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NÁLISIS DE DOÑA BÁRBARA, de RÓMULO

GALLEGOS
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Análisis de Doña Bárbara de Rómulo Gallegos

La Novela Doña Bárbara, del venezolano Rómulo Gallegos, se presenta como un tipo de
literatura que ofrece, en la superficie, una fábula, pero hay otras fábulas en  varios planos del
discurso novelesco, promoviendo una lectura no lineal, sino selectiva. En este sentido, la novela
puede leerse a la manera de los films corrientes: triunfa el bueno, muere el malo, se casan los
protagonistas. En otro plano, puede insertarse dentro de las novelas de la corriente
regionalista: es una novela que se inspira en la tierra americana, en la cual paisajes,
situaciones, anécdotas, tipos y hábitos son reflejados. Y en un tercer plano puede leerse como
un texto guiado por la intención de testimoniar los abusos de un régimen y el salvajismo que
corroía a los funcionarios que sostenían ese sistema.
El texto que examinamos ofrece una visión intelectual específica: la ley, el orden, la modernidad,
con un ideal práctico de ruptura con un pasado socio-histórico de base feudal , "bárbara", de
violencia impune y contra el cual es necesario luchar.
Para hacer reflexionar, el narrador se esfuerza por mostrar, seleccionando un cierto número de
rasgos que considera representativos y típicos a la vez y que le parecen adecuados para ilustrar
su propósito. Utiliza la teoría sarmientina sobre el determinismo geográfico: es el medio el
que determina la naturaleza, costumbres y formas de vida e ideas del hombre .Pero este
determinismo no es fatal y absoluto ya que la educación puede subvertir esta influencia
negativa.
El texto es presentado como un modo de leer lo político al mismo tiempo que como un modo de
escribir literario: la división entre ciudad y campo, entre civilización y barbarie, e
incluso la simbología de la conquista y domesticación del medio expresada a través del
alambramiento de los campos, son las excusas narrativas que permiten esbozar un proyecto de
país en el que se pueda instaurar una política que efectivice la regeneración moral y la educación
cívica del pueblo.
La visión de mundo de Santos Luzardo  se vincula con la exaltación del campo
tecnológico, sinónimo de modernidad indispensable: " ¡El ferrocarril! (...) Algún día será
verdad. El progreso penetrará en la llanura y la barbarie retrocederá vencida".  
" ... y cuando se dio cuenta de que en la quesera actual todo iba a hacerse mediante los
procedimientos rutinarios de una industria primitiva, se avergonzó de sí mismo. ¿Sería acaso,
así como Altamira se convertiría en un feudo moderno ,palabras suyas cuando decidió
dedicarse al hato, dotado de todos los adelantos de la industria pecuaria en los países
civilizados?  
La novela se abre con el escenario del paisaje venezolano, el que aparece en toda su
teatralidad. Naturaleza y subjetividad interactúan: el personaje protagonista femenino,
Doña Bárbara, tiene un paisaje natural a través del cual se la representa:
"Doña bárbara, esa mujer de origen ignoto cuya niñez y primera juventud transcurren entre
ríos salvajes, selvas vírgenes y tribus lejanas, personifica en cierto modo la llanura, que lleva
la vida en su vientre y administra la muerte en el hueco oculto a la vista del jinete veloz, en la
tarascada del caimán, en la embestida del toro o en la emboscada que encubren las sombras
de la mata. La llanura devora al hombre que se le entrega y lo convierte en algo suyo para
siempre: Doña Bárbara es la devoradora de hombres ... " (Araujo: 64)

 Doña Bárbara, "hembra tremenda" que reúne en su espíritu la esencia de esta  barbarie y
destrucción: en su alma se conjugan todos los malos instintos, sus actos están determinados, ya
por la fría maldad calculadora, ya por el odio o la sensualidad desbordante, todos dirigidos a una
sola finalidad, el Poder; poder sobre los hombres y sobre las cosas y, más allá de los hombres y
de las cosas, sobre un mundo misterioso y extrahumano donde existe un "Socio" que la ayuda. A
veces, en su alma asoma como una pequeña ", lumbre de amor puro, el recuerdo de Asdrúbal, el
enamorado adolescente, pero es menos que una lumbre, un fugaz relámpago.  

Frente a ella aparece el Dr. Santos Luzardo, joven universitario que lleva a aquellas
tierras la palabra nueva y cuyos actos van a estar determinados, ya por el Derecho, ya por el
Amor: a los manejos de doña Bárbara opone la fuerza de la ley; a los obstáculos que se
presentan, la  firmeza de su voluntad; a las amenazas del enemigo, la absoluta confianza
en sí mismo. Doña Bárbara y Santos Luzardo, el uno frente al otro, son los dos polos a cuyo
alrededor se van a desarrollar las acciones y episodios de la novela.

