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PRESA ENDHO

La presa Endhó, ubicada en la corriente del río Tula, recibe gran parte de las aguas
negras que transporta el drenaje de la Ciudad de México. Esta presa forma parte de
la región hidrológica-administrativa del Valle de México, que incluye 12 presas
–Javier Rojo Gómez, Requena, Taxhimay, Vicente Aguirre, La Concepción, Danxhó,
Sierra de Guadalupe, Huapango, Madín, El Molino, Ñadó y la propia Endhó–, que
juntas tienen una capacidad de 590 hectómetros cúbicos (cada hectómetro equivale
a 1 millón de metros cúbicos). En septiembre de 2021 cinco de ellas sobrepasaron
su capacidad, provocando inundaciones en la región, como la del 7 de septiembre
de 2021 en Tula.
Cándido Pérez, de 56 años, siembra cilantro a orillas de la presa Endhó. El
campesino es consciente de la ruta que sigue el agua. “Viene de un canal de Tepeji,
allá pasa por la planta”, dice refiriéndose a la Planta de Tratamiento de Aguas
Residuales Atotonilco.
Bajo la sombra de un sauce, Cándido, con más indiferencia que asco, le da una
mordida a su taco de arroz con huevo. Mientras mastica el bocado, la espuma del
agua negra se va integrando a la tierra, perdiéndose en pequeñas explosiones de
burbujas jabonosas. “A nosotros ya no nos hace daño el agua, pero a los de fuera
sí”, asegura sentado en un tronco, al pie de su cultivo. “Se da mejor el cilantro con
esa agua que con agua de pozo”, explica acerca de los beneficios del uso de agua
tratada en la agricultura.
Lo grisáceo de las aguas hace que el cielo se refleje como sumergido en plata. Una
nata brillante de nubes. Por el centro de la presa avanza una fila de lirios
impulsados por el viento que irán a estancarse en algún extremo para ser nido del
mosquito culex. Casi en la orilla, junto a un páramo de árboles secos, una bolsa de
basura asoma su reflejo para recordarnos que su destino es la putrefacción.
Esteban Cerón, de 68 años, amanece todos los días con la pestilencia en su
habitación. “Nos falta saneamiento del agua –acepta, señalando la presa–. En 1972
todavía había trucha, bagre, carpa, lobina; ahora se produce un olor fétido, una
pestilencia”.

“En el caso de la presa Endhó, sabedores de que son aguas residuales y que
se ha determinado la presencia de contaminantes como son arsenio,
mercurio, manganeso y plomo, claro que está demostrado en artículos
científicos que estos metales pesados tienen este riesgo de condicionar
cáncer en las personas”
Luego de darse a conocer el reportaje 'Los Olvidados de Hidalgo', de N+
Focus, que puso en evidencia la crisis ambiental que afecta a las
personas que habitan cerca de la presa Endhó, la Secretaría de Salud
reconoció que los contaminantes de las aguas negras que llegan a la
presa podrían ser un factor para el desarrollo de cáncer en los
habitantes de la región.

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