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Soy Manuel Margarita Mainé piers See Betray pecs envy Core toot Vee ae ecg 4 1 Manel / Marga Man ig pr Lau abe sido por Lara Luni tito pr Cain Ao Chad Reno de Burts es “nap Eto Non, 2080 raps llao-i4em Teoh) Isa prt aersasers 1 Narate fel y Je Argent L Ladi Lari Linn ‘ured I Aon Caton, an Til ‘CbD asso Soy Manuel Marana Mao. 020 . Margarita Mainé torial Norma, 2020 ‘a Lnanro Alem 726, Chie de Buenos Aires, Argetion tNustraciones Revervados todos oe derechos. Probibida la produccisn ‘total o parcial de esta obra sin permiso de la editorial Juan Pablo Zaramella y Carlos Aon Marcas y sgnos diintvos que contiene la denominacisn AN / Nora] Carvajal bajo lisenia de Grupe Carrel Colombia). Primera ediin enero de 2080 mpreso ena Argeatina ~ Printed n Argentina Dicecisn editorial Laur Lather ‘ict: Laura Linea Comeceisn Roxana Condaar ‘ela de ae: Valente Bases Diagramaciin Nea Ferndodee Documantacien gece: Eetelania Jindnee Fotografie acw (Atchivo General dei Nac) Gerene de producciés Paula Gra ‘Siege produssis: Elias Fortunato ‘cc stoaiéan fit goat acsera Jorma -Aaracere alae de Bane poral pin 1 La ventana Csanao abro los ojos por la mafiana, tengo que evitar hacer ruido, Papé trabaja hasta tarde y la casa es tan pequefia que cualquier movimiento se convierte en un sonido que lo despierta. Me pero en la cama con mucho cuida- do y, apoyado en la madera que rode la ventana, miro. El paisaje es siempre el mismo. A.una cuadra de mi casa, quizés ‘un poco mas, los autos pasan volando por la autopista. A ese ruido ya estamos acos- tumbrados, por eso papé sigue durmien- do aun cuando se escucha el motor de los camiones 0 de las motos con su sonido ensordecedor. En cambio a mi me dan ga- nas de espiarlos por la ventana y pienso: “éadénde iré toda esa gente tan apurada’”. ‘A Rocio también le gusta dormir hasta tar- de.Ella es mi hermana mayor... Me lleva solo un afio pero parece mas grande. Porque ella sabe leery yo, aunque voy ala escuela, noter mino de entender ese lio de letras y sonidos. Dentro de un rato, cuando papé tome Jos mates de la mafiana y comamos el pan que quedé de ayer, Rocio y yo vamos a ir caminando a la escuela. Alli, almorzamos en un comedor casi tan ruidoso como la autopista y después, cada uno a su grado. ‘Yo me siento con Laura, que vive en el mismo barrio y ya sabe todas las letras. La maestra llena el pizarrén de palabras. Intento copiarlas y no me salen bien. Ella escribe rapido, como si la tiza fuera una moto con silenciador. Y cuando volvemos de la escuela, mamé ya volvié de la casa donde trabaja, y sila tarde esté linda y no tenemos deberes, nos deja salir con papé en el carro. e ~Si van a caminar pueden venir, pero sin quejarse —dice papé, y por unas cua- dras no nos deja subir porque quiere llevar el carro liviano. Después de dos o tres paradas, el carro empieza a llenarse y nos subimos y nos reimos de cualquier cosa con Rocio. De un perro que nos ladra, de un pozo que nos hace saltar.. El carro P. ;pA para el carro junto a esos cajones negros en los que la gente tira cosas. Son para la basura, pero en el centro de la ciu- dad la gente tira de todo. El junta los car- tones que después vende y muchas veces encuentra cosas que sirven. Ayer sacé una pelota casi nueva. Seguro que un chico jugaba dentro de la casa y rompié un vidrio. Por eso la mamé le tiré la pelota —dijo Rocio, porque Je gusta inventar la historia de lo que en- contramos. En los tiltimos meses salvamos a cinco mufiecas de distintos tamefios. Las traemos casa, las bafiamos, las peinamos, y a veces mamé nos arregla la ropa y cuando estén listas las acomodamos en una repisa. Tam- bign encontramos varios autos de juguete, yccon unas maderas que papé amontona en el fondo del patio armé mi propia autopista. Hace unos dias, papé llené el carro de li- bros y revistas. Que alguien tirara libros nos parecié raro. A Rocio se le ocurrié que seguramente era una persona tan viejita que ya no podfa ver las letras. Ella se agarré dos libros con dibujos porque ya sabe leer. ¥ yo, entre las revis- tas, encontré una que me gusté; aunque le faltaba la tapa, adentro tenia caballos. Ya en la cama, mi hermana lefa