Santos Luzardo será quien enfrente a Doña Bárbara y todo lo que ella representa:
el desorden, la confusión, el engaño, la mentira, la corrupción, la violencia sistemática, el
soborno, el crimen, la astucia, es decir todo aquello que una sociedad "ilustrada" y democrática
aborrece y considera diametralmente opuesta a sí misma.
Luzardo "(Luz-ardo: luz que arde) nombre que va muy de acuerdo con el carácter altivo y con
la misión civilizadora del personaje ", sale de la ciudad para volver al llano venezolano. Su
mirada comienza a especular sobre la posible dominación del espacio, en un intento de
neutralizar la distancia entre la civilización y la barbarie : " ... ante el espectáculo de la llanura,
reflexiona en el deseo de consagrarse a la obra patriótica, a la lucha contra el mal imperan te,
contra la naturaleza y el hombre, a la búsqueda de los remedios eficaces ... "

Parte I. – En esta parte se presentan el medio y los personajes. El medio, como fondo de lo que
acontece a los personajes o como protagonista; a veces, confundido entre los hombres,
naturaleza actuante, humanizada. En el capítulo II, "El descendiente del Cunavichero", nos
hallamos frente al Dr.Luzardo, descendiente de una antigua familia llanera, dueña del hato de
Altamira, fundado por don Evaristo Luzardo, "uno de aquellos llaneros nómadas que recorrían 
con sus rebaños, las inmensas praderas del cajón del Cunaviche".

Sus descendientes fueron llaneros legítimos que dieron pruebas de un valor personal temerario,
de una voluntad fuerte y de una acometida avasalladora. Todo esto lo hereda Santos Luzardo:
pero como es un hombre educado en la Universidad, que ha estudiado leyes, y se ha desligado
del medio bárbaro en que nació, logra someter aquellas tendencias y subordinarlas a un ideal.
Cuando va al llano a visitar su hato, con la finalidad de venderlo, observa de cerca los hechos de
doña Bárbara y ve en ella la "criatura y personificación de los tiempos que corrían". El hombre
civilizado que hay en él se subleva y decide luchar contra la poderosa doña Bárbara, porque
luchar contra ella no significa sólo salvar a Altamira, "sino contribuir a la destrucción de las
fuerzas retardatarias de la prosperidad del llano".
Sin embargo, en el fondo de su alma dormían las tendencias e impulsos de sus antepasados. Al
contacto con la tierra salvaje, estas tendencias e impulsos van a despertar y a enfrentarse con el
ideal que el hombre civilizado se ha propuesto. Este drama interior, este conflicto va a complicar
vitalmente la acción del personaje y a impedir que el mismo se convierta en una simple ficha de
ajedrez.

Luzardo comienza a ver, desde su hato "Altamira"(altas miras), el modo posible de


oponer al miedo la virtud, al despotismo la libertad, a la fuerza la razón, al terror y al desprecio
por los derechos del hombre la ley escrita y el orden, virtudes todas consideradas características
de los gobiernos republicanos democráticos. En otras palabras, quiere destruir el primado de
aquello que parece indiscutible a favor de lo posible y verdadero, dando cuerpo a los augurios de
felicidad que por su presencia en el Llano comenzaban a vislumbrarse. Augurios que la
aparición de "El Familiar" había presagiado y que la muerte del Bramador terminó por
confirmar.

La trama de la genealogía familiar de Santos Luzardo se confunde con la intriga del


pasado del Llano. Don Evaristo Luzardo, el cunivachero, fue un cacique de la llanura y la
prosperidad de los Luzardo "tenía todos los defectos de toda prosperidad obtenida por vías del
todo no legales" . Su padre fue un asesino (parricida) y todos sus familiares se han ido matando
entre sí . Contra ese pasado, sangriento, bárbaro, feudal, violento, se articula la voz del presente:
él ha ido a la Universidad, se ha educado, ha estado en contacto con la ciudad y está capacitado,
por lo tanto, para romper con ese círculo, trayendo la civilización.

Luzardo regresa al Llano e intenta instaurar la contrahistoria. El alambrado será la


frontera simbólica que marque la diferencia entre un "ellos" y un "nosotros",
marcando así no solo los límites territoriales sino también ideológicos desde donde producir la
re-escritura de la Historia.
Aparece doña Bárbara (Cap. III, "La devoradora de hombres") proyectada en su
trágico pasado:
"Fruto engendrado por la violencia del blanco aventurero en la sombría sensualidad de la
india, su origen se perdía en el dramático misterio de las tierras vírgenes". 

