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Problemas Clásicos

Alumno: Jonathan Mora


Profesor: Adolfo Albornoz
Carrera: Pedagogía en Lenguaje, 1er año
Universidad Austral de Chile
Introducción
Cada vez que se nos presenta un texto denominado como clásico, tendemos a pensar que va
a ser muy difícil la lectura y comprensión de este. Este sentimiento de inseguridad se
genera en la mayoría de los casos por diferentes factores. Uno de ellos puede ser la
tendencia a pensar que los textos clásicos son de una época muy alejada a nuestra
contemporaneidad. Otro factor puede ser no tener una base sólida para enfrentar de mejor
forma los textos de naturaleza clásica.
Sea cual sea la dificultad que se nos presente, es un hecho que muchas veces no logramos
entender estas obras, pero esto se puede solucionar.
El “Problema” de los clásicos
Los clásicos no son el problema, durante mi recorrido escolar me han hecho leer un par de
clásicos como Agamenón y La Ilíada. Estos textos están muy alejados de nuestra época
contemporánea en cuanto a lo cultural (en parte), lo que genera una desconexión en cuanto
a entender que está sucediendo. Sin dudas lo que más dificulta la lectura de las obras
clásicas, y sobre todo de las epopeyas griegas, es que el lenguaje en el que se nos presentan
es uno bastante poco habitual para los estudiantes en general. Es cierto que tal vez para
otros tantos no sea de esta forma, pero son sólo algunos los que pueden tener el privilegio
de contar con una base adecuada para abordar textos de este calibre.

Para aclarar, los clásicos no necesariamente son textos antiguos, en algunos casos si, pero
en muchos otros no. Además, lo libros clásicos antiguos tienen una característica que hace
que sea necesario leerlos sin importar cuanto tiempo haya transcurrido. Calvino (1981), en
Por qué leer los clásicos, lo dice así: “Es clásico lo que persiste como ruido de fondo
incluso allí donde la actualidad más incompatible se impone” (p.19).

Debido a esto llegamos a la conclusión que hay algo que tienen los libros clásicos que
genera esta especie de eco que persiste hasta los días de hoy. Castillo (2003), identifica la
naturaleza de la importancia de La Odisea diciendo que: “Podría quizás ser calificado como
uno de los más complejos y como uno de los más cercanos al ser humano, de cuantos nos
legó la Antigüedad griega” y agrega: “. Humano, por cuanto Ulises busca, lucha, sufre,
porque ama, como el ser humano busca, lucha, sufre, porque ama.” (p.12) Podemos ver
ahora más claramente el por qué de la repercusión de este clásico, lo que impacta tanto es la
humanidad del protagonista, de su lucha, sufrimiento, pasión y anhelos, que, si bien no es
comparable con nuestra cotidianidad, nos interpela en cierto punto para llegar a asemejar
ciertos comportamientos, como su negación a rendirse pese a las situaciones adversas,
cuando dice: “Mientras los maderos están sujetos por las clavijas, seguiré aquí y sufriré los
males que haya de padecer” (La Odisea, canto V)

El Problema Real

El problema que identifico es sobre la preparación que conlleva el leer un texto de otra
época y de tal complejidad como, por ejemplo, La Odisea.

Realmente resulta difícil entender los diálogos, los contextos, los rituales, los dioses y
además de eso analizar el enorme trasfondo que abarca esta obra, que no por nada llega a
ser un hipo texto que funciona como base de una gran variedad de interpretaciones,
significados, películas, series y nuevos textos, debido a la trata de múltiples temas como el
de volver a casa, del desarraigo del lugar natal, de la adversidad ante un padre ausente, un
esposo que pareciera que no va a volver, un hijo desaparecido y un amo perdido del cual no
se tiene información y sólo queda no perder la esperanza de que algún día vuelva.

Este problema está ligado principalmente a la pobre o nula preparación y solides de


nuestras bases, preconceptos y desarrollo previo a la lectura de la obra, lo que genera una
discordancia muy grande entre lo que nos muestra el texto y la capacidad que tenemos para
procesar toda aquella información que se entrega en formato de versos poéticos con
metáforas y símiles complejos.

Es por esto que busco sentar unos “tips” o claves para obtener una lectura más llevadera y
de mayor provecho para nuestro y análisis y dialecto con la obra misma.

Claves para entender clásicos en general

Lo primero que debemos hacer antes de empezar a leer una obra, es contextualizarnos
dentro de lo que está ocurriendo dentro de la misma. Es muy difícil entender un texto sin
saber nada anteriormente, por ello el primer paso debe ser buscar información: qué otros
libros ha escrito el autor, si hay algún libro previo al que se está leyendo, en qué época se
ambienta, lugar geográfico si es que no es ficticio, en qué época se escribió, etc. Con este
primer acercamiento al texto se nos condiciona previamente para llevar la lectura de una
manera más llevadera. Además, al hacer esto podemos, por ejemplo, darnos cuenta de que
la Odisea de homero es un poema, que es posterior a otro poema homérico que es la Ilíada,
y entender que nuestro protagonista es un héroe de guerra que intenta volver a su anhelado
hogar después de la ardua batalla.

Luego de esto, se puede empezar a hacer una lectura preliminar de la obra, en la cual se
priorice entender el sentido macro del texto, así como las palabras que resultaron de difícil
comprensión. Además, se deben anotar las partes y secciones en la narración que no se
comprendieron del todo, o hubo alguna duda sobre lo que sucedió. Esto nos ayudará a
identificar qué pasajes no entendemos específicamente.

Como tercer paso, es necesario buscar aquellas palabras cuyo significado no conocemos,
además de buscar otras opciones que nos narren las partes de la historia que no
comprendemos. Lo importante es intentar comprender el texto más apegado al original, ya
que los detalles que narra se pierden en algunas versiones.

Es importante leer los clásicos y buscar las herramientas necesarias para lograr
comprenderlos, puesto que nuca se deja de aprender de ellos: “Un clásico es un libro que
nunca termina lo que tiene que decir” (Calvino. 1981, P.15)
Bibliografía

Homero (2010). La Odisea. Madrid, España: Pabón José

Calvino (1981). Por qué leer los clásicos: Fábula Tusquets Editores

Castillo (2003). El mito de Odiseo: Atenea 487

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