muy concentrada mientras yo miraba las pé nas de la revista. —EDe qué se trata? —me pregunté. —De un superhéroe —respondi. —éVuela? —dijo. —No, anda a caballo —le expliqué. Los dibujos ni siquiera tenian color. Igual habfa algo que me gustaba y era la cara del protagonista. Era una persona. no sé.. Tenia una cara... no sé.. que me gustaba. Si querés, te la leo ~me dijo Rocfo. —No —respondi—. La voy a leer yo solo. Pero no era cierto. Yo miraba los dibujos y trataba de entender cuéles eran los po- deres del superhéroe a caballo. Y también pensaba en cuéles eran los poderes que yo necesitaba para aprender a leer, 3 La torre Pros hace siempre el mismo recorrido con el carro, Camina répido a la ida y des- pacio a la vuelta, Lo mejor es la parada en la tore. Después de atravesar el cen- tro, donde los cajones negros estén més. llenos de cosas, paramos un rato, Papé se junta a conversar con mujeres y hombres ‘que también llegan con sus carros reple- tos de cartones. Rocio y yo jugamos en las escaleras. Subimos y bajamos y ella siempre me gana las carreras porque tie- ‘ne las piernas més largas, Esto es un bareo —me dijo ayer a la tarde, y jugamos a que éramos marineros s y ella era la capitana que me ordenaba lo que tenfa que hacer. Yo también quiero ser el capitan —le edi, pero estaba mala y no me dejaba de- cidir nada. Porque hay dias en que mi her- mana es buena conmigo y otros que no me quiere ni ver. En la entrada de la torre, sobre la calle, hay una bandera enorme que los dias de viento parece que va a salir volando. —Vamos que se hace tarde —dijo papé, y se terminé el juego. Subimos al carro y, como me pasa muchas veces, me quedé dormido sobre los cartones. Después de comer volvi a hojear mi re- viste, solo por imitar a Rocio, que lefa en Ta cama de al lado. —éQué hace el superhéroe? —me pre- gunté cerrando el libro. —Va-a-ca-ba-llo-y-to-dos-lo-si-guen —le dije despacio, simulando leer. Creo que se dio cuenta de que yo estaba inventando y no dijo nada. Era una de sus noches buenas. 4 La escuela Me coststa concentrarme en la tarea después de almorzar, La maestra era muy amable pero los chicos eran ruidosos y yo no podia hacer otra cosa que mirarlos. —Estés muy distraido—me dijo ella cuan- do miré mi cuademo y descubrié que no habia copiado bien las letras del pizarrén. Intentaba hacerlo, pero al rato me daba cuenta de que me habia equivocado y ya no me importaban la prolijidad ni el cuademo. Ya estamos en junio, y todavia no lee ni una palabra —le habia dicho mamé a pap en voz baja antes de dormirse. Como ” la casa es tan pequefia y las paredes son de madera, la escuché. ¥ también la escu- ‘ché Rocio, que me tiré con la almohade para empezar la batalla y hacerme refr. —Basta de lfos —dijo mama. Rocfo y yo volvimos ala lectura. Yo trataba de mirar las letras de la revis- ta, pero los ojos se me escapaban hacia los dibujos. El superhéroe llevaba una bande- ray en la otra pagina estaba parado en la puerta de una casa que parecia una escue- la porque estaba rodeado de nifios. éCudndo iban a decirme algo las letras? éQué habia que hacer para aprender a leer? éPor qué muchos de mis compafie- ros ya sabfan y yo no? gEra magia? Solo tenfa que esperar y una majiana me iba a despertar leyendo? Volvi preocupado de la escuela hasta que llegé la hora de salir en el carro. —iVamos de paseo! iVamos de paseo! —cantamos con Rocio. —Es trabajo, no paseo —nos respondié papa como siempre y se le escapé una sonrisa. See 5 El précer tH, vamos a hablar de nuestro pré- cer —dijo la maestra y yo escuché “postre”. —éDe qué postre? —pregunté y algunos chicos se rieron. —'Précer”... no “postre” —dijo ella y ano- 16 la palabra en el cartel de las palabras nuevas. Alli dejaba registradas todas las palabras que ella usaba y nosotros no co- nociamos. PRO-CER La copié con cuidado porque de solo mi- rarla me parecfa complicada. La P con la O ya sabia que sonaba PO, pero con la Ren el medio no tenia idea. 19 —éSaben quién es nuestro précer? —dijo ella y se dio cuenta de que si no sabfamos Jo que era un précer menos ibamos a sa~ ber su nombre. Entonces le pidié a Laura, que ya sabe leer bien, que buscara en el diccionario la palabra y después completé: eae