia tenga acceso efectivo a resarcimiento, reparación del daño u

otros medios de compensación justos y eficaces.

Artículo 9 “Para la adopción de las medidas a que se refiere este capítulo, los

Estados Partes tendrán especialmente en cuenta la situación de vulnerabilidad a

la violencia que pueda sufrir la mujer en razón, entre otras, de su raza o de su

condición étnica, de migrante, refugiada o desplazada. En igual sentido se

considerará a la mujer que es objeto de violencia cuando está embarazada, es

discapacitada, menor de edad, anciana, o está en situación socioeconómica


desfavorable o afectada por situaciones de conflictos armados o de privación de

su libertad.”

Cuarto: Que, atendida la normativa internacional que se ha venido colacionando,

habiendo contraído obligaciones el Estado de Chile tendientes a proteger a las

mujeres de todo tipo de violencia física, psíquica y sexual ejecutada por cualquier

persona en su contra, pero especialmente respecto de aquellos actos perpetrados

o tolerados por el Estado o sus agentes, donde quiera que éstos ocurran, no cabe

sino examinar el caso concreto, a la luz de las disposiciones aludidas.

Quinto: Que, conforme a las disposiciones antes colacionadas y asumiendo la

necesidad de proteger la vida de la reclusa y del producto de la gestación, unidad

que constituirá, además, una familia al momento del nacimiento de los gemelos,

resulta meridianamente claro que existe ordenamiento jurídico que permite y

obliga a esta Corte a adoptar medidas urgentes con la finalidad de cumplir con las

convenciones internacionales a las que el Estado adscribió, en su oportunidad y,

en el presente caso, tales remedios solo son reparables con la suspensión del

cumplimiento efectivo del saldo de pena que actualmente cumple la amparada,

sustituyendo dicha forma de satisfacción de la sanción, por la reclusión total

domiciliaria, debiendo reconocerse, además, la necesidad que se le procure

asistencia médica por el sistema de salud que corresponda, para lo cual,

expresamente se ordenará que, solo para los casos de necesidad de control del

embarazo y, en general, para la mantención del estado de salud de la reclusa, se

entienda justificado la interrupción del arresto que por este fallo se ordena, si fuera

el caso. C.A. de Valparaíso Amparo 256-2020


Revoca sentencia que concedió el cuidado personal de una niña, cuidado personal

la parte demandada, recurre de apelación contra el fallo que acogió la demanda

de cuidado personal de la niña Mayra, interpuesta contra la madre biológica

Rol 185-2019-familia.

Décimo segundo: que, no es posible desatender el sesgo del supuesto análisis

que, se dice efectuado, en los informes, desde la perspectiva de género, ya que

únicamente apunta a la cuidadora y su marido quienes laboran fuera del hogar y

cumplen roles y funciones de cuidado y protección de la niña. No se advierte

ningún estudio de datos de interés en relación con doña Claudia Verónica Lucero

Morello, una mujer que debe trabajar para generar la modesta renta que se ha

establecido, que con ella debe atender sus propias necesidades y contribuir a las

de su hijo Luciano, hermano mayor de Mayra, y a las de ésta. Que mantiene

buenas relaciones con su ex suegra y ex cuñado y en su casa cuenta con

espacios y comodidades para que ella y Mayra puedan disfrutar juntas (informe

socio económico de 26/07/2017 RIT C-756-2017, demanda suya de relación

directa y regular) Ella denunció al progenitor de la niña por violencia

intrafamiliar: se le rechazó la denuncia, pero se abrió la causa proteccional. Su

extracto de filiación y antecedentes no tiene anotaciones, pero si, ella ha sido

víctima del delito de lesiones.

