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INTRODUCCION ELcaso del sehiorX Sin s n bu a, comenzé a sentir cierto yer muy bien por qu n dia, hace ya afios, el sefior X, en la madurez de suv Yapatia, a pesar de que no habia motivos espe para ello, KI trabajo, la rutina daria y los fines de semana eo- ‘menzaron a ser experimentados como monstonamente grises. Quiza fuese por ser otono por lo que el adormecerse de los dias fue paralelo a una cierta «desactivaciGn» interior. Poco a poco, Ios das resultaban mas pesados y ls actividades diarias fueron sufriendo una cierta ralentizacion: frente a la vida bien onganizada de hace unos aos (quiz4 porque habia que ates dera nifios pequetios 0 a actividades fuera de casa), el horar se fue haciendo mas flexible y comenzé a no irse a la cama a Ja misma hora (incluso a trasnochar bastante algunos dias), a comer a deshora, a dejar de saliva los lugares acostumbrados y air rompiendo ciertas actividades fuera de casa, A medida que iba pasando el dia se sentia cada ver mas cansado y des animado, Durante la semana no al niis vemedio abajo, pero, en el fin de sem: ya nada le apetecia mucho. rogresivamente, se empez6 a sentir con menos energia, con menos interés por todas las cosas y con menos actividad de Paieologia cela persona Ja que era capaz. Luego, sin saber cémo, egé el desénimo, al- guna noche de insomnio, una fatiga continua, progresiva inca- pacidad para concentrarse y la sensacin de que no valia para nada. Al final, cundi6 la melancolia. Fue entonces cuando, charlando con un amigo que decfa saber mucho de psicologt porque habia leido alguna revista y un libro de divulgacién, le explic6 que lo suyo era una «epresidn de libro». En psicolo- gia sucede como en religiGn, fiitbol, politica o psiquiatia: es facil encontrar quien osa pontificar elevando sus opiniones a rango de verdad universal como el amigo le hablo de los «sintomas tipicos» de la depresion. El sefior X se dio cuenta, gracias a la descripcién de su amigo, de que incluso tenia sintomas de los que no se habia dado cuenta y de la im: portancia y mag ‘Gn de un compaiiero de trabajo, ley6 algtin libro de di- vulgacién psicologica descubriendo que cada dia se acercaba ‘mas ao que se denomina «lepresion. Desde entonces empe76 a sentirse francamente m: sintomas se empezaron a hacer persistentes y claros. S portamiento favor parte de mo pia afeccién: Comenz6 a encerrarse cama cuanto més tiempo, mejor, aplazando todas sus respon- sabilidades, lo cual comprendian los familiares y amigos «dado su estado», Por fin, comprendid que «asi no podia seguir trabajando*, por lo que ya no dudé en acudir al médico de atencién primaria, quien, tras el relato minucioso y bien in- formado de nuestro seior X, no dudé en diagnosticarle una depresién mayor y proponeile un tratamiento farmacolégico amodo de prueba consistente en una dosis diaria de paroxe- tina y de lormetazepam para el insomnio, invitindole a regre- sara los quince dias, dindole ~por supuesto~ la baja laboral Aquel momento fue decisivo: ya sabia quién era: un depri- mido. ¥ era logico que se permitiese actuar en consecencia, Desde entonces, se dedic6 a dormir todo el dia (aunque por a noche, como no tenfa sueiio, la dedicaba en parte a ver la Introducciin tel se a internet), a despreocuparse de toda obli- gacion y tarea (en «su estado», los demas comprenderian que no se podia hacer cargo de nada en casa, en el vecindario, en el trabajo...). La gente, al comienzo, le llamaba para pregun- tarle que qué tal estaba, a lo que él comentaba habitualmente que mal, explicando con vor lastimera sus sintomay terribles, y despertando con habilidad creciente la Listima en quienes Te escuchaban, Habia algunos dias, tras las primeras dosis de paroxetina, en que parecia sentitse mejor, pero era siempre el prelucio de un empeoramiento de animo, La siguiente visita al médico solo sirvié para empeoramiento, ahora en parte debido también a que no habi reaccionado como se suponia a los firmacos administrados, por Jo cual el galeno opt6 por hacer un «reajuste en lame sustituyendo la paroxetina por diazepam en iguales dosis, n pequenio jo al comienzo. Pero luego Tas empeorar somnio, mas angustia, mas apatia y mas sentimiento de imutilidad, fai interés por todo y descuido de la pro- ncia personal. Ya le han dicho que la situacién es ¢16 ica, por lo que los proximos meses todta su actividad sera volver no para consulta, sino para recibir muevas recetas para continuiar con su tratamiento y, inalmente, para derivarlo hay que reconocerlo, le sirvi6 para experimentar al médico al psiquiatra, porque parece que las cosas empeoran, Ocho aiios despues, el sefior X «no acaba de estar bien». Hasta ahora, él nunca ha hecho nada por querer salir de la situacién, Se ha convencido de que él no puede hace: que solo confia en los avances de la farmacologi convencido a los demas de lo mismo, Por su parte, el psiqui tra, en varias ocasiones, ha variado la medicacién tanteando qué tecla quimica tocar para que la cosa mejore, Pero, cuando Hega el momento de empezar a reducir dosis, los sintomas parecen hacerse resistentes, Parece tener cierta dependencia de los férmacos que toma empre los «tiltimos descubi 10s, aunque suele ingerir jentos en el mercado farmaco- Psicologia de, ogicon. ¥ es ahor no quiere segnir as toda la vida, aunque en este momento su. necesidad del fa te que su deseo de pezar a tomar la vida en sus manos, entre otras cosas, porque sw identidad de deprimido ya no suele causar tanta compasién y pena entre sus familiares y conocidos, que se han aco: I ndo, Finalmente, se da cuenta de que lo ya a su situacion, Reduccionismas farmacoligica y conductual efiora X? EL 2No conocemos todos a algtin sei caso es mas que comtin: Gon cierta free persona que juzga suftir alguna alteraci6n psicolo a un profesional sanitario, ocurre a veces que el grueso de la ncia, actividad del profesional, tras una mas 0 menos prolongada esis, se limita a colocarle la etiqueta de «trastorno de jedad_generalizada»,

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