Ullustre? Me aclaré poco esta explica- cién. La maestra insiste en usar el diccio- nario, pero a mf me parece que a veces no da respuestas sino mas preguntas. —Nuestro précer es Manuel Belgrano —dijo escribiendo ese nombre y apellido enel pizarrén. Laura me tocé con el codo. Yo no dejé de copiar. El corazén me latié un poco mas fuerte. Después la maestra dijo que todos lo re- cordaban porque erael creadorde la bande- ra, pero que Manuel (a maestra lo llamaba as{, igual que como me llama a mi) habia hecho muchas otras cosas y que fbamos a aprender detalles sobre su vida. Desde ese dia me gusté més ir a la es- cual, Cada tarde, la maestra nos contaba una historia de Manuel. Me gustaba tener el mismo nombre que él y empecé a en- tender lo que era un précer. w 6 Tiempos remotos Bt uanco la rissa pag unin de Belgrano en el pizarrén casi me caigo de la silla, Resulta que Manuel Belgrano era muy parecido al superhéroe que andaba a iballo en mi revieta, ese que tenfa cara de ‘bueno y me gustaba tanto. En la imagen del pizarrén solo se lo veia a él con una ban- dera detrés, Estaba muy serio y con el pelo corto y oscuro, peinado sobre la frente. —éAndeba a caballo? —le pregunté a la maestra y ella sonri6. —Claro —dijo—, en esos tiempos no ha- bia autos y las personas andaban a caballo en carros, porque no existian los autos. 3 Pensé que ahora si existian y nosotros seguiamos yendo en carro, pera no me animé a decirlo, —2Y en moto? —pregunté un compatiero. —No, ni autos ni motos ni camiones... —explicé la maestra. —éEntonces no habia autopistas? —pre- gunté tratando de imaginar eémo seria el paisaje desde mi ventana sin ese pavi- mento leno de vehiculos que llenaban el aire de ruido y humo. —No—repitié la maestra—. Mejor, antes de hablar de la vida de Manuel, vamos a recor- dar cémo eran aquellos tiempos remotos. iQué ganas de usar palabras dificiles! 2Re- motos? éQué queria decir “remotos”? éTen- dria algo que ver con el control remoto? Por suerte esta vez la maestra no pensé en el diccionario y nos pasé una pelicula que mostraba cémo era el mundo cuando Belgrano vivie. Se llamaba “documental” y contaba algunas cosas: “La ciudad era de casas bajas, las pare des blancas, los techos de tejas. Las venta: nas tenian rejas de hierro. Las mujeres de la clase alta usaban vestidos largos, pei netones y abanicos.. —éEran todas altas? —interrumpié Fer- nando, que es preguntén. La maestra explicé entonces que no (0 das las personas vivian de la misma ma nera. Parece que los espaiioles y los que tenian dinero eran la “clase alta” y tenian muchos privilegios y un montén de gente a su servicio. “Las calles eran de tierra y cuando llovia mucho resultaba dificil andar por el barro. Para lavar la ropa, ban al rio. Los comercian tes tenian sus locales frente a la plaza o ven dian sus productos en las pulperias. Habia vendedores ambulantes”, Lo de los vendedores ambulantes ya lo sabia porque en la tiltima fiesta de la es- cuela tuve que disfrazarme de vendedor develas. ¥ no comprabain velas para cuan- do se cortaba la luz como hacia mamé, sino porque no habfa electricidad. ¥ si no habja electricidad no habia televisién ni teléfono ni computadoras, nada. —Qué aburrido vivir asf —dijo Laura. Yo me acordé de que cuando se corta la luz en casa, con Rocio jugamos a las som- bras y nos reimos un montén. —E] mundo era distinto —dijo la maes- tra—, pero les aseguro que nadie se abu- tria en la época colonial. ' ¢ * Cruzar el mar —éEn ‘qué quedamos ayer? —pregunté la maestra. Le gustaba saber si nos acor- dabamos de algo. sn que en la époea colonial no habia nada —dijo Fernando. =No digan que no habia nada £! mundo era de otra manera, y por eso Manuel tuvo que viajar a Europa para estudiar en la uni- versidad porque querfa ser abogado, —éFue en avién? —pregunté otro compar fiero. Con solo mirar a la maestra nos di- ‘mos cuenta de que tampoco habia aviones. =Viajé en bareo, un barco que tardé dos meses en llegar. —éEstudié mucho? ~pregunté Laura, —iMuchisimo!, porque En el aula seescuché un murmullo de ad- miracion. La maestra continué contando: —20 en la Argentina? —pregunté Fer- nando confundido. —No era la Argentina todavia... En ese momento se llamaba