No se ahondó en la violencia contra la mujer, si se reprodujo el drama con que

el incipiente sistema de protección de la mujer, potenció la violencia en su contra,

cuando es sabido las dificultades de una mujer para procurársela por sí misma,

más si está sola, debe trabajar con baja remuneración y atender sus hijos; aun así,

sus habilidades de protección de su hija Mayra solo tienen la merma que se ha


señalado, pese a que la primera vulnerada en este escenario, es la mujer por

cuanto, si necesita ayuda para protegerse a sí misma, también la necesita para

cumplir con ese rol y no es el padre de la hija quien la ayuda, precisamente, ni la

ayudado el sistema judicial con las continuas dilaciones y las interferencias de

unos y otros procesos que terminan apuntando en sentidos contrarios. Décimo

tercero: que, así las cosas, el interés superior de Mayra pasa por conservar todos

sus derechos incluidos aquellos que la vinculan con su mamá, no por privarlas

definitivamente de su cuidado, precisamente, en razón de que ésta nunca ha

estado inhabilitada física o moralmente, ha logrado avances en el proceso de

intervención para mejorar habilidades, ya que a su respecto cumplió el objetivo,

porque el sistema de red debe ser puesto en acción y a su servicio, para

completar su apoyo en los factores educativos y porque permitirle el ejercicio de

su rol maternal forma parte, en derecho, de acuerdo a la normativa citada por la

recurrente, de dicho interés primordial. Se debe destacar que, por la sola

merma de la potencialidad de la madre, no se entiende la conclusión persistente

de los informes reunidos en cuanto el consejo a favor de la cuidadora provisional

demandante, de accionar por el cuidado personal, si ninguno da cuenta de

inhabilidad de la madre. CA Punta Arenas Rol 185-2019-familia

Recurso de apelación contra resolución que confía el cuidado personal del menor

a abuela paterna

CA Punta Arenas Familia Rol 204-2019

Octavo: que, en lo que dice relación con la violencia intrafamiliar, se ha dado

cuenta de una infancia crítica de la Sra. Vera, en relación con su madre y no

parece explorada en cuanto a su padre. Sin embargo el Centro interventor ha sido


ambivalente y se ha desentendido de los extremos a que el progenitor de su hijo la

ha sometido, como la eventual producción de prueba con el objetivo de

menoscabarla y las amenazas a que la somete ¿materializadas con éxito- y no

aparece que realice una intervención con perspectiva de género, de una mujer que

no reconoce la entidad de la violencia de pareja que parece vivir, la dificultad

desde allí, para evaluar su propio riesgo y el de su hijo, así como su debilidad para

protegerlo de la afección de ser testigo.

Noveno: que en esta materia, el tribunal no se ha planteado el objetivo de

empoderar su rol femenino paralelamente con la mejoría de sus habilidades

maternales, porque, en la fenomenología de violencia contra la mujer, como se

evidencia en los informes aludidos, ella tiene, por esta misma situación, una

condición intrínseca de vulnerabilidad, de manera que, protegerla bajo esa

premisa, es lo que orientaría el caso bajo una expectativa de igualdad. Esto se

traduce en el deber de conjugar los derechos de los niños con los derechos de la

mujer y utilizar los instrumentos jurídicos apropiados, como son, en primer lugar, la

Convención interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra

la mujer, que, a partir del preámbulo dignifica su condición de tal e instituye entre

los derechos humanos, su derecho a vivir sin ser agredida de la forma que lo está

siendo. Esta ley obliga al Estado y por ende a la judicatura a actuar con la debida

diligencia para conseguir sus fines. En Chile existen leyes de naturaleza civil y

penal para ello y merecen aplicación. Décimo: que, precisamente por un

estereotipo de género, a la mujer se le exige, por todos los sistemas, expresarse

adecuadamente en lo maternal y se le juzga por ese rol, entonces, exponerla

como una madre incompetente ante el sistema educacional (la apoderada es la


abuela) y el judicial (ella no logra proteger su hijo) suma al maltrato al interior de la

familia el castigo sistémico.

Undécimo: que las tensiones entre el Centro y la Sra. Vera, parten por un

insuficiente manejo de la situación inconfortable en que se encuentra una usuaria

que no ha recibido acabada y clara información sobre la intervención y lo que se

requiere de ella. Dificultad a la que el Centro otorga una significación exagerada,

por ende, sugestiva de una eventual rigidez en la visión de la usuaria en conflicto.