Un episodio determina el cambio fundamental de su vida: el amor a Asdrúbal, el


muchacho de quien se enamoró en su adolescencia transcurrida en una piragua, entre ríos
salvajes; su muerte, asesinado a causa de los celos del capitán de la piragua; y luego la violación
brutal. En el corazón de la mestiza se anidan el odio al varón y el deseo de vengarse 'en cada
hombre que se cruce en su camino; junto con el dulce recuerdo de Asdrúbal, queda sepultado
todo sentimiento de ternura y delicadeza. Doña Bárbara busca ávidamente todo lo que sea un
arma para su propósito de destrucción. Es bella y pronto conoce los recursos de la seducción. En
las tribus aprende brujerías, "y nada le complacía tanto como el espectáculo del varón
debatiéndose entre las garras de las fuerzas destructoras".

Como ya hemos dicho, toda la actividad de doña Bárbara tiene una sola finalidad, el poder. Los
medios para alcanzado son la seducción, el soborno, la astucia y  el crimen. En el fondo, como
causas últimas de aquella actividad, la doble corriente de su irrefrenable sensualidad y de su
odio. El recuerdo de Asdrúbal es la única posibilidad de redención que hay en su alma, una
emoción puede hacerla surgir, y por esa rendija del sentimiento un rayo de bondad y de amor
puro se escapa hacia las cosas y hacia los seres.

Continúa la Parte I introduciéndonos en el mundo de los otros personajes: el


Brujeador, los Sandoval, los peones, Marisela, Lorenzo Barquero, Mr. Danger. Cada uno de ellos
con su carácter propio, cada uno con sus intereses, pasiones, ideas, esperanzas, dolores, pero
todos envueltos en el conflicto planteado, que alcanza su mayor desarrollo en la Parte II.

Es sabido que el delito atrae a toda una serie de agentes, instituciones y actores satélites.  Todos
los personajes que rodean a Doña Bárbara se colocan del otro lado de la
observancia de las leyes escritas, todos sobreviven en el espacio de la corrupción
de todo vínculo civil y afectivo: el Brujeador (así apodado por su oficio de cazar bestias
salvajes, persiguiéndolas día y noche sin dejarlas comer ni dormir) es un ex salteador de las
montañas y espaldero preferido de Doña Bárbara. "Brujos ambos, habían aprendido de los
dañeros indios a no mirarse nunca a los ojos" . Sujeto tortuoso y agazapado" sus ademanes
envolvían una maldad buida y fría que traspasaba los límites de lo atroz. 
El extranjero Mr.Danger, representante del "zarpazo imperialista", es quien saca partido de la
ignorancia e inferioridad del criollo, "esos hombrecitos". A pesar de su carácter delincuente no
deja de colocarse en inferior".

El Jefe Civil y su secretario Ño Pernalete son los clásicos exponentes de los funcionarios


obsecuentes al poder y que no vacilan en realizar todo tipo de "pequeños favores" a cambio de
protección.

Como en todo gobierno corrupto, no falta tampoco la figura del primer ministro-mayordomo (o
amante de turno , llámese Apolinar o Balbino Paiba ) el cual, en la embriaguez de un poder
discrecional, pero no exento de temor por cuanto puede ser llamado a rendir cuentas en
cualquier momento, según los imprevisibles caprichos del amo, se mantiene junto a éste por la
fuerza revulsiva de sus             pasiones y ambiciones : el enriquecimiento ilícito y el crimen
impune.

Todos estos personajes viven inmerso s en su pasión dominante: los súbitos en el miedo, el
déspota en su voluptuosidad y todos tienen en común la inautenticidad, la falta de conciencia y
del valor humano.

Al ponerse de relieve la degradación del entorno de Doña Bárbara, por contraste,


los personajes que rodean a Santos Luzardo evocan valores más puros y nobles :
lealtad sin obsecuencia, amor a la propia tierra, son los auténticos llaneros , representantes del
ciudadano virtuoso que, intrépido por carácter o por elección moral, no tiene miedo de enfrentar
al despotismo en cualquier forma que se presente , aunque caiga víctima inocente de "las
intrigas de palacio" que elabora el entorno de Doña Bárbara: Carmelito y Rafael, dos hermanos
"luzarderos", son asesinados por Balbino Paiba . Este hecho desencadena que el Dr. Luzardo se
convierta en el brazo armado de la resistencia "porque el atropello me lanza a la violencia" y
" porque ahora estamos en otro camino(...) Momentos después, Santos Luzardo irrumpía en la
casa de Macanillal, revólver en mano.

De acuerdo a la visión de Santos Luzardo, el habitante de esa región contaminada no puede


descubrir por sí solo la verdad de la que es portador inconsciente. Ello requiere la mediación del
hombre cultivado que  convierta al rústico y al miserable, que lo moralice y ennoblezca . 

De esta manera Marisela, la hija de Doña Bárbara y Lorenzo Barquero, que en el plano


simbólico "encarna esa Venezuela soñada por todos, es quien mejor actualiza las teorías de
Luzardo.