Virreinato del Rio de la Plata ~y explicd algo del vi-rey que no entendi, Después nos siguié contan- do~ escuela de dibujo, otra de matemética, una de néutica —&De dibujo? —pregunto Laura. —Es que decia que el dibujo era impor. tante para cualquier oficio: el carpintero, el Zapatero, el sastre o el herreto harian mejor su trabajo si pudieran aprender en una es cuela de dibujo para hacer sus disefos La maestra dijo que hiciéramos un di- bujo de todo lo que habiamos hablado y esa tarde fue un alivio porque no copia- mos nada del pizarrén, Asi es més linda la escuela, Ra 8 éPréceres o superhéroes? —I\ Jué hermoso dibujo hiciste! —me dijo mamé mirando el cuaderno esa noche. Y si, me habia esforzado un montén. Pinté sin apretar el ldpiz para que el color del caballo quedara suave. Queria con- tarle que Belgrano pensaba que dibujar era importante, pero tuve miedo de que Rocio se riera porque ese dia estaba mala conmigo. Porla noche, quiso quele prestara mire- vista. Yo te la leo —le dije. —Dale —me respondié, pero se tapé la cara para que no le viera la sonrisa. —No-e-xis-ti-an-las-au-to-pis-tas-y-por- e-so-zan-da-ban-a-ca-ba-llo—Ie dije muy con- centrado simulando leer. Ah... dijo ella—, es un superhéroe de Ja época colonial. —No es un superhéroe. Es un précer —expliqué con cuidado para que no se me escapara la palabra “poste”, que todavia se me confundia en la memoria. Roefo siguié leyendo su libro y no dijo nada. Quiz no sabia qué era un précer. Yo miré una por una las palabras de la revista y aunque estaban en imprenta mi- niiscula, que era una letra dificil para mi, pude leer dos palabras: Manuel Belgrano iCémo me latia el corazén! Las letras por primera vez me habfan dicho algo. 9 Muchos hermanos Oe accatinaastecnaten ixoaliazeee ifa y el papa, Domingo. Tuvieron dieciséis hijos —leyé la maestra y después dijo que nos imaginéramos cémo habria sido la in- fancia de Manuel con tantos hermanos. —Debe haber jugado mucho —opiné Elena, que tenia cinco hermanos y ya nos parecian un montén. ~¥ también debe haberayudado enlas co- sas de la casa porque una mamé con quince hijos tiene mucho trabajo —agregé Laura. —No —dijo la maestra~. éSe acuerdan de loque les conté ayer? iin esos tiempos las fa tmilias como la de Manuel tenfan en su casa a gente a su servicio, personas de otra clase social que hacfan los quehaceres de la casa. Los nifios como Manuel solo tenian que es- tudiar. €¥ las nifies? —agregé-. Las nifias aprendian ahacer manualidades. No podian iralaescuela. —ilnjus-ti-cia! ~gritaron las nenas. Y la maestra les dio la razén: —A Manuel también le parecia una in- Justicia y pensaba que a las nifias habia que ensefiarles a leer y a escribir, y cons- truir escuelas para ellas. —éSolo para nifias? dijo Laura. —Si. En esos tiempos las escuelas no eran mixtas. —éMixtas? —pregunts Femando— Como lnensalada mixta? Lamaestra le explicé lo que queria decir, pero yo estaba interesado en otro tema: —&Y eémo aprendié a leer Manuel? —me animé a preguntar. —Le ensefié su mamé...o alguno de sus tantos hermanos... ¥ también iba al Con: vento de Santo Domingo, donde los curas Py fiaban las primeras letras, Cuando fue poco més grande entré al Colegio de Carlos, que atin existe, Ahora se llama io Nacional de Buenos Aires. tarde no salimos con papi en el ca- ios quedamos en le canchita porque legian a ella primero cuando ar al equipo. Mientras comiamos Jas nenas jugaban mejor que los al fitbol y mamé opiné que no én de ser nena o varén sino de tapé lacara con tn almohadén porque @ no me gusta que nadie me mire cuando estoy enojado. —Manu —me dijo Rocio, arrepentida de haberme peleado—. éTe ensejio las letras? —Las letras las sé, pero con eso no alcan- za para saber leer. Entonces ella se pasé a mi cama y en un cuadernito que papa habia encontra- do en los cajones negros me puso la My me ensefié cémo sonaba con cada vocal. Estuvimos un rato largo con cada letra. Ahi descubri que si alguien escribia por mi yo lo entendia mejor. Mi problema era copiar, eso si que no me salia, ~Mafiana seguimos —dijo Rocio porque tenfa suefio. Me quedé repitiendo las silabas para acordarmelas. DA DA DE DE DI DI DO DO “Do” de “dormido”. Yo también estaba cansado. A la