Queda de manifiesto, además, en la ambivalencia sobre la cual ya se ha

razonado, que hace pesar sobre la madre toda suerte de dudas sobre su

estabilidad emocional con la consecuencia en su potencial marental y en cambio

no se obtiene conclusiones que afecten la habilidad parental respecto quien ha

presentado un episodio de ideación suicida, algo que nunca se ha pesquisado en

ella. Décimo segundo: que, este descrédito de las habilidades de ella, redunda

en que el mismo centro propicie alterar el acuerdo de cuidado compartido entre los

padres, para excluir de él a la señora Vera y en cambio, indirectamente lo entrega

a él por la vía de introducir una tercera persona, quien, no obstante ser abuela

materna, no aparecía, hasta el día de la decisión objetada, como un referente

apto, protector y cercano del niño. Los artículos 222, 225, 225-2, 226 y 227, del

Código civil, contienen un elemento en común, el respeto por la familia y sus

decisiones en relación al cuidado y crianza de los niños, en línea con su interés

superior, a las que corresponde otorgar un peso específico en las decisiones

judiciales, haciéndose cargo de dichas opiniones. Particularmente, en autos, no

se ha demostrado por ahora, inhabilidad física o moral de la madre para sustraerla

del cuidado de su hijo. Décimo tercero: que, además, el régimen anterior, que
fue substituido por la medida apelada, atendido que el padre vive con su madre,

abuela del niño, no amenaza interrumpir el contacto más cercano que este ha ido

adquiriendo en el tiempo que le fue confiado.

CA Concepción, Calificación de lesiones como leves o menos graves

NOVENO: Que en consecuencia, el fundamento del recurrente para apoyar la

segunda causal subsidiaria, es errado, por cuanto para calificar si unas lesiones

son efectivamente leves no depende del tiempo en que demoran en sanar sino,

como ya se ha dicho, de una apreciación soberana del sentenciador de acuerdo a

la prueba vertida, en relación a la calidad de las personas y a las circunstancias

del hecho, no pudiendo ser causal de nulidad Por eso se ha fallado,

invariablemente, que un supuesto error del certificado del Servicio de urgencia, al

efectuar la calificación de las lesiones como leves atendido su tiempo de curación

física, sin tener en consideración el contexto de violencia de los hechos, la

diferencia de sexo entre la víctima y agresor, la relación sentimental que los unía,

el contexto previo ¿ la expulsión del departamento- conduce a que los jueces

califiquen las lesiones cualitativamente y no cuantitativamente, calificación que hoy

en día es más estricta si tenemos en cuenta la perspectiva de género, ya referida.

Además de lo anterior, el legislador al señalar "atendida la calidad de las

personas y circunstancias del hecho¿ quiso hacer una diferencia entre lesiones

leves causadas entre personas sin mayor relación a que como en este caso se

trataba de una pareja de pololos, relación que apareja una responsabilidad mayor

de auxilio entre ambos, como se señala en el considerando décimo del fallo, no

debiendo olvidarse que la agredida fue una mujer, con desventaja física ante su
pareja, quien una vez que la expulsa del departamento, previo forcejeo, cerrando

la puerta, pero que la vuelve a abrir con el sólo objetivo de golpearla, circunstancia

que fue vista por la testigo Illanes, sin que se verificara que ella golpeó a Andrés,

situación que tampoco justificaría el actuar del requerido una vez que ya había

expulsado a Antonia de su departamento, con lo que se acredita plenamente el

nexo causal entre las acciones del requerido en el cuerpo de la víctima con el

resultado del certificado del Servicio de Urgencia, resultado que el Tribunal es

soberano de acuerdo al artículo 297 del Código Procesal Penal para calificarlas

como menos graves.

