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4 - (CLASE) Ricoeur, La Tarea de La Hermenéutica Desde Schleiermacher y Desde Dilthey....
4 - (CLASE) Ricoeur, La Tarea de La Hermenéutica Desde Schleiermacher y Desde Dilthey....
Introducción
una región peligrosa, a tal punto que la interpretación alcanzaría su retroceso hasta
desaparecer como interpretación, causando acaso la desaparición del mismo intérprete.
Dice Foucault: “La existencia siempre cercana del punto absoluto de interpretación sería
al mismo tiempo la de un punto de ruptura”.
Siguiendo más la interpretación de Ricoeur que la de Foucault, es decir, en ese
mismo orden de ideas, se expide nuevamente Grondin en su obra ¿Qué es la
hermenéutica? (2008) (editorial Herder) cuando sostiene que “esta concepción [la de la
hermenéutica deconstructiva posmoderna] se sitúa en las antípodas de lo que
siempre ha querido ser la hermenéutica, a saber, una doctrina de la verdad en el
dominio de la interpretación… Una hermenéutica consagrada a la arbitrariedad y
al relativismo encarna, por pura consecuencia, el más claro contrasentido.” (p. 15).
Sin embargo, que el ámbito de la interpretación no conduzca necesariamente a la
hermenéutica posmoderna, no implica, como también aclara Grondin, afirmar que
la hermenéutica del relativismo posmoderno esté desprovista de cierta lógica.
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Se usan más o menos indistintamente los términos “metodología” y “epistemología” para este período
para dar cuenta de que en él se inventan “métodos” generales para la comprensión (como veremos
fundamentalmente en Schleiermacher) al tiempo que se intentan justificar “científicamente” estos
métodos en el dominio de la Ciencias del Espíritu (como se verá en la empresa de Dilthey).
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categórico al respecto cuando afirma: “Se pasa así de una “hermenéutica de los
textos” a una “hermenéutica de la existencia”.” (p. 19). Con las variantes del caso,
que veremos oportunamente, tanto Hans-Georg Gadamer como Paul Ricoeur se
situarían en la estela de Heidegger, tratando, con éxito o no, de retomar el diálogo
con las ciencias del espíritu, volviendo en parte Schleiermacher y en parte a
Dilthey, pero subordinando esta función epistemológica a la cuestión ontológica,
lingüística e histórica de la comprensión humana. Es decir, intentarían retomar el
diálogo con las ciencias del espíritu, que mayormente habría abandonado
Heidegger.
Hecho este pequeño recorrido, que sirve a modo de presentación muy sumaria en
la que pretendemos ahondar durante todo este encuentro, en ¿Qué es la hermenéutica?,
Jean Grondin advierte que el término interpretación viene del verbo griego
hermeneúein. Hermeneúein posee dos significados importantes: designa a la vez el
proceso de elocución (enunciar, decir, afirmar algo) y el de interpretación (o de
traducción). En ambos casos, se trata de una transmisión de significado, que puede
producirse en dos direcciones, eso es, puede:
1) transcurrir desde el pensamiento hacia el discurso; o bien
2) ascender desde el discurso hacia pensamiento.
aparezca como tal antes del siglo XVII, de la mano de un teólogo: Johann Dannhauer
(1603-1666).
función constitutiva de representar el objeto: alma, mundo como totalidad y Dios, sino
la función regulativa de dar dirección al conocimiento “como si” [als ob] hubiera tales
objetos y su meta fuera conocerlos.
Dicho esto, en Herméneutique (trad. M. Simon, Ginebra, Labor & Fides, 1987,
pág. 101), Schleiermacher afirma que “todo acto de comprensión es la inversión de un
acto de discurso en virtud de la cual ha de hacerse presente a la conciencia aquel
pensamiento que se encuentra en la base del discurso”.
Y agrega:
Ahora bien, toda vez que los modos de fijación, la escritura y sus sucedáneos,
importan un acceso indirecto o mediato a la “vivencia”, la primera pregunta es:
¿HABRÍA UNA VÍA DE ACCESO DIRECTO A LA “VIVENCIA”?
Dilthey da a pensar afirmativamente y dice que tal vía está dada por el camino
que abre la psicología.
Ahora bien, sea indirecto, sea directo, el acceso a la “vivencia” hace que Ricoeur
le adjudique a la hermenéutica de Dilthey una modulación psicológica.
Dice Ricoeur en “La tarea hermenéutica de la hermenéutica: desde
Schleiermacher y desde Dilthey”:
recomiendo que lean para comprender más cabalmente a Husserl en su propia tinta. En
lo que nos respecta, en el § 3 del citado “Epílogo”, Husserl dice:
Y sigue afirmando:
para mí, en que creo, sobre el que juzgo predicativamente, el que valoro, etc.
de tal o cual manera, o en suma, de tal suerte que la certeza misma de su ser
entra en el “fenómeno” no de otra forma que otros modos de mi conciencia
y de los “contenidos” de ésta.