Para Robespierre, la obra maestra de la política de los déspotas es el adueñarse de la razón del
hombre para volverlo cómplice de la esclavitud. En el texto, el exponente de esta teoría
es Lorenzo Barquero: anulado y entorpecido de tal manera por Doña Bárbara se muestra
incapaz de realizar toda acción. Luzardo, "con la intención de provocar en aquel espíritu
envilecido alguna reacción saludable", intenta vencer la inercia rompiendo la red de letargo
que lo envuelve, sacudiéndolo para que vuelva a tener confianza en sus propias fuerzas.

            SEGUNDA PARTE: "Un acontecimiento insólito" es el primer capítulo de esta parte.


Doña Bárbara emplea  su táctica de engaño cuando, citada por Luzardo a la jefatura civil, finge
someterse a una ley que, en realidad, ha sido arreglada para favorecer sus propios desmanes.
La habilidad de Santos Luzardo para vencer allí a Mr. Danger hace nacer la admiración en
ella; y la claridad con que aquél hace valer la ley, le impone un respeto nunca sentido hasta
entonces. Comienza a desconcertarse. La gallarda presencia del Dr. Luzardo le recuerda, sin que
ella quiera, el único momento hermoso de su vida: su amor por Asdrúbal. Y el odio al varón, "la
pasión fundamental de su vida", empieza a ceder terreno a un nuevo sentimiento. Es entonces
cuando comienzan las "mudanzas de doña Bárbara”. Urde proyectos que luego abandona, toma
la pistola para disparar sobre Luzardo y se da cuenta de que no matará porque ya no es la
misma.

Por propia intuición sabe que la violencia no le servirá para nada en este caso. Acude entonces a
su belleza que aún es subyugadora, sus trajes comienzan a ser más femeninos, la sensualidad
pone en sus ojos un brillo ardoroso. Pero la seducción tampoco le entrega al hombre que ama.
Es en este momento cuando recurre a los poderes sobrenaturales de que se cree investida. Se
dirige al "Socio" y lo invoca a la luz vacilante de una lámpara, entre fetiches y
amuletos. Nunca como entonces el "Socio" se mostró más reacio a responderle hasta que al fin
cree oír una frase:      

_”Las cosas vuelven al lugar de donde salieron”

¿Era tiempo todavía de volver atrás? ¿Podría, acaso, comenzar .de nuevo? ¿Y sus crímenes, no
los sepultaría su nuevo sentimiento? ¿O todo era en vano? Éstas son las preguntas que se
formula en el cuarto de los conciliábulos misteriosos. Las palabras que el "Socio" le responde
resultan incomprensibles, a pesar de que las oye como si resonaran dentro de ella:
(Doña Bárbara) "hundió la frente ardorosa entre las manos ateridas y así pasó largo rato en
silencio y sin pensamientos. Chisporroteó con más fuerza la llama de la lamparilla, ya para
extinguirse y a los oídos alucinados de doña Bárbara llegó clara y distinta esta frase:
"-Si quieres que él venga a ti entrega tus obras.
"Alzó de nuevo la mirada hacia la sombra que por fin le decía algo que ella no hubiera
pensado; pero la lamparilla se había extinguido y todo era sombra en torno suyo".

En la Parte III, la acción camina hacia su desenlace. En el espíritu de doña Bárbara el


conflicto es cada vez mayor. Un nuevo obstáculo se interpone en su camino hacia Luzardo: su
hija Marisela, a quien ella abandonó al azar de la llanura y que ahora le disputa el amor de
aquél.
Marisela es, vista desde este ángulo, expresión de la vida nueva que comienza en el llano. Fruto
de la barbarie y abandonada a su propia suerte, la encuentra Luzardo y se entrega a la tarea de
educarla. En el capítulo XI -"La Bella durmiente”-asistimos al encuentro de ambos
personajes. Santos Luzardo toma de la mano a Marisela y la conduce a un claro pozo para
lavarle la cara mugrosa: una nueva vida comienza para ella.

 Las fuerzas del mal renacen con violencia en el  alma de Doña Bárbara, y el Brujeador recibe el
encargo de llevarle a Luzardo vivo o muerto. Por su parte, y a raíz del asesinato de Carmelito -el
peón fiel a quien la autoridad del lugar no hizo justicia, Luzardo decidió hacerla por su propia
mano: era el viejo impulso arrollador de los Luzardos, que ya brotaba  incontenible.

Acudió a la cita en Rincón Hondo y allí se enfrentó con el Brujeador, quien resultó muerto.
Antes había entrado en la casa de Macanillal, revólver en mano, había obligadoa los dos peones
de doña Bárbara que la habitaban, a pegarle     fuego, y herido a uno que quiso resistir. El Dr.
Luzardo iba por un camino difícil de abandonar una vez que se ha tomado. Sólo una conmoción
muy profunda puede salvarlo. El derecho y la justicia que hasta entonces habían dirigido sus
acciones ya no le eran suficientes, la antigua violencia de los Luzardos  parecía tener ganada la
partida. Pero ahí estaba Marisela, su propia obra; y será el amor el que va a detener a Santos
Luzardo en la carrera hacia su perdición.