(…) En efecto, al ser la víctima una mujer, vinculada en una relación de pololeo

con su agresor intensifica la reprochabilidad del injusto, toda vez que refleja una

forma de discriminación, ya que tal cual se reconoce en el concierto internacional,

del cual es parte Chile, la violencia contra las mujeres ha sido declarada y definida

como una forma de discriminación, porque tiene origen en un ánimo o espíritu de

dominación del hombre sobre la mujer. Es un comportamiento dirigido a someter,

intimidar y humillar a la mujer, en el que el agresor quiere mostrar quién tiene el

poder y se abroga el derecho a pasar los límites frente a un sujeto de quien

desconoce su derecho a “ser”; lo minusvalora y no lo reconoce como igual a sí

mismo, circunstancias que no pueden ser validadas por factores sicológicos de la

víctima, como en este caso se hizo, con la incorporación de prueba en ese sentido

por la defensa. Así las cosas justifica la calificación de lesiones menos graves la

consideración de la calidad de las personas desde una perspectiva de género,

perspectiva que encuentra su base en nuestro país, desde la creación en la

Excma. Corte Suprema, en el año 2017, la Secretaría Técnica de Igualdad de


Género y No Discriminación, aprobada como política institucional por el Pleno del

máximo tribunal e impulsada por la Ministra doña Andrea Muñoz.

DEPORTES

CA Santiago Rol Protección Nº 13.924-2019 contra de la Federación Deportiva

Nacional de Karate de Chile, por estimar que ha incurrido en el acto arbitrario e

ilegal consistente en privarle de la totalidad del puntaje de que era titular en el

ranking nacional de la categoría femenina adulta menos de 61 kilogramos

Federación deportiva priva a mujer de su puntaje en su categoría deportiva

7º) Que la única manera de entender el beneficio de ¿congelamiento de ranking¿

que se le comunica, es con la remisión que la misma comunicación realiza a la

licencia maternal y post maternal, que no es otra sino la del artículo 40 transcrito,

la que exige, con toda claridad que transcurrido ese periodo, la deportista debe ser

evaluada técnicamente para definir un plan de entrenamiento.

Lo anterior resulta coherente con lo


establecido para quienes por lesiones u otras circunstancias deban ausentarse, y

con la extensión de los beneficios del artículo 10°, a un año que el decreto

establece como básicos.

8º) Que de este modo su participación en torneos sin adscripción de puntaje,

como sucedió en la especie, nunca pudo ser interpretado en perjuicio de la atleta,

sino por el contrario un incentivo a la preparación y recuperación de sus

condiciones físicas, puesto que, si no la perjudicaba por su permanencia en el

programa de becas, menos pudo hacerlo para su mantenimiento del ranking, ya

rebajado por la Federación.

Entenderlo de manera distinta constituye ciertamente una infracción a la garantía

al derecho de propiedad del artículo 19 Nº24 de la Constitución Política de la

República, sobre el beneficio de dicho ranking, y ciertamente sobre su

permanencia en el programa de beca, haciendo ilusorio el derecho post maternal y

por ende su regreso en condiciones de igualdad real, ya que es evidente que pese
a que se ha ido incrementando la participación de las mujeres en el ámbito del

deporte competitivo, la existencia impedimentos y prejuicios obliga a que quienes

deseen destacar, deban sobre exigirse demostrando permanentemente sus

capacidades físicas, disponibilidad horaria y compromiso.

9º) Que esto es así porque si bien los estándares requeridos para hombres y

mujeres son los mismos en la construcción y avance en la carrera deportiva y el

sistema de evaluación es uno solo, al analizarlos desde la perspectiva de género

se hace evidente que el peso de las responsabilidades asignadas social y

culturalmente a hombres y mujeres, producen diferencias que en realidad se

traducen en desigualdades que dificultan las trayectorias deportivas de las

mujeres y sus posibilidades de destacar, apareciendo la maternidad como una

sanción y un desincentivo. Cuestión que el artículo 40 del DS Nº4/2015 ya ha

resuelto y al cual debió apegarse la federación ya que sobre su base protegió o

reservó el puntaje.

