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2. EVOLUCIÓN CONCEPTUAL DE EVALUACIÓN.

La evaluación ha pasado por sucesivas etapas, ganando en cada una de ellas precisión
y rigor científico. Ha ido asumiendo diferentes pasos del método científico
convirtiéndose por último en una verdadera investigación aplicada.

Del “juicio de expertos” o apreciación subjetiva de carácter valorativo de la persona


que evalúa, se pasó a la “medición de resultados” o instrumentación que garantizará
cierta información objetiva pero restringida sólo a aquello capaz de ser medido con
test o instrumentos válidos y confiables, dando énfasis a los instrumentos.

Con la incorporación de la tecnología educativa como una forma racional de analizar y


operar en la educación se incorporó la evaluación como un proceso de comparación de
lo logrado en la acción educativa comparando los objetivos propuestos con los logros o
resultados obtenidos, traducido, de algún modo, en las puntuaciones obtenidas en la
aplicación de test o cualquier otro instrumento, con lo programado en los objetivos,
que, de algún modo, precisa un ideal a alcanzar.

Luego la evaluación se conformó como un verdadero subsistema del sistema


educativo, definiéndose como “proceso de delinear, obtener y proveer información
útil para juzgar alternativas de decisión”, es decir que como tal, se encontraba con
miras a un fin: informar sobre la realidad y eficiencia de los logros del sistema, para
mejararlo y el cumplimiento de este fin es necesario para cumplir la finalidad total del
Sistema: cambiar el comportamiento del individuo y de la sociedad de acuerdo a
ciertos objetivos que son planteados por la misma sociedad (Chadwick).

Sus procesos se determinan de acuerdo a su finalidad y sus componentes se relacionan


en base a su capacidad para llevar a cabo determinados procesos, como tal asume la
totalidad de los pasos del método científico, convirtiéndose en un proceso permanente
de investigación para la acción y la transformación.

En la actualidad la evaluación recoge los aportes de cada una de las cuatro


concepciones revisadas, así tenemos la de Ausubel – Novack – Hanesian – Jimeno –
Rosales C – De Subiría, etc. La evaluación educativa ha centrado sistemáticamente su
interés en el estudio y análisis de la educación para mejorarla: su función es
esencialmente la de Retroalimentación y guía.

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2.1 ¿Qué implica "evaluar"?

La exposición que sigue conecta con el acervo comúnmente aceptado en la


terminología científico-social: medir, contrastar, enjuiciar, analizar, cuestionarse,
valorar.

En primer lugar, evaluar significa medir, es decir, asignar unidades de suerte que a dos
cantidades iguales corresponda el mismo número y a dos cantidades desiguales
correspondan números distintos. Se evalúa cuando se otorgan, objetivamente,
puntuaciones al alumnado, a una programación docente, a unos materiales etc. Tales
mediciones han de ser válidas y fiables. Prevalece, pues, un enfoque cuantitativo de
índole descriptiva. Permite efectuar comparaciones entre individuos, prestando
atención a sus respectivas puntuaciones. Tales puntuaciones son relevantes en tanto
en cuanto permiten adoptar decisiones. Por ejemplo, qué personas obtienen el apto y
cuales deben continuar el programa de entrenamiento. Al fijar un (o varios) punto de
corte, el evaluador está combinando hechos (las puntuaciones) y valores (qué
puntuación es suficiente en la cultura de la entidad). En entidades que apuestan por la
excelencia, los puntos de corte son mucho más exigentes que en entidades que
apuestan por mantener unos estándares de calidad o en entidades que optan
simplemente por la supervivencia.

En lugar, evaluar significa contrastar el grado de congruencia entre los resultados


obtenidos y los objetivos que se persiguen en un programa de entrenamiento,
capacitación o desarrollo. Ello implica tener claro qué tipo de funcionamiento laboral
se considera pertinente y en qué medida la formación impartida contribuye a ello.
Permite combinar enfoques cuantitativos y cualitativos en torno al grado de
consecución de los objetivos docentes. De nuevo, se efectúa el contraste para destacar
las divergencias detectadas y tomar decisiones. Si se detectan importantes
desviaciones entre lo esperado y lo conseguido, la evaluación permite adoptar
medidas correctoras, por ejemplo, respecto al programa diseñado o respecto al
docente (o docentes) que lo ha impartido. Ello conlleva el tener claros qué cambios de
actitudes deben observarse entre los asistentes, qué tipo de cuestiones o problemas
tienen que ser capaces de afrontar y resolver, qué tareas concretas deben saber
realizar de principio a fin. Si no están claros los logros esperados no tiene mucho
sentido efectuar una evaluación mediante contrastes.