La lucha había debilitado a doña Bárbara y sus acciones       comienzan a ser disparatadas:
"La mujer indomable que ante nada se había detenido, se encuentra ahora en presencia de
algo contra lo cual no sabía luchar... Presentía el fracaso de las esperanzas puestas en la en-
trega de sus obras, y el fatalismo del indio que llevaba en la sangre le hacía mirar ya, a pesar
suyo, hacia los caminos de renunciación”

El final de su drama se perfila a la vista de Marisela y Luzardo abrazados. El impulso


destructor le llevó las manos al revólver y apuntó, pero el impulso contrario, nacido del recuerdo
de Asdrúbal, que la luz de los astros sobre la mira de la pistola evocaba, le hizo bajar el brazo
que ya no podía matar:
"Puesto el ojo en la mira que apuntaba el corazón de la muchacha embelesada, doña Bárbara
se había visto, de pronto, a sí misma, bañada en el resplandor de una hoguera que ardía en
una playa desierta y salvaje, pendiente de las palabras de Asdrúbal, y el doloroso recuerdo le
amansó la fiereza".
                                                               
Se advierte en esta novela la presencia de los mismos conflictos predominantes en las novelas
anteriores  de Rómulo Gallegos y, en cierto modo, el que va a dominar en Canaima: el drama
del hombre y su destino es evidente en la decisión de Luzardo de no vender  su hato, para
enfrentarse a la barbarie; en la tenacidad que pone en su obra; y, sobre todo, en la angustia, del
hombre que, habiéndose trazado un camino, es solicitado continuamente por estímulos
exteriores e interiores que tratan de desviarlo.

 El drama  de la sangre es el conflicto de las tendencias hereditarias de los  Luzardos: impulsos
de violencia en continuo choque con impulsos de bondad, reforzados éstos por la conciencia
moral adquirida mediante la cultura. En el espíritu de doña Bárbara van a confluir en violento y
frecuente choque el Bien y el Mal: su capacidad para la bondad y el amor está dormida en ella:
basta el recuerdo de Asdrúbal para despertarla; el odio al varón es la pasión fundamental de su
vida y la que dirige sus actos; pero a la vista de Luzardo, Bien y Mal van a chocar para
predominar el bien sobre el mal, el amor sobre el odio.
Así, en magnífica síntesis, Doña Bárbara unifica los principales conflictos desarrollados en las
novelas anteriores, y les da un desarrollo distinto; su estructura es, por tanto, más compleja  y
rica que la de aquéllas. Pero la novela es, por sobre todo, el  drama de la tierra, la "devoradora de
hombres", que en cierto , modo personifica doña Bárbara. En el fondo de aquellos conflictos
aparece la tierra: a su contacto, despiertan en Luzardo tendencias dormidas, ímpetus hasta
entonces acallados. En la decisión de no vender el hato y combatir la barbarie, hubo, en cierto
modo, un impulso de machismo nacido al contacto con el medio, "pues bastó que el bonguero
ponderase los riesgos que corría " quien intentara oponerse a los planes de doña Bárbara, para
que él desistiese de su propósito de vender el hato''.

Los viejos rencores de familia que Luzardo, como hombre civilizado no compartía, surgen de
pronto a la vista del lugar de los acontecimientos. A Luzardo no se le escapa que:
"esa fuerza irresistible con que atrae su imponente rudeza, ese exagerado sentimiento de la
hombría producido por el simple hecho de ir a caballo a través de la sabana inmensa, pondría
en  peligro la obra de sus mejores años, consagrados al empeño de sofocar las bárbaras
tendencias del hombre de armas tomar, latente en él".

La tierra es una fuerza viva, creadora y destructora, que embrutece y devora a los hombres. El
autor juega con el símbolo: doña Bárbara es también la devoradora de hombres, la hembra
tremenda; y en la embriaguez y locura de Lorenzo Barquero, la mujer y la tierra se confunden:
"Esta tierra no perdona (le dice a Santos). Tú también has oído ya la llamada de la
devoradora de hombres. Ya te veré caer entre sus brazos. Cuando los abras, tú no serás sino
una piltrafa ... ¡Mírala! Espejismos por dondequiera: allí se ve uno; allá otro. La llanura está
llena de espejismos".  "Ya te veré caer entre sus brazos y enloquecer por una caricia suya. Y te
dará con el pie, y cuando tú le digas: 'Estoy dispuesto a casarme contigo' se reirá de tu miseria
... "."-¡La llanura! ¡La maldita llanura, devoradora de hombres!".
                                                                                         
