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eT Alguien tiene que decir la verdad. @©)_curtuna beta vio A propésito de la campana contra el aborto S una paradoja que termina (reat ontein chos ejemplos ala vista, co- ‘mo para aprender a distanciarse de tamafio error. Estén los que defienden la activa participacion politica en pro del Tescate de la patria pero no se les ‘ccurre otra alternative que insertar se en el Régimen falaz y descreido, pagando tristisimo tributo teérico Préctico a sus peores axiomas. Estan los que defienden a la Je rarguia Eclesiastica, pero creen que asi debe ser considerada todavia nuestra penosa gavilla de obispue- Ios, aliada de la tirania kirchnerista Estan los que defienden la pure- za y la galanura del idioma, pero Porque sostienen —como Pedro Luis Barcte— “que el empobrect- miento intelectual y verbal le ha ce muy mal al sistema democrét- co” (cfr. “La Nacién”, 11 de no- viembre de 2011, pag. 1), No advierten’ que es precisa- mente este sistema la concausa y la Ww Gabbe Protestantes Cinthya Hotton y Hillary Clinton: unidas por el libre examen. ‘ocasién de la babel linguistica, de la guerra seméntica y del adefesio cul- tural. Y estén, por caso, los que de- fienden al revisionismo_histérico, trazando lineas pretéritas irreconc! liables, como la de Rosas con Pern © con algtin demonio bizco a quien se llev6 la Parca, horrorizada hasta, ella del engendro que transportaba. Pero hay una causa nobilisima cuya defectuosa defensa nos preo- cupa hoy especialmente. Se trata de la causa de la vida contra el cri- men del aborto. Que tiene buenos apologistas, lo sabemos; y no son ellos quienes deben darse por alud!- dos en los pérrafos que siquen. ero ocurre que los organizado- res y promotores més salientes de las genéricamente llamadas mar- cchas pro vida, no dejan confusion por perpetrar. Son personas bien intencionadas, honestas, laborio- as, quizés algunos hasta de con- ducta santa. Celebramos sus talen- tos y esfuerzos, que no son pocos. # Antonio CAPONNETTO Subrayamos también sus virtudes Pero la miopfa doctrinal en la que se encuentran les juega una mala asada. ‘Tenemos ala vista, por ejemplo, el conjunto de “recomendaciones” ‘que nos rermitieran la “Red San Isi dro” y el “Frente Joven”, por co- reo electrénico, a propésito de la concentracién del 1° de noviembre en contra del aborto. Posiblemente no sean instituciones puestas bajo lun mismo mando, o similares en sus emprendimientos. Pero al igual ue otras entidades como “Unidos por la Vida", adolecen del mismo eniterio: respiran el espiritu. del mundo, el lenguaje politicamente correcto, la dependencia del pensa- miento tinico, la forma mentis de la modernidad, los t6picos de la Revo- lucion, y el estilo pacifista, propio de quienes dectaran carecer de acti- tud confrontativa Se recomienda asi utilizar el ar- gumento de que “abortar es discri- ‘minar”, como si el vocablo tuviera 1a ingenita maldad que le han end gado las ideologias garantistas; de que es “racista y machista”, como si ambos motes no pertenecieran al gastado libreto del feminismo; de que “siempre es injusto matar a tuna persona”, como si no hubiera diferencia entre la vida de un ino- cente y la de un culpable; y sobre todo —no podia fata el incienso a la deidad mayor!— de que somos democréticos y nos sentimos ofen- didos por las “irregularidades del debate antidemocrético” que se lleva a cabo en el Congreso, “ya que no nos permitieron todavia Mevar oradores que expresen nuestra postura en defensa de la vida", como si la presencia en aque! delemable recinto de alguna supuesta voz lustrada —equiparada con otras muchas abominables— pudiera ser el obstéculo para una estrategia criminal puesta en mar- cha con todos los resortes del Esta- do. He aqui, el paquete completo de las categorias gramscianas, os topl- ‘cos repetidos por el amasijo de libe- rales y marxistas que nos dominan, los estereotipos gastados de la con- tracultura moderna. He aqui, en suma, la tosca dependencia a las muletilas impuestas por la intel sentizia oficial. Algo es malo si dis crimina, si es violento, si es antide- mocratico, si conculca los “dere- chos humanos”. 'Y para que sea més riialo tode- via conviene acusarlo de nazismo, usando para ello las palabras tals ‘mén impuestas por las iaquiordas para mentarlo: racismo y machis- Una lectura atenta de Maurras podria hacerles comprender que “la Revolucion uerdadera no es la Revolucién en la calle, es la ma- era de pensar revolucionaria” Si hablamos como ellos, acabare- ‘mos pensando y siendo como ellos. La Gnica dureza de estos profe- sionales de la blandura esté aplica- da a quienes se les ocurra que hay que presentarse a sus concentracio- nes, no como seguidores de la evangelista Hotton 0 de la opus- deista Negre —que son modelos de aturdimiento mental— sino como catélicos militantes y aguerridos, dispuestos, sila ocasion se diera, a la inevitable contienda contra el ‘amontonamiento de sacrilegos y de blasfemos. Dispuestos a quebrar lanzas por las augustas realidades de Dios, la Patria y el Hogar. “Aquel que no se sienta capaz de controlarse —dice el largo Ins- tructivo de la Red Federal de Fam lias—, le exigimos que no venga, ya que puede arruinar el esfuerzo de muchos’. * El eufemismo es notorio. Des- controlados como Santa Juana de ‘Arco, San Luis Rey 0 San Juan de Capistrano, abstenerse. Tampoco testigos insumisos de la locura de la Cruz, pues los custodios de la cor- dura racionalista ordenan: “no re: partir ningin tipo de volante que sea ajeno a las lineas argumenta- tivas que se pretende trasmiti, to- das ellas desde un enfoque cient fico”. De modo que afuera de las mar- cchas “providistas” el Profeta Isaias, recordando que Dios nos formé desde el seno materno, o el mismi simo Moisés, blandiendo las Tablas de la Ley con el Quinto Manda- miento, Afuera la descontrolada madre de los Macabeos y el acient fico alegato sobrenatural de Zaca- tias € Isabel “Detrds de toda cuestion politica hay una cuastion religiosa” (Donoso Cortés) Han caido en la trampa que pa~ cientemente les tendié el mundo: la Fe no es argumento, ni conoc+- miento, ni prueba. Escondémosla, © pongémosla entre paréntesis. Detrés de toda cuestion politica ya no hay una cuestion religiosa, al ‘buen decir de Donoso Cortés. No: para estos providistas se trata de tun debate politico democratico que es preciso reclamar. “Creemos en una sociedad unida que proteja la vida, una sociedad que definitive mente renuncie a cualquier forma de violencia”, dice el manifesto de “Unidos por la Vida". Para que el caos fuera comple- to, en aquella concentracién aludi- da del 1° de noviembre, un sinfin de banderas rojas eran enarboladas por los *nuestros", algunas con le- ‘mas favorables a la supuesta postu ra anti abortista de Cristina, otra ccon leyendas contra “la ley nazi”. Todo en un clima de estudiantina, de viaje de ogresados, de pic nic ca- ljero, mientras una sanitaria vella policial separaba a ambos partici: pes del disenso democrético, para que todos se pudieran expresar li- bremente. Elespecticulo de la paridad y de la legitimidad de las posturas fue montado durante largas horas, siendo funcionales ambos bandos, reciprocamente. Muchos jovenes ‘uvieron asi su bautismo de “fuego” pluralista, ghandiano, sincretista y nada confrontativo. Como le gusta ‘a Arancedo. Como les inculcan en Ciertos establecimientos educativos *catélicos” a los que concurren Dos dias despues de esta esfor- zada pero penosa marcha, el jueves 3 de noviembre, el Padre Victor Manuel Fernéndez, desde las pégi- nas de “La Nacién”, desbarraba atin més la linea argumentativa en ‘una nota titulada “Matar a los débi- les". Fernéndez, por supuesto, es cl continuador de Zecca en el recto- rado de la UCA, aunque mereceria ser pariente de Anibal Su confusion tiene una culpa mayor y mas imperdonable que la de los otros. Segtin el prete, los abortistas son “autoritarios” que han heredado “ia politica de viola- cién de los derechos humanos”. La culpa no recaeria ni en la In- ternacional Marista que, desde siempre fomento la cultura de la ‘muerte; ni en el Imperialismo Inter- nacional del Dinero que explicta descaradamente sus planes neo- ‘malthusianos de colonizacién me- diante el aborto; ni en la caterva de nuestros partidécratas homicides; ri en la tirania gubernamental que promueve la perspectiva del género vyla contranatural; ni en la industria del vicio nefando convertida en po~ litica de Estado; ni en el pecado ‘mortal del liberalismo que antepone la libertad de disponer del propio cuerpo al deber moral de dar a luz aun inocente. No} la culpa —técita pero graf aioe 11 camente sefialada— la tiene el Pro ceso, “que avergonzd a nuestro pais” con su ‘politica de violacién de los derechos humanos”. Estos “autoritarios”, ayer ensefiaron que se puede matar a alguien “porque es peligroso”. Hoy porque “atin no tiene més de tres meses”. La asociacion desaparecido-ni- fio por nacer, y la condicién de vic- tima inocente de ambos, est lo su- ficientemente sugerida como para ‘evitarnos. rodeos. interpretativos.

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