10º) Que el principal problema con la existencia de mecanismos desregulados

como el del presente caso, es que no se sabe cómo operan, ni con qué criterios se

resuelven las disyuntivas como la maternidad de una deportista de alto nivel. Al no

existir protocolo la decisión de la federación debió decantarse por el beneficio y el

retorno al equilibrio y resguardo de quienes han sido menos favorecidas en la

participación, cuestión que al no constatar, vuelve en arbitraria su conducta,

especialmente por lo sorpresivo y no anticipada decisión.

USUFRUCTO:

Hombre que demanda indemnización de perjuicios a abogadas de su ex cónyuge

por supuestas faltas a la ética constituidas por afirmaciones vertidas en sus


escritos por las profesionales, en dos juicios anteriores seguidos entre el hombre y

la mujer.

El tribunal fija el contexto de los hechos: antes de presentarse por la mujer, la

demanda de cumplimiento forzado del usufructo, y estando aún no inscrito este

derecho por la negativa del Conservador de Bienes Raíces atendido el contenido

del contrato, el hombre le pide modificar el contrato previo, estableciendo como

condición resolutoria del contrato, entre otras, la siguiente: “Que la usufructuaría

estuviere más de tres meses saliendo con una pareja y/o tuviere un conviviente o

contrajere nuevo matrimonio”, condiciones que, en su concepto, “tenían un

componente ético y eran sumamente razonables, a saber, si ella convivía o volvía

a casarse”.

El tribunal tiene por establecido asimismo que en una demanda anterior

interpuesta por el hombre contra la mujer, aquél expresa que: “la señora M ha

tenido una lamentable vida llena de conflictos y sucesivas parejas, al punto que

nunca ha logrado estabilizar un proyecto de vida. Su carácter inestable y

cambiante, la hace una persona de gran complejidad afectiva e inestabilidad

emocional”; aquella le ha causado distintos disgustos siendo el más serio “su

persistente intervención con su hija mayor, a quien ha puesto e instigado en su

contra de forma continua y persistente”; agrega que cada vez que le ha tocado

relacionarse con ella las cosas han terminado horrible, que el usufructo se ha

convertido en una pesadilla, y que aquella, en vez de estar dispuesta a vivir con

bienestar y desahogo, terminó demandándolo; indica que la anterior demanda de

ella es algo increíble y un absurdo, y que lo notificó estando convaleciente de una

delicada operación; añade que “lo anterior demuestra la diferente calidad ética con

que ambos actuamos en la vida. Ella me demandó impunemente, argumentando


todas las falsedades e injurias”; habla de las profesionales demandadas como

personas que carecen de la más mínima razonabilidad y consideración por la

dignidad del otro; posteriormente agrega que no trepidaron en faltar a la verdad en

el juicio y no tuvieron el más mínimo pudor social, que no tuvieron descaro en

mentir, hablando de la Sra. M como una persona poco juiciosa; indica que “todo lo

que pudo decir a sus abogadas fue vertido por escrito en la demanda”, agregando

que encontró una abogada proclive a este tipo de casos que trabaja en un equipo

cuya misión es luchar por las mujeres, encontrando la colega Q una buena causa

de violencia de genero a la que adherir con fuerza y vigor, destacando que se trata

de la Corporación H, cuya misión es convertirse en referente para la promoción y

defensa de los derechos de la mujeres.

Establecido los hechos anteriores los jueces concluyen que, atendido el

contexto en que se desarrolla todo, puede establecerse que las referencias

efectuadas por las demandadas acerca del actor, estaban dirigidas a explicar y

fundar las acciones previas de éste para crear una situación jurídica, que no

podría cumplirse o que bien encontraría serios problemas para llegar a buen

término, como asimismo para exponer la situación de vulneración de su defendida,

todo ello fundamento de las acciones deducidas, por lo que en las mismas no se

aprecia ánimo de las profesionales demandadas de difamar o de abusar del

procedimiento, por lo que su obrar no puede ser considerado conducta desdorosa

o abusiva.