mafiana siguiente Rocio le dijoa ‘ mamé que yo casi sabia leer. éLa habfa en- i gafiado 0 solo era uno de sus dias buenos conmigo? \ h La pluma RE. larga la historia de Manuel Bel- _ grano! Pero dia a dia la maestra nos la iba contando: =A los 15 afios el papé lo mandé a Espaiia, vivir con una de eus hermanas que ya es- tabe casada, para que pudiera estudiar la garrera de Abogacia en una universidad ‘ ies: Salamanea. Pero él no se contents estudiar lo que le pedian. Manuel era lun 4vido lector y se interes6 por muchos futores que lo llevaron a descubrir pensa- ‘Mentos nuevos: valores como la igualdad, Talibertady la fraternidad. La maestra dijo que después ibamos a buscar las palabras dificiles en el diccio- nario, pero por suerte se olvid6, Le gusta- ba mucho contar la historia de Belgrano. —Nueve afios después, cuando ya estaba recibido de abogado, le ofrecieron volvera su tierra como secretario del Consulado de Co- mercio en Buenos Aires, pensando que iba a defender los privilegios de los espatioles. —éNueve afios lejos de su casa? —pre- gunté Laura. —Si—dijo la maestra—. ¥ aquellas ideas sobre las que tanto habia lefdo le marca- ron nuevos caminos. Aunque su trabajo como secretario era escribir cartas y actas para archivar, Belgrano no podia dejar de advertir las injusticias que vivian todos los dias los que habfan nacido en estas tierras. ¥ como le gusta- ba mucho eseribir, empez6 a registrar to- das las ideas que tenia sobre temas muy diversos. Fue uno de nuestros primeros periodistas: sus opiniones aparecian en dos periddicos de la época. Escribfa con « uma y tintero porque en esos tiempos habia lapiceras ni biromes. La maestra mostré una hoja con un escri- to de Manuel. Era incretble. iQué prolijo! Este Belgrano no dejaba de sorprender- me, £Cémo que le gustaba escribir? Con Jo que costaba dibujar la letra cursiva... Y¥ después la maestra también nos sor- prendié. Nos dio plumas y tinta y tuvimos que escribir nuestro nombre como se ha- cia en esos tiempos. Fue redificil pero yo lo intenté un montén de veces y al final me qued6 bastante bien. rramul Aomdny 12 Pa-la-bras Belouc bien te salié la cursiva —me dijo Rocfo, porque creo que era la primera vyez que se podia leer algo en mi cuaderno. Manuel esté mejorando mucho en la es- cuela—le dijo mamé ala vecina, yme dio un poco de orgullo y otro de vergiienza. Después salimos con papé pero para- mos en una plaza sin escaleras ni torre que estaba det —&Por qué no paramos en la torre? —le preguntamos desilusionados. [Era la par- tedel paseo que més nos gustabal —Es que... papa se puso colorado como le pasaba cuando se enojaba por algo-, de la estacién. s parece que no tenemos derecho a pararnos donde queremos. Nos pidieron los agentes de trénsito que con los carritos paréramos eneste lugar. Desde esa tarde, ya no nos entusiasma- ba tanto el paseo en el carro y nos quedé- bamos en casa. Por la noche, Rocio se pasaba ami cama y me ensefiaba cémo sonaban las letras cuando iban juntas, Hasta que una ver lle- g6 a explicarme cémo se lefan dos conso- nantes juntas con una vocal, eso que me resultaba tan dificil, y me daba un ejem- plo con una palabra: PRA PRADO PRE PREMIO PRI PRIMERO ¥ cuando ella dijo “P-R-O” yo grité “PROCER’, porque me acordé de Manuel. Después se fue a su cama y, mirando la re- vista, descubri unas letras que decfan “CA- BALLO” y “BATALLA”. No dije nada. Me dorm{ contento perisando en que yo tam- bién podia lograr cosas como Belgrano. “ 13 Batallas — la meestra seguia contan- donos la historia de Manuel: =A Manuel le gustaba més discutir ideas que pelear can las armas, no sabia Usarlas ni tampoco sabia nada de estrate- ils militares; pero como los realistas, es decir, los que apoyaban al rey de Espaiia, querian seguir gobemandonos, entendid que no habia més remedio que formar nn @jéreito para derrotarlos, Qué se imagi- nan que hizo entonces? —pregunté. —Estudié —dije yo, porque a Belgrano le gustaba tanto estudiar. —Si, muy bie, Manuel —dijo ella, y al- gunos compafros se dieron vuelta para mirarme porge a mi todos me decian “Manu”—. Se pso a estudiar sobre ese tema. Tomé clies para usar el fusil, leyé todo lo que pus sobre maniobras milita res y aprendiédmo