La novela está llena de sugestiones en el mismo sentido, de modo que el símbolo de la mujer-
llanura es una conclusión motivada por la relación vital y poética entre una y otra, por lo cual el
símbolo no resta vida al personaje ni estorba el desarrollo , de su personalidad, ni las
variaciones imprevistas de su carácter.
Doña Bárbara es una novela de símbolos en esta forma: los personajes conservan su
complejidad psicológica y toda su vitalidad, pero por lo que son y por lo que hacen se definen
como tipos ideales y quedan en la imaginación popular como símbolos.
Es frecuente, desde entonces, en el habla venezolana, designar a  una mujer de actitudes
varoniles con el nombre de doña Bárbara, y Mujiquita es el nombre de muchos intelectuales
venezolanos  cuya pluma está dispuesta o ha entrado ya al servicio de las malas causas. Santos
Luzardo es, en cierto modo, la personificación del espíritu de justicia y del derecho.
El drama de la tierra engloba al paisaje y al hombre que habita: de la sequía a la inundación y de
la inundación a la sequía; de un crimen a su venganza y de ésta a otro crimen; el amor y el odio,
la vida y la muerte en un solo torbellino; la muerte que acecha en la emboscada y Carmelito que
cae atravesado de un balazo, Lorenzo Barquero que se consume en la inconsciencia de la
borrachera y Luzardo que conduce atado al través de la cabalgadura el cadáver del asesino
enviado en contra suya. Hay, pues, sobre el Llano, un trágico péndulo que no cesa de moverse:
vida-muerte, inundación-sequía. De modo que el círculo humano crimen-venganza-crimen es
semejante al círculo geográfico sequía-inundación-sequía.

En el proceso de puesta en orden, el cierre textual confluye con una Doña Bárbara
sometida a una ceremonia de expulsión: está fuera de las nuevas estructuras existentes, y,
al ser incompatible con ellas, debe irse. No es posible tolerar la presencia de alguien que es
representante de un exceso y de una violencia, o del exceso de la violencia. El que salga de la
sociedad (y de la novela misma) es la conclusión apropiada a una cadena de acontecimientos
siempre significantes.
Como figuras retóricas, el viaje y el río vinculan el curso de la Historia con un proceso irrepetible
y siempre en continuo movimiento. Sin embargo, "la hija de los ríos" (la hija de la Historia) al
"volver al lugar de donde había salido" enfatiza y advierte sobre la naturaleza cíclica de la
misma, porque "ha desaparecido la cacica de Arauca", pero no ha muerto.
RESUMEN:

La historia se desarrolla en el llano venezolano, en la hacienda El Miedo, propiedad de Doña


Bárbara, una mujer temida y respetada en la región debido a su pasado violento y su habilidad
para manipular a los hombres. La novela comienza con el regreso de Santos Luzardo a los
Llanos, tras haber completado sus estudios de derecho en la ciudad. Santos hereda la hacienda
Altamira de su padre, una propiedad vecina a El Miedo, y decide recuperar las tierras que le
pertenecen por derecho.

Santos Luzardo representa la ley, la educación y la civilización, mientras que Doña Bárbara
simboliza la barbarie, el poder y la corrupción. A lo largo de la novela, ambos personajes
luchan por el control de las tierras y el poder en la región, enfrentándose a diversos obstáculos
y desafíos.
Doña Bárbara, cuyo nombre completo es Bárbara de Aragón y Guzmán, es una mujer fuerte e
independiente que ha sufrido mucho en su vida. Abusada en su juventud, se convirtió en una
mujer implacable y despiadada, que utiliza su belleza y astucia para controlar a los hombres y
expandir su poder. Ella tiene una hija llamada Marisela, fruto de una relación pasada, a quien
desprecia y maltrata. Marisela es una joven inocente y hermosa que, a pesar del maltrato de
su madre, desea encontrar el amor y la felicidad.

Santos Luzardo, por otro lado, es un hombre honesto y trabajador, que busca establecer el
orden y la justicia en el llano. A pesar de las diferencias entre él y Doña Bárbara, Santos se
siente atraído por Marisela y, a medida que avanza la historia, ambos personajes comienzan a
enamorarse.

En su lucha por recuperar sus tierras, Santos se enfrenta a numerosos problemas, como el
enfrentamiento con los secuaces de Doña Bárbara y la corrupción de las autoridades locales.
Además, debe lidiar con los rumores y la mala fama que rodean a Doña Bárbara y su hacienda.

A medida que se desarrolla la trama, la relación entre Santos y Doña Bárbara se vuelve más
compleja, y la protagonista comienza a cambiar. La presencia de Santos y su amor por Marisela
permiten que Doña Bárbara redescubra su humanidad y se reconcilie con su pasado. Al final,
ella decide renunciar a su lucha por el poder y entrega las tierras en disputa a Santos.