En tercer lugar, evaluar significa enjuiciar en qué medida los programas, contenidos y
procedimientos están a la altura de los tiempos, responden a exigencias y previsiones
reales, se ajustan a la racionalidad tecnológica etc. Se recaba el dictamen de uno o
varios expertos que aquilaten el grado de idoneidad de la programación. Se expresa
mediante un juicio global de índole cualitativo siguiendo unos estándares de exigencia.
Es una labor de peritaje que sustenta la toma de decisiones. Emitiendo un dictamen,

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por ejemplo, jefes inmediatos o personal con experiencia determinan si el programa
diseñado cuadra con los objetivos que se están persiguiendo, si realmente recoge las
tareas y cometidos relevantes en el puesto. Estos juicios no son opiniones de encuesta,
sino juicios que sustentan la adopción de decisiones.

En cuarto lugar, evaluar significa analizar la información acumulada en un banco de


datos para adoptar decisiones empíricamente sustentadas. Tales datos permiten
diagnosticar con rigor la situación actual. Así se aquilata si los programas de formación
está siendo efectivos, útiles, populares. Se estima si sintonizan con las estrategias y
objetivos de la entidad y de los trabajadores. Los datos analizados tienen más peso que
las creencias e impresiones personales. Son pruebas empíricas que sustentan las
decisiones. Estos datos pueden ser de carácter cuantitativo y cualitativo. Generan
índices de asistencia, satisfacción, distribución por categorías, sucursales, edades, sexo
etc. aprovechando la información disponible en los ficheros y archivos. Carece de
sentido el acumular y analizar datos que no desemboquen en una toma de decisiones
o en una mejora de las líneas de actuación que se están desarrollando en el
departamento de formación o en la consultora.

En quinto lugar, evaluar significa cuestionarse periódicamente el sentido y el propósito


final de la programación que se está llevando a cabo. Subyace un análisis de índole
ideológico respecto al grado de compaginación de los logros con los designios
promovidos (Legge,1984). Este tipo de evaluación da entrada a las opiniones,
impresiones y creencias personales sobre el grado de idoneidad de la programación en
curso para la consecución de unos propósitos finales dados. Se evalúa considerando,
por ejemplo, si deben revisarse o no los propósitos perseguidos al poner en marcha los
programas, si debe fijarse un nuevo orden de prioridades, si se está dando suficiente
peso a la formación de personal. Una vez más, evaluar cuestionándose tiene razón de
ser si se acaba adoptando decisiones. Es un enfoque que se sustenta en la reflexión
personal, el debate, la confrontación, la negociación y el consenso entre la alta
dirección, la dirección de recursos humanos, los líderes sindicales, los empleados, los
propios docentes. Es un enfoque eminentemente cualitativo que cuestiona el sentido
de las acciones de formación en curso o en fase de planificación.

Finalmente, evaluar significa valorar la rentabilidad y la función de utilidad que se


obtiene a partir de la inversión realizada y de los beneficios o ahorros que se derivan
de la existencia de programas de formación de personal. Se analiza la relación coste-
beneficio cuando aspectos ambos pueden concretarse en términos económicos. Se
analiza el grado de eficacia del costo de la formación cuando no pueden concretarse
los beneficios en términos económicos existiendo constancia de la inversión realizada.
Es un enfoque eminentemente cuantitativo que avala la pertinencia de las decisiones
adoptadas y de las acciones realizadas. Suministra un sistema interno de control de la
gestión, afín al que se obtiene con una contabilidad analítica (Cascio, 1987).

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Al glosar estas seis acepciones del concepto de evaluación se ha recalcado un enfoque:
todas ellas son pertinentes en la medida en que contribuyan a tomar decisiones y a
llevar adelante planes de acción. Se evalúa para procurar que las decisiones y acciones
estén sustentadas en una información empírica, recopilada de un modo sistemático, y
en una interpretación solvente de las pruebas experimentales disponibles (Alvira,
1985). Evaluar no es dar una opinión. Evaluar es aquilatar para tomar decisiones
convincentes en el ámbito de la formación de personal. Se realza así una perspectiva
interdisciplinar que llega a desembocar en una evaluación de la propia evaluación
(Cook, Leviton y Shadish, 1985)

Estas seis acepciones pueden ser abordadas desde una perspectiva proactiva o desde
una perspectiva reactiva. Prevalece, no obstante, el planteamiento reactivo. La óptica
proactiva suele estar centrada en la evaluación de los programas ya diseñados para
contrastar si sus contenidos permiten alcanzar los objetivos previstos.