mejorar los ejércitos para pelear posu patria. Porque Manuel cada cosa que tefa queria hacerla bien. Después unaiena pregunté qué queria decir “patria” selgunos chicos se rieron. Pero cuando lanaestra insisti6 en que al- quien lo explicra, nadie sabia responder. Entonces mané a Laura otra vez a bus- car la palabra eel diccionario. PATRIA: pafo lugar en el que se ha na- cido o al que sertenece. —8Y quierenaber cémo fue la primera vez que tuvo ae pelear para defender a nuestra patria —dijo, y sin esperar res- puesta siguis on la historia—: En 1806, un buque ingle llegé a Buenos Aires con intencién de iradir la ciudad. —Pero... no sandaban los espafioles? e Si —dijo la maestra—. Gobernaban los lespatioles pero los ingleses querian apro- Spiarse de estas tierras también. Belgrano los enfrents con un pequefio grupo de hombres que no estaba bien preparado y Stuvo que retirarse al primercafionazo. Fue EBtiprimera derrota como soldado. *Pobre Manuel”, pensé. —Z2Y se acuerdan de lo que pasé el a5 de mayo? —dijo la maestra—. Alli también es- taba Manuel Belgrano formando parte de la Primera Junta, el primer gobierno pa- trio, Luego fue uno de los elegidos para liderar las tropas que llevaron las ideas de la Revolucién al Paraguay. Y més ade- lante, el gobierno lo mandé como jefe de! ejército que luchaba en e! norte contra los que seguian apoyando al rey de Espaiia, y peleé en muchas batallas.. ~Y seguro que las gané todas —dijo Fer- nando. No —aclaré la maestra—, gané unas y perdié otras y se desanimé, pero... saben qué? Siguié adelante con el mismo es- fuerzo y la misma conviceién. Después la maestra siguié hablando y hablando de batallas... y dijo nombres ra- ros come Vilcapugio y Ayohuma, A mi no me interesaban las batallas, A mi me gustaba e] Manuel que lefa, eseri- bia y pensaba en tantas cosas. so 14 Derechos CC candoteguéacassme sent apracticar Ja cursiva en el cuademito en el que Rocio me habia dibujado todas las letras mientras mami cosfa los bolsillos de mi delantal. =8Te dijo la macetra que practiques? —me pregunté. =No. Yo lo pensé porque lo que hago quiero hacerlo bien —dije, y mamé me re- galé una sonrisa tan linda que pensé que iba a practicar cursive todos los dias. ~ Alrato vinieron a buscarme para un par- tido. Cerré el cuadernito y fui corriendo. Rocfo tenfa muchos deberes asi que, con suerte, me tocarfa a mf hacer los goles. s Después de cenar, me concentré en las letras de mi revista, En una parte vi a Belgrano con otro hombre y pude leer yo solo: San-Mar-tin. —éQuién es el santo Martin? —le pre- gunté a Rocio yella se rio. —No es santo. Ya lo vas a aprender en la escuela, No dijo nada més y pensé que ella no se acordaba y-no podia inventar como cuan- do encontrébamos algo en los cajones, Por lo que se veia en la revista, San Martin y Manvel eran de! mismo bando. Al dia siguiente me animé a preguntar- lea la maestra por San Martin. —Muy bien, Manuel —dijo y otra vez pronuncié mi nombre igual que cuando lo nombraba a él. Después conté que cuando Belgrano ya estaba muy cansado y enfermo, le tuvo que dar su ejército al general José de San Martin. Dijo que era el préximo précer so- bre el que fbamos a investigar. s Manuel, en su camino de batallas, fue Poniendo en préctica algunas de sus ideas. Funds pueblos, ered escuelas y-dis- uso que aun los més pobres tuvieran jane parcela para poder sembrar. Insistié con la importancia de la escuela publica, gratuita y obligatoria. Incluso doné un premio que le otorgaron por su valentia, [pare construir cuatro escuelas. Establecié que los criollos y los naturales tuvieran Jos mismos derechos. Yo ya sabfa qué son los derechos. No son andar sin doblar. Los derechos son algunas cosas que todas las personas me- Tecemos tener, no importa dénde nacimos ‘ni cémo vivimos: como el derecho a co- mer, a ira la escuela, a cuidar la salud, de 0 se hablaba mucho en mi barrio. Esa tarde, papé dijo que nos extrafiaba y s invité a ir en el carro. ¥ cuando pasa- ‘mos por el centro le dije: —Papé, épor qué no vamos ala torre? Sito- "dos tenemos los mismos derechos —dudé si ‘una cosa tenia que ver con la otra pero me 3 parecié que si. Papa detuvo el carro y me miré sorprendido. —Ay, Manu, iedmo hablés desde que sa- bés leer! ~dijo Rocfo riendo, y no supe si lo decia porque estaba buena o solo me estaba cargando porque estaba mala. —8Ya sabe leer? —pregunté papé. —Algunas palabras —respondi, y era la verdad. Y papé no dijo nada. No desvié el carro y paramos en la torre. Se senté a descan- sar y pudimos jugar con Rocio como an- tes. Ella me dejé ser un ratito el capitan del barco, pero no me hizo caso cuando le diuna orden. Por suerte, nadie vino a decirnos que no podiamos estar ahi. A la vuelta, papé iba sil- bando una cancién que me pone contento. 