En efecto, el conflicto surge inicialmente de la imposibilidad en que se encuentra

una ciudadana sin conocimientos jurídicos de hacer uso de un derecho (inscribir

un derecho real –de usufructo-), constituido por escritura pública redactada y

extendida por el hombre, abogado, cuestión que sin dudas puede gatillar en la
mujer la desconfianza y justo temor de ser víctima de engaño. Que esto, sumado

al hecho de vulneración en materia de género que pudo vislumbrarse, dan el

contexto que explica el contenido de la demanda presentada por las abogadas

que ahora son demandadas. En relación a este último punto, cabe tener presente

que la cláusula propuesta para la modificación de la escritura de constitución de

usufructo con anterioridad a la demanda indicada, en relación a condicionar los

efectos del supuesto acto desinteresado del actor, a que la Sra. M no tuviere una

relación de pareja que durase más de tres meses, hecho que se dio por

establecido, carece de toda razonabilidad, porque en caso alguno pudiere eso

significar otra forma de sustento (que se trasluce es el argumento esgrimido por el

actor para justificar la medida), y porque sin dudas limita su desarrollo como mujer,

impidiendo absolutamente el desarrollo de una nueva relación de pareja, máxime

cuando se indica que el usufructo lo que pretendía era sólo darle elementos para

su manutención y comenzara vida sin ser carga de la hija común. Dicha situación

claramente amerita ser analizado en juicio a la luz de la perspectiva de género,

aplicable a toda resolución judicial, en consideración a los tratados internacionales

que ha suscrito nuestro país en la materia. La sensación de vulneración a su

dignidad de mujer que aquello puede conllevar, da el contexto al contenido de la

demanda.

En todo caso, en el primer juicio, las profesionales demandadas sólo obraban por

la demandante, en base a los antecedentes presentados por la cliente, entre los

que estaba la imposibilidad de inscribir la escritura pública, emitida tras el obrar del

actor, y la exigencia existente de rectificar la escritura estableciendo la condición

cuestionada. C.A. de Santiago Rol 8159-2016 Civil


La calidad de administrador de la sociedad conyugal no da derecho al hombre

para obligar a su cónyuge a vivir a su lado

El hecho de ser el administrador de la sociedad conyugal que mantiene con la

recurrida de quien se ha separado de hecho, no le da derecho para obligar a su

cónyuge a mantenerse viviendo a su lado, bajo el mismo techo, pues tal

vinculación se logra con el fomento o recuperación de las confianzas que hagan

viable un proyecto de vida en común. Rotas dichas confianzas, no existiendo

posibilidad de recuperación como lo ha expresado la recurrida, al recurrente solo

resta enderezar sus solicitudes pertinentes en el marco de las normas del derecho

de familia o bien, en un juicio civil que derive en la liquidación de la sociedad

conyugal a fin de efectuar la distribución de bienes. Por lo pronto, no se dan las

condiciones para hacer lugar a lo solicitado en un procedimiento de naturaleza

cautelar y breve como el recurso de protección. Resolver lo contrario, visto en

perspectiva de género, constituiría un acto de violencia en contra de la mujer

proscrito en nuestra legislación como asimismo en importantes Tratados

Internacionales de Derechos Humanos, como la Convención Interamericana para

Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer, conocida como

Convención Belem do Pará. C.A. de Valdivia N° 5267-2019 . Protección.


Tratar de manera realista-crítica las cuestiones jurídicas no significa una renuncia

al derecho positivo ni menospreciar la importancia de sus normas, puesto que

éstas emerge como guías a las que debe sujetarse el juez

Las normas pueden no estar planteadas de un modo suficientemente preciso y

admitir más de una interpretación concreta al aparecer formuladas mediante

recursos liguisticos de contenido indeterminado (“dignidad”, “moral y buenas

costumbres”, “justo precio”, “razonable”, etc.)

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