Está en la página 1de 6

FACULTAD DE TEOLOGÍA “SAN PABLO”

“YO COMO PENITENTE Y YO COMO CONFESOR”

NOMBRE: Javier Marcelo Mamani Huanca

DOCENTE: P. José Smyksy

Cochabamba – Bolivia

Marzo 2023
YO COMO PENITENTE Y YO COMO CONFESOR

La presencia del pecado en la vida del hombre y en la vida terrenal tiene un


punto de inicio que las Sagradas escrituras detallan de una manera narrativa, explicando
detalle a detalle como es que el pecado a llegado a corromper el interior del hombre que,
según la exhortación apostólica dada por el Papa Juan Pablo II dirigida al clero y a
todos los fieles sobre la reconciliación y la penitencia en la misión de la iglesia hoy,
aclara que los textos de la narración bíblica sobre la construcción de la torre de Babel y
la narración de primer pecado en el Edén muestran la acción del pecado en la vida del
hombre “…en ambas nos encontramos ante una exclusión de Dios, por la oposición
frontal a un mandamiento suyo, por una gesto de rivalidad hacia él, por la engañosa
pretensión de ser «como él»”1.

Pero para iniciar este trabajo se tomará mas referencia al texto que habla sobre el
pecado original “…que constituye la esencia mas intima y mas oscura del pecado: la
desobediencia a Dios, a su ley, a la norma moral que él dio al hombre, escribiéndola en
el corazón y confirmándola y perfeccionándola con revelación” 2. El pecado original o el
primer pecado es corroído por la gracia que infunde el bautismo para hacer del hombre
ya no creatura, sino a ya ser hijo de Dios y para formar parte de la familia de la iglesia,
pero esto no impide que el hombre vuelva a caer en el pecado.

Dios es fiel a su designio eterno incluso cuando el hombre, empujado por el


Maligno y arrastrado por su orgullo, abusa de la libertad que le fue dada para amar y
buscar el bien generosamente, negándose a obedecer a su Señor y Padre; continúa
siéndolo incluso cuando el hombre, en lugar de responder con amor al amor de Dios, se
le enfrenta como a un rival, haciéndose ilusiones y presumiendo de sus propias fuerzas,
con la consiguiente ruptura de relaciones con Aquel que lo creó 3.

1
Pablo II, “Exhortación Apostólica Reconciliato et Paenitentia” (02.12.1984), 17.
2
Ibid., 17
3
Pablo II, “Exhortación Apostólica Reconciliato et Paenitentia” (02.12.1984), 13.
Con esta última cita se quiere poner en claro que el hombre abusa de la libertad
que se le fue dada como un regalo por parte de Dios, quien como un buen padre busca lo
mejor para él, mas si embargo el hombre responde de otra manera a este regalo o este
don y puede llegar al punto de enfrentarse como un enemigo ante quien lo ha creado.
Pero a pesar de todo lo que el hombre haga desde su libertad y desde su desobediencia a
los designios dados por Dios para el propio bien del hombre; Dios nunca dejará de ser
fiel a esos designios dados por él mismo, a pesar de que el hombre movido por su
orgullo siga apartándose de él, Dios como un buen padre siempre lo mirará con
misericordia.

Frente a la acción del hombre y frente a su pecado, Dios invita al hombre a


buscar la reconciliación del hombre para que una vez mas este vuelva a los brazos del
Padre con una actitud de arrepentimiento y buscando su misericordia. “De esta
reconciliación habla la Sagrada Escritura, invitándonos a hacer por ella toda clase de
esfuerzos; pero al mismo tiempo nos dice que es ante todo un don misericordioso de
Dios al hombre”4.

Así mismo esta reconciliación es anunciada por la misma iglesia y es vista como
un instrumento para el accionar de la misericordia de Dios, para que así este sea
sacramento para el mundo, “La Iglesia tiene la misión de anunciar esta reconciliación y
de ser el sacramento de la misma en el mundo. Sacramento, o sea, signo e instrumento
de reconciliación es la Iglesia por diferentes títulos de diverso valor, pero todos ellos
orientados a obtener lo que la iniciativa divina de misericordia quiere conceder a los
hombres”5.

Yo como penitente

Ahora cuando se habla sobre el sacramento que da y otorga el perdón de los


pecados hacemos referencia a dos posturas dentro de la iglesia o sea, el que otorga y el
que recibe. Este misterio de perdón fue otorgado por parte de Cristo a los apóstoles y así
a sus sucesores que, al pasar el tiempo durante la historia de la iglesia, está a
4
Pablo II, “Exhortación Apostólica Reconciliato et Paenitentia” (02.12.1984), 5.
5
Ibid., 14.
desarrollado la conciencia del signo del perdón el cual es dado por el sacramento de la
penitencia6.