15 iLa bandera! a@ sabemos que a Manuel le interesa- smuchas cosas. Y también lo preocupa- ‘eémo se identificaban sus soldados. Los ejércitos tenian bandera... Pero el suyo, Por eso propuso que los soldados usa- escarapelas que log diferenciaran de los iigos. Desde Buenos Aires lo autoriza- pero eso nolle aleanzé Entonces, ordend a bandera que acababa de creer. ¥ todos ‘vencer @ nuestros enemigos al grito “VIVA LA PATRIA”. “Igual que nosotzos en la fiesta del 25 de mayol”, pensé. —éFue en el rio Parand? ~pregunté Lau: ra~, En este rio que queda cerca de mi casa? Nosotros vamos @ pescar algunos domingos. Si, ese es el rio —respondié la maes- tra-, por eso para mafiana les tengo pre- parada una sorpresa. ‘Aunque los chicos insistieron mucho para que la contara, la maestra dijo que tenia que consultarlo con la directora y que cruzéra- mos los dedos para que nos saliera bien. ‘Amfme encantaban las sorpresas. Qué iba a proponerla maestra? Esa tarde, la tarea fue hacer una bandera argentina en el cuademo. Mama me ayu- dé a pegar papeles pequefiitos y me quedé preciosa. —Estés més prolijo, Manu —me dijo cuando terminamos, y me puse contento. —Mamé —2Sf? —pregunté ella. 8 —éMe podés llamar “Manuel”? Ese es mi nombre, éno es cierto? Sf, claro, Manuel —dijo ella. ¥ aunque Rocio se burlé, mamé le dijo que yo tenia derecho a decidir cémo queria que me lamaran. iQué bueno era esto de tener derechos! 16 iQué sorpresa! A aia siguiente esperébamos la sorpre- sa dela maestra. ~Para terminar de investigar sobre a vida de Belgrano vamos a salir de excursién aun " lugar muy especial dijo, contenta. Los chicos festejaron, porque les encan- taba salir de excursién. A mi no me pasa Jo mismo porque si hay que pager el mi- cro papé y mamé se hacen problema. —éEn micro? —pregunté Laura porque a ella le pasa lo mismo. —No —dijo la maestra—, vamos a ir ca- ‘nando. éSaben adénde? Al Monumento ala Bandera, Algunos chicos se desilusionaron. —Uhhh, ya lo conocemos —dijeron, y la maestra explicé que fbamos a hacer una vi- | sita guiada y que una sefiora nos iba a ex- plicar muchos detalles que no sabfamos. ! “éMonumento? éCuél monumento®, pen- séy me quedé callado porque no queria ser el \inico que no sabia de qué estaban hablando. ¥ llegé el dia. iCémo nos gustaba salir dela escuela! Llevabamos gorra para el sol, y una mo- chila con agua y algo para comer porque no solo fbamos a ver el monumento, sino que bajarfamos al rio, donde Manuel le habia presentado por primera vez la ban- dera celeste y blanca a su ejército. Caminé junto a Laura conversando de una y otra cosa, Pasamos por una de las, esquinas donde estén los cajones negros y le conté que ahf habfamos encontrado un montén de libros. La dejé impresionada Después doblamos en la misma cuadra ena que lo hace papé con el carro y cuan- do la maestra dijo “llegamos” yo no podia creerlo: iestébamos en la torrel, ique no se Iamaba “torre”! iSe lamaba “Monumento ala Bandera’! 17 Y otra sorpresa Loamaeszaataba de hacemos callar para quela sefora gufa nos explicara los detalles: —El menumento tiene una altura de se- tenta metros y desde su mirador se puede observarel rio Parané, donde Belgrano y gu ejército enarbolaron la bandera por pri mera vez. Al monumento tardaron eator- ée afios en construitlo y tiene tres partes: Ia torre, el patio eivice y el propileo. No estébamos equivocados con Rocio entonces.. ise lamaba “torre” también! Lo del propileo supuse que la maestra nos he- ria buscarlo en el diccionario porque nos miramos sin saber de qué estaba hablando. % SEES eee SHEE tH EE En medio del recorrido, nos detuvimos frente a una estatua de Manuel