2.3. Algunas preguntas-clave sobre el proceso evaluador

A. ¿Para qué evaluar?


La primera decisión que entraña el proceso evaluador se refiere a la finalidad de la
evaluación, al para qué se evalúa: para clasificar o para ayudar mejor al alumnado. En
ocasiones no es fácil compaginar estas dos finalidades. Lo que se hace habitualmente
es clasificar; a ello conduce una larga tradición e incluso la demanda social, incluidos
evidentemente los padres, que lo que quieren, en muchas ocasiones, es saber dónde
está situado su hijo o su hija respecto al conjunto de la clase. Pero, ¿realmente dice
mucho conocer que un determinado alumno o alumna es de los mejores del grupo o
de los peores? ¿Mejor o peor en qué?
Y en otro grupo, ¿también sería de los mejores o de los peores? Se sabe que no es así.
Para ayudar al alumnado se necesita conocer su progreso —el de cada alumno y
alumna—, las dificultades que se le presentan en el camino, y cómo las va venciendo.
Evaluar a cada uno respecto a sí mismo constituye un reto que no es fácil, pero si se
pudiera acercar a él, probablemente no se tendrían tantos fracasados, ni tantos con los
que no hay nada que hacer, ni aquellos que literalmente se aburren porque no
aprenden nada nuevo.
B. ¿Qué evaluar?
Para poder evaluar los aprendizajes del alumnado es necesario saber qué aprendizajes
se van a evaluar. Puede ser interesante, en la elaboración del proyecto curricular,
debatir reflexivamente hasta qué punto se pretende evaluar el aprendizaje de
determinados contenidos, y hasta qué punto el aprendizaje de determinadas
capacidades. Probablemente se llegará a la conclusión de que, habitualmente, el
profesorado se centra en la evaluación de contenidos, ya que al programar unidades
didácticas parte básicamente de los contenidos a enseñar. Pero, en cambio, aquello

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que debería interesar en última instancia es conocer si el alumnado está adquiriendo
capacidades que se han determinado en los objetivos generales de la etapa ayuda más
adecuada. Este tipo de evaluación es fundamental si lo que ha de primar no es la
acreditación y catalogación, sino el progreso de cada uno al máximo de sus
posibilidades y potencialidades. La dificultad principal estriba en que la evaluación
formativa requiere una dedicación constante del profesorado que le ayude a saber en
todo momento qué dificultades tienen sus alumnos y alumnas, ya que sólo así podrá
ayudarlos plenamente. Esta dedicación a la evaluación formativa será mucho más
difícil en un modelo de clase tradicional, que si se utilizan estrategias metodológicas
más individualizadas y autónomas, ya que, en éstas, al no centrar tanto la dinámica del
grupo-clase en el profesor, deja a éste más tiempo y disponibilidad para observar,
anotar datos y ayudar a aquellos alumnos concretos que en un momento preciso
requieren de la ayuda.
Por otra parte, también ayudan a la evaluación formativa la autoevaluación o la
evaluación entre el alumnado, así como que éste conozca los objetivos que tiene que
conseguir y disponga de pautas que le ayuden a conocer su propio progreso.
Asimismo, la realización de actividades abiertas en contraposición a las actividades
excesivamente dirigidas donde el alumnado tiene que ajustarse estrictamente a unas
normas muy específicas dictadas por el profesor— permite que el profesorado pueda
obtener una información más rica sobre el proceso de aprendizaje que realizan las
alumnas y los alumnos.
C. ¿Cuándo evaluar?
La evaluación inicial o predictiva es aquella que ayuda a determinar la situación de
cada alumno o alumna al iniciar un proceso de enseñanza. Esta determinación es la
que permitirá adaptar mejor el diseño del proceso al alumno o alumna concreto, a sus
ideas, hábitos, actitudes, etc. Si se diseña una secuencia de contenidos y una secuencia
de actividades y tareas, a partir de los resultados de la evaluación inicial, se pueden
incluir otros contenidos necesarios o/y otras actividades específicas para algunos
alumnos o alumnas, a la vez que se podrían suprimir para otros y otras.
Si se ha asumido que se debe plantear una enseñanza respetuosa con la diversidad del
alumnado y que ayude a que éste realice un aprendizaje lo más significativo posible, la
evaluación inicial se convierte en algo imprescindible. La evaluación sumativa es
aquella que ayuda a conocer qué aprendizajes ha realizado una alumna o un alumno y
qué aprendizajes no ha realizado al finalizar un proceso de enseñanza.
Este tipo de evaluación a menudo se entiende únicamente como una evaluación de
resultados, olvidando que para poder ayudar al alumnado es necesario conocer
también el proceso que aquél ha seguido en su aprendizaje. La evaluación formativa es
una evaluación continuada no sumativa cuya finalidad es conocer qué dificultades de
aprendizaje tiene el alumnado, y su función es facilitarle la Al mismo tiempo que se
plantean los momentos, las características o los criterios de evaluación, es preciso
responder a una serie de preguntas que van a permitir la creación de una estructura o