“«Quienes se acercan al sacramento de la penitencia obtienen de la misericordia


de Dios el perdón de la ofensa hecha a Él y al mismo tiempo se reconcilian con la
Iglesia, a la que hirieron pecando, y que colabora a su conversión con la caridad, con el
ejemplo y las oraciones»”7. Es de esta manera que la reconciliación no solo es con Dios
sino con toda la iglesia a la cual también es afectada por el pecado.

Este misterio del perdón fue otorgado al ministerio sacerdotal y aquel que lo
recibe es el fiel creyente que busca esta reconciliación por medio del sacramento de la
penitencia, ahora en cuanto le respecta a la segunda postura de este enunciado, el
proceso que debe seguir es muy distinto al del primero “…hasta que no dice no
solamente «existe el pecado», sino «yo he pecado»; hasta que no admite que el pecado
ha introducido en su conciencia una división que invade todo su ser y lo separa de Dios
y de los hermanos”8. Asi el reconocimiento de la actuación de propio pecado y de todo lo
malo que ha causado en uno mismo llega a ser indispensable para poder acceder al
sacramento de la penitencia ya que al decirse interiormente – yo he pecado – se atribuye
a la persona un acto de identificación muy profunda de su estado mas humano, pero que
desde ahí se reconoce necesitado del perdón de Dios por haberse alejado de Él.

“Pero el acto esencial de la Penitencia, por parte del penitente, es la contrición, o


sea, un rechazo claro y decidido del pecado cometido, junto con el propósito de no
volver a cometerlo, por el amor que se tiene a Dios y que renace con el
arrepentimiento”9.

Ahora ante este reconocimiento del pecado cometido y el acto de contrición, el


pecado es considerado como una agresión a si mismo y parte de una acusación a uno
mismo ante un ministro legitimo.

6
Ibid., 44.
7
Ibid.
8
Ibid., 46.
9
Ibid.
Yo como confesor

Todos los pecados cometidos presentes en la persona y ante el deseo de buscar la


reconciliación, deben presentarse enteramente ante el sacerdote quien como ministro de
la reconciliación es capaz de otorgar el perdón de Dios, “Así lo afirma San Pablo cuando
escribe que Dios ha dado a los apóstoles de Cristo una participación en su obra
reconciliadora. «Dios —nos dice— ha confiado el misterio de la reconciliación ... y la
palabra de reconciliación»”10. Dios hace participe al sacerdote en su obra reconciliadora.

Acusar los pecados propios es exigido ante todo por la necesidad de que el pecador sea
conocido por aquel que en el Sacramento ejerce el papel de juez —el cual debe valorar
tanto la gravedad de los pecados, como el arrepentimiento del penitente— y a la vez
hace el papel de médico, que debe conocer el estado del enfermo para ayudarlo y
curarlo11.

El sacerdote presente también en el momento de la confesión como Alter


Christus o sea como otro cristo, no solo se manifiesta ante la persona con el papel de
juez, sino que también se da a conocer con el papel de medico quien cura las heridas que
ha causado el pacado en la vida interna del hombre, “. Y esto se relaciona con el hecho
de que es frecuente en el Evangelio la presentación de Cristo como médico, mientras su
obra redentora es llamada a menudo, desde la antigüedad cristiana, «medicina
salutis»”12.

“El Rito de la Penitencia alude a este aspecto medicinal del Sacramento, al que el
hombre contemporáneo es quizás más sensible, viendo en el pecado, ciertamente, lo que
comporta de error, pero todavía más lo que demuestra en orden a la debilidad y
enfermedad humana”.

Es importante recalcar la valor que tiene el ritual de la penitencia ya que en el se


puede apreciar varios aspectos teológicos sobre este sacramento ya que así lo detalla los
Praenotanda “«El pecado es una ofensa a Dios, que rompe nuestra amistad con él, la

10
Pablo II, “Exhortación Apostólica Reconciliato et Paenitentia” (02.12.1984), 11.
11
Pablo II, “Exhortación Apostólica Reconciliato et Paenitentia” (02.12.1984), 47.
12
Pablo II, “Exhortación Apostólica Reconciliato et Paenitentia” (02.12.1984), 45.
finalidad última de la penitencia consiste en lograr que amemos intensamente a Dios y
nos consagremos a él» (RP 5)”13

La tarea del ministro del sacramento de este sacramento, según la Bula


Misericordiae vultus, este debe ser verdadero sino de la misericordia del Padre. Este
punto es recalcado en la Bula ya que no quiere pasar por alto que el sacerdote también es
considerado como un pecador que no debe olvidarse de hacerse también un penitente y
que también puede experimentar desde el sacramento la alegría del ser perdonado14,

13
Cf. “Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos Notitiae” 2015.
14
Cf. Ibid.

También podría gustarte