Está en la página 1de 1
JOSEPH JACOBS, (ed.) Mas cuentos de hadas célticos, olaieto, Palma de Mallorca, 1988. 121 ppags,, 1.500 ptas KATHARINE BRIGGS Hadas, duendes y otras criaturas sobrenaturales, Olareta, Palma de Mallorca, 1988. 148 pags, 2.000 ptas. in lugar a dudas la civilizacion celta se erige por derecho pro- pio como una de las fuentes en ccuyas cristalinas aguas se ha abastecido con mayor prodigalidad toda la cultura anglosajona posterior y, especialmente interesante, como iuno de los pilares fundacionales de su idiosincracia liveraria. La herencia cél- tica contribuy no poco a que los elementos fantdsticos y maravillosos ‘enraizaran y propicié un terreno abo- nado que nunca se ha visto defrauda- do por el transcurso de los siglos y las ‘modas, a pesar de que aquellos y éstas hayan actuado reiteradamente sobre su cuerpo con intenciones poco ortodoxas —caso, por ejemplo, de ciertos historiadores miopes 0 del nacionalismo irlandés decimonéni- En este heterogéneo marco nace lo ‘que los ingleses denominan fairyland, término casi intraducible que alude a tun universo en continua expansion poblado no sélo por hadas (fairies en sentido estricto) sino también por una ‘ngente sociedad jerarquicamente dis- tribuida y compuiesta por los més va riopintos duendes, gigantes, adivinos, animales, espacios u objetos migicos {que la imaginacién de nuestros ante- ppasados pudiera esbozar en sus mo- mentos de lucidez, arrebato y sabidu- ria popular. Es por esta razin que en la deliciosa coleccién de relatos titula- dda Més cuentos de hadas que nos aca~ 68 OUIMERA ba de proponer Olafieta no vamos a toparnos exclusivamente con esas doncellas extraordinarias que habita- ban bosques y rios, sino que nos zam- bbullimos en un mundo en el que ape nas existen fronteras, en el que un pastor puede casarse con una ninfa {que aporta al matrimonio su peculiar dote o en el que un labriego atrapa a tun duende burlén y pretende que éste Te desvele el secreto lugar en donde se encuentra enterrado su tesoro; un ‘mundo, en fin, neblinosamente inge- rnuo en el que lo dificil no es tanto ‘eer que existen estas criaturas como en dudar de su existencia, atrapados y seducidos como estamos ante el prag- mitico candor que sus aventuras des- tilan, Y es que el placer de narrar 0, sobre todo, de leer, escuchar y, {por qué 1no?, de escribir ha sido un patrimonio que jamas se ha podido traicionar del todo, y los ancianos bardos celtas, como Homero, como Schehereza- de, como tantos otros— se alimenta~ ron en parte de la tradicién folclérica antéctona y en parte de un sustrato cultural que no nos resulta del todo ajeno, como revelan los viajes al mas alla, ios furiosos polifemos 0 aque! Héreules transmutado ahora en joven principe que, de nuevo, deberd lim- piar un establo que ha gozado duran- te siete afios sin la visita de detergente alguno, si desea conseguir a la hermo- ‘a hija de un gigante un poco escrupu- oso. Fairyland se nos presenta de esta forma como un espectacular y en- marafiado trayecto constituido por infinitos senderos bifurcados que, re- petidamente, pueden converger para ‘mostrarnos ese esplendor que Joseph Jacobs ha conseguido resguardar me- dante la simplificacién de las anéedo- tas y el lenguaje, muy dtil para propi- ciar la lectura a nifios y a adultos tacafios, Desde esta perspectiva, la ‘obra de Katharine Briggs Hadas, ‘duendes y otras criaturas sobrenatura- les aparece como una buena guia, como un atractivo instrumento que debe agradecerse y saborearse. Pero si bien es cierto que el plantea- ‘miento de este muy curioso dicciona- rio parte de la idea manifestada en su subtitulo (Quién es quign en el mundo ‘mgico), no es menos verdad que per= mite una segunda Iectura, indepen diente de la primaria, en tanto que repertorio de leyendas y anéedotas: la

También podría gustarte