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Literatura Virreinal
Literatura Virreinal
Características
1. Dependencia de España: Fue eco de la literatura de España, porque se
escribió con espíritu y sentimientos españoles.
2. Alto valor histórico: La literatura de ese entonces recogió testimonios del
colonialismo que se implantó.
3. Retoricismo: Hubo preocupación por la expresión y la forma. Se introdujeron
elementos de la preceptiva literaria española; el soneto, los versos
endecasílabos, la rima, etc.
4. Estilo satírico: Se usó la sátira mordaz e hiriente para criticar a personajes
virreinales.
5. Imitación: Las corrientes o movimientos literarios de Europa tuvieron adeptos
e imitadores en Perú.
Fases o períodos
Durante este tiempo los literatos coloniales imitaron a las corrientes literarias presentes en
Europa.
El Barroco: Fue una producción con un estilo de recargar las producciones con
muchos recursos literarios. Se le dio mucha importancia a la lírica.
Los poemas escritos en esa época poseen muchos recursos estilísticos
(siglo XVII hasta mediados del siglo XVIII). Principales representantes: Juan de
Espinoza Medrano y Juan del Valle y Caviedes.
Representantes
Clasicismo
Amarilis
Amarilis, fue una poeta peruana, cuyo verdadero nombre se desconoce y que compuso
la Epístola a Belardo dirigida a Lope de Vega y publicada por éste en su Filomena, en 1621.
Dicha Epístola está compuesta en silvas con un total de 335 versos, a través de los cuales, la
autora declara a Lope de Vega su amor platónico, así como da información autobiográfica, en
la cual afirma pertenecer a una familia de conquistadores españoles que participaron en la
fundación de la ciudad de Huánuco (en la sierra central del Perú) y que residía en Lima, tras
haberse consagrado a Dios vistiendo el hábito monjil. Es un poema fluido, armonioso,
delicado, tal vez es el más vivo ejemplo de la lírica peruana de principios del siglo XVII. Desde
el primer momento, los críticos reconocieron la calidad excepcional de la composición y se
preguntaron quién podría ser la anónima poeta que usaba el seudónimo pastoril de Amarilis.
Se ha desgranado una serie de hipótesis al respecto, pero todas endebles (una de ellas la
identifica con María de Rojas y Garay). De todos modos, existe una posición mayoritaria de
que, efectivamente, se trataba de una mujer criolla nacida en el Virreinato del Perú,
rechazándose la tesis de que fuese una superchería elaborada por el mismo Lope de Vega.
Diego de Hojeda
Diego de Hojeda (¿1570?-1615), natural de Sevilla, vino al Perú a los 15 años de edad para
labrar fortuna. El terremoto de 1586 hizo variar sus planes. Ingresó al Convento de los
dominicos y actuó al lado del arzobispo Toribio de Mogrovejo contra la relajación de
costumbres. Se ordenó de sacerdote en 1600. Ocupó los altos cargos de Prior del Convento
de Santo Domingo del Cuzco y del Convento del Rosario de Lima. En 1612 fue relevado de
sus cargos en la orden a causa de desavenencias con sus superiores; primero fue confinado
como simple monje en el convento de Cuzco, y luego en el de Huánuco de los Caballeros,
donde falleció poco después. En 1617 fue reconocida su inocencia, siendo rehabilitado
públicamente. Su obra principal es La Cristiada, extenso poema épico escrito en doce cantos,
cuyo tema es la pasión y muerte de Jesucristo. Está compuesta “en verso heroico” y “en estilo
grave, en erudición profunda y en devoción suave”. Su primera edición es de 1611, impresa
en Sevilla. Desde el primer momento recibió elogios, entre ellos, los de Lope de Vega. Es uno
de los mayores ejemplares de la poesía épica de habla castellana.
Barroquismo[editar]
Juan de Espinoza Medrano
Juan del Valle y Caviedes (1652 o 1654-después de 1696), conocido como «El poeta de la
Ribera» fue un poeta satírico y elegíaco nacido en España, pero que vivió casi toda su vida en
el Perú. Quiso hacer fortuna en la actividad minera, pero su vida desordenada lo llevó pronto a
la ruina. Pobre, enfermo y viudo, alquiló uno de los Cajones de la Ribera, tenduchos bajo el
Palacio Virreinal, donde a la par de manejar un negocio modesto, se dedicó a componer
sátiras y poesías festivas. El público le rodeaba para oír sus festivos ataques a los médicos y
a otros tipos populares de la ciudad, y lo apodaron el Poeta de la Ribera. Su fama llegó hasta
México, donde la célebre Sor Juana Inés de la Cruz le escribió una carta, que Caviedes
respondió atentamente. Compuso también sonetos delicados, poesías de lamento y
arrepentimiento cristiano, romances religiosos, amorosos y costumbristas.
Pedro Peralta y Barnuevo
Sin duda, el literato más destacado de la primera mitad del siglo XVIII fue el limeño Pedro
Peralta y Barnuevo, hijo de padre español y de madre peruana. Fue uno de los más completos
polígrafos de su tiempo y la fama de su sapiencia cruzó las fronteras del imperio español. Se
graduó de abogado, profesión que alternó con las labores de ingeniería, matemáticas y
astronomía. Fue Cosmógrafo Mayor del Reino e Ingeniero Mayor. Trazó un plan de defensas
del Callao. Dictó la cátedra de Prima de Matemáticas en la Universidad de San Marcos, de la
que también fue rector. Sabía además 8 idiomas, en todas las cuales escribía con perfección y
elegancia. Por su portentosa erudición recibió el apelativo de Doctor Océano. Tuvo un
entredicho con la Inquisición a raíz de la publicación de uno de sus libros de carácter místico.
Dejó una obra literaria muy vasta. Tamayo Vargas la divide en cinco grupos:
El teatro
En el campo teatral destaca nítidamente Fray Francisco del Castillo Andraca y
Tamayo (¿1714?-1770), conocido como "El ciego de La Merced", religioso mercedario,
dramaturgo y poeta, nacido probablemente en Piura. Tuvo fama de improvisador y repentista.
Entre sus obras destacan: la comedia La conquista del Perú, una de las primeras en ofrecer
una perspectiva crítica de dicho episodio; la comedia Todo el ingenio lo allana; el
drama Mitridates, rey del Ponto; y el entremés Del justicia y litigantes.
A fines del siglo XVIII y coincidiendo con el fin del periodo del virrey Manuel Amat y Juniet, se
representó en las gradas de la catedral de Lima un drama, el Drama de los palanganas:
veterano y bisoño, que es una crítica despiadada contra el gobierno y la persona de este
virrey, en particular sus amoríos con La Perricholi. El estreno de esta obra se debió dar en la
noche del 26 de julio de 1776. El texto ha sido rescatado por el crítico literario Luis Alberto
Sánchez.