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entramado que sirva de base los planteamientos del proceso evaluador.
D. ¿Cómo evaluar?
Probablemente, ésta es la cuestión —en lo referente a la evaluación— que más
preocupa al profesorado. Quizá sea porque no se han planteado a fondo las cuestiones
anteriores: qué evaluar y cuándo evaluar. Hay que buscar instrumentos de evaluación
que sirvan tanto para evaluar inicialmente, como para realizar la evaluación formativa
y sumativa posteriores. La evaluación no tiene valor por sí misma, sino que debe estar
al servicio de unas finalidades claras, de unos objetivos bien definidos, de una
metodología eficaz, etc. En ocasiones se oye decir que no existen pruebas objetivas
para evaluar actitudes o algunos procedimientos y esto se utiliza como una
justificación para no realizar aquellas evaluaciones, olvidando que el objetivo básico es
la formación integral de la persona y que para evaluar esa integridad no basta sólo con
los conocimientos.
tas/clave y los tres momentos para llevar a cabo la evaluación
Relación entre las preguntas claves y los tres momentos para llevar a cabo la
evaluación
Evaluación inicial Evaluación continua Evaluación final
¿Para qué? Conocer y valorar los - Conocer y valorar el - Conocer y valorar
conocimientos previos desarrollo del proceso los resultados
de los alumnos. de aprendizaje y el finales del proceso
grado en de aprendizaje.
que los alumnos van
logrando los objetivos
previstos.
- Reorientar y mejorar
la acción docente de
los profesores y el
proceso de aprendizaje
de los alumnos.
¿Qué? Determina los Valora los progresos,Valora los tipos y
esquemas de dificultades, bloqueos,
grados de
conocimiento y las etc. que jalonan el aprendizaje
ideas previas en proceso de
alcanzados en
relación con la nueva aprendizaje. relación con los
situación de objetivos y a
aprendizaje. propósito de los
contenidos
seleccionados.
¿Cuando? Se realiza al comienzo Se lleva a cabo a lo Se realiza al
de cada nueva fase de largo del proceso de término de una
aprendizaje. aprendizaje fase de

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aprendizaje.

¿Cómo? Consulta e interpreta Se realiza mediante la Observaciones,


la historia del alumno, observación registro e
registra e interpreta sistemática del proceso interpretación de
sus respuestas y de aprendizaje, a partir las respuestas y
comportamientos ante del registro de las comportamientos
preguntas y observaciones en hojas de los alumnos a
situaciones relativas al de seguimiento y de la preguntas y
nuevo material de interpretación de las situaciones que
aprendizaje. mismas. exigen la utilización
de los contenidos
aprendidos.

3. TIPOS Y FUNCIONES DE LA EVALUACIÓN

3.1. La  Evaluación según su FUNCIONALIDAD:

Se centra en dos funciones: La Sumativa y Formativa.

La función sumativa: es apropiada y aplicable a la evaluación de productos


terminados, se sitúa puntualmente al final de un proceso, cuando éste se considera
acabado, su finalidad es determinar el grado en que se han alcanzado los objetivos
previstos y valorar positiva o negativamente el proceso evaluado, permite tomar
medidas a medio y largo plazo, es la persona la que debe ajustarse al sistema, es un
error educativo que tiene mala imagen de evaluación.
La función Formativa: Es aplicable a la evaluación de procesos (valorar para mejorar),
se debe incorporar al mismo proceso de funcionamiento como un elemento integrante
del mismo o finalidad en la mejora del proceso evaluado, permite tomar medidas de
carácter inmediato (efectos permanentes). El sistema educativo se adecua a la persona
que tiende y estas desarrollan sus capacidades totales al máximo.

3.2. La Evaluación según su NORMOTIPO:

Evalúa objeto/sujeto, puede se NORMOTÉTICA o IDIOGRÁFICA.

La evaluación Normotética considera la evaluación normativa y la evaluación criterial.