Belgrano. No estaba peleando ni arriba de un ca- ballo, como en la revista. Estaba sentado con un libro en la mano, pensando mucho. Asilo habia imaginado cuando la maestra nos contaba que estudiaba y escribia so- bre tantos temas para mejorar nuestra pa- tria. Yo sabia bien que no lo habia logrado todo y que muchas de las injusticias que le molestaban seguian sucediendo, pero me gustaba que lo hubiera intentado una y otra vez sin darse por vencido, Después la maestra nos dejé jugar un rato y los chicos corrian por las escaleras como lo haefamos con mi hermana. Yo me quedé mirando las letras que ha- bia en un costado del monumento... Pare- efa que me decian... me decian algo.. —Pro-cu-ra-ré-ha-cer-me-dig-no-de-lla- mar-me-hi-jo-de-le-pa-tria “lef en voz alta sin darme cuenta de que atrés estaba la maestra. iLo lefste, Manuel! —me dijo contenta y se agaché para abrazarme. Me lo dijeron las letras...—le dije, pero pensé: “Me lo dijo Manuel Belgrano”. 6 Después eruzamos hasta la costa del rio Parand. Comimos, tomamos, nos refmos y tiramos piedritas al agua. —&Belgrano tiraba piedras al agua? —le pregunté Laura a la maestra. ~Y... quiz4 sf dijo ella-. Manuel tam- bién fue nifio como ustedes. Me imaginé que estaba entre nosotros, jugando y riendo. La maestra tonté entonces que » Manuel también le gustaba mucho la danza y que hasta habia creado un paso de baile. ZY silo bailamos en la fiesta de la ban- dera?—pregunt6 entusiasmada y algunos festejaron la idea. “Ufa —pensé-, ahora que sé leer voy a te- ner que aprender a bailar... /Es que siempre hay algo nuevo para aprender?” Epilogo Cando ma denparo tampa 7020 miro la autopista por la ventana. No me importa adénde van todos tan apurados. Me quedo acostado y solo me muevo para buscar uno de los libros que saqué de la biblioteca de la escuela. ¥ me pongo leer. Porque ahora que por fin aprendi, las le- tras empezaron a decirme un montén de cosas. . Margarita Maing Nacié en Ingeniero Maschwitz, provincia de Buenos Aires. Trabajé como docente y en el aula nacieron sus primeras historias. Es autora de més de cien obras literariss para nifios y varias novelas para jévenes. En Norma ha publicado Betina y yo, Cuentos para salir al recreo, La familia Lépez, Un incendio desastroso, Las cortinas rojas, Malku y los cabritos: y en la serie Lucia y Nicolés: ‘Michupete, mi almohada, Quiero pis y Yano somos bebés, En 1997 fue finalista del concurso Norma Fundalectura con su novela Ldstima que estaba muerto, que forma parte de la coleceién Zona Libre, en la que también ha publicado El (h)ijo la libertad y El secreto de la ctipula. Juan Pablo Zaramella Nacis en Buenos Aires. Es ilustrador y director de animacién. Sus ilustraciones fueron publicadas en importantes medias grificos. Ha ganado premios internacionales. Su corto “Luminaris” fue preseleccionado para el Oscar al Mejor Corto Animado, Es creador de la serie “El hombre més chiquito de! mundo”. Carlos Aon ‘Nacié en Buenos Aires, en 1978. De chico queria ser inventor, pero el gusto por dibujer lo llevé a serilustrador de historietas. * Junto a otros artistas funds el colective “La Productora”, en el que edité sus primeras ‘obras. Desde 2001 trabaja como historietista e ilustrador de libros infarstiles y publica en la Argentina, Estados Unidos, China, Francia y Espajia. indice 1. Laventana...... 2.Elearro..... 3. Latorre.. 4. Laescuela. 5.El précer-cee--s 6. Tiempos remotos.... 7.Cruzar el mar . é éPréceres 0 aapechheved?. g. Muchos hermanos. Be REBSRES 10, Fiitbol.......--- an. Lapluma...........- 12. Pa-la-bras . 13. Batallas... 14, Derechos... 15. iLa bandera! 16. iQué sorpresa! .. 17. otra sorpresa Epflogo .......... ggeuesans Apartirdelos7afios TORRE Gm 8 HISTORIA Tom Etelttde Veneer ee Crd Mientras oe a leer, un nifio descubre al héroe que nos legd mucho mds que la bandera. peel etic ect Prmmtrrter sett sean que alguien descarté encuentra una revista. Dentro Perr eee etd eri tee ese ead superhéroe..? Muy pronto, de la mano de su maestra, Manuel conocer no solo las letras y el significado eee ete od Peete tr end con tanto carifio y lo llamamos “précer”. JRorma srscrintansiyjuveniteonyar

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