A medida que la novela avanza, Santos Luzardo logra ganar la confianza y el respeto de la
gente del llano, demostrando su integridad y liderazgo. Asimismo, se enfrenta a Balbino Paiba,
el capataz de Doña Bárbara y principal ejecutor de sus planes maliciosos. En un duelo, Santos
sale victorioso, lo que le permite debilitar el poder de Doña Bárbara en la región.

En el transcurso de la historia, Santos y Marisela se enamoran, pero su relación es complicada


debido a la rivalidad entre Santos y Doña Bárbara. Marisela, quien ha sido maltratada y
menospreciada por su madre, encuentra en Santos el amor y el apoyo que siempre le faltaron.
La relación entre ambos permite que Marisela se transforme en una mujer fuerte y decidida.

Hacia el final de la novela, la lucha por el poder y las tierras entre Santos Luzardo y Doña
Bárbara llega a un punto álgido. Sin embargo, en medio de esta tensión, la relación entre
Santos y Marisela, la hija de Doña Bárbara, se profundiza, y el amor que sienten el uno por el
otro se fortalece.

Doña Bárbara, al notar el amor entre su hija y Santos, experimenta un cambio en su


personalidad y comienza a mostrar signos de arrepentimiento por sus acciones pasadas. Ella
empieza a darse cuenta de que su búsqueda de poder y venganza no le ha traído la felicidad
que esperaba y, por el contrario, la ha alejado de su hija.

En el desenlace de la novela, Doña Bárbara decide renunciar a su lucha por el poder y las
tierras. Ella firma un documento en el que cede la propiedad de las tierras en disputa a Santos,
reconociendo así la justicia y el derecho que él representa. Este acto simboliza la derrota de la
barbarie frente a la civilización.

Una vez que Doña Bárbara abandona El Miedo y se va de la región, Santos y Marisela pueden
estar juntos sin obstáculos. Ellos se casan y asumen el liderazgo de la comunidad, uniendo las
haciendas de Altamira y El Miedo, y trabajando para llevar la justicia, el progreso y la
civilización al llano.

Final

El final de la novela sugiere un mensaje de esperanza y redención, pues a pesar de la lucha


constante entre la civilización y la barbarie, prevalece el amor, la justicia y la humanidad. La
transformación de Doña Bárbara y su decisión de renunciar al poder demuestran que incluso
los personajes más oscuros y corruptos pueden encontrar la redención y cambiar sus vidas
para mejor.

Capítulos 1-10
El retorno: Santos Luzardo, un abogado educado en la ciudad, regresa a su hacienda Altamira
en los llanos venezolanos con la intención de recuperar las tierras que le pertenecen.

El ánima de Altamira: Santos se encuentra con Melquíades, un peón de la hacienda, quien le


cuenta sobre la mala reputación de Doña Bárbara, la dueña de la hacienda vecina, El Miedo.

Doña Bárbara: La protagonista, Doña Bárbara, es presentada como una mujer astuta y
despiadada, que controla el llano a través de la violencia y la manipulación.

El llano: El paisaje del llano es descrito, así como las costumbres y actividades de la gente que
vive allí.

La llegada: Santos y sus acompañantes llegan a Altamira y son recibidos por Melquíades y
Pajarote, quienes les ofrecen su lealtad y apoyo en la lucha contra Doña Bárbara.

Parte 2
En la segunda parte

Capítulos 11-20
El encuentro: Santos y Doña Bárbara se encuentran por primera vez. Santos descubre que la
mayoría de sus tierras han sido tomadas por Doña Bárbara y decide luchar por recuperarlas.

El duelo: Santos se enfrenta a Balbino Paiba, el capataz de Doña Bárbara, en un duelo en el


cual resulta victorioso, debilitando el poder de Doña Bárbara en la región.

Marisela: Se introduce a Marisela, la hija de Doña Bárbara, como una joven hermosa e
inocente, maltratada por su madre y marginada en la hacienda El Miedo.

La seducción: Doña Bárbara intenta seducir a Santos para controlarlo, pero Santos resiste sus
encantos y se mantiene firme en su propósito de recuperar sus tierras.
La transformación: Santos y Marisela se enamoran y su relación se profundiza. Marisela
comienza a transformarse en una mujer fuerte y decidida, gracias al amor y apoyo de Santos.

Parte 3
En la tercera parte

Capítulos 21-29
La lucha: Santos enfrenta numerosos obstáculos y desafíos en su lucha por recuperar sus
tierras y establecer la justicia en el llano, como enfrentamientos con los secuaces de Doña
Bárbara y la corrupción de las autoridades locales.