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La evaluación Normativa: valora al sujeto en función del nivel del grupo en que está
integrado. Si el nivel del grupo es elevado y el del sujeto medio puede ser valoración
negativa o a la inversa. No es una valoración exacta se me hace injusta. Esta es válida
cuando se quiere ver la posición original de un sujeto dentro de un grupo. Ordenación
de estudiantes como 1º y últimos, no es recomendable ni educativa, no es apropiada.

La evaluación Criterial: Tiene criterios bien formulados, concretos y claros. Evalúa


aprendizajes tomando como punto de referencia el criterio marcado, valoración de
cada uno de los miembros. Los objetivos marcan la meta a la que se pretende llegar.
Los criterios de evaluación deben especificar detalladamente cuándo se considera que
el alumno a  alcanzar objetivo determinado. Esto tiene que ser flexibles modificables,
debe tener valoración formativa y estimuladora del alumno.

Evaluación IDIOGRAFICA: El referente evaluador son las capacidades que el alumno


posee y sus posibilidades de desarrollo en función de sus circunstancias particulares.
Va siendo evaluado durante un proceso, la evaluación es positiva individualmente
porque se centra totalmente en cada sujeto y valora su esfuerzo, la voluntad que pone
en aprender y formarse. Evalúa más sus actitudes. La evaluación criterial e ideográfica
debe aportar buenas soluciones.

3.3. La evaluación según de TEMPORIZACIÓN:

De acuerdo con los momentos en que se aplique la evaluación esta puede ser inicial,
procesual o final. Me gusto mucho esta forma de evaluar porque es justa ya que se
toma en cuenta al niño en todo momento.

Evaluación INICIAL: se aplica al comienzo de un proceso evaluador, se destaca la


situación de partida de los sujetos que posteriormente van a seguir su formación.
Puede ser cuando un alumno llega por 1ª vez a un centro, la evaluación se hace para
conocer sus datos y sus conocimientos previos para adaptarlo al máximo. Tomar sus
conocimientos como punto de partida para irlo desarrollando, adecuar bien la
enseñanza a sus condiciones de aprendizaje.

La evaluación PROCESUAL: Es la valoración continua del aprendizaje del alumno y la


enseñanza del profesor. Esta evaluación es formativa, ya que favorece la toma
continua de datos, permite la adopción de decisiones  “sobre marcha”, que
dificultades presentadas por los alumnos. El error será útil  para detectar el problema
de aprendizaje y no a que no los detecten y se empeoren. Se llevará de forma
continua.

La evaluación FINAL: Se realiza al terminar un proceso, referida el fin del ciclo. Supone

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un momento de reflexión en torno a lo alcanzado después de un plazo establecido
para llevar acabo determinadas actividades y aprendizajes. No tiene que tener función
sumativa. Se sitúa al terminar con una unidad didáctica simplemente final. Su función
es formativa para continuar adecuando la enseñanza al modo de aprendizaje del
alumno y mejorar el proceso de enseñanza en la unidad siguiente. Esta evaluación no
tiene que coincidir con un examen. Puede ser con cualquier actividad.

3.4. La evaluación según sus AGENTES:

Puede ser autoevaluación, coevaluación y heteroevaluación.

- AUTOEVALUACIÓN: Se produce cuando el sujeto, evalúa sus propias actuaciones. Es


bueno porque los alumnos evalúan el grado de satisfacción y esfuerzo que le
producen, sólo hay que darle pautas para que lo hagan con seriedad y corrección. Sirve
para que pueda auto-observarse y examina su trabajo continuo y llegar a conclusiones
rigurosas al final de proceso. Notaremos a los alumnos con autoestima baja o alta,
entre otras cosas. Deben aprender a valorar que es objetivo.

-COEVALUACIÓN: Consiste en la evaluación mutua, conjunta, de una actividad o


trabajo determinado realizado entre varios. Cada  uno valora lo que le ha parecido más
interesante de los otros: contenido, objetivos alcanzados, suficiencia de recursos,
actuaciones, se trata de opinar sobre lo realizado y contrastar con el profesor. Valorar
de forma positiva, las deficiencias y dificultades las valorará el profesor. Los alumnos
deben tener una visión positiva de evaluación este es favorable.

-HETEROEVALUACIÓN: Consiste en la evaluación que realiza una persona sobre otra:


su trabajo, actuación, rendimiento. Positivo como negativo y enjuiciarlo, es importante
tener cierto cuidado al evaluar de forma correcta y justa de esta forma ya que podría
causar daños, alguna equivocación.

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