Si el fenomenólogo no juzga con todas las descripciones trascendentales en
lo más mínimo, pues, sobre el mundo y sobre su propio yo humano como
existente en el mundo, es sin embargo sobre su yo sobre lo que juzga
constantemente como sobre algo existente, mas ahora es el yo trascendental,
esto es, el yo en cuanto absolutamente existente en sí y para sí, “antes de
todo ser propio del mundo”, lo que en él mismo resulta tener ante todo
validez de ser. A la vez es evidente que a pesar de la transformación de
sentido que afecta al contenido psicológico-fenomenológico entero del
alma, se convierte este contenido en el fenomenológico-trascendental, así
como, a la inversa, este último se convierte de nuevo en el psicológico al
retornar a la actitud psicológico-natural. [...] Tenemos así un notable y
perfecto paralelismo entre una psicología fenomenológica debidamente
desarrollada y una fenomenología trascendental. A cada afirmación
eidética, como también empírica, de uno de los dos lados, corresponde
necesariamente otra paralela en el lado opuesto. Y, sin embargo, es todo este
contenido teórico, cuando se lo toma en la actitud natural como psicología,
como ciencia positiva referente al mundo dado, un contenido de un cabo a
otro no filosófico, a la vez que por otro lado “el mismo” contenido en la
actitud trascendental, o entendido como fenomenología trascendental, lo es
de una ciencia filosófica.
Aquí radican de hecho las principales dificultades que impiden comprender,
pues no se puede menos de sentir que es una irritante exigencia la de que
una “nuance” semejante, oriunda de un mero cambio de actitud, tenga una
gran significación, incluso una significación decisiva, para toda auténtica
filosofía. [...] Con otras palabras: de aquí brota el cambio fenomenológico
de actitud como un requisito absoluto para que la filosofía en general pueda
dirigir su propósito peculiar al terreno empírico, primero de suyo, y por
ende para que pueda pura y simplemente empezar. La filosofía sólo puede
empezar y sólo puede desarrollarse en toda ulterior actividad filosófica
como ciencia, en la actitud fenomenológico-trascendental. Justo por esto es
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seres humanos
Crítica de Ricoeur: la hermenéutica diltheyana detenta una
Modulación “psicológica” porque apunta a la “vivencia”.
Psicología en Dilthey:
- Explicativa o empírica: sin validez general
- Comprensiva o analítica: cuyo estatuto es racional,
lógico y apriorístico
Elemento desregionalizador: la psicología comprensiva →
base gnoseológica de validez general para las ciencias del
espíritu.
Problema: conjugar “universalidad” e “historicidad”.
Lo que intenta decir aquí Heidegger es que la hermenéutica tiene por labor hacer
despertar a la existencia a sí misma. Dice Heidegger a continuación de la cita anterior:
Grondin advierte que en estos pasajes puede verse ya la distancia que hay entre
los planteos de Heidegger y la hermenéutica clásica que vimos al comienzo. La
hermenéutica se desliga de la interpretación de los textos, a los que vimos abocarse a las
hermenéuticas regionales, para ligarse a la existencia individual de cada uno a fin de
contribuir a despertar esta existencia a sí misma.
Ahora bien, como la existencia trata de evitarse a sí misma, es decir, busca
calmarse, deshacerse de la inquietud radical que ella es para sí misma, sucumbiendo a la
“decadencia”, a la “mediocridad”, en suma a la “inautenticidad”, la hermenéutica
tendría por tarea provocar que el Dasein abandone esa distracción y así logre ser lo que
es, un ser que está “ahí” donde se toman las decisiones fundamentales que le van a su
ser. En términos de Ser y tiempo, este encubrimiento de la propia existencia se funda en
una autodisimulación de la existencia que busca sobre todo la huida de su ser finito y
mortal. De aquí que la labor de la hermenéutica será que el existente humano se asuma
como ente al que le va su ser y alcance la “autenticidad”. Dicho de otro modo, la labor
de de una hermenéutica de la existencia consistirá, entonces, en reconquistar, en
“despertar”, la existencia contra su tendencia a ocultarse.
Aún cuando en Ser y tiempo, claramente el acento recae, desde las primeras
líneas, en lo que Heidegger llama “el olvido del ser”, Grondin advierte “el resto de la
obra establecerá claramente que este olvido descansa en el olvido de sí por parte de la
existencia y de su finitud, fundamental” (¿Qué es la hermenéutica?, p. 52). Despertar
la pregunta por el ser, de la que parte Heidegger en Ser y tiempo, exigiría como su
condición de posibilidad partir de una interpretación explicitante de la
comprensión de ser, más o menos expresa, que es la comprensión de la existencia
misma.
Siendo la labor de la hermenéutica la comprensión y explicitación de la
existencia, esto es, enclavada en la existencia misma, la hermenéutica metodológica que
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propuso Dilthey como fundamento epistemológico de las ciencias del espíritu pasaría a
ser un gesto absolutamente secundario o derivado.
Con Heidegger, entonces, la hermenéutica se propondría recordar a la
existencia las estructuras esenciales de su ser, a las que Heidegger llamará
“existenciarios” o “existenciales”, de acuerdo a las distintas traducciones al
español.
En efecto, en Ser y tiempo, la “comprensión” es vista como un “existenciario” o
un “existencial” junto a la “disposicionalidad” y al “habla” (Rede). Mientras por
“disposicionalidad” o “encontrarse” Heidegger entiende el temple de ánimo a través del
cual se da el descubrimiento primario del mundo porque es la condición de posibilidad
para que el Dasein se abra a los entes intramundanos y se revele como finito, el “habla”
articula la comprensión y la disposicionalidad. Dice Heidegger en Ser y tiempo:
Antes del lenguaje constituido por proposiciones y enunciados, está el habla que
constituye una dimensión originaria y fundante, siendo, por tanto, el lenguaje
proposicional una dimensión derivada y fundada en el habla. El lenguaje es, pues, una
totalidad de palabras que tienen la calidad de entes intramundanos y el carácter de lo “a-
la-mano”. Sin embargo, el lenguaje puede despedazarse en palabras como entes “ante-
los-ojos”. Al habla le son inherentes como posibilidades el oír y el callar.
Según el parágrafo 16 de Ser y tiempo, el carácter de “ser-ante-los-ojos” de lo
“a-la-mano” se hace visible en los casos de: 1) sorpresa (en la traducción de Gaos) o
llamatividad (en la traducción de Rivera Cruchaga), 2) impertinencia (en la traducción
de Gaos) o apremiosidad (en la traducción de Rivera Cruchaga); y 3) insistencia (en la
traducción de Gaos) o rebeldía (en la traducción de Rivera Cruchaga).
El sujeto del juego no es la subjetividad, sino que el juego mismo es una realidad
que supera todo subjetivismo. El juego prima frente a la conciencia del jugador a tal
punto que, según Gadamer, se adueña de los jugadores, los mantiene hechizados,
enredados en las reglas e instrucciones que constituyen la verdadera esencia del juego.
Grondin ejemplifica esta noción no subjetivista de “juego” de Gadamer diciendo que “el
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Y agrega:
general se muestra como incompleto, queda reducido a una abstracción; es una forma
vacía, una universalidad virtual que necesita ser negada como universalidad para
realizarse. Por su carácter concreto y particular, el momento de la aplicación representa
esa negación que el sentido abstracto y general necesita para afirmarse. Dice Gadamer
en Verdad y método:
reinado de las cosas dichas no es más manifiesto cuando la lingüisticidad de la que trata
Gadamer deviene aquella forma de escrituridad propuesta, con las variantes, del caso
por Dilthey, es decir, cuando la mediación del lenguaje deviene texto. Esto es, en lugar
de la “cosa” del diálogo de la que habla Gadamer, la “cosa” del texto, al brindar una
instancia de fijación y, por tanto, de estabilidad al habla viva, nos sitúa en el umbral de
la reflexión hermenéutica de Ricoeur.
Reproduzco lo que se trazara en el pizarrón respecto a la posición de Gadamer:
ESQUEMA DE HERMENÉUTICA
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2) Gadamer (1900-2002)
La tarea de la hermenéutica se liga al desvelamiento de la
“verdad” más que al “método”
VERDAD: se vincula a:
- el JUEGO → reina sobre la subjetividad del jugador
sin por ello car en el “objetivismo” epistemológico
cientificista.
- Los PREJUICIOS → relacionados con la triple
estructura de anticipación heideggeriana, aparecen
como la “realidad histórica”. Es la distancia histórica
la que distingue los prejuicios legítimos de los
ilegítimos → Wirkungsgeschichte [historia efectual]
que resulta imposible de objetivar.
- La tarea de la APLICACIÓN: que forma un todo
orgánico con la comprensión
- La LÓGICA DE LA PREGUNTA Y DE LA
RESPUESTA → La “cosa” del diálogo como arraigo
ontológico de la hermenéutica gadameriana.
Tarea de Ricoeur:
- Que la hermenéutica retome su enclave
epistemológico aunque subordinado a su arraigo
ontológico
- Que la “cosa” del diálogo devenga la “cosa” del
texto, de la lingüisticidad a la escrituridad.
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