El cambio: Doña Bárbara comienza a mostrar signos de arrepentimiento por sus acciones
pasadas y experimenta un cambio en su personalidad, al notar el amor entre Santos y
Marisela.
La rendición: En el desenlace de la novela, Doña Bárbara decide renunciar a su lucha por el
poder y cede las tierras en disputa a Santos, simbolizando la derrota de la barbarie frente a la
civilización.

El padre de Marisela: Se revela que Lorenzo Barquero, un hombre alcohólico y débil que vive
bajo el control de Doña Bárbara, es el verdadero padre de Marisela.

La derrota de Balbino: Balbino Paiba, el capataz de Doña Bárbara, es derrotado


definitivamente por Santos, lo que marca un punto de inflexión en la lucha por el control del
llano.

La reconciliación: Doña Bárbara, a medida que experimenta su cambio interno, se reconcilia


con su pasado y acepta el amor entre Santos y Marisela.

El acuerdo: Doña Bárbara firma un documento en el que cede las tierras en disputa a Santos
Luzardo, poniendo fin a su lucha por el poder y reconociendo la justicia y el derecho que él
representa.

La partida: Doña Bárbara abandona la hacienda El Miedo y se va de la región, dejando atrás su


vida de violencia y manipulación.

La unión de Altamira y El Miedo: Santos y Marisela se casan y asumen el liderazgo de la


comunidad, uniendo las haciendas de Altamira y El Miedo, y trabajando para llevar la justicia,
el progreso y la civilización al llano.

El mensaje de esperanza: El final de la novela sugiere un mensaje de esperanza y redención,


pues a pesar de la lucha constante entre la civilización y la barbarie, prevalece el amor, la
justicia y la humanidad.

Análisis
Temas
El tema principal y central de la novela es la lucha entre la civilización y la barbarie,
representada por los personajes de Santos Luzardo y Doña Bárbara, respectivamente. La trama
se centra en el enfrentamiento entre estos dos personajes y en cómo sus acciones y decisiones
afectan a la sociedad del llano venezolano.
Civilización vs. Barbarie: Uno de los temas centrales de «Doña Bárbara» es la lucha entre la
civilización, representada por Santos Luzardo, y la barbarie, personificada en Doña Bárbara. La
novela muestra cómo estos dos elementos entran en conflicto en el llano venezolano y cómo
la civilización, a través del amor, la justicia y el progreso, logra prevalecer sobre la barbarie.
Justicia: La búsqueda de justicia es otro tema importante en la novela. Santos Luzardo, como
abogado y terrateniente, busca recuperar las tierras que le pertenecen y establecer la justicia
en una región dominada por la violencia y la corrupción. Este tema también se refleja en la
lucha por el poder y el control en el llano.

Poder y corrupción: La novela explora cómo el poder puede corromper a las personas y cómo
la ambición desmedida puede conducir a la destrucción. Doña Bárbara es un ejemplo de esto,
ya que su deseo de poder y venganza la lleva a cometer actos violentos y manipuladores.

Redención y transformación: «Doña Bárbara» también aborda la posibilidad de redención y


cambio en los personajes. Doña Bárbara experimenta un cambio interno a lo largo de la
novela, mientras que Marisela se transforma de una joven maltratada en una mujer fuerte y
decidida.

Simbolismo
Los personajes y elementos de la novela tienen un fuerte componente simbólico. Por ejemplo,
Doña Bárbara representa la barbarie, el poder corrupto y la violencia, mientras que Santos
Luzardo simboliza la civilización, la justicia y el progreso. La relación entre estos dos personajes
y su lucha por el control del llano refleja el conflicto entre la modernización y la tradición en la
Venezuela de la época.

Descripción del entorno


Rómulo Gallegos utiliza un lenguaje rico y detallado para describir el paisaje y la vida en el
llano venezolano. La novela ofrece un retrato vívido y realista de la naturaleza, las costumbres
y las tradiciones de la región, lo que permite al lector sumergirse en el mundo de la historia.

Desarrollo de personajes
Los personajes de «Doña Bárbara» experimentan un notable crecimiento y evolución a lo largo
de la novela. Por ejemplo, Marisela, la hija de Doña Bárbara, se transforma de una joven
maltratada y marginada en una mujer fuerte y decidida, gracias al amor y apoyo de Santos
Luzardo. Asimismo, Doña Bárbara experimenta un cambio en su personalidad, al darse cuenta
de que su búsqueda de poder y venganza no le ha traído la felicidad que esperaba.

Mensaje de redención
La novela presenta un mensaje de redención y esperanza al mostrar que, a pesar de la lucha
constante entre la civilización y la barbarie, prevalece el amor, la justicia y la humanidad. La
transformación de Doña Bárbara y su decisión de renunciar al poder demuestran que incluso
los personajes más oscuros y corruptos pueden encontrar la redención y cambiar